Cada día son más los códigos de conducta empresariales que existen a nivel mundial. Algunos surgieron por preocupaciones de los consumidores, otros por iniciativas empresariales. Todos ellos han dado pie a un número de iniciativas de etiquetado o de certificación. Algunos de ellos fueron realizados por las ONG o por el sector empresarial o instituciones gubernamentales. Muchos hacen referencia a acuerdos y convenciones internacionales, a veces traduciéndolos en normas verificables para su aplicación directa por los productores o los comerciantes.
En primer lugar, las normas pueden ser establecidas por el gobierno. Generalmente a las normas gubernamentales se les llama reglamentos, excepto cuando éstas son elaboradas y administradas por agencias semi-independientes. Las normas pueden estar basadas en acuerdos internacionales o directrices establecidas por organismos intergubernamentales tales como la Comisión del Codex Alimentarius de la FAO/OMS. Las directrices intergubernamentales normalmente son de naturaleza genérica que permiten a los gobiernos establecer normas más específicas que estén adaptadas a la situación y necesidades del país. Los reglamentos nacionales pueden también acordar el sistema de certificación, bien sea para acreditar a organismos de certificación privada o para mantener la certificación en manos de organismos gubernamentales. Los gobiernos pueden desarrollar una etiqueta nacional para sus productos, para su uso exclusivo o para ser usada junto a etiquetas de otros organismos de certificación. Tales normas son voluntarias, en cuanto a que se puede elegir no certificar y no portar la etiqueta. Sin embargo, si se usa el certificado y/o la etiqueta, los productores y los comerciantes tienen que cumplir con las reglas.
Un segundo tipo de organizaciones que establece normas es la industria, pudiendo ser los mismos productores u otros actores de la cadena (compradores o minoristas). Por definición, la certificación involucra a terceros que no tienen ningún interés en que la empresa sea certificada. Por lo tanto, en esta publicación sólo se analizarán las normas de la industria que son verificados por terceros.
Los productores, generalmente miembros de una asociación o cooperativa, pueden estar interesados en establecer un estándar e invitar a terceros a verificar su aplicación, con el fin de demostrarle a una amplia gama de compradores que están cumpliendo con ciertos requisitos exigidos en el mercado. Un programa que da tal garantía puede ahorrar tiempo y dinero, si se compara con el de dar a cada comprador una garantía individual. Ejemplo de este tipo de normas son las establecidas por las asociaciones nacionales de productores armonizadas conforme al sistema COLEACP. Otro ejemplo lo constituyen las primeras normas establecidas por las asociaciones de productores orgánicos, que no sólo sirvieron para darle seguridad al consumidor, sino que también funcionaron como una herramienta de aprendizaje para los productores.
Los comerciantes también pueden definir normas. Si un grupo de compradores reconoce que ellos exigen básicamente los mismos requisitos para ciertos productos, ellos pueden establecer una norma conjunta. Esto motivaría a los productores a aplicar la norma rápidamente, puesto que queda claro que una gran parte del mercado así lo requiere. Un ejemplo de normas establecidas por los comerciantes es el protocolo de EurepGap.
También con un interés en la industria misma pero visto desde otra perspectiva, encontramos a los sindicatos. Su principal modo de trabajo es la negociación colectiva de acuerdos para las empresas individuales, y esto no concuerda muy bien con el establecimiento de normas generales. Sin embargo, la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) ha establecido una especie de código genérico donde los sindicatos pueden participar en coaliciones multipartitas que estén estableciendo normas.
Muchas normas sociales y ambientales son establecidas por las ONG. Las ONG pueden estar constituidas por grupos amplios de interesados. Las ONG que establecen normas pueden ser coaliciones de varias ONG más pequeñas, cada una de ellas con sus propios elementos constitutivos. El grado de aceptación de las normas establecidas por las ONG depende de muchos factores, entre ellos, el reconocimiento público que tenga la ONG establecedora; el proceso relativo al establecimiento de las normas, especialmente el grado de consulta con los interesados; la «aplicabilidad» de los requisitos y la publicidad alrededor de la norma. Al igual que los organismos gubernamentales establecedores de normas, las ONG mismas pueden realizar la verificación o acreditar a organismos de certificación.
Finalmente, los gobiernos, el sector privado y las ONG pueden formar coaliciones para el establecimiento de normas. Por ejemplo los gobiernos, la industria y las organizaciones de consumidores tienen sus miembros acreditados ante ISO, y la Iniciativa del comercio ético (ETI) es una organización tripartita: gubernamental, de ONG y sindical.
En lo que queda de este capítulo, se dará un vistazo general a los principales programas para el establecimiento de normas sociales y ambientales voluntarias, y a los programas de certificación en el ámbito de los cultivos tropicales y hortícolas. Sólo se incluirán normas aplicadas internacionalmente. Junto a cada programa se presentará brevemente la organización que está detrás de la iniciativa, luego se analizarán el alcance de la norma y el sistema de certificación y de etiquetado. Los programas han sido agrupados de acuerdo con el tipo de organización establecedora, aunque en el caso de las organizaciones multipartitas la selección ha sido algo arbitraria. La perspectiva general no es exhaustiva, especialmente en relación a aquellas normas que no están acompañadas por un programa de certificación[3].
La producción orgánica consiste en el manejo holístico del ecosistema agrario, enfatizando los procesos biológicos y minimizando el uso de los recursos no renovables. Aunque los términos «orgánico, ecológico o biológico» se han desarrollado en Europa y Norte América para distinguir a la agricultura orgánica de la convencional, muchos sistemas de agricultura tradicional de bajo insumo en otras partes del mundo son también sistemas orgánicos de facto. En este sentido se ha introducido el término «orgánico por defecto», e incluso «orgánico por negligencia». Sin embargo, estos términos dan la falsa impresión de que cualquier sistema de agricultura que no utilice agroquímicos automáticamente cumpliría con las normas orgánicas, lo cual no es cierto necesariamente.
Evolución y alcance de las normas orgánicas[4]
Inspirados en las ideas de Rudolf Steiner (en la década de los años veinte), de Sir Albert Howard (en los años treinta) y de Lady Eve Balfour (en los años cuarenta), muchos agricultores desarrollaron sus propios métodos de agricultura orgánica. A medida que el sector orgánico evolucionaba, se formaron asociaciones de agricultores orgánicos que creaban sus propias normas, más con el ánimo de comunicar lo que habían aprendido que de codificar lo que constituye la agricultura orgánica. La inspección en el lugar de producción no comenzó sino hasta la mitad de los años setenta, cuando las asociaciones de agricultores desarrollaron sus propios sistemas de certificación con el objetivo de atender a sus propios miembros. Con el tiempo, estas unidades de certificación se volvieron más independientes para así evitar conflictos de interés y aumentar la confianza entre un número creciente de consumidores.
La Federación Internacional de los Movimientos de Agricultura Biológica (IFOAM) fue fundada en 1972 y tiene su sede central en la ciudad de Bonn, Alemania. IFOAM formuló la primera versión de sus Normas Básicas (IBS) en 1980, las cuales han sido revisadas bienalmente desde entonces. Las IBS sirven de directrices para que los organismos públicos y privados puedan producir normas orgánicas más específicas.
