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Perfil General


Población

La población en Bolivia, según el último Censo de Población y vivienda del 2001, es de 8.274.325. De esta población el 36,5% está por debajo de la barrera de los 15 años, y casi el 50% de la población es menor de 20 años. Esto demuestra que Bolivia posee una población con una alta proporción de jóvenes. La esperanza de vida al nacer es de 65 años para las mujeres y de 62 años para los hombres.

En el modelo de transición demográfica, Bolivia se ubica en una primera etapa, es decir, altas tasas de mortalidad y natalidad con un crecimiento natural de 2.6%[1].

La población boliviana se distribuye según zona geográfica, en 35,4% rural y 64,6% urbana[2]. La tasa de crecimiento poblacional anual, entre 1995 y 2000, fue de 19,2/000 con una tasa bruta de natalidad[3], para ese mismo periodo, de 33,2/000. Las mujeres constituyen el 50,2% del total de la población, con un índice de feminidad[4] de 101.

Cerca del 16,7 % de los hogares rurales está en manos de mujeres, así, la jefatura de hogar femenina en hogares no pobres, corresponde al 18,4%, en tanto que los hogares clasificados como pobres alcanzan el 16,2%.

El impacto de la crisis que vivió el país, agravado por factores naturales como las inundaciones y sequías, además de carencias de servicios básicos en el área rural, han dado lugar a procesos migracionales que repercuten negativamente en las relaciones familiares, principalmente del agro, donde la mujer se ve forzada a migrar o, de lo contrario, se queda en las zonas rurales, asumiendo, además de sus actividades tradicionales, la responsabilidad de las tareas productivas.

Vale la pena resaltar que existen más mujeres rurales pobres que hombres rurales pobres, con excepción de los departamentos de Santa Cruz y Beni, donde esta situación se invierte.[5]

El 62 % de la población de 15 años y más, de Bolivia se autoidentifica con un pueblo originario o indígena, los que se concentran principalmente en las zonas rurales. Numéricamente, predomina la población quechua, la que representa el 30,7% del total de las etnias, siguiéndole en importancia la aymara con 25,2%.

Educación

En Bolivia, la tasa de analfabetismo global de la población mayor de 15 años, para el año 2000, fue de 14%. Este indicador presenta diferencias entre hombres y mujeres: 7,9% y 20,6% respectivamente.

En el área rural, la población de 20 y 21 años de edad, que completó 12 años de estudio, correspondió al 9,6% de las mujeres y al 13.3 % de los hombres. El promedio de años de estudio alcanzado por la población rural de 25 a 59 años, en 1999, fue de 3,6 años; los hombres alcanzaron un promedio de 4,7 años y las mujeres 2,5 años.

Trabajo

En Bolivia, la participación económicamente activa en las zonas rurales, corresponde a 94.2% para los hombres y 77.4% para las mujeres, indicando una participación de la mujer bastante elevada, en comparación al resto de los países latinoamericanos. No obstante lo anterior, las mujeres rurales realizan actividades reproductivas y agrícolas tales como el cuidado del ganado, corral, post-cosecha, recolección y selección de granos, entre otras, actividades generalmente consideradas no económicas. Si bien la participación de las mujeres ha aumentado en las últimas décadas en América Latina, la mayoría se ubica en sectores de baja productividad[6], siendo más evidente esta situación en el área rural, donde las mujeres trabajan en empleos a tiempo parcial o subcontratadas y en actividades que requieren de baja capacitación. Del 51% de las mujeres trabajadoras en el área rural, el 42% lo hace remuneradamente y el restante 9% trabaja sin remuneración. Las mujeres rurales ocupadas, se distribuyen en el sector de agricultura y pesca con un 85,7%, seguido del de comercio, hoteles y restaurantes con un 6,1% y el industrial y de servicios comunales con un 3,5%. Del total de mujeres rurales ocupadas que se ubican en cada categoría ocupacional, principalmente trabajan en servicio doméstico y trabajo familiar no remunerado que representan el 63,3%, por cuenta propia representan el 29,3%. En relación a los grupos ocupacionales, el 56,9% corresponde a personal administrativo y el 46,5% a trabajadores manuales.

