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Plantaciones y bosques urbanos y periurbanos en el Sahel

E.H. Sène

Cada vez más se reconoce la necesidad de bosques y espacios verdes periurbanos, no sólo para hacer frente a diversas necesidades de carácter material, sino también para cubrir la necesidad de lugares de esparcimiento. La evolución de estas necesidades debe compararse con la de la tasa de desarrollo urbano en Africa que, tras haber aumentado ligeramente entre 1950 y 1970, del 18 al 21 por ciento, subió a 32 por ciento en 1984. Las limitaciones impuestas por la ordenación y seguridad de estos bosques no permiten aún su utilización óptima para el recreo y el ocio, pero la situación cambia rápidamente para responder mejor a esas necesidades y, al mismo tiempo, proporcionar productos, empleo e ingresos a las poblaciones urbanas.

El Hadji Sène es el Jefe de la Subdirección de Conservación Forestal y de Areas Silvestres, Dirección de Recursos Forestales, del Departamento de Montes de la FAO.

Africa es un continente joven, y en él las relaciones tradicionales entre la población y su medio ambiente, árboles y bosques en particular, son intensas tanto en sus aspectos alimentario y material como en lo espiritual y cultural.

Las relaciones entre los árboles y bosques y el espacio habitado difieren de acuerdo a las condiciones ecológicas. En los países caracterizados por bosques densos, el hábitat tradicional consiste de unidades dispersas, y las aldeas se construyen en general a expensas de los árboles y bosques. En la mayoría de las aldeas o grandes poblaciones de las zonas boscosas no existen o son pocos los árboles, pues no se siente su necesidad ya que éstos son omnipresentes en el medio ambiente circundante.

En los países de bosques abiertos, sabanas y estepas, la situación es diferente. En las zonas saheliana y sudanesa, los árboles han desempeñado una función importante y simbólica en el establecimiento de las aldeas originales. Ya sea que se les interpretara como el signo de la proximidad del agua, de la fertilidad de las tierras o de la abundancia de la caza, o que simplemente proporcionaran una sombra reparadora en el camino, se ha visto en el árbol o grupo de árboles el signo propicio de una ciudad futura. Los nombres de muchas ciudades y grandes poblaciones del Sahel derivan de nombres de árboles.

Los árboles forman parte Importante de los asentamientos en el Sahel, independientemente de la magnitud del crecimiento urbano

Una vez establecida la aldea, el bosque vecino debe cubrir las necesidades tradicionales de cultivo, caza, energía y provisión de medicamentos. Sin embargo son las necesidades espirituales de recogimiento y retiro para las prácticas iniciáticas las qué han asegurado la larga persistencia de los bosques junto a los asentamientos humanos, lo que explica la permanencia de pequeños bosques en las cercanías de numerosas poblaciones y también la conservación de árboles cuya presencia resulta incongruente en un medio y zona totalmente urbanizados. En Kaolack (Senegal) se respetó durante mucho tiempo un tamarindo (Tamarindus indica) que crecía en el centro de la ciudad, y cuando murió, su tocón permaneció en el lugar hasta que se deshizo poco a poco por causas naturales.

Los árboles tienen además un valor económico; en las aldeas y tierras del Sahel que dependen directamente de ellos, los árboles de los que se obtienen productos alimenticios o de interés para los hogares no se talan nunca; el baobab, el butirospermo y las palmas como Borassus aethiopum e Hyphaene thebaica indican desde lejos el emplazamiento de las aldeas africanas. Bosquetes de baobabs señalan la localización de antiguas aldeas hoy desaparecidas. De hecho, sólo existen masas naturales de cierta importancia de esta especie en terrenos calcáreos, y son una indicación segura de antiguos asentamientos humanos. Los árboles desempeñan también una función social; no hay mayor injusticia lingüística que la de haber trivializado el sentido del baobab, árbol social por excelencia, dándole el nombre de «árbol de las palabras», sinónimo de charlatanería e incluso de holgazanería, mientras que por el contrario este árbol tiene un rol central en la vida de toda comunidad africana como lugar de encuentro, deliberación, enseñanza y también de reposo y recreación una vez cumplidas las más altas funciones relacionadas con la vida de la comunidad.

