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Capítulo 5. Agricultura de conservación


Mejoramiento de las condiciones del suelo

Los problemas causados por la erosión del suelo que tienen evidentes efectos negativos sobre los rendimientos de los cultivos, especialmente en las áreas de secano, han llevado a enfatizar las medidas necesarias para detener la erosión y la escorrentía. Esto se ha intentado hacer colocando barreras físicas perpendiculares a las pendientes para capturar o desviar el agua y el suelo que caen por las laderas. Sin embargo, este enfoque no ha sido muy exitoso para solucionar los problemas de la erosión ni tampoco para aumentar los rendimientos, causando así el desencanto de los agricultores: han gastado dinero con escasos resultados y el daño a la tierra no ha sido detenido.

Sin embargo, si el énfasis se hubiera dirigido al suelo como hábitat de las raíces y las pérdidas de suelo y la escorrentía hubieran sido reconocidas como las causantes del daño a su porosidad, hubiera emergido una percepción diferente del problema. Esta se basa en un razonamiento más positivo que considera las condiciones del suelo que permiten el funcionamiento óptimo de las raíces de las plantas para posteriormente introducir los mejoramientos necesarios, corregir cualquier situación anómala en el hábitat de las raíces y crear las condiciones favorables para las mismas. Los usos de la tierra idealmente deberían coincidir con las variaciones de su adecuación con respecto al peligro de la erosión; por ejemplo, las formas más protectivas de uso de la tierra deberían ser empleadas en los lugares con mayor peligro de erosión. Sin embargo, especialmente para los agricultores de escasos recursos y con pequeñas fincas, los bajos rendimientos de subsistencia pueden obligarlos a que siembren toda su tierra sin considerar los peligros de la erosión. En ambos casos, el mejoramiento de las condiciones del suelo para satisfacer las necesidades de las raíces de las plantas, por lo general reducirá los problemas de pérdida de suelo y de escorrentía.

Los objetivos básicos para mejorar y mantener el suelo en excelente condición para y con las raíces incluyen:

Labranza cero basada en residuos en Brasil y Paraguay

Durante los últimos 30 años, en áreas cada vez mayores de América Latina ha habido una revolución en las prácticas agrícolas. La adopción de métodos de labranza cero para la producción de cultivos por parte de un gran número de agricultores proporciona una validación convincente del valor de esta forma eficiente de agricultura de conservación en lo que se relaciona con los aspectos agronómicos, ambientales, económicos y sociales. Esto se ha logrado en fincas cuyo tamaño oscila desde menos de 20 hectáreas hasta varios miles de hectáreas y en una vasta gama de zonas ecológicas.

La Agricultura de Conservación, tal como ha sido definida en el Primer Congreso Mundial de Agricultura de Conservación (1 al 5 de octubre de 2001, Madrid, España)[6] promueve la infiltración del agua de lluvia en el lugar en que esta cae y su retención en el suelo, así como su uso más eficiente y de los nutrientes del suelo que conducen a una producción más sostenible. También contribuye positivamente a la conservación del ambiente. En muchos ambientes, la agricultura de conservación puede ser considerada el sistema básico de manejo de suelos y aguas. La agricultura de conservación ha sido exitosamente utilizada tanto por agricultores en pequeña escala (Sorrenson et al., 2001) como por agricultores en gran escala (FAO, 2000e), habiendo dado beneficios económicos y mejorado los recursos hídricos.

Historia

La labranza cero ha sido utilizada exitosamente en los Estados Unidos de América durante varias décadas, con un crecimiento anual constante de su área total. En América Latina, en las últimas dos décadas, ha habido un incremento muy importante de adopción y de crecimiento acelerado del área cubierta con este sistema.

Brasil y Paraguay durante los veranos australes sufren tormentas de lluvias con poder erosivo de muy alta intensidad, las cuales causan serios daños un año tras otro. En casi todas las tierras cultivadas la labranza del suelo para la producción agrícola, a menudo con pesados arados de disco seguidos por rastras de discos, ha generado innumerables problemas. Estos incluyen:

Lámina 63
Una cobertura forestal de hojas y ramas incluso de Eucalyptus, como en esta lámina-permite tener una cobertura protectiva de la superficie, alimento para los microorganismos del suelo y finalmente una fuente de materia orgánica del suelo dentro del perfil del mismo (con raíces de las plantas incluídas).

T. F. SHAXSON

Lámina 64
La labranza con discos no solo entierra gran parte de los residuos de los cultivos sino que también puede pulverizar el suelo e inducir una seria compactación inmediatamente por debajo de la capa arada. Cerrado, Brasil.

T. F. SHAXSON

Lámina 65
Tanto la superficie del suelo como las semillas han sido movidas por la escorrentía de una tormenta anterior y depositadas en el canal de un talud de conservación de base ancha.

