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Enseñanza de la tecnología de la madera

S. B. PRESTON

S. B. PRESTON es actualmente Decano interino de la Escuela de Recursos Naturales en la Universidad de Míchigan, EE.UU. Anteriormente fue Presidente del Departamento de Ciencia y Tecnología de la Madera de la misma institución.

Este documento, preparado para la cuarta sesión del Comité Asesor de la FAO sobre Enseñanza Forestal, celebrada en Ibadán, Nigeria, 11-13 julio 1969, se basa en estudios de la FAO Y otros informes concernientes a la industria de la madera en Africa occidental y en impresiones obtenidas en breves visitas realizadas a organizaciones forestales universitarias y gubernamentales y a industrias madereras primarias y secundarias en Liberia, Ghana y Nigeria. Es derivación de una misión emprendida para recomendar a la FAO los oportunos métodos de enseñanza e investigación sobre aprovechamiento de la madera en Liberia. Aunque el estudio y las visitas sobre el terreno han servido para profundizar considerablemente en la materia examinada, debe tenerse en cuenta que las ideas vertidas no son el resultado de una investigación exhaustiva de la necesidad de enseñanza de la tecnología de la madera en Africa occidental ni reflejan necesariamente las opiniones de la FAO.

Necesidad en los países de habla inglesa de Africa occidental

La enseñanza forestal en Africa occidental se estableció acertadamente en un principio para capacitar ordenadores forestales profesionales como medida para la realización del potencial económico y social de los considerables recursos forestales de esa región. Los técnicos forestales constituyen evidentemente un elemento esencial para el establecimiento de políticas forestales racionales y para su ejecución, por lo que es y seguirá siendo de suma importancia la existencia de buenos programas docentes para formarlos. Además, como los productos forestales han sido exportados casi exclusivamente en forma de trozas y la industria local usuaria de la madera se halla todavía en una fase primitiva, las empresas madereras, tanto privadas como públicas, han sentido escasa necesidad de ayuda profesional fuera de la función de ordenación de tierras y extracción de trozas. Sin embargo, a medida que se avanza hacia la etapa de la transformación primaria y secundaria de la madera en productos elaborados para los mercados local y de exportación, surge la necesidad de personal de formación profesional - tecnólogos de la madera - que puedan trabajar eficazmente en las industrias de productos forestales. Al parecer Africa occidental marcha rápidamente hacia esa etapa de desarrollo. Con todo, hasta la fecha, no se han desarrollado programas docentes en tecnología de la madera. En esta monografía se analiza la conveniencia de iniciar esos programas, así como las formas en que pueden desarrollarse lógicamente.

La tecnología de la madera en relación con la silvicultura

La silvicultura, en el sentido lato de la palabra, es la ciencia y el arte de administrar los recursos forestales para proporcionar con continuidad los bienes y servicios que de ellos requiere la sociedad. El aprovechamiento rentable de la madera suele ser un requisito esencial de la ordenación forestal. En este sentido, el aprovechamiento maderero puede considerarse parte de la función de ordenación. Sin embargo, el técnico forestal suele ocuparse principalmente de proporcionar la materia prima y no de su transformación en productos. Así pues, su capacitación se orienta mayormente y con razón hacia la ordenación de tierras. Se encarga con frecuencia de los aspectos relativos a la extracción de trozas en los montes y ha de estar al tanto de la demanda de madera como materia prima para las múltiples clases de productos en que se transforma, pero le hace poca falta un conocimiento de experto de las técnicas de conversión y de la gestión de fábricas que hacen posible una fabricación productiva. La necesidad de personal dotado de ese tipo especializado de conocimientos ha llevado a la evolución del tecnólogo profesional de la madera.

A diferencia del ordenador forestal, el tecnólogo de la madera se ocupa de la transformación rentable de la materia prima forestal, en una serie casi ilimitada de productos, para su distribución en una amplia variedad de mercados. Para que una fábrica de transformación de la madera tenga éxito, sus productos deben poder competir en precio y calidad con otras industrias usuarias de la madera de todo el mundo y con las industrias que emplean otros tipos de materia prima. El tecnólogo profesional de la madera es el elemento clave para sostener esa posición competidora. El tipo de formación necesaria para dotarlo con miras a esa función vital es una formación altamente especializada y fundamentalmente diferente de la del ordenador forestal. Debido a lo esencial que para la ordenación forestal es un aprovechamiento rentable de los montes, incumbe a las escuelas de montes atender a la enseñanza de la tecnología de la madera. Si las escuelas de montes no asumen esa función, probablemente no se formarán tecnólogos de la madera.

¿Qué es tecnología de la madera?

La tecnología de la madera quizá esté más vinculada a la ingeniería que a la silvicultura en cuanto a su función y, por lo tanto, también con respecto a sus requisitos de formación. Las funciones del tecnólogo de la madera son variadas, pero en líneas generales entran en grandes categorías de control técnico, producción, distribución o investigación.