La última revisión de las IBS fortaleció las normas para el manejo de ecosistemas con la protección del paisaje terrestre, el control de la contaminación y la conservación del agua y el suelo. Se está discutiendo si también se deben incluir criterios para las condiciones laborales y otros temas sociales, sobre los cuales hasta el momento sólo se hacen referencias generales (Schmid, 2002; Riddle y Coody, 2002). Las normas de elaboración, empaque y rastreabilidad normalmente incluyen estipulaciones para prevenir que los productos convencionales y orgánicos se mezclen, así como criterios para el uso de aditivos y herramientas para la elaboración de alimentos. Dado que las distancias contribuyen al uso de insumos externos, se debate si deben establecerse criterios relativos al abastecimiento desde las fuentes locales y a las formas de transporte (el debate sobre las «food miles» - o cantidad total de millas que recorren los alimentos antes de ser consumidos).
Además de los sistemas de normas y certificación de orgánicos, el grupo comercial de IFOAM lanzó un Código de Conducta de IFOAM para el Comercio Orgánico en febrero de 2003. El Código de Conducta tiene ocho principios básicos que incluyen la «transparencia y responsabilidad en las negociaciones» y la «distribución justa de las ganancias». Cualquier empresa orgánica puede adherirse al código y participar en el proceso continuo de auto-evaluación (IFOAM, 2003).
Si bien la demanda de productos orgánicos ha ido creciendo, la oferta se ha quedado atrás y los precios con primas han creado incentivos para el engaño. Muchos países han formulado reglamentos para los productos orgánicos con el fin de proteger a los productores honrados y a los consumidores. Las primeras normas fueron adoptadas en Estados Unidos (en el Estado de Oregon en 1974 y en California en 1979). Francia fue el primer país de Europa en adoptar una norma orgánica (en 1985). El Reglamento 2092/91 de la Unión Europea, que cubre todas las etiquetas de productos orgánicos, fue adoptado en 1991. Otras normas nacionales importantes para el comercio internacional son: la Norma Agrícola Japonesa (JAS, sigla en inglés), las normas orgánicas para los productos vegetales (2000) del Ministerio Japonés de Agricultura, Bosques y Pesca (MAFF, sigla en inglés) y las normas del Programa Orgánico Nacional de Estados Unidos (NOP, sigla en inglés), creado por el Departamento de Agricultura en 2002. Con miras a la armonización, el Codex formuló directrices para la producción, elaboración, etiquetado y comercialización de alimentos orgánicamente producidos, adoptado en 1999 para los productos vegetales. Las directrices fueron revisadas en 2001 con el fin de incluir disposiciones para el ganado y los productos pecuarios. Las directrices del Codex son voluntarias y los países miembros pueden decidir hasta qué grado seguirlas.
Existen normas orgánicas para todos los cultivos y para casi toda la producción animal. Los órganos que establecen normas también los están elaborando para la explotación piscícola, la apicultura y la recolección de productos silvestres. Las normas orgánicas para la producción vegetal típicamente incluyen: criterios para los períodos de conversión; semillas y plantas de propagación; mantenimiento de la fertilidad del suelo mediante el uso y reciclaje de materiales orgánicos; control de plagas y enfermedades y eliminación de malezas. Prohíben el uso de abonos y plaguicidas sintéticos así como de organismos producidos por ingeniería genética. También tienen criterios para el uso de abonos orgánicos y plaguicidas naturales.
Certificación y acreditación
IFOAM/IOAS
El Servicio Internacional de Acreditación de la Producción Orgánica (IOAS) acredita a organizaciones de certificación que cumplan con los criterios de IBS. Dado que la IBS es una norma genérica, IOAS exige que los organismos de certificación elaboren algunas normas más específicas. En 1999 los Organismos de Certificación Acreditados por IFOAM firmaron un acuerdo de reconocimiento mutuo que permita facilitar la aceptación de productos certificados por cualquiera de ellos. Sin embargo, no todos ellos contienen las mismas normas. De hecho, el acuerdo contiene una cláusula de «estipulaciones adicionales», que establece que dichos productos deben también cumplir con aquellas normas que van más allá de las requeridas por la IBS, las cuales deben ser exigidas por el organismo que «acepta el reconocimiento mutuo» (Commins, 2002).
Reglamento de la Unión Europea
El Reglamento EEC 2092/91 de la Unión Europea concierne a la acreditación nacional de los organismos de certificación o la certificación por autoridades nacionales (EEC, 1991). Normalmente los organismos de certificación deberán estar en conformidad con la norma europea EN 45011 o la Guía ISO 65 relativos al manejo de los sistemas de certificación. Países fuera de la Unión Europea pueden hacer equivaler sus sistemas de certificación y ellos aparecen en una lista de «países terceros». La lista también puede especificar unidades de producción u organismos de inspección. Para importar de países que no estén incluidos en esta lista es necesario obtener la autorización de un Estado Miembro de la Unión Europea. El importador debe demostrar que el producto fue producido y sometido a inspección conforme a normas equivalentes a las normas orgánicas de la Unión Europea, y que fue certificado por un organismo que opera en cumplimiento de la Guía ISO 65 (Commins y Kung Wai, 2002). Los procesos administrativos para la obtención de tales autorizaciones de importación pueden diferir considerablemente entre los países. Desde 2002 se requiere enviar el certificado original con los productos.
El Programa Orgánico Nacional de los Estados Unidos (NOP)
El NOP establece que todos los productos vendidos en los Estados Unidos como «orgánicos», deberán ser imprescindiblemente certificados por un organismo o un programa estatal que haya sido previamente acreditado por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos. El NOP entró en vigor en octubre de 2002 y, actualmente (marzo de 2003) cuenta con 81 organismos de certificación, 30 de los cuales están registrados fuera de los Estados Unidos. Las agencias extranjeras pueden también ser reconocidas por el USDA para acreditar conforme al NOP. Los programas de acreditación reconocidos hasta la fecha (marzo de 2003) son aquellos de Dinamarca, Francia, Nueva Zelandia, Québec (Canadá) y el Reino Unido (USDA, 2003). Los organismos de certificación pueden ser evaluados por las agencias de sus propios gobiernos para determinar si cumplen con las estipulaciones del NOP. La Guía ISO 65 es de carácter voluntario para los organismos de certificación comprendidos en el sistema NOP (Anónimo, 2002b).
La Norma Agrícola Japonesa (JAS)
A comienzos del año 2000 MAFF promulgó el programa JAS, el cual entró en vigor en abril de 2001. A partir de entonces los productos orgánicos de origen vegetal vendidos en el Japón necesitan portar la etiqueta JAS y tener la certificación expedida por un organismo aprobado y registrado. La norma JAS requiere que cada planta elaboradora o de empaque tenga un «gerente clasificador» calificado que sea responsable de revisar la ruta de la auditoria. Además debe tener procedimientos de operaciones y un informe de la clasificación que cumpla los requisitos de JAS (Weinberg, 2002b). En mayo de 2002 el número de organizaciones de certificación japonesas llegaba a 62, a los que se deben sumar otras 6 organizaciones de certificación extranjeras. Una particularidad es que la responsabilidad de descertificar recae directamente sobre MAFF y no sobre el organismo de certificación. MAFF ha reconocido a los sistemas de la Unión Europea, los Estados Unidos y Australia a pesar de lo cual los comerciantes y las compañías elaboradoras japoneses que desean usar sus productos tienen la obligación de obtener, en el Japón, un «certificado del gobierno u organización correspondiente» (Anónimo, 2002a).
