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Perfil General


Población

La población en El Salvador es de 6,517,800[1], de los cuales el 35,05% es menor de 15 años, 59,9% tiene entre 15 y 64 años y el 5,05% de 64 años y más. La esperanza de vida estimada el año 2002, llegó a 70,4 años, las mujeres alcanzan 73,5 años y 67,5 años los hombres. En el modelo de transición demográfica, El Salvador se ubica en una segunda etapa, es decir, presenta moderada tasa de mortalidad y alta natalidad[2].

La tasa de crecimiento natural para el 2002 corresponde al 2%, con una tasa bruta de natalidad de 25,6/000[3]. La población se distribuye, según zona geográfica, en 41% rural y 59% urbana. Las mujeres constituyen el 50,9% del total de la población, con un índice de feminidad[4] de 103,6.

La población rural bajo la línea de la pobreza, con respecto a la porción pobre del país es de 53,3% con un tamaño promedio de los hogares de 4,95[5].

Cerca del 27,3% de los hogares rurales está en manos de mujeres, de los cuales el 30% son no pobres y el 25,2% son jefas de hogares pobres[6]. La jefatura de hogar femenina ha aumentado, pese a que en las estadísticas se subestima esta información, debido a patrones culturales[7].

El Salvador

El patrón de migración interna presenta una tendencia creciente, respondiendo a la búsqueda de mejores condiciones económicas. Al migrar hacia los polos urbanos, la mujer se incorpora en actividades no calificadas y, aquellas que permanecen en zonas rurales asumen, además de sus actividades tradicionales, la responsabilidad de las tareas productivas.

De acuerdo con el Censo de 1992, los indígenas constituyen el 10% de la población nacional, entre los que se destacan los pueblos lenca, maya y náhuatl. Los indígenas son principalmente rurales.

Educación

En El Salvador, la tasa de analfabetismo global de la población mayor de 15 años en el año 2002, fue de 18,3%; este indicador presenta diferencias entre hombres y mujeres: 15,3% y 20,8%, respectivamente. Esta tasa presenta, también, brechas en relación con la zona geográfica urbana rural: 11,1% y 30,3%, respectivamente.

Promedio de años de estudio alcanzado por la población de 25 a 59 años, por sexo, según zona geográfica

La escolaridad promedio del país es de 5,5 años. Las mujeres alcanzan 5,4 años y los hombres 5,7 años. El promedio de años de estudio de la población rural en el 2002, fue de 3,5 años[8]. En el área rural, la población de 20 y 21 años de edad que completó 12 años de estudio, corresponde al 12,8% de las mujeres y al 10,9% de los hombres[9].

Trabajo

En El Salvador, la participación de la mujer en la actividad económica, en el 2002, fue de 41,8%, denotándose diferencias significativas según la zona geográfica: 48,3% en el área urbana y 30,6% rural[10]. Las mujeres rurales realizan actividades pecuarias y agrícolas, tales como el cuidado del ganado, aves de corral, labores de post-cosecha, recolección, selección de granos, entre otras. Si bien su participación en América Latina ha aumentado en las últimas décadas, la mayoría se ubica en sectores de baja productividad[11], siendo más evidente esta situación en el área rural, donde las mujeres trabajan en empleos a tiempo parcial, subcontratadas o en actividades que requieren baja calificación. Del 52% las mujeres que trabajan en la zona rural, el 20% lo hace con remuneración y el restante 32% trabaja sin ella. Las mujeres rurales ocupadas se distribuyen en el sector comercio, hoteles y restaurantes (35,4%), servicios comunales y personales (26,4%), seguido de los sectores industrial (23,2%) y agricultura y pesca (13,9%)[12].

De acuerdo al Índice de Desarrollo Humano (IDH, 2003), el país ocupa el lugar 105 de 175 países, ubicándose entre los países con desarrollo humano medio. Esto refleja el camino que aún queda por recorrer en materia de Desarrollo Humano en sus tres dimensiones: salud, educación e ingreso.

El Índice de Desarrollo Relativo al Género (IDG), por su parte, muestra un mejor posicionamiento que el obtenido en el IDH. El Salvador ocupa el lugar 85. Esto muestra, que los esfuerzos por lograr un mejor IDH han puesto el acento en la equidad de género, equilibrios esenciales para la sustentabilidad del desarrollo.

