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PRIMERA PARTE
Antecedentes Generales

CAPITULO I
El género Prosopis

Las especies del género Prosopis son arbustos de tamaño mediano o árboles de diámetro amplio que pueden llegar a tener una altura de 20 mts. con troncos de más de un metro de diámetro. En su mayor parte tienen espinas en las ramas y las hojas, igual que las de muchos otros árboles leguminosos, son compuestas, formadas por numerosas hojitas que tienen la apariencia de plumas. Sus flores son pequeñas y generalmente se encuentran agrupadas en cabezas esféricas o alargadas.

Aunque crecen también cerca del agua, distintas especies de Prosopis se encuentran en lugares tan secos donde difícilmente puedan sobrevivir otras plantas. Pueden tolerar y aún crecer con rapidez en suelos salinos o de baja fertilidad. Generalmente necesitan 250 mm anuales de lluvia, pero algunas especies se adaptan a zonas donde la pluviosidad anual alcanza a la cifra de 75 mm. o menos. Soportan fácilmente largos períodos de sequía aún produciendo abundantes vainas.

Las vainas de Prosopis se encuentran entre los alimentos más antiguos utilizados por el hombre prehistórico en el Nuevo Mundo y hasta la actualidad han constituido una fuente de carbohidratos y de proteínas para muchos habitantes de los desiertos nor y sud-americanos. Las vainas crecen en pequeños tallos formando racimos de hasta doce vainas. Generalmente son de unos 3 a 20 cms. de largo, planas y enroscadas en forma de espiral y contienen varias semillas alojadas en una pulpa dulce o bien seca y de color amarillo.

Las vainas caen al suelo al madurar y se diferencian de otras legumbres en que no se abren al secarse, de manera que no pierden ni la pulpa ni las semillas. Con las vainas de los bosques de Prosopis en Hawai, Perú, Argentina y Chile se puede mantener ganado o alternativamente, es posible recogerlas y almacenarlas para utilizarlas más adelante. Con un valor alimenticio que puede compararse con el de la cebada o el maíz. *

Descripción florística *

Mimosaceae

Arboles o arbustos, muy raramente hierbas; hojas comúnmente bipinadas, raramente simple-pinadas; flores hermafroditas, pequeñas, espigadas, racemosas o capitadas, actinomorfas, 3–6 generalmente 5- meras; cáliz tubular, valvado, 5 lobulado o dentado; pétalos valvados, conados en un tubo corto, comúnmente hipóginos; estambres iguales en número que los sépalos o más numerosos o infinitos, libres o monodelfos; anteras pequeñas, 2-celdas, abriéndose longitudinalmente, a menudo con una glándula caduca en el ápice; ovario súpero; fruto una legumbre; semillas con endosperma escaso o sin él.

Especies más comunes: (en Chile)

Acacia caven (Mol.) Hook. et Arn, espino, espino maulino, churque, churco, caven, quiringa (fruto) (Lám. CXXXVII); Prosopis chilensis (Mol.) Stuntz, algarrobo, algarrobo dulce, algarrobo de caballo (Lám. CXXXV); Prosopis fruticosa Meyen, algarroba; Prosopis tamarugo Phil., tamarugo; Prosopis strombulifera (L.) Benth., fortuna, espinillo, retortón; Calliandra chilensis Benth., espino rojo; Prosopis alpataco Phil., alpataco (Lám. CXXXVI).

1Estambres numerosos, o sea, más de 10 por flor 
 2Filamentos estaminales libres entre sí, a veces levemente adheridos formando varios grupos pequeñosAcacia
 2Filamentos estaminales soldados inferiormente en un tubo más o menos largo (estambres monadelfos) 
  3Dehiscencia elástica en la que las valvas se separan desde el ápice hacia abajo, arqueándose sin torción; vaina paulatinamente estrechada en la base, de bordes gruesosCalliandra
  3Dehiscencia no elástica, quedando las valvas derechas; valvas súbitamente estrechadas en la base, de suturas más finasAlbizzia
1Estambres 10, es decir, en número doble al de los pétalos; filamentos libres entre sí; hojas bipinadasProsopis
Fruto 
Corola actinomorfa, pequeña, los estambres notablemente más largos que la corola; flores en espigas densas. 
Estípulas espiniformes, rectas, divergentes, muchas veces grandes, soldadas en la base y algo decurrentes, colocadas más afuera que las yemas o fascículos foliares de axilas; faltan espinas axilares; hojas uniyugas. Prosopis tamarugo

