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Extensión forestal: Enfrentando los desafíos presentes y futuros

J. Anderson y J. Farrington

Examen de algunos de los problemas con que se enfrenta la extensión forestal, tomando en consideración algunas de las posibles adaptaciones. En qué consiste la extensión, quién la lleva a cabo y a quién está destinada, explorando de qué manera se relaciona con la extensión agrícola y estableciendo brevemente las tendencias exteriores e interiores que influyen en el proceso. Se concluye con un debate sobre varios elementos que podrían ayudar a los servicios nacionales de extensión forestal a prepararse para el siglo XXI.

Jon Anderson es Oficial de Extensión Forestal de la Dirección de Recursos Forestales de la FAO.

John Farrington es el Director del Rural Resources and Poverty Research Programme del Instituto de Desarrollo de Ultramar, Reino Unido.

Los métodos de extensión forestal se están alejando del sistema tradicional «de arriba abajo»...

...hacia una actitud más participativa en la que intervengan hombres y mujeres

Existen tantas definiciones de extensión forestal que parece prácticamente imposible llegar a una breve por consenso. Entre las numerosas definiciones cabe identificar dos escuelas de pensamiento. Según una de ellas, la extensión se refiere solamente a la función de «transferencia de tecnología» y no debe verse obstaculizada por otras tareas. La otra perspectiva es que la extensión debe contar con la gente, responder a sus necesidades y, por lo tanto, considera de vital importancia el desarrollo humano. Este punto de vista, calificado a veces como «lo primero es el agricultor» o «solucionar los problemas», tiene una intensa historia reciente en el sector forestal, especialmente dentro de la silvicultura comunitaria o social.

Sin embargo, ninguno de los dos criterios parece ser suficiente a largo plazo y en todas las situaciones. Dentro del marco del desarrollo sostenible, habría que hacer hincapié tanto en el «contenido» (la tecnología y transferencia de la misma) como en el «proceso» (creación de capacidad para resolver los problemas). Como afirma Samy (1995) «la función de la transferencia de tecnología debe ser un complemento de la función correspondiente al desarrollo humano» (véase también Morris, 1991).

Tal vez la extensión forestal pueda definirse como un proceso sistemático de intercambio de ideas, conocimientos y técnicas que da lugar a cambios de actitudes, prácticas, conocimientos, valores y comportamiento destinados a mejorar la ordenación de bosques y árboles.

Funcionalmente, la extensión suele comprender todas o algunas de las siguientes funciones:

· diagnóstico de la situación;

· transmisión directa o indirecta de asesoramiento, conocimiento o desarrollo de capacidades técnicas, educación y sensibilización;

· información retrospectiva y análisis de las reacciones y efectos de la población local;

· creación de vínculos entre los distintos tipos de organizaciones, incluidas las que se encargan de la investigación y de la provisión de insumos; y

· seguimiento y evaluación (Farrington, 1994).

¿Quien realiza la extensión forestal y para quien?

En muchos países, quizás particularmente en aquellos en que el Estado controla el patrimonio forestal permanente, los técnicos forestales empleados por el gobierno, llamados en algunos casos guardas forestales o guardabosques, han intentado garantizar una ordenación idónea de los bosques y los árboles mediante la aplicación de las normas y reglamentos del gobierno. Recientemente, algunos factores negativos han contribuido a poner en tela de juicio la eficacia general de este criterio, entre los que cabe citar: la dificultad de garantizar una aplicación eficiente y continua; la incapacidad para promover aportaciones más positivas a la ordenación forestal sostenible y la aplicación de técnicas y tecnologías mejoradas; la creciente diversidad de las demandas de una población en expansión y de un número cada vez mayor de grupos de interés, y los cambios en las modalidades de propiedad de la tierra.

En algunos casos, se ha pedido a los agentes que trabajan sobre el terreno que asuman una función más activa además de las correspondientes a la ejecución, a menudo sin recibir ningún tipo de capacitación (situación de la «doble función»).

En otros casos, se ha creado un núcleo «paralelo» de técnicos forestales cuyas responsabilidades no incluyen la aplicación de disposiciones sino que se concentran en dar asesoramientos y consejos positivos (también en este caso sin readaptación profesional). En algunos casos la situación es inestable y muy lejos de estar bien asentada.

Muchas veces las ONG han participado o han tenido una actuación más preeminente en la extensión forestal. El sector privado, mediante consultas con los técnicos forestales, han desempeñado una función significativa, especialmente cuando la silvicultura tiene un carácter «comercial» o «industrial» y abundan las asociaciones profesionales locales. Los proyectos, muchos de ellos con financiación externa, han contratado y capacitado a extensionistas forestales. Con frecuencia, se ha encargado a los agentes de extensión agraria de proporcionar asesoramiento forestal o de constituir el vínculo de unión entre los habitantes de las zonas rurales y los especialistas en cuestiones forestales. A nivel local, en machos países las ONG han desempeñado también una función importante en cuanto a proporcionar a la población asesoramiento sobre cuestiones forestales locales. A veces las universidades y las organizaciones de investigación han participado directamente facilitando asesoramiento en materia de extensión y personal, por sí solas o en colaboración con las administraciones nacionales y locales.

