LA ÚLTIMA EN COMEREn muchas sociedades, la tradición impone que los hombres coman primero y reciban los mejores alimentos. Cuando éstos escasean, ello significa a menudo que las mujeres y los niños tienen que pasarse sin alimento. Como consecuencia, es probable que las mujeres del mundo en desarrollo estén más desnutridas que los hombres. Los embarazos poco espaciados reclaman también su peaje, conduciendo en muchos casos a la anemia, causa principal de mortalidad materna.
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La participación activa de la mujer en la agricultura se traduce normalmente en una pesada carga de trabajo. Las mujeres pobres de las zonas rurales pueden trabajar hasta 16 ó 18 horas diarias, labrando los campos además de ocuparse de sus tareas domésticas. Esta pesada carga de trabajo puede tener un efecto negativo no sólo en la propia salud de la mujer sino también en la nutrición familiar. Por ejemplo, las evaluaciones rurales de participación realizadas en virtud de un proyecto de seguridad alimentaria y nutrición en el valle de Luapula, en Zambia, determinaron que la carga de trabajo de la mujer era la mayor limitación para la seguridad alimentaria de los hogares en la zona del proyecto10. Las mujeres rurales pobres, sencillamente, no tenían tiempo suficiente durante el día para hacerlo todo: trabajar en sus campos, a menudo distantes de los hogares, acarrear agua y leña, preparar comidas y cuidar de los enfermos y ancianos. Las mujeres no tienen otra elección que reducir las comidas cocinadas y utilizar métodos simplificados de preparar los alimentos, lo que tiene repercusiones negativas en la nutrición de los niños y la seguridad alimentaria general del hogar. |
EL DERECHO DE LA MUJER AL CRÉDITOEl proyecto interregional para la conservación y el desarrollo participativos de tierras altas promueve la participación de la población en la conservación de las cuencas hidrográficas de las tierras altas de cinco países. Muy pronto, el personal de este proyecto comprendió que tenía que ayudar a las personas a resolver sus problemas económicos antes de que éstas pudieran pensar en la ordenación y conservación del medio ambiente. Por ello, en Túnez, un centro de atención del proyecto ha consistido en proporcionar crédito y capacitación, especialmente a las mujeres, a fin de crear empleo y aumentar el ingreso familiar en la cuenca del Oued Sbaihya. Dado que ninguna de las mujeres participantes había tenido antes acceso al crédito, el plan de microcréditos les permitió ampliar sus actividades avícolas y apícolas. En palabras de Mbarka Bent Hammadi Aguil: «Mi proyecto marcha bien y gano lo suficiente, tanto con las gallinas que he comprado gracias al crédito como con las que tenía antes. Todos los días entra algún dinero. Ahora voy a comprar un cordero, que cebaré para venderlo en la próxima fiesta religiosa por tres veces al menos el precio que pagué. He dado algún dinero a mi padre para que pueda comprar tierras. Yo he podido ir a Túnez a visitar a mi hermano en el hospital. Si no fuera por los gastos de ayuda a mi familia, podría ahorrar mucho e invertir más. Pero mi proyecto es, en parte, para ayudar a mi familia.»
