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I. - Política

W. E. M. LOGAN

A PRESENTE se dedican grandes esfuerzos a los bosques artificiales y se piensa cada vez más en ellos como medio de hacer frente a las futuras necesidades madereras del mundo. Quizás no sea demasiado imaginativo relacionar esta tendencia con una especie de revolución industrial en la producción forestal, en la que el interés pasa de la ordenación de los montes naturales a los métodos de plantación intensivos para producir madera con la calidad y en la cantidad necesarias. Esto obedece a que se espera que la demanda de madera crezca más rápidamente que la capacidad de los montes naturales de satisfacerla, a que una alta proporción de esta demanda se referirá a suministros en gran escala de madera con calidad y características uniformes de elaboración, y a que el costo de producción de dicha madera sigue sufriendo una presión cada vez mayor. Frente a estos hechos, los ordenadores forestales se ven obligados a aplicar métodos de producción en masa a la explotación maderera. En la mayor parte de los casos esto supone recubrir a las plantaciones.

FIGURA 2. - Plantación de árboles por los niños de las escuelas. Tercer Día del Arbol en una escuela elemental de El Obeid (Sudán). REYNDERS

El momento actual es, por tanto, apropiado para considerar la situación presente y las futuras tendencias del desarrollo de los bosques artificiales: ¿cuál es su papel e importancia actuales, en qué dirección es probable que evolucionen, en qué sectores o regiones son mayores las oportunidades, y cuáles son los principales problemas que se deben superar?

En este capítulo se revisan los aspectos de política de este problema. Se esboza el estado actual de los bosques artificiales y se examina su papel en cuanto al suministro de futuras necesidades madereras y como agentes de conservación y, finalmente, se deducen algunas conclusiones que pueden servir como útiles directrices en el trazado de políticas futuras.

El estado actual de desarrollo de los bosques artificiales

Las cifras citadas en los siguientes párrafos se han tomado del Apéndice 6. Estas cifras distan mucho de ser completas y, en muchos casos, se basan en datos derivados de interpretaciones diferentes de la definición y clasificación de los bosques artificiales. Por estas razones, deberán considerarse sólo como indicativas de la situación actual.

Es necesario conseguir una interpretación más uniforme de los bosques artificiales y llenar las lagunas en los datos que se necesiten, de manera que pueda lograrse un cuadro más definitivo de la situación actual de dichos montes y su aportación a las economías nacionales. El simposio reconoció que no era posible una simple y sencilla definición y clasificación de los bosques artificiales que se adaptaran a todas las circunstancias. La opinión general era que la definición e interpretación dadas en el Apéndice 1 eran útiles y deberían seguirse por todos los países, con el fin de lograr coherencia en la recopilación de estadísticas, aunque algunos delegados de Europa no se consideraban en condiciones de aceptar su aplicabilidad inmediata a las íntimas mezclas de regeneración natural y artificial presentes en ciertas partes de dicha región.

También es deseable que se resuma, analice y publique el resto de los datos sometidos a la FAO y aún no elaborados.

SUPERFICIE

Fuera de Europa, los bosques artificiales son, en su mayor parte, un hecho surgido en los últimos 50 ó 60 años. En realidad, en muchos países, especialmente en aquellos de los trópicos y subtrópicos, son, en gran parte, más recientes, teniendo la mayoría de ellos menos de 20 años. A pesar de su breve historia, la superficie de los bosques artificiales existentes hoy en el mundo es bastante importante y la plantación prosigue en forma acelerada.

En 1965, la superficie total de estos bosques, según los datos comunicados, se elevaba a 34 millones de hectáreas, aproximadamente. Añadiendo la superficie que se cree en existencia, pero acerca de la cual no se han reseñado cifras aún, la superficie total se considera que es de unos 81 millones de hectáreas, esto es, 2,5 voces la superficie dada a conocer.

Puede observarse que, aproximadamente, la mitad de la superficie total mundial de bosques artificiales está constituida por plantaciones en la China continental y en la U.R.S.S., acerca de las cuales no se conocen cifras. La distribución de estos bosques por regiones se da en el Cuadro 1.

CUADRO 1. - DISTRIBUCIÓN REGIONAL DE LOS BOSQUES ARTIFICIALES

 

Superficie reseñada por los países informantes

Estimación àproximada de la superficie en los países no informantes

Estimación aproximada del total

...Millones de ha...

Africa

1,71

(0,5)

(2,21)

Asia

12,15

(30,8)

(42,95)

Australasia

0,77

0,0

0,77

Europa

7,00

(4,6)

(11,60)

América Latina

1,47

(0,1)

(1,57)

Cercano Oriente

0,05

(0,1)

(0,15)

América del Norte

10,65

0,0

10,65

U.R.S.S.

-

(11,0)

(11,0)

TOTAL

33,80

(47,1)

(80,90)

NOTA: Las cifras entre paréntesis son estimaciones.

Las mayores superficies nacionales de bosques artificiales corresponden a la China continental (cerca de 80 millones de ha), la U.R.S.S. (cerca de 11 millones de ha), los Estados Unidos de América (cerca de 10 millones de ha), Japón (cerca de 7 millones de ha), Rep. de Corea Indonesia, España, el Reino Unido y Francia (todos estos países entre 1 y 2 millones de ha). Las cifras correspondientes a China continental y la U.R.S.S. son sólo estimaciones.

FIGURA 3. - Rehabilitación de dunas arenosas: cinturón protector de árboles (Pinus radiata) en Waitarere, Nueva Zelandia. En esta duna arenosa, se sembró barrón antes de plantar los árboles. El cinturón arbóreo protege las tierras adyacentes dedicadas a la agricultura. FOREST SERVICE-JOHNS, NUEVA ZELANDIA

FIGURA 4. - Plantaciones recientes de pinos en la zona montañosa de Ukaguru, Tanzania. En las laderas superiores se ha dejado un rodal de bosque indígena con fines de protección. FOREST SERVICE-COLE, E.U.A.

GÉNEROS Y ESPECIES PRINCIPALES

En las subsecciones siguientes, las cifras se refieren solamente a bosques artificiales acerca de los cuales se han comunicado cifras. El cuadro da la composición por especies y la distribución por clases de edad, siendo por necesidad incompleto, y puede estar muy lejos de ser representativo del verdadero panorama mundial que surgiría si se pudieran analizar todas las regiones. No obstante, merece la pena analizar los datos existentes; quizá ello estimule a seguir recogiendo información.

FIGURA 5. - Plantaciones de recreo: plantación de sequoias de California en el bosque Whaka, Nueva Zelandia. Los árboles han alcanzado, en 60 años, una altura de casi 60 metros. El lugar está consagrado a la memoria de los soldados de las dos últimas guerras mundiales. FOREST SERVICE-JOHNS, NUEVA ZELANDIA

FIGURA 6. - Hilera de tecas plantadas en el distrito de Yei, Ecuatoria, Sudán, para dar sombra al camino. DÉPARTEMENT DE FORÊTS, SUDAN

La composición de los bosques artificiales por especies de coníferas y frondosas en cada región es, aproximadamente, la que se indica en el Cuadro 2.