Especies de Prosopis

Se conocen 44 especies Prosopis. Tres de ellas son malezas agresivas e invasoras de los pastizales sub-tropicales y seis, destacadas en este capítulo, pueden producir forraje y madera útil, en lugares donde otras especies fracasan por la pobreza de los suelos o por la baja pluviosidad. Existen varias más que son potencialmente valiosas aunque actualmente sólo se utilizan en forma muy localizada en su estado natural.

Los árboles de la especie Prosopis que generalmente se encuentran en suelos pobres prosperan también en arenas livianas o suelos rocosos. Algunas especies son muy tolerantes a la sal y además tienen en sus raíces nódulos fijadores de nitrógeno que mantienen su crecimiento en suelos donde el nitrógeno es escaso.

Dado que las plantas crecen fácilmente de las semillas y se regeneran mediante raigones o vástagos, los árboles muestran una supervivencia sorprendente. Además de una red considerable de raíces laterales, se desarrollan raíces columnares que van en busca de agua subterránea y a menudo penetran a 10 metros de profundidad llegando a veces a profundidades de hasta 20 metros.

Además de ser atractivas para el ganado, las especies de Prosopis, también atraen a las abejas. El néctar obtenido de sus flores produce una miel de excelente sabor.

La madera de la especie Prosopis generalmente es fibrosa e irregular (excepto en el caso de las plantaciones). Su color varía de amarillo marmóreo a un tono rojo fuego. Se le puede dar muy buen lustre y ha sido comparada al nogal, al palo de rosa y a la madera de la caoba. Con ella pueden hacer hermosos pisos de parquet, muebles y artículos de tornería. Debido a su duración en contacto con el suelo esta madera se la utiliza mucho para postes de alambrados. El primer pavimento que se utilizó en las calles de San Antonio, Texas, fue de bloques de madera de Prosopis. Igualmente, las principales avenidas de Buenos Aires, Argentina, estaban adoquinadas con cubos de madera de Prosopis colocados sobre arena y cubiertos con una fina capa de alquitrán. La superficie resultante era durable, suave y absorbía los ruidos. El mayor uso que se le ha dado a la madera es como combustible. Antiguamente se la utilizaba para las locomotoras, las calderas industriales y la minería. Actualmente, en áreas rurales todavía se la utiliza en cocinas y calefactores. Tiene un gran valor calorífico, produce pocas cenizas y se obtiene un carbón de alta calidad.

Algunas especies de Prosopis son excelentes para el control de la erosión, para fijar dunas en la costa, para ser utilizadas como rompe vientos y para reforestar tierras baldías. Por ejemplo, en la India, donde la erosión está causando el avance del desierto de Rajputana (Thar) hacia Nueva Delhi.

Las malezas más importantes de este género son Prosopis glandulosa Torrey, natural del Norte de México y el suroeste de los Estados Unidos), Prosopis ruscifolia Grisebach, natural de la región del Gran Chaco, desde el oriente de Bolivia y Paraguay a la zona Norte-Central de Argentina, y Prosopis juliflora, natural de América Central y las Indias Occidentales.

En la República Argentina * el área natural de Prosopis abarca la mayor parte del país. Prospera en las zonas que gozan de una temperatura media anual superior a los 12°C. En cuanto a las precipitaciones, ocupa áreas extendidas entre las isoyetas de 300 a 500 mm. Son vegetales de llanuras, mesetas y sierras bajas, de clima semi-árido. Los algarrobos, Prosopis alba y P. nigra, prefieren en general, suelos arcillosos con agua subterránea al alcance de sus profundas raíces.

En condiciones extremadamente xeróticas dominan las especies arbustivas como Prosopis ferox, P. alpataco, ** P. argentina y P. denudans Verdaderas psamófilas de semidesiertos son P. argentina y P. alpataco, que suelen crecer en suelos muy arenosos. El vinal, Prosopis ruscifolia, crece en suelos salobres. Los Prosopis no son plantas de altura; la especie que se eleva más, es probablemente P. ferox, en la Quebrada de Humahuaca. En el nordeste relativamente lluvioso, crecen en campos altos secos.

