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SITUACION MUNDIAL DE LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACION

Estado de la agricultura y la alimentación, 1966

7. El Consejo estudió la situación mundial de la agricultura y la alimentación a la luz del informe del Director General sobre El estado de la agricultura y la alimentación, 1966 (CL 47/2) y de un documento complementario, relativo a las novedades más recientes (CL 47/2 - Sup.1).

8. El Consejo respaldó el análisis general de la situación hecho en estos documentos y observó con preocupación que, en cuanto a productos alimenticios, la campaña agrícola 1965/66 había sido la peor de los últimos tiempos. Había sufrido a la vez la sequía un número inusitadamente elevado de las principales zonas agrícolas, entre ellas la Argentina, Australia, la India, la U.R.S.S., una gran parte de Africa y otras muchas comarcas europeas. En los años precedentes la producción alimentaria mundial no aumentó con la rapidez suficiente como para consentir una gran mejora en el sector de la nutrición pero al menos había seguido casi el mismo ritmo que el crecimiento demográfico. En 1965/66, por el contrario, las estimaciones preliminares revelaban que la producción alimentaria no había progresado en absoluto, mientras que era preciso alimentar cerca de 70 millones de personas más que el año anterior.

9. De no ser por las buenas cosechas de América del Norte, la producción mundial hubiera bajado casi con toda seguridad en 1965/66; en realidad, descendió la de las regiones en vías de desarrollo, exceptuado el Cercano Oriente. En Africa, el Lejano Oriente y América Latina, que comprenden alrededor del 60 por ciento de la población del mundo, sin contar la China continental, se calculó que la producción alimentaria había disminuído en 1965/66 alrededor del 2 por ciento en total, y entre el 4 y el 5 por ciento por habitante.

10. Era probable que en las regiones en vías de desarrollo, en su conjunto, la producción alimentaria por habitante haya retrocedido al mismo nivel de 1957/58. Esto significaba un retorno al insuficiente nivel de la preguerra. Como la población de estas regiones aumenta hoy a un promedio del 2,5 por ciento al año, en 1966/67 habrá que incrementar la producción alimentaria total en casi un 7 por ciento para volver a alcanzar siquiera el escaso nivel por habitante conseguido en 1964/65.

11. Los considerables envíos procedentes de las reservas cerealistas de América del Norte habían contribuído muchísimo a evitar que en la India y en otras zonas de sequía sucumbieran las masas por inanición en 1965/66. Sin embargo, estas expediciones de urgencia, junto con las grandes importaciones de cereales efectuadas recientemente por la U.R.S.S. y la China continental y los esfuerzos de los Estados Unidos para que sus reservas no excedieran de ciertos límites, habían reducido las disponibilidades cerealícolas a su más bajo nivel de todo un decenio. Han dejado de existir los excedentes de cereales, por lo menos los de trigo. En los Estados Unidos, que todavía producen casi una quinta parte de la cosecha mundial, el Gobierno ha reaccionado ante esta nueva situación suprimiendo, por primera vez desde hace muchos años, algunas de las trabas impuestas a la expansión de su producción cerealícola. Pero esto no producirá grandes resultados antes de la campaña 1966/67, para la cual ha sido elevada en un 32 por ciento la asignación de superficies trigueras.

12. Los resultados de las cosechas de 1966/67 se esperan, por consiguiente, con cierta ansiedad. La situación alimentaria mundial está ahora más a merced de la producción de cada año y, por tanto, de las condiciones meteorológicas, que en cualquier otro momento desde el período de agudas y extendidas escaseces inmediatamente posterior a la segunda guerra mundial.

13. Es todavía muy pronto para tener una idea precisa acerca del nivel general de la producción alimentaria de 1966/67. La situación está evolucionando con cierta rapidez. En las últimas semanas han mejorado algo las perspectivas de la producción cerealícola mundial. Estimaciones revisadas indican un descenso de alrededor del 2 por ciento, solamente, en la cosecha triguera de los Estados Unidos, y, en cambio, ahora se sabe que la canadiense ha sido excepcional. Una cosecha cerealícola máxima se anuncia también en la U.R.S.S., que en los últimos años ha sido un importador considerable. Parece posible, por tanto, que las existencias trigueras mundiales se eleven ligeramente a finales de la campaña 1966/67. Ahora bien, esto no significa en modo alguno una vuelta a la situación excedentaria, y el Consejo subrayó que no había motivos de complacencia.

14. La información era todavía escasa respecto a la producción agrícola del hemisferio austral, donde la campaña 1966/67 se prolonga hasta el siguiente año civil, pero es ya seguro que habrá mejores cosechas en Australia. El Consejo fue informado de que en la India el panorama era todavía confuso, pero que las recientes sequías de Bihar ha hacían probable que volvieran a necesitarse cuantiosas importaciones de productos alimenticios. Al Consejo le preocupaba, sin embargo, la carencia general de datos sobre la producción alimentaria de 1966/67 en los países en desarrollo. Reiteró que era en esos países donde los incrementos se hacían más necesarios. Fue también en ellos donde hubo el mayor retroceso en 1965/66. Sin embargo, aunque las primeras informaciones se referían más que nada a sequías y otros desastres, por lo cual ha habido que elevar luego en general las estimaciones preliminares cuando empezaron a llegar informes sobre cosechas de tipo medio o buenas, lo que sí parece ser cierto ya es que el restablecimiento de la producción de 1966/67 en las regiones en desarrollo será mucho menor de lo necesario para que su producción alimentaria por habitante recobre el nivel alcanzado antes del retroceso de 1965/66.

15. El revés sufrido por la producción de alimentos en los países en desarrollo, aun cuando se ha debido principalmente a las condiciones atmosféricas desfavorables, ha servido para poner nuevamente de relieve la necesidad urgente de acelerar el desarrollo agrícola de estos países. El Consejo expresó la esperanza de que ese contratiempo, con la amplia publicidad que ha tenido, lleve a los gobiernos de todos los países, los que prestan ayuda y los que se hallan en desarrollo, a dar mayor preferencia al sector agrícola.