Arboles plantados a manera de barrera visual alrededor de una fábrica de cemento en las afueras de Dakar. Nótese el baobab en primer plano

Los bosques y el crecimiento urbano

La mayoría de las ciudades del Sahel han crecido de modo bastante anárquico como respuesta improvisada a la afluencia de una población rural que esperaba mejorar sus condiciones de vida, atraída por el espejismo urbano. Sólo en la actualidad ha comenzado a darse importancia a las interpelaciones entre los bosques y las ciudades, y en particular a los aspectos que se indican a continuación.

Utilización del territorio

El rápido crecimiento de las ciudades en los países en desarrollo ha tenido lugar con frecuencia en un espacio donde no estaban resueltos todos los problemas relacionados con la tenencia de tierras y donde no siempre se ha realizado una planificación a largo o incluso mediano plazo, por lo que son frecuentes los conflictos en torno a la utilización del suelo, en especial en los países del Sahel.

En la actualidad la planificación urbana trata de recuperar el tiempo perdido. La ciudad de Dakar (Senegal), precursora en el Sahel, benefició desde comienzos de siglo de planes sucesivos que trataban de fijar, frente a la fuerte presión demográfica, los límites entre la ciudad y el espacio no construido; en el mejor de los casos, su aplicación fue parcial debido al rápido y caótico surgimiento de viviendas y construcciones clandestinas que dejó poco margen para los espacios verdes previstos.

Las otras ciudades del Sahel gozan de un entorno relativamente abierto, pese a la proximidad de ciertos límites naturales o medios hostiles, como las riberas del Níger en el caso de Bamako (Malí) y Niamey (Níger), y las del Chari en el de N'Djamena (Chad)).

Arboles de neem bordean una carretera periurbana que conduce a Dakar

Saneamiento del medio ambiente urbano

Las ciudades que nacen y crecen rápidamente se enfrentan por lo general con graves problemas de saneamiento, ya que la expansión territorial de las viviendas es mucho más rápida que las obras de acondicionamiento. Terrenos pantanosos o temporalmente inundados, laderas y cornisas inestables al borde del mar o a las orillas de los ríos, avecinamiento o desplazamiento de dunas, son problemas comunes en las aldeas sahelianas. En Dakar, se tropezó con todos estos tipos de problemas (véase el recuadro). La creación del parque forestal de Hann tuvo como objetivo principal sanear las marismas y tierras bajas de Hann y proteger la napa freática; para abastecer de agua potable a la ciudad de Gorée se excavaron pozos y se asignó a los Servicios Técnicos de Ordenación del Gran Dakar (STAGD) precursores en parte del actual Servicio de Parques y Jardines - la tarea de estabilizar las cornisas marítimas mediante la plantación de árboles.

Los bosques urbanos y periurbanos de Dakar: un recurso insuficientemente utilizado y amenazado

La ciudad de Dakar se fundó en 1857. Se dice que la pequeña aldea de pescadores de entonces debe su nombre a un pequeño árbol siempre verde muy conocido en el Sahel: el tamarindo (Tamarindus indica). En cualquier caso, lo que sí es seguro es que el pintoresco y popular mercado del centro de la ciudad, el «Sandaga», debe su nombre a otro árbol siempre verde, el «sand» (Morus mesozygia), y que la península verdeaba ante los ojos de los navegantes portugueses que la costearon y bautizaron con el nombre de Cabo Verde.

Las preocupaciones de los diferentes administradores de la isla de Gorée, de Dakar y de su península dieron lugar a que, desde muy pronto, se adoptaran iniciativas en materia de ocupación de tierras en virtud de las cuales la ciudad tiene en la actualidad grandes posibilidades, de desarrollar un sistema envidiable de parques urbanos, espacios verdes y bosques periurbanos, ano cuando no las aproveche en su totalidad.

Ya a comienzos de este siglo, se sanearon las marismas de Hann, a 7 km del centro, sobre todo para crear una reserva de agua con la que abastecer a Dakar y Gorée. Más tarde se excavaron pozas que nunca se han secado y se acondicionó el parque forestal de Hann como sede de la inspectoría General de Bosques del Africa Occidental Francesa, así como de un pequeño jardín botánico, de un parque zoológico y de un parque de recreo para la población de Dakar, que ocupan en conjunto 80 hectáreas.