Los frutos azucarados favorecen la propagación zoófila y endozoica. En efecto, la mayoría de las especies de Prosopis son propagadas por los animales que comen sus frutos.

Como árboles de estepas y sabanas, los Prosopis, contrariamente a las especies de selva o bosque higrófilo, no necesitan protección en el estado juvenil. Desde la germinación prosperan a pleno sol, en competencia con arbustos y pastos.

Desde el punto de vista de la biología floral, se clasifican como entomófilas protóginas. Las flores, aunque no muy vistosas, son nectaríferas y atraen gran número de abejas y otros himenópteros.

Mimosaceae. Prosopis alpataco. a, rama con flores (×⅔) b, flor aislada (x) c, antera (×) d, pistilo (x). Pisano, E. y Bravo R., No 852. Original. F. Sudzuki

La mayoría de los Prosopis son especies gregarias, que tienden a formar asociaciones puras o predominar en el monte xerófilo.

El género Prosopis tiene variados usos como ya se ha descrito. Su utilización en la Argentina, puede clasificarse como sigue:

  1. Maderas, leña, carbón. Es el renglón más importante, siendo las principales especies: Prosopis chilensis, P. alba, P. nigra, P. flexuosa, P. caldenia, P. algarobilla, P. ruscifolia, P. kuntzei y P. torquata. Se fabrican muebles, marcos, durmientes, carros, postes, barriles, toneles, tarugos, pisos, poleas, hormas, etc. La madera muy dura de P. kuntzei se usa para arcos y en trabajos de torno, aparte de ser buen combustible. Los postes P. algarrobilla, para alambrados, son de gran duración y se usan desde antiguo; además da leña excelente.

    El caldén también puede usarse para pisos “parquet”, para lo cual la madera debe cortarse en verde y secarse.

  2. Forraje. El valor principal reside, para el ganado, en el fruto. El follaje es menos utilizado y sólo aprovechado cuando muy tierno.

    El fruto indehiscente e interiormente articulado, es una vaina transformada, con mesocarpio más o menos fibroso o pulposo. Según las especies y variedades cambia la composición de estos frutos.

  3. Alimentación humana. Los frutos de los algarrobos se emplean también en la alimentación humana, aunque su uso sólo persiste en el campo. Los indígenas, hoy como antaño, sobre todo en el Chaco y Formosa, encuentran un recurso precioso en los algarrobos. Su utilización tiene lugar de varias maneras:

    1. Patay. Es la pasta harinosa, muy dulce, que se obtiene moliendo las vainas maduras y secas en morteros y comprimiendo el producto en vasijas especiales. Esta pasta, luego es secada al horno, conservándose bien y pudiendo ser almacenada.

    2. Miel. La infusión concentrada de los frutos constituye una miel de sabor bastante agradable.

    3. Añapa. Es una bebida refrescante, dulce, que se prepara simplemente machacando las vainas en morteros y agregando agua.

      En el primer plano dos algarrobos (Prosopis chilensis Mol.) que vegetan en forma espontánea cerca de Canchones, Pampa del Tamarugal. Al fondo tamarugos.

    4. Aloja. Bebida alcohólica obtenida por fermentación del mosto de P. alba y P. chilensis.

    5. Café. Se usan los frutos de Prosopis nigra y otros, como sucedáneo del café, análogamente al empleo de Ceratonia siliqua en Europa.

  4. Alcohol. La elaboración de alcohol etílico, por medio de la fermentación y destilación del extracto azucarado de las vainas.

  5. Taninos y kino. Varias especies se usan localmente para curtir, siendo las partes empleadas la corteza, el aserrín o los frutos.

  6. Goma. Es apenas explotada. P. nigra exuda esta substancia. Se la emplea en reemplazo de la goma arábiga como alimento, en farmacia y en la industria.

  7. Substancias medicamentosas. La medicina popular utiliza varias especies de Prosopis, contra las afecciones de los ojos. En algunos herbolarios de Buenos Aires se venden los frutos de P. strombulifera, que se dice calman el dolor de muelas. P. ruscifolia se emplean las hojas y brotes para curar oftalmías.