Sistemas internos de control
Muchas normas orgánicas[5], incluido el sistema IFOAM/IOAS, permiten que se puedan certificar grupos de productores. En este caso, el grupo está obligado a establecer un sistema interno de control (incluyendo la documentación), que garantice que todos los miembros cumplen con la norma. El organismo de certificación se transforma entonces en contralor y verifica si el sistema interno funciona adecuadamente. Se debate en forma continua sobre los requisitos de tales sistemas, así como sobre la llamada «tasa de re-inspección» (o sea el porcentaje de productores individuales que necesitan volver a ser inspeccionados por el organismo externo).
La armonización internacional de las normas orgánicas y los sistemas de certificación
Existen diferentes normas y requisitos para la certificación y el etiquetado, y ello aumenta los costos de certificación para aquellos productores que quieran exportar a más de un mercado. Ello también impone desafíos logísticos para el comercio orgánico internacional; los problemas administrativos para manejar productos compuestos con ingredientes de varios orígenes y para varios mercados potenciales se multiplican. En un esfuerzo por armonizar los actuales sistemas de garantía orgánica, se ha creado un grupo de acción integrado por IFOAM, FAO y UNCTAD: el Grupo de Acción sobre la Equivalencia de los Sistemas de Garantía Orgánica. Éste comenzó su labor en 2003 y sirve como plataforma abierta para el diálogo. El grupo tiene como objeto evaluar propuestas relacionadas a los mecanismos para establecer equivalencias, reglamentos y sistemas de evaluación de conformidad, y que serán puestos a consideración de los gobiernos, la Comisión del Codex Alimentarius y otros organismos pertinentes.
Etiqueta y mercado
Existe un sinfín de etiquetas de productos orgánicos, que reflejan la cantidad de programas de certificación existentes. No obstante, en los países con legislación para dichos productos, el uso de etiquetas de productos orgánicos está sujeto a criterios estrictos. Para los productos compuestos, normalmente se estipula que sólo cuando un alto porcentaje (del 90 al 100 por ciento) de los ingredientes proviene de plantas o fincas con certificación orgánica, éstos pueden ser llamados orgánicos. Si el «porcentaje orgánico» está por debajo del nivel señalado, en muchos casos se permite especificar cuales son los ingredientes orgánicos. Las declaraciones de orgánicos deben, en general, ir acompañadas de información sobre el organismo de certificación y el sistema o reglamento conforme al cual estos productos fueron certificados. El sello acreditado de IFOAM puede aparecer sobre el producto sólo como parte del logotipo del organismo de certificación, y en el propio material de promoción del organismo certificador. El uso del logotipo del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos es voluntario siempre y cuando se cumplan los requisitos para su uso. En el Japón, el uso del logotipo JAS es obligatorio si se ha hecho una afirmación a nivel minorista de que es orgánico (Schmid, 2002; Riddle y Coody, 2002; Weinberg, 2002ª).
El Centro de Comercio Internacional (CCI) estimó las ventas mundiales de productos orgánicos para 2001 en 19 mil millones de dólares EE.UU., lo que representa un aumento de 10 mil millones desde 1997. Se prevé que en 2003 el mercado europeo estará entre los 10 y 11 mil millones de dólares EE.UU., el de Norte América en 12 mil millones de dólares EE.UU. y el del Japón en 400 millones. Antes de que el estándar JAS entrara en vigor, en el Japón existía un «mercado verde» indiferenciado del cual se desconoce la participación de los productos orgánicos. En consecuencia, las cifras japonesas eran sobreestimaciones (Kortbech-Olesen, 2003). En el capítulo 5 se entregan mayores detalles sobre los mercados orgánicos para otros productos hortícolas y tropicales.
El Smithsonian Migratory Bird Center (Centro Smithsonian para las aves migratorias) es parte del Smithsonian National Zoological Park, un instituto del gobierno de los Estados Unidos para la investigación y la conservación de la vida silvestre. Este centro tiene el objeto de proteger a las aves migratorias y a su hábitat natural, y sus actividades se extienden por todas las Américas. El centro pretende investigar de qué manera los cambios causados por los seres humanos afectan a las poblaciones de aves, y cómo la conservación de su hábitat afecta a las poblaciones humanas.
Elaboración y alcance de la norma
Las directrices para el café de sombra han sido elaboradas por científicos de esta institución. Su campo de trabajo se enfoca en las Américas y los expertos admiten que sus conocimientos sobre los sistemas de sombra en África y en Asia son limitados. Reconocen que se requeriría más investigación antes de adoptar normas para su aplicación más allá de las Américas. La participación de las diferentes partes interesadas fue escasa durante el proceso inicial de establecer las normas, y en 2003 se invitó al público a comentar sobre las mismas. Las normas son fundamentalmente requisitos adicionales para los criterios orgánicos, mientras que la certificación orgánica es un prerrequisito para la certificación amiga de las aves. Los criterios se centran en la composición de las especies de árboles de sombra, la estructura de la cima, la diversidad secundaria de plantas y las zonas tampón. El programa de certificación comenzó en 1999.
Acreditación y certificación
El instituto Smithsonian reconoce la certificación orgánica, a su vez acreditada por el USDA conforme a la Guía ISO 65 (Smithsonian Migratory Bird Center, 2002). Además, el Centro Smithsonian de aves migratorios capacita y acredita a inspectores en forma individual. Ambas inspecciones pueden ser realizadas al mismo tiempo. El sistema permite la certificación colectiva de operadores que cuenta con un sistema de control interno.
La etiqueta y el mercado
El café de producción certificada puede portar la etiqueta «amigo de las aves» que es de uso exclusivo en los Estados Unidos. El centro no publica cifras sobre el volumen de ventas del café etiquetado, pero en el Capítulo 5 se incluye un cálculo de las cifras relativas al café de etiqueta.
Aunque la norma ISO 14001 no sea un estándar intergubernamental de jure (de derecho), sí lo es de facto (de hecho) puesto que los gobiernos, o están involucrados con el sistema ISO o lo apoyan en su totalidad. La ISO ha sido reconocida como uno de los mayores organismos establecedores de normas armonizadas internacionales de la industria. La ISO se declara a sí misma como una organización no gubernamental, sin fines de lucro. Sus miembros son gubernamentales, paraestatales, tripartitas o no gubernamentales. Este último grupo a menudo está compuesto por representantes de la industria. Cada país sólo puede estar representado por un delegado. La ISO fue fundada en 1947 y tiene la sede de su secretariado en Ginebra. Hace poco la ISO empezó a elaborar normas ambientales y ya está trabajando sobre la responsabilidad social.
La ISO ha sido mencionada en párrafos anteriores con referencia a sus directrices para el establecimiento de normas y certificación. Las normas ISO más importantes a este respecto son las definiciones (Guía 2), las guías para el establecimiento de normas (Guías 7 y 59), la acreditación (Guía 61) y los organismos de certificación (Guías 62, 65 y 66). No obstante, esta sección trata sobre la norma de la gestión ambiental ISO 14001.
Evolución y alcance de la norma
El desarrollo y manutención de la Serie ISO 14001 está a cargo del Comité Técnico 207. Éste está integrado por expertos del mundo empresarial y gubernamental de 55 países y sus primeras normas se publicaron en 1996 (ISO, 1998a). La ISO 14004 da directrices sobre principios, sistemas y soportes técnicos para la aplicación de los sistemas de gestión ambiental, incluyendo una orientación que va más allá de los requerimientos impuestos por la ISO 14001. Algunas normas en la Serie ISO 14000 también son «herramientas» para la aplicación del sistema de gestión ambiental y están previstas para la supervisión y la auditoria ambiental, etiquetado y evaluación del ciclo de vida de los productos.
