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Los bosques, la diversidad biológica y el mantenimiento del patrimonio natural

K. Isik, F. Yaltirik y A. Akesen

Kani Isik trabaja en el Biodiversity Research. Development and Application Centre en la Universidad de Akdeniz (MED-BIOME), Antalya, Turquía.
Faik Yaltirik y Aytug Akesen trabajan en la Faculty of Forestry, de la Universidad de Istanbul, Bahceköy, Turquía.

Adaptación de la memoria general preparada para el XI Congreso Forestal Mundial, sobre el tema «Diversidad biológica forestal y el mantenimiento del patrimonio natural».

Los espacios protegidos son un componente esencial de la conservación in situ de la diversidad biológica forestal. En la fotografía, una zona de conservación en Eritrea

El problema

La siguiente declaración del Programa 21 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD) define claramente los problemas actuales de los bosques y la diversidad biológica:

«Los bosques mundiales están amenazados por la degradación incontrolada y la conversión a otras formas de uso del suelo; afectados por las crecientes necesidades humanas, la expansión agrícola y por una mala ordenación ambientalmente perjudicial que incluye la falta del control de los incendios forestales y de medidas contra el furtivismo, la explotación maderera comercial no sostenible, el sobrepastoreo, los contaminantes atmosféricos, incentivos económicos y actividades de otros sectores de la economía. Los efectos de la pérdida y degradación de los bosques se traducen en la erosión del suelo, la pérdida de la diversidad biológica, el daño a los hábitats silvestres y la degradación de áreas de las cuencas hidrográficas, el deterioro de la calidad de vida y la reducción de oportunidades para el desarrollo.»

La intensidad y magnitud de los sucesos enumerados pueden ser diferentes en ecosistemas distintos. Además, las direcciones de sus efectos pueden ser también diferentes para distintos grupos de sociedades humanas, pues se trata de problemas bien reconocidos internacionalmente. La cuestión inmediata que concierne a todos los sectores interesados es: ¿cuál es la solución del problema?

El lema del XI Congreso Forestal Mundial representa en parte la respuesta a esta pregunta: «La actividad forestal para un desarrollo sostenible: hacia el siglo XXI La finalidad de este artículo es por tanto ampliar el temario del problema y hacer una revisión sobre las soluciones hasta ahora propuestas.

Los bosques

Evolución del concepto de sostenibilidad en la ordenación forestal

En los milenios que siguieron al neolítico, los bosques y el paisaje fueron modificados por los seres humanos para utilizarlos en diversos tipos de actividades agrícolas. Como la población humana se incrementó rápidamente después de los siglos XVIII y XIX, las presiones sobre los terrenos forestales también aumentaron, especialmente en la zona mediterránea y en Europa central, lo que fue seguido por la erosión del suelo y la degradación de muchos hábitats valiosos. En medio de estas actividades, se desarrollaron en Europa central, específicamente en Alemania (Tabel, 1995), métodos fundamentales sobre ordenación forestal. En consecuencia, muchos principios de la ordenación forestal sostenible, tienen sus raíces en el siglo XVIII. La sostenibilidad, por lo tanto, no es un concepto nuevo para el sector forestal. Se ha considerado tradicionalmente al decidir el grado de aprovechamiento de madera para el consumo humano (SAF, 1992).

Además de los productos madereros, se han reconocido en la segunda mitad del siglo xx otros bienes relacionados con el valor ecológico de los bosques. Los bosques constituyen el hábitat de una gran diversidad de especies vegetales, animales y otros organismos. Muchos taxones de plantas agrícolas y de especies animales domesticadas tienen su origen en parientes silvestres que todavía habitan terrenos forestales. Muchas especies de los bosques proporcionan a la población alimentos, madera, leña, medicinas, otras diversas materias primas para la industria y forraje para los animales. Además de estos insumos socioeconómicos directos, los bosques y terrenos forestales cumplen una variedad de servicios ecológicos complejos como la producción de oxígeno, la fijación del dióxido de carbono, el ciclo de minerales y el ciclo hidrológico, la protección del suelo y el agua, la regulación del clima y así sucesivamente. Además, los bosques ofrecen oportunidades para el turismo y el uso recreativo.

Las influencias de muchos de estos servicios y beneficios sobrepasan los límites regionales y nacionales de los bosques y naciones involucradas, tanto en el espacio como en el tiempo. El tema clave es que la producción de estos servicios es indispensable para un ambiente humano saludable y acogedor; y aún más, cada uno de estos servicios no lo puede cumplir ni producir en gran escala la tecnología humana.

