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2. ÑANDE REKO. NUESTRO MODO DE SER


2.1 El pueblo guaraní

El territorio de los guaraníes, dentro de los límites de la Bolivia actual, se encuentra comprendido entre el Río Grande, (departamento de Santa Cruz), y el Río Bermejo (departamento de Tarija), en la frontera con Argentina, precisamente entre los meridianos 19 y 22 y los paralelos 64,5 y 53,5. Algunos estudiosos afirman que antes de la llegada de los españoles eran unos 200 000 habitantes. Hoy se cuentan 246 comunidades con 60 000 guaraníes, aproximadamente, entre los departamentos de Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija.

En el departamento de Santa Cruz, la provincia de Cordillera alberga 112 comunidades, con una población total de 35 000 guaraníes. En Chuquisaca, las provincias de Luis Calvo y Hernando Siles cuentan con una población de 15 227 personas repartidas en 87 comunidades guaraní. En las provincias de O'Connor y Gran Chaco (departamento de Tarija), son 47 las comunidades, con una población de 795 familias.

Hace poco más de 100 años el pueblo guaraní era uno de los pocos de América que había resistido con relativo éxito al despojo de su territorio, a la presión ejercida sobre su cultura y su libertad durante el periodo colonial y republicano. Después de cuatro siglos de resistencia, fue derrotado, el 28 de enero de 1892, en la batalla de Kuruyuki[1]. Tras la derrota sobrevino la persecución, la dispersión, la servidumbre forzada y el descenso demográfico, inaugurándose un sombrío proceso de marginación social y política. El trauma de la derrota produjo en los guaraníes una especie de «amnesia colectiva» sobre su historia y una dramática pérdida de su conciencia social como pueblo.

La Guerra del Chaco[2] en 1935 y la Reforma Agraria de 1953 fueron acontecimientos que también contribuyeron a empeorar esta situación. La guerra agravó aún más la disminución de la población. El despojo del territorio y la expansión de las haciendas ganaderas obligaron a un gran número de guaraníes a emigrar y escapar hacia las empresas agrícolas argentinas. Otros grupos decidieron refugiarse en zonas inhóspitas y de difícil acceso, constituyendo dos áreas principales de reagrupamiento y resistencia en las que subsistió su forma de vida comunal, organización tradicional, su lengua y su cultura. El resto quedó sometido a la servidumbre y el peonazgo. La reforma agraria se convirtió, contra toda expectativa, en un instrumento para legalizar y consolidar este despojo territorial.

La mayoría de las comunidades guaraníes son organizadas en base a criterios tradicionales y se concentran principalmente en la provincia de Cordillera. Al mismo tiempo, existen agrupaciones de trabajadores guaraníes dentro de grandes haciendas. Estas comunidades están constituidas por grupos de familias que viven dentro de las haciendas bajo un sistema de dependencia económica basado en la deuda que les obliga a quedarse a trabajar en las haciendas hasta que se agote su deuda generalmente contraída a través de prestamos capciosos en dinero o especies denominados «enganche». Esta realidad sigue existiendo hoy día en cuanto las haciendas se aíslan del resto de la sociedad, y debido al desinterés de la opinión pública.

Según un diagnóstico de 1996/1997 de educación del PDCC[3], elaborado en 21 zonas guaraníes, existe un 26 por ciento de analfabetas mayores de 19 años. Este índice es aún mayor entre las mujeres, un 31,38 por ciento, mientras entre los hombres se registra un 21,97 por ciento. El promedio total de analfabetas es del 24 por ciento de los cuales el 29,48 por ciento son funcionales. Estas cifras suman el 55,57 por ciento de la población guaraní.

Otro dato preocupante es que la mayor parte de analfabetas se encuentra entre la población asentada en las de haciendas ganaderas.