16. El Consejo hizo hincapié en la utilidad de analizar las razones por las que algunos países habían logrado con mayor éxito que otros hacer progresar su producción agrícola en relación con su crecimiento demográfico. Observó que, de los 55 países para los cuales se dispone de los índices de producción de la FAO, el promedio anual de aumento de la producción agrícola en el último decenio ha igualado o excedido el de crecimiento demográfico en los 11 donde éste fue más rápido (3 por ciento o más al año). Las causas de este hecho deben ser analizadas con sumo cuidado, ya que parece paradójico y en contradicción con lo que generalmente se cree. Nuevos estudios de la experiencia de determinados países, siguiendo las directrices de los que ya se han hecho en el Japón y México, podrían ser de gran valor. Se hizo notar también que en los los estudios realizados hace poco tiempo por la FAO y por la Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos se han acumulado muchos datos sobre las razones que explican el écito y los fracasos experimentados en los distintos países 1.

1 Los resultados del estudio de la Secretaría de Agricultura han sido publicados en el Informe no 27 sobre Economía Agrícola Exterior, titulado: Changes in Agriculture in Twenty six Developing Nations, 1948 to 1963, Wáshington D.C.,4 1965. Los Estudios de la FAO, que no se han publicado separadamente, fueron emprendidos en conjunción con este proyecto y en general concuerdan con las conclusiones del mismo.

17. Se observó que un desarrollo agrícola satisfactorio entrañaba muchos elementos y que no existía ninguna norma universalmente válida. Sin embargo, se había descubierto que por lo general la actividad en ámbitos como los de reforma agraria, investigación, enseñanza y extensión agrícolas, y el mejoramiento de los servicios de crédito y de mercadeo, ha sido mayor en los países cuya producción agrícola ha registrado un aumento rápido. Otras materias esenciales mencionadas por los delegados fueron las referentes a una sólida estructura de precios internos que facilite la transición de la agricultura de subsistencia a la comercial, el suministro de fertilizantes y de otros medios necesarios para la producción, una firme ordenación de los recursos hidraúlicos, la tecnología de los alimentos y la disminución de las pérdidas sufridas en el almacenamiento y de otros desperdicios. En algunos países, particularmente Filipinas, la India, el Paquistán y Kenia, la reciente introducción de variedades de semilla de gran rendimiento -híbridas y exóticas- había demostrado la posibilidad de un rápido aumento de la producción de cereales comestibles en las tierras actualmente cultivadas. El Consejo observó que para el éxito de estos programas de producción era necesario no sólo la adopción extensiva de prácticas de cultivo mejoradas, sino también la aplicación de cantidades mucho mayores de fertilizantes y de otros insumos, para cuya adquisición necesitaban urgentemente recursos la mayoría de los países en desarrollo. (Véanse los párrafos 63 a 70).

18. Se indicó que, a medida que los países en desarrollo aumentasen su capacidad de producción, surgiría un nuevo problema de excedentes, que ya se había presentado en algunas zonas. El almacenamiento de estos sobrantes es una empresa muy costosa. Se pidió al Director General que prestase especial atención a este problema. Se tomó nota de que la posible utilización de dichos excedentes como ayuda alimentaria se incluiría en el estudio que sobre ayuda alimentaria multilateral han de realizar conjuntamente la FAO y las Naciones Unidas (véase el tema 5 (c) del programa, párrafos 51 a 55 de este informe).

19. Aunque las tendencias de los abastecimientos de alimentos habían tendido a oscurecer otros aspectos de la situación, el Consejo también tomó nota de los últimos acontecimientos relativos al comercio internacional de productos agrícolas. Los ingresos procedentes de las exportaciones agrícolas, de los que la mayoría de los países en desarrollo dependían grandemente para la obtención de divisas, habían disminuido ligeramente en 1965, debido sobre todo al renovado descenso de los precios medios. Hasta el momento, parecía que en el curso de 1966 los ingresos procedentes de las exportaciones de productos agrícolas habían aumentado. El volumen de las importaciones agrícolas de los principales países comerciales fue, en la primera mitad de 1966, mucho más alto que en el mismo período de 1965, y los precios medios del comercio mundial también se habían elevado. Sin embargo, la situación era aún motivo de considerable preocupación y, al respecto, se insistió en la necesidad de que la FAO participe plenamente en el examen de los problemas comerciales que llevan a cabo los órganos competentes de la UNCTAD.

20. Si bien encomiaron el análisis de la situación agrícola y alimentaria contenido en El estado mundial de la agricultura y la alimentación, así como los capítulos especiales del último número, sobre la agricultura y la industrialización y sobre el arroz en la economía alimentaria mundial, algunos delegados estimaron que en los años venideros podrían introducirse ciertos cambios en el formato del documento. Se sugirió que, en adelante, el informe se concentrase en pasar revista a la reciente situación de la agricultura y la alimentación y que se publicasen los capítulos especiales como documentos separados. Sin embargo, se consideró, en general, que era aconsejable conservar el presente formato, que atraía a un vasto público y permitía además reunir con una cierta flexibilidad la reseña y el análisis de los hechos.

21. Algunos delegados estimaron que el informe debía analizar más a fondo los problemas del desarrollo agrícola y proponer soluciones. Aunque dicho informe había logrado, en el curso de los años, presentar los hechos del problema mundial de la alimentación, había llegado el momento de hacer propuestas positivas de acción. La Organización, dada la experiencia acumulada, se hallaba hoy día en mejores condiciones para formular dichas propuestas. Al mismo tiempo, varios delegados subrayaron la necesidad de proceder con cautela y señalaron los peligros del análisis tendencioso y de las conclusiones precipitadas. Si bien se trataba quizá de la publicación más conocida y leída, El estado mundial de la agricultura y la alimentación no era sino uno de los muchos documentos que publica la FAO, y la exposición en detalle de diversos temas técnicos encajaba mejor en otras publicaciones más especializadas. A propósito del deseo del Consejo de que se formularan propuestas positivas de acción, el Director General Adjunto aludió a la labor que se viene realizando sobre el Plan Indicativo Mundial, y el Consejo expresó la esperanza de que ella desemboque en propuestas de ese tipo.

22. El Consejo refrendó la propuesta formulada por el Director General, de incluir en El estado mundial de la agricultura y la alimentación, 1967, varios capítulos especiales sobre la ordenación de los recursos pesqueros y sobre los incentivos económicos para el agricultor en los países en desarrollo. Otras sugerencias de capítulos especiales para números futuros fueron las relativas a las pérdidas durante el almacenamiento y otros desperdicios, a los problemas y costos del desarrollo de los recursos de tierras y aguas, a la administración del crédito rural, a la investigación agronómica, y a los efectos de la asistencia técnica en los países en desarrollo. Se sugirió asimismo que en los futuros números del informe se incluya una sección sobre la financiación internacional del desarrollo agrícola, siguiendo las directrices del correspondiente a 1965, y que, en lo posible, la Europa noroccidental y la meridional se sean tratadas separadamente.