La ISO 14001 fue formulada para apoyar la aplicación de sistemas de gestión ambiental en muchos tipos de organizaciones, incluyendo a las empresas manufactureras y de servicios, agencias de gobierno, asociaciones y ONG. Los requisitos para la certificación incluyen el desarrollo de políticas ambientales con su debido plan de aplicación y comunicación, definición de responsabilidades, actividades para la capacitación de personal, la documentación y la supervisión. Aparte del cumplimiento impuesto por las reglas y leyes locales, la norma no establece objetivos específicos de rendimiento. En lugar de ello, la ISO 14001 busca constantes mejoras.
Acreditación y certificación
La ISO no certifica ni acredita a organismos de certificación (ISO, 1998b). La certificación conforme a la ISO 14001 la realizan organismos independientes de certificación, públicos o privados, bajo su propia responsabilidad. Normalmente el país en el cual operan les exige estar acreditados por las autoridades nacionales de acreditación, que generalmente son miembros de la Federación Internacional de Acreditación. Debido a que la ISO sólo establece normas y no tiene autoridad para controlar las actividades de acreditación o certificación, el logotipo ISO no puede ser utilizado en conexión con la certificación o los certificados, ni en las etiquetas.
La etiqueta y el mercado
Un creciente número de fincas está siendo certificadas conforme a las normas de la ISO 14001. Sin embargo sus productos no pueden ser etiquetados como certificados por la ISO 14001 porque el producto en sí no es el objeto de la certificación. No obstante se permite una indicación en el sello de que la empresa productora ha sido certificada por la ISO 14001, incluso indicando el organismo certificador. El uso de tal referencia podría caer bajo el control del organismo certificador. Día a día se ve con mayor asiduidad sobre las etiquetas de los productos afirmaciones tales como «empresa certificada por la ISO 14001».
La ISO 14001 se está convirtiendo en la certificación de las plantaciones por excelencia. Los directivos de estas grandes unidades de producción a menudo declaran que la ISO 14001 les ha sido muy útil en la estructuración de la documentación, en proveerles las herramientas para la gestión ambiental, reduciendo en algunos casos los costos. Sin embargo, la ISO 14001 no tiene el mismo atractivo para explotaciones agrícolas más pequeñas, ya que no ofrece el incentivo de un precio con prima, la certificación puede ser costosa y requiere de una extensa documentación.
EUREPGAP es un sistema privado de certificación conducido por 22 grandes cadenas minoristas en Europa que forman el núcleo de los miembros de EUREP, la asociación de minoristas europeos (supermercados). El programa de Buenas Prácticas Agrícolas de EUREP llamado EurepGap, reúne a los minoristas con los grandes abastecedores de productos frescos y los productores. Incluye además a los miembros asociados del sector de insumos y servicios agrícolas (principalmente los proveedores de agroquímicos, organismos de certificación y empresas de consultoría). Los miembros asociados pueden participar en los encuentros pero no forman parte del proceso de toma de decisiones de EurepGap. Antiguamente el EuroHandelsinstitut e.V. (EHI), o Instituto Europeo de Comercio, actuaba como secretariado internacional. En marzo de 2001 el EHI fundó una empresa filial independiente 'FoodPLUS GmbH, empresa comercial que actúa como organismo mundial, sirve de titular jurídico del documento normativo y hospeda al Secretariado de EUREP.
Evolución y alcance de la norma
El estándar EurepGap para frutas y verduras fue desarrollado por el Comité Técnico de EurepGap. Dicho comité solía estar dominado por minoristas pero ahora está compuesto por dos grupos con representación por igual de minoristas y proveedores. Existen otras normas que están en proceso de elaboración a cargo de otros comités técnicos, pero hasta el momento sólo está operando la norma de frutas y verduras. A continuación se empleará el término EurepGap para indicar «EurepGap frutas y verduras».
EurepGap tiene el objetivo explícito de aumentar la confianza de los consumidores en la inocuidad de los alimentos. El enfoque central de las normas EurepGap es la seguridad de los alimentos y la rastreabilidad. Las normas también preceptúan sobre algunas dimensiones ambientales (prácticas relativas al manejo integrado de plagas - MIP) y otras sociales (relativas a la salud ocupacional), aunque algunos críticos las califican de ambiguas. EurepGap también busca la armonización de los requisitos relativos a la higiene de los alimentos y al límite máximo de residuos (LMR) de plaguicidas que se les permite contener. Este esfuerzo de armonización sólo ha tenido éxito en parte, si se considera que no todos los minoristas están involucrados y que las normas se refieren a los reglamentos nacionales vigentes, que no son homogéneos en todos los países europeos. El sistema EurepGap tiene como grupo meta los productores en gran escala (por lo menos ésta ha sido la experiencia en América Latina), quienes cuentan con los recursos humanos y económicos para aplicar y supervisar el «sistema de gestión» de EurepGap.
Acreditación y certificación
Los organismos que deseen certificar conforme a las normas de EurepGap necesitan ser acreditados por FoodPLUS y haber sido otorgados la norma ISO 65/EN 45011. Una particularidad del sistema EurepGap es la posibilidad de otorgar certificados no acreditados: todo organismo de certificación solicitante tiene un período de seis meses para completar la acreditación requerida, que incluye como ejercicio práctico la entrega de los certificados no acreditados que también son aceptados.
Además de los costos de la certificación, los productores certificados tienen que pagar una cuota anual a FoodPLUS (alrededor de €25). Las organizaciones de productores que han implementado un programa de verificación por terceros, pueden incluirlo como punto de referencia para EurepGap. Si el programa es aceptado como equivalente y es acreditado, la auditoria de la finca para dicho programa también puede ser válida como si fuese una de EurepGap.
También es posible obtener una certificación de grupo para las llamadas «organizaciones de comercialización de productos» (PMO). Una PMO puede ser una cooperativa u otro grupo de cultivadores con personería jurídica que asumen la responsabilidad de aplicar las normas de EurepGap, en nombre de los cultivadores asociados y contratados mediante un sistema de control interno. La comprobación del no cumplimiento por parte de un productor, puede resultar en la cancelación de la certificación del grupo entero.
La etiqueta y el mercado
No hay ninguna etiqueta de EurepGap y tampoco hay prima sobre el precio. El mercado para los productos certificados por EurepGap son los 22 minoristas en EUREP. La certificación no garantiza que el producto sea incluido en estos supermercados, aunque en el futuro podría convertirse en un prerrequisito. Se dijo que algunos minoristas de frutas y verduras requerirían la certificación EurepGap para enero de 2003. Sin embargo la página Web de EurepGap (en la primavera de 2003) mencionaba que «algunos minoristas dicen que todos sus proveedores deberían estar certificados por EurepGap para el 2004. Otros no han fijado una fecha límite, pero con el tiempo se preguntarán por qué los proveedores preferidos no están certificados en EurepGap y que entonces quizá revisen su decisión de hacer negocios con ellos».
No existe una etiqueta para los productos, aunque EurepGap está actualmente preparando las reglas y prerrequisitos para que a nivel de caja los productos hagan referencia a EurepGap. Ello llevaría a la aparición de referencias acerca de EurepGap en los supermercados europeos, pero no sobre los productos individuales.