Las comunidades guaraníes que han conseguido mantener un espacio propio han logrado conservar rasgos importantes de su cultura. Estas comunidades conservan y manejan un concepto integral de territorio y el sentido de propiedad comunal. Esto quiere decir que cada comunario utiliza el espacio que necesita para su vivienda y su terreno agrícola, el «chaco» sin que pueda ser apropiado ni heredado. Otra característica es la predisposición al trabajo grupal, basada en los lazos de parentesco. Esto es lo que favorece la existencia de valores como la solidaridad (yoparareko) y la reciprocidad (yopoepi).

Entre los guaraníes rige un sentido de libertad (Iyambae, hombre sin dueño) inmanente a la persona, por el que cada individuo procura de modo particular ser él mismo, pese a las presiones y al sometimiento externo. Esta condición permite mantener aún la utopía de una sociedad basada en el respeto del otro y de sus diferencias.

La reunión o asamblea (Ñomboati), origen ancestral de la actual Asamblea del Pueblo Guaraní, es el principal instrumento institucionalizado para buscar y fortalecer el consenso entre los guaraníes. En esta instancia se desarrollan importantes momentos de comunicación. En ella la función de la autoridad principal, el Tëta Ruvicha, es de buscar el consenso del conjunto. Las Ñomoboati se realizan a nivel comunal, regional y/o nacional. Se convocan por medio de las autoridades principales y en distintas ocasiones, según la coyuntura.

Una de las costumbres que otorga un importante espacio para la comunicación y el intercambio de la información, es el convite. Se trata de un elemento cultural clave para el encuentro a todos los niveles. Su expresión más alta es el arete guasu o fiesta grande, donde se expresan muchos elementos de la cosmovisión guaraní. Este acontecimiento tiene lugar después de un período de trabajo comunitario denominado motiro [motïro] en lengua guaraní.

Aunque buena parte de la población es bilingüe, los guaraníes conservan como un tesoro su lengua de origen. Existen tres variaciones lingüísticas del guaraní: la Ava en las provincias de Hernando Siles y Luis Calvo en Chuquisaca y al centro de la provincia de Cordillera en Santa Cruz; la Isoseña, en la terminación del río Parapeti en la misma provincia; y la Simba en las estribaciones de la provincia O'Connor, en Tarija. El idioma y su reconocimiento han sido y continúan siendo un espacio de lucha y cohesión étnica importante.

La Asamblea del Pueblo Guaraní (APG) es la instancia representativa a nivel nacional de las comunidades guaraníes organizadas. La APG cuenta con un Comité Ejecutivo conformado por los responsables de distintas áreas: social, económica, salud y otras. Paralelamente a las reivindicaciones de los guaraníes bolivianos, las comunidades guaraníes de países vecinos como Brasil, Paraguay y Argentina, están comenzando su propio proceso organizativo, manteniéndose en contacto con la APG de Bolivia. En particular, los guaraníes argentinos mantienen un estrecho contacto con dirigentes guaraníes bolivianos. De esta relación nació en febrero de 1992 la Asamblea del Pueblo Guaraní Argentino.

Un gran anhelo guaraní es el de poder constituir una gran organización continental, que unifique los intereses, la lengua, la cultura e iniciativas de desarrollo comunes de todos los guaraníes. Sueñan con recuperar así una unidad capaz de superar las fronteras administrativas que los dividen.

2.2 La organización como factor de cambio y de unidad: el PISET

La memoria del pueblo guaraní relata una historia de despojos desde los tiempos de la colonia que aún persisten en la marginación territorial y cultural. Sin embargo, el recurso a la organización ha permitido sostener a los guaraníes como grupo y mantener su cultura. El 7 de febrero de 1987, fecha de fundación de la APG, es considerado como el inicio de un nuevo proceso organizativo y el punto final de un largo período de de-estructuración sociocultural.