CUADRO 2. - COMPOSICIÓN DE LOS BOSQUES ARTIFICIALES

 

Coníferas

Frondosas

No diferencias

Total

...Millares de ha...

Europa

4 913

1 213

878

7 004

América del Norte

9 819

829

-

10 648

U.R.S.S.

-

-

-

-

Cercano Oriente

4

42

-

46

Africa

675

1 036

-

1 711

América Latina

494

979

-

1 473

Asia

7 144

5 008

-

12 152

Australasia

723

44

-

767

TOTAL

23 772

9 151

878

33 801

El Cuadro 2 muestra que el grupo de especies más ampliamente plantado es el de coníferas. Estas comprenden en total el 70 por ciento, aproximadamente, de las plantaciones reseñadas. Las mayores porporciones se hallan en las regiones templadas septentrionales de Europa y Norteamérica y en Australasia. En las zonas más cálidas de los trópicos y subtrópicos, las especies predominantes son las frondosas, pero en Africa las coníferas casi las igualan; esto se debe en gran parte a la extensiva plantación de coníferas en Sudáfrica y en el Africa oriental y central. Existe la tendencia en muchos países al aumento de la proporción de las coníferas.

Con referencia a las especies, las coníferas más importantes son:

En las zonas más frías:

Pinus sylvestris, P. koraiensis, P. tabulaeformis, P. massoniana, Pitea sitchensis, Pseudotsuga menziensii y Larix spp.

En las zonas más cálidas:

Pinus radiata, P. patata, P. pinaster, P. elliottii, P. merkusii y Araucaria spp.

Es evidente la gran preponderancia de pinos.

Los principales géneros y especies de frondosas son: el eucalipto (principalmente E. globulus, E. camaldulensis, E. saligna grandis), los chopos (especialmente P. nigra y P. deltoides), el zarzo (Acacia mearnsii) y la teca (Tectona grandis). Los más extensos son, probablemente, los eucaliptos.

FIGURA 7. - Estanque agrícola en el Condado de Henderson, Estado de Illinois (Estados Unidos): 2,5 hectáreas de agua rodeadas de 1 hectárea de rosa multiflora y de 4.500 pinos plantados seis años antes. Los árboles plantad os contribuyen a evitar la erosión y el escurrimiento rápido de agua. WILLAN

DISTRIBUCIÓN POR CLASES DE EDAD

En todas las regiones, las plantaciones de coníferas son en su mayor parte menores de 20 años y, en casi todos los países, suelen tener menos de 10 años. Australasia y Europa son dos importantes excepciones a esto; en Australia, la proporción inferior a 10 años es sólo del 30 por ciento, aproximadamente, y en Europa, alrededor del 50 por ciento.

Por lo que se refiere a las plantaciones de frondosas, el panorama es análogo. Sólo en Australasia, en Europa y en América del Norte existen proporciones importantes mayores de 20 años; en Australasia, la proporción es del 70 por ciento, aproximadamente, y en Europa y América del Norte, del 30 por ciento.

El cuadro general presenta, pues, una preponderancia de plantaciones jóvenes.

RITMO DE CRECIMIENTO; ROTACIONES

El ritmo de crecimiento de los bosques artificiales varía enormemente, como es lógico, según las especies, la estación, las precipitaciones, la temperatura, la duración de la temporada vegetativa y otros factores. Pueden citarse algunas series de cifras, sin embargo, para dar una indicación aproximada del rendimiento relativo de los varios grupos por especies en regímenes climáticos diferentes.

Por lo que se refiere a las plantaciones de coníferas, los siguientes incrementos medios anuales (IMA) resultan razonablemente representativos:

1. En zonas templadas del norte y en los países mediterráneos con una estación veraniega seca pronunciada: IMA 2-5 m³/ha/año (en condiciones excepcionalmente favorables, se han logrado IMA de 10-20 m³/ha/año)

2. Trópicos y subtrópicos: IMA 15-30 m³/ha/año.

Por lo que se refiere a especies de frondosas, el panorama es muy similar, analizándose los mayores incrementos en los trópicos y subtrópicos. Algunas cifras representativas son:

Frondosas de más rápido crecimiento, como los eucaliptos y álamos, 20-30 m³/ha/año. (en estaciones excepcionalmente buenas o bajo riego pueden lograrse hasta 40 m³/ha/año. Frondosas de rápido crecimiento, tales como Gmelina y Maesopsis eminii, 10-15 m³/ha/año. Teca, 6-10 m³/ha/año.

Un punto que muestra el análisis de las cifras detalladas es la gran variabilidad de crecimiento de la misma especie, que resulta de las diferentes condiciones de las estaciones. En las condiciones mejores, los incrementos, tanto en altura como en volumen, pueden ser tres o más veces mayores que en las estaciones pobres.

Estos ritmos de crecimiento permiten que las rotaciones de los montes artificiales en los trópicos y subtrópicos sean muy cortas. Por lo que se refiere a las trozas de aserrío y para chapas, las rotaciones son ordinariamente de 30 a 50 años para las coníferas, y entre 20 y 30 para las frondosas de más rápido crecimiento, tales como los eucaliptus, Gmelina y Maesopsis; en cuanto a las maderas duras más finas, como la teca y la caoba, las rotaciones son ordinariamente de 60 a 80 años. En el caso de la madora para pasta, son comunes las rotaciones de 10 a 15 años y, en condiciones óptimas, pueden ser inferiores a 10 años.

En cambio, en las zonas templadas, las rotaciones para trozas de aserrío y para chapas son ordinariamente de 50 a 100 años (coníferas) y de 120 a 150 años (frondosas); una excepción es el álamo, que se explota ampliamente en rotaciones de 15 a 30 años. Para la madera para pasta, las rotaciones son generalmente de 20 a 30 años.

FIGURA 8. - Pinus caribaea de 28 años, de origen cubano, plantado en el bosque del Estado de Banyabba, cerca de Grafton, Nueva Gales del Sur (Australia). La plantación contiene 240 troncos por hectárea, con un área basimétrica de 65 metros por hectárea, un diámetro medio de 33 centimetros y una altura media dominante de 23 metros. Volumen comercializable en pie, 180 metros cúbicos por hectárea, aproximadamente. FORESTRY COMMISSION, NUEVA GALES DEL SUR

CONCLUSIONES

Del breve resumen que se acaba de hacer del estado actual de los bosques artificiales emergen algunos rasgos interesantes.

Primeramente, puede mencionarse la alta proporción de bosques artificiales que existe en lo que pueden denominarse regiones o países más desarrollados. Incluyendo las zonas que se estiman en los países no informantes, cerca del 90 por ciento de los bosques artificiales del mundo se encuentra en países de América del Norte, Europa, la U.R.S.S., el Japón, China continental, Australasia y Sudáfrica. En muchos de estos países, los bosques artificiales deben claramente su origen a la falta de montes naturales, pero, en algunos, el origen parece atribuirse a la lejanía en que se encuentran los montes naturales de los mercados madereros principales, o a su pobreza en especies comerciales, más que a la falta absoluta de montes naturales; en otros, el origen puede atribuirse a aumentos muy rápidos en el consumo maderero y al temor de que superen la capacidad de los montes naturales en un futuro inmediato. De todos modos, como base de la opinión a menudo aducida de que los países en desarrollo tienen grandes oportunidades para crear bosques artificiales que suministren a los países más desarrollados, deben tenerse presentes la gran proporción de los bosques artificiales existentes que se encuentran en los países más desarrollados, como se evidenciará más adelante, y la enorme escala en que se proyecta continuar la plantación en dichos países.