  8. Tintorería. La raíz de algarrobo tiñe el algodón en castaño obscuro. El principio activo es el ácido algarrobitánico, que oxidado, da tintes perfectos a la lana, el algodón y a la seda, en negro, gris pardo castaño y tonos más claros.

Especies más importantes

Para dar término a este capítulo, y resumiendo, se puede indicar que las siguientes seis especies de Prosopis merecen atención especial:

Prosopis affinis Sprengel. Este es un árbol subtropical espinudo, de copa plana, alcanza una altura de 2 a 8 mts.; sus ramas crecen en forma irregular y su tronco es corto alcanzando un diámetro de hasta 60 cms. Es natural e importante en las sabanas de Paraguay, el este de Argentina, el oeste de Uruguay y el extremo sudoeste de Rio Grande do Sul (Brasil). Talándose en rotaciones de 8 a 10 años produce un rendimiento valioso en alimentos y postes.

Prosopis alba Grisebach. Este es un árbol de corona redonda que alcanza de 5 a 15 mts. de altura, su tronco a veces es recto alcanzando un diámetro de un metro. Es un árbol de gran importancia, nativo de zonas áridas (250 a 500 mm. de lluvia al año) en las llanuras subtropicales de Argentina, Uruguay, Paraguay, el sur de Bolivia, el norte de Chile y Perú. Se cultiva en cierta medida. Es valioso para rompevientos y para plantarlo a lo largo de los caminos, también es útil como productor de forraje y madera y para reforestar suelos secos y salinos.

Prosopis chilensis (Molina) Stuntz emend. Burkart.* Es un árbol de corona redonda nativo de Perú, Bolivia, zona Central y Norte de Chile y el noroeste de Argentina. Se le encuentra hasta a 2.900 mts. de altura sobre el nivel del mar. Es importante por su madera, leña, forraje y alimento humano.

Prosopis nigra (Grisebach) Hieronymus. Es un árbol de corona redonda de 4 a 10 mts. de altura. Valioso como árbol productor de madera en el desierto del Gran Chaco y natural del sur de Bolivia, Argentina, Paraguay el oeste de Uruguay. De gran uso en la fabricación de muebles y barriles, productor de leña, de forraje y alimento humano.

Prosopis pallida (Humoldt y Bonpland ex Willdenow) H.B.K. Es un árbol de 8 a 20 mts. de altura (arbustivo en suelos pobres), natural de las zonas más secas de Perú, Colombia y Ecuador, especialmente a lo largo de la costa. También se encuentra en forma naturalizada en Hawai y Puerto Rico. Muy valioso en condiciones áridas para la producción de madera, leña y forraje.

Prosopis tamarugo F. Philippi, especie que se trata en mayor detalle más adelante.

Mimosaceae. Prosopis chilensis. a, rama con flores (× ⅔) b, flor aislada (×) c, antera y parte del filamento (×) d, pistilo (×). Pisano, E., No 703. Original, F. Sudzuki

* Tropical Legumes: Resources for the Future. National Academy of Sciences, Washington D.C. 1979.

* Muñoz Pizarro, Carlos. Sinopsis de la Flora Chilena.

* Las Leguminosas Argentinas, Silvestres y Cultivadas. Arturo Burkart, Segunda Edición 1952, Acme Agency, Soc. de Resp. Ltda. Buenos Aires.

** Ver Lámina en pág. 5 (Sinopsis de la Flora Chilena, C. Muñoz Pizarro)

* Ver Lámina en pag. 10.

CAPITULO II
LA PAMPA DEL TAMARUGAL DE CHILE Y LA INICIACION DE UN PROYECTO FORESTAL-GANADERO

El Norte Grande de Chile:

Está formado por la I Región con 58.072 km2 y la II con 125.306 km2, se caracteriza por un paisaje desértico, amplias oscilaciones térmicas diarias, abundantes recursos mineros y escasas áreas agrícolas.