El Plan Indicativo Mundial para el Desarrollo Agrícola y las Proyecciones de Productos Básicos 1

23. El Consejo decidió examinar conjuntamente estos temas (4 y 5 (b) del programa). Al presentarlos, el Director General puso de relieve que el informe provisional que había sometido al Consejo sólo podía, en esta fase del trabajo, dar algunos resultados preliminares. A pesar de ello, ya se disponía de una primera versión de las proyecciones de productos básicos y estaban casi terminados los dos primeros estudios subregionales, correspondientes al Cercano Oriente y al Africa oriental. Algunas de las conclusiones de esta labor han servido para describir el procedimiento empleado y el tipo de resultados que cabe esperar.

24. En las proyecciones de productos básicos se utilizaron diversas hipótesis sobre los factores clave que influyen en las necesidades alimentarias: incremento de la población, niveles de renta y producción agrícola. Según la hipótesis más optimista, seguirá todavía padeciéndose hambre en 1975, pero en 1985 se habrá superado ampliamente la escasez de calorías, para lo cual será preciso aumentar en un 4 por ciento anual los abastecimientos. No obstante, el problema de la malnutrición proteínica no quedará resuelto, lo que revela la necesidad de programas especiales para aumentar la producción de alimentos vegetales ricos en proteínas, así como la de productos animales. Según la hipótesis menos optimista, los niveles de renta inferiores reprimirían el consumo de alimentos y la ración media de calorías por persona sólo experimentaría una ligera mejoría. El número de personas hambrientas en 1985 sería casi el mismo que el actual y, si las condiciones atmosféricas fueran desfavorables, podrían incluso esperarse crisis esporádicas. Incluso este insuficiente progreso requerirá que el aumento de los abastecimientos en los países en desarrollo sea más rápido que el conseguido hasta ahora.

25. Es de esperar que continúen los grandes aumentos de las importaciones brutas de productos alimenticios en los países en desarrollo. Las importaciones brutas de cereales aumentaron en estos países de 15 millones de toneladas en 1951 a 23 millones en 1962, alcanzando en 1966 la cifra, inigualada hasta entonces, de 32 millones de toneladas. Las proyecciones para 1975, en la hipótesis pesimista, prevén un aumento mínimo en las necesidades de importación brutas de 50 millones de toneladas. Se ha proyectado también que su déficit potencial en productos pecuarios aumentará rápidamente, aunque la falta de divisas y las limitadas posibilidades de producción restringirán probablemente las importaciones.

1 Véanse también los párrafos 50 y 131 a 133.

26. Al mismo tiempo, continúan siendo malas las perspectivas para las exportaciones tradicionales de productos de los países en desarrollo. Se calcula que las necesidades en importanciones agrícolas netas de los países ricos no aumentarán más del 2 ó 2,5 por ciento anual en términos de valor, e incluso esto exigiría, por su parte, una rápida expansión económica y algunas modificaciones importantes de sus políticas. Es patente pues, la urgencia de encontrar nuevos mercados y nuevos productos para la exportación.

27. Los países en desarrollo disponen de un vasto potencial en alimentos y otros productos agrícolas, que permitiría crear un nuevo y dinámico sector de exportaciones y servir de estímulo a un incremento más rápido en muchos de ellos. Pero esto exigiría importantes modificaciones en la estructura actual del intercambio comercial; quizás un nuevo sistema de compensación, basado en cierto tipo de trueques multilaterales o en una unidad de cambio negociable únicamente entre los países en desarrollo. Los dos estudios subregionales ya casi terminados, relativos al Africa oriental y al Cercano Oriente, constituyen un ejemplo interesante de posibles intercambios comerciales entre regiones en desarrollo. El amoníaco del Cercano Oriente, que es barato, y que se utiliza para la fabricación de los fertilizantes indispensables para aumentar las cosechas del Africa oriental, podría cambiarse por maíz y carne, los dos productos principales que ha de importar el Cercano Oriente.

28. El problema crucial de los países en desarrollo sigue siendo el de acelerar la producción de alimentos. Es necesario que este crecimiento sea, en lo futuro, mucho más rápido que hasta ahora, y tiene que obtenerse intensificando la producción, más bien que aumentando la superficie. Los dos estudios subregionales citados muestran cuán drásticos han de ser los cambios. A pesar de haberse ya duplicado la producción de cereales en veinte años, y de los importantes aumentos de la producción pecuaria, las importaciones netas de alimentos tienen que crecer todavía más del 4 por ciento anual; sólo para conseguir este modesto resultado serían necesarios espectaculares aumentos en insumos, en inversiones de capital y en servicios de estructura e institucionales. La subregión del Africa oriental debería aumentar más sus exportaciones de alimentos, y el Plan subraya la necesidad de incrementar la productividad de los cultivadores africanos en pequeña escala y de integrarlos en una economía de mercado. El Plan recomienda la provisión de un conjunto de medios y servicios perfectamente articulados que deberían concentrarse en zonas particularmente favorables. La creación de industrias de transformación de los productos agrícolas desempeñará en muchos casos una función vital en ese conjunto. Esto es particularmente importante para el Africa oriental, en donde el constante desarrollo de las industrias relacionadas con el agro estimularía notablemente la expansión de la producción agrícola.

29. El Director General concluyó diciendo que, incluso en esta fase de los trabajos, era fácil de ver que la solución a largo plazo de las provisiones de alimentos estriba en una redoblada producción en los países en desarrollo. La necesidad de suministrarlos en condiciones de favor aumentaría durante varios años, pero no podrá sustituir la necesidad de transformar la agricultura tradicional en los países de baja renta. Lo que se precisa es un incremento masivo de los elementos de producción y de las inversiones en las industrias e infraestructuras agronómicas y afines. A su juicio, éste era el más importante de los sectores en que los países desarrollados deberán concentrar su ayuda durante algún tiempo.