El COLEACP es una asociación interdisciplinaria de exportadores, importadores y otros participantes interesados en el comercio hortícola[6] de la Unión Europea con los países ACP (COLEACP 2001). A fin de mejorar el reconocimiento del mercado de los productos de los ACP, y para responder a las demandas del mercado desde el punto de vista ambiental y condiciones de producción socialmente responsables, el COLEACP tomó la iniciativa de estimular a las asociaciones de horticultores exportadores a buscar la armonización de sus códigos de prácticas de trabajo. El sistema armonizado COLEACP está diseñado como un conjunto mínimo de normas de seguridad para los alimentos, el medioambiente y las condiciones sociales, para ser incorporadas en los códigos nacionales. Hoy cuenta con 13 asociaciones comercializadoras de productos frescos que participan y provienen de 9 países africanos y caribeños.
Evolución y alcance de la norma
La norma se desarrolló a partir de una comparación de los códigos existentes de las organizaciones participantes y de un diagnóstico comparativo frente a los códigos existentes en Europa. El sistema es revisado anualmente por un comité de control compuesto por representantes de cada una de las asociaciones participantes.
El sistema armonizado es una «»norma genérica» o «norma de normas» y el sistema se aplica a todas las exportaciones de productos hortícolas frescos (frutas, hortalizas, flores y plantas) y excluye a los productos elaborados. El sistema cubre la cadena productiva completa, desde el cultivo, la cosecha, los tratamientos poscosecha, el empaque y el almacenamiento. Las asociaciones nacionales de comercio pueden establecer normas más rigurosas para ciertos parámetros, o pueden desarrollar requisitos adicionales para satisfacer a situaciones más específicas.
El sistema contiene normas relativas a la inocuidad de los alimentos durante la producción del cultivo, la época de cosecha, el manejo poscosecha y las instalaciones agrícolas. Las normas ambientales incluyen criterios para la selección, uso, almacenamiento y transporte de plaguicidas y fertilizantes, el manejo de cultivos integrados, la salud y seguridad ocupacional, el uso del suelo, el agua y los desechos, la protección de la flora y fauna, el uso de energía, los materiales de empaque y el mantenimiento de los registros correspondientes. Las normas de tipo laboral están los contratos, salarios y horarios de trabajo, procedimientos disciplinarios e inconformidades, la libertad de asociación y negociación colectiva, la no discriminación, la protección de los derechos del niño, condiciones especiales para la mujer, el trabajo no forzado, un trato no inhumano o cruel, la salud y seguridad ocupacional. También el acceso a los servicios de salud y sanidad, y el alojamiento para los trabajadores. Además, la agenda contiene un capítulo que trata sobre las relaciones con los productores externos, incluyendo normas de producción y políticas de compra, asesoría técnica y apoyo para la aplicación del código.
Acreditación y certificación
Toda asociación que desee declarar que sus normas están de acuerdo con las del sistema armonizado, debe remitirlas anualmente para que sean verificadas por el grupo de control. Este mecanismo puede ser considerado como un mecanismo de acreditación.
Siendo un estándar genérico, el sistema armonizado no contiene ningún programa de certificación ni de etiquetado. Sin embargo, el sistema requiere que los códigos de cada nación incluyan un sistema de certificación con auditorias anuales ejecutadas por equipos independientes. Los equipos pueden ser organismos de auditoria reconocidos internacionalmente o grupos nacionales que a su vez necesitarían ser verificados externamente. Los grupos de auditores nacionales tendrían que asistir al curso de capacitación en la auditoria de COLEACP y los organismos auditores externos serían aprobados por el grupo de control del sistema armonizado.
COLEACP tuvo que suspender las actividades de control debido a la falta de recursos. No obstante, las asociaciones nacionales de productores continúan trabajando con el sistema armonizado. Ejemplo de un código nacional operando de acuerdo con este sistema son las bien conocidas normas de oro y plata del Consejo Florístico Keniano (KFC). Otro ejemplo es el Código de Prácticas de la Industria Hortícola de Zimbabwe, del Consejo para la promoción hortícola de Zimbabwe, que quedan fuera del alcance de esta publicación puesto que son iniciativas del sector nacional.
La etiqueta y el mercado
No hay una etiqueta o sello asociado con el sistema armonizado. Algunos de los programas de las asociaciones agrupadas han desarrollado una etiqueta que se concede a los productores certificados. Se ha intentado en ganar una mayor notoriedad en los mercados europeos en todos los programas participantes, pero parece que existen variaciones en los niveles de reconocimiento obtenido por programas individuales en los mercados europeos. No se dispone de datos específicos de mercado relacionados con productos certificados.
El movimiento orgánico y las normas básicas de IFOAM, que es una ONG, fueron discutidos anteriormente junto con la reglamentación gubernamental referente a la agricultura orgánica.
La Red de Agricultura Sostenible (SAN), anteriormente Red de Agricultura para la Conservación (CAN), es una coalición de 10 organizaciones no gubernamentales orientadas hacia la conservación en el continente americano (CAN, 2001; Rainforest Alliance, 2003). El programa se enfocó inicialmente hacia el impacto ambiental de los métodos de producción y la conservación del hábitat, pero ha ido incorporando normas para las relaciones comunitarias y las condiciones laborales. La Rainforest Alliance es la fuerza principal detrás de la iniciativa, y su oficina en Costa Rica es la Secretaría de SAN (la oficina matriz de Rainforest Alliance está en Nueva York)[7].
Evolución y alcance de la norma
Las normas son para productos específicos y han sido desarrolladas junto con los productores, principalmente en Costa Rica y otros países de América Latina. El programa ha establecido normas para cinco cultivos tropicales: banano, cítricos, café, cacao, helecho y plantas ornamentales. Actualmente se han desarrollado normas «granja integral» para cultivos que carecen de normas específicas. La promoción e incorporación de las normas se limita principalmente al continente americano.
Las normas ambientales incluyen la prohibición de eliminar el bosque primario, requisitos para el de manejo de suelos y agua, para la conservación de las zonas tampón, para el uso, almacenamiento y transporte de productos agroquímicos, manejo integrado de plaguicidas, criterios para el manejo y reciclaje de desechos y para el sistema de control. Con respecto a los criterios sociales, la compañía certificada deberá respetar todos los convenios de la OIT que han sido ratificados por el país en el que operan. Las normas de certificación se aplican directamente sobre aquellos temas que no han sido ratificados en los convenios de la OIT. Ellas incluyen requisitos para una política social y de comunicación con los trabajadores; contratos y salarios, la no discriminación, en contra del trabajo de los menores de 14 años; condiciones específicas para trabajadores discapacitados y mujeres embarazadas; el trabajo no forzado, libertad de expresión, el derecho sindical y a la negociación colectiva; salud y seguridad ocupacional, horario de trabajo, capacitación, alojamiento y vínculos con las comunidades locales.
Acreditación y certificación
No existe un sistema de acreditación de SAN. En muchos casos la certificación es otorgada por miembros locales de SAN. La Rainforest Alliance opera el sistema de certificación en Costa Rica y Honduras así como en países donde no hay miembros de SAN. Todos los auditores, incluso aquellos que son miembros de la red local, son capacitados por la Secretaría del Programa de Agricultura Sostenible, es decir, la Alianza Rainforest. Los productores cubren los costos de las auditorias y de la certificación, dependiendo este del tipo de servicio brindado (es decir los viáticos del auditor, etc.), además de una cantidad fija por hectárea (CAN, comunicación personal).