Existen tres unidades ecológicas estructurales, la Cordillera de los Andes, la depresión intermedia y la Cordillera de la Costa, que son el resultado de movimientos y ascensos diferenciales acaecidos a fines del Terciario Superior. Durante el Cuaternario se produce una intensa actividad volcánica que se caracteriza por tres solevantamientos que coronan el abrupto andino occidental de la meseta chileno-boliviana. En este paisaje, marcado severamente por la aridez, existen contados escurrimientos exorreicos. Escasos ríos, que se encuentran al norte de Pisagua (19°S), consiguen llevar sus aguas hasta el mar. A pesar de la aridez actual, toda la región está atravesada por profundas gargantas aluviales secas y el resultado de la acción pretérita del agua, como agente del modelado, está presente en todo el paisaje. Existe en el sector una red hidrográfica muerta, testimonio de los climas húmedos con mayor precipitación del principio del Cuaternario.

En la actualidad la actividad agrícola de esta vasta zona es mínima y se encuentra dispersa dependiendo fundamentalmente de la disponibilidad y de la calidad del agua. De ahí que los cultivos agrícolas estén principalmente circunscritos a pequeñas quebradas y oasis.

Otro recurso es los pastizales naturales del Altiplano ubicados a una altura promedio de 4.200 m. El grado de utilización de los recursos del Altiplano es muy bajo y se reduce a una explotación ganadera basada principalmente en ovinos y camélidos americanos en forma muy extensiva (CORFO, 1970).

La Pampa del Tamarugal* que debe su nombre a Prosopis tamarugo que en ella crece, forma una planicie que se extiende desde los 19°33' S. hasta los 21°50' S. con una inclinación de 1% a 2% de Este a Oeste, y con una altitud sobre el nivel del mar que varía entre 300 y 1.200 m. (Billinghurt, 1893). Un antecedente histórico importante está dado por el mapa de O'Brien, citado por Bermúdez (1975). El plano mide 0.96 m por 1.29 m y está fechado en el pueblo de Tarapacá el 14 de agosto de 1765. El espacio cartográfico abarca aproximadamente desde los 19°35' sur hasta el pueblo de Matilla, 20°32' S. Para dar una imagen apresurada y puramente visual del plano, éste nos presenta un escenario dibujado, no sin sentido artístico, en el que se destacan bien marcados los lineamientos de los flancos cordilleranos, litoral y andino. En su arrumbamiento norte-sur, y entre ellos, la planicie clara de la depresión central desértica.

UBICACION DE LA PAMPA DEL TAMARUGAL

Destrucción del bosque natural de tamarugo. Sector cercano a Canchones: Corte con hacha de un tamarugo de más de 40 años.

La Pampa del Tamarugal fue conocida o denominada en dialecto indígena como “Selva enmarañada” (Tarapacá), aunque esta definición casi poética tiene hoy día un sentido irónico. Este territorio está caracterizado por una fisonomía desértica y salina. Las antiguas crónicas consignan que se encontraba densamente arbolado de tamarugos, los que fueron cosechados, en gran parte, a fines del siglo pasado y principios del actual, para abastecer de combustible a las necesidades mineras locales.

En la actualidad la masa natural más extensa se encuentra cerca de la Tirana (extremo norte del Salar de Pintados) cubriendo una superficie de más o menos 100 hás. Seguramente la extensión original del bosque nativo de la Tirana era muy superior ya que se han descubierto trozos semifósiles, en excavaciones recientes, en una amplia área.

La comunidad vegetal actual es muy homogénea y está formada de escasas especies, encontrándose mayor variabilidad en donde la napa de agua subterránea es más superficial.

El agua freática que se presenta en los sectores aludidos proviene de los sectores cordilleranos donde llueve en verano y cuyo escurrimiento subterráneo constituye la carga del sistema. La mayor parte del agua subterránea que ingresa a la Pampa del Tamarugal se gasta en forma natural, principalmente por evaporación desde el suelo y por evapotranspiración de las plantas. El agua subterránea a medida que avanza de norte a sur va salinizándose, especialmente en las napas superficiales; así, el agua de mejor calidad para el uso humano y agrícola tiene no obstante 500 – 1.000 p.p.m. de sólidos disueltos.

El proyecto inicial:

Como un sub-producto de la aridez el Norte de Chile se caracteriza por graves problemas de desempleo, la concentración de capitales en la minería, el exiguo desarrollo industrial y una insignificante y lánguida agricultura ubicada en muy reducidos sectores, lo que en conjunto presenta un obstáculo inmenso al desarrollo social, económico y cultural de la población.