Existe un importante debate en curso sobre quién debe realizar la extensión forestal y si, en el terreno, el agente de extensión debe ser más un promotor en general o de grupo (es decir, no ser un técnico forestal) que consulte con especialistas sobre el tema a otros niveles, y sobre si habría que unificar los servicios de extensión que actualmente abarcan disciplinas separadas, etc. En la mayor parte de los casos, aun cuando intervengan otros agentes, los servicios forestales siguen siendo el agente principal ya directamente, a través de los empleados gubernamentales sobre el terreno, o indirectamente mediante acuerdos legislativos y de cooperación.

Idealmente, la extensión forestal está dirigida a todos los gestores (incluidos los propietarios) y usuarios de los bosques, incluidas las operaciones en gran escala y las actividades en pequeña escala encaminadas a obtener la autosuficiencia, así como todos los posibles usos de los bosques desde la obtención de madera, las acampadas, la búsqueda de hongos y las cuencas hidrográficas. El presente artículo se centra en cuatro clases generales (que a veces se superponen) de destinatarios de la extensión forestal:

· los agricultores que tratan de aumentar o estabilizar la producción general y/o la productividad de las tierras cultivadas;

· los propietarios privados de los bosques;

· los grupos que tienen derechos colectivos o comunales y/o la propiedad de los bosques; y

· aquellas personas que tienen derecho de usufructo de algún tipo o disfrutan de un acuerdo para el uso de los bosques pertenecientes al Estado o al gobierno.

¿De que forma se relacionan la extensión forestal y la agrícola?

Hay muchos que se preguntan si la extensión forestal podría, o incluso debería, ser incluida dentro de la extensión agrícola. La extensión forestal tiene mucho en común con la extensión agrícola y se basa en una serie de principios similares. Sin embargo, la silvicultura plantea desafíos diferentes y tiene implicaciones distintas que la agricultura.

· Las escalas cronológicas de ambas actividades son distintas; la mayor parte de las actividades forestales se realizan a largo plazo; por supuesto no se divide en campañas anuales agrícolas y a menudo su evaluación debe tener en cuenta las generaciones humanas y sus beneficios son incluso intergeneracionales; la extensión forestal es una propuesta a largo plazo.

· Aunque en cierto modo la situación está cambiando, la silvicultura se diferencia de la agricultura en los derechos sobre los recursos y en el régimen de tenencia; en el sector forestal es más frecuente que los recursos sean de propiedad pública o común. También los árboles pueden tener una situación jurídica especial en relación con otros cultivos (Hoskins, 1987).

· Para muchos usuarios de los bosques, la actividad forestal no es una ocupación primera o a tiempo completo sino una actividad secundaria importante o básica.

· Con algunas importantes excepciones, en general la actividad forestal se ejerce sobre productos y servicios de escaso valor (al menos en el actual sistema de valoración), y sus efectos sobre el PNB están habitualmente mucho peor contabilizados que en el caso de la agricultura.

· Por último, la actividad forestal tiene que luchar con consideraciones ecológicas y de integración, en su mayor parte gestionando procesos y ecosistemas ecológicos en lugar de sustituirlos o reponerlos.

Además, en muchos casos la extensión forestal ha tenido una historia diferente que la extensión agrícola. Sobre todo en el mundo en desarrollo, la extensión agrícola se ha considerado a menudo como «el brazo ejecutor del gobierno. Los programas de extensión están destinados a ayudar a los agricultores a cumplir determinado objetivo nacional. La política y las actividades de extensión sirven para conseguir objetivos gubernamentales» (Samy, 1995). En muchos casos, los gobiernos cuentan con una larga historia de fuertes inversiones en extensión agrícola.

En el caso del sector forestal, sin embargo, la situación ha sido diferente. En la mayor parte de los casos la ordenación de la propiedad forestal ha sido realizada directamente por empleados del gobierno o por concesionarios para los que no se preveía ninguna actividad de extensión. Los servicios de extensión forestal han surgido sólo recientemente, cuando empezó a aumentar la preocupación por la degradación de los bosques, a fin de promover la aplicación de la legislación y de los reglamentos. El concepto de extensión forestal como una ayuda a la población local a mejorar su nivel de vida mediante una ordenación sostenible de los recursos forestales y arbóreos, es aun más reciente. En todas partes, la relación menos directa entre la extensión y el aumento de los ingresos nacionales ha hecho que los servicios de extensión forestal reciban menos fondos que los relacionados con la agricultura.

