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CAPÍTULO III CULTIVOS PARA HENO - MÉTODOS DE CULTIVO


Ninguna especie forrajera es cultivada exclusivamente para la producción de heno; muchas de las especies descritas en esta publicación se usan para praderas artificiales o son cultivadas como cereales o leguminosas de grano. Las técnicas culturales y los niveles de insumos para otros usos pueden ser distintos de aquellos usados para la producción de heno y, por lo tanto, esa información se debe buscar en otras fuentes. En esta publicación se discuten los cultivos para heno con énfasis en las técnicas adecuadas para pequeños y medianos agricultores. Los cultivos para heno se instalan en tierras arables donde deben competir con otros cultivos respecto a su resultado económico. Como que los costos de la producción de heno son proporcionales no solo al área trabajada sino también al peso del cultivo, por lo general se buscan métodos intensivos o semi-intensivos de altos rendimientos.

En los lugares en que la escasez de tierra es el principal factor limitante, un aumento en el rendimiento por unidad de superficie puede ser la mejor forma de incrementar la disponibilidad de forraje. Esto fue claramente demostrado en Pakistán en un proyecto ejecutado por la FAO (Bhatti y Khan, 1996). Los cultivos para forrajes cubren el 19 por ciento del área total cultivada en Pakistán, pero sin embargo hay aún un déficit crónico de los mismos; el área destinada a forrajes permaneció estable en el período 1977-1994, alrededor de 2 600 000 ha, mientras que en el mismo período los rendimientos aumentaron 20 por ciento, de 17,4 t/ha a 21,4 t/ha. Buenos cultivos de variedades adaptadas pueden producir entre 60 y 80 t/ha de forraje verde -la mayoría de los cultivos para forraje son regados- pero aún así hay problemas para obtener buenas semillas y materiales para la siembra por parte del agricultor.

En otro estudio en Punjab central, Hanjra (1996) presenta los resultados de 200 ensayos llevados a cabo en las fincas en un período de tres años con los agricultoresproductores de leche más pequeños y de menores recursos. Los métodos mejorados tenían tres parámetros que diferían de los métodos de los propios agricultores: calidad de la semilla, método de siembra -incluyendo preparación de la tierra- y fecha de siembra. Los resultados se presentan en el Cuadro 2. Los rendimientos comunes están por debajo de los altos niveles obtenidos en las parcelas de investigación y en algunas fincas grandes, pero el efecto de las buenas semillas sembradas en el momento oportuno y en una buena cama de semillas -todos ellos insumos de bajo costo- son sorprendentes, con un aumento de rendimiento entre 20 y 40 por ciento, excepto en el caso del sorgo donde no se disponía de cultivares mejorados.

Cuadro 2. Rendimiento de los forrajes con métodos de cultivo tradicional y mejorado. Punjab. Pakistán

Cultivo

Rendimiento (t/ha, verde)

Porcentaje de aumento

Tradicional

Método mejorado

Sorgo

18,5

20,0

7,5

Sorgo híbrido (1)

-

52,5

-

Maíz

15,5

19,4

20,1

Trébol alejandrino

26,3

38,5

30,9

Alfalfa

25,0

34,4

27,3

Avena

15,0

24,6

39,0

T. alejandrino+mostaza salvaje+avena

32,0

41,3

22,5

Nota: (1) el sorgo híbrido es multicorte

Preparación de la tierra

Limpieza y nivelado

Cuando se cultivan forrajes para la producción de heno la tierra debe ser preparada para el corte además de estar en buenas condiciones para la siembra y el establecimiento del cultivo. Las piedras, los troncos y los nidos de termites deben ser eliminados. Las tierras que han sido aradas por largo tiempo pueden no necesitar tratamientos especiales, pero cualquier campo que se siembre debe estar libre de obstáculos que puedan dificultar las tareas de cosecha. En condiciones de secano, por lo general es necesario nivelar la tierra para facilitar el corte así como también para sembrar las semillas a la profundidad mas uniforme posible; aún los pequeños obstáculos y huecos hacen imposible una siembra uniforme y poco profunda dando lugar a vacíos en el cultivo o a poblaciones desuniformes. En el caso de los cultivos regados es obvio que la nivelación es necesaria para una buena distribución del agua. Las estructuras para riego deben ser diseñadas teniendo en cuenta que se debe facilitar la cosecha, sobre todo en el caso de cultivos perennes o de cortes múltiples.