Los bosques tropicales húmedos son de interés especial debido a sus importantes influencias globales. Son notables tanto respecto a la cantidad como a la diversidad biológica que sustentan. Son más complejos que los bosques templados y boreales en cuanto a su estructura y funciones. Los bosques tropicales húmedos abarcan sólo el 7 por ciento de la superficie terrestre aunque se estima que contienen por lo menos el 50 por ciento y posiblemente hasta el 90 por ciento de las especies terrestres (Rodgers, 1997). La rica diversidad de los bosques tropicales puede destacarse con un ejemplo: en Perú, se han registrado cerca de 300 especies arbóreas en una sola hectárea. En contraste, sólo hay 50 especies arbóreas indígenas en todo el norte de Europa a partir de los Alpes (Drewery, 1994).

Los objetivos de la ordenación forestal actual deben basarse siempre más a menudo en los denominados principios de ordenación de los ecosistemas (Sexton et al., 1997). Por ejemplo, Kaufmann el al. (1994) describen el objetivo del Servicio Forestal de los Estados Unidos como «la creación de ecosistemas saludables y productivos mediante un método ecológico que incorpora las necesidades y valores definidos mediante criterios sociales, físicos, económicos y biológicos». El método de ordenación forestal dirigido al ecosistema representa por tanto bosques ecológicamente estables, saludables, diversos y sostenibles. El desafío para los forestales es equilibrar el desarrollo económico y la diversidad ecológica (SAF, 1992). Es necesario que las estrategias de ordenación forestal tomen en consideración la diversidad biológica, los procesos de los ecosistemas y la productividad de la estación a largo plazo para mantener y mejorar e 1 bienestar humano sobre bases ecológica y económicamente sostenibles.

Más de 150 gobiernos firmaron el Convenio sobre Diversidad Biológica legalmente vinculante en la Cumbre de la Tierra de Rio de Janeiro, en 1992. Al ratificar el Convenio, las partes interesadas aceptaran la responsabilidad de proteger el material genético, las especies, hábitats y ecosistemas que componen el mundo natural. El artículo 6 del Convenio plantea las medidas generales para la conservación y el uso sostenible de los recursos biológicos, pidiendo el desarrollo y aplicación de estrategias, planes o programas nacionales. La cita que sigue, tomada del prefacio de la Estrategia sobre la biodiversidad global (WRI, UICN y PNUMA, 1992), indica la postura de las principales organizaciones conservacionistas.

Es necesario aumentar el número y la superficie de los parques nacionales. En la fotografía, cigüeñas pico amarillo en las orillas del canal Kazinga, en el parque nacional de Ruwenzori, en Uganda

«El desarrollo tiene que centrarse en el hombre y basarse en la conservación. A menos que protejamos la estructura, funciones y diversidad de los sistemas naturales del mundo -de las que depende nuestra especie y otras especies- el desarrollo se destruirá a sí mismo y fracasará. A menos que utilicemos los recursos de la Tierra sostenible y prudentemente, estaremos negando al hombre su futuro. El desarrollo no puede producirse a expensas de otros grupos o de generaciones posteriores ni puede amenazar a la supervivencia de otras especies.»

Se apruebe o se rechace esta declaración, dependiendo de grupos de intereses opuestos, el concepto de la diversidad biológica o biodiversidad, como se conoce popularmente, entró por tanto en las consideraciones sobre la ordenación de los recursos a finales del siglo xx.

Biodiversidad

Definción

La biodiversidad es la totalidad de genes, especies, ecosistemas y procesos ecológicos de una región. Por lo tanto, la biodiversidad consta de cuatro elementos: diversidad genética, diversidad de especies, diversidad de ecosistemas, y diversidad de procesos (SAF, 1992; IPGRI, 1993; Isik, 1997).

Biodiversidad genética

La diversidad genética, diversidad intraespecífica y diversidad entre especies es la suma de la información genética total, expresada por genes de individuos. Normalmente, hay muchos individuos dentro de una especie; todos -excepto los gemelos idénticos (y los clones)- son genéticamente únicos. La presencia de diferentes genes y alelos y sus combinaciones diferenciales entre individuos producen la variabilidad de un rasgo determinado. Las diferentes combinaciones y diferentes frecuencias entre poblaciones de una especie dada producen la variabilidad entre poblaciones, como por ejemplo la diferente resistencia a las enfermedades, a la sequía y a temperaturas extremas. Los genes que controlan estas características pasan de generación en generación, formando nuevas combinaciones genéticas y nueva variabilidad en cada paso. La diversidad genética dentro de una especie sirve como potencial para adaptarse a nuevos ambientes y para responder a nuevas necesidades humanas. Mientras exista una rica diversidad genética dentro de una especie, los fitogenetistas podrán seleccionar y producir nuevas variedades para responder al cambio de necesidades y condiciones (IPGRI, 1993; Isik, 1996). La diversidad genética se puede medir mediante los métodos empleados en la genética de poblaciones y, en el caso de variación a nivel molecular, también mediante algunas nuevas técnicas como electroforesis, los marcadores moleculares y la secuencia genética, desarrolladas en los últimos años (Cheliak, 1993).