Tasa de participacón de la actividad económica, por sexo de jóvenes y adultos mayores, según zona geográfica

Agricultura

Muchos de los hogares en El Salvador dependen de la agricultura y de actividades relacionadas a ésta como la ganadería, agroindustria y el sector silvoagropecuario. En el 2002, la agricultura contribuyó al PIB en un 11,6%[13], sin embargo, esta participación ha disminuido progresivamente. Fuera del trabajo doméstico, las mujeres participan activamente en tareas agrícolas y pecuarias, atravesando casi todo el ciclo de producción. Todas estas tareas las realizan desde la madrugada hasta la noche. Su participación difiere en función del cultivo y tipo de actividad. Ellas se preocupan, mayoritariamente de la producción de alimento, cría de ganado, hortalizas, cereales básicos y frutas. Se estima que El Salvador cuenta con 614 mil agricultores, una buena parte de ellos, cultivan maíz o frijoles, con una finca de menos de 2,5 hectáreas[14]. Los 12 años de guerra civil, impactaron fuertemente en la agricultura de El Salvador, afectando fuertemente los cultivos comerciales. Datos de 1996 reflejan que cerca de 350,000 personas son campesinos sin tierra o con poca tierra y que, paralelamente, son desempleados[15].

Cultivo

En El Salvador destacan los cultivos de café y caña de azúcar. Entre los granos básicos se encuentran el arroz, frijoles y maíz. Se suma también la cosecha de frutas tropicales. La participación de las mujeres rurales en las tareas agrícolas es elevada, trabajan tanto en las labores productivas como comunales, participan de las labores agrícolas de granos básicos en las parcelas campesinas; agregándosele a lo anterior, las labores de la huerta, de acarreo, las tareas relacionadas con las labores pecuarias. En la práctica, las mujeres rurales emprenden sus actividades agrícolas cerca de la casa o la granja, se encargan de los frutales, huertos y hortalizas. La mayoría de los ingresos de los pequeños propietarios, proviene de la caña de azúcar que es vendida como semilla. En tanto que la papaya y el banano se venden en los pueblos.

Actividad en producción de maíz

M

H

Selección de semilla


Guardado de semilla de maíz


Deshoje

Desgranado de maíz en pequeñas cantidades


Desgranado de maíz en grandes cantidades


Desinfección de granos en grandes cantidades


Desinfección de granos en pequeñas cantidades


Cosecha

Post cosecha

Venta

La participación de la mujer en la producción de maíz es muy importante, dado el tipo de actividades que realizan en el ciclo productivo del mismo. Los frijoles y el maíz, generalmente, se cultivan para el consumo de la familia.

Forestal

La cobertura de bosque en El Salvador equivale al 9,4% del territorio nacional (68.802 has). El bosque natural abarca 62.270 has, las coníferas alcanzan las 25mil has, las plantaciones, 6.592 has, las áreas naturales protegidas son 37.210 has[16]. La tasa de deforestación entre 1990 y 1995 fue de 3,3%, producto de la expansión de la frontera agrícola y del proceso de urbanización. El bosque natural y las plantaciones forestales cubrían apenas un 12% de la superficie del país en 1978 (FAO) y se estima que en la década de los años ochenta se deforestó un equivalente al 15% de la cobertura vegetal. En la actualidad, El Salvador registra la menor deforestación entre los países centroamericanos, por haber perdido ya su mayor riqueza forestal[17]. Cerca del 80% de los bosques están asociados con las plantaciones de café de sombra.

En el país, cerca del 57% de la población depende de la leña, que es recolectada por las mujeres, quienes la usan para cocinar y calentar sus viviendas. Este trabajo consume una gran cantidad de tiempo, especialmente en aquellos lugares donde la leña es cada vez más escasa. Son ellas quienes plantan, transplantan, protegen y mantienen los árboles. También recolectan y manejan los productos forestales, dándoles usos tales como alimento de consumo humano y animal, medicina o fuente de ingreso[18].

Pesca

La pesca y los productos del mar siempre han tenido una gran importancia económica en El Salvador; productos como camarón y langostino son un importante rubro de exportación. Para los hogares pobres que viven cerca de la costa, los productos del mar son importantes en la dieta diaria y en su economía, para la venta o como artesanía. Las mujeres y sus familias han participado tradicionalmente en la preparación de redes, en la limpieza y procesamiento de la pesca de mar abierto. La acuicultura es una actividad creciente, contribuyendo a que las familias pobres complementen la falta de proteínas. Los estudios demuestran que los pescadores artesanales cuentan con escasos recursos de distribución e infraestructura para la conservación de sus productos. En otras zonas, mientras los hombres pescan en mar abierto, la mayoría de las mujeres lo hacen en estuarios o en la playa, recolectan mariscos y cangrejos, secan el pescado para la venta en los mercados locales y regionales y limpian y empaquetan los camarones para la exportación. Las mujeres que se desempeñan en este sector, generalmente, cuentan con escasos recursos materiales o capital, están ausentes del proceso de toma de decisiones y no cuentan con capacitación ni enseñanza académica.