Una cama de semillas firme y nivelada es necesaria para todos los forrajes que se cultivan para heno y sobre todo para las pasturas con semillas pequeñas debe estar bien afinada. Los métodos de preparación varían con el tipo de explotación y las condiciones del suelo. Cualesquiera que sean los métodos de preparación de la tierra para los cultivos primarios y secundarios, es aconsejable el pasaje de un rodillo en las etapas finales de la preparación de la cama de semillas, sobre todo cuando se siembran semillas pequeñas.

En las áreas tropicales y semiáridas las labores deberían seguir el contorno y, cuando fuera necesario, se deberían tomar precauciones contra la erosión. Muchos cultivos forrajeros después que han sido establecidos tienen excelentes condiciones para controlar la erosión, pero el momento de la siembra y las etapas iniciales de la vegetación son fundamentales para su desarrollo posterior.

Fertilización

Los cultivos para heno son exigentes en nutrientes y las deficiencias minerales del suelo deben ser corregidas antes de la siembra. Estos cultivos son altamente extractivos ya que toda su producción es removida del campo. En los países en desarrollo raramente se devuelve el estiércol a las praderas, si bien puede ser usado en otras partes del establecimiento como, por ejemplo, en los cultivos hortícolas. En las grandes áreas regadas de la zona subtropical donde el cultivo de forrajes es importante, la mayoría del estiércol es usado como combustible. En las explotaciones lecheras grandes, intensivas y mecanizadas, esos residuos, sin embargo, son hoy día manejados en solución acuosapastosa y aplicada en cobertura a las praderas, agregando fertilidad que procede de los concentrados que se dan al ganado y utilizando un subproducto difícil de manejar en forma ecológica y útil.

El estado de fertilidad del suelo debe ser determinado antes de la instalación de las pasturas. El conocimiento local por lo general permite hacer estimaciones razonables, pero siempre será necesario hacer un análisis con niveles de seguridad más altos. El valor de los análisis será tan bueno como el muestreo que se haga del suelo, por lo tanto, se debe poner especial cuidado en la metodología y en la práctica del muestreo.

El fósforo -(P)- es un nutriente importante para todos los cultivos y su valor está bien establecido para los forrajes y las pasturas. Los suelos por lo general son deficientes en fósforo disponible, excepto cuando han sido fertilizados en el pasado. Este elemento es esencial para el establecimiento de las plántulas y el crecimiento de las raíces y debería estar presente en la cama de semillas en cantidades adecuadas en forma rápidamente asimilable. También es necesario para la persistencia de las leguminosas y la fertilización en cobertura con compuestos fosfóricos es necesaria para asegurar su presencia en la pastura. El fósforo, después de su aplicación, es progresivamente fijado por los minerales del suelo y en algunos suelos tropicales este proceso puede ser rápido y casi permanente. Sin embargo, después de ello hay una lenta liberación en la cual se respalda el desarrollo de la pastura. En las pasturas cultivadas la mayor parte del fósforo es reciclada por medio de las deyecciones animales, lo que, sin embargo, no ocurre en los cultivos para henificar.

El potasio -(K)- es un nutriente esencial que tiene una alta concentración en las hojas verdes. El heno contiene entre 2 y 3 por ciento de K en su materia seca, o sea que es altamente extractivo del mismo: una cosecha de dos toneladas/ha remueve el equivalente a 55 kg de potasio. Es necesario para complementar el nitrógeno cuando se quieren obtener altos rendimientos, concretamente en el caso de la producción de heno. Su disponibilidad en el suelo es muy variable. Los tréboles son sumamente sensibles a la deficiencia de potasio.

El azufre -(S)- es necesario para las plantas en casi la misma cantidad que el fósforo, y las leguminosas, por lo general, tienen una respuesta positiva. Sin embargo, es menos usado, en forma cresciente, como fertilizante. Su disponibilidad en el suelo es muy variable. Algunos de los fertilizantes más conocidos contienen grandes cantidades de azufre; el superfosfato simple contiene más azufre que fósforo, el sulfato de amonio proporciona abundante azufre y las escorias básicas que fueron un fertilizante importante de las pasturas en los países industriales, contenían grandes cantidades del mismo. Muchos fertilizantes concentrados comunes hoy día contienen poco azufre -en parte para reducir los costos de transporte- y el proceso de producción de acero que producía las escorias ricas en azufre ha sido casi abandonado, por lo que puede ocurrir que su abastecimiento pueda limitar la producción.