El nacimiento de la APG es producto del encuentro de elementos sociales y culturales propios con elementos externos en una coyuntura específica. En particular, su origen esta ligada al sentido de libertad innato al modo de ser guaraní junto a la maduración de un grupo de líderes formados a través de sus contactos con la sociedad urbana, la escuela, las iglesias, las instituciones de apoyo y la experiencia sindical. Estos líderes encontraron en el Diagnóstico de la Provincia Cordillera y luego en el Programa de Desarrollo Campesino de Cordillera (PDCC), herramientas para el análisis y la reinterpretación de la problemática guaraní y una base para la formulación de propuestas de desarrollo propias. Ello fue posible gracias a un momento histórico que permitía espacios democráticos para la expresión política en el país. El diagnóstico que describía de forma detallada la realidad de las comunidades guaraníes de la Provincia Cordillera, despertó una conciencia adormecida en la mayor parte de la población guaraní hasta este momento.

Los resultados del diagnostico se expusieron públicamente para ser debatidos junto a la propuesta de adoptar una línea de acción que cohesione todo el pueblo guaraní alrededor de los principales problemas identificados: Producción, Infraestructura, Salud, Educación, Tierra y Territorio (PISET).

Una vez finalizado este debate en todas las comunidades nació la Asamblea del Pueblo Guaraní que adopto el PISET como la estrategia de lucha común de los guaraníes. Este fue el comienzo de una nueva etapa en la vida del pueblo guaraní, un paso hacia el recuentro con su historia y la recomposición de sus fuerzas aletargadas. Actualmente la APG es una de las principales organizaciones intercomunales del país de dimensiones realmente importantes.

El reconocimiento oficial por parte del Estado boliviano de los guaraníes como un pueblo con características y cultura propias significó una importante apertura social, política y económica. Actualmente los desafíos del pueblo guaraní van definiéndose de manera dinámica, a través de diálogos, mediaciones y luchas, puesto que la APG tiene que negociar con la sociedad nacional las demandas de las comunidades que responden a lógicas, formas de vivir y de organizarse propias.

Un aspecto crucial en la organización guaraní, es el rescate y revalorización de la identidad cultural y el fortalecimiento de las comunidades. El concepto de identidad manejado en la APG se basa en la toma de conciencia como indígenas, en la valoración de las especificidades del modo de ser guaraní y la lucha por el derecho a vivir en su territorio. Representa de esta forma un medio para enfrentar los procesos de modernización y lograr una unidad cultural y organizativa de toda la población. La APG representa actualmente a más de 60 000 guaraníes, organizados por zonas y presentes en tres departamentos y cinco provincias del país. Cada zona, a su vez, lleva a cabo su propio plan de desarrollo inspirado en el PISET a través de sus representantes zonales coordinados por una autoridad tradicional, el Capitán Grande o Tëta Ruvicha. Éstos delegados se reúnen en asambleas zonales y nacionales de la APG, donde se definen las estrategias políticas como pueblo guaraní.

2.3 El papel de las instituciones de apoyo

Entre 1985 y 1986, un grupo de instituciones públicas y privadas llevaron a cabo el Diagnóstico de la Provincia de Cordillera en el Departamento de Santa Cruz, que alberga a la mayoría de comunidades indígenas guaraníes. En base al diagnóstico, se formularon una serie de proyectos que conformaban el PDCC coodinados en el marco del PISET.

El PDCC, además de ser una estrategia de desarrollo, marcaba líneas de trabajo en común para las instituciones y ONGs de apoyo a la APG e identificaba mecanismos de coordinación entre la sociedad guaraní y las instancias de gobiernos locales, departamentales y nacionales. La difusión del diagnóstico favoreció la unificación de las diferentes corrientes y líderes del pueblo guaraní en torno al reconocimiento de una misma problemática. Las propuestas del PDCC fueron apropiadas por la APG y las comunidades guaraníes quienes decidieron adoptar el PISET como estructura organizativa propia. Para cada una de las 5 áreas programáticas del PISET las comunidades nombran responsables a nivel comunal, zonal y regional. El conjunto de responsables de producción, infraestructura, salud, educación y tierra-territorio de todos los niveles, constituyen la Asamblea del Pueblo Guaraní. Se puede decir que la APG está estructurada de manera funcional a su propia estrategia de desarrollo.