Por lo tanto, si bien se puede y debe aprender; mucho de la agricultura, sobre todo en ámbitos donde ambos sectores se superponen - en particular pero no exclusivamente en el caso de la agrosilvicultura -, se pueden aducir poderosos argumentos contra la solución de incluir la extensión forestal en la agraria.

En primer lugar, existen argumentos muy fuertes en el sentido de que, para cuestiones que van del régimen de tenencia de tierras hasta las cuestiones relacionadas con la diferenciación por razón de sexo, la extensión forestal es cualitativamente distinta de la extensión agrícola y, por lo tanto, requiere un enfoque distinto: «en los actuales métodos de extensión agrícola no está previsto incluir las cuestiones relacionadas con la situación jurídica especial de los árboles en relación con otros cultivos, el tiempo que tienen que esperar los agricultores antes de poder obtener los beneficios derivados de aquellos, el distinto ritmo estacional del trabajo y otras exigencias de los cultivos perennes frente a los anuales, ni tampoco el cambio en la disponibilidad de muchos árboles y productos arbóreos específicos de los que hasta ahora se ha dispuesto libremente» (Hoskins, 1987).

En segundo lugar, el juntar ambos sectores implicaría inevitablemente que la silvicultura fuera considerada aun en mayor medida el «pariente pobre» y recibiera una atención y un interés insuficientes.

Una demostración de extensión en Samoa

Presiones actuales y tendencias futuras

Preparándose para un futuro cercano, la extensión forestal se está conformando en virtud de fuerzas externas e internas. En cuanto al medio exterior, la Cumbre para la Tierra de la CNUMAD de 1992 y el Programa 21 han reunido muchas de las tendencias técnicas y socioeconómicas, incluida una orientación que tiene un enfoque hacia la sostenibilidad, la diversidad biológica, las relaciones intersectoriales y la participación. La extensión forestal tendrá que dar mayor importancia al medio ambiente y adecuarse a una mayor variedad de destinatarios y situaciones, incluida la interfaz entre el medio urbano y medio rural y los técnicos forestales y pequeños propietarios forestales privados que están surgiendo. Los medios de comunicación de masa tienen mayor alcance que nunca. La llamada «autopista de la información» permite unos costos comparativamente bajos en el acceso interactivo y sin precedentes a todo tipo de información y asesoramiento (Farrington, 1994; Richardson, 1995).

También en lo que respecta a la economía hay nuevas tendencias. Las economías y la política económica dominadas por el Estado están dando paso a políticas más liberales y economías abiertas orientadas al mercado. La reducción de la participación pública, en algunos sectores y los ajustes estructurales están dando lugar a que algunos departamentos gubernamentales que se ocupan de la extensión forestal consideren otras opciones, entre ellas adoptar nuevas formas de compartir o recuperar los costos, o renunciar totalmente a las actividades de extensión.

El panorama jurídico y político está evolucionando también hacia una mayor insistencia en la descentralización y una mejor administración local. Se está produciendo un desplazamiento de la propiedad y ordenación gubernamentales de las tierras forestales a la propiedad individual o local que implica frecuentemente un deseo de dar facultades efectivas a las comunidades locales. En alguna zonas la reforma política conduce hacia un mayor acceso de la población al mecanismo de adopción de decisiones y mayores oportunidades a la retroinformación (véase el recuadro sobre Nepal).

En el aspecto social, los cambios demográficos entre los que cabe citar el rápido crecimiento demográfico y los desplazamientos que suponen la migración del campo a la ciudad, están modificando las necesidades y los grupos de usuarios del sector forestal. Se ha insistido cada vez más en la diversidad de los cultivos y en los derechos y conocimientos de la población local. Están cambiando el número y el tipo de agentes participantes en las actividades forestales, lo cual requiere la organización de consultas más amplias y de nuevas conexiones entre asociados e instituciones

Los cambios de la extensión forestal proceden también del interior del sector, en parte por el reconocimiento de los fracases de las actividades de extensión en general y de la silvicultura, en particular. «Los aspectos más débiles de los proyectos forestales en curso son por lo general los mecanismos de extensión, los contactos con la gente...» (Guggenheim y Spears, 1991). Ha habido una continua reflexión sobre la teoría de la extensión y conceptos conexos, como la educación de adultos y el perfeccionamiento de nuevos instrumentos, métodos y sistemas (Rogers, 1993; Chambers, 1983).

Dada la aparente magnitud y naturaleza de los cambios y los resultados no siempre conseguidos de la extensión forestal, ¿puede decirse que sigue siendo importante la extensión realizada por los gobiernos? Si bien en algunos casos la extensión forestal está sometida a mutaciones espectaculares, como por ejemplo la total privatización hasta su realización casi exclusiva a través de re des electrónicas, en otros, la necesidad de un intercambio sistemático de conocimiento, asesoramiento y conocimientos especializados sobre la silvicultura es continua. Sigue existiendo «la necesidad de ofrecer a los agricultores conocimientos técnicos y capacitación especiales que trasciendan el ámbito de sus conocimientos locales» (Farrington, 1994).Aunque con nuevas formas, es muy probable que la extensión forestal aumente de alcance y complejidad al mismo tiempo que lo hace la función del gobierno.