T. F. SHAXSON

Aguas abajo de las cuencas se encontraron problemas causados por los sedimentos erosionados obstruyendo las plantas urbanas de purificación de aguas, colmatando las corrientes y los depósitos de agua y dañando puentes y caminos. Una respuesta común fue la construcción de terrazas de conservación en contorno con lomos de base ancha o angosta para controlar la escorrentía y la erosión del suelo (Lámina 66). Sin embargo, no se detuvo la erosión que ocurría en el suelo sin cobertura. La infiltración del agua de escorrentía fue impedida por una severa compactación a lo largo de los canales de recolección de aguas y los lechos de los canales eran probablemente los lugares más compactados de todo el campo.

Lámina 66
Se supone que los taludes de conservación de base ancha controlan la escorrentía y la erosión del suelo. Tabatinga, Brasil.

T. F. SHAXSON

A medida que pasó el tiempo y que los problemas de escorrentía y erosión continuaron, se construyeron terrazas cada vez más grandes pero inútiles para solucionar los problemas. La declinación de la productividad y de los beneficios de las familias rurales dieron lugar al colapso de los ingresos netos de las fincas y cayeron los precios de la tierra dejando a numerosas familias sin su medio de vida.

En 1972, en una finca en el sur de Brasil, había 500 hectáreas bajo labranza cero con cobertura de residuos. Inicialmente, la técnica se difundió lentamente entre los agricultores en razón del escepticismo y de la falta de conocimientos. Había falta de equipos, de especies para cultivos de cobertura y de técnicas de control de malezas adecuadas. A medida que las ventajas técnicas y económicas de la labranza cero con residuos se hicieron evidentes la difusión de este sistema se aceleró, especialmente por medio de contactos directos de agricultor a agricultor. En el año 2001, en Brasil había más de 13 millones de hectáreas manejadas bajo este sistema (Figura 23).

FIGURA 23
El aumento de la labranza cero basada en residuos.
Brasil 1972-1999

Según Landers, 1998 y FEBRAPDP, 2002.

En el Estado de Santa Catarina[7], Brasil, la labranza cero con residuos, hasta el período 1998-1999, había sido adoptada en 400 000 ha dentro de un programa para su promoción. Como resultado, algunas o todas las prácticas mejoradas de agricultura de conservación fueron adoptadas espontáneamente en otras 480 000 ha, fuera de la órbita del proyecto que se había iniciado con 120 000 ha en 1993-1994 (Banco Mundial, 2000). Los pequeños agricultores de Santa Catarina fueron lo suficientemente hábiles como para diseñar su propio equipo y sus metodologías para satisfacer los requerimientos de la labranza cero en sus casos particulares, lo que se desarrolló en acuerdos conjuntos con el gobierno y con instituciones no gubernamentales que brindaron apoyo técnico e institucional (FAO, 2000b).

En Paraguay la labranza cero se utilizó por primera vez a fines de la década de 1970 pero no fue ampliamente adoptada en fincas mecanizadas medianas y grandes hasta 1990. Se expandió de un total de 20 000 ha en 1993, a 250 000 ha en 1995-1996 (FAO, 1997) y a 480 000 ha en 1997, lo cual representa el 51 por ciento del área cultivada del país (Sorrenson et al., 1998).

Implementación de la agricultura de conservación

La siembra sobre los residuos del cultivo anterior, que es la esencia de la agricultura de conservación, está rápidamente convirtiéndose en una práctica exitosa de cultivo, especialmente en los trópicos subhúmedos. Esta práctica implica la ausencia o la limitación de la labranza que incorpora los residuos superficiales o que causa la disrupción de la porosidad.

La cantidad de los residuos producidos por los cultivos es evidentemente muy importante y presenta grandes variaciones según el tipo de cultivo, la variedad y el rendimiento. Además, siempre hay residuos de malezas asociados con los residuos de los cultivos, los que también contribuyen a la cobertura del suelo, especialmente desde el momento de la iniciación de la no-labranza. Grandes cantidades de residuos se obtienen normalmente del sorgo, el maíz, el arroz, el algodón y el girasol, mientras que la soja, el trigo y los frijoles producen por lo general menores cantidades (Barber, 1994). Las variedades tradicionales comúnmente producen mayores cantidades de residuos que las variedades mejoradas, especialmente que aquellas bajas y de alto índice de cosecha. Gran parte de la información disponible sobre la cantidad óptima de residuos de cultivos que se deben dejar sobre la superficie del suelo se basa en la cantidad necesaria para reducir las pérdidas de suelo a niveles aceptables sobre pendientes de diferente inclinación y no para maximizar las cantidades necesarias para la infiltración del agua de lluvia. Los datos existentes demuestran que la cobertura del suelo es más eficiente para reducir las pérdidas de suelo que la escorrentía (Barber y Thomas, 1981; Lal, 1976); sin embargo, hay escasa información respecto a la influencia de la cobertura sobre la infiltración y la escorrentía especialmente en pendientes con 20 a 50 por ciento de inclinación que son generalmente cultivadas por los pequeños agricultores. Se considera que debería ser adoptado un valor de 70 por ciento de cobertura del suelo, lo que equivale a 4-6 t/ha de restos del cultivo de maíz.