Biodiversidad de especies. La diversidad de especies se refiere al tipo y número de especies existentes. El número de especies existentes en la Tierra se estima que son entre 5 y 80 millones, aunque sólo se han descrito 1,6 millones. Se suele pensar que la biodiversidad es sólo diversidad a nivel de especies. Esta es una valoración incompleta en cuanto a la sostenibilidad de los recursos naturales renovables. Al definir la diversidad de especies, se debe tener en cuenta tanto la diversidad «genética» como la «taxonómica». su vez, la diversidad genética dentro de las especies es la principal preocupación de los programas de recursos genéticos y es la fuente de la adaptabilidad y la evolución en ambientes cambiantes.

Biodiversidad de ecosistemas. Los ecosistemas están compuestos de componentes bióticos y abióticos, incluyendo sus propiedades edáficas (suelo) y bióticas y son influenciados por factores climáticos y topográficos. La diversidad del ecosistema estimula el progreso, primero en el hábitat y después en la diversidad de especies. Como resultado de ello, la diversidad del ecosistema proporciona hábitats diferenciales para que vivan especies diferentes, adaptándose cada especie a su propio nicho ecológico, y finalmente formando sus propias comunidades climáticas. Es más difícil medir la diversidad de ecosistemas que medir las diversidades genéticas y de especies. Esto se debe sobre todo a que las fronteras de los ecosistemas son relativas y sin líneas definidas. No obstante, utilizando ciertos criterios coherentes, los ecosistemas se pueden definir y clasificar a nivel local, regional y mundial (Zuomin et al., 1997; Sexton et al., 1997).

Biodiversidad de «procesos» o funcional. La diversidad de procesos es un resultado evolutivo de interacciones perdurables entre los entes bióticos y abióticos de un ecosistema. Las mejor conocidas de estas interacciones entre los componentes bióticos son la predación, el parasitismo y el mutualismo. Los servicios ecológicos (como los ciclos del agua, dióxido de carbono, oxígeno y nitrógeno, la descomposición, etc.) son el resultado de procesos entre los componentes bióticos y abióticos. Estos se denominan colectivamente procesos ecológicos de un ecosistema. La diversidad de procesos interconecta entonces los elementos bióticos y abióticos de un ecosistema; mantiene la existencia en armonía mutua de los diversos componentes de la biodiversidad, constituyendo así partes fundamentales de la biodiversidad del sistema.

Factores que amenazan a la biodiversidad

Con el fin de mantener la biodiversidad, lo primero debe ser reconocer y definir claramente los factores que amenazan a la biodiversidad. Cualquier condición que perjudica las funciones de cualquiera de los componentes de la biodiversidad es un factor amenazador. Los principales factores que pueden ocasionar la pérdida o disminución de biodiversidad a escala local, regional, nacional o mundial pueden clasificarse en las siguientes categorías (WRI, UICN y PNUMA, 1992).

· Pérdida y fragmentación del hábitat: Muchos ecosistemas naturales se han fragmentado en pequeños trozos, perdiendo gran parte de su diversidad biológica e integridad biológica.
· Explotación excesiva: El crecimiento rápido de la población y el perfeccionamiento de la tecnología de los aprovechamientos llevaron a la explotación excesiva y la utilización no sostenible de especies vegetales y animales, a veces hasta el punto de su extinción.
· Contaminación del suelo, el agua y la atmósfera: Los contaminantes degradan y destruyen los hábitats en diferentes grados, con la subsiguiente reducción e incluso eliminación de especies.
· Especies introducidas: Una nueva especie, que no ha evolucionado conjuntamente con los otros elementos del ecosistema que la recibe, puede amenazar a las especies indígenas (Vitousek et al., 1987).
· Cambio climático global: La teoría tan discutida sobre un posible aumento de la temperatura global de 1 a 3 °C durante el próximo siglo, con la correspondiente elevación del nivel del mar desplazaría el ámbito óptimo de distribución de las especies terrestres en dirección a los polos, y de altitud en las montañas. Esto significa que la diversidad genética de muchas especies puede no soportar estos rápidos cambios del medio ambiente y llegarán a extinguirse (Schnider, 1989; Peters, 1990).
· Agricultura y silvicultura industrial: Las nuevas variedades de plantas y animales desarrolladas mediante los programas modernos de mejora genética están sustituyendo a las denominadas variedades de campo o razas indígenas. A menos que se incluyan en tales programas consideraciones de conservación genética, se producirá la pérdida subsiguiente de genes adaptados y combinaciones de genes. Además, tales nuevas variedades, que se seleccionan con unas características deseables, suelen presentar una diversidad genética escasa y una base genética limitada que las hace fácilmente susceptibles a enfermedades y plagas, creciendo así la importancia de unas medidas de conservación adecuadas, adoptadas paralelamente con la mejora genética y utilización de variedades mejoradas.