Desde el principio el PDCC se ejecutó a través de una coordinadora de instituciones de desarrollo denominada Coordinadora del PDCC. Las instituciones que constituyeron la Coordinadora son: APG, Convenio de Salud, Direcciones Districtuales, Municipios, CIPCA, CARITAS, TEKO GUARANÍ y Arekuarenda. El PISET y el PDCC tenían una doble vocación: el PISET constituye la estrategia de desarrollo de la Asamblea del Pueblo Guaraní, mientras el PDCC ofreció un marco de trabajo interinstitucional bajo el cual se implementaron de manera coordinada proyectos tratando de integrar varios aspectos del desarrollo regional en un único proceso. Cada institución apoyó en uno de los aspectos del PISET con plena autonomía en su trabajo técnico y manteniendo una coordinación que permite integrar y reorientar los distintos proyectos de acuerdo a las prioridades definidas con la APG.

En la actualidad se dan por alcanzados los objetivos propuestos en el PDCC y su perspectiva inicial. Ahora se cuenta con un nuevo diagnóstico que permite proyectar un nuevo plan de desarrollo para el pueblo guaraní. En este marco los municipios juegan un papel importante.

2.4 Experiencias en el sector educativo

Para la Asamblea del Pueblo Guaraní es de vital importancia el reencuentro con la historia guaraní. Este reencuentro debe ser considerado como una herramienta para reflexionar sobre sí mismos, comprender mejor los factores que forjaron el pasado, acuñar el presente y labrar, un futuro diferente.

Por esta razón la APG considera el sector educativo crucial para los guaraníes y se ha organizado para entrar en las escuelas y crear escuelas del pueblo, bien sea a nivel primario que secundario. En este marco, se desarrolló una propuesta de educación intercultural y bilingüe para mejorar la calidad de la educación escolar guaraní y contar con recursos humanos formados, conscientes de su origen y comprometidos con su pueblo. Se trabajó intensamente para transformar la educación en algo útil para la vida comunitaria y para promover el desarrollo regional, proponiendo, entre otros, el análisis de la historia regional, la protección del medio ambiente, el enfoque de género y el conocimiento de la lengua y cultura guaraní. Es igualmente importante para la APG el conocimiento de otras culturas y avanzar hacia el mejoramiento de las relaciones con el Estado, las instituciones de apoyo y otras organizaciones que compartan sus mismos intereses.

Para la APG el conocimiento de la lengua materna permite reafirmar la identidad como pueblo, un pueblo que por la castellanización canalizada a través de las escuelas ha perdido muchos de sus valores originales. El guaraní se convierte así en un elemento sumamente importante para estrechar un lazo de unidad entre los diferentes grupos guaraníes. Educación, lengua y cultura son considerados los pilares básicos para que el pueblo guaraní crezca íntegramente, y desarrolle su identidad en base a conocimientos propios. Este mismo enfoque se aplica a la comunicación. Se trata de perseguir el uso de los medios para rescatar, conservar y compartir conocimientos para el desarrollo guaraní.

Fue así como, una vez constatada la necesidad de contar con instrumentos propios en el área educativa y comunicacional, el 11 de julio de 1988 se constituyó el Taller de Educación y Comunicación Guaraní - TEKO GUARANI. El TEKO, como ahora lo llaman los guaraníes, empezó su trabajo coordinando las actividades con otras instituciones educativas cuales la Supervisión Regional de Educación Rural, el Proyecto de Educación Intercultural Bilingüe (PEIB), la UNICEF y el Ministerio de Educación, y apoyó la Reforma Educativa que se implementó en 1995. Los resultados del PEIB han sido calificados como excelentes, tanto por el gobierno como por UNICEF y por la APG.