30. El Consejo acogió con agrado el informe sobre la marcha de los trabajos del Plan Indicativo Mundial y, en el curso de un debate de amplio alcance, manifestó que seguía prestando su vigoroso apoyo al concepto del Plan y a los resultados preliminares presentados en el documento pertinente y en la declaración introductoria del Director General. Si bien se reconoció que el objetivo fundamental del Plan es encontrar una solución a los problemas de la escasez alimentaria y del hambre, varios delegados insistieron en que no debería limitarse a esto: la producción de alimentos no puede considerarse con independencia de otros subsectores de la agricultura, entre ellos la pesca y los montes, ni por razones agronómicas ni, además, por el hecho de que, incluso si las necesidades alimentarias nacionales quedan satisfechas, el desarrollo de la elaboración y de las exportaciones en el sector agrícola es esencial para la diversificación' de su producción. Además, el desarrollo agrícola no puede ser tomado en consideración sin referirlo al de otros sectores económicos.

31. El Consejo tomó nota de que, en los estudios subregionales, el análisis detallado del sector agrícola se hacía encuadrado en un modelo de crecimiento para toda la economía. El propósito de este modelo no era el de servir como plan global para la economía, sino dar una serie razonable y coherente de supuestos acerca de las variables fundamentales que influyen en la agricultura. Por ello es necesario tener cierta idea del crecimiento de los sectores industrial y de servicios. En cuanto al Africa oriental, las suposiciones hechas a este respecto se basaban en estudios ya efectuados por la Comisión Económica para Africa. Era también necesario contar con una estimación cuantitativa de los recursos globales y del déficit comercial, ya que esto influirá tanto sobre la conveniencia de las políticas de sustitución de las importaciones de alimentos como sobre la disponibilidad de fondos para inversiones en la agricultura. A este respecto, la situación difiere claramente en el Africa oriental entre Zambia y Etiopía, y, en el Cercano Oriente, entre los países exportadores y los no exportadores de petróleo. Para conseguir la información y conocimientos necesarios, se está entamblando una estrecha colaboración con otros organismos internacionales. El Consejo tomó asimismo nota de que la elección de expertos para el cuadro asesor del Plan testimoniaba que no se ha ignorado el vínculo existente entre la agricultura y el resto de la economía.

32. Varios miembros del Consejo discutieron las relaciones recíprocas entre los estudios subregionales y las proyecciones sobre productos básicos. El propósito es que estos dos tipos de estudios sean complementarios; aun cuando cada uno de ellos posea su propio valor intrínseco, ambos utilizan supuestos similares para la tasa global de crecimiento económico y demográfico. Las proyecciones mundiales sobre productos básicos ofrecen un marco para el trabajo inicial en torno a los estudios subregionales; dan estimaciones de la probable demanda interna de alimentos en un país determinado y, también, una idea de las perspectivas de los principales productos agrícolas en el mercado mundial. Esto permite que los niveles de producción sean estudiados en mayor detalle en los informes subregionales y, también, conceder mayor atención a la forma y procedimiento para alcanzar una mayor producción en el marco de un cr cimiento económico equilibrado. La preparación de los estudios subregionales, parte vital de los cuales es el intento de conciliar y hacer coherentes todos los datos disponibles, rendirá a su vez información que permita revisar las proyecciones sobre productos básicos. Las suposiciones iniciales en cuanto a las tasas de crecimiento económico quizá hayan de ser alteradas, al igual que la magnitud de los excedentes exportables o de las necesidades de importación. A su vez, las proyecciones sobre productos básicos, una vez corregidas, servirán de marco mundial para identificar y, cuando sea posible, resolver conflictos entre las metas de exportación e importación indicadas en los diversos estudios subregionales.

33. Varios delegados preguntaron en qué medida influirán los estudios subregionales en la formulación de las políticas y programas nacionales. El Consejo tomó nota de que, si bien la mayor parte de los datos se daban por países en los anexos estadísticos, las conclusiones se presentaban por grupos de países, ilustradas con ejemplos relativos a algunos de ellos. Esto refleja el hecho de que los estudios subregionales no se proponen sustituir a los planes nacionales dentro de un contexto regional y mundial. Este marco regional, que indica únicamente la orientación general de las políticas y programas necesarios, representa sólo la primera fase del Plan. La segunda fase, en la cual los países tendrán que actuar con la FAO, en la colaboración más estrecha posible consistirá en la definición de las políticas nacionales dentro del marco regional y la formulación de programas y proyectos concretos.

34 El Consejo subrayó la importancia de que los Estados Miembros estén asociados en todas las fases de la preparación de los estudios subregionales. Con ello se garantizará que todos los datos disponibles sean utilizados lo más ventajosamente posible y, a la vez, la activa participación de los países en todas las fases de la planificación les permitirá lograr una mayor comprensión del Plan Indicativo Mundial y, después, favorecerá la aplicación práctica de las conclusiones del mismo. La Secretaría informó que se mantenía un estrecho contacto con los Estados Miembros interesados y que varios gobiernos habían facilitado expertos para trabajar durante breves períodos en el Plan. Algunos países están ya realizando estudios especiales para ayudar a la Secretaría en la labor respectiva.

35. Algunos delegados opinaron que redundaría en un beneficio recíproco el que los componentes de los equipos de planificación subregional pudieran visitar los países interesados en alguna de las fases iniciales de los trabajos. Se tomó nota de que la principal limitación a los viajes ha sido, y sigue siendo, de carácter financiero. Otra modalidad adoptada para aprovechar el conocimiento local y los contactos nacionales ha consistido en destinar a la sede de la FAO durante un breve período de tiempo al personal regional y de campo para que trabaje en algún aspecto particular del Plan. Sin embargo, se admitió que al realizarse principalmente en Roma y con graves limitaciones de personal y de tiempo las primeras versiones de los planes subregionales exigirán una revisión por los expertos nacionales, tanto respecto a los datos fundamentales como a las metas propuestas. Por esta razón se esperaba poder presentar cada estudio subregional, tan pronto quedara terminado, a una reunión de todos los países de la subregión. Así, el informe sobre el Cercano Oriente se presentaría a la reunión mixta de las Comisiones sobre Planificación Agrícola y Estadística Agrícola para el Cercano Oriente, prevista para últimos de noviembre, esperándose que puedan celebrarse reuniones subregionales a principios de 1967 para discutir los estudios provisionales acerca del Africa oriental y de los países sudamericanos del Pacífico.

