Embalado de la fruta, las hortalizas, las raíces y los tubérculos

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Necesidad del embalaje

La mayor parte de los productos frescos listos para el mercado se componen de gran número de pequeñas unidades del mismo tamaño que tienen que transportarse en cantidades que puedan ser trasladadas sin dificultad por una sola persona. Esto se consigue mejor utilizando contenedores con una capacidad comprendida entre 3 y 25 kg. y con unas dimensiones de hasta, aproximadamente, 60 x 40 x 30 cm. Algunos productos (por ejemplo, la papa) pueden comercializarse en sacos de 25 ó 50 kg. y otros artículos voluminosos, como los racimos enteros de bananos, se transportan sin empaquetar. Las hortalizas de hoja pueden venderse sueltas o atadas en manojos y sin embalar.

En la mayor parte de los paises en desarrollo se utilizan cestos, sacos y bandejas tradicionales para llevar los productos al mercado. En general, esos contenedores son baratos y están fabricados con materiales fáciles de conseguir, como hierba seca, hojas de palma o bambú. Cumplen su cometido cuando los productos frescos sólo tienen que recorrer distancias cortas, pero presentan muchos inconvenientes para los grandes cargamentos que han de recorrer largas distancias.

Los productos comercializados en grandes cantidades tienen que embalarse mejor a fin de reducir al mínimo las pérdidas y de hacer un uso lo más económico posible del transporte. El objetivo es proteger el producto de los daños que pueda sufrir durante la manipulación, el transporte y el almacenamiento, y proporcionar contenedores de tamaño uniforme que sean fáciles de manejar y de contar.

Los embalajes de tamaño normalizado reducen la necesidad de pesar repetidas veces y facilitan el manejo, el apilamiento y la carga. Se fabrica una gran cantidad de tipos de embalaje de papel y productos derivados (cartón prensado y cartón acanalado, llamado en algunas zonas cartón de fibra), de madera y productos derivados (tablas y astillas prensadas) y de plásticos, tanto flexibles como rígidos. Cada uno de los tipos tiene que examinarse en función de su utilidad, su costo y las posibilidades que ofrezca de aumentar el valor del producto.

Siempre es de desear que los embalajes sean económicos. Un estudio realizado en Tailandia ha demostrado que, aunque un cajón de plástico cuesta cinco veces lo que una cesta tradicional de bambú de capacidad similar, puede seguir utilizándose después de 20 viajes, lo que sitúa su costo por viaje en un cuarto del de la cesta de bambú. Asimismo, el cajón de plástico protege mejor el producto, se maneja más fácilmente, se almacena mejor y es más fácil de limpiar.

Es posible que la mejora del diseño y la fabricación de los contenedores tradicionales sea, en el contexto de la producción en pequeña escala, mejor solución que la compra de cajones de plástico.

Daños que sufren los productos embalados

Por lesiones

Causa: perforación del embalaje por objetos agudos; astillas en los contenedores de bambú o madera; grapas o clavos sobresalientes en los contenedores.

Efecto: perforaciones o cortes profundos en el producto que dan lugar a que pierda agua y se deteriore rápidamente.

Causa: lanzamiento o caída de los embalajes; puesta en marcha o frenazo bruscos del vehículo, que hacen que la carga se mueva; alta velocidad del vehículo en carreteras mal pavimentadas.

Efecto: ruptura de los embalajes, magulladuras en el contenido.

Causa: contenedores endebles o excesivamente grandes; contenedores demasiado llenos o en pilas demasiado altas o ambas cosas. Derrumbamiento de los contenedores apilados durante el transporte.

Efecto: magulladuras o aplastamiento del contenido (Figura 11).

Causa: vibración debida al propio vehículo y a las malas carreteras.

Efecto: las cajas de madera se desensamblan y se dañan los productos.

Por las condiciones ambientales

Causa: exposición de los embalajes al calor exterior, por ejemplo, colocándolos directamente al sol o almacenándolos cerca de un sistema de calefacción; aumento natural del calor interno del producto debido a la falta de ventilación dentro del embalaje, del almacén o del vehículo.