El TEKO se convirtió en poco tiempo en un instrumento muy eficaz para la recuperación de la cultura, del idioma guaraní y de apoyo al proyecto de educación de la APG. Además, la emisión de programas de radio en guaraní fue un puntal en esta tarea. Para el éxito del PEIB fue determinante contar con un plan que vinculara el tema educativo a otros aspectos del PISET. Paralelamente, se comenzó la formación de maestros guaraníes, capacitando y actualizando a maestros nativos en la metodología de educación bilingüe en acuerdo con la Federación de Maestros. Se formó así en el TEKO el Equipo del PEIB, con amplia participación de profesionales guaraníes. Desde el principio la APG y el TEKO compartieron los mismos criterios en materia de educación. El TEKO, se constituyó así en un instrumento de educación de la APG, una especie de ministerio de educación guaraní.

En 1991 fue formulado el Proyecto de Apoyo y Asesoramiento Docente (PAD) para fortalecer el trabajo de los maestros y se organizó un Equipo Técnico, con el fin de mejorar la calidad educativa. Se buscaron al mismo tiempo mecanismos de apoyo para las comunidades que no tenían cobertura del PEIB para evitar que los niños, tanto de habla guaraní como castellana, sufriesen cualquier tipo de discriminación. El proyecto PAD fue adoptado por la APG, se modificó el currículum y se inició la capacitación de formadores. El proyecto fue creando las condiciones para acercar la escuela a la comunidad.

El 28 de enero de 1992 la coincidencia con el homenaje al Centenario de la Masacre de Kuruyuki inició la campaña de alfabetización promovida por la APG y el TEKO GUARANI. La campaña de alfabetización en idioma guaraní, cumplió un papel importante en cuanto a la educación indígena y a la afirmación de la APG. Su inicio obtuvo el reconocimiento del gobierno, que promulgó un decreto supremo que oficializaba la Educación Intercultural y Bilingüe reconociendo oficialmente a la cultura guaraní como una de las componentes de la cultura nacional. En este proceso participó un equipo de alfabetizadotes que recorrieron todo el territorio guaraní, junto a los promotores del Instituto Radiofónico Fe y Alegría (IRFA). Esta acción fue fuertemente apoyada por un equipo de comunicación que registró en video y en audio los momentos más importantes y los transmitió a través de programas radiales, convocando y movilizando a todo el pueblo guaraní.

El objetivo de la campaña propuesto por la APG fue iniciar un proceso educativo intercultural y bilingüe que permitiese valorar y dinamizar la lengua e identidad guaraní, superar el analfabetismo y fortalecer la organización indígena. Se empezó a hablar de unidad guaraní considerando la lengua como signo de resistencia y cohesión étnica. Se renovó una mística guaraní que hizo sentir a los alfabetizadores como nuevos kereimba, guerreros guaraníes del presente, protagonistas de una batalla ideológica y cultural.[4] La campaña de alfabetización fue el primer proyecto educativo ejecutado por guaraníes. El apoyo institucional fue fundamental, para facilitar el proceso. En este marco, el TEKO promovió un proyecto de becas y formación de recursos humanos, para ofrecer a los nuevos bachilleres guaraníes la posibilidad de continuar estudios superiores en distintos institutos, normales y universidades. Paralelamente, se enfrentó el problema de la deserción escolar, debido principalmente a las grandes distancias entre muchas comunidades y las escuelas. Se crearon «Internados Abiertos», metodología que consiste en huespedar al interior de familias voluntarias a los niños y jóvenes de comunidades alejadas para darles un seguimiento en sus estudios. Esto fue posible en comunidades donde funcionan escuelas que cuentan con todos los grados. Con este enfoque se intentó aumentar la escolaridad y la participación de la comunidad en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Otro de los programas implementados para superar el bajo índice de bachilleres guaraníes y potenciar a las comunidades, fue el CEMA Rural (Centro de Educación Media Acelerada). Nació en 1994 para apoyar a jóvenes y adultos guaraníes que abandonaron la escuela. El CEMA Rural se construyo como fruto de la campaña de alfabetización, entendido como la continuación lógica de la tarea de los primeros años.