36. El Consejo expresó su satisfacción por haberle sido presentados a él y al CPPB los informes referentes a la marcha del Plan Indicativo Mundial, y recomendó que se continuara esta práctica. También elogió el hecho de que el informe sobre las proyecciones de productos se envíe a todos los Estados Miembros en noviembre, con lo que tendrán tiempo suficiente para estudiar tan importante texto antes de la reunión del CPPB de principios del año próximo. En ella el CPPB abriga el propósito de efectuar un examen detallado de los aspectos metodológicos políticos que han servido de base a todo el ejercicio de las proyecciones, y el Consejo manifestó su interés por conocer los resultados de esas deliberaciones. El Consejo reconoció la valía del análisis detallado de los factores a largo plazo que influyen en los mercados de los distintos productos, el cual constituirá un aspecto fundamental de las proyecciones. Varios delegados expresaron la esperanza de que las proyecciones referentes a los distintos productos se publiquen tan pronto como sea posible, después de la reunión del CPPB de comienzos de 1967. Algunos delegados manifestaron también la esperanza de que el CPPB discuta con tales proyecciones a la vista los cambios de política susceptibles de mejorar las perspectivas para las exportaciones de productos agrícolas de los países en desarrollo.

37. El Consejo escuchó ciertas reservas acerca del efecto que la prioridad otorgada al Plan Indicativo Mundial tendrá sobre el Programa Ordinario de la Organización. Se hizo observar que la dislocación es menor de lo que pudiera parecer, porque casi todo el dinero “extraído” de las direcciones operativas se les ha devuelto, en realidad, para trabajos relacionados con el Plan. Con el desarrollo de una labor en que participan varias direcciones, se da a éstas la oportunidad de definir las políticas a largo plazo para su respectiva contribución al desarrollo agrícola general. El marco proporcionado por el Plan Indicativo Mundial permite que estas políticas se integren íntimamente y se refuercen unas a otras.

38. Muchos oradores expresaron sus temores de que la calidad del Plan pueda ser sacrificada a la necesidad de atenerse a plazos fijos. Aunque se creía que la importancia de la labor le daba carácter de urgencia y le concedía considerable prioridad, su novedad y complejidad se traducen en problemas especiales, que se acentúan con las dificultades de orden financiero. Se hizo destacar que la preparación del Plan constituye un programa de carácter continuo que únicamente puede llevarse adelante mediante fases sucesivas de aproximación. Diversos delegados manifestaron que si se esperase a conseguir la perfección, no se podría nunca ultimar ningún plan. El Consejo reconoció que el concepto del Plan Indicativo Mundial no consistía en la presentación de un informe definitivo sino en la preparación de un esquema de planificación que, en los ámbitos mundial, regional y subregional, se halle en un estado continuo de revisión, análisis y mejora. Se reconoció también que las conclusiones provisionales que se faciliten de vez en cuando proporcionarán orientaciones valiosas a los gobiernos que tratan de incrementar rápidamente la producción agrícola para sus programas a corto y a largo plazo. Es necesario dar a conocer las distintas partes del plan general, aunque disten de ser perfectas, tan pronto como estén preparadas; solamente después de esta divulgación es cuando el proceso de análisis y mejora podría iniciarse, a base de las observaciones y las críticas constructivas de quienes no pertenecen al equipo preparador del Plan. Aunque actualmente no parece probable que las once subregiones en desarrollo puedan quedar abarcadas a fondo para 1968, se tiene, sin embargo, la esperanza de que el primer informe provisional de carácter mundial esté listo en dicho año. Los estudios subregionales completados posteriormente y las revisiones de los ya realizados con anterioridad y de las proyecciones de productos, se utilizarán en otras versiones revisadas del Plan Mundial Si bien el trabajo habrá de ser continuo, varias delegaciones sugirieron que podrían efectuarse a intervalos de unos cinco años análisis más formales del Plan a nivel mundial.

Problemas que plantean los productos básicos

Informe del 40o período de sesiones del CPPB

39. Al examinar el informe del 40o período de sesiones del Comité de Problemas de Productos Básicos (CPPB), el Consejo convino en que dicho Comité, cuyas tareas iban adquiriendo un carácter cada vez más complejo, estaba adaptando con éxito su programa a las nuevas necesidades.

40. El Consejo coincidió con las conclusiones que había formulado el Comité respecto a la situación general de los productos básicos. Dichas conclusiones señalaban la necesidad de reforzar la acción encaminada a estimular el crecimiento, en la actualidad lento, de la producción agrícola, especialmente en los países en desarrollo, y a mejorar los ingresos procedentes de las exportaciones de productos agrícolas. El Consejo tomó nota de los cinco aspectos sobresalientes de la situación mundial de los productos agrícolas, señalados por el Comité:

  1. El atraso técnico de la agricultura en los países en desarrollo;

  2. Las políticas nacionales y demás barreras que se oponen al comercio de productos agrícolas en los países desarrollados;

  3. La creciente competencia entre los sucedáneos sintéticos y los productos naturales;

  4. Los planes regionales y los programas de diversificación, y

  5. El nuevo carácter de la ayuda alimentaria.

41. Se indicó que el lento crecimiento de la producción agrícola en los países en desarrollo era debido a las dificultades con que se había tropezado para introducir métodos más modernos de cultivo y otras medidas que permiten obtener mayores rendimientos. Otros graves obstáculos eran la falta de crédito y la insuficiencia de servicios de extensión agrícola adaptados a las condiciones particulares de los países en desarrollo. Se hizo hincapié en que el tipo de programas de cooperación que la FAO ha emprendido junto con el Banco Interamericano de Desarrollo, podría extenderse provechosamente a otros bancos regionales análogos, como los de Asia y Africa.

42. En el curso del debate, algunos delegados señalaron la importancia que entranaba la liberalización de las importaciones por parte de los países desarrollados, como medio de incrementar los ingresos que obtienen los países en desarrollo con la exportación de sus productos agropecuarios. Otros delegados insistieron en que estos objetivos podían atenderse en forma más directa mediante ciertas medidas encaminadas a lograr una organización del mercado que asegurase el mantenimiento de los precios en los mercados internacionales a niveles remuneradores. Esos mismos delegados señalaron que a tenor de la Recomendación A.II.1 del Acta Final de la UNCTAD, existía ya un general acuerdo en que debería examinarse producto por producto el relativo hincapié que habría de hacerse en las distintas medidas de liberalización o de organización de mercados. A este respecto se aludió asimismo a la Resolución 2/65, sobre organización de los mercados mundiales de productos básicos agrícolas, aprobada por la Conferencia de la FAO. También se indicó que, si bien en el caso de algunos productos revestía mayor importancia lograr un acceso más liberal a los mercados de los países desarrollados, las medidas relacionadas con la organización del mercado tendrían una significación mayor tratándose de determinados productos importantes que exportan los países en desarrollo.