¿Como mejorar el rendimiento de la extensión?

Si bien resultan difíciles de describir los indicadores específicos que definen el paso hacia sistemas de extensión mejor adaptados para el año 2000, sobre todo siendo las situaciones y las condiciones locales tan distintas entre sí, pueden hacerse algunas observaciones generales sobre el futuro papel de la extensión forestal y las zonas de concentración de la misma. Algunas de estas observaciones pueden referirse a la extensión en general. Sin embargo, dado el conjunto definido de características del sector forestal, muchos aspectos tendrán una especial importancia para la extensión forestal a nivel nacional.

La extensión constituye el «puente» entre la investigación y los usuarios locales de la misma

Configuraciones institucionales

Si las consideraciones institucionales son importantes para la extensión en general, lo son especialmente con respecto a la silvicultura debido en primer lugar al relativo menor desarrollo de las instituciones de extensión forestal. Además, la combinación de actividades del sector forestal - que oscilan entre las realizadas a corto plazo, de elevado rendimiento, hasta las ecológicas a largo plazo - puede ser más pronunciada y justificar aún más acuerdos institucionales diversificados.

Cada tipo de organización (gubernamental, no gubernamental, fundacional, privada, universitaria, etc.) tiene características únicas y especificas que pueden hacerse cargo de forma más eficaz de una situación o problema dado en relación con la extensión más que otro tipo de organización. Muchos países, por ejemplo Chile, Nueva Zelandia, Canadá, están revisando o han reformado ya la organización de sus instituciones dedicadas a la extensión y están volviendo a definir el papel de las instituciones públicas dentro de dicho sistema. Los organismos gubernamentales de extensión no pueden ya «resolver el problema por si solos» (Farrington, 1994). Probablemente la función del Estado evolucionará hacia la creación y coordinación de nuevas configuraciones institucionales y mecanismos de varios organismos dedicados a la extensión.

Sin embargo, la responsabilidad básica en lo que respecta a iniciar, canalizar, facilitar y coordinar un enfoque de asociados múltiples, configurados como una red, seguirá correspondiendo al gobierno. En cuanto a los mecanismos de mercado existentes en el sector comercial, pueden resultar suficientes los agentes del sector privado. En ámbitos de «fracaso comercial» como algunos aspectos de la conservación de suelos y aguas o de la silvicultura en lo que respecta a los agricultores pobres, los gobiernos pueden proporcionar directamente una «red de seguridad» para la extensión (erigiéndose en el agente de extensión como último recurso), o promover directamente los servicios a través de las ONG o de organizaciones de campesinos.

En lugar de una estructura institucional vertical, el gobierno puede considerarse como el eje de una rueda, necesario para la coordinación y funcionamiento del sistema pero sin que tenga contacto directo con la «base» (véase el recuadro p. 8). «Los planificadores de la extensión pueden lamentarse de la creciente complejidad del sistema institucional ya que la red de instituciones pertinentes no puede controlarse desde arriba mediante directivas ministeriales. No obstante, la transición a una situación reticular, con múltiples organismos participantes, es... necesaria e inevitable, y debemos buscar modos para una actuación colaborativa...» (Morris, 1991).

Las alianzas entre varias organizaciones pueden «mejorar las perspectivas de la eficacia técnica, la participación en los costos y la recuperación de los mismos, aumentando así los efectos de la extensión por unidad de gasto público» (Farrington, 1994). Merecen especial atención las organizaciones representativas locales que pueden ser la base de la sostenibilidad a largo plazo. A partir de estas instituciones locales descentralizadas y permanentes se construirán las redes organizativas («locales» en la mayoría de los casos pero algunas veces «patrocinadas»). El éxito de estas configuraciones institucionales en evolución dependerá en gran parte de su capacidad para promover la creación de instituciones y de capacidad en la esfera local (FAO, 1992a).

Política de desarrollo rural

El contar con políticas adecuadas facilita mucho las actividades de extensión. Cuando éstas resultan difíciles y se necesita un alto grado de «sensibilización» es frecuente que una política inadecuada constituya la raíz del problema (véase el recuadro p. 9, que describe un caso en que una labor inicial sobre legislación aplicable a la comercialización de la leña facilitó en modo radical la ulterior labor de extensión). Los servicios de extensión resultan especialmente aptos para proporcionar la conexión entre las actividades locales y las instituciones y las autoridades, ayudando así, de forma directa o indirecta, a la formulación de una política más adecuada. «Los diálogos en materia de política... deben concentrarse en la utilización de investigaciones sobre el terreno para crear un medio macrosociológico más favorable a la silvicultura.» (Guggenheim y Spears, 1991).