De acuerdo al Índice de Desarrollo Humano (IDH, 2001), Bolivia estaba en el lugar 104 de 162. Esto refleja el camino que aún queda por recorrer en materia de Desarrollo Humano en sus tres dimensiones: salud, educación e ingresos. Para ese mismo año, el Índice de Desarrollo Relativo al Género (IDG), muestra un mejor posicionamiento que en el obtenido en el IDH, alcanzando el lugar 94. Lo anterior, muestra que los esfuerzos por lograr un mejor DH han puesto el acento en la equidad de género y en los equilibrios esenciales para la sustentabilidad del desarrollo. Hay que destacar, que en este país las tasas de participación económica de las mujeres en el área rural, son de las más elevadas de la región, sin duda, influyendo favorablemente al IDG.

Tasa de participacón de la actividad económica, por sexo de jóvenes y adultos mayores, según zona geográfica

Agricultura

Muchos de los hogares dependen de la agricultura y de actividades relacionadas a ésta, como la ganadería, agroindustria y el sector silvoagropecuario. En el año 2000, la agricultura contribuyó al Producto Interno Bruto (PIB) en un 14.2%[7]. El subsector agrícola lo hizo con cerca del 9%, el pecuario con el 4,1% y el forestal con el 0,9%. Fuera de su trabajo doméstico, las mujeres participan activamente en tareas agrícolas y pecuarias, atravesando todo el ciclo de producción. Su participación es casi igual a la de los hombres en la siembra, y superior en la cosecha y post-cosecha, especialmente en lo referente a la elaboración de subproductos; en la comercialización se da una relación igualitaria[8]. Pese a lo anterior, no existe correspondencia entre su participación y el acceso a los recursos productivos. Según el Instituto Nacional de Reforma Agraria, en el período de expansión de la reforma agraria (1956-1960), solamente el 1.2% de los títulos fueron otorgados a mujeres. Su acceso a la tierra está limitado por factores, sobre todo de carácter cultural y legal, aún habiéndose puesto en evidencia el rol protagónico de las mujeres en la producción agropecuaria. Se ha estimado que ellas, aportan el 47% del ingreso familiar[9].

Cosecha

Los cereales en Bolivia, constituyen la cosecha principal. La superficie cultivada en el 2000, fue de 38.3% en cereales, dentro de los que se destacan el arroz, chala, cebada, grano y maíz, 45.1% en industriales como algodón, caña de azúcar, girasol, maní y soya. El resto se distribuyó en café, hortalizas, tubérculos (principalmente papa), forraje y frutales. La mujer rural en Bolivia, trabaja muy intensamente en las actividades agrícolas, especialmente cuando la parcela y la vivienda quedan en el mismo lugar. Ellas se encargan de compran los insumos, cuidar los huertos familiares y la ganadería menor, al tiempo que participan en la toma de decisiones y en la comercialización de los productos. El haba es uno de los pocos rubros en las zonas altas, donde las mujeres tienen una participación activa y decisiva tanto en el proceso productivo, como en la comercialización. La mujer participa en la siembra y decide si la cosecha se realizará en vaina o en grano seco. Tanto la cosecha en vaina como la comercialización, son ejecutadas preponderantemente por mujeres[10]. El deshidratado de los productos agrícolas para su almacenamiento (papa, habas, y otros) es una tarea principalmente de ellas.

En los predios familiares, gran parte de las labores agrícolas del cultivo del maíz y de la papa son realizadas, casi de manera similar, por hombres y mujeres, a excepción de la siembra en la que hay una clara diferenciación de tareas.