La etiqueta y el mercado
Los sellos anteriormente llamados «proyecto mejor banano» y «ECO-OK» están siendo reemplazados en la actualidad (2003) por una nueva etiqueta: «Rainforest Alliance Certified» - certificado por la Rainforest Alliance. Los sellos se usan principalmente en actividades de relaciones públicas de productores certificados y en comunicaciones entre productores y compradores (importadores, mayoristas y minoristas). La etiqueta es administrada por la Rainforest Alliance, que exige un pago por el uso de la etiqueta en los productos, del cual los productores pueden ser eximidos.
Hasta ahora las etiquetas han sido poco usadas en los productos, excepto para el café y jugo de naranja en América del Norte y Japón. Las compañías que consideran que su propia marca es de calidad dudan en usar una etiqueta adicional. Es más, en Europa no pudo usarse la etiqueta «ECO-OK» porque el término «ECO» legalmente está reservado para los productos de la agricultura orgánica. Aunado a ello, en la cadena comercial las grandes compañías bananeras (Chiquita y Reybanpac) no separaban el banano que provenía de explotaciones certificadas. Eso significaba que no se podía hacer ninguna declaración orientada a los consumidores finales hasta que todas las explotaciones agrícolas, así como los proveedores independientes, hubiesen sido certificados.
En 2002 se desarrolló y probó un protocolo «cadena de custodia» en instalaciones de molienda de café. La nueva etiqueta ya se usa en café y en el futuro podría ser usada directamente en productos finales. Debido a que muchos productos de explotaciones certificadas por la Rainforest Alliance no se etiquetan, no existe un segmento de mercado claro para estos productos.
Las iniciativas de comercio justo tratan de proporcionar mejor acceso al mercado y mejores expectativas comerciales a los agricultores de pequeña escala. Incluyen una prima en el precio al productor, la cual será invertida en mejoras sociales y ambientales. En unidades de producción más grandes tiene el propósito adicional de mejorar las condiciones laborales. La organización internacional Fairtrade Labelling Organizations International FLO (Organización de Etiquetado de Comercio Equitativo) fue fundada en 1997 como la organización central de 17 iniciativas nacionales de etiquetado del comercio justo. Hoy día su junta directiva y varios comités cuentan con la representación de productores y comerciantes.
Evolución y alcance de la norma
Desde sus inicios, FLO ha establecido normas para varios productos, empezando por el café. En 2002 FLO estableció una agenda de normas genéricas diferenciadas para la producción en pequeña escala y en plantaciones, que era complementada con criterios específicos para los productos cuando ello era necesario. Las normas laborales son para asociaciones de agricultores y cooperativas, y las comerciales incluyen precios mínimos para comerciantes autorizados. Las normas laborales en plantaciones y fábricas incluyen la libertad de asociación, criterios sobre salarios y alojamiento, normas relativas a la salud y seguridad ocupacional, además de otras como la prohibición de trabajo de menores o de trabajo forzado. Las normas para las asociaciones de productores y cooperativas establecen criterios para una estructura organizativa participativa. Las normas comerciales estipulan que los comerciantes tienen que pagar precios mínimos fijados por FLO más las primas por comercio justo, un adelanto parcial cuando los productores lo soliciten, y comprometerse a tener una relación comercial de largo plazo. Los criterios ambientales están incluidos en las normas para cultivos específicos.
Actualmente existen normas específicas para café, té, cacao, caña de azúcar, miel, banano y otras frutas frescas, jugos de frutas, arroz y balones deportivos. Se están desarrollando normas para el vino y las flores cortadas. En 2003, FLO esperaba desarrollar normas genéricas para criterios ambientales y para la determinación de precios mínimos. Actualmente estos precios se establecen en diferentes formas: para el café, por ejemplo, precio mínimo de referencia establecido por la Organización Internacional de Café mientras que para el banano el precio mínimo se establece país por país sobre la base del costo de producción (FLO, 2003).
Acreditación y certificación
FLO se reorganizó en 2002 para permitir una mayor separación entre sus cuatro funciones de: promoción del comercio justo en general, apoyo al productor, establecedor de normas y certificador. Desde enero de 2003 la Unidad de Certificación es un organismo de certificación jurídicamente independiente. La inspección la llevan a cabo auditores locales mientras que la decisión de la
Sinopsis de las normas y programas de certificación actuales certificación se toma en la oficina central en Bonn, Alemania. FLO reconoce también a Certimex como órgano de inspección de certificación orgánica en México, lo que reduce los costos de certificación (Zonneveld, 2003). Las iniciativas nacionales de etiquetado otorgan licencias a los comerciantes de productos etiquetados de comercio justo (con el pago de una cuota), y supervisan el flujo comercial para controlar el uso correcto de la etiqueta. Por otra parte, las iniciativas nacionales promueven la adopción del sello y el comercio justo en general. Parte de las cuotas por la licencia se canalizan a FLO para el pago de los costos de certificación. Esto hace posible certificar sin cargo a las organizaciones de productores.
La etiqueta y el mercado
Desde 2003, los sellos de comercio justo en Europa están siendo reemplazados por la nueva marca de certificación internacional del comercio justo. En los Estados Unidos y el Canadá por el momento se continuarán usando los sellos nacionales. La etiqueta internacional reducirá grandemente los costos logísticos, ya que los productos no tendrán que empacarse por separado para cada destino.
El crecimiento anual de los volúmenes de comercio justo ha sido de alrededor del 20 por ciento en los últimos años. Los mayores volúmenes han sido para el banano, con un total de 30 000 toneladas en 2001 y para el café, con 14 000 toneladas comercializadas. Los mercados más grandes del comercio justo son Suiza y el Reino Unido (FLO, comunicación personal).
La norma de responsabilidad social SA8000 es para el lugar de trabajo y fue desarrollada en 1998 por la organización SAI (Social Accountability International) (SAI, 2003). SAI fue fundada por el Consejo de Prioridades Económicas, un instituto de investigación sobre la responsabilidad social empresarial con sede en los Estados Unidos, que operó de 1969 a 2001. En 1996, SAI convino en que un comité consultor internacional representante de múltiples interesados desarrollara las normas SA8000. El comité consultor SAI incluye expertos de sindicatos, de negocios y de ONG. La sede de SAI está en Nueva York.
Evolución y alcance de la norma
La norma promueve la aplicación de convenios de la OIT que abarcan la justicia social y las condiciones de trabajo. Esto incluye la prohibición del trabajo de menores y de trabajos forzados, el cumplimiento de condiciones ambientales de trabajo relativas a la seguridad y la salud, los derechos de libertad de asociación y de negociaciones colectivas, y los criterios sobre los horarios de trabajo y salarios, así como el derecho a no ser discriminado y la necesidad de un sistema de gestión social.
Las normas fueron desarrolladas para la industria manufacturera, y aprobadas para su uso en el sector agrícola en 2000. Fueron revisadas en 2001 y actualmente se realiza una evaluación de los documentos guía.
Certificación y acreditación
SAI acredita a organismos de certificación de unidades productivas. Los requisitos de acreditación incluyen: la adhesión demostrada a la Guía 62; ISO/IEC (Organización Internacional de Normalización y Comisión Electrotécnica Internacional), documentación sobre cómo obtener información acerca de las condiciones de trabajo; información sobre cómo se determinará el salario mínimo y documentación sobre cómo se asegura que el personal de auditoria esté capacitado en los componentes y en la aplicación de la SA8000. Del mismo modo, los auditores individuales que llevan a cabo las inspecciones deberán estar acreditados.