La cantidad de residuos que permanece sobre el suelo durante la temporada del cultivo también es influenciada por su tasa de descomposición. Los residuos de leguminosas ricos en nitrógeno, tales como los de soja y frijoles, se descomponen más rápidamente que la paja de cereales que es pobre en nitrógeno y con una alta relación C/N. Por otro lado, las leguminosas usadas como cultivo de cobertura pueden ahogar las malezas, proteger contra el impacto de las gotas de lluvia y agregar importantes cantidades de materia orgánica (Lámina 67). Los procedimientos de cosecha pueden afectar drásticamente la cantidad de residuos que quedan en el campo.

Lámina 67
Palma aceitera sembrada con una leguminosa rastrera. Anki Mabela, Fiji.

NATIONAL RESOURCES INSTITUTE

El éxito ampliamente reconocido de la agricultura de conservación es atribuído fundamentalmente al mejoramiento de la porosidad superficial (Lámina 68) lo cual da lugar a un incremento de la infiltración, a una menor escorrentía y a una mayor disponibilidad de agua para los cultivos. Como beneficios adicionales la agricultura de conservación contribuye también a disminuir las pérdidas por evaporación, reduce la erosión, favorece la actividad de las lombrices de tierra y la estructura del suelo, mejora su fertilidad y reduce la necesidad de mano de obra, maquinaria y combustible. Con el pasar del tiempo los rendimientos mejoran en forma notoria siempre que las rotaciones de cultivos hayan sido bien planificadas e incluyan leguminosas como cultivos comerciales o como cultivos de cobertura. Cuando se compara la agricultura de conservación con el solo agregado de una cobertura del suelo, por ejemplo mantillo, cultivos o residuos de cultivos dentro de un sistema convencional, en la primera no es necesario tiempo adicional para la preparación de la tierra -excepto para la ocasional aplicación de herbicidas- lo cual permite una siembra temprana, con todas las ventajas que esto implica. Por lo tanto, el retorno por el trabajo aumenta en forma sustancial.

Lámina 68
Condición del suelo en un sistema de labranza cero. Paraguay.

T. F. SHAXSON

Existe evidencia de que el rendimiento de un cultivo es significativamente mayor cuando se siembra directamente sobre los residuos de un cultivo previo que cuando es sembrado en un suelo labrado al cual se ha agregado la misma cantidad de residuos como mantillo. Esto es atribuído a los beneficios que derivan del escaso disturbio causado al suelo: la estructura del suelo creada por los canales de las raíces del cultivo anterior así como la actividad biológica de las lombrices de tierra y otra fauna del suelo facilitan un enraizamiento profundo y favorecen la infiltración y percolación del agua de lluvia.

Los principios de la agricultura de conservación son implementados mejorando el suelo como un hábitat dinámico para las raíces, ya que:

En tales sistemas el daño al suelo es reducido y la recuperación de su arquitectura es más rápida que en los sistemas de barbecho sin mejorar. Las rotaciones de cultivos adecuadas son tan importantes como la cobertura del suelo y las prácticas de nolabranza (Lámina 69). Las gramíneas, en forma especial, aumentan la agregación y la estabilidad de las partículas de suelo que proporcionan grandes espacios vacíos, los que a su vez dan lugar al aumento de la porosidad (Lámina 70).

Lámina 69
Crecimiento denso de una vicia fijadora de nitrógeno en una rotación con labranza cero.

T. F. SHAXSON

Lámina 70
Desarrollo de una arquitectura porosa del suelo debajo de un pastizal en una rotación.

T. F. SHAXSON

La labranza cero basada en residuos se implementa gradualmente en suelos dañados desde el punto de vista estructural. Al principio, la labranza con equipos de dientes (escarificación) puede ser utilizada para romper la capa dura debajo de la superficie y permitir una mayor entrada de agua de lluvia al suelo, dejando al mismo tiempo algunos restos vegetales sobre el mismo (Lámina 71). De esta forma se abre el suelo y se incorporan los residuos de los cultivos anteriores. Puede ser necesario iniciar la renovación del suelo permitiendo que más agua de lluvia se transforme en humedad del suelo, pero una escarificación muy frecuente también puede dañar su arquitectura por el efecto destructor sobre las unidades estructurales.

Lámina 71
Escarificación del suelo con rastra de dientes hasta una profundidad de cerca 30 cm para romper la capa subsuperficial compactada y permitir una mayor entrada del agua de lluvia. Apucaraná, Brasil.

T. F. SHAXSON

Después de la rotura de la capa dura debajo de la superficie, se pueden sembrar fajas de leguminosas entre los surcos del cultivo principal, por ejemplo, maíz (Lámina 72). Finalmente, puede ser establecida una cobertura completa de residuos de cultivos sin ningún otro disturbo del suelo causado por la labranza (Lámina 73). Con el tiempo, los residuos cambian de ser una cobertura protectiva a ser un componente integral del suelo (Lámina 74). En ese proceso, las lombrices de tierra y otra mesofauna construyen canales dentro del suelo en búsqueda de alimentos y de esa forma dejan canales y bioporos a través de los cuales circulan fácilmente el aire y el agua.

Lámina 72
Siembra intercalada de maíz en surcos hechos a través de una cobertura joven de un cultivo de vicia de crecimiento lento; en primer plano suelo escarificado, la alternativa precedente. Caxambú, Brasil

T. F. SHAXSON

Lámina 73
Maíz sembrado en un sistema de labranza cero en una abertura angosta abierta por dos discos afilados a través de los residuos de trigo. Mauá, Brasil.