En segundo lugar, la gran confianza en las coníferas. Un rasgo notable de la plantación en los trópicos en años recientes ha sido un impulso en la plantación de coníferas, especialmente de pinos. Esto se debe probablemente a su particular utilidad en lo que concierne a los dos principales usos futuros, a saber: trabajos de construcción y carpintería de empleo general y fabricación de pasta. Al presente, se está ensayando un amplio margen de - especies. Los eucaliptos, preeminentemente para postes y lena, se plantarían probablemente con mayor amplitud para dichos fines, incluso si los problemas de la conversión de árboles pequeños de crecimiento relativamente rápido en madera aserrada pudieran ser superados, o si pudieran utilizarse para un grupo mayor de productos derivados de la pasta.

En tercer lugar, la relativa escasez de maderas duras de calidad para muebles de alta clase o para revestimientos internos; lo que podría llamarse maderas finas. Aparte la teca, no resulta que exista una gran superficie plantada de este tipo de especies. Esto puede ser debido, en parte, a que los suministros de montes naturales bastan aún ampliamente, pero es probable que sea también debido a las rotaciones largas que son generalmente necesarias para este tipo de madera, que hacen menos atractiva la plantación. Otra razón, en el caso de Meliaceae y Chlorophora, es una de las limitaciones impuestas por el barrenillo de los brotes y la agalla causada por Phytolyma.

En cuarto lugar figura la alta proporción de las plantaciones de menos de 10 años. En el conjunto acumulado de cifras mundiales dadas a conocer, más de la mitad, tanto de las coníferas como de las maderas duras, se encuentra en esta categoría. La mayor parte de éstas no cabe duda que corresponden a cultivos de rotación corta para madera para pasta y corteza tánica, pero, por lo que se refiere a la madera de sierra y para chapas, es evidente que la aportación de los bosques artificiales a las necesidades mundiales seguirá siendo escasa durante muchos años.

En quinto lugar está el alto porcentaje de crecimiento que puede lograrse ordinariamente con las plantaciones y su gran variabilidad, según las diferentes condiciones de las estaciones. En condiciones favorables, el porcentaje de incremento de las plantaciones, fuera de las partes más frías de las zonas templadas, supera, en general, considerablemente el de los montes naturales; por ejemplo, en los trópicos no son infrecuentes los incrementos en volumen de las plantaciones diez veces mayores que los de los montes naturales no mejorados, e, incluso con tratamiento silvícola, no es probable que los montes naturales alcancen iguales porcentajes que los plantados. En las regiones más frías, las plantaciones proporcionan muchas menos ventajas o ninguna en este respecto.

Como se ha indicado, sin embargo, estos porcentajes de crecimiento varían muchísimo según las estaciones, algunas veces hasta 3:1. En cierta medida, esto puede ser un reflejo de la expansión de las plantaciones en una mayor diversidad de estaciones, tendencia surgida en años recientes, al quedar plantadas las estaciones más favorables. Cualquiera que sea la razón, sin embargo, clara es la moraleja: es esencial una selección muy cuidadosa del lugar de la plantación. Probablemente, no es injusto decir que se ha dedicado a este problema una atención insuficiente, en el pasado, en la mayor parte de los países.

Dichos altos porcentajes de incremento, además de las evidentes ventajas en términos de producción de volumen, pueden constituir otras ventajas importantes, en particular en los trópicos, respecto de la supresión temprana de malas hierbas, lo que supone una reducción en los costos de establecimiento y cuidados culturales, pero, por otra parte, también pueden dar lugar a considerables variaciones en la calidad de la madera.

En este aspecto, el resultado puede ser un beneficio mitigado. No se conocen aún bastante los efectos del incremento rápido de las diferencias de estaciones sobre la calidad de la madera; deberá tenerse en cuenta, en el trazado de las políticas de plantación, la posibilidad de que la calidad de la madera de plantación difiera de la de las mismas especies en masas naturales, o en su propio habitat. Corrientemente esto supone un programa de ensayo de madera en una etapa del proyecto tan temprana como sea posible.

Esto es lo que se puede decir en la fase actual de los bosques artificiales. Con esto como antecedente ¿cuál será su papel en el futuro y su probable tendencia evolutiva?

Dos factores que dominan ampliamente estos problemas son:

1. la futura estructura y la escala de consumo de madera
2. la medida en que pueden conseguirse estas provisiones partiendo de los montes naturales.

FIGURA 9. - Vivero de pinos en Margarita, Sierra de Cajálbana, provincia de Pinar del Río (Cuba). DEPARTAMENTO FORESTAL, CUBA

Evolución futura de los montes artificiales

LA FUTURA ESTRUCTURA DEL CONSUMO DE MADERA

La tendencia del futuro consumo maderero mundial ha sido expuesta con todo detalle en el documento de la FAO La madera: Tendencias y perspectivas mundiales (FAO 1966a), y sólo se reseñan aquí los rasgos principales que pueden afectar al trazado de la política referente a los bosques artificiales.

Primeramente figuran los cambios cuantitativos. Hacia 1975 se espera que el mundo utilizará unos 560 millones de m³ más de madera que en 1960/61. De éstos, unos 450 millones de m³ serán de madera industrial. En conjunto, se espera que el consumo de madera industrial se eleve de 1.000 millones de m³ en 1960/61 a cerca de 1.500 millones de m³ en 1975.

Regionalmente, se espera que los incrementos sean los que figuran en el Cuadro 3.

CUADRO 3. - INCREMENTOS PROYECTADOS EN EL CONSUMO DE MADERA INDUSTRIAL ENTRE 1960/61 Y 1976

 

Incremento absoluto

Porcentaje de incremento del consumo actual (1960/61)

Millones de m3

Por ciento

Asia-Pacífico

141

70

Europa

100

45

América del Norte

89

26

U.R.S.S.

62

25

América Latina

39

80

Africa

15

50

Teniendo en cuenta que se espera que el Japón y la China continental consuman más de 90 millones de m³ del incremento proyectado en la región de Asia-Pacífico, los mayores incrementos absolutos se producirán en los países más desarrollados. Con relación al consumo presente, sin embargo, los mayores cambios tendrán lugar en las regiones menos desarrolladas, que abarcan las zonas tropicales y subtropicales del mundo. Además, estos ritmos de cambio se han acelerado muchísimo desde hace uno o dos decenios.