Un elemento importante en el desarrollo de las acciones de educación y comunicación en el pueblo guaraní ha sido la creación de un Equipo de Comunicación, que en la actualidad se llama Unidad de Comunicación Guaraní (UCG). Esta nació para apoyar en las actividades de información y de formación de comunicadores guaraníes. Su misión era fortalecer la organización guaraní así como el desarrollo de políticas y actividades de comunicación alternativa en el marco de la interculturalidad y el bilingüismo. En una primera fase se capacitó a reporteros populares para el trabajo en radio. Esta tarea se realizó en colaboración con otras instituciones ligadas al desarrollo guaraní.

Uno de los aspectos sobresalientes de esta acción de comunicación educativa, ha sido el uso de la radio por guaraníes. Esto ha permitido establecer contacto por primera vez con a guaraníes de Argentina y Paraguay.

Las experiencias de educación y comunicación que aquí se describen marcan un hito en la historia del pueblo guaraní. Tras la masacre de Kuruyuki el pueblo guaraní abanderó un «nunca más» al uso de la violencia y el derramamiento de sangre para su gente y levantó otras banderas de lucha, con "armas" diferentes. Estas armas las constituyen la formación y la educación de su gente como medio para madurar respuestas políticas y culturales adecuadas al contexto histórico, y reafirmar el protagonismo guaraní.

2.5 Los temas del debate del Pueblo Guaraní

En la década de los noventa se puso en marcha en el país el Programa de Ajuste Estructural del Estado (PAE), y se aprobaron leyes fundamentales de reforma cuales la Reforma Educativa, la Participación Popular y la Descentralización. A raíz de estas reformas se produjeron una serie de cambios y ajustes que afectaron a todos los pueblos indígenas del país y sus organizaciones. Los principales factores de cambio que derivaron fueron la división de partes del territorio guaraní en "municipios indígenas" y la incorporación al escenario político regional y nacional de dirigentes guaraníes -Tëta ruvicha reta.

Cabe señalar que algunas reformas del Estado tomaron en cuenta elementos de las demandas indígenas. Por ejemplo, la ley de descentralización administrativa del Estado, con la creación oficial de municipios indígenas y la devolución de parte de los recursos generados por los impuestos locales; y la Reforma Educativa con el reconocimiento del bilingüismo y la interculturalidad. Sin embargo, estas medidas no son suficientes y es fundamental fortalecer los mecanismos permanentes de participación y diálogo que alimenten el proceso democrático.

La APG y el movimiento indígena boliviano han luchado durante muchos años por una participación real en la vida nacional. La Ley de Participación Popular aprobada en el país brinda aparentemente esta posibilidad. Sin embargo, no transfiere un poder real de decisión a las organizaciones indígenas de carácter nacional, limitando su participación solo a nivel de consulta. De hecho, muchas comunidades y/o municipios elaboran y presentan proyectos, pero la decisión de conceder los fondos es tomada, en última instancia a nivel del gobierno central a través de las prefecturas y subprefecturas. Esta situación pone en discusión el papel de las autoridades indígenas, convirtiéndolas en simples intermediarias de planes gubernamentales, muchas veces influenciados por la política partidaria. Finalmente, la descentralización causó una cierta fragmentación de la APG en cuanto el territorio guaraní se encuentra dividido en distritos y municipios, que requieren de formas de intermediación y negociación localizadas, dividiendo así los intereses del conjunto de las comunidades indígenas. Cada población, se ve en la obligación de solucionar en modo independiente sus problemas particulares perdiendo la visión integral y de conjunto como pueblo indígena en el contexto nacional. Los fondos que se destinan a las alcaldías, además, son suficientes únicamente para resolver problemas coyunturales. Las OTB[5] se politizan y se crean estructuras paralelas a las organizaciones tradicionales. Por ejemplo, las capitanías guaraníes mantienen sus dirigentes en la APG y paralelamente, representantes antes las alcaldías como OTB.