Pecuario

El ganado es un componente importante en la economía de las familias rurales de El Salvador. Respecto del tipo de ganado con que cuentan las familias campesinas, según las zonas geográficas, se pueden mencionar vacunos, bovinos, porcinos, equinos y mulares. Las mujeres son responsables de alimentar y cuidar el ganado y las aves de corral, además de producir huevos, leche y carne para el consumo familiar o cuando es posible para su venta.

Medio Ambiente

Entre los problemas ambientales que afectan a El Salvador, se destacan:

El nivel de deterioro de los recursos y del entorno en el que vive la familia, sumado a la vulnerabilidad que afecta a las personas en las áreas rurales, tiene efectos en la mujer rural. Hace más difícil su función como productora, debido a la disminución de la productividad agrícola y limita las condiciones para la seguridad alimentaria de su familia. Paralelamente, la contaminación de las fuentes de agua y el uso frecuente e indiscriminado de plaguicidas, tiene efectos directos en la salud de los habitantes, quienes se ven expuestos diariamente al contacto de contaminantes biológicos y sustancias tóxicas para el ser humano.

Seguridad Alimentaria

La seguridad alimentaria en el país se ve afectada por fenómenos naturales como huracanes y sequías, los que conllevan la disminución de la producción de granos (principalmente maíz) que constituye la base de la dieta familiar. Se agrega a lo anterior, el conflicto interno que por más de doce años dejó a buena parte de la población en la pobreza. Estos factores han vulnerado la capacidad física y económica de adquirir alimentos. La ayuda en alimentos, hecha por la comunidad internacional, continúa distribuyéndose a cerca de 60 mil personas[19]. La ayuda en cereales en el 2001 se estima en 63,22 toneladas métricas, lo que traducido a una oferta calórica diaria per cápita, corresponde a 2512[20]. La vulnerabilidad alimentaria salvadoreña está constituida, fundamentalmente, por un déficit de las disponibilidades y por la existencia de fuertes desigualdades en el consumo. Frente a esta situación y en función de contribuir al logro de una seguridad alimentaria para el hogar, las mujeres reaccionan como productoras directas de alimentos y como generadoras de ingresos, mediante la confección y venta de artesanía. De esta manera, la producción campesina y los ingresos extraprediales son la base de una estrategia económica que asegura, al menos, la seguridad alimentaria de la familia.

Producción Rural

La producción campesina en El Salvador, involucra a todos los integrantes de la familia, que se dedican a producir bienes agrícolas y a la ganadería. Debido a los conflictos armados del país, las mujeres han debido ejercer el rol de la jefatura de hogar por la ausencia del marido, acrecentando así, su papel en la producción rural. Los trabajos agrícolas desempeñados por la mujer tienen relación con el tipo de cultivo y de actividad. En la producción de alimentos, especialmente cereales básicos, hortalizas y frutas, las mujeres participan profusamente, ocupándose también de la siembra, abono de la tierra, recolección, deshoje, almacenamiento y comercialización de los productos obtenidos. Tienen a su cargo todas las tareas del hogar, incluidas actividades como el acarreo de agua, que realizan con los niños. Una distribución sexual básica del trabajo campesino, indica que el transporte y comercialización de hortalizas es de responsabilidad femenina, en tanto que los hombres se encargan especialmente de los cereales básicos[21]. Las mujeres están involucradas en la fabricación y venta de petates, para ello se utiliza el tule, que es una fibra que crece en forma silvestre a orillas de los ríos. En el caso del pueblo lenca, es propio de la mujer el trabajo con arcilla y la fabricación de loza, que a su vez constituye uno de sus más importantes medios de subsistencia; los hombres, por su parte, prestan más dedicación a la producción de cultivos comerciales. La población rural vive en pequeños predios, con una productividad muy baja, lo que explica que hombres y mujeres busquen generar ingresos fuera de sus hogares como trabajadores asalariados agrícolas. Las mujeres que salen en busca de trabajo relacionado con la agricultura, se emplean, por ejemplo, en empresas vinculadas con la agroindustria como puede ser la caña de azúcar. La existencia de una pequeña propiedad y los problemas vinculados a los llamados "campesinos sin tierra", hace difícil obtener soluciones al tema de la pobreza, no sólo por la carga extractiva impuesta sobre esta pequeña propiedad, sino por lo complejo que resulta mejorar los procesos tecnológicos[22]. Las mujeres se emplean en otras actividades como asalariadas, en la maquila, para mejorar sus ingresos. Este desempeño económico de las mujeres rurales se caracteriza por un escaso mejoramiento de la equidad social, económica y de género[23].