T. F. SHAXSON

Lámina 74
En el mismo campo anterior, notar los residuos oscuros de la descomposición del trigo (izquierda de la lámina) debajo de la paja de color claro en la superficie. Mauá, Brasil.

T. F. SHAXSON

Efectos de la agricultura de conservación

Las experiencias de los agricultores confirman lo que fue anticipado por los resultados de dos experimentos con trigo y soja llevados a cabo entre 1978 y 1984, comparando los efectos de la labranza convencional, la labranza mínima con escarificación y la labranza cero (Cuadro 14).

CUADRO 14
Rendimiento de trigo y soja, promedio entre rotaciones, bajo tres métodos diferentes de preparación del suelo. Londrina, Brasil

Año de cosecha

Labranza convencional Equipo de discos

Labranza mínima Escarificadora de dientes

Labranza cero


t/ha

Rendimiento relativo

t/ha

Rendimiento relativo

t/ha

Rendimiento relativo


TRIGO

1978

1,36

100

1,28

94

1,81

133

1979

1,60

100

1,67

104

1,84

115

1980

2,25

100

2,24

99

1,97

87

1981

0,72

100

0,99

137

1,12

156

1982

0,39

100

0,48

122

0,86

220

1983

1,72

100

1,84

107

1,98

115

Rendimiento medio

1,34

100

1,42

106

1,60

119


SOJA

1979

1,43

100

1,50

105

1,99

139

1980

2,51

100

2,85

114

3,09

123

1981

2,03

100

2,16

106

2,86

141

1982

1,34

100

1,23

91

2,03

151

1983

1,45

100

1,53

105

1,90

131

1984

1,60

100

1,85

116

2,00

125

Rendimiento medio

1,73

100

1,85

107

2,31

134

Fuente: Derpsch et al., 1991.

Efectos sobre la humedad del suelo

Podría esperarse que la labranza cero no fuera superior a la escarificación (abertura de grandes espacios en el suelo dejando una superficie rugosa) para aumentar la humedad del suelo; sin embargo, esto no es correcto como se observa en la Figura 24. Esta muestra cambios en los niveles de humedad del suelo con un cultivo de trigo, a tres profundidades, bajo preparación convencional del suelo, escarificación (labranza mínima) y labranza cero, medidos durante la etapa vegetativa del cultivo en la temporada 1981. La humedad disponible para las plantas fue mayor y el estrés de agua debido a la sequía fue menor bajo labranza cero que bajo cualquiera de los otros métodos.

FIGURA 24
Humedad del suelo disponible para las plantas a diferentes profundidades durante la fase vegetativa del crecimiento del trigo en tres métodos de preparación del suelo

Fuente: Derpsch et al., 1991.

La Lámina 75 muestra las diferencias en las condiciones físicas del suelo de un sistema de labranza cero basado en residuos y un sistema de labranza convencional en un suelo del mismo tipo. Otros trabajos experimentales mostraron que donde la cobertura de residuos fue similar, el porcentaje de agua de lluvia que se infiltró en el suelo escarificado y en el suelo con labranza cero tuvieron una diferencia de sólo 2-3 por ciento (Derpsch et al., 1991). De cualquier manera, la Figura 24 muestra un beneficio desproporcionado para la labranza cero en lo que hace a la cantidad de humedad del suelo y duración de su disponibilidad para las plantas. Esto refleja las diferencias en espacios de poros dentro de la arquitectura del suelo entre la escarificación y la labranza cero.

Lámina 75
Este agricultor ha estudiado los efectos comparados de la labranza cero (a la izquierda) con la labranza convencional (a la derecha) en el mismo tipo de suelo desde 1978. Ponta Grossa, Brasil.

T. F. SHAXSON

El hecho que las diferencias en el arreglo tridimensional del hábitat de las raíces contribuya a diferencias en su crecimiento y funcionamiento, incluso cuando las condiciones de humedad del suelo pueden ser casi las mismas, tiene profundas implicancias. Las mejores condiciones para el crecimiento y funcionamiento de las raíces parecen encontrarse donde no ha habido disturbio causado por los implementos de labranza y donde los organismos del suelo continúan su trabajo de construcción de canales transformando y agregando los constituyentes del suelo. También puede ocurrir que las diferencias en humedad del suelo obtenidas por medio de las medidas aplicadas para el control de la escorrentía bajo diferentes tratamientos de labranza puedan ser insuficientes para explicar las diferencias en las medidas de las raíces y en el rendimiento final.

Un agricultor pionero en Paraná, Brasil, cuyas condiciones del suelo han estado bajo continua observación desde 1978 hasta ahora, ha mantenido registros detallados del proceso. Estos muestran que bajo la labranza cero basada en residuos, los rendimientos del maíz y la soja han aumentado y han tenido menos variaciones anuales (Figura 25). El Anexo 8 proporciona información sobre experiencias similares en una finca en gran escala en Chile.

FIGURA 25
Gráficas de producción de la finca de Frank Anna, 1978-2000

Según Dijkstra, 2000.