En segundo lugar están los cambios en el uso. En este sector, el rasgo más sobresaliente es el aumento en el uso de madera para pasta. De los 450 millones de m³ de madera adicional necesaria en 1975, se espera que poco más de la mitad, es decir, 231 millones de m³ se necesitarán para la fabricación de pasta. El incremento siguiente corresponderá a la madera aserrada, cuyas necesidades de madera en rollo se espera que aumenten en 141 millones de m³ El resto, a saber, 78 millones de m³ se necesitarán para paneles a base de madera (incluidos los contrachapados y los tableros de partículas de diferentes clases, pero excluidas las chapas). El uso de madera industrial en rollo (postes, pilotes para cercas, madera para minas, etc.) se espera que disminuya en unos 3 millones de m³ en conjunto, pero esto se deberá principalmente a la disminución en los países más desarrollados; en los menos desarrollados, habrá pequeños incrementos.

Con relación al actual consumo, los usos que están aumentando más rápidamente son los paneles a base de madera y la fabricación de pasta, espérandose que el consumo de madera en rollo para ambos usos sea más del doble en 1975, en tanto se espera que el consumo de madera aserrada aumente sólo en un tercio aproximadamente.

Sobre una base geográfica, los rasgos salientes de estos cambios se espera que sean los que figuran en el Cuadro 4.

El Cuadro 4 indica nuevamente que, aunque los mayores incrementos absolutos en cada uso se registrarán en los países más desarrollados, los ritmos mayores de incremento se registrarán en los menos desarrollados.

Con relación a la producción de madera en bruto, la estructura futura de las necesidades madereras será tal que:

1. La mayor parte de la madera extra necesaria (cerca de los dos tercios) será destinada a la elaboración industrial, a saber, pasta y paneles, lo que se hace normalmente en gran escala y para lo cual las necesidades primordiales son maderas de características de elaboración uniforme, disponibles en grandes cantidades y baratas. Las trozas de gran tamaño y de buena forma constituirán exigencias poco importantes, pero la disponibilidad y la facilidad de extracción serán de la mayor importancia.

2. La mayor parte de la madera extra necesaria será destinada al uso de los países más desarrollados.

3. La madera tendrá que ser de rápido crecimiento, debido a la velocidad con que aumenta la demanda.

4. El incremento más rápido, aunque no el mayor en términos absolutos, se registrará en los países menos desarrollados, principalmente de los trópicos y subtrópicos.

FIGURA 10. - Riego por aspersión en el vivero de Bukuru (Nigeria). Cada aspersor tiene un radio de más de 12 metros. En el fondo se ven plantitas de eucalipto que crecen en macetas de politeno. En primer término, una máquina para la aplicación de fertilizantes. WIMBUSH

CUADRO 4. - INCREMENTOS PROYECTADOS DE MADERA INDUSTRIAL POR REGIÓN Y USO, EN MILLONES DE METROS CÚBICOS, EQUIVALENTE EN MADERA EN BOLEO

 

Trozas aserradas

Paneles

Productos de pasta

+

Por ciento1

+

Por ciento1

+

Por ciento1

Europa

16

11

21

169

76

121

U.R.S.S.

19

12

19

542

32

332

América del Norte

23

15

22

60

51

51

América Latina

22

100

2

200

12

15

Africa

6

75

2

200

4

183

Asia - Pacifico

55

61

12

260

56

200


141

78

231

1 Las cifras de esta columna son el cambio en porcentaje relativo al consumo actual.

Lo antedicho da el esquema de la situación hasta 1975. Las proyecciones ulteriores efectuadas por la FAO hasta 1985 (FAO 1966b) indican que las demandas de madera industrial en 1985 serán mayores en un tercio que las de 1975. En tanto ésta puede ser una previsión suficien teniente anticipada para la planificación y el crecimiento de los suministros de madera para pasta, por lo que se refiere a la producción de madera de sierra hace falta un pronóstico de las necesidades a más largo plazo. Dicho pronóstico debería cubrir, por lo menos, la rotación necesaria para producir trozas de aserrío. Desgraciadamente, existen insuficientes pronósticos a largo plazo que proporcionen un cuadro de las perspectivas de la demanda mundial, por ejemplo, hasta fines del siglo, que se necesitan urgentemente. Entre tanto, a falta de ellos, sólo se puede aventurar que no existe razón para suponer que la tendencia del consumo maderero más allá de los 20 ó 25 años después de 1975, difieran mucho del consumo pronosticado para los años hasta 1975.

MEDIDA EN QUE PUEDEN SATISFACERSE LAS FUTURAS NECESIDADES MADERERAS CON LOS BOSQUES NATURALES

Un primer recurso evidente, por lo que se refiere a satisfacer dichas futuras necesidades madereras, es el de los montes naturales. Existen aún superficies muy grandes de montes naturales disponibles en el mundo, pero no están absolutamente bien distribuidas en cuanto a los principales centros de consumo o de elaboración de la madera. En general, las principales concentraciones aún no explotadas de montes naturales son:

1. los montes de coníferas en el nordeste de la U.R.S.S., en el noroeste de América del Norte y en México;

2. los montes mezclados mesofíticos tropicales de la cuenca del Amazonas, en América Latina, la cuenca del Congo, en Africa occidental, y partes del Asia sudoriental e insular.

Las grandes zonas de montes xerofíticos tropicales existentes no se cuentan en los que se mencionan más arriba como fuente potencial de madera industrial, debido a que contienen pocas especies corrientemente utilizables para dichos fines.

Excluyendo las principales zonas de reserva arriba mencionadas, se supone que la mayor parte de los países tendrán que enfrentarse de aquí a 10 ó 20 años con una escasez de madera industrial de sus montes naturales. Por ejemplo, se supone que Europa noroccidental, los Estados Unidos de América y el Japón se convertirán todos en zonas madereras deficitarias hacia 1975, o poco después, y lo mismo se aplica a muchos países tropicales que constituyen aún zonas apreciables de monte alto.

Si la madera industrial extra que se necesite ha de ser suministrada por los montes naturales, parece probable que una gran parte de la misma tenga que proceder de aquellas importantes zonas de reservas.

Los montes de coníferas septentrionales están bien provistos de especies madereras y con propiedades para dicho fin, y el principal factor limitativo es probablemente hasta qué punto resulta económico abrir dichas zonas remotas. Supeditado a ello, podría disponerse de suministros adicionales muy importantes procedentes de dichos montes.

Los montes tropicales, por otra parte, si bien sometidos a limitaciones de acceso, también loestán a algunas importantes limitaciones en cuanto a calidad o composición.

En breve, pueden resumirse como sigue:

1. gran diversidad de especies, con muchas diferencias de propiedades y características de elaboración;

2. importante proporción de especies con cualidades o propiedades de elaboración adversas;

3. en general, densidad relativamente baja de pies utilizables por unidad de superficie;

4. en general, baja producción en volumen por unidad de superficie.