Mantenimiento de la biodiversidad

La biodiversidad a nivel de genes, especies y ecosistemas se debe conservar y mantener en favor del desarrollo sostenible(Namkoong, 1991). La diversidad de los ecosistemas proporciona diferentes hábitats para las diversas especies que los habitan, enriqueciendo las diversidades de especies y procesos dentro de un ecosistema determinado. La diversidad genética confiere adaptabilidad y potencial evolutivo a las especies que llevan tales genes (Ehrlich, 1990). Por ello, en primer lugar hay que mantener los componentes de la diversidad, después hay que estudiarlos y finalmente, basándose en este conocimiento, hay que utilizarlos sosteniblemente (WRI, UICN, PNUMA, 1992).

Acacia en floración en el Congo

Conservación genética (in situ y ex situ)

La mejor forma de proteger las especies y sus genes puede ser mediante su protección en sus hábitats naturales, y en definitiva dentro de los ecosistemas en que viven con otras especies (Ledig, 1986). La conservación in situ (dentro de su ambiente natural) se considera como la mejor solución para la conservación de los recursos genéticos, porque mantiene el potencial evolutivo y la capacidad de adaptación de las poblaciones implicadas. Los genes objetivos y los complejos de genes adaptados conjuntamente con las comunidades biológicas asociadas, se concentran dentro de sus ecosistemas naturales.

Como primer paso para la conservación in situ hay que determinar el grado de variabilidad y la arquitectura genética, distribución, localización, tamaño y número de poblaciones. Cada rodal forestal es único en su composición genética, porque cada uno representa el resultado de adaptaciones a series específicas de condiciones ambientales. Esto sucede sobre todo en las especies de árboles forestales que se desarrollan en ambientes heterogéneos. Un método común de conservación genética in situ es conservar poblaciones representativas que existen en hábitats representativos, de una manera sistemática (Koski, 1996). Es muy importante también conservar la variación genética de poblaciones marginales y aisladas que pueden poseer genes específicos de rasgos convenientes (Ouédraogo, 1997).

Los parques nacionales, las áreas de reservas naturales, los monumentos naturales, los parques naturales, las áreas de ordenación de hábitats y especies, las zonas de ordenación genética (áreas protegidas de recursos ordenados), los bosques de conservación genética, las regiones ambientales especialmente protegidas y otras estaciones similares son las principales áreas in situ.

Se deben utilizar todas las alternativas disponibles para alcanzar el máximo de tierras para fines de conservación de la biodiversidad. Por ejemplo, Krishna y Shankar (1997) describen cómo la población local de la India protegió ciertas grutas sagradas durante siglos. Sugieren que tales sistemas tradicionales deben complementarse con aportes científicos apropiados para la conservación, a fin de ayudar a la población local a vivir armoniosa y sosteniblemente con la naturaleza también en el futuro.

La conservación de los recursos genéticos y de la diversidad biológica debe incorporarse a la ordenación forestal, en los bosques ordenados para fines de protección y producción y en los programas de plantación y de mejora de árboles.

Dependiendo del tipo de material genético, la conservación ex situ (fuera del hábitat natural) de los recursos genéticos se lleva a cabo en arboretos, jardines botánicos, rodales de conservación ex sita, ensayos de procedencias y progenies, huertos semilleros, archivos clonales, cultivo de tejidos, bancos de almacenamiento de semilla, polen y DNA (Bonner, 1990). A pesar de la gran diversidad de oportunidades de la conservación genética ex sita, el principal problema es la inestabilidad de los fondos para el mantenimiento a largo plazo de los recursos genéticos conservados ex sita. Además el material genético preservado en instalaciones artificiales tiene más probabilidad de estar sujeto a selección, con frecuencia muy diferente de las condiciones naturales en que evolucionaron las poblaciones originales (Ledig, 1986). Sin embargo, siempre que sea posible, deben aplicarse también métodos ex situ como garantía adicional contra las pérdidas genéticas en las estaciones in situ.

Actividades de genética forestal y mejora de árboles

Los genetistas forestales y los mejoradores de árboles forestales utilizan material genético o germoplasma de árboles para mejorar la calidad y cantidad de productos forestales (Zobel y Talbert, 1984; Ahuja y Libby, 1993). Seleccionan y mejoran los árboles que heredan genes de rasgos deseables como la rapidez de crecimiento, la buena calidad de la madera, la resistencia a las enfermedades, la sequía, el frío, la contaminación y otras condiciones ambientales adversas (Ziehe y Hattemer, 1987; Simpson y Ades, 1990; Namkoong, 1992; Altman et al., 1996). Los genetistas forestales y los mejoradores de árboles de los diferentes países están dedicados a diversas fases de conservación y ordenación de recursos genéticos forestales (Falk, 1990). Establecen zonas de ordenación genética, áreas de producción de semilla, huertos semilleros, bancos clonales, instalaciones de almacenamiento de polen, semilla y DNA (Millar, 1993), para atender las crecientes necesidades humanas.