Disponibilidad de información y opciones

Una de las justificaciones básicas para la extensión forestal es el dar información que de otro modo no estaría disponible si bien, irónicamente, para evitar «mensajes conflictivos» y duplicación, a veces los servicios de extensión han practicado una «censura» de la información y han «pensado por los demás». Otras veces los servicios de extensión parecen haberse concentrado en los agricultores y grupos de agricultores más visibles y con más medios. «Los proyectos forestales han dedicado una atención insuficiente a las barreras sociales que impiden el flujo de información. Es evidente la falta de esfuerzos concertados para ponerse en contacto directamente con las mujeres» (Guggenheim y Spears, 1991), lo cual equivale a una semicensura de la información y a una selección previa de las opciones.

Se necesita más información, y no menos. Los servicios de extensión deben aumentar al máximo las opciones y la información disponibles, proporcionando toda una gama de opciones tecnológicas e institucionales sobre temas de interés para los usuarios locales. Se debe permitir, e incluso fomentar, el que sea la propia población rural la que determine cuáles son los posibles conflictos o duplicaciones.

La forma en que puede difundirse la información de los servicios de extensión es muy variable. Evidentemente, puede hacerse un uso innovativo y más extenso a través de los medios de información de masa y, en algunos casos, a través de redes electrónicas como la Internet. «Si puede hablarse de un hilo conductor en la evolución de las industrias informativas durante los últimos 15 años, ha sido la erosión de los monopolios y el mayor número de posibilidades de elección. (Las redes electrónicas)... han multiplicado el número de sistemas de recepción, intercambio y utilización de información... y continuarán haciéndolo.» (Lewis, 1995). Los servicios de extensión deberían facilitar y promover asimismo foros descentralizados para compartir y difundir la información. Por supuesto, todavía no puede sustituirse con nada el contacto personal.

Investigación, análisis comparativo, evaluación y desarrollo de metodologías

Sorprendentemente, parece ser escasa la investigación realizada hasta ahora o que esté en curso sobre la extensión en general y sobre la extensión forestal en particular. Una investigación sobre la base de datos CARIS (Sistema de información sobre investigaciones agronómicas en curso, que contiene información sobre unos 30 000 proyectos mundiales de investigación sobre agricultura, pesca y silvicultura actualmente en marcha) de la FAO, ha revelado que sólo existen cinco actividades - periféricas -, relativas a la extensión forestal. Será difícil realizar progresos para que la extensión sea más adecuada y eficaz sin un mayor reconocimiento de que ésta no solamente es susceptible de investigación, sino que merece una prioridad considerable. Son necesarios estudios comparativos más rigurosos, como el realizado por Sen (1993) en el que se comparan desde el punto de vista estadístico los enfoques de grupo, individual y de toda la comunidad en las actividades de extensión realizadas en Nepal.

Los servicios nacionales de extensión desempeñan una función clave en lo que respecta al análisis de las situaciones, el perfeccionamiento de la metodología y los estudios comparativos de los sistemas de extensión. Pero, en primer lugar, además de ser conscientes de las necesidades y posibilidades de las investigaciones sobre extensión, el proceso de dicha actividad debería considerarse y realizarse como una posible experiencia de aprendizaje y, por lo tanto, planificarse como tal. En otras palabras, en el funcionamiento ordinario de los servicios de extensión, así como en la vida cotidiana de los agentes de extensión, debería integrarse la autoevaluación y autocrítica sistemáticas del proceso de las actividades de extensión y de su eficacia. Además de ser prácticas y concretas, las investigaciones sobre extensión deberán tener un carácter colaborador y cooperativo, participativo e interactivo. Los que participan en ellas (técnicos forestales, agricultores, pensionistas, científicos, administradores) deberán aceptar no solamente la necesidad de aprender sino tal vez, y lo que es más importante, de desaprender (Chambers, 1993).

Participación y compromiso

Existe un núcleo creciente de datos teóricos y empíricos que demuestran que es necesaria la participación de las instituciones locales para una extensión eficaz y una ordenación y un desarrollo forestales sostenibles: «Es más probable que los métodos de extensión basados en la participación no sólo permitan explicitar los conocimientos e intereses de los agricultores, sino que también faciliten el proceso de investigación práctica necesario para seleccionar y perfeccionar tecnologías adecuadas, así como para ayudar a la población a desarrollar sus propias técnicas para la solución de problemas. Para lograr este objetivo, se necesitan metodologías sencillas que permitan al personal de extensión trabajar con la población local y ayudarla a identificar problemas e indicadores para el diseño de proyectos (FAO, 1992b).