43. El Consejo hizo hincapié en la contribución que los acuerdos de integración económica regional podrían aportar a la expansión del comercio de productos agrícolas y a la aceleración del crecimiento económico de los países en desarrollo. Algunos representantes se refirieron a los beneficios que estos países podrían obtener mediante acuerdos bilaterales o incluso contratos triangulares, en virtud de los cuales un país se comprometiese a entregar determinadas cantidades de productos agrícolas, en bruto o elaborados, a cambio de compromisos de compra a largo plazo.

44. Se juzgó que la FAO debía desempeñar un papel más dinámico en el estudio de los problemas cada vez más amenazadores que suscita la competencia de los productos sintéticos y de otros artículos sucedáneos.

45. El Consejo tomó nota del nuevo carácter de la ayuda alimentaria, debido a la desaparición del factor excedentes en las reservas mundiales, sobre todo en el caso de los cereales, y de las modificaciones introducidas en la legislación de los Estados Unidos con respecto a las ventas efectuadas en condiciones de favor. Algunos delegados expresaron la esperanza de que en la nueva legislación se tengan en cuenta los intereses comerciales de los países en desarrollo y de otros países que dependen en gran medida de sus exportaciones comerciales. Se reconoció en general la importancia que revestía la ayuda alimentaria como un medio para promover, entre otras cosas, la expansión de la producción agropecuaria de los países beneficiarios. El Consejo refrendó la petición del CPPB, en el sentido de que se hiciese una nueva gestión ante los gobiernos con objeto de obtener una más amplia aceptación de los Principios recomendados por la FAO para la colocación de excedentes, así como una mayor participación en los trabajos del Subcomité Consultivo de Colocación de Excedentes.

46. Hubo acuerdo general entre los miembros del Consejo respecto al valor que poseía el informe: FAO-Situación de los Productos Básicos, no sólo para la labor que desarrolla la Organización, sino para otros órganos, tales como la UNCTAD. El Consejo tomó nota de que el CPPB había pedido la inclusión de varias secciones nuevas, las cuales vendrían a acrecentar apreciablemente la utilidad de dicha publicación y ayudarían al Comité a poder evaluar mejor los factores básicos de los problemas que plantean los productos básicos y a formular recomendaciones sobre una acción política concreta. Se indicó que, además de los temas indicados por el CPPB, sería conveniente comparar las tendencias de la producción destinada al consumo interno con las que registra la destinada a la exportación en los países en desarrollo. No se estimó necesario que en cada uno de esos informes se traten todos los temas indicados.

47. El Consejo tomó nota, con sstisfacción, de que se estaba desarrollando satisfactoriamente la cooperación entre la FAO y los demás organismos que actúan en la esfera de los productos básicos, especialmente la UNCTAD, y que el ámbito de tal cooperación se iba ampliando. El Consejo fue informado de que la Comisión de Productos Básicos de la UNCTAD, en su próxima reunión, a principios de 1967, se encargará de hacer los preparativos de la Segunda Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo. La FAO debería cooperar plenamente con la Secretaría de la UNCTAD para facilitar tales preparativos. También hubo acuerdo general en el sentido de que la coordinación entre la FAO y la UNCTAD debería extenderse más allá de una mera cooperación entre las secretarías respectivas. A este fin, el Consejo convino en que los Presidentes del CPPB y de los Grupos de Estudio que actúan bajo los auspicios del mismo deberían, en ciertas ocasiones, tomar parte en los trabajos de la Comisión de Productos Básicos de la UNCTAD con objeto de exponer los puntos de vista, las decisiones y las conclusiones adoptadas en el curso de las deliberaciones del CPPB y de sus Grupos de Estudio y que reflejan sus respectivos informes. El Presidente del CPPB podría también participar en los trabajos de la Segunda Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo. Se juzgó que la participación del Presidente de la Comisión de Productos Básicos de la UNCTAD en las reuniones que celebre el CPPB contribuiría, en igual forma, a crear una coordinación más estrecha entre estos dos órganos.

48. El Consejo tomó nota del establecimiento de un nuevo Grupo de Estudio sobre Fibras Duras (véase el párrafo 204). Varios delegados indicaron que era conveniente establecer un Grupo de Estudio sobre el Té; otros, en cambio, estimaron que podrían resolverse los problemas sin la formalidad de establecer tal grupo. El Consejo tomó nota de que se proyectaba celebrar en un futuro próximo una consulta sobre los problemas relacionados con el té. Algunos representantes estimaron que en los trabajos referentes a los frutos cítricos se debía conceder una atención más amplia a los problemas que planteaban la producción y las exportaciones en un gran número de países en desarrollo. Se advirtió con interés la realización de un próximo estudio sobre los suministros de leche desnatada en polvo a los países en desarrollo, así como la buena voluntad expresada por varios de los delegados del CPPB para ayudar a implantar programas viables de distribución de leche en los países en desarrollo. Algunos representantes indicaron que deseaban obtener más detalles sobre este punto, a fin de poder utilizar la ayuda que podría ofrecérseles.

49. Algunos delegados pidieron que en los trabajos futuros de la FAO se preste más atención al tabaco y al algodón, teniendo en cuenta los trabajos del Comité Consultivo Internacional del Algodón, para evitar duplicaciones. También se indicó la conveniencia de que la FAO emprenda ciertos estudios sobre los aspectos económicos de los insumos agrícolas como, por ejemplo, los fertilizantes y los plaguicidas.

50. De las deliberaciones del Consejo sobre la labor de la FAO en relación con las proyecciones de los productos básicos se trata en otro lugar de este informe (veánse los párrafos 23 a 38).