Instrumentos de laboratorio utilizados en la investigación in vitro

Biotecnología

La biotecnología ha hecho importantes contribuciones en los estudios genéticos de árboles forestales (Haines, 1993; Huang et al., 1993; Watt et al., 1997). Se han aplicado técnicas de cultivo de tejidos y métodos moleculares a muchas especies de árboles forestales importantes. Como ejemplos se incluyen: la conservación de germoplasma utilizando el cultivo de tejidos y técnicas de criopreservación (Millar, 1993), el almacenamiento de DNA, la ingeniería genética (Sederoff y Stomp, 1993), el estudio de la distribución y alcance de la diversidad genética mediante técnicas RFLP y RAPD (Kaya y Neale, 1993; Boydak et al., 1997), identificando y detectando genotipos mediante marcadores moleculares (Cheliak, 1993).

El potencial de biotecnología debe usarse con precaución. El Programa 21 de la CNUMAD, establece disposiciones específicas para el «manejo ambientalmente favorable de la biotecnología». Aunque las nuevas técnicas moleculares permitan introducir en los organismos una mayor diversidad de genes, la relativa falta de información sobre lo que ocasionarán en el medio ambiente tales organismos y nuevos genes y sus efectos sobre la biodiversidad existente, exige adoptar precauciones antes de una aplicación amplia de la biotecnología en el campo (Wrubel et al., 1992). Hay necesidad de cooperación internacional para establecer ciertas medidas de seguridad en las aplicaciones biotecnológicas (Commandeur et al., 1996).

Agrosilvicultura

La población local, los forestales y los científicos combinan los méritos de las tecnologías agroforestales tanto para sostener económicamente a la población local como para enriquecer la diversidad biológica de un ecosistema agrícola (Altieri, 1991; Drewery, 1994).

Especies exóticas

Siempre que no compitan o sustituyan a las plantas nativas, las especies arbóreas introducidas bien adaptadas, pueden añadir beneficios socioeconómicos, un nuevo sabor y diversidad al bosque y a las comunidades vegetales y ecosistemas locales. Ejemplos acertados de estas especies exóticas son el pino oregón en Europa central, el Pinus radiata en Chile, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelandia, los Eucalyptus spp. en los ecosistemas mediterráneos y en Brasil (Eldridge, 1990; Libby, 1990; Bergschmidt, 1996). Sin embargo, ha habido más fracasos que éxitos en la introducción de especies exóticas, debido al ensayo previo insuficiente y al subsiguiente daño producido por plagas, o condiciones climáticas adversas (Zobel y Talbert, 1984), y a cambios imprevisibles y perjudiciales en los modelos de cadenas tróficas de los ecosistemas locales.

Cooperación internacional

Las influencias de los bosques y la biodiversidad son mundiales, llegando mucho más allá de los límites nacionales de cualquier país, tanto en el espacio como en el tiempo. Por ello, es fundamental la cooperación internacional, particularmente entre aquellas naciones que comparten ecosistemas y especies similares. En realidad, la Convención sobre Diversidad Biológica hace hincapié en la necesidad de la cooperación internacional para facilitar el intercambio de información adecuada para la conservación y utilización sostenible de la diversidad biológica. Hay una serie de organismos internacionales que participan eficazmente en la conservación de la biodiversidad incluyendo las Naciones Unidas, la FAO, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Organizacion de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO); algunos centros de Grupo Consultivo sobre Investigación Agrícola Internacional (CGIAI), especialmente el Instituto Internacional de Recursos Fitogenéticos (IPGRI) (incluyendo la Red europea de recursos genéticos forestales [EUFORGEN] coordinada por el IPGRI, el Centro de Investigación Forestal Internacional (CIFOR) y el Centro Internacional de Investigación en Agroforestería (ICRAF); algunas organizaciones no gubernamentales internacionales y nacionales, como la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal (IUFRO), y el Instituto Mundial sobre Recursos (Estados Unidos) (WRI); y organismos bilaterales de ayuda como la Sociedad Alemana de Cooperación Técnica (GTZ) (Alemania) y otros (Ouédraogo, 1997). Estas agencias y organizaciones ayudan a los países en la planificación, organización, exploración, financiación y aplicación de actividades de conservación de la biodiversidad y de conservación genética de importancia global.