Estas características se amplían en la nota de secretaría (FAO, 1967). El efecto de las mismas en el estado actual de la tecnología es limitar el papel productivo de dichos montes, principalmente por lo que se refiere a los suministros de madera para aserrado, chapas y manufactura de paneles-a base de madera, y especialmente el suministro de maderas de más alto valor respecto de las cuales la baja densidad de las masas no es ya un obstáculo económico para la explotación. Son raramente adecuadas para la fabricación de pasta, pero los adelantos en las técnicas de elaboración podrían, naturalmente, modificar esta situación de manera importante. Algunas de las características desfavorables de utilización podrían ser mejoradas mediante un tratamiento silvícola, pero este tratamiento tardará inevitablemente en producir resultados y, según la experiencia actual, no dará seguramente resultados suficientes, ni en cuanto a velocidad ni en cuanto a volumen de producción, para mantenerse al ritmo de las demandas crecientes pronosticadas para la madera industrial.

No obstante, estos montes pueden desempeñar un papel importante en el suministro de madera para aserrado, chapas y paneles a base de madera, en particular las maderas duras de alta calidad, y sus posibilidades en estos aspectos no deben ignorarse. Habrían de considerarse más bien como auxiliares útiles en el desarrollo de la producción maderera y, en consecuencia, deberían aplicarse medidas para incrementar su producción. Dicho de otra forma, la producción de los montes naturales y de los artificiales debería considerarse como complementaria, concepto que debe expresarse, en forma apropiada, al trazar las políticas. En este aspecto, es también importante recordar que el mejoramiento silvícola de los montes naturales es de costo bajo si se compara con las plantaciones, y puede financiarse a menudo con los ingresos y, en consecuencia, los costos por unidad de madera producida pueden ser comparables. Van Migroet (1967b) ha señalado algunos ejemplos de los riesgos que implica la conversíon arbitraria e indiscriminada en bosques artificiales.

PROGRAMAS DE REPOBLACIÓN FORESTAL EN RELACIÓN CON LAS ECONOMÍAS NACIONALES

El objetivo principal de los programas de repoblación forestal es, en la gran mayoría de los casos, la producción de madera; pero pueden, naturalmente, emprenderse también con fines de protección. En esta subsección sólo se considerará el papel de la producción maderera; el papel protector, por ejemplo, la conservación del suelo, del agua y de la vida silvestre, o el aspecto recreativo, se examinan separadamente en el Capítulo IV.

FIGURA 11. - Vivero Nthungwa en la meseta de Vipya (Malawi). Es el mayor los viveros que abastecen el plan Vipya de obtención de pasta de madera; en 1967 contenía 3,5 millones de repicados entubados de Pinus patula. FOOT

Oportunidades para programas de repoblación forestal

Las dos secciones precedentes han mostrado que la mayor parte de la madera extra que el mundo necesitará será para la elaboración industrial en gran escala, por ejemplo, la fabricación de pasta y de paneles a base de madera y que, fuera de ciertas partes de las zonas templadas septentrionales, los montes naturales existentes, en su mayor parte, no es probable que proporcionen fuentes del todo satisfactorias de madera de este tipo; en algunos casos, habrá deficiencias en la cantidad o en la accesibilidad y, en otros, deficiencias de calidad.

Los bosques artificiales, por otra parte, son particularmente adecuados para la producción de esta clase de madera. Ofrecen perspectivas de suministro de madera en bruto apropiada, o de calidad y características de elaboración más o menos uniformes, producida en gran cantidad cerca de los principales centros de elaboración o consumo y, en las zonas más cálidas del mundo, perspectivas de muy rápida producción de tal clase de madera.

Presentan también ciertas desventajas. Son de producción relativamente costosa en términos de inversión de capital, y están sujetos a riesgos considerables provocados por enfermedades, ataques de insectos y daños causados por incendios o vientos muy fuertes. Por lo que se conoce actualmente, muchas zonas, en donde la plantación es relativamente nueva, son quizás las más propensas a padecer, como productores de madera y en mayor grado que los montes naturales, las consecuencias de una falta de conocimiento y de técnicas sobre su creación y cuidado.

Estas desventajas no son, afortunadamente, insuperables y, en vista de la estructura de las futuras necesidades madereras y de los recursos forestales naturales disponibles, las oportunidades de crear montes artificiales parecen ser grandes. En realidad, se necesitará un programa considerable de repoblación forestal si las previstas necesidades madereras del mundo han de satisfacerse dentro del tiempo disponible.

En vista de:

1. el rápido incremento en el ritmo de consumo maderero, que está previsto en la mayor parte de los países tropicales y subtropicales;

2. el rápido volumen de producción alcanzado por las plantaciones en dichos países;

3. en muchos casos, la disponibilidad de tierras que no sustentan montes abundantes, y los costos relativamente bajos de crear y cuidar plantaciones en dichas condiciones,

se concluye que existen oportunidades favorables para la creación de bosques artificiales en las zonas tropicales y subtropicales. Hasta cierto punto, sin embargo, dichas oportunidades estarán limitadas por el hecho que, en volúmenes absolutos, la mayor cantidad de madera extra se necesitará en los países más desarrollados de las zonas templadas.

Contribución de los bosques artificiales a las economías nacionales

Los bosques artificiales pueden contribuir a las economías nacionales en los modos siguientes:

1. aliviando las deficiencias madereras y sustituyendo las importaciones de madera y productos madereros;

2. mediante las ganancias de las exportaciones de productos forestales;

3. proporcionando una base para el establecimiento de transformación maderera;

4. proporcionando empleo;

5. sometiendo las tierras de baja productividad a un uso más productivo;

6. incrementando los ingresos imponiendo gravámenes sobre los beneficios de la industria y del empleo basados en los bosques artificiales.

Algunos ejemplos de su contribución en estos respectos en ciertos países han sido dados por Brown (1967), Mostyn (1967), Groulez (1967) y Zaman (1967).

En general, su principal contribución en la mayor parte de los países ha sido la de aliviar la escasez maderera y reducir las importaciones. Los datos son algo escasos, pero, por ejemplo, en Sudáfrica, Nueva Zelandia y Chile, los bosques artificiales producen ahora más de la mitad de las necesidades madereras de dichos países y, en otros, por ejemplo, Australia, Kenia y Rhodesia, la proporción es importante. A medida que maduren los planes de plantación, un mayor número de países obtendrá de los bosques artificiales una gran parte de sus necesidades madereras, y es probable que esta tendencia continúe su expansión, ya que la mayoría de los países parecen perseguir políticas de autosuficiencia en cuanto a la madera.

Se cree que las ganancias debidas a la exportación han surgido en la mayor parte de los casos como fase secundaria derivada del caso tratado en (1). La creación de bosques artificiales destinados principalmente a la exportación ab initio parece haber sido relativamente poco frecuente hasta el momento actual, pero, últimamente, ha habido una tendencia a hacerlo. Esta tendencia se ha mostrado hasta ahora principalmente en los países menos desarrollados, que padecen de problemas de balanza de pagos, y está basada sobre todo en la iniciación de exportaciones de productos de la pasta o del papel. Ejemplos de lo que puede lograrse en el campo de la exportación son las cifras referentes a Sudáfrica, Nueva Zelandia y Chile, que registran ganancias procedentes de la exportación de 21 millones de dólares estadounidenses (1965), 24 millones (1960) y 11 millones (1965) respectivamente. Entre los países menos desarrollados, algunas zonas en Africa central y oriental parecen ofrecer posibilidades de ganancias debidas a la exportación.