En 1943 el administrador colonial reconoció la necesidad de utilizar el monte bajo y las plantaciones de especies múltiples para estabilizar y embellecer las cornisas o bordes de los acantilados que rodean la capital por el este y el oeste. El conjunto de las cornisas de Dakar fue declarado zona de interés turístico en 1943 y se sometió a una intensa plantación, especialmente en su parte este, mientras que actualmente se está mejorando la parte oeste, situada frente al Parque Nacional de las Islas Madeleine.

En 1940, 770 hectáreas de la zona forestal de Mbao fueron clasificadas como zona de interés turístico. Esta zona, reducida a unas 500 hectáreas en 1970 para la creación de la zona franca industrial de Dakar, constituye una excelente pieza en el sistema periurbano de la capital, y se encuentra hoy amenazada por las fuertes necesidades de las poblaciones vecinas y sobre todo por la falta de ordenación.

En 1950, la costa arenosa de la capital fue clasificada como zona de repoblación forestal para fijar dunas y proteger los sistemas litorales en una extensión de más de 4 000 hectáreas (Malika, Retba y Cambérène). Más de 2 000 hectáreas han sido destinadas a la construcción de viviendas (zonas de Cambérène y Yoff), pero se sigue manteniendo las hermosas plantaciones de filao, que ocupan más de 1 000 hectáreas a menos de 30 km de la ciudad y constituyen valiosos espacios forestales periurbanos.

Un último cinturón periférico, que podría formar parte del sistema de bosques periurbanos de la capital, está constituido por los bosques de Deny Youssouph (400 hectáreas), Sebikhotane (520 ha) y las colinas del Dialao, amenazadas por las actividades extractivas de materiales de construcción.

El sistema del triángulo Dakar - Mbour - Thiès está formado por estas tres ciudades que están situadas a menos de 80 kms de distancia unas de otras, y en un plazo de 50 años constituirá una gigantesca área metropolitana. En esta zona es importante tener en cuenta los bosques declarados de interés turístico (Pout, Thiès, Bandia, Nianing y Pointe Sarène) que ocupan más de 10 000 hectáreas, y adaptar desde ahora planes de ordenación para salvaguardar una parte importante de los rodales, restaurar los rodales naturales (en particular de Acacia seyal), replantar y, por último, equipar estos bosques. La explotación turística de la pequeña franja costera y las inmensas necesidades futuras exigen la adopción inmediata de medidas enérgicas; las actividades de la Société d'Aménagement de la Petite Côte (SAPCO) en materia de plantación masiva, ornamentación y red viaria indican las posibilidades existentes en este contexto. Hoy en día se abren excelentes perspectivas para Dakar y el triángulo urbano del que forma parte, siempre que se adopten rápidamente medidas. Dentro de diez años será demasiado tarde.

La lucha contra la invasión de arena y polvo es una batalla diaria en las ciudades del Sahel. La vegetación permite reducir el efecto del viento y de la arena, por lo que la plantación de macizos, bosquetes y cortavientos se ha convertido en una práctica habitual para proteger las ciudades. Las plantaciones conocidas como cinturón verde de Nouackchott o las destinadas a fijar dunas en el tercio sur de la Gran Costa del Senegal cumplen funciones esenciales de protección contra la arena y el polvo. En Níger, las plantaciones periurbanas de Niamey y otras pequeñas ciudades como Tahona o grandes poblaciones como Dogondoutchi responden a necesidades no sólo de protección y saneamiento del medio ambiente urbano, sino también de energía y madera.

Abastecimiento de leña

Así como en las zonas rurales las rozas para dejar espacio a cultivos de secano son las que producen mayores daños a las formaciones vegetales, en las zonas urbanas del Sahel la satisfacción de las necesidades energéticas condiciona decisivamente la presencia de bosques naturales, plantaciones y árboles aislados en el ambiente periurbano. Las ciudades han hecho retroceder progresivamente el frente de los recursos forestales debido al aumento de las necesidades de leña y carbón vegetal que ha acompañado al fuerte crecimiento demográfico. En el Senegal, el consumo anual de carbón vegetal sólo en la ciudades se estimó oficialmente en 900 000 m3 de madera, pero es probablemente superior a 1 500 000 m3, lo que correspondería a la explotación de 3 000 a 5 000 hectáreas de sabanas y estepas, en un radio de 60 a 600 kilómetros en torno a la ciudad.