Efectos sobre otros indicadores de la salud del suelo

El impacto de la labranza cero y de la labranza convencional3 sobre la salud del suelo se aprecian comparando algunos indicadores del suelo para ambos sistemas:

CUADRO 15
Cambios en el diámetro medio y estabilidad de los agregados de suelo después de siete años de rotación bajo labranza cero basada en residuos (ZT) y bajo labranza convencional (CT). Paraná, Brasil

Sistema de labranza

Rotación

Índice de estabilidad de los agregados

Diámetro medio de los agregados (mm)

Profundidad (cm)


0-10

10-20

0-10

10-20

ZT

Lupinos-maíz- avena-soja-trigo-soja

41,1

37,4

1,8

1,7

CT

Trigo-soja-

26,8

34,3

1,6

1,3

trigo-soja-



trigo-soja



Fuente: FAO, 2001c.

CUADRO 16
Formación de materia orgánica en el suelo bajo labranza cero basada en residuos (ZT) comparada con labranza convencional (CT)

Sistema y duración

Media de materia orgánica* 0-20 cm profundidad (%)

CT

2,5

ZT - 4 años

2,7

ZT - 7 años

2,9

ZT - 10 años

3,1

*Sin considerar capa de residuos.
Fuente: FAO, 2001c.

CUADRO 17
Influencia de los diferentes métodos de preparación de la tierra sobre la población de lombrices de tierra. Paraná, Brasil


Número de lombrices/m2 a 30 cm profundidad

Número de lombrices/m2a 10 cm produndidad

Tipo de suelo

Latosol rojo

Tierra roja estructurada

Labranza cero - ZT

27,6

13,0

Escarificación con dientes

5,2

7,5

Labranza convencional - CT

3,2

5,8

Fuente: FAO, 2001c.

Saturnino y Landers (1997) midieron el número de raíces de maíz en capas de 10 cm de suelo hasta un metro de profundidad después de 15 años de tratamientos constantes (labranza cero y labranza convencional). Los resultados en el Cuadro 18 muestran diferencias importantes. La labranza cero y la rotación de cultivos favorecen el reciclaje de nutrientes y una mejor estructura del suelo lo cual conduce a un mejor desarrollo radical y a una mayor producción.

CUADRO 18
Número de raíces de maíz a una profundidad de 1 m después de 15 años de labranza cero (ZT) y labranza convencional (CT). Paraná, Brasil

Profundidad de la capa de suelo (cm)

Labranza cero (ZT) durante 15 años

Labranza convencional (CT) durante 15 años

00-10

142

103

10-20

80

65

20-30

72

37

30-40

74

56

40-50

84

64

50-60

83

101

60-70

79

55

70-80

61

71

80-90

45

28

90-100

16

27

Según Saturnino y Landers, 1997.

Un informe de investigación del año 1983 mostró diferencias similares en la distribución de las raíces de la soja. Mientras que el número total de raíces fue el mismo hasta un metro de profundidad, se distribuyeron en forma más uniforme en todo el perfil con la labranza cero, comparada con la labranza tradicional (Derpsch et al., 1991).

Efectos sobre la erosión y la escorrentía

La agricultura de conservación comparada con la labranza convencional da lugar a una marcada reducción de la erosión del suelo y de la escorrentía, tal como muestran los resultados obtenidos en Brasil y Paraguay. Este efecto es atribuído al incremento de la porosidad del suelo debajo de los residuos debido a la actividad biológica. Es interesante notar que hubo una reducción de 441 mm de agua de escorrentía en el sur de Brasil y de 186 mm en Brasil central (Cuadro 19).

CUADRO 19
Pérdidas de suelo y agua bajo labranza convencional (CT) y labranza cero basada en residuos (ZT)


Pérdidas de suelo (t/ha/año)

Pérdidas de escorrentía (mm/ha/año)


CT

ZT

Diferencia

CT

ZT

Diferencia




%



%

Paraná (sur de Brasil)







12 años de rotación trigo-soja

26,4

3,3

87

666

225

66

Cerrados (centro de Brasil)







Soja

4,8

0,9

81

206

120

42

Maíz

3-3,4

2,4

20-29

252-318

171

32-41

Paraguay







4 años maíz/soja

21,4

0,6

97

-

-

-

2 días con 186 mm lluvia

46,5

0,01

<99

-

-

-

Fuente: Saturnino y Landers, 1997.

En el municipio de Tupanssi, Paraná, Brasil, se informó que después de la adopción de la labranza cero basada en residuos, la turbidez de las aguas del río disminuyó de un índice 8 000 a 80 (notas de campo del autor). Un grupo de familias de agricultores cuyas casas estaban en las laderas de los campos cultivados recientemente transformados por la labranza cero, notaron que el agua de escorrentía y los sedimentos no caían más por las laderas ni entraban a sus casas evitando así los daños a su propiedad (notas de campo del autor).

Si la escorrentía y la erosión son los síntomas del mal uso del suelo, la mayor reducción posible de ambos significa que sus causas han sido positivamente controladas.