Por lo que se refiere a los tipos de producción de exportación, la madera despiezada es actualmente uno de los principales, pero es probable que se vea desplazada en lo futuro por los productos de pasta y papel, en cuanto se reúnan las condiciones para su fabricación, en parte debido a las demandas rápidamente crecientes de estos productos, y también a que son de valor mucho mas alto.

El establecimiento de industrias basadas en plantaciones se ha producido hasta ahora principalmente en los países más desarrollados. Esto era de esperar, pero, en años recientes, las posibilidades se han comprendido bastante mejor en muchos países en vías de desarrollo y existe generalmente gran interés y actividad en este aspecto. Uno de los problemas más difíciles con que se enfrentan los que trazan las políticas es el de la oportunidad, a saber, juzgar el momento en que será oportuno emprender programas de plantación para este fin. Otro es el de la coordinación regional, por ejemplo, cuando sólo existe margen, en el sentido económico, para una o muy pocas fábricas de elaboración en la región.

La creación de empleo puede ser una contribución importante en países con un número considerable de personas sin tierra o desocupadas. Pero este beneficio no debería sobrestimarse ni es siempre un bien necesariamente. Por ejemplo, la presión para reducir costos o para completar las operaciones silvícolas, dentro de un programa de tiempo limitado, puede impulsar a los ordenadores forestales a mecanizar las operaciones lo más posible. Análogamente, la creación de industrias basadas en las plantaciones es probable que extraiga mano de obra a favor de la industria y, aunque esto puede constituir una neta ganancia en el empleo, en el complejo conjunto, el aspecto forestal puede quedar perjudicado por falta de mano de obra.

El uso más productivo de tierras de baja productividad puede ser una contribución importante, siempre que sean favorables otras condiciones, tales como la accesibilidad y los mercados para los productos forestales. Son ejemplos la repoblación forestal, en los trópicos, de las tierras de pastos y los bosques sabaneros, que, por otra parte, sólo podrían mantener un escaso número de reses mediocres o una dispersa agricultura de subsistencia y, en las zonas templadas, la repoblación forestal de las colinas de terrenos de pasto.

FIGURA 12. - Vivero regado por aspersión para el cultivo de pinos en Nattbergsheden, Suecia septentrional. JUNTA NACIONAL DE BOSQUES Y TIERRAS DE: LA CORONA, SUECIA

Papel del gobierno y de otros organismos

Hasta ahora, los organismos principalmente responsables de la creación y ordenación de los bosques artificiales han sido los gobiernos, nacionales o estatales (o provinciales), y los plantadores industriales y privados. En el Cuadro 5 se dan algunos ejemplos de las superficies relativas plantadas por varios organismos.

CUADRO 5. - PORCENTAJE DE LA SUPERFICIE PLANTADA POR VARIOS ORGANISMOS


Año

Estatal

Comunal

Industrial

Privado

Australia

1965

75

1

16

8

Nueva Zelandia

1965

52

4

27

17

Malawi

1962-63

65

3

-

32

Chile*

1966

10

-

90

Estados Unidos

1966

35

5

60

Rhodesia

1964

13

3

84

Zambia*

1965

95


5


* Estimaciones no oficiales. Eu estimación oficial referente a los Estados Unidos en 1952 fue:


Por ciento

Estatal

47

Comunal

5

Industrial y privado

48

Esto ilustrará la parte preponderante desempeñada por los gobiernos hasta el momento actual, pero las cifras son muy escasas y el cuadro general puede ser algo diferente. Es probable que en muchos países no se disponga de cifras fidedignas referentes a las plantaciones privadas.

Es notable la corta proporción plantada por los organismos comunales y puede reflejar una falta de atención, por parte de dichos organismos, acerca de los beneficios que pueden obtenerse de la repoblación forestal en la tierra que controlan.

FUTUROS PROGRAMAS DE PLANTACIÓN

Las zonas que los países esperan plantar durante el período 1965-85 se indican en el Apéndice 6, Cuadro 2. Debe observarse que no todos los países informantes estaban preparados para pronosticar los planes de plantación hasta 1985. El Cuadro 6 está basado, por tanto, en un número de países menor que los que suministraron datos acerca de la superficie presente (1965) de bosques artificiales. Comprende los 59 países utilizados para la preparación de las figuras 1 y 2 del Apéndice 7, además de algunos datos tardíos adicionales.

Se espera, pues, que la superficie de los bosques artificiales en dichos países aumente en 43 millones de hectáreas, aproximadamente, en los próximos 20 años.

CUADRO 6. - COMPARACIÓN DE NOS BOSQUES ARTIFICIALES EN 1965 Y 1985 EN CIERTOS PAÍSES INFORMANTES

 

1965

1985

Proporción 1985/65

Millones de hectáreas

Africa

1,7

4,4

2,6

Asia

10,9

22,6

2,1

Australasia

0,8

1,8

2,3

Europa

6,7

13,0

1,9

América Latina

1,3

5,6

4,3

Cercano Oriente

0,05

0,16

3,2

América del Norte

10,6

27,8

2,6


32,05

75,36

2,3

La cifra total referente a todos los países puede ser mucho mayor. Hasta donde lo indican las cifras dadas a conocer, el incremento se repartirá regionalmente como se indica en el Cuadro 7.

CUADRO 7. - INCREMENTO REGIONAL PROYECTADO EN LA SUPERFICIE DE BOSQUES ARTIFICIALES EN CIERTOS PAÍSES INFORMANTES

 

Superficie

Millones de hectáreas

Africa

2,7

Asia

11,7

Australasia

1,0

Europa

6,3

América Latina

4,3

Cercano Oriente

0,1

América del Norte

17,2

Puede observarse que el incremento total planeado para las regiones más desarrolladas de América del Norte, Europa, Australasia y el Japón supera con mucho el proyectado para el resto de las regiones.

Sobre base regional, los ritmos de incremento proyectados son notablemente coherentes, con excepción de América Latina. El ritmo de incremento proyectado en esta región para los próximos 20 años, con 4,3 veces la superficie de 1965, es alto, y puede ocurrir que este ritmo sea demasiado optimista.

Asimismo, el examen en detalle de las cifras por países indica que algunos han proyectado incrementos extremadamente rápidos. En muchos países se planean para los próximos 5 años incrementos de 10 o más veces el volumen actual de plantación. En la mayor parte de los casos, se trata de países que sólo tienen pequeños programas en vigor actualmente. Puede esperarse que dichos incrementos provoquen graves tensiones en la organización ejecutiva. En contraste, puede observarse que la mayor parte de los países que ya tienen grandes zonas de bosques artificiales tienden a continuar plantando aproximadamente al mismo ritmo que en un pasado inmediato.