Efecto: las frutas se pasan o se ablandan; los productos se marchitan y adquieren sabores anómalos; la descomposición progresa rápidamente; las cajas de cartón se secan, se vuelven quebradizas y se estropean fácilmente con los golpes.

Causa: temperatura ambiente baja o inferior a cero; exposición de productos delicados a temperaturas inferiores a su nivel de tolerancia del frío o la congelación durante el almacenamiento.

Efecto: daños en los productos sensibles al frío; deterioro del producto congelado al descongelarse; los contenedores de plástico se vuelven quebradizos y pueden agrietarse.

Causa: exposición a la lluvia o a humedad elevada; condensación en los embalajes y paso del producto de cámaras frigoríficas a lugares húmedos a temperatura ambiente; embalado de productos húmedos en cajas de cartón.

Efecto: ablandamiento y derrumbe de cajas de cartón apiladas; aplastamiento del producto de las cajas derrumbadas; deterioro del producto dañado.

Causa: los sacos y las cajas de plástico no tratados con un inhibidor de los rayos ultravioletas terminan por deteriorarse si se exponen directamente al sol.

Efecto: la desintegración de los sacos de plástico puede causar daños al producto en los desplazamientos; las cajas de plástico rotas pueden cortar o magullar el producto.

Por otras causea

Causa: contaminación de contenedores almacenados cerca de productos químicos; utilización de contenedores tratados con conservantes, por ejemplo cajas de madera tratada con pentaclorofeno (Lámina 5), contaminación del producto por cajas enmohecidas.

Efecto: contaminación del sabor o daños y cambios de coloración de la superficie en contacto con el contenedor; deterioro del producto por efecto del moho; derrumbamiento de cajas cuya madera está podrida por el moho.

Causa: insectos presentes en el producto embalado; carcoma en las cajas de madera.

Efecto: rechazo del producto por los consumidores y problemas jurídicos por la presencia de insectos (por ejemplo, arañas o cucarachas) en el producto embalado.

Causa: roedores y pájaros que comen del producto o lo contaminan; hurto de productos por personas.

Efecto: rechazo del producto por compradores o inspectores; pérdidas de ingresos causadas por las pérdidas del producto.

La eficacia en funcion de los costos del embalaje

La utilización de embalajes representa un costo adicional en las operaciones de comercialización, y el precio del producto debe cubrir los gastos de inversión y el costo por unidad del embalaje, además de la ganancia prevista. Es difícil realizar una estimación exacta del valor añadido, pues el costo del embalaje puede quedar compensado por diversos factores:

Es evidente, sin embargo, que el embalado no resulta rentable si el mercado no está dispuesto a aceptar el valor añadido del producto, es decir, el costo adicional necesario.

Prevención de lesiones al producto

La utilización de embalajes y de técnicas de manipulación adecuados puede reducir los daños a los que se expone el producto fresco durante las operaciones de comercialización.

Para impedir que el propio embalaje dañe el producto durante la manipulación y el transporte, las cajas de madera o de cartón deben estar montadas correctamente; los clavos, las grapas y las astillas constituyen siempre un peligro en las cajas de madera.

Las unidades del producto deben embalarse de manera que no se rocen entre si durante la manipulación y el transporte; en particular, el producto demasiado suelto está más expuesto a los daños causados por las vibraciones.

Los contenedores demasiado llenos y el derrumbe de cajas pueden causar magulladuras; el derrumbe puede deberse a la debilidad de las paredes de las cajas, al ablandamiento de las cajas de cartón por efecto de la humedad o a que las cajas no se han apilado de manera que las paredes de cada una de ellas sustenten las colocadas encima. Para evitar riesgos de deterioro, las pilas de cajas no deben exceder de la altura recomendada por el fabricante.

El producto colocado en sacos de yute o en redes está especialmente expuesto a los daños causados por golpes; para productos de valor relativamente bajo, como raíces y tubérculos, se suelen utilizar sacos de 25 a 50 kg de capacidad, que, por su peso, se manipulan con frecuencia en forma poco cuidadosa; siempre que sea posible hay que reducir la manipulación de los sacos apilándolos sobre plataformas de carga o en cajones con plataforma incorporada.