Los elementos traza o micronutrientes son elementos limitantes en algunos lugares y la aplicación de pequeñas cantidades puede tener efectos espectaculares. Sin embargo, deberían ser usados, inclusive en mezclas, sólo cuando se ha identificado su deficiencia. Las deficiencias de micronutrientes deben ser consideradas de acuerdo con cada caso particular.

El nitrógeno -(N)- es, por supuesto, esencial para el crecimiento de todos los cultivos y su abastecimiento es uno de los mayores factores limitantes de la producción de forraje. Un adecuado abastecimiento de nitrógeno es fundamental, ya sea como fertilizante o por medio de la fijación biológica a través de las leguminosas. Estas especies, cuando hay una nodulación efectiva, fijan una importante cantidad de nitrógeno atmosférico y lo agregan a todo el sistema productivo; sin embargo, puede ser necesaria la adición de fertilizantes nitrogenados minerales ya que el aporte de los primeros puede ser insuficiente. En los cultivos para heno se necesitan fuertes aplicaciones de N, incluyendo aplicaciones en cobertura entre los cortes, pero, sin embargo, puede ser necesario limitar estas aplicaciones para evitar una excesiva densidad del forraje que favorezca el vuelco y demore el secado con consecuentes pérdidas. En el caso de los pequeños productores se encuentra con cierta frecuencia un uso no equilibrado de fertilizantes: muchos agricultores tienden a usar una fertilización nitrogenada en cobertura lo cual tiende a enmascarar las necesidades de fósforo y otros minerales necesarios. La fertilización nitrogenada de las leguminosas es innecesaria y puede deprimir la fijación biológica del nitrógeno.

La fertilización básica para el establecimiento de los cultivos forrajeros varía en función de las condiciones locales pero la fertilización de mantenimiento depende del sistema de manejo. Los niveles de fertilización deben ser decididos de acuerdo con la experiencia y los resultados de la investigación agrícola. Una fertilización básica con un compuesto fosfatado y con potasio es casi siempre necesaria; en el caso de los cultivos de especies no leguminosas es necesario agregar nitrógeno en la cama de semillas. Algunas veces en el caso de las leguminosas, sobre todo de la alfalfa, puede ser necesaria la fertilización con fósforo.

El calcio -(Ca)- es necesario para el crecimiento y la nodulación de las leguminosas. En condiciones templado-húmedas se usa el encalado en altas dosis periódicas, a fin de elevar el pH. Esto no es adecuado para los suelos tropicales ácidos, los que sin embargo pueden ser favorecidos por una fertilización ligera con cal (600 kg/ha).

Las fórmulas de fertilizantes usadas dependen de la disponibilidad local. Por ejemplo, el superfosfato simple es reconocido como la mejor fuente de fósforo para la mayoría de los forrajes y pasturas, pero su contenido de fósforo es relativamente bajo (17-18 % P2O5, en comparación con el superfosfato triple), por lo que puede no ser conveniente si hay un costo importante de transporte.

Semillas y materiales para la siembra

La selección de cultivos para las diferentes situaciones y condiciones se discute en el Capítulo VIII. Siempre se deben usar semillas limpias y sanas de los mejores cultivares disponibles. En los países desarrollados, el mercado de las semillas de cultivos forrajeros presenta pocos problemas, si bien su disponibilidad tiende a estar limitada a un cierto rango de especies y cultivares. En muchos países en desarrollo la situación de las semillas es más difícil, sobre todo para las especies forrajeras en comparación con las semillas de cereales y otros cultivos mayores. Por lo general, las prioridades nacionales han estado dirigidas, muy probablemente en forma correcta, a satisfacer las necesidades de los cultivos comerciales y alimenticios mientras que los cultivos forrajeros han ocupado un lugar secundario. La importancia del ganado en muchos sistemas de producción de los pequeños agricultores y la necesidad actual de producir el forraje en la finca indican que este desequilibrio debería ser corregido. El mercado internacional de semillas a menudo ofrece cultivares adaptados a un rango limitado de condiciones - en contradicción con las opiniones de los comerciantes - y está dominado por países con un importante mercado interno de semillas forrajeras, especialmente Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos de América.