Las actividades agroforestales suponen el mantenimiento de un alto nivel de biodiversidad. En la fotografía, un búfalo pasta bajo unos árboles de dagame en el Perú

Acciones para mantener y mejorar la biodiversidad

Además de la conservación in situ y de otras medidas de uso del suelo indicadas anteriormente, hay que realizar acciones adicionales en los terrenos forestales a fin de mantener y mejorar la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica. Dependiendo de la situación de los terrenos forestales, podrían sugerirse las siguientes acciones que son técnica y biológicamente viables. Algunas de estas medidas pueden ser específicas sólo para las condiciones de Turquía (con las cuales los autores tienen experiencia personal) (Isik et al., 1995; Karaca, 1997). La mayoría podría tener, sin embargo, aplicaciones a nivel mundial (Khan, 1997).

En parques nacionales y áreas de reservas naturales:

· Hay que identificar y designar nuevos parques y reservas en representación de cada una de las principales zonas ecológicas, de tal modo que constituyan una red sistemática de reservas biogenéticas.
· El «efecto de escala» se debe tener también siempre en cuenta al designar parques nacionales y reservas naturales. Por ejemplo, la dimensión del terreno requerido para la supervivencia sostenible de una especie herbívora es mucho menor que el necesario para una especie carnívora.
· Se deben establecer corredores de hábitats para conectar las áreas de reserva para la conservación de la fauna silvestre.
· Se han de actualizar los planes de ordenación de los parques y reservas teniendo en cuenta los objetivos de biodiversidad nacionales y globales.
· El ecoturismo y las actividades recreativas deben ordenarse de modo que se minimicen las perturbaciones en el comportamiento y la reproducción de los animales silvestres debidas a la invasión de sus territorios por el hombre.
· Se han de ajustar las nuevas políticas y programas de ordenación para garantizar la participación de la población local en la planificación de las áreas protegidas y las zonas de amortiguación.
· Se han de llevar a cabo programas de investigación para determinar las características de los recursos biológicos y sus potencialidades tanto en los parque como en las reservas y en otros terrenos forestales para establecer una base ecológica para la ordenación sostenible de las especies en cuestión (Yaltirik, 1973).
· Se han de organizar programas para la formación y educación continua del personal y de la población local, y reconocer los logros y servicios sobresalientes.

En terrenos forestales degradados:

Los bosques degradados no deben considerarse como «bancos de tierras» de los que pueden adquirirse terrenos adicionales para fines agrícolas, de pastoreo, residenciales o industriales. En lugar de ello, los bosques degradados deben rehabilitarse y considerarse como válvulas de seguridad para la salubridad ecológica de las comunidades próximas.

En bosques productivos:

· Las intervenciones silvícolas, administrativas y forestales de carácter social deben coordinarse en función de las actividades de mejora de la biodiversidad. El tamaño de las unidades de ordenación forestal bajo la responsabilidad de una persona encargada de la ordenación no debe exceder de la norma europea de unas 5 000 a 7 000 ha en condiciones comparables.
· Se han de revisar y modificar las actividades de aprovechamiento, explotación maderera, claras, podas y transporte en los bosques productivos, teniendo en cuenta los objetivos nacionales de biodiversidad. Los planes de ordenación y su aplicación en los terrenos forestales deben tener en cuenta no sólo las especies arbóreas forestales que son su objetivo sino también otros organismos que contribuyen a la biodiversidad.
· Muchas especies animales que viven en terrenos de bosque requieren diferentes hábitats en diferentes épocas (día vs. noche, invierno es. verano) y en diferentes etapas de sus ciclos vitales. El mantenimiento de la diversidad de hábitats es de importancia vital para estas especies. Se ha de favorecer la estructura de hábitats en mosaico en los terrenos forestales, con mezclas de árboles jóvenes y viejos, de árboles de frondosas y de coníferas, pequeños prados y vegetación densa de sotobosque.
· Los organismos requieren generalmente estabilidad y tranquilidad en sus hábitats. Las actividades de cortas rasas en grandes superficies ocasionan cambios violentos de muchos elementos físicos, microclimáticos y biológicos del ecosistema forestal. En su lugar hay que aplicar métodos de aprovechamiento como las cortas selectivas, cortas en pequeños grupos, manchas, fajas alternas, fajas progresivas, si se considera que son más adecuadas para cumplir los objetivos de biodiversidad establecidos.
· No hay que dejar que se acumulen los residuos de explotación maderera cerca de las márgenes de arroyos y ríos. Después de la descomposición, tales materiales junto a los cursos de agua deterioran las cualidades físicas y químicas de las aguas las que a su vez perturban los hábitats, plantas acuáticas y especies animales.
· Se ha de dejar de vez en cuando árboles muertos en pie y trozas en los bosques siempre que no alberguen especies de insectos y enfermedades forestales con potencial epidémico. Los árboles muertos y las trozas tumbadas desempeñan un importante papel en el mantenimiento de cadenas tróficas sanas en un ecosistema forestal. Además, sirven para alimento de los animales, y como hábitats de anidada y reproducción de muchos insectos forestales beneficiosos, aves (por ejemplo, pájaros carpinteros) y mamíferos (por ejemplo, martas). Ocasionalmente se dejarán árboles viejos y altos esparcidos sistemáticamente por los terrenos forestales. Tales árboles sirven como lugares de anidada y para posarse distintas especies de aves.
· Se han de proporcionar bases legales y administrativas para garantizar la participación de la población local en el establecimiento, cuidado, ordenación, aprovechamiento y comercialización de plantas y productos forestales. Se ha de formar y educar a la población local para que utilice estos productos de forma más económica.
· Se han de desarrollar proyectos para construir pequeños embalses, terrazas y barreras de control de avenidas a lo largo de arroyos y ríos en los terrenos forestales, especialmente en las zonas inclinadas de montaña. Tales construcciones, además de evitar la erosión del suelo y mejorar la biodiversidad de tierras y bosques, crearán oportunidades de ingresos para la población local.
· Se han de diseñar y ordenar bosques naturales representativos en diferentes gradientes climáticos y altitudinales a través del país para la conservación genética; dichos bosques constituirán unidades de ordenación genética y rodales semilleros. Se han de seleccionar y designar rodales semilleros para representar cada especie en cada una de las principales zonas ecológicas.
· Se han de aplicar técnicas de control biológico contra las epidemias forestales y fomentar la investigación sobre los agentes de control biológico, específicamente sobre insectos parásitos y depredadores, aves insectívoras y plantas alelopáticas que podrían tener también potencial como insecticidas. Se han de transferir rápidamente los resultados de la investigación a la aplicación práctica.