Electos del embálale en otros tipos de danos

Daños causados por el calor, el frío o la congelación. En general, los embalajes no tienen muchas propiedades aislantes, por lo que no son de mucha utilidad para prevenir los daños causados por el calor o el frío. La falta de ventilación en el embalaje dificulta el enfriamiento y puede agravar los daños causados por el calor que genera el propio producto. Recientemente han aparecido embalajes de poliestireno con buenas propiedades aislantes, que se utilizan, cubiertos de hielo, para transportar hortalizas con ritmos de respiración elevados.

La escasa disponibilidad y el costo de esos embalajes hacen problemática su utilización en la mayoría de los paises en desarrollo.

Daños causados por la humedad y el agua. Los niveles elevados de humedad y el agua (por ejemplo, la de lluvia) debilitan rápidamente las cajas de cartón, que se empapan y terminan por derrumbarse. Los fabricantes sólo pueden obviar ese problema encerando el cartón o cubriéndolo con un plástico resistente a la humedad. El producto colocado en sacos o en cajas de madera o de cartón se deteriora más rápidamente cuando esos contenedores están húmedos.

Contaminación química

El embalaje no protege el producto de la contaminación por productos químicos externos, sino que, al impregnarse, puede agravar el problema. Los sacos y las cajas de madera o cartón por montar no deben almacenarse en lugares donde haya productos químicos.

Seleccion de embalajes para productos frescos

El embalaje puede constituir una partida importante de los costos de la comercialización del producto, por lo que conviene poner sumo cuidado en su elección.

Además de tener un tamaño uniforme y proteger el producto, el embalaje debe reunir otros requisitos:

Tamaño y forma del embálale

El embalaje debe tener un tamaño que facilite la manipulación y que resulte apropiado para el sistema de comercialización en el que haya de utilizarse. No debe ser mayor de lo que dicten esos criterios, en particular si se trata de cajas de madera. Es importante la relación entre el peso del embalaje y el del producto que contiene. Cuando el precio del transporte se calcula sobre el peso, la utilización de embalajes pesados puede aumentar considerablemente el costo final.

La forma del embalaje también es importante para conseguir la máxima capacidad y estabilidad al cargar el producto para su transporte. Los cestos redondos, ya sean cilíndricos o ahusados, tienen una capacidad considerablemente inferior a la de cajas cuadradas que ocupen el mismo espacio. Un cesto cilíndrico tiene una capacidad de sólo un 78,5 por ciento por volumen en comparación con una caja rectangular que ocupe el mismo espacio.

Necesidad de ventilación

Al escoger el embalaje, hay que tener presente la necesidad de mantener el contenido bien ventilado a fin de evitar la acumulación de calor y de dióxido de carbono. La ventilación del producto en su embalaje es necesaria en todas las etapas de la comercialización, pero especialmente durante el transporte y el almacenamiento. No sólo ha de estar ventilado cada contenedor, sino que también ha de circular debidamente el aire entre los sacos o las cajas apilados. Un apilamiento compacto sólo es aceptable si cada contenedor está diseñado para que el aire pueda circular libremente por su interior y a través de la pila. Los sacos y las redes deben apilarse de manera que pueda circular el aire por su interior. La eficacia de la ventilación durante el transporte dependerá también de la cantidad de aire que pase por la carga.

Materiales de embalaje

Existen varios tipos de materiales de embalaje:

Materiales naturales

En todo el mundo en desarrollo se fabrican cestos y otros contenedores tradicionales con bambú, retén, paja, hojas de palma y otros materiales. El costo de los materiales y de la mano de obra suele ser bajo, y, si están bien hechos, los embalajes pueden volverse a utilizar.

Desventajas:

Madera

Con frecuencia se utilizan chapas de madera para fabricar cajas o cajones reutilizables, aunque en los últimos tiempos se emplea menos ese material debido a su elevado costo. Con hojas de diversos grosores se fabrican cajas más ligeras y bandejas (Figura 12). Las cajas de madera son rígidas, se pueden volver a utilizar y, si son de tamaño uniforme, se pueden apilar bien en camiones.