Esquema para un estudio sobre la ayuda alimentaria multilateral 1

51. El Consejo recordó que en su 45o período de sesiones había pedido al Director General que examinara la mejor forma de iniciar un estudio completo de las cuestiones planteadas por la Recomendación A.II.6 de la UNCTAD, sobre el Programa Mundial de Ayuda Alimentaria, así como de la propuesta de modificar el Programa Mundial de Alimentos que había presentado al Gobierno de la Argentina en el séptimo período de sesiones del CIG. Esta petición fue refrendada por la Conferencia en su 13o período de sesiones. Posteriormente, la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su 20o período de sesiones, aprobó la Resolución 2096 (XX), en la que recababa del Secretario General que, en cooperación con el Director General y en consulta con otros organismos internacionales especificados al efecto, emprendiera un programa de estudios acerca de la ayuda multilateral en alimentos.

52. El Consejo tomó nota de que el CPPB había examinado en su 40o período de sesiones un proyecto de esquema sobre el contenido de dicho estudio que le había presentado el Director General. De acuerdo con los deseos del CPPB, el informe que sobre el análisis de este tema preparó dicho Comité fue comunicado por el Director General al Secretario General de las Naciones Unidas y distribuído en el período de sesiones que celebró el Consejo Económico y Social en el verano de 1966. Después de consultar con el Director General, el Secretario General distribuyó, además, una nota complementaria proponiendo que se prepare un informe provisional, de carácter técnico, para presentarlo al referido Consejo durante la reunión que ha de llevarse a cabo en el verano de 1967, antes de que se dé por terminado el estudio completo, a mediados de 1968. Esta propuesta coincidía con los puntos de vista expresados por el CPPB.

1 Véase también el párrafo 18.

53. En un proyecto de resolución que ha de presentarse a la Asamblea General, el Consejo Económico y Social pidió al Secretario General y al Director General que, en consulta con los demás órganos interesados, tal como se ha especificado en la indicada Resolución No 2096 (XX), presenten lo antes posible el estudio definitivo, teniendo en cuenta las sugerencias que, en relación con su contenido, hayan formulado el CPPB y el mencionado Consejo. En el proyecto de resolución también se expresa satisfacción por la propuesta relativa a la preparación de un informe provisional.

54. El Consejo tomó nota de que tal informe contendrá un análisis de las características esenciales que presenta la situación alimentaria en los países en desarrollo, una evaluación preliminar de las probables necesidades de ayuda en alimentos teniendo en cuenta los diferentes supuestos, la relación de la ayuda alimentaria con la ayuda total y un examen somero de los otros medios para desarrollar una acción internacional. El informe provisional será examinado en una reunión especial de los organismos internacionales interesados, antes de su presentación al Consejo Económico y Social. El Consejo de la FAO tomó nota de que la Secretaría, en consulta con las Naciones Unidas, también atenderá los deseos del CPPB, en el sentido de que se le presente un informe provisional en su próximo período de sesiones.

55. El Consejo convino en que tanto el informe provisional como el estudio completo deberían formularse en forma que brinden una orientación práctica en materia de política. El Consejo destacó la importancia que revestía un cuidadoso análisis de la relación que ha de guardar la ayuda alimentaria con la ayuda total y de su posible repercusión en el comercio internacional y, al respecto, acogió con beneplácito las medidas que ya se habían adoptado para entablar la adecuada cooperación entre los distintos organismos.

Informes presentados en virtud del Artículo XI

56. El Consejo examinó el documento CL 47/4 (párrafos 85–92). Quedó enterado de los argumentos a favor y en contra de tales informes y convino en que podrían seguir siendo útiles a la FAO y también a los Estados Miembros en tanto contuvieran información analítica sobre la situación agrícola y alimentaria en los diversos países, junto con una evaluación de los resultados alcanzados y de los principales problemas con que se enfrenta cada uno de ellos, y del modo en que se trataba de resolverlos.

57. Respecto del contenido de estos informes, el Consejo convino en que, en vez de ser un simple catálogo de acontecimientos, constaran de tres partes:

  1. una sección general en que se examinen los principales acontecimientos registrados en el país correspondiente respecto de la agricultura y la alimentación; sección que fuera común a todos los informes de este tipo preparados en cada año;

  2. secciones concretas, como las de los capítulos especiales del Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación, que faciliten información analítica sobre uno o más temas importantes sugeridos por la FAO; estos temas podrían ser tratados en futuras ediciones de dicho Estado Mundial o constituir tema de deliberación en el siguiente período de sesiones de la Conferencia;

  3. una sección final con información proporcionada a discreción de los gobiernos sobre los distintos problemas con que se enfrentan. Entre éstos podrían figurar, por ejemplo, los planes, políticas y programas, las prioridades en la planificación, los cambios en la relación entre población y alimentos, las medidas adoptadas en cuanto a esa tendencia y los resultados positivos o negativos de estos esfuerzos, etcétera.

58. En cuanto a la cuestión de cronología, el Consejo convino en que la vigente base trienal distaba mucho de ser de utilidad práctica, a la vez que un informe anual podría ser de difícil realización para muchos países. En consecuencia, el Consejo sancionó la recomendación del Comité del Programa, de que la mejor solución sería un período de dos años, el último del anterior bienio de la FAO y el primero del bienio en curso.

59. El Consejo hizo asimismo suyas las sugerencias del Comité del Programa de que cada país presente al menos un primer informe provisional, en caso necesario mecanografiado o reproducido en multicopista, antes del 31 de marzo de cada año en que se celebre Conferencia, de suerte que la Secretaría disponga de tiempo bastante para estudiarlo y servirse de la información que contenga como base para redactar o completar los documentos que hayan de ser presentados a la Conferencia. El Consejo convino asimismo en que los ejemplares de las versiones definitivas habrán de ser distribuidos entre los Estados Miembros por los propios Gobiernos informantes, y que quizá sea necesario también facilitar ejemplares adicionales a las delegaciones que los requieran para fines de consulta durante la celebración de la Conferencia.

60. El Consejo se mostró además de acuerdo en que, en atención a las dificultades con que se había tropezado anteriormente con motivo de estos informes, debería seguirse el procedimiento más arriba expuesto como medida experimental durante los dos próximos bienios, tras de lo cual sería examinada de nuevo la cuestión por la Conferencia.

61. El Consejo sancionó también la sugerencia hecha por el Comité del Programa, en el sentido de que cuando un Estado Miembro no envíe el informe antes de la fecha prescrita, el Director General le curse una nota recordándoselo.