Al reducirse la disponibilidad de fondos del TGN[6], las alcaldías tuvieron que recurrir a la creación de nuevos impuestos que empobrecen aún más a los indígenas. En muchos casos, los gastos de competencia del Estado pasan paulatinamente, por un lado a las instituciones de apoyo (ONGs, iglesia, etc.) que desarrollan proyectos y consiguen recursos externos, y por el otro, a la población que debe pagar impuestos cada vez mayores. Al mismo tiempo, como resultado de las luchas de las organizaciones indígenas, se han logrado decretos que otorgan territorios a las comunidades nativas. Sin embargo, dichos decretos son susceptibles de revisión por parte de futuros gobiernos, por lo cual todavía no existe una consolidación real de los territorios indígenas. Además, en el caso de la entrega de tierras en el área guaraní, los terratenientes karai[7] se niegan a dejar las tierras que ocupan a pesar de que hayan sido oficialmente reconocidos los derechos de las comunidades indígenas.

En algunos casos la aplicación de las reformas ha afectado el funcionamiento de las organizaciones naturales, burocratizando el proceso de toma de decisiones, y aumentando la influencia de los partidos que, por ley, continúan siendo los únicos interlocutores oficiales del Estado. Esto limita el real reconocimiento de las organizaciones y autoridades naturales y de los territorios indígenas.

La APG ha sufrido importantes cambios desde su creación. Originalmente el PISET abarcaba todo el territorio guaraní, involucrando a todas las capitanías, zonas y comunidades. A partir de la Ley de Participación Popular algunos comités zonales perdieron fuerza y no lograron constituirse plenamente, otros simplemente desaparecieron. En las comunidades ya no se sabía si los proyectos debían ser canalizados a través del PISET o de la Participación Popular. Esto también afectó a las relaciones entre autoridades y municipios. Muchos Tétaruvicha reta, al ser representantes en las OTB y tener que trabajar con los alcaldes, redujeron su acción en el marco de la estructura APG - PISET. Actualmente la APG, como otras organizaciones populares, está tratando de adaptarse a los cambios que se realizan en el país, tratando de no perder su identidad y realizar las reivindicaciones históricas guaraníes. Esta nueva realidad ha generado diversas corrientes de opinión en la APG e intereses que ponen en riesgo la unidad de la organización guaraní. Por esto, a veces se produce un cierto distanciamiento entre la APG y las instituciones de apoyo.

En el ámbito interinstitucional, las nuevas dinámicas políticas, económicas y educativas, también afectaron profundamente a la Coordinadora de instituciones. Además perdió su función original por el cambio del antiguo PDCC y su sustitución por el PDCG (Plan de Desarrollo de las Comunidades Guaraní) que tiene cobertura en todo el territorio Guaraní.

En la actualidad los dirigentes guaraníes consideran que las nuevas políticas no cubren totalmente las necesidades de las comunidades. Es evidente la necesidad de elaborar nuevas propuestas organizativas y de reorientar las alianzas institucionales, así como de valorar y actualizar la visión de sociedad guaraní para su proyección en el escenario político nacional.


[1] Kuruyuki: Población ubicada en el Departamento de Santa Cruz donde se llevo a cabo la última batalla entre guaraníes y el ejercito boliviano.
[2] Guerra del Chaco: contienda sostenida entre Bolivia y Paraguay.
[3] PDCC: Programa de Desarrollo Campesino de Cordillera
[4] UNICEF - Proceso - TEKO GUARANÍ - APG Tataendi, Santa Cruz, 1994 TEKO GUARANÍ Informe final, Campaña de Alfabetización, Camiri, 1993
[5] OTBs : Organizaciones Territoriales de Base.
[6] TGN: Tesoro General de la Nación
[7] Karai: nombre peyorativo en guaraní que identifica a la población blanca-criolla o mestiza dominante.

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