La producción de energía es por consiguiente un factor importante que hay que tener en cuenta al proyectar los sistemas forestales urbanos y periurbanos de la subregión. La característica más constante de las estrategias forestales y energéticas tanto de los organismos de cooperación como de los gobiernos africanos durante los últimos veinte años, en particular en zonas áridas y semiáridas, ha sido la inclusión de sistemas de protección de los bosques naturales o de plantación de árboles, como medio para asegurar el abastecimiento urbano de leña (Leach y Mearns, 1988). El bosque de Bandia, en Senegal, situado en el centro del triángulo Dakar - Mbour- Thiès y a menos de 50 km de cualquiera de estas ciudades, se aprovecha desde 1950 para la producción de leña. Todos los demás bosques sujetos a una somera ordenación, aunque estén situados fuera de los límites de las zonas en que se podrían considerar como bosques periurbanos, abastecen de leña a las ciudades, y en particular, a Dakar. En Burkina Faso, el inventario y la ordenación de los bosques vecinos a la ciudad de Ouagadougou, con miras al abastecimiento de leña, se iniciaron en 1981 y constituyen un buen ejemplo de actividades forestales orientadas hacia la satisfacción de las necesidades energéticas urbanas, así como de fomento de la participación de la población rural.

Tal como se hace en las zonas rurales, en las áreas urbanas del Sahel, especialmente los parques, a menudo se recolectan las hojas de los árboles como alimento

Los cinturones verdes periurbanos, es decir las plantaciones realizadas en torno a numerosas ciudades del Sahel antes, pero sobre todo después de 1970, están orientados en primer lugar hacia el aprovisionamiento de leña y hacia otros objetivos ambientales: plantaciones de eucaliptos en torno a Ouagadougou; plantaciones en torno a Bamako (bosques de los Montes Mandingas con objetivos mixtos de producción de madera para carpintería, para la construcción y para leña); y plantaciones periurbanas de Niamey, sobre todo de eucaliptos pero también de una gran variedad de otras especies. Asimismo, en torno a N'Djamena se han realizado plantaciones de neem, Dalbergia sisoo y Khaya senegalensis, y se ha restablecido la antigua prohibición de pastoreo en las masas de Acacia seyal.

Sin embargo los aspectos socioeconómicos de las plantaciones periurbanas destinadas a la obtención de leña son complejos y merecen gran atención. Los espacios periurbanos son codiciados para otros fines que generan ingresos con mucha más rapidez que la leña, entre ellos el establecimiento de huertos con frutales y hortalizas, así como la parcelación con miras a la construcción de viviendas y la especulación inmobiliaria, y a menos que se adopten decisiones en favor de la silvicultura y se aplique, por lo menos en parte, una política de precios para la leña, será difícil conservar o destinar terrenos periurbanos para uso forestal.

Abastecimiento de productos forestales

El desplazamiento de la población del campo a la ciudad no lleva necesariamente consigo una rápida modificación de los modelos de consumo. Los productos alimenticios forestales de consumo popular en las grandes ciudades (hoja de baobab, tamarindo, semillas de Parkia tratadas, etc.) son prácticamente los mismos expuestos en los mercados rurales. En Dakar y Thiès (Senegal) se sangran las palmeras para obtener vino. En el bosque de Mbao, a 15 km de Dakar, la explotación intensiva de ciertas especies locales cuyas hojas, corteza o raíces tienen valor medicinal podría ponerlas en peligro (entre éstas Anthostema senegalensis, la liana Tinospora bakis, y la rutácea Fagara xanthoxyloides, por citar sólo algunos ejemplos). Las funciones de los bosques naturales periurbanos deberían influir en las decisiones tomadas en materia de ordenación. Así, en Níger, la participación popular en la ordenación del bosque de Guesselbodi, a pocos kilómetros de Niamey (Níger), hizo que no se olvidara ni la recolección de paja para la ganadería urbana en pequeña escala ni la de frutos silvestres. La ordenación de los bosques que cubren los Montes Mandingas podría verse reforzada por la valoración de productos de consumo habitual, como los frutos de Saba senegalensis (especie muy resistente y abundante tanto en las zonas cultivadas como en los barbechos) de los que hay una fuerte demanda en los mercados de Dakar y Bamako.

Estas observaciones confirman que el bosque periurbano del Sahel debe servir a múltiples finalidades.