62. El Consejo decidió que los informes que deben presentarse en marzo de 1967, además de abarcar los años de 1965 y 1966, incluyan también el año de 1964, respecto del cual no se había recibido ninguno de estos informes, al objeto de mantener así la debida continuidad (la última serie de informes se refería al período trienio 1961–1963). Los subsiguientes informes que presenten los Estados Miembros, en marzo de 1969, deberán abarcar los años 1967 y 1968. El Consejo opinó que, en lo posible, los informes deben ser breves y concisos.

Programa de Recursos para la Producción de Alimentos 1

63. El Director General, al presentar el documento CL 47/9, manifestó que se han venido haciendo regularmente sugerencias para que se establezca un Programa de Recursos para la Producción de Alimentos desde 1958, fecha en que lo propuso por primera vez la Conferencia Regional de la FAO para el Lejano Oriente. Actualmente, dicho programa en una cuestión de extremada urgencia, debido a la crítica situación alimentaria con que tienen que enfrentarse los países en desarrollo. Estos países no tienen hoy otra alternativa que la de aumentar su propia producción de alimentos lo más rápidamente posible, y esto sólo pueden llevarlo a cabo mediante un uso más intensivo y eficaz de sus recursos de producción. Sin embargo, estos países se han visto imposibilitados de aumentar la utilización de estos recursos por no disponer de las divisas necesarias para su importación, ni tampoco han podido fabricarlos todavía ellos mismos en la escala necesaria. Es, pues, evidente la necesidad de aumentar la ayuda internacional.

1 Tema 7 del programa. Véanse también los párrafos 17 y 203.

64. El Director General añadió que para lograr el necesario efecto en el ritmo de la producción alimentaria, el nivel del Programa debería fijarse en 500 millones de dólares anuales, de los cuales la parte principal se obtendría sobre una base bilateral. Como parte también del Programa, deberá establecerse un programa multilateral de 50 millones de dólares que no competiría sino que complementaría y reforzaría los planes bilaterales. Criterio principal para conceder la ayuda del Programa debe ser el de que estos recursos de producción se dirijan a los países cuyas necesidades sean más urgentes y, también, donde puedan usarse inmediatamente y sin desperdicio alguno. La FAO, debido a su competencia técnica y a su labor y experiencia en los países en desarrollo, podría prestar ayuda para orientar y apoyar el Programa. Este no vendría a ser sino una ampliación lógica de las actuales actividades de la Organización en ese sector, y las medidas de orden administrativo podrían mantenerse simples y flexibles. El Programa contribuiría también sustancialmente a que la FAO se convierta en un órgano operativo, dedicado a ayudar directamente a los países en desarrollo para que consigan un ritmo satisfactorio de producción alimentaria.

65. El Director General indicó que sus propuestas planteaban dos grupos de problemas que deben ser investigados. El primero se refería a los recursos: dónde están; vendrían o no a añadirse a la ayuda actual. Esta cuestión comprende no sólo el examen de las políticas que siguen los principales países donantes y la propia FAO, sino también las de otros organismos internacionales como el BIRF/AIF, el PNUD y la OCDE. El segundo problema principal se refiere al papel que habrá de desempeñar la FAO en la parte multilateral del Programa; pues si bien de esta parte debe ocuparse principalmente la FAO debido a las responsabilidades que le impone su Constitución de aumentar los niveles nutricionales y de la producción agrícola, estos niveles entrañan toda una serie de interrelaciones que es necesario examinar en consulta con los demás organismos y programas competentes de las Naciones Unidas.

66. En conjunto, el Consejo se mostró de acuerdo con el análisis del Director General acerca de la crítica situación alimentaria y de la importancia del problema de los recursos para la producción de alimentos. El Consejo convino en que sería muy valioso que entre los programas de ayuda, aumentase la proporción de los referentes a los recursos de la producción agrícola. La mayoría de las delegaciones apoyó en principio la exposición del Director General, y muchas de ellas se mostraron de acuerdo con varios detalles de sus propuestas. Algunas, sin embargo, expresaron ciertas dudas acerca de determinados aspectos de las propuestas: por ejemplo, la proliferación de fondos multilaterales, el derecho de los países beneficiarios a decidir por sí solos la forma de ayuda que necesitaban, la posible repercusión del Programa en las industrias de medios de producción agrícola con que ya cuentan los países en desarrollo, y la posibilidad de que un programa de esa índole pueda ejecutarse a expensas de otros programas de ayuda bilateral o multilateral. Otras delegaciones se mostraron, en cambio, favorables a dar mayor relieve en el Programa al factor multilateral.

67. El Consejo aceptó la idea de que se emprenda un estudio de todos los problemas que entrañaría la empresa de aumentar tanto la disponibilidad de mayores recursos para la producción agrícola como el uso eficaz de los mismos por parte de los países en desarrollo; este estudio se llevaría a cabo conjuntamente con otras organizaciones internacionales principalmente interesadas.

68. El Consejo decidió que se establezca un Comité Intergubernamental especial, integrado por Estados Miembros de la FAO, en el que los países desarrollados y en desarrollo estén representados aproximadamente por igual, para consultar con el Director General acerca de la realización y el contenido de un estudio en el que se examine el problema del aumento de las disponibilidades de recursos para la producción agrícola en los países en desarrollo, a la luz de las propuestas del Director General, de las observaciones formuladas por los gobiernos y el Consejo y de cualquiera otra información pertinente. Se decidió que el Comité estuviese integrado por los veinte países que siguen: Australia, Brasil, Canadá, Corea, Dinamarca, Estados Unidos de América, Etiopía, Francia, India, Irán, Italia, Japón, Países Bajos, Paquistán, Polonia, Reino Unido, República Federal de Alemania, Senegal, Sudán, Venezuela.

69. El Consejo pidió también al Director General que invite a participar en dicho estudio a representantes del BIRF/AIF, de las Naciones Unidas (especialmente el PNUD), del PMA y de cualquier otro organismo o programa pertinente de las Naciones Unidas, así como a los de la OCDE.

70. El Comité Especial debe presentar un informe sobre la marcha de este estudio al 48o período de sesiones del Consejo. Al mismo tiempo, el Director General deberá señalar a la atención del Consejo cualquiera de las repercusiones financieras adicionales. Se invitó al Director General a que disponga todo lo necesario para presentar un informe sobre el estudio en cuestión al 49o período de sesiones del Consejo, para su ulterior remisión al 14o de la Conferencia.


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