La Corporación de Fomento de la Producción de Chile, CORFO, a través de su Programa Nacional de Desarrollo Ganadero (1961–1970) intentó darle a la problemática del desarrollo del Norte un enfoque distinto que podría llamarse de “economía de desierto” que aprovecharía las propias y difícilmente alterables características naturales de la región. La idea central era la de transformar el desierto en un ecosistema silvo-agropecuario, hipótesis de indudable atractivo bajo un punto de vista social y de desarrollo económico armonizado.

No obstante, la falta de evidencias científicas en favor de esta hipótesis, CORFO, fue capaz de demostrar la posibilidad de desarrollar sistemas de explotación de ovinos en ese ambiente desértico e inhóspito.

La experiencia ganadera llegó a la meta propuesta impulsada por el Director del Programa Nacional de Desarrollo Ganadero de Chile *, quien condujo un programa orientado a contar con ese recurso permanente y estable. En 1964 se iniciaron las experiencias ganaderas, luego de una serie de estudios e investigaciones preliminares. (Kretschmer, B., 1964).

Un ecosistema tan particular como el de la Pampa del Tamarugal obligó a una acción cautelosa en cuanto a la proyección de este programa.

Los ecosistemas desérticos presentan peculiaridades que los distinguen. En cuanto a su capacidad como recurso pratense, muchas veces escapan al concepto clásico de pradera. Así, algunos especialistas han definido las praderas como aquellos ecosistemas cuyo recurso principal es el tejido vegetal utilizable directamente por los animales domésticos. Esta definición es de naturaleza muy general donde la única limitante fitocenósica es la capacidad de producir tejido vegetal en una forma compatible con la cosecha por los herbívoros. Si se acepta esta definición, tanto los bosques como los matorrales utilizados por la fauna silvestre de caza y/o el ganado doméstico, pueden ser clasificados como praderas (Gastó y Contreras, 1977).

De ahí que el ecosistema del tamarugo, restituido antrópicamente en la Pampa del Tamarugal, sea considerado en este estudio como una pradera cuya producción principal la constituyen las hojas y frutos, que al caer al suelo, son consumidos por el ganado.

Hasta 1966 se trabajó e investigó exclusivamente en aspectos de producción animal, adaptándose diversas razas ovinas y caprinas que respondían a la base alimenticia proporcionada por el único recurso del sector, sin afectarles los índices normales de producción y fertilidad. *

En 1967 se iniciaron los estudios forestales tendientes a determinar mejores sistemas de plantación y multiplicación de los árboles a base de semillas. Otros aspectos básicos en fisiología vegetal fueron abordados a fin de conocer la absorción de la humedad atmosférica a través del sistema foliar.

Las conclusiones preliminares del trabajo realizado en cinco años, han sido resumidamente las siguientes:

  1. El Tamarugo, árbol autóctono de la I Región, es de fácil propagación si se emplean técnicas adecuadas (CORFO, 1970; Lanino, 1972).

  2. Los suelos más aptos para forestar y con menor costo de plantación son aquellos en que las napas freáticas se encuentran entre 2–10 m. de profundidad, lo cual permite un corto período de riego inicial.

  3. El tamarugo vegeta en suelos con gruesa costra salina superficial de 0.10 a 0.60 de espesor. También se adapta y vegeta en suelos sin cubierta salina, tanto arenosos como arcillosos. En todo caso, es una especie que tolera altos grados de salinidad una vez iniciada la etapa de anclaje radicular.

  4. Los salares y suelos forestados evaporan menor cantidad de agua que las áreas sin forestar. Las mediciones realizadas determinan que la evaporación anual dentro del bosque alcanza a 309 m3/há y fuera del bosque a 1.590 m3/há.

  5. La fisiología del tamarugo es muy particular, en determinadas condiciones de alta humedad atmosférica, sobre 80%, absorbe agua a través de su sistema foliar, transportándola al sistema radicular y depositándola en la microrizosfera de donde es reabsorbida como agua (Sudzuki, 1969). Esta característica explica la razón por la cual prosperan tamarugos en áreas donde la napa freática se encuentra a 40 o más metros de profundidad, no existiendo entre ésta y el árbol un contacto radicular.