En consecuencia se ha desarrollado considerablemente un «mecanismo de participación» consistente en instrumentos, técnicas y métodos encaminados a elevar la participación y el compromiso en el proceso de extensión, incluidos el diagnóstico, los ensayos y la difusión de datos. Sin embargo, quedan por resolver algunas cuestiones relativas a los métodos participativos. Parece ser que existen casos en que los instrumentos de participación se han convertido en fines en sí mismos habiéndose perdido de vista los objetivos generales. Se ha elaborado material de extensión, organizándose sesiones de diapositivas, dibujos, audiocasetes, etc., pero no se han tomado suficientemente en cuenta la forma de insertarlas en la situación local o los objetivos de desarrollo generales y sus efectos. Si bien el contar con buenos instrumentos y técnicas puede servir para establecer o destruir un sistema de extensión, por sí solos no son suficientes para obtener el éxito. Hay otras cuestiones sobre los enfoques participativos como: la eficacia en relación con el costo de algunas técnicas que parecen consumir una gran cantidad de mano de obra, conocimientos especializados y tiempo; el rigor institucional y la responsabilidad con los que pueden aplicarse estos enfoques, y la coherencia general del enfoque en cuestión, así como el contar con los elementos casi intangibles del juicio y de la actitud.

Existe también un acuerdo creciente sobre el hecho que la extensión deba adaptarse a la situación local; «un criterio de extensión generalizado que transmite recomendaciones uniformes para todos puede no convenir a un determinado grupo de clientes» (Morris, 1991). Los servicios de extensión deben estar orientados en gran medida a la demanda y responder a las preocupaciones de los «clientes». Existen varios planteamientos de carácter general en cuanto a la extensión, referidos a la silvicultura. Por ejemplo, la FAO (1993) señala ocho (véase el recuadro), cada uno con sus ventajas e inconvenientes, que requieren una adaptación a la situación local después de haber sido bien analizada. El compromiso y participación de los clientes en este «proceso de adaptación al usuario» es fundamental.

Extensión participativa en Malí

Aumento de la profesionalidad

En muchos casos, la extensión forestal es una «nueva» especialización con una historia diferente de los otros sectores. Por ejemplo, el número de universidades que conceden títulos superiores en extensión forestal es limitado y su existencia es muy reciente si se compara con la extensión agraria. El número de asociaciones de extensión forestal o grupos profesionales es aún más limitado. En consecuencia, a fin de responder a la continua evolución del sector forestal en todo el mundo y a las críticas internas, la extensión forestal deberá dar grandes pasos para mejorar el rendimiento y la profesionalidad del personal de extensión. A continuación citaremos tres aspectos de este tema.

Los agentes de extensión se encuentran a menudo aislados de sus colegas de otras partes del país, y no digamos de otros países. La falta de contacto con otras personas que trabajan con métodos de extensión participativa significa que un extensionista no puede comparar su trabajo con el de los demás y cuenta con escasa información sobre los resultados del mismo. A nivel internacional y regional la promoción de las redes profesionales que patrocinan el intercambio de información, conocimientos y experiencia contribuirían a crear un «espíritu de grupo» y una mayor profesionalidad entre los extensionistas.

Otro elemento necesario es el mejoramiento de la capacitación y la educación. Cuando Pardo (1993) describe la legislación forestal en Nepal, llega a la siguiente conclusión: «... el Departamento de Montes debe tratar de conseguir nuevos niveles de rendimiento profesional. Deberá perfeccionar las técnicas trabajando con la población local como agente de extensión por una parte y ordenando los ecosistemas forestales de forma científica por la otra». La capacitación en extensión, destinada a desarrollar aptitudes, técnicas y criterios sobre la misma, requiere no solamente un cambio considerable de los planes de estudio en algunos lugares sino también la utilización de técnicas de capacitación de adultos, gran cantidad de práctica y, en algunos casos, un sistema de aprendizaje en el que los agentes de extensión jóvenes y sin experiencia puedan trabajar con los más experimentados en condiciones prácticas reales. La extensión deberá integrarse en la capacitación normal de los técnicos forestales y, para los graduados forestales, habrá que contar con una capacitación en el servicio sistemática y continua.

Por último, en muchos casos hay que establecer claramente las posibilidades de carrera y desarrollar sistemas de recompensas y rendición de cuentas. Mientras no se tome en cuenta el trabajo mal hecho y no se recompense la labor bien realizada, hay pocas posibilidades de que los profesionales del cuerpo traten de mejorar y los de fuera concedan mucho crédito al sistema vigente de extensión. En los sistemas de rendición de cuentas deben incluirse la colaboración de los «clientes» en la evaluación de los agentes de extensión.

Conclusión

La extensión forestal del futuro estará configurada por una serie de fuerzas internas y externas. En el presente artículo hemos tratado de identificar algunas de estas fuerzas y de formular sugerencias, estableciendo «ámbitos de recomendación», que pueden resultar útiles para los responsables de dar forma a las modalidades y sistemas de extensión.