Las compañías que se proveen de contratistas pueden unirse al programa llamado Miembro Signatario, pero requiere que la compañía emita un plan mediante el cual, tanto las explotaciones propiedad de la empresa como sus proveedores, adopten con el tiempo la certificación SA8000 e informen sobre sus avances. La norma SA8000 para el sector agrícola se aprobó en 2000, y hasta ahora 15 explotaciones agrícolas han sido certificadas para el cultivo, empaque y elaboración de banano, piña, frutas enlatadas, café, tabaco y vino.
La etiqueta y el mercado
La etiqueta SAI-SA8000 no se usa en los productos pero sí pueden usarla las explotaciones certificadas y los miembros signatarios. El «mercado» es el de los grandes proveedores, por ejemplo, minoristas que sean miembros signatarios y que, en consecuencia, traten de mover a sus proveedores hacia la certificación SA8000.
La Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres se estableció en 1949; tiene 231 organizaciones afiliadas en 150 países y 158 millones de miembros (CIOSL, 1997, 2003). Es una confederación de centros sindicales nacionales, cada uno de los cuales reúne a los sindicatos del país. También mantiene vínculos estrechos con las federaciones sindicales mundiales que reúnen a los sindicatos nacionales de una rama particular del comercio o la industria a nivel internacional, tal como la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación, Agrícolas, Hoteles, Restaurantes, Tabaco y Afines - UITA.
Evolución y alcance de la norma
El texto del código fue desarrollado por el grupo de trabajo sobre compañías multinacionales miembros de la CIOSL/ITS, en consulta con varias organizaciones sindicales y otros individuos y organizaciones interesadas. El Código Básico apunta a establecer una lista mínima de normas que debieran ser incluidas en todos los códigos de conducta de prácticas laborales. Se refiere a códigos de conducta de compañías, especialmente aquellos que rigen las operaciones internacionales de una compañía multinacional. El propósito del Código Básico es promover el predominio de las normas laborales internacionales e incorporarles la libertad de asociación y el derecho a la negociación colectiva. No existe la intención de que los acuerdos en las negociaciones colectivas se limiten a lo dispuesto en el código
También se pretende que el Código Básico estimule el uso de un lenguaje consistente, y que sea un medio para apoyar a cualquier sindicato en sus negociaciones con las compañías, así como en las campañas de las ONG que discutan esos códigos.
El contenido del código sigue los mismos convenios de la OIT que la norma SA8000. Debido a que el Código Básico de la CIOSL es de tipo genérico y no está diseñado para propósitos de certificación, éste no es tan detallado con respecto a los indicadores verificables. Sin embargo, puede ser usado como punto de referencia para evaluar códigos de prácticas laborales que hayan sido adoptados unilateralmente.
La iniciativa de comercio ético del Reino Unido - ETI - es una alianza múltiple de entidades interesadas en el comercio ético (ETI, 2003). Tiene una estructura tripartita en la que están representadas ONG, sindicatos y el sector privado, con el apoyo del gobierno. La ETI se enfoca a compañías que tienen una política de abastecimiento ética, en particular cadenas de minoristas. Aunque la ETI es una iniciativa nacional y estrictamente hablando queda fuera del alcance de este documento, su aprovisionamiento y su impacto son de carácter internacional. La ETI es una iniciativa de aprendizaje para saber cómo pueden desarrollarse e interpretarse las normas sociales.
Evolución y alcance de la norma
La ETI ha desarrollado un código basado en los convenios de la OIT y que consta de nueve principios. El código fue publicado en 1998 y es similar a la norma SA8000. La ETI dirige varios proyectos piloto para aprender acerca de la supervisión de la aplicación del código base, la aplicación de las normas laborales fundamentales como parte de la gestión de cadenas de suministro en un país dado, cómo aplicar el código de base en circunstancias que han sido identificadas como potencialmente problemáticas, y aspectos particulares de la aplicación de dicho código. Los proyectos piloto dirigidos en el sector agrícola hasta ahora son uno hortícola en Zimbabwe y otro en la industria vinícola en Sudáfrica. Un proyecto piloto de banano en Costa Rica ha sido suspendido debido a la imposibilidad de que las partes del comité directivo costarricense (tripartita) llegasen a un acuerdo.
El proyecto hortícola en Zimbabwe concluyó con la fundación de la Asociación para la garantía de la ética en la agricultura (AEAAZ, sigla en inglés) que incluye a empresarios locales, sindicatos y agencias de desarrollo. La AEAAZ planea realizar un sistema para la supervisión y la verificación de su propio código y que actualmente se encuentra en borrador.
Acreditación, certificación, etiqueta y mercado
Las compañías involucradas en la ETI llevan a cabo programas de evaluación interna de los negocios para revisar el cumplimiento de su código básico y, posteriormente, tratar de concentrarse en aquello que no cumpla con los requisitos. No hay un sistema de certificación y por consiguiente no se usan etiquetas ni se deriva de ello un mercado específico.
La Plataforma Iniciativa de la Agricultura Sostenible (SAI-Platform) fue fundada en 2002 por tres grandes compañías de la industria mundial de alimentos - Unilever, Nestlé y Danone - para apoyar activamente el desarrollo de la agricultura sostenible y darlo a conocer en todo el mundo. En 2003, había 16 compañías de la industria alimenticia que ya eran miembros de la plataforma SAI. La plataforma define la agricultura sostenible como una manera productiva, competitiva y eficiente de producir materias primas agrícolas, protegiendo y mejorando al mismo tiempo el entorno natural y las condiciones socio-económicas de las comunidades productoras.
La Plataforma SAI busca el reconocimiento y la aplicación de prácticas sostenibles en la agricultura convencional (no de mercados de nicho) a escala mundial. Los miembros de la Plataforma SAI son libres de participar o no en los procesos de evaluación, y son libres de tomar cualquier acción específica, como las respectivas a su implementación (SAI-Platform, 2003). La plataforma SAI realizó su primera asamblea general en abril de 2003 y creó tres grupos de trabajo para desarrollar líneas directrices para los cereales, el café y el aceite de palma.
Para los cultivos y hortalizas tropicales, el trabajo de Unilever sobre los indicadores de la sostenibilidad es importante. En proyectos piloto se desarrollan buenas prácticas agrícolas y se definen los parámetros para evaluar el funcionamiento de cada indicador. Los diez indicadores son: fertilidad del suelo y salud; pérdida de suelos; nutrientes; manejo de plagas; biodiversidad; valor de los productos; energía; agua; capital social y humano y economía local. Se han desarrollado ya directrices para el cultivo del té (plantaciones y pequeños productores), aceite de palma, duraznos y espinacas, y se están elaborando las correspondientes a tomate, colza y girasol. Las directrices son específicas para el país en el que operan o hayan operado los proyectos piloto que las desarrollaron, pero siempre conforme a los diez indicadores de sostenibilidad (UNILEVER, 2002).
No existe un sistema de certificación o etiqueta asociadas con la Plataforma SAI, pero sus miembros forman una gran parte del mercado total de productos alimenticios. Los proveedores de estas compañías pueden ser invitados a participar en proyectos piloto, o a aplicar las directrices desarrolladas por la Plataforma o por uno de sus miembros.