Bebederos y lanares recién esquilados en el interior de un bosque de tamarugos habilitado para el pastoreo.

  1. El tamarugo es un árbol que produce abundante forraje muy apetecido por el ganado menor, ovinos y caprinos como también por ganado mayor, preferentemente bovinos y equinos.

  2. El forraje se presenta en tres formas: fruto (legumbres); hojas que pueden ser ramoneadas directamente de las ramas accesibles y heno, que se acumula en el suelo en la proyección del árbol (cuadros 1 a 4).

* Clima, Geormorfología, Suelos e Hidrología se encuentran descritos en mayor detalle en la Cuarta Parte.

* M.A. Habit

* Durante este período inicial merece destacarse la entusiasta y activa participación del Ing. Agr. Francisco Araya, funcionario de CORFO que dirigió las operaciones de campo.

CUADRO 1. Análisis porcentual del fruto de tamarugo correspondiente a cuatro muestras, según Lanino, 1966.

Componentes o variablesM u e s t r a s
1234
 %
Materia seca91.593.096.798.4
Proteína cruda11.913.311.513.3
Fibra cruda28.831.732.534.2
Extracto etéreo  1.6  2.3  1.7  1.4
Cenizas  6.1  5.4  4.4  6.4
E.L.N. *51.447.349.944.8

* Extracto libre de Nitrógeno.

CUADRO 2. Digestibilidad porcentual del fruto del tamarugo correspondiente a tres muestras según Latrille y García, 1968 y Lanino, 1966.

Componentes digestiblesM u e s t r a s
123
 %
Proteína  4.92  7.65  6.32
Fibra cruda12.0612.4716.26
Extracto etéreo  1.20  1.46  0.84
Extracto libre nitrogenado24.7022.5336.89
Total nutrientes digestible44.3845.9561.38

CUADRO 3. Rendimiento teórico anual de frutos y hojas del tamarugo según su edad y área de suelo cubierta: rendimiento estimado por árbol y por há.

Edad añosArea cubierta
m2
Rendimiento frutos hojas por árbol
kg
Rendimiento de hojas, frutos *
kg/há
  5  12--
10  33  79.20  4.356
15  50120.00  6.600
20  67160.80  8.844
25  84201.6011.088
30100240.0013.200
35113271.2014.916
40125300.0016.500

* Base 55 árboles por hectárea.

  1. En cuanto al valor nutritivo, el tamarugo es un buen alimento ya que contiene aproximadamente un 5% de proteína cruda digestible y el total de nutrientes digestibles alcanza a 55%. Los hidratos de carbono y la proporción de fibra son adecuadas y entran en su composición las grasas suficientes para que los ovinos y caprinos no sufran deficiencias.

  2. La carga animal que puede soportar una hectárea de tamarugo en plena producción, lo que se logra a los 15 años de plantación, supera normalmente la carga animal de una pradera natural. El Cuadro 4 indica la carga animal teórica que puede admitir por hectárea una plantación de tamarugos según edades.

CUADRO 4. Carga animal teórica en ovejas/há que puede admitir una plantación de tamarugos según edades.

Edad Tamarugo (años)Ovejas de reproducción/há
1 – 6sin pastoreo
     7  0.5
     8  1.0
     9  1.5
   10  3.0
   11  4.0
   12  5.0
   13  6.0
   14  8.0
   1510.0
   1610.0
  1. Las especies y razas que mejor se han adaptado al ecosistema de la Pampa del Tamarugal han sido los caprinos de raza Angora y los ovinos de razas Karakul, Suffolk Down y Merino australiano.

Los rendimientos logrados en estudios comparativos pueden observarse en el Cuadro 5.

CUADRO 5. Rendimientos comparativos de tres razas de ovinos y una caprina, en lana, peso del cordero a los 120–130 días y recuento a la marca, observados en bosques de tamarugo (Refresco).

 Especie y razaRendimiento de lana * en kgRecuento a la marca en %Rendimiento de carne peso cordero a los 120–130 días
Merino australiano4.0      6018
Suffolk Down2.5      9032
Karakul1.8      7529
Cabra angora3.5 *12018

* Corresponde a pelo y a dos esquilas.


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