1. Control técnico. Puede comprender la selección y obtención de la materia prima, equipo y suministros, control de la calidad de los productos, supervisión técnica de procedimientos y desarrollo de productos.

2. Producción. Suele comprender la supervisión de procedimientos, departamentos o fábricas y, por lo tanto, requiere, además de los conocimientos tecnológicos, un dominio de conocimientos técnicos de carácter administrativo y de ingeniería industrial.

3. Distribución. Puede ser de materiales, suministros o equipos, con destino a la industria usuaria de la madera o de los productos manufacturados.

4. Investigación. Aparte las actividades de transformación de la madera, los tecnólogos de la madera también desempeñan funciones de investigación para desarrollar el caudal de conocimientos en que se basan los adelantos tecnológicos de la industria maderera. Una formación en tecnología de la madera debe suministrar una base a partir de la cual pueda desarrollarse una especialización en alguna de las esferas citadas, bien sea mediante la experiencia práctica o una formación suplementaria propiamente dicha.

Al igual que en ingeniería, los cursos profesionales de tecnología de la madera se asientan sobre una base sólida de matemáticas y ciencias físicas. Aunque es necesario poseer conocimientos de biología, para la mayoría de las clases de transformación de la madera no se requieren los profundos conocimientos biológicos que son esenciales en silvicultura. Para comprender el comportamiento de la madera y su elaboración, se necesita un dominio de las matemáticas a nivel de cálculo y preferentemente ecuaciones diferenciales, física para ingenieros, química orgánica y, a ser posible, química, física y un conocimiento técnico básico de los sistemas de fuerzas y de mecánica de los materiales. A estos conocimientos básicos debe añadirse el conocimiento de la madera como material, incluso su estructura microscópica y submicroscópica y sus propiedades y comportamiento de orden físico, mecánico y químico. El tecnólogo de la madera ha de conocer los principales productos con ella elaborados, cómo se fabrican y las normas aplicables desde los puntos de vista de la comercialización y el uso. Tiene especial importancia un conocimiento cabal de los procesos básicos por los que ha de pasar la madera para su transformación en una diversidad de productos con ella elaborados.

Entre los procesos básicos para la transformación de la madera en todos los productos o en un considerable porcentaje de los mismos, entran su labra mecánica, desecación, encolado, conservación y aplicación de recubrimientos protectores y decorativos. El estudio profundo de esas materias debe constituir una parte importante del plan de estudios.

Aparte de las esferas de conocimientos arriba enumeradas, el tecnólogo de la madera debe poseer conocimientos de economía y principios de mercadeo y contar con una cierta base sobre métodos de elaboración y gestión comercial. También pueden revestir interés prácticas afines sobre ingeniería estructural o mecánica. Para una buena labor de investigación es naturalmente conveniente una formación superior y resulta esencial un conocimiento profundo de las ciencias básicas afines a las ciencias de la madera (biología de la madera, física de la madera y química de la madera).

La enseñanza eficaz de la tecnología de la madera no puede efectuarse simplemente a nivel descriptivo. Para impartir los fundamentos de las propiedades anatómicas, físicas, mecánicas y químicas de la madera y su comportamiento y los procesos básicos de labra, desecación, encolado, conservación y protección, es esencial disponer de medios especiales de laboratorio. Por ejemplo, para aprender las propiedades prácticas de los adhesivos modernos y su aplicación, los procesos de aglutinación y los factores que los condicionan así como el comportamiento de armaduras encoladas, hay que medir las propiedades de los adhesivos, efectuar y verificar ensamblajes encolados con ellos. Para eso hace falta equipo de mezclado y extendido de laboratorio, prensas de funcionamiento en caliente y frío, instrumentos para medir las propiedades químicas y físicas de los adhesivos, la termotransmisión y presión aplicada, así como equipo e instrumentos para la comprobación de encoladuras. Dicho equipo debe ser a escala reducida y estar diseñado de forma que todos los factores que intervengan en un proceso de encolado efectuado en una instalación de producción puedan ser simulados y estudiados bajo control. De modo análogo, se requiere equipo especial de laboratorio para cada una de las otras esferas de estudio.

De lo dicho se desprende claramente que el personal docente y los medios necesarios para un programa completo sobre tecnología de la madera difieren considerablemente de los requeridos para la enseñanza normal sobre aprovechamiento de la madera en un plan de estudios de ordenación forestal. Huelga advertir que esos programas suponen gastos cuantiosos, tanto por lo que se refiere a su iniciación como a su funcionamiento. Hay que examinar los argumentos que justifican su iniciación en Africa occidental y, si se consideran convenientes, habrá de explorarse el procedimiento más racional para su organización.

¿Necesita Africa occidental tecnólogos profesionales de la madera?