Las variedades locales tradicionales en los países en desarrollo a menudo están disponibles como semillas de cultivos no seleccionados con pureza física y genética dudosas. En muchas oportunidades se ha demostrado que los rendimientos de forraje por unidad de superficie pueden ser incrementados, y a veces duplicados, usando buenas semillas de especies y cultivares probados localmente. Muchos países tienen los conocimientos y las semillas básicas disponibles en sus sistemas de investigación y el problema es cómo desarrollar su producción y distribución local en forma comercial y sostenible. En los capítulos que se refieren a los distintos cultivos se mencionarán los cultivares; sin embargo, es necesario recordar que si bien un cultivar puede haber tenido un comportamiento favorable en condiciones agroclimáticas similares en otro país o continente, no significa que necesariamente pueda ser transferido a las nuevas áreas con total seguridad. Por ejemplo, el comportamiento de las enfermedades es diferente: los sorgos forrajeros seleccionados en el exterior e importados en África, donde hay serios problemas de enfermedades, por lo general tienen un comportamiento muy pobre.

Heno bajo riego

Los cultivos forrajeros bajo riego están muy difundidos en zonas áridas y semiáridas. Bajo las condiciones del pequeño agricultor, por lo general en sistemas mixtos de producción, las mayores áreas de forrajes cultivados en el mundo en desarrollo se encuentran en tierras regadas en Cercano Oriente y en el subcontinente hindú, comúnmente en sistemas de trigo-arroz asociados con búfalos para la producción de leche. Las áreas específicamente definidas para la producción de forraje son raras en el caso de los pequeños agricultores y en los sectores pastoriles, excepto en Xinjiang (Altai, China) (ver Estudio de Caso 4, Capítulo IX) donde es una excepción notable. Sin embargo, entre los productores en gran escala es común encontrar asociada la producción altamente especializada de forrajes con la producción de leche. Los diseños de las parcelas bajo riego deben ser diseñados como para presentar los menores obstáculos a la producción agrícola y al transporte de la maquinaria y facilitar el acceso para el transporte de un cultivo muy voluminoso. Un sistema adecuado de drenaje para permitir que los cultivos puedan secarse antes del corte es altamente deseable.

Componentes de un sistema de riego

El riego no es un fin en sí mismo así como el simple suministro de semillas y agua a la tierra no aseguran un aumento económico y sostenible de los resultados. Existe una compleja interacción entre la tierra y el agua, las prácticas agrícolas y las opciones de cultivo que interactúan en el sistema y afectan su producción, las ganancias y la eficiencia del trabajo. El manejo y el mantenimiento del riego requieren disciplina; los sistemas tradicionales dependen de un sistema de toma de decisiones estable dentro de la comunidad y todas las intervenciones requieren, mucho antes de su ejecución, discusiones dentro de la familia y a nivel de la comunidad. Las comunidades de las fincas regadas están al tanto de las complejidades de los sistemas.

Los principales componentes son:

i. las actividades productivas (elección de los cultivos, sistemas de cultivos y de ganadería);

ii. el manejo del agua en la finca (optimización de los rendimientos y uso de la mano de obra y los insumos);

iii. el sistema de distribución;

iv. el sistema de abastecimiento de agua (relación con el sistema hidráulico local, confiabilidad, calidad y oportunidad del abastecimiento); y

v. las implicaciones posteriores (inundaciones, salinidad, drenaje).

Estos problemas se discuten en detalle en las secciones siguientes.

Actividades productivas

La selección de cultivos o de mezclas de cultivos se determina, en cualquier zona climática, por la disponibilidad y la calidad del agua, los suelos y el mercado local (tanto para la venta de los productos como para la compra de insumos). En las ocasiones en que el agua es el factor limitante el objetivo de los productores es, por lo general, maximizar el retorno por unidad de agua suministrada.