Ganadería

El ganado es un componente importante en los sistemas económicos de las familias rurales de Bolivia, contribuyen tanto al consumo del hogar como para su venta. Respecto del tipo de ganado, en las zonas de altura se cuenta con: ovinos, caprinos y camélidos. Estos últimos se prefieren por la provisión de estiércol, lana y carne, mientras que los bovinos son utilizados como fuerza de tracción animal. Una vez cumplida su vida útil, estos animales son destinados para el consumo familiar[11]. También cuentan con aves de corral y porcinos. En Bolivia, las mujeres son responsables de alimentar y cuidar al ganado menor y a las aves de corral y toman la decisión sobre el destino de la producción pecuaria. Los hombres están implicados en el trabajo del ganado mayor y los que se encuentran a mayor distancia de la chacra. Debido a su papel crucial en cuidado del ganado, los hombres en reiteradas ocasiones consultan a las mujeres sobre la compra y venta del ganado.

Forestal

Bolivia se encuentra entre los países con la mayor extensión de bosques tropicales[12]. Las tierras bajas están cubiertas por 440.000 km2 de selva tropical, que representan el 57% del área total de esa región. La tasa de deforestación en el país es de 168.000 hectáreas anuales (0,3% al año), siendo la promoción de cultivos de exportación la causa principal de este fenómeno[13]. Los bosques bolivianos están distribuidos en cuatro grandes regiones: Amazónica, Andina, Chaqueña y Chiquitana.

Las mujeres cosechan, recolectan y procesan productos forestales no maderables. Las llamadas "quebradoras de castañas" de la amazonía, por ejemplo, trabajan como mano de obra eventual, durante cuatro meses al año en las beneficiadoras. Su nivel de remuneración es bajo, lo que las obliga a trabajar durante todo el día y la mayor parte de la noche, contando con la ayuda de su familia. La mujer recolecta leña como combustible, lo que en ocasiones las obliga a caminar grandes distancias. En muchas comunidades de Bolivia, la tarea del vivero es un trabajo mayoritariamente masculino, en otras, en cambio, es un trabajo familiar donde los hombres deciden el lugar donde serán plantados los árboles, hacen las platabandas y los cobertizos, en tanto, las mujeres protegen y cuidan el vivero[14] para que el ganado no se coma lo plantado, ocupándose también de la preparación de sustratos, almacigado, repique, riego, cuidado y mantenimiento del vivero.

Pesca

La pesca fluvio-lacustre en Bolivia, abastece la economía local. Su mayor producción se basa, por un lado, en la pesca en el Lago Titikaka, donde la mujer se encarga principalmente de la venta del producto y, por otro, en la captura de peces del río Pilcomayo de donde se obtiene el sábalo, constituyendo el 70% de todo el volumen comercializado en los principales mercados del país, los que incluyen a Santa Cruz y La Paz. El promedio anual de pesca del sábalo, está en el orden de 1.314 toneladas métricas. En años recientes, el monitoreo de su captura ha demostrado una disminución constante en el volumen de la pesca. Según estadísticas, se estima que en la gestión de 1998 sólo se alcanzó el 25% del volumen de pesca, con relación a cinco años atrás[15]. La pesca y los productos del río tienen una gran importancia económica en las comunidades guaraníes y weenhayek. Las mujeres y sus familias han participado tradicionalmente en la preparación de redes de peces y, en algunas áreas, en el proceso del limpiado de los pescados y su preparación para el consumo familiar, aportando así los nutrientes y proteínas a la dieta de la familia. Durante cuatro meses la pesca en este río, constituye la base económica de las comunidades indígenas.

Medio Ambiente

El deterioro del medio ambiente en América Latina y El Caribe tiene un impacto en la economía rural, en general, y en la mujer en particular.