Es cierto que la producción de los montes artificiales se está incrementando muy rápidamente, pero, debido a la falta de datos, no es posible dar estimaciones precisas de cuál puede ser la producción futura, en volumen. Puede, sin embargo, hacerse una determinación muy arbitraria, sobre la base de los datos y de los programas hasta ahora reseñados. Se ha intentado hacerlo en el Apéndice 3, según el cual puede verse que no es probable que las actuales zonas de plantación suministren más de la mitad del incremento futuro en la demanda de madera industrial. Los supuestos en que esto se basa son tan inciertos, sin embargo, que constituyen apenas una conjetura, pero se ha pensado que sería interesante incluirla como apéndice, aunque sólo sea para indicar la situación que se deduce de la información disponible hasta ahora y para subrayar las lagunas existentes.

FIGURA 13. - Plantación en un bosque tropical desbrozado: plantas de Pinus caribaea var. hondurensis, de ocho meses, cultivadas en una estación infestada por la rastrera Mikania cordata en la reserva forestal de Ulu Langat, Selangor (Malasia). La zona ha sido desbrozada a mano. FOREST RESEARCH INSTlTUTE, MALASIA

FIGURA 14. - Estación análoga a la de la Figura 13, pero en la que se ha utilizado un herbicida (U-16D) para eliminar la maleza. FOREST RESEARCH INSTlTUTE, MALASIA

CONCLUSIONES

El anterior examen, aun siendo fragmentario e incompleto, señala las conclusiones siguientes:

1. Es probable que los bosques artificiales estén llamados a suministrar una parte significativa de la madera industrial adicional necesaria en el mundo de los 20 ó 30 próximos años. Para este fin, ofrecen importantes ventajas, especialmente en lo que se refiere a la producción de materias primas para elaboración en gran escala, tal como la madera para pasta.

2. Las oportunidades para el desarrollo de los bosques artificiales son particularmente favorables en los trópicos y subtrópicos debido: (a) a los rá pidos ritmos de incremento en el consumo de madera que se esperan en dichas zonas; (b) a las superficies relativamente pequeñas existentes de montes altamente productivos; y (c) a los rápidos ritmos de crecimiento que alcanzan las plantaciones en los trópicos y subtrópicos.

3. En casi todos los países, los bosques artificiales pueden contribuir de manera importante a la economía nacional, reduciendo las importaciones de madera, mediante las ganancias de las exportaciones, creando una base para el establecimiento de industrias de elaboración de la madera y proporcionando empleo. En los países menos desarrollados, que carecen de otros recursos y que necesitan urgentemente mejorar su balanza de pagos y aumentar sus niveles de vida, estas contribuciones pueden ser muy valiosas y constituyen un argumento poderoso para incluir la repoblación forestal en los planes nacionales de desarrollo. Desgraciadamente, los beneficios que se derivan de los programas de repoblación forestal no siempre se aprecian suficientemente, en especial en los países que tienen importantes reservas de montes naturales y modestos recursos para la inversión. Existe, por tanto, políticasuna gran necesidad de contar con información completa sobre la contribución, tanto económica como social, de los bosques artificiales a las economías nacionales.

4. Las políticas y programas de plantación deben basarse en una apreciación firme de lo que es la asignación máxima de los recursos de un país a los varios sectores de desarrollo. Esto es, en el caso de programas estatales, deben considerarse en relación con otras opciones de inversión abiertas al gobierno; en particular, la doctrina de la autosuficiencia, que aparece como un principio fundamental de muchas de dichas políticas, exige un examen critico.

5. Es deseable que las políticas de plantación, en ciertas circunstancias, se coordinen sobre una base regional o interterritorial. Dichas circunstancias existen cuando los programas de plantación están considerarados por países vecinos para servir como bases a las industrias forestales y cuando existe el peligro de proliferación de unidades antieconómicas.

6. Los incrementos muy rápidos en el ritmo de plantación que se proponen en algunos países plantean considerables riesgos, a menos que exista una base adecuada de conocimiento investigativo y una organización ejecutiva experimentada para la aplicación del programa. En tanto no existan estas condiciones, sería prudente evitar aumentos muy rápidos en el ritmo de plantación.

7. Uno de los factores clave para lograr la realización eficiente de los programas de plantación es la capacitación. En muchos países ésta es deficiente, en particular en el grada técnico y en los niveles del trabajador forestal y forestal-industrial. Una de las primeras necesidades en tales países es el establecimiento de centros de capacitación en dichos niveles. Es posible que en algunos casos se puedan establecer con carácter regional.

8. Los efectos desconocidos sobre las propiedades de la madera que, como la experiencia muestra, pueden acompañar al crecimiento muy rápido, o la introducción de especies en nuevos ambientes, aconsejan precaución al formular programas de plantación, hasta que dichos efectos se hayan evaluado. Es muy conveniente que se ensaye la madera crecida en las condiciones ya referidas, con vistas a los usos finales previstos, tan pronto como sea posible en el programa.

9. La gran expansión de los bosques artificiales, que hoy se proyecta para 1985 hasta una superficie 2,3 veces superior a la dada a conocer actualmente, exigirá que la repoblación forestal se extienda a un radio más amplio de estaciones que las plantadas hasta ahora; en general, los forestales pueden esperar tener que plantar estaciones de calidad deficiente. Esto planteará bastantes dificultades en muchos casos y producirá grandes variaciones en cuanto a rendimiento. Será por tanto necesario que los planificadores dediquen más atención a la elección de las estaciones y sean más selectivos al elegir el lugar de las mismas de lo que ha sido la práctica hasta ahora.

10. La mayor parte de la plantación hasta el momento actual parece haber sido de maderas de empleo general y de madera para pasta y otros fines análogos; en comparación, se han plantado pocas maderas duras de alta calidad, aparte la teca. Continuará probablemente la demanda de made ras duras de alta calidad y, en vista de la posibilidad de que los suministros de los montes naturales resulten escasos y más inaccesibles, surge la cuestión de si debiera emprenderse la plantación de maderas duras de más alta calidad, a pesar de sus evidentes desventajas económicas.

11. Es probable que los costos de producción de los bosques artificiales estén sometidos a presión creciente y que se exijan mayores rendimientos, así como métodos de plantación, cuidados culturales y explotación cada vez más económicos. Esto será especialmente importante en la creación y ordenación de bosques artificiales que proporcionen una base para el establecimiento de industrias de elaboración de la madera en los países menos desarrollados, en donde otros factores puedan ser adversos y hayan de tenerse plenamente en cuenta en la planificación.

12. La tendencia hacia programas de repoblación forestal integrados desde el principio con el establecimiento de industrias forestales, junto con crecientes llamamientos a fondos del Estado para otros fines, es probable que haga que los gobiernos se interesen cada vez más en que los sectores industriales y privados emprendan la repoblación forestal, por sí solos o asociados al Estado. Es probable que haya un marcado impulso, por tanto, en las políticas que tienden a alentar la inversión privada e industrial en la repoblación forestal.

FIGURA 15. - Repoblación forestal con Pinus pinaster en Porquerizas, Segovia (España). DIRECCION GENERAL DE MONTES, ESPAÑA

FIGURA 16. - Cedrela odorata de dos años y medio, en la reserva forestal de Okhessa, región centro-occidental (Nigeria). Los árboles se plantaron como cepas en un monte alto talado y no han sido gravemente afectados por el barrenillo de los brotes. Tienen de 6 a 7,5 metros de altura y un diámetro a la altura del pecho de 33 centimetros. LAMB

Papel de conservación y recreo de los bosques artificiales

GENERALIDADES

Los bosques artificiales contribuyen a la conservación del agua, del suelo y de la vida silvestre y proporcionan pastos, recreo y distracción a la comunidad y al público. Los argumentos a favor de estos aspectos y los medios con que los bosques artificiales pueden contribuir en estos terrenos se dan, con referencia especial a América del Norte, en el documento de Baton (1967).