Manejo del agua en la finca

Es importante hacer el mejor uso posible del agua entregada a la finca de modo de optimizar el rendimiento no sólo de los cultivos individuales sino también de las mezclas de cultivos, de optimizar la eficiencia de uso del agua y de evitar la degradación de la tierra debido a la inundación o la salinización. El programa de aplicación de agua para satisfacer la relación planta-suelo-agua es esencial. La preparación adecuada de la tierra, incluyendo su nivelación, es fundamental para la aplicación del agua, para economizar mano de obra y energía y para optimizar el uso de los insumos (p. ej. el riego debe ser diseñado de modo que el fertilizante permanezca dentro de la zona de raíces de los cultivos y no sea perdido con el agua de drenaje).

Estas operaciones son fundamentales para la operación correcta de una finca con riego; su aplicación requiere conocimientos de agronomía de los cultivos y manejo de la tierra y el agua.

El sistema de distribución

El sistema usado entre la toma del agua de su fuente y el campo del agricultor requiere al mismo tiempo manejo y mantenimiento. El manejo debe asegurar en forma ecuánime la división del agua y el tiempo de entrega de agua a cada agricultor. También debe asegurar que los canales y otras instalaciones estén bien mantenidos; los convenios sobre estos puntos son un prerrequisito para el futuro trabajo. El mantenimiento, por lo general con participación comunitaria, es una tarea compleja y que lleva tiempo. A menudo es posible, por medio del rediseño y de modificaciones proporcionar sistemas que sean menos propensos a la sedimentación y que, por lo tanto, necesiten menos mantenimiento.

El sistema de abastecimiento de agua

Deben ser estudiados dos aspectos: el efecto del agua que se desvía para otras áreas aguas abajo y los posibles efectos negativos en el sistema hidrológico. La decisión final sobre muchas desviaciones de agua no puede ser decidida solamente por discusiones entre los potenciales usuarios sino que todas las partes afectadas deben ser consultadas. Las estructuras modernas y sólidas no solo reducen los costos de mantenimiento sino que también permiten la modificación y la prolongación del sistema de cultivo al ofrecer un mayor período de riego.

Implicaciones aguas abajo

Los sistemas de riego pueden tener efectos indeseados sobre la tierra que está aguas abajo a causa de la salinización, la inundación y el daño causado por las aguas residuales. El diseño y el sistema de manejo del agua a nivel de la finca pueden ser el origen de estos problemas. Es importante que esos aspectos sean debidamente considerados antes de tomar cualquier medida correctiva. Desde el momento que otros usuarios de la comunidad pueden no ser afectados directamente por el daño aguas abajo, tales efectos deben ser estimados en función de sus efectos más serios a nivel comunitario y ambiental.

Tipos de riego

El riego superficial, en el cual el agua es distribuida por la inundación de estanques, canales y surcos es el método mas antiguo y tradicional que aún hoy día cubre la gran mayoría de las tierras regadas en el mundo. Es muy probable que en la gran parte de los campos regados por los pequeños agricultores para la producción de forrajes se utilice este sistema. El agua en la superficie es distribuida en varias formas, las principales de las cuales se discuten a continuación ya que afectan la producción de forraje.

El tema es sumamente complejo. Deberían ser consultados textos comunes (p.ej. Kay, 1986) para obtener información sobre el diseño de las unidades de riego, su organización y los detalles de la metodología de riego. Los requerimientos de agua de los cultivos y las normas para su predicción se discuten en otra publicación de la FAO (Doorenbos, FAO, 1984). Al considerar el riego del cultivo para heno, se debería, sin embargo, tener en cuenta que cualquiera que sea el método usado no afecte negativamente las posibilidades de uso de la maquinaria y que haya acceso adecuado al predio en el momento de henificar y para el trasporte necesario para trasladar la cosecha.

Riego en compartimientos cerrados

El riego en compartimientos cerrados es el sistema más antiguo: el campo es dividido en uno o más estanques pequeños nivelados y es rodeado por un lomo que retiene el agua hasta que esta ha embebido el suelo. Este sistema puede ser adaptado a muchos cultivos y sistemas de producción pero para la producción de forrajes exige mucha mano de obra y prácticamente dificulta la mecanización de la cosecha, excepto en los casos en que se utilizan estanques muy grandes. Los lomos dentro del estanque deben ser eliminados después de cada corte y en el caso de los cultivos que sufren varios cortes deben ser reconstruidos después de cada uno de estos.