Los elementos claves para mejorar el rendimiento de la extensión forestal a nivel nacional son los siguientes:

· promover la pluralidad de los mecanismos y configuraciones institucionales;

· participar de modo más activo en el correspondiente diálogo en materia de políticas durante las fases de elaboración y de comunicación de resultados;

· facilitar el acceso a la información y a las opciones mediante, entre otras cosas, el uso de medios electrónicos y de comunicación de masa y evitar la «censura informativa» (tanto por parte de los extensionistas como de los grupos beneficiarios);

· fomentar un planteamiento de la extensión que tenga un carácter reflexivo y de aprendizaje a todos los niveles, incluida la creación de marcos de investigación orientada a la acción de carácter socioeconómico y analítica comparativa sencilla, así como fomentar la retroinformación;

· aumentar la profesionalidad, la creación de redes y la rendición de cuentas;

· integrar los métodos horizontales y participativos y los sistemas de ordenación dentro de los servicios de extensión forestal.

Para que la extensión tenga éxito se requerirá flexibilidad y capacidad de adaptar las técnicas, planteamientos y unidades organizativas a la situación local, lo que a su vez dependerá de los esfuerzos activos y desinteresados en la creación de redes horizontales y actitudes transparentes así como una mayor responsabilidad de los extensionistas para con sus grupos destinatarios. A pesar de la necesidad de hacer frente a los retos que se presentan, los que participan en el proceso de extensión podrían retroceder un paso a fin de renovar su sentido de humildad con respecto a la labor que tienen que desempeñar y a las personas con las que tienen que tratar.

Adaptación de la política de descentralización y de tenencia de tierras: El caso del Nepal

En algunas zonas del Nepal, se han concedido a las comunidades locales derechos extensos, incluido en algunos cases el derecho de propiedad, en lo que respecta a los bosques naturales que anteriormente estaban bajo control del Estado. La Ley de Bosques de 1993 constituye una «ley amplia y única destinada a restituir a los grupos locales de usuarios una gran parte de la utilización y ordenación de las tierras forestales revocando las restricciones sobre la tala y transporte de árboles.» (Pardo, 1993).

Fox (1993) describe una aldea en que, a pesar del aumento de la población, entre 1980 y 1990 mejoró el estado de los recursos forestales. En este análisis se dan tres razones para ello: la introducción de una carretera (infraestructura física que proporcionó el gobierno), el papel desempeñado por las organizaciones de fuera y las ONG en ayudar a la población local a la ordenación ambiental (surgimiento de asociaciones) y la introducción de un nuevo régimen de tenencia de tierras forestales que ha inducido a los aldeanos a asumir mayor responsabilidad en la ordenación forestal y a la creación de nuevos acuerdos para la misma. Al parecer, al menos durante parte de este periodo las normas y reglamentaciones sobre la tenencia de tierras no estaban claramente definidas o permitían una cierta interpretación local: «Una vez que los aldeanos se dieron cuenta de que los Comités de Protección están sancionados por los funcionarios del gobierno, establecieron rápidamente sus propios métodos para la ordenación de los recursos locales».

Adaptación de los acuerdos institucionales a las actividades de extensión - Asociados múltiples: El caso de Chile

A menudo se cita Chile como un ejemplo de éxito en lo que respecta al sector forestal. El país tiene más de 1,6 millones de hectáreas de plantaciones y durante los últimos diez anos ha seguido plantando a un ritmo de 90 000 ha al año. En 30 años, Chile ha triplicado sus exportaciones de productos forestales y para 1991 los productos forestales representaban más del 10 por ciento de las exportaciones.

Este éxito se debe a muchas razones, entre ellas las disposiciones macropolíticas como es el apoyo del gobierno a la ampliación de la función del sector privado, unas políticas macroeconómicas estables, la liberalización del comercio así como del transporte y del mercado del trabajo y unos derechos de tenencia de tierras y árboles seguros y claramente establecidos. Además, se ha introducido un plan de subvenciones a la plantación limitado en el tiempo y bien aplicado, que cubría hasta el 75 por ciento de los costos de plantación.

La disminución de los recursos estatales financieros ha llevado a un replanteamiento de los acuerdos institucionales para proporcionar asesoramiento en materia de extensión. Han surgido nuevas configuraciones con una gran disminución del papel del Estado a nivel local. El gobierno ha contratado con compañías privadas de consultores para servir a los agricultores comerciales de más envergadura y con las ONG para los pequeños campesinos orientados a una agricultura de subsistencia. El gobierno concede una subvención de unos 330 dólares EE.UU. a cada agricultor de subsistencia que participa. Si bien el marco contractual es bastante rígido según algunos asociados, las ONG pueden seguir utilizando métodos de extensión basados en sus experiencias anteriores.

Adaptación de la política fiscal y económica: El caso del segundo proyecto sobre energía el Níger - Componente de suministro

Iniciado a finales de los años ochenta, financiado por Dinamarca y ejecutado por el Banco Mundial, el Segundo Proyecto sobre Energía tiene como objetivo ayudar a crear una organización de suministro nacional de combustible más racional y sostenible para las principales zonas urbanas del Niger al mismo tiempo que se protege el medio ambiente. Una de las principales actividades del proyecto fue realizar inventarios y estudios socioeconómicos y biofísicos.