Efectos sobre la hidrología de la cuenca

Un ejemplo de cambios positivos en la hidrología de la cuenca se encuentra en una cuenca representativa cerca de Toledo, Paraná, Brasil. Poco tiempo después de la adopción de la labranza cero en tierras ligeramente onduladas, las familias de los agricultores observaron que un estanque que había estado seco gran parte del año se había llenado con agua y vegetación hidrófila (Lámina 76). Aguas abajo de la cuenca, el río que había cesado de fluir en la estación seca, comenzó a llevar agua durante todo el año tal de modo que un agricultor con un predio sobre sus orillas pudo invertir en un equipo de riego y construir estanques para peces. Este agricultor ahora tiene los estanques llenos de agua todo el año y en los fines de semana los utiliza para la pesca deportiva que le genera ingresos (Lámina 77).

Lámina 76
El mejor manejo del suelo aguas arriba dio lugar a la reaparición de este embalse y su persistencia durante la estación seca. Toledo, Brasil.

T. F. SHAXSON

Lámina 77
Aguas abajo de la misma cuenca anterior la adopción de la producción bajo el sistema de labranza cero mostró su efecto en el flujo del agua del río con considerables mejoramientos para este pequeño agricultor. Toledo, Brasil.

T. F. SHAXSON

Efectos de los sistemas de labranza cero sobre la economía de la finca

Los agricultores han respondido a los beneficios económicos de la labranza cero. Los incrementos de rendimiento del 20 por ciento o más, unidos a una reducción de los costos de producción en un porcentaje similar han tenido efecto sobre los ingresos de la finca. El ahorro de tiempo y trabajo han contribuído a un mejoramiento del nivel de vida de la familia de los agricultores.

Por ejemplo, en Paraguay, en las fincas que usan los sistemas convencionales de labranza, serias pérdidas de suelos, nutrientes y materia orgánica han sido consideradas como la razón principal de la declinación de los rendimientos de varios cultivos. Algunos agricultores han adoptado la labranza cero, otros no. En esta situación, se prepararon registros de producción de las fincas de más de 10 años para construir modelos económicos e indicadores de diferencias. En fincas de 135 ha, representativas de explotaciones mecanizadas que cultivaban rotaciones incluyendo avena, soja, girasol, maíz, trigo, crotalaria y vicia con labranza cero, aumentaron los ingresos mientras que disminuyeron en aquellas que usaban la labranza convencional en rotaciones con soja, avena, trigo y maíz. El retorno del capital se incrementó en las fincas con labranza cero pero declinó en aquellas que usaban labranza convencional. La reducción de las horas de trabajo de los tractores, la disminución del consumo de combustible y la menor incidencia del costo de las reparaciones, contribuyó a los beneficios económicos de la labranza cero en esas fincas (Cuadro 20).

CUADRO 20
Resultados económicos comparados a corto y largo plazo en fincas típicas de 135 ha, trabajadas con tractor, en labranza convencional y labranza cero basada en residuos. San Pedro e Itapúa, Paraguay


Primer año

Décimo año


CT

ZT

CT

ZT

San Pedro





Ingresos y costos ($EE.UU.)





Ingreso total de la finca

77 031

75 010

68 632

93 762

Costos variables, total

53 484

51 467

53 026

48 166

Costos fijos, total

18 618

14 974

18 618

14 454

Ingreso neto de la finca

4 929

8 569

-3 013

31 142

Retorno sobre el capital (%)

1,8

3,2

1,1

13,3

Horas anuales de tractor

1 228

1 177

1 210

776

Itapúa





Ingresos y costos ($EE.UU.)





Ingreso total de la finca

64 688

63 675

61 454

102 856

Costos variables, total

38 818

36 674

41 792

56 077

Costos fijos, total

18 567

17 299

18 567

13 075

Ingreso neto de la finca

7 304

9 771

1 095

33 703

Retorno sobre el capital (%)

1,8

2,4

0,3

8,3

Horas anuales de tractor

1 179

981

1 179

786

Fuente: FAO, 1997.

En otro estudio hecho en Paraguay, se analizó la economía de siete pequeños agricultores (20 ha o menos) que aplicaban la labranza cero. Cinco de los siete agricultores tenían en sus fincas áreas de labranza cero y de labranza convencional (Cuadro 21).

CUADRO 21
Resumen de los resultados de los sistemas de producción en pequeñas fincas con algodón, soja, tabaco y maíz. Paraguay


Localidad

Edelira

San Pedro

Agricultor

Bruno

Mendoza

Florencio

Víctor

Agustín

Lucas

Oporto

Hectáreas

20

9,2

18

19,5

8,5

5

8,5

Labranza convencional









Mano de obra

Persona/día

381

181

300

379

183

164

163

Ingreso neto de la finca

$EE.UU.

567

1 960

2 844

2 905

1 416

571

163

Retorno de la mano de obra

$EE.UU./día

1,49

10,85

9,47

7,66

7,74

3,49

8,88

Labranza cero









Mano de obra

Persona/día

0

132

239

350

0

154

171

Ingreso neto de la finca

$EE.UU.