Riego por los bordes

También es conocido como riego en fajas y se asemeja al riego por compartimientos cerrados ya que los predios están divididos por lomos pero la pendiente de sus bordes está en dirección del flujo de agua. No están nivelados y el sistema de riego es diferente. El agua no es retenida en el campo para saturarlo sino que lo satura a medida que fluye sobre la tierra, por lo que es importante el uso correcto del flujo con una justa duración a fin de que la cantidad necesaria de agua se infiltre en el suelo. El sistema es más adecuado para hacer heno que el riego por compartimientos cerrados. Si hubiera alguna operación mecanizada, será necesario que el borde sea adecuado al equipo usado.

Riego por surcos

Es el sistema más usado en el caso de cultivos establecidos en surcos: el agua no fluye por encima de toda el área sino que se limita a los canales entre dos surcos y se infiltra hacia abajo y a los lados de los mismos. Es un excelente método para cultivos forrajeros voluminosos como pasto elefante (Pennisetum purpureum), maíz y sorgo pero no es un método adecuado para cultivos para heno. Si el cultivo o la cosecha son mecanizados, el ancho de los surcos debería estar adaptado al equipo a ser usado.

Riego por inundación

En este caso el abastecimiento de agua depende de corrientes de agua esporádicas provenientes de lluvias torrenciales o de la fusión de las nieves. Los métodos tradicionales de distribución de agua demandan un cierto aporte de mano de obra y pueden ser usados solo cuando los niveles de las corrientes son bajos; además, pueden ser completamente destruidos por inundaciones originadas por la fusión de las nieves en el verano, un momento en el cual un cultivo para heno bajo riego puede ser muy productivo.

Qanat

Este sistema -también llamado karez- toma el agua de surgentes subterráneas por medio de túneles de pendiente suave que transportan el agua bajo tierra hasta el predio cultivado. Este sistema está difundido en partes de Irán y Afganistán llegando hasta la depresión de Turfan en China.

Sistemas por tuberías

Varios sistemas de tuberías -por lo general bajo tierra- han sido diseñados para reducir las grandes pérdidas de los sistemas por canales abiertos y, de este modo, disponer de más agua para los cultivos. El agua es usualmente proporcionada a los cultivos por medio de tuberías con válvulas que la elevan -en el caso de tuberías subterráneas- o por medio de tuberías con compuertas cuando están en superficie. De cualquier manera son necesarias una nivelación adecuada y algunas estructuras en el campo. En el caso de la alfalfa el agua es levantada apenas por debajo del nivel medio del suelo de modo que una vez que el cultivo ha sido establecido la segadora y otras máquinas pasan sin dificultad.

Riego por rociadores

Este sistema requiere una considerable inversión en equipos pero tiene varias ventajas: no son necesarias inversiones en nivelación de la tierra, drenaje y otras infraestructuras, se ocupa menos tierra con las estructuras de riego, el agua se usa en forma más eficiente, y hay pocas posibilidades de pérdidas por infiltración y salinización por napas freáticas ascendentes. Además no presenta estructuras que puedan dificultar las operaciones de cosecha.

Riego con eje central

Estos sistemas de rociadores son grandes, controlados por ordenadores, y rotan alrededor de un eje central. Son ampliamente usados para cultivos forrajeros en zonas semiáridas o desérticas como en Arabia Saudita y California (Estados Unidos de América). Son utilizados principalmente en grandes fincas comerciales donde el forraje es un cultivo de alto valor ya que son adecuados para esas condiciones.

Riego de los cultivos para heno en la estación fría

El riego antes del deshielo de los campos naturales para heno es una actividad tradicional en algunas partes de la Federación de Rusia y Mongolia. El agua es tomada de ríos y otras corrientes y conducida a áreas reservadas para heno, con o sin otras estructuras de campo y es almacenada por medio de su congelación en la superficie. Los métodos tradicionales para distribuir el agua en las montañas de Mongolia y en las zonas de las estepas comprenden la diversión temporal de las corrientes de agua para formar una capa de hielo sobre las tierras para heno, el cual se derretirá al inicio de la temporada de crecimiento.


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