Especies usadas en la Silvicultura urbana del Sahel

Especies

Utilización

Origen

Uso

Acacia holosericea

Seto, calles

i

*

Acacia sp.

Ornamental

L

**

Araucaria sp.

Ornamental

i

**

Azadirachta indica

Sombra, calles

i

****

Bauhinia thonningii

Ornamental

i

*

Bauhinia sp.

seto vivo, ornamental

L


Bombax costatum

Ornamental

L

*O

Cassia siamea

Calles, sombra

i

**¯

Casuarina equisetifolia

Calles, sombra

i

**®

Ceiba pentandra

Ornamental

s

**¯

Cordia sp.

Ornamental

i

**­

Combretum paniculatum

Ornamental

L

*O

Crescentia cujete

Ornamental

i

*O

Cycas sp.

Ornamental

i

*

Dalbergia sissoo

Ornamental

i

*O

Delonix regia

Ornamental

i

**¯ O

Eucalyptus spp.

Ornamental, otros

i

***­

Ficus thonningii

Sombra, ornamental

L

**¯ O

Gaiacum officinale

Ornamental, seto vivo

i

**­ O

Gmelina arbórea

Ornamental, sombra

i

**­

Grevillea robusta

Ornamental

i

*

Hura crepitans

Ornamental, calles

i

**O

Khaya senegalensis

Sombra, ornamental, calles

L

***¯ O

Leucaena sp.

Ornamental, seto

i

**­

Lonchocarpus sericeus

Ornamental, seto

i

**

Mella azedarach

Ornamental

i

*O

Moringa pterigosperma

Ornamental, alimentación

i

**O

Peltophorum sp.

Sombra

i

*¯

Pithecellobium dulce

Seto vivo, sombra

i

*O

Prosopis (chilensis + juliflora)

Seto vivo, sombra al norte

i

***­

Sapindus saponaria

Ornamental, religiosa

i

**¯ O

Spondias purpurea

Ornamental, seto, fruta, sombra

i

*¯ O

Tamarix sp.

Sombra, ornamental

L + i

*­ O

Tecoma pentaphylla

Sombra, ornamental, calles

i

**¯ O

Tecoma stans

Ornamental, jardines

i

*

Terminalia catappa

Ornamental, sombra

i

**

Terminalia mantaly

Ornamental

i

***­

Thespesia populnea

Ornamental

i

*¯

i = introducida;
L = local, indígena;
s = subespontánea;
* = utilización limitada;
** = utilización media;
*** = utilización abundante,
**** = utilización preponderante
® ­ ¯ = tendencia estable, en aumento o en disminución;
O = potencial subutilizado

Nota: El presente cuadro muestra la extrema debilidad de las especies locales en las plantaciones ornamentales y para sombra en las ciudades del Sahel. Sin embargo, muchas especies subsaharianas y sudanesas poseen un gran potencial para el embellecimiento de las ciudades, se conocen las combretáceas lianascentes las numerosas especies que florecen en la estación fría y seca, por ejemplo, Stereospermum knuthianum, Lonchocarpus y Bombax las anacardáceas indígenas, en particular las Lannea, numerosas acacias, y muchas otras especies que se reproducen por esquejes. Un programa de investigación hortícola podría contribuir al aprovechamiento completo de este potencial tan poco utilizado.

Satisfacción de las necesidades de esparcimiento

No es casual que este tema esté casi al final de la presente enumeración, ya que en efecto en los países del Sahel y en todo el resto de Africa las consideraciones relativas al ornamento, ocio, pesco y esparcimiento se toman en cuenta sólo recientemente. Los árboles y bosques como elementos de recreo y de embellecimiento del espacio urbano habitado han despertado un interés apreciable sólo en los últimos veinte años. El rápido crecimiento de las ciudades fue acompañado en ciertos países de programas de mejora del hábitat. En los barrios modernos, creados a menudo en lugares anteriormente desprovistos de plantaciones, la población ha sentido rápidamente la necesidad de plantar muchos árboles; por desgracia, estos esfuerzos se realizaron sin que los servicios forestales o encargados de los espacios verdes urbanos estuvieran suficientemente preparados para desempeñar esta nueva función.