0

3 184

3 853

5 778

0

1 919

2 538

Retorno de la mano de obra

$EE.UU./día

0

24,15

16,14

16,52

0

12,46

14,84

Incremento neto del ingreso de la finca

$EE.UU.

0

1 224

1 008

2 873

0

1 348

1 090

Aumento neto del ingreso de la finca

%

0

62

35

99

0

236

75

Fuente: Sorrenson et al., 1998.

Los estudios en las pequeñas fincas ilustran que la labranza cero no es solo financieramente atractiva para los pequeños agricultores sino que tiene un buen rendimiento económico para la nación. Se ha estimado que en Paraguay, en el año 1997, la economía nacional se benefició con 941 millones de dólares EE.UU. gracias a la adopción de los sistemas de labranza cero. Los beneficios incluyeron ahorros en nutrientes que no se perdieron por la erosión del suelo, más las economías hechas en horas de trabajo de los tractores, combustibles y fertilizantes.

El censo agrícola de 1980 del estado de Paraná, Brasil, mostró que había más de 6 millones de hectáreas de cultivos anuales. Un informe en el año 1989 (Recuadro 8) indicó los beneficios que se hubieran obtenido anualmente si los sistemas de labranza cero basados en residuos se hubieran aplicado a toda esa superficie sembrada.

RECUADRO 8
Beneficios potenciales de la aplicación de sistemas de la labranza cero basados en residuos en toda el área de cultivos anuales del estado de Paraná, Brasil

  • Costo de la erosión: se consideran pérdidas de suelo de 10 t/ha/año en 6 millones de hectáreas y el valor de los macronutrientes. Los costos de la erosión se estiman en $EE.UU. 121 millones y la reparación de las zanjas formadas por la erosión cuesta más de 10,3 millones de dólares EE.UU. por año.

  • Reducción del costo de los fertilizantes: los ahorros obtenidos por la aplicación de menos fósforo en los sistemas de labranza cero y el uso de lupinos como fuente de nitrógeno antes de la siembra de maíz podría representar una ganancia mínima de 29 millones de dólares EE.UU.

  • Eliminación de los costos de resiembra: el ahorro representado por una resiembra después de la erosión, con este sistema podría representar un beneficio mayor de 5,6 millones de dólares EE.UU.

  • Economía de herbicidas: el ahorro potencial que significa la siembra de avena negra seguida por soja para la supresión de las malezas podría ser mayor de 5,7 millones de dólares EE.UU.

  • Economía de combustibles: la reducción estimada en el costo de los combustibles necesarios para la preparación del suelo fue superior a 1,9 millones de dólares EE.UU. en 1984.

  • Costo de las obras físicas de conservación: la economía en la construcción y mantenimiento de terrazas podría llegar a 1,2 millones de dólares EE.UU. El valor agregado de la producción resultante de más tierras disponibles en razón de la reducción del número de terrazas necesarias se estima en aproximadamente 3,2 millones de dólares EE.UU.

  • Incremento de la producción: el valor de la producción adicional fue estimado en un mínimo de 5,7 millones de dólares EE.UU. en 1984, en base a la diferencia de la productividad de los cultivos de siembra directa y de labranza convencional observada en los experimentos de IAPAR.

  • Externalidades: el suelo erosionado que proviene de áreas cultivadas tiende a sedimentarse en los ríos, los caminos, los estanques y otros lugares similares e incrementa la contaminación de las aguas. SUREHMA estimó que el valor de los macronutrientes que considera que se originan en Paraná, aguas arriba de la represa de Itaipú (la mayor represa hidroeléctrica del país), es de más de 419 millones de dólares EE.UU.

  • Análisis de la relación costo-beneficio de la conservación de suelos: inversiones de 19 millones de dólares EE.UU./año podrían generar un retorno de 20 por ciento anual por medio de la adopción de prácticas adecuadas (especialmente labranza cero y rotación de cultivos) en un período de 20 años.

(Según Sorrenson y Montoya, 1989)

Observaciones acerca los sistemas de labranza cero basados en residuos en américa latina

Desde que se ha iniciado la aplicación de los conceptos y las técnicas integradas de labranza cero basada en residuos -o Agricultura de Conservación- los agricultores han obtenido muchos beneficios directos e indirectos, muy a menudo documentados por los mismos agricultores (Instituto CEPA/SC, 1999; FAO, 2001b).

Los beneficios para el agricultor incluyeron:

Los beneficios para la comunidad, notados sobre todo por los técnicos de las agencias rurales y otros, incluyeron:

Los sistemas de labranza cero de América Latina, por lo tanto, no solo significan un gran mejoramiento sobre los sistemas anteriores basados en la labranza sino que también presentan mayores beneficios fuera de la finca del agricultor y a nivel nacional, a los cuales el mejoramiento en el manejo de la humedad del suelo hace una contribución importante. Estos efectos son claramente ilustrados en el caso del color del agua en las Cataratas de Iguazú, en el sur de Brasil (Láminas 78 y 79). Por casualidad, las dos láminas fueron tomadas desde el mismo lugar, con una diferencia de siete años, una en la estación húmeda cuando hay alta escorrentía y el río Iguazú transporta gran cantidad de suelo erosionado y la otra en la estación seca cuando el agua que había percolado a través del suelo como agua subterránea proporcionó el flujo de la estación seca.