Los principales problemas ambientales de Bolivia se resumen en:

Esta degradación medioambiental, sumada a la vulnerabilidad en que viven las personas de las áreas rurales, tiene efectos negativos en la mujer, haciendo más difícil su función como productora, por la disminución de la productividad agrícola, y como administradora del hogar. Aumenta así su carga de trabajo y su disponibilidad de tiempo para desempeñar sus tareas cotidianas, limitando, a su vez, las condiciones para la seguridad alimentaria de su familia.

Producción Rural

En Bolivia existe una migración por parte de los hombres y mujeres jóvenes, de carácter temporal, principalmente hacia localidades más urbanas en búsqueda de asegurar la economía familiar, mediante trabajos remunerados. En estos casos, las mujeres asumen el rol de jefes de familia, no sólo en el hogar sino también en lo referido a las actividades agrícolas, dedicando mayor tiempo a actividades como el cuidado del ganado y labores artesanales, dependiendo de la localidad. Para complementar el ingreso familiar, la mujer trabaja en actividades como la producción textil, elaboración de artículos ornamentales de cerámica y producción de productos de fibras vegetales. Entre las actividades que ocupan a las mujeres, se encuentran el pastoreo, el cuidado del ganado, el cuidado del vivero, el riego y la post-cosecha. Se suma a lo anterior, el tiempo que dedican a las actividades cotidianas en sus hogares y comunidades. Hay sectores de la agroindustria rural, donde es evidente el predominio de la participación femenina, por ejemplo, en el procesamiento de frutas y hortalizas (mermeladas, dulces, jugos, conservas, vinagre, etc.), en la deshidratación andina de la papa, en la fabricación de quesos, mantequilla, dulces y otros derivados de la leche y, por último, en el procesamiento de granos y en artesanías. Mientras el predominio de los hombres está sobre todo en el café, aserraderos, curtiembres y, en algunas zonas, hacen artesanías.

Seguridad Alimentaria

Bolivia es un país con déficit en alimentos y de bajos ingresos, especialmente en los habitantes de las zonas rurales; de hecho, si se considera el total de la población en los últimos 10 años, no hubo capacidad para cubrir los requerimientos calóricos de la población. En promedio, a partir del consumo aparente, las brechas del déficit calórico entre 1988 y 1999 fueron mínimas. Las condiciones climáticas adversas afectaron la producción entre 1998 y 1999, con pérdidas elevadas en quinua, maíz arveja, haba, papa y tomate. En término de acceso económico a los alimentos, la estimación de la inseguridad alimentaria se efectúa considerando la incidencia de pobreza, medida por línea de pobreza. La carencia extrema de la población rural es de 58.8%, contrastando con la pobreza extrema urbana que alcanza el 21,6%. La función de la mujer en la unidad familiar como productora de alimento, como responsable de la administración del hogar y como artesana que genera ingresos familiares, es una contribución crucial en la seguridad alimentaria del hogar. En ella recae, tradicionalmente, la mayor parte de la responsabilidad de la seguridad alimentaria de la familia, la que generalmente atienden con conocimientos técnicos tradicionales.

Focalización de Programas

En Bolivia opera el Programa de Reducción de la Pobreza Relativa a la Mujer, que tiene por objetivo general el mejorar las capacidades y ampliar las oportunidades de acceso a servicios, recursos de servicios y segmentos vulnerables de mujeres rurales en extrema pobreza, promoviendo, a su vez, su participación e integración socioeconómica a las esferas productivas locales, en el ámbito de municipios, priorizados por la Estrategia Boliviana de Lucha contra la Pobreza[18].

Para atender las prioridades de mujeres y hombres rurales, los programas de desarrollo silvoagropecuarios y rurales en Bolivia, debieran fortalecer los siguientes aspectos en las áreas de intervención:

Promover, entre los agentes del desarrollo rural y sustentable, valores y actitudes igualitarias entre hombres y mujeres, eliminando los estereotipos sexistas y fomentando imágenes positivas de las mujeres rurales e indígenas.