Como ya se mencionó, la situación evolucionó con gran rapidez y en la actualidad, al lado del neem, que fue junto con el sen y la poinciana regia una de las especies pioneros de las plantaciones urbanas, se encuentran otras muchas especies (véase el cuadro). También evolucionó la concepción de la plantación urbana; las plantaciones masivas de una sola especie se proyectan ahora desde una verdadera perspectiva paisajística y se integran con otras instalaciones de esparcimiento.

En el caso de los bosques urbanos o periurbanos propiamente dichos, las funciones recreativas son aún inciertas; hay sin duda ejemplos de bosques muy conocidos que, después del período colonial, empezaron a desempeñar muy pronto una clara función recreativa. En Burkina Faso, el famoso bosque conocido como «Bois de Boulogne», de unas 500 hectáreas, que hasta hace poco estaba a las puertas de Ouagadougou y hoy se encuentra prácticamente en el centro de la ciudad, es un magnífico espacio verde para el descanso y el pesco. Las plantaciones de mezquite del cinturón verde de Nouackchott (Mauritania) presentan en ciertos lugares el aspecto de un hermoso bosque propicio al descanso o a las comidas campestres.

En general, todas las grandes ciudades del Sahel tienen un potencial de bosques y plantaciones o espacios boscosos que las poblaciones urbanas utilizan ya como lugar de paseo y esparcimiento, a pesar de que los poderes públicos, las administraciones locales o los grupos de vecinos no han tenido debidamente en cuenta este aspecto y no se ha producido aún una ordenación apropiada para responder a la demanda potencial existente.

Provisión de ingresos y empleo

La plantación de árboles, el mantenimiento de los parques urbanos y la utilización de los productos de los bosques periurbanos son una fuente importante de puestos de trabajo en las ciudades del Sahel, y su contribución a la creación de empleo dista de ser insignificante. En las propias ciudades, los desocupados se organizan, se dotan de un equipo ligero y se ocupan de mantener debidamente los árboles (poda, tratamiento, lucha contra las orugas), así como de retirar los árboles caídos; otros recuperan la madera de los árboles abatidos para utilizarla como leña o en la artesanía o la carpintería. Numerosas empresas de parques y jardines ofrecen empleo temporal a muchos desocupados. Además de la leña que se recoge en los bosques, la recolección de plantas para la medicina tradicional, frutos y hongos, así como la venta de forraje o paja procuran ingresos importantes pero por desgracia todavía no cuantificados.

Requisitos para el pleno aprovechamiento de los bosques urbanos

Son numerosas las limitaciones al desarrollo y fomento de los árboles en las ciudades, así como de los bosques y zonas boscosas periurbanas, y sobre todo a la utilización óptima de los recursos ya existentes. A continuación se indican algunas tareas necesarias para superar estas limitaciones.

Mejora de la protección de los árboles en el medio urbano

Los árboles que crecen en el medio urbano se encuentran a menudo en estado de degradación, por lo que es necesario crear o reforzar programas de educación pública al respecto. Sin embargo, la costumbre de dejar sueltos a los animales sigue siendo un grave problema; no hace mucho, las severas medidas adoptadas por el prefecto de Tahona (Níger), por las que se retenía a los animales sueltos y se multaba a sus propietarios, mostraron claramente el camino para promover la conciencia cívica en relación con el medio ambiente. Sin embargo, la gestión de los árboles y espacios verdes urbanos incumbe también a los servicios que se ocupan de diversos sistemas y redes (saneamiento, agua, electricidad y teléfono), los cuales deben integrar sus intervenciones y reducir al mínimo las excavaciones inoportunas y la poda desordenada y antiestética de árboles en la ciudad.

Los árboles destacan en esta vista de Nioro du Sahel, en el oeste de Malí

Disponibilidad de agua y mejora de los sistemas de plantación

La plantación de árboles en las ciudades debe estar al alcance de todos. La promoción de especies que requieren poca agua y tienen un valor ornamental debe ser un objetivo esencial de los servicios de extensión, así como de los que se ocupan de los espacios verdes urbanos.

Utilización de las zonas boscosas interurbanas y periurbanas

La falta de ordenación con fines múltiples de las plantaciones y zonas boscosas urbanas y periurbanas es el obstáculo más importante para el fomento de la silvicultura urbana. La escasez de medios de los servicios municipales, as' como la concentración de los servicios forestales en los objetivos de producción, tienden a hacer de la silvicultura periurbana recreativa una «tierra de nadie» de la que no se ocupa ninguno. Es necesario y posible corregir rápidamente esta situación, para lo cual se deberán simplemente completar las actividades en curso relacionadas con la ordenación de bosques secos en el Sahel añadiéndoles un componente paisajístico como refuerzo para acceder a una verdadera silvicultura urbana.