Por ser una iniciativa nacional, y por no haber formulado norma alguna, el proyecto «Race to the Top» quedaría nominalmente fuera del alcance de este documento. Sin embargo vale la pena mencionarlo porque tiene un impacto potencial en los productores y sobre las iniciativas de certificación mencionadas. Es un proyecto de colaboración entre los principales minoristas del Reino Unido y una alianza de organizaciones de agricultores, conservacionistas, trabajadores, protectores de los animales y de desarrollo sostenible. El proyecto es coordinado por el Instituto Internacional de Medio Ambiente y Desarrollo (IIMAD), y ofrecerá a los supermercados una referencia independiente frente a los indicadores. Los indicadores estarán agrupados en siete módulos: ambiente (emisiones y desechos), trato justo a productores, salarios y condiciones laborales para los trabajadores, comunidades, fuentes locales de aprovisionamiento, naturaleza (en relación con la agricultura), conservación de la fauna y alimentación saludable. En 2002 se desarrollaron indicadores y mediciones y en 2003 se recogerán los datos sobre los que se medirá el avance. «Carrera hacia la cima» tiene el potencial de transformarse en un programa de certificación para minoristas de la industria alimenticia.
Los organismos de certificación buscan cada vez más la acreditación múltiple, de modo tal que puedan ofrecer más programas de certificación a sus clientes. Para los agricultores que requieren una certificación múltiple esto puede aligerar la pesada carga que implican los requisitos de documentación y los costos de certificación. Los organismos de certificación podrían cubrir dos programas con una auditoria integrada. No obstante, no siempre es fácil integrarlas, debido a que los programas de certificación tienen diferentes requisitos para sus informes, algunas veces incluso en contradicción con las demandas de los agricultores. Es por tanto estimulante ver que algunos programas de etiquetado y certificación estén aumentando su colaboración.
La Alianza de Etiquetado para la Acreditación Social y Ambiental Internacional (ISEAL), es un esfuerzo de organizaciones líderes en el establecimiento de normas internacionales, acreditación y etiquetado preocupadas por criterios sociales y ambientales en productos y en la certificación del manejo de recursos renovables. Incluye a SAN, FLO, IFOAM, IOAS Y SAI. Los objetivos principales de la alianza ISEAL son: lograr credibilidad y reconocimiento en las organizaciones participantes, defender intereses comunes y promover la continua superación profesional de las actividades de sus miembros.
Los miembros de ISEAL tienen su origen en la sociedad civil y sostienen que cuentan en sus estructuras ejecutivas con un numeroso grupo de interesados. Además, sus normas y programas de acreditación son de naturaleza verdaderamente internacional y se enfocan en procesos de certificación no relacionados con el producto y en los métodos de producción. Estas características se combinan para hacer que las organizaciones miembros de ISEAL sean únicas en las áreas de asesoramiento de la conformidad con las normas y de instrumentos de etiquetado voluntario. En su calidad de miembros, ellos le han dado prioridad a la necesidad de supervisar y de contribuir a las políticas de desarrollo, para asegurar que la interpretación de los asuntos reglamentarios y de sistemas voluntarios sea favorable, y para que estos tipos de programas, de evaluación de la conformidad, sean reconocidos como legítimos.
Se realizará un programa de evaluación por pares tanto en el establecimiento de normas como en la acreditación. Para la acreditación, las organizaciones participantes serán evaluadas conforme a la norma ISO/IEC Guía 61:1996, «requisitos generales para la evaluación y la acreditación de instituciones de acreditación/certificación» y la Guía de ISEAL. En cuanto al establecimiento de normas, un documento guía similar (código de buenas prácticas para procedimientos de establecimiento de normas) está siendo elaborado mediante un proceso de debate con las partes interesadas que complementaría el Anexo 3 de los «Obstáculos Técnicos al Comercio (OTC)» de la Organización Mundial del Comercio y aquellos elementos pertinentes de Guía 59 de la ISO. Su propósito es empezar por los procedimientos reconocidos sobre el establecimiento de normas, y adaptarlas para que sean más apropiadas al proceso voluntario y a las normas sobre métodos de producción y procedimiento (MPP).
Un objetivo a largo plazo para ISEAL es actuar como agente en la armonización de los diferentes sistemas que son utilizados por sus miembros. Este se inicia con la armonización de los procedimientos para el establecimiento de normas y la realización de la acreditación, y continuará con la eliminación de la duplicación en áreas donde las normas tengan puntos en común.
Cuatro miembros de ISEAL (FLO, IFOAM, SAI y SAN) también forman parte del proyecto SASA, Responsabilidad Social en la Agricultura Sostenible. Los objetivos del proyecto son reforzar la cooperación entre las organizaciones y desarrollar directrices y herramientas para auditar a una amplia gama de sistemas de producción agrícola y cadenas productivas. También existen objetivos secundarios tales como examinar el impacto y las responsabilidades de los actores de las cadenas de suministro, para tratar de las necesidades particulares de los pequeños productores y explorar las posibilidades de realizar auditorias integradas para programas de certificación múltiple.
Para lograr estos objetivos, las cuatro organizaciones están dirigiendo una serie de ejercicios piloto para diferentes cultivos en diversas partes del mundo, tanto en países en desarrollo como industrializados. Cada auditoria piloto organiza una discusión por correo electrónico y una reunión local de interesados, que garantiza un amplio suministro de información al proyecto. Las actividades piloto contribuyen al desarrollo de recomendaciones para las mejores práctica de condiciones de trabajo seguras y decentes en una amplia gama de instalaciones agrícolas. Se ha reconocido que asuntos críticos de orden social como el horario de trabajo en sistemas estacionales de producción, la libertad de sindicación y el derecho a la negociación colectiva, constituyen retos para la auditoria social.
Aparte de las auditorias piloto se organizan talleres que enfocan normas específicas o procedimientos de certificación, tales como la certificación de pequeños productores para la auditoria social. Además, con el fin de facilitar la auditoria conforme a normas múltiples durante una visita de inspección, se está desarrollando una plantilla para la auditoria integrada junto con recomendaciones para la capacitación conjunta de inspectores.
[3] Para una descripción
más profunda y un análisis comparativo de las normas ETI, FLO,
orgánicos, SAN y SA8000, véase Courville, 2000 (revisado por
Piano, 2001). [4] Los párrafos sobre el desarrollo histórico de las normas orgánicas se basan en Rundgren, 2002. [5] Los países y unidades administrativas adicionales que tienen reglamentos son: Argentina, Australia, Bulgaria, Canadá, China, Costa Rica, República Checa, China, Región Administrativa Especial de Hong Kong, Hungría, Islandia, India, Nueva Zelandia, Noruega, Eslovaquia, Eslovenia, República de Corea, Suiza, Taiwan Provincia de China, Tailandia, Túnez y Turquía. Otros países están redactando sus reglamentos. [6] País de África, El Caribe o del Pacífico que ha firmado el Acuerdo de Cotonou con la Unión Europea. [7] Otros miembros de SAN son Conservación y Desarrollo (CyD) en Ecuador; Centro Científico Tropical (CCT) en Costa Rica; Toledo Institute for Development and the Environment (TIDE) en Belice; SalvaNatura en El Salvador; Instituto Para la Cooperación y Autodesarrollo (ICADE) en Honduras; Fundación Interamericana de Investigación Tropical (FIIT) en Guatemala; Pronatura Chiapas en México; Fundación Natura en Colombia; e Imaflora en Brasil. |