Las crecientes presiones de la población y el deseo de la humanidad por rodearse de un ambiente de árboles y agua, en los cuales disfrutar de un ocio creciente, hacen que la conservación, en su sentido más amplio, sea más que necesaria y, como tantos montes naturales han sido destruidos, habrá de hacerse mayor uso de los artificiales.

Los medios con que esto puede realizarse son muy parecidos a los que se refieren a los montes naturales y abarcan las funciones clásicas de protección de las cuencas hidrográficas y de las zonas de captación de aguas, estabilización de los suelos, rehabilitación de las tierras que se han dejado esquilmadas, proporcionando abrigo contra los vientos y ayudando a preservar los climas locales, y ofreciendo habitat para la vida silvestre y amenidades, tales como zonas de recreo, para la humanidad.

A medida que aumenta la demanda de aprovechamiento de la tierra, resulta claro que los bosques artificiales deben crearse para servir a una diversidad de fines. El concepto de objeto exclusivo como, por ejemplo los montes para la producción y la protección, será una excepción. Al seleccionar las especies para la rehabilitación y la protección, debe atenderse a los potenciales de producción de madera, vida silvestre y aspecto estético. De manera análoga, deben considerarse las exigencias de protección o estéticas en la selección, disposición y atención de las especies destinadas a la producción. Especialmente debería ser esto cierto por lo que se refiere a las tierras públicas en las que podría aceptarse, en reconocimiento de estos otros beneficios, algo menos que la producción máxima de madera.

Al perseguir este papel de conservación, debería seguirse una política de aprovechamiento múltiple de la tierra, que tienda a conseguir la más amplia cantidad posible de beneficios. Dicha política, que de hecho se practica ahora en muchas situaciones, supone mucho más que la combinación casual de usos que han sido tradicionales.

Debe reconocerse, sin embargo, que el uso múltiple de los bosques artificiales puede dar lugar a conflictos en algunas circunstancias en que la necesidad de conservación exija modificar el papel productivo, por ejemplo, haciendo necesaria una mezcla de especies o técnicas de cuidado especiales. En muchos casos, debería ser posible conciliar estas exigencias sin detrimento intolerable para cualquiera de los otros papeles y proseguir de esta manera una política de aprovechamiento múltiple de la tierra, pero, en algunos casos, puede ser necesario optar firmemente por uno u otro.

Además, en la mayoría de los fines de conservación, los bosques artificiales no tienen ventajas particulares sobre los montes naturales o sobre los matorrales. En realidad, pueden tener inconvenientes positivos; por ejemplo, pueden ser más exigentes en cuanto a necesidades de agua, o menos eficaces en cuanto a cubierta del suelo, o menos adaptados como ambiente para la vida silvestre o para el recreo de los hombres. Todo ello, junto con sus altos costos, hace difícil justificar la creación de bosques artificiales puramente destinados a fines de conservación, excepto en los casos en que los montes naturales falten y que requiriera un largo período de tiempo volver a colonizar la zona para protegerla o para que su función protectora pudiera ser compensada en cierta medida por la producción.

Al trazar la política en cuanto al papel de conservación de los bosques artificiales, es importante tener en cuenta dichos factores y que quede claro lo que se refiere a los costes y beneficios relativos que suponen y quién debería soportarlos. Los costes de producción maderera no deberían soportar los de otros beneficios. Por otra parte, si los programas están adecuadamente planificados y coordinados, muchos de estos otros beneficios (no productivos) se acumularán con muy poco o ningún costo en el aspecto productivo. Seria inconveniente exagerar la separación de los costos y la contabilidad de los mismos, por una parte, y los beneficios, por la otra.

Sin embargo, existe la necesidad de saber la cuantía de los beneficios de conservación de los bosques artificiales, con el fin tanto de determinar su contribución total a las economías nacionales como de evaluar la razón costobeneficio de su papel conservador. En este aspecto, se debería tener en cuenta el costo de las pérdidas que resulten de las tierras erosionadas, no protegidas por montes naturales y en las que los bosques artificiales, aunque sean necesarios, no se hayan establecido.

Finalmente, un importante elemento en el fomento y comprensión de los múltiples usos es la publicidad. Los programas de publicidad en este aspecto también pueden conducir a un apoyo considerable de los montes. Los servicios de extensión son también necesarios para que la plantación en pequeña escala ayude a satisfacer demandas múltiples.

CONCLUSIONES

1. Los bosques artificiales pueden desempeñar un papel importante en la conservación y proporcionar beneficios sociales, tales como recreo y distracción.

2. La presión para el uso múltiple de los montes es probable que aumente y los forestales deberían llevar la dirección en el desarrollo de este concepto, tanto en los bosques artificiales como en los naturales.

3. Existe la necesidad, sin embargo, de una opinión clara acerca de cuál deba ser el concepto que se aplique en la determinación de lo que un país puede permitirse dedicar a la repoblación forestal, para este fin, en relación con las demás necesidades de sus recursos.

4. La información cuantitativa sobre los beneficios de conservación que han de derivarse de los bosques artificiales es escasa, y resulta necesario seguir investigando este aspecto.

5. El apoyo para el aprovechamiento múltiple y para la silvicultura en general puede ser fomentado ampliamente por programas publicitarios. Para la plantación en pequeña escala para usos múltiples son necesarios servicios de extensión efectivos.

Referencias

*BACON, E. M., 1967, Relation of man-made forests to soil, water, recreation, community development and multiple use of natural resources. Canberra.

*BROWN, C. H.,1967, Afforestation programs in relation to national economy (with special reference to North America, southern Africa, Australia, New Zealand and Chile). Canberra.

FAO., 1966a, La madera: tendencias y perspectivas mundiales. Unasylva N° 80-81; Campaña Mundial contra el Hambre. Estudio Básico N° 16.

FAO., 1966b, Proyecciones para 1975 y 1985 de los productos agricolas. Roma. Comité de Problemas de Productos Básicos de la FAO, documento CCP 67/3.

*FAO., 1967, Actual and potential role of man-made forests in the changing world pattern of wood consumption. Canberra.

*GROULEZ, J., 1967, La politique d'afforestation au Congo-Brazzaville dans le cadre de l'économie nationale. Canberra.

*MOSTYN, H. P., 1967, The role of plantations in the industrial economy of Zambia. Canberra.

*VAN MIEGROET, M., 1967b, La définition du but de la sylviculture. Canberra.

*ZAMAN, M. B., 1967, A new approach for the man-made forest in relation to the national economy of West Pakistant Canberra.

NOTA: *Documento presentado al Simposio mundial sobre bosques artificiales y su importancia industrial, Canberra, abril de 1967.


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