Participación efectiva de la población

Inmediatamente después de la independencia, se dedicó considerable atención a la participación de la población en la plantación de árboles en el marco de los programas de promoción popular en los países del Sahel, basándose en el simbolismo y patriotismo asociados al árbol. La finalidad de las «jornadas del árbol» o las «semanas forestales» era fomentar los bosques y árboles ornamentales o de sombra en las casas, plazas, calles y caminos. Hay que señalar que los objetivos de las plantaciones populares se ampliaron y diversificaron progresivamente para adquirir un carácter más económico. Por ejemplo, en Senegal el cambio de nombre de las «semanas forestales» por el de «acciones populares de repoblación forestal» a comienzos del decenio de 1970 refleja esta evolución para tener en cuenta las necesidades de integración agrícola, producción de leña y de otros productos no leñosos como preludio de la silvicultura participativa de hoy en día. Lamentablemente, estas actividades no han tenido un equivalente en la silvicultura urbana. Esta ha beneficiado de ciertas consecuencias y resultados de proyectos forestales urbanos, pero la participación directa de la población y de los municipios es aún escasa y limitada al embellecimiento y establecimiento de espacios verdes en las ciudades. En las zonas urbanas del Senegal, el ejemplo del movimiento llamado «Set-Setal» (filosofía basada en la higiene personal y ambiental), que impulsó la participación de los jóvenes en la limpieza y embellecimiento de los barrios, mejoró notablemente la situación, por lo menos en Dakar. Son necesarias en todas partes iniciativas tendientes a sensibilizar a la población con respecto a la utilidad y necesidad de los bosques y de la repoblación forestal masiva en las zonas urbanas o periurbanas.

Se trata de una tarea difícil, ya que la necesidad de viviendas es tan urgente que las llamadas a una utilización compartida del territorio urbano pueden parecer absurdas.

Fortalecimiento de las instituciones forestales

Si la administración forestal no ha tenido en cuenta la dimensión paisajística y de reposo de los bosques periurbanos no es por no haber formado paisajistas, sino más bien porque la conciencia de su responsabilidad institucional en este sector es escasa o nula. Es necesario crear dependencias paisajísticas dentro de los servicios forestales o en todo caso ampliar la responsabilidad de los servicios que se ocupan de los espacios verdes urbanos a los bosques periurbanos. En la situación actual, la primera solución parece ser más racional y estar más al alcance de los gobiernos. Una vez comprendida la necesidad de la participación y de la diversificación de los objetivos de la silvicultura, los servicios forestales deberán hacer un esfuerzo suplementario para incluir las funciones de recreo y esparcimiento entre las que desempeñan actualmente en el Sahel.

Perspectivas para el futuro

La silvicultura periurbana en los países del Sahel se ha ocupado sólo de las necesidades de abastecimiento de energía sin tener suficientemente en cuenta, de modo activo y voluntarista, los aspectos relacionados con el ocio y el esparcimiento. Sin embargo, los recursos actualmente disponibles permiten elegir entre numerosas posibilidades en lo que respecta a la ordenación forestal periurbana. En cualquiera de las capitales sahelianas existen bosques naturales o artificiales que pueden acondicionarse y equiparse con miras al esparcimiento de la población urbana. Las necesidades de espacios de recreo de esta población evolucionan rápidamente, y es el momento de tomar medidas rigurosas, primero para salvar a estos bosques de las maniobras especuladoras, y luego para dotarlos de instalaciones indispensables y garantizar en ellos la seguridad de los paseantes. Desde el punto de vista institucional, las administraciones forestales deberán a partir de ahora ocuparse de la silvicultura urbana, dejando a cargo de los servicios responsables de los espacios verdes urbanos las actividades de plantación para el embellecimiento de las ciudades. Por supuesto, esta evolución deberá ir acompañada de una labor de capacitación. Asimismo, la silvicultura urbana deberá ir unida a esfuerzos de investigación para ampliar la variedad de las especies y mejorar y difundir los sistemas de plantación bajo las condiciones por todos conocidas de sequedad.

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