Promover la incorporación de la temática de igualdad de género en los contenidos de los medios de comunicación, internos y externos, especializados y relacionados con el sector.

Impulsar y apoyar la realización de estudios e investigaciones sobre cuestiones de género, considerando la condición, situación de vida y de trabajo de las mujeres de los distintos pueblos originarios y de los sectores rurales del país, propiciando la utilización de los resultados para el mejoramiento de su realidad personal y social.

Estimular y fortalecer la asociatividad y las redes de mujeres, así como sus capacidades de liderazgo.

Estimular la capacidad de las mujeres rurales para el emprendimiento económico.

Desarrollar estrategias para fortalecer e incrementar la participación de las mujeres, funcionarias y usuarias de los servicios para el desarrollo silvoagropecaurio, acuícola y rural, en los distintos espacios y niveles de toma de decisiones.

Promover la incorporación de criterios e indicadores de género en los instrumentos de recopilación de estadísticas vinculadas al sector técnico- productivo.

Promover la transversalización del enfoque de género en políticas agrarias.

CEDAW

Protocolo CEDAW

Firmó

Ratificó

10 de Diciembre 1999

27 de Septiembre 2000



[1] Ricardo Lagos y Camilo Arriagada (Ed.): Población, Pobreza y Mercado de Trabajo en América Latina. Organización Internacional del Trabajo (OIT). Primera Edición, Santiago de Chile, 1998. Pág.60.
[2] Las fuentes básicas utilizadas para calcular los indicadores presentados en este tema son el CELADE y la División de Estadística de Naciones Unidas.
[3] Se entiende por tasa bruta de natalidad el cociente entre el número medio anual de nacimientos ocurridos durante un periodo determinado y la población media del periodo
[4] Corresponde al número de mujeres por cien hombres.
[5] Carmen Sánchez, La situación de la Mujer Rural en Bolivia, FAO, 2003.
[6] CEPAL, se refiere a establecimientos que ocupan hasta 5 personas
[7] INE, Bolivia, Agosto 2001.
[8] IICA OXFAM Memoria Red de Género en el DRU G-DRU Primer Seminario Nacional Modernización Agrícola e impacto en las mujeres 4 y 5 de Noviembre 1999 La Paz, 2001.
[9] Miguel Urioste F. de C: Fortalecimiento de los derechos de propiedad de los recursos naturales. La Paz, Bolivia, 2001
[10] M. Milan, A. Moreira, A. Paz y E. Saravia: El cultivo de haba en Bolivia. Programa Leguminosas de Grano-IBTA, Cochabamba, Bolivia, 1997.
[11] Betty Villanueva Pardo, Incorporando el Enfoque de Género en el Desarrollo Agroforestal Comunal, Potosí, Bolivia, FAO, 2001.
[12] http://www.agualtiplano.net/revista/biblioteca/div7.pdf
[13] Boletín N° 22 del WRM, Abril de 1999 (movimiento mundial para los bosques tropicales)
[14] Ana Choque Salas: Mujer, Agroforestería y Participación en Potosí: Desarrollo Forestal Comunal en el Altiplano Boliviano. Investigaciones Altiplano Sur/2, Proyecto FAO/HOLANDA/CDF. Potosí, 1996.
[15] Contaminación de los ríos y los impactos de la actividad petrolera Centro de Estudios Regionales de Tarija en http://elgranchaco.com/Articulo.aspx?c=16, 2003
[16] Banco Interamericano de Desarrollo (BID): Programa de lucha contra la desertificación en América del Sur, op.cit.
[17] Eduardo Gudynas (entrevista a): Las cumbres de Río y la Situación Boliviana: Bolivia innovó, normó, pero no ejecutó. La Paz, Bolivia, 2003.
[18] Ministerio de Desarrollo Sostenible y Planificación, Viceministerio de Asuntos de Género, Generacionales y Familia, Plan Nacional de Equidad de Género, 2001-2003.

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