En lugares de reforestación y forestación:

· Se han de tomar en consideración los bosques mixtos así como los monocultivos, e incluir especies de finalidad múltiple como la Pseudoacacia, castaño, nogal, laurel, algarrobo y diversas mezclas de especies herbáceas y pastizales.
· Se han de fomentar las plantaciones mezcladas de plantas productoras de néctar, frutos y semillas junto con árboles productores de madera. Estas plantas, además de dar un valor estético y otros valores atractivos, servirían como protección y como terrenos para alimentación y anidada para la fauna silvestre.
· Se han de establecer manchas alternas de «fajas de biodiversidad» y «bolsas de biodiversidad» y diversos microhábitats dentro de los sitios de plantación y a lo largo de las plantaciones. Tales áreas podrían ocuparse con plantas perennes anuales y arbustivas para obtener forraje, frutos y semillas para ciertos animales del ecosistema forestal. Las fajas de biodiversidad pueden integrarse a veces con las fajas de prevención de incendios.
· Se ha de fomentar la regeneración natural, siempre que sea posible, en los claros del bosque. Se evitará la introducción en un área de especies no nativas a menos que los ensayos de especies y procedencias demuestren que son apropiadas individualmente o en el contexto de la ecología prevalente. Mediante investigación, se determinarán los métodos de regeneración natural más eficaces de las especies leñosas y no leñosas, en sus hábitats naturales.

En áreas especiales de protección ambiental:

· Ecosistemas singulares con grandes propiedades estéticas, históricas, ecológicas y geológicas han estado en los últimos años sujetos a una fuerte presión humana en Turquía. Algunos de estos ecosistemas se han designado como áreas especiales de protección ambiental; y se han aprobado para estos terrenos leyes y reglamentos especiales. Aunque en estas áreas se protegen los ecosistemas en su conjunto, se deben realizar también acciones específicas para proteger las diversidades de hábitats y especies. Hay que distinguir zonas específicas y determinar las capacidades de carga de cada zona para los objetivos más apropiados de uso del suelo. Hay que aplicar y vigilar estrictamente las leyes y reglamentos existentes.

Otras acciones a adoptar:

· Las leyes relativas al sector forestal, el medio ambiente, los parques naturales y la conservación biológica se deben volver a examinar cuidadosamente teniendo en cuenta los objetivos nacionales de biodiversidad. Esto se hace urgente si un país ha ratificado ya el Convenio sobre Diversidad Biológica u otros acuerdos internacionales y compromisos nacionales.
· Se han de desarrollar programas para determinar las técnicas más eficaces de reproducción, cultivo y aprovechamiento de las especies de plantas y animales silvestres que generan productos especiales que pueden tener un alto valor económico. Se han de examinar y poner en práctica medidas silvícolas y culturales para mejorar su calidad y cantidad.
· Se han de fomentar y ampliar las actividades agroforestales en aldeas situadas tanto en las regiones forestales como en las zonas agrícolas.
· Se han de adoptar medidas especiales para proteger los ecosistemas sensibles y frágiles.
· Se han de fomentar las actividades de ecoturismo compatibles con los objetivos de conservación de la biodiversidad (Akesen, 1992). Las medidas de carácter legal, administrativo y técnico deben aplicarse estrictamente para mejorar la integridad biológica y las estructuras naturales de los parques nacionales y de las áreas de reservas naturales. La caza y la pesca deben regularse también de acuerdo con las leyes existentes.