Desventajas:

Cartón

Con cartón macizo o acanalado se fabrican cajas de tapa plegadiza o telescópica (separada), así como bandejas, menos profundas y abiertas por arriba. Las cajas se suelen vender abatidas (planas), y las monta el usuario. El montaje y el cierre de las cajas se realizan con cinta adhesiva, cola, grapas o lengüetas y ranuras (Figura 13).

Las cajas de cartón son ligeras y limpias, y puede imprimirse fácilmente sobre ellas publicidad e información sobre el contenido, las cantidades y los pesos. Se presentan en gran variedad de tamaños, diseños y resistencias.

FIGURA 13: El produdo fresco se transporta en diversos tipos de cajas de cartón.

Desventajas:

Plásticos vaclados

En muchos paises son de uso corriente para el transporte de productos cajas vaciadas de politeno de alta densidad para uso repetido. Pueden fabricarse prácticamente en todas las formas y tamaños. Son resistentes, rígidas y de superficie lisa, se limpian sin dificultad y pueden encajarse unas dentro de otras cuando están vacias, a fin de ganar espacio.

Desventajas:

A pesar de su costo pueden resultar una inversión rentable, pues su resistencia las hace idóneas para el uso repetido. El mencionado estudio que se realizó en Tailandia reveló que muchos cajones seguían pudiéndose utilizar después de más de 100 viajes.

Fibras naturales y sintéticas

Pueden fabricarse sacos o bolsas para productos frescos utilizando fibras naturales como el yute o el sisal o con fibras o cintas sintéticas de polipropileno o polietileno. Por «bolsas» se suele entender pequeños receptáculos de hasta 5 kg de capacidad. Pueden tejerse apretadamente o en forma de red. Las redes suelen tener una capacidad de alrededor de 15 kg. Bolsas y sacos se utilizan en general para productos bastante resistentes, como papas y cebollas, pero ano así deben manipularse con cuidado para evitar daños.

Desventajas:

Capas de papel o de plástico

Se utiliza a menudo una capa de papel o de plástico para forrar las cajas de embalaje a fin de reducir la pérdida de agua del producto o de prevenir los daños por fricción.

Los sacos de papel están compuestos de hasta seis capas de kraft (papel pesado de embalaje). Tienen alrededor de 25 kg de capacidad y se utilizan por lo general para productos de valor relativamente bajo. Pueden cerrarse cosiendo a máquina la parte superior (procedimiento recomendado sólo para la producción en gran escala) o en los campos retorciendo un alambre en torno a la boca del saco mediante una sencilla herramienta (Figura 14).

Desventajas:

Por su bajo costo, las bolsas o envoltorios de plástico se utilizan mucho para la comercialización de frutas y hortalizas, especialmente en paquetes pequeños destinados al consumidor final. Sin embargo, en muchos países en desarrollo es corriente la poco recomendable práctica de transportar el producto, especialmente al mercado, en grandes bolsas de politeno.

Desventajas:

Decision sobre el embalaje del producto fresco

Antes de decidir qué tipo de embalaje utilizar, el agricultor o el gerente del almacén de embalaje ha de tomar en consideración muchos factores a fin de asegurarse de que el costo no sea superior a los beneficios. La decisión final ha de tomarse después de consultar a los vendedores, a los proveedores de embalajes, a los transportistas y al personal de extensión después de la cosecha. Los factores que hay que tener en cuenta son los siguientes:

Si la introducción de un nuevo tipo de embalaje no aumenta las ganancias, no puede ser económicamente viable. La experiencia indica en general que el buen producto bien embalado tiene una ventaja sobre el producto deficientemente embalado, y que las ganancias resultantes pueden cubrir el costo de la inversión. Por consiguiente, un buen embalaje puede considerarse eficiente en función de los costos.

No hay garantías de que, por sí mismo, el nuevo embalaje vaya a eliminar o a reducir considerablemente las pérdidas de producto fresco después de la cosecha, pues el embalaje no es sino un factor más en el esfuerzo por mejorar los procedimientos de manipulación en todas las etapas del proceso de comercialización.


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