Al comienzo del proyecto, el personal comprobó la necesidad básica de dominar los aspectos económicos y mercadológicos del suministro de leña en torno a los principales centros como condición imprescindible para realizar una ordenación racional y sostenible y, lo que es muy importante, contar con una base jurídica y estatutaria para la operación. Cuatro años de análisis y negociaciones culminaron en la adopción oficial en 1992 de los «textos jurídicos, reglamentarios y fiscales relativos a la organización de la comercialización y transporte de la madera alrededor de los centros poblados». Entre otras cosas, la ley reconocía la existencia de mercados rurales de madera dirigidos por grupos locales, distinguía entre distintos niveles de ordenación de zonas arboladas y distancias de los mercados, establecía claramente controles e impuestos y realizaba la distribución de los costos y beneficios entre los distintos agentes y funciones, incluidos los fondos para el desarrollo de la aldea y para la inversión en la ordenación del monte. Esta legislación parece haber permitido la creación de organizaciones y el desarrollo de actividades idóneos que benefician a los participantes individuales, a los grupos de la aldea y al gobierno, al mismo tiempo que fomenta una ordenación sostenible del bosque.

Después de los estudios y actividades experimentales «se pueden proponer sencillas innovaciones técnicas que, sin embargo, sólo podrán aplicarse si están respaldadas por medidas institucionales y legislativas, incluida la reforma fiscal» (Peltier et al., 1994).

Definición de varias modalidades de extensión

La extensión tiene muchas variantes. Aunque la clasificación que figura a continuación, destinada sobre todo a la agricultura, no es completa ni tampoco absoluta la distinción entre los diferentes tipos, da una idea de las posibilidades y oportunidades que existen para planificadores y autoridades que se encargan de la extensión.

Criterio general de extensión. En contraste con otras modalidades, ésta da por supuesto que existan una tecnología y unos conocimientos adecuados a la población local pero que no se utilizan. Este sistema suele estar bastante centralizado y controlado por el gobierno y el éxito se mide por el número de recomendaciones adoptadas y por el aumento de la producción nacional.

Criterio especializado en los productos básicos. La característica principal de este sistema es agrupar todas las funciones (extensión, investigación, suministro de insumos, comercialización y fijación de precios), bajo una sola administración, con miras a aumentar la producción. La extensión está bastante centralizada, orientada a un producto básico o cultivo y el agente de extensión tiene muchas funciones que desempeñar.

Criterio basado en la capacitación y en las visitas. Este sistema, bastante centralizado, se basa en un programa rigurosamente planificado de visitas a los agricultores y en la capacitación de los agentes y especialistas en la materia. Se favorecen los contactos entre la investigación y la extensión y los agentes intervienen solamente en la transferencia de tecnología. El éxito está relacionado con el aumento de la producción de determinados cultivos o productos básicos.

Criterio participativo de la extensión agrícola. Esta modalidad se enfoca a menudo hacia las necesidades manifestadas por los grupos de agricultores y tiene por objeto aumentar la producción y mejorar la calidad de la vida en las zonas rurales. La ejecución suele ser descentralizada y flexible y el éxito se mide por el número de agricultores que participan activamente y en la continuidad de las organizaciones de extensión locales.

Criterio basado en un proyecto. Esta modalidad concentra los esfuerzos en una localidad determinada, durante un periodo especifico de tiempo, que depende de recursos exteriores. A menudo, su objetivo es demostrar técnicas y métodos que podrían ampliarse y mantenerse después de terminado el proyecto. Como medida de éxito se suelen tomar los cambios experimentados a corto plazo.

Criterio basado en la creación de sistemas de explotación agrícola. La característica principal de este tipo de extensión es su carácter holístico, basado en los sistemas, a nivel local. Se necesita establecer vínculos estrechos con la investigación y se crean in situ tecnologías para cubrir las necesidades mediante un proceso interactivo en el que participa la población. El éxito se mide por la medida en que la población adepta y continúa utilizando las tecnologías creadas por el programa.

Criterio basado en la financiación compartida de los costos. En esta modalidad se supone que la participación en los costos de la población local (que carece de los medios) promoverá un programa susceptible de adaptarse a la situación local y que los agentes de extensión respondan más a los intereses locales. El objetivo es proporcionar asesoramiento e información a fin de facilitar el automejoramiento de los agricultores. El éxito se suele medir por la «disponibilidad a pagar».

Criterio basado en las instituciones docentes. Esta modalidad utiliza las instituciones docentes que cuentan con conocimientos técnicos y alguna capacidad de investigación para proporcionar servicios de extensión a la población rural. En general, la ejecución y planificación están controladas por los encargados de elaborar los programas escolares. Se suele insistir en la transferencia de conocimientos técnicos.

Fuente. Axinn en FAO 1993

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