Problemas relacionados con la conservación de la biodiversidad

La conservación de la biodiversidad debe, en una primera etapa, basarse en la información biológica disponible. A continuación se enumeran algunos de los temas biológicos que necesitan una mayor clarificación:

· desarrollo de procedimientos para determinar las prioridades de investigación y de especies en la conservación de la biodiversidad (Rodgers, 1997; Mátyás, 1997; Lammerts van Bueren y Duivenvoorden, 1997);
· clasificaciones detalladas de los ecosistemas o la vegetación, determinación de los tipos forestales o zonas ecológicas (tanto a escala regional como global) para evaluar la representatividad de la red actual y futura de áreas protegidas (Iremonger et al., 1997; Zuomin et al., 1997);
· determinación del tamaño efectivo de la población para las especies objetivo y determinación del impacto de la depresión por endogamia en el potencial evolutivo de los taxones:
· información científica para establecer y aplicar las estrategias de ordenación sostenible (Howard, 1997);
· mejora de las técnicas in vitro para almacenar germoplasma;
· determinación de los mecanismos fisiológicos y bioquímicos que controlan la adaptación condiciones de tensión y enfermedades; identificación de los genes o complejos de genes que controlan tales características;
· desarrollo de medidas para determinar la adaptabilidad de las especies y poblaciones a las condiciones cambiantes (Mátyás, 1997);
· vigilancia y evaluación de la erosión genética;
· determinación de los impactos probables de la biotecnología y nuevos genotipos (plantas transgénicas) en los ecosistemas.

Los desafíos asociados con la conservación de la diversidad no son sólo biológicos sino también políticos, económicos, sociales e incluso de naturaleza ética. Las medidas de conservación las aplican los órganos de gobierno local, políticos, prácticos, biólogos, forestales, agricultores, ingenieros, sociólogos rurales y economistas. Por ello, es necesaria la coordinación de todas las partes involucradas.

Conclusiones

Los recursos biológicos son la base esencial para la vida sobre la tierra. Los valores fundamentales, ecológicos, económicos, estéticos y éticos, de los recursos biológicos han sido reconocidos en la religión, el folklore, el arte, y la literatura desde tiempos antiguos. A principios del siglo XIX los recursos biológicos, incluidos los bosques, eran en muchos países gratuitos para los que deseaban utilizarlos. Durante las últimas tres décadas desde que el hombre contempló la Tierra desde la Luna- se ha comprendido rápidamente que la capacidad de carga de la tierra y los recursos biológicos existentes en ella son muy limitados. Los científicos, políticos, gobernantes, la industria, las organizaciones internacionales y el público en general están cada vez más preocupados por el agotamiento de los recursos biológicos.

El Convenio sobre la Diversidad Biológica, firmado por un gran número de países en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo en Rio de Janeiro, en 1992, fue el punto decisivo para emprender acciones a fin de mantener la sostenibilidad de los recursos biológicos. Más de 150 naciones acordaron que se deben desarrollar planes y estrategias y emprender acciones eficaces y constantes para conservar y mejorar la diversidad biológica de la tierra. Los ecosistemas forestales, especialmente en las zonas tropicales, han sido el elemento más importante de la biodiversidad terrestre. Los terrenos forestales se extienden sobre una gran variedad de ecosistemas, que albergan numerosas especies y genes, mostrando influencias de larga duración, que van más allá de las fronteras nacionales e incluso continentales. En consecuencia, los gobiernos, organizaciones internacionales, grupos conservacionistas y científicos, deben dar prioridad a la conservación de la biodiversidad de los terrenos forestales. Se ha de contar con un fuerte apoyo público de políticos bien informados y con una política gubernamental estable. Es fundamental contar con una información precisa (sobre la biología de las especies y sobre la naturaleza de los ecosistemas) para determinar las estrategias de conservación, elaborar los planes, llevar a cabo las acciones y mantener los genes, especies y ecosistemas. La protección de la biodiversidad se puede conseguir de la mejor forma mediante la protección de las especies dentro de sus hábitats naturales (conservación in situ), con la conservación ex situ como un complemento necesario. Se han desarrollado en el sector forestal varias técnicas de conservación in situ y ex situ para conservar la diversidad genética.

Pueden adoptarse otras muchas acciones, colectiva o individualmente, en los terrenos forestales para mejorar aún más la diversidad biológica en todos los niveles. Hay que formar a la población local y dar mayores oportunidades en la ordenación, ejecución, comercialización, y utilización sostenible de los recursos biológicos forestales. El apoyo financiero inicial para los planes de conservación de la biodiversidad debe obtenerse mediante incentivos gubernamentales y fuentes internacionales. El apoyo financiero subsiguiente debe proceder de los que más se benefician de los recursos biológicos.

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