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Una parte de la estrategia del proyecto consiste en aumentar la educación y la conciencia en materia de nutrición en las comunidades, para convencer a los hombres de que realicen más cometidos en tareas reproductivas como el cuidado de los niños y la preparación de alimentos. La otra parte consiste en apoyar las actividades productivas de la mujer, proporcionándole capacitación, crédito y acceso a tecnología mejorada y apropiada para reducir la penosidad de sus tareas. | |
Depósito de pagos mensuales como parte de un plan de crédito para arrendamiento con opción a compra |
El derecho a la tierra y otros recursosSi se quiere que las mujeres rurales realicen su potencial como suministradoras de alimentos e ingresos para sus familias, deben tener derecho a los medios de producción. En la mayoría de las sociedades tradicionales, la condición de la mujer dentro de un hogar agrícola se deriva casi siempre de su relación con los varones del hogar (en calidad de madre, esposa o hija). Por ello, las mujeres tienen rara vez derechos individuales a la tierra, el agua y otros recursos que son necesarios para aumentar la productividad de su actividad agrícola. En muchos países, las leyes limitan la capacidad de la mujer para tener bienes y participar plenamente en el desarrollo. En otros, la legislación ha afirmado el derecho básico de la mujer a poseer tierras y otros recursos, pero las prácticas y normas consuetudinarias limitan la aplicación real de ese derecho. ¿Por qué son tan importantes los derechos de la mujer a las tierras? Un grupo de mujeres sin tierras de la India respondió a la pregunta de unos trabajadores de desarrollo sobre si querían mejores viviendas: «Queremos tierras (de labranza) y lo demás son tonterías». La tierra no es sólo el insumo agrícola más básico, sino que su propiedad y control son también determinantes para que un agricultor tenga acceso a otros recursos y participe en los procesos locales de adopción de decisiones. Por ejemplo, sin tener tierras como garantía, las agricultoras y empresarias tienen poco acceso a las fuentes institucionales de crédito. Rara vez son consideradas como clientela de los programas de investigación y desarrollo agrícola o como usuarias de tecnologías mejoradas. Los programas de capacitación técnica y extensión prescinden de ellas porque no se las considera productoras primarias. |
ELIMINACIÓN DE LA DISCRIMINACIÓN CONTRA LA MUJERLa necesidad de reconocer una serie de derechos complementarios para mejorar el acceso de la mujer rural a la alimentación, salud, educación, capacitación y oportunidades de empleo se expuso en la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer. Esta Convención es la más importante de las Naciones Unidas dedicada a los derechos de la mujer. Hasta 1997, 153 Estados habían ratificado o se habían adherido a la Convención. En un artículo especial sobre los problemas de la mujer rural (artículo 14), la Convención pide a los Estados partes que aseguren el derecho de la mujer rural a: · créditos y préstamos agrícolas, servicios de comercialización, tecnologías apropiadas y trato igual en los planes de reforma agraria y de reasentamiento;
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Necesidad de otros derechos básicosExiste, naturalmente, una firme vinculación entre el derecho a la alimentación y otros derechos humanos fundamentales. Para las mujeres rurales pobres, los derechos a la educación, los conocimientos y el empleo son requisitos previos para garantizar su propia seguridad alimentaria y la de sus familias. Las mujeres tienen mucho menor acceso a la educación y la información que los hombres. Según estudios mundiales, sólo el 58 por ciento de las mujeres de los países en desarrollo saben leer y escribir, en comparación con el 79 por ciento de los hombres. Sin embargo, cuando se pregunta a las mujeres rurales cuál es la forma de asistencia más importante que necesitan, responden a menudo que quieren capacitación en técnicas agrícolas, alfabetización o conocimientos financieros. Las mujeres rurales reconocen así que la educación y la capacitación son los peldaños principales para poder mejorar sus vidas. Las oportunidades de obtener ingresos y un empleo oficial son cada vez más importantes para la mujer rural, pero los trabajos fijos escasean y los derechos de la mujer al empleo no están suficientemente protegidos. Cuando encuentran empleo, las trabajadoras asalariadas se concentran por lo general en trabajos de baja categoría, escasos conocimientos especializados y mal remunerados, de jornada larga y malas condiciones laborales. Con sólo algunas excepciones, se suele pagar a las mujeres menos que a los hombres. En el caso de las mujeres con trabajo no oficial, el derecho a organizarse es importante. Sin embargo, hay pocos sindicatos u otras organizaciones oficiales que representen verdaderamente los intereses de la mujer y atiendan a sus necesidades. 6 FAO. 1995. Women, agriculture and rural development: a synthesis report of the Africa region, Roma; FAO. 1998. Rural women and food security: current situation and perspectives. Roma. |