Focalización de Programas

El Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal (CENTA), ha adoptado el enfoque de género, donde la mujer productora, al igual que el hombre, estará integrada en los programas del CENTA como usuaria directa. Los objetivos generales de esta política de género son:

Para atender las prioridades de mujeres y hombres rurales, los programas de desarrollo silvoagropecuarios y rurales en El Salvador, deberían fortalecer los siguientes aspectos, según las áreas de intervención:

CEDAW[25]

Protocolo CEDAW

Firmó

Ratificó

Abril 4, 2001




[1] PNUD: Informe sobre Desarrollo Humano de El Salvador 2003 Desafíos y opciones en tiempos de globalización. San Salvador, 2003.
[2] Ricardo Lagos y Camilo Arriagada (Ed.): Población, Pobreza y Mercado de Trabajo en América Latina. Organización Internacional del Trabajo (OIT). Primera Edición, Santiago de Chile, 1998.
[3] La fuente básica utilizadas para la presentación de los indicadores en este tema corresponde al Informe sobre Desarrollo Humano de El Salvador 2003, compendio estadístico para el año 2002.
[4] Corresponde al número de mujeres por cien hombres.
[5] PNUD: Informe sobre Desarrollo Humano de El Salvador, 2003. op.cit.
[6] (CEPAL): Indicadores de Género, Unidad de la Mujer, en línea.Corresponde al año 2001.
[7] Parada, Soledad: "Mujeres Rurales y Seguridad Alimentaria: Situación actual y perspectivas" en Servicio de Género y Desarrollo Dirección de Género y Población. FAO, Santiago de Chile, 2002.
[8] PNUD: Informe sobre Desarrollo Humano de El Salvador, 2003. op.cit.
[9] (CEPAL): Indicadores de Género, Unidad de la Mujer, en línea.
[10] PNUD: Informe sobre Desarrollo Humano de El Salvador, 2003. op.cit.
[11] CEPAL, se refiere a establecimientos que ocupan hasta 5 personas.
[12] (CEPAL): Indicadores de Género, Unidad de la Mujer, corresponde al año 2001 (en línea).
[13] PNUD: Informe sobre Desarrollo Humano de El Salvador, 2003. op cit.
[14] Burgos Herrera, Borys Efraín, Esmeralda Molina, Luis Roberto Flores, Oscar Ernesto Tutila: Desarrollo del Sector Agrícola en El Salvador (en línea), 2003.
[15] Nelson Cuellar, Silvia de Larios y Herman Rosa: Cambio económico, empleo y pobreza rural en El Salvador. Programa Salvadoreño de Investigación sobre Desarrollo y Medio Ambiente. Documento de Trabajo. El Salvador, 2002.
[16] FAO: Informe Forestal El Salvador en www.rlc.fao.org/proyecto/ProyectoGCP/RLA/133/ECrla133ec/guias%20pais/informe%20forestal%20el%20salvador.doc
[17] Beatriz Galán: Microempresas Asociativas Integradas por Campesinos Marginados en América Central. Aspectos jurídicos e Institucionales, FAO, 1994.
[18] Lori Ann Thrupp y Arleen Mayorga: La perspectiva de genero en el manejo de bosques en América Central: la integración de la mujer a las iniciativas de política forestal. World Resources Institut, Center for International Development and Environment, en colaboración con, Ministerio del Ambiente y Recursos Naturales de Nicaragua, 1994.
[19] FAO/GIEWS: Foodcrops and Shortages: Global formation and Early Warning System and food and agriculture. N°2, Central América, Abril, 1999.
[20] PNUD: Informe sobre Desarrollo Humano de El Salvador, 2003. op.cit.
[21] FAO: La mujer, la agricultura y el desarrollo rural, Hoja Informativa El Salvador preparado por el Servicio de la Mujer en el Desarrollo, 1995.
[22] Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL): La estructura agraria y el campesinado en El Salvador, Guatemala y Honduras. Ciudad de México, Septiembre de 2001.
[23] Elizabeth Ligia y Jule Alvarenga: La Situación Económica-Laboral de la Maquila en El Salvador: un análisis de género. Serie mujer y desarrollo n°34, Santiago de Chile Mayo 2001 CEPAL.
[24] Ministerio de Agricultura y Ganadería, Centro Nacional de tecnología Agropecuaria y Forestal, Hojas Divulgativa N°130, El Salvador, 1995.
[25] Convención sobre la Eliminación de todas las formas de discriminación contra la Mujer (CEDAW). Adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1979

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