Figura.

T. F. SHAXSON

T. F. SHAXSON

Láminas 78 y 79
Flujo del río Iguazú en dos estaciones, antes y después de los mejoramientos en las cuencas acarreados por importantes medidas de agricultura de conservación basadas en la labranza cero con cobertura de residuos. Foz do Iguassú, Brasil. Las personas que visitaron recientemente el mismo lugar durante la época de lluvias encontraron que el agua, incluso en la época de las lluvias, es ahora tan limpia como en la época seca. (Benites, com. pers.).

Limitaciones de la agricultura de conservación y algunos enfoques para superarlas

La agricultura de conservación ha sido exitosamente aplicada en climas subhúmedos y húmedos, pero existen aún algunas limitaciones en los ambientes semiáridos que pueden dificultar su aplicación inmediata. Algunas limitaciones típicas son:

Varias propuestas han sido analizadas y probadas para superar esas limitaciones. En situaciones en las que los residuos de los cultivos son usados primeramente como alimento para el ganado, pueden ser producidas nuevas fuentes adicionales de forraje siempre que estén protegidas del pastoreo, por ejemplo, con alambrados (León, 1994). El heno o el ensilaje pueden ser producidos como forraje adicional para la temporada seca a partir de especies de pasturas mejoradas o de árboles forrajeros o cultivos de abundante biomasa producidos específicamente con este objetivo (Barber, 1998). Los árboles forrajeros pueden ser establecidos como setos vivos a lo largo de los bordes de la finca y las gramíneas forrajeras pueden ser producidas en barreras vivas o lomos y a lo largo de los límites de las propiedades y de caminos. En Bahir Dar, Etiopía, los agricultores están incrementando la producción de forraje por medio de la siembra de leguminosas forrajeras debajo de otros cultivos, estableciendo fajas de especies forrajeras entre los cultivos arables o sembrando mezclas de leguminosas en áreas de pastoreo (Lemlem, 1998).

Ciertas secuencias de cultivos son menos adecuadas para la siembra directa entre los residuos de cultivos ya que existe la posibilidad de que problemas de malezas, plagas o enfermedades se intensifiquen al ser transmitidos de un cultivo al siguiente. Algunos ejemplos de secuencias de cultivo inadecuadas y sus problemas específicos encontrados en el este de Bolivia son (Barber, 1994):

Los problemas de malezas también pueden ser causados por plantas espontáneas del cultivo anterior; por ejemplo, las plantas espontáneas de girasol pueden ser particularmente difíciles de erradicar. Para evitar estos problemas deben ser seleccionadas rotaciones de cultivos adecuadas y aceptables para los agricultores.

En ambientes en los que hay limitaciones para la introducción de la agricultura de conservación, es posible establecer un enfoque pragmático y en varias fases en el cual esas limitaciones son superadas progresivamente hasta que un sistema apropiado de conservación pueda ser definitivamente puesto en marcha. Esto puede requerir la introducción planificada de medidas tales como siembra de especies mejoradas de pastos y árboles forrajeros, producción de heno y ensilaje, setos vivos, alimentación del ganado en el establo, mejoramiento de las rotaciones de cultivos incluyendo cultivos de cobertura, formación de asociaciones de agricultores, posibilidades de crédito y visitas locales o internacionales de capacitación para los agricultores, los extensionistas y los investigadores (FAO, 2001b).

Es improbable que la introducción de la agricultura de conservación sea exitosa en forma inmediata, especialmente en suelos degradados con superficies encostradas, capas del suelo impermeables, baja fertilidad o serias infestaciones de malezas, salvo que esos problemas sean superados con anterioridad por medio de prácticas adecuadas. Los suelos susceptibles al endurecimiento pueden no ser inmediatamente aptos para la agricultura de conservación en razón de las dificultades causadas por la compactación del suelo y de mantener una buena porosidad del mismo dentro de la capa superior y en el subsuelo. Por ello, el enraizamiento de los cultivos frecuentemente está limitado a las capas superficiales. En este caso, la labranza profunda seguida por el establecimiento de cultivos de cobertura, antes de introducir la agricultura de conservación y la adopción de rotaciones de cultivos que producen grandes cantidades de residuos, mejorarán progresivamente la condición física de esos suelos y harán que sea viable la agricultura de conservación.

Es posible que la agricultura de conservación sea menos exitosa en suelos mal drenados ya que los residuos agregados intensificarán las condiciones anaeróbicas en las que pueden ser producidas sustancias tóxicas para el crecimiento de los cultivos.

El costo de las sembradoras adaptadas a la no-labranza y a la siembra directa pueden ser una limitación importante para los agricultores mecanizados, salvo que sea posible modificar las sembradoras existentes. Para los pequeños agricultores, existen herramientas de mano y equipo tirado por animales y los herreros locales pueden a menudo adaptarlos, siempre que tengan acceso a la información y a muestras de los mismos.


[6] Para más información: www.ecaf.org
[7] 90 por ciento de los 100 000 agricultores del Estado tienen fincas de 10 ha o menos

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