La amplitud de los recursos de maderas duras en Africa occidental es ya un hecho consabido. Las estadísticas de la FAO muestran claramente un incremento de la demanda mundial de madera y una dependencia cada vez mayor de los países desarrollados respecto de los países en desarrollo para satisfacer esa demanda. Aunque un alto porcentaje de la misma se está cubriendo actualmente en forma de trozas, y es ilusorio esperar una brusca reducción en el comercio de trozas a favor de los productos manufacturados, se está produciendo sin duda un cambio hacia un mayor volumen de elaboración por los países en desarrollo con destino a la exportación. En Nigeria, las exportaciones de madera aserrada han experimentado un aumento constante pasando de 59 400 a 86 700 m³ entre 1960 y 1964, reduciéndose luego ligeramente a 74 300 m³ en 1966. Durante ese mismo período, las exportaciones de tableros contrachapados aumentaron de 19 100 a 30 000 m³. Las exportaciones de trozas, si bien sufrieron fuertes fluctuaciones, bajaron de 801 300 a 560 300 m³. De 1960 a 1966, las exportaciones de madera aserrada por Ghana se mantuvieron casi constantes hasta 1964, experimentando después una ligera reducción; en tableros contrachapados se pasó de 4 300 a 13 600 m³ y los embarques de trozas descendieron de 1 042 000 a 476 600 m³. Los envíos de trozas desde la Costa de Marfil compensaron las reducciones habidas en los demás países al aumentar de 848 000 a 1 852 300 m³. Con todo, los envíos de madera por la Costa de Marfil se sextuplicaron, pasando de 33 000 a 182 800 m³. 1

1 Expansión de las exportaciones de productos forestales de los países en desarrollo. Informe sobre productos Unasylva, Volumen 22 (1 y 2), Números 88 y 89, FAO, Roma, 1968.

Se han esgrimido reiteradamente sólidos argumentos para demostrar que una mayor elaboración de la madera cerca de la fuente de suministro es en principio ventajosa económicamente no sólo por los ahorros que supone en los gastos de transporte y en los regímenes salariales, con frecuencia diferentes, sino que además eso permite evidentemente que los recursos forestales aporten una contribución más considerable a la economía del país de origen. Los países del Africa occidental, sensibles a las ventajas económicas de la exportación de productos en lugar de materias primas, fomentan activamente una mayor elaboración mediante regímenes arancelarios y de favor. Por otra parte, el mercado local de productos forestales en los países del Africa occidental está mejorando y, a medida que prosigue el desarrollo económico, son de prever aumentos muy considerables en la demanda de productos madereros de calidad, especialmente para construcción y muebles. Así, pues, la posibilidad de aumentar la fabricación de productos forestales se presenta sumamente prometedora a condición de que se disponga de las ventajas de la tecnología moderna.

Para poder competir en el mercado mundial, los productos forestales manufacturados no sólo han de llegar al consumidor a un costo ventajoso, sino que además han de ser iguales o incluso superiores en calidad a los fabricados en otras partes. Con frecuencia tiene que responder a exigencias que raras veces encuentran en los países en desarrollo. Por ejemplo, la mayoría de los países desarrollados se hallan en latitudes caracterizadas por diferencias extremas de temperatura entre invierno y verano, con la consiguiente calefacción y refrigeración artificial de los edificios, de los que forman parte los productos forestales o en los que éstos se utilizan. Aunque el deterioro debido a organismos biológicos no es frecuentemente tan grande como en los trópicos, son muy fuertes los esfuerzos provocados por la temperatura y la humedad. Además, se trata de un mercado refinado que no tolera productos que no satisfagan especificaciones rigurosas. Por lo tanto, no podrá sobrevivir mucho tiempo una industria que fabrique contrachapados que experimenten exfoliación, tableros enlistonados o puertas entablilladas que se alabeen en la fabricación o uso, o madera desecada al horno y destinada a la fabricación de muebles que sufra esfuerzos residuales de desecación que provoquen alabeo durante la elaboración. Las dimensiones han de ser y mantenerse exactas para la madera aserrada, tableros o armaduras, para que sean aceptables en la moderna producción en serie. Sus calidades deben ser las especificadas. Estos son sólo unos cuantos ejemplos de las muchas exigencias de calidad que el mercado mundial impone a sus proveedores. Sólo se pueden satisfacer con asistencia tecnológica de nivel profesional.

Para que el mercado local de la madera se desarrolle sustancialmente, hará falta un apreciable insumo do tecnología. Para que se acepte en medida amplia como material de construcción de viviendas, ha de demostrarse que la madera puede competir económicamente con otros materiales, tanto en la construcción inicial como en el futuro mantenimiento. Para eso hará falta una normalización de las dimensiones y unos sistemas satisfactorios de clasificación de la madera aserrada y contrachapada, prácticas aceptables de desecación, el uso de sustancias preservadoras químicas para su protección contra los insectos y los hongos, el perfeccionamiento de las técnicas de diseño y otras muchas aplicaciones de la tecnología. Los contrachapados para la construcción han de estar aglutinados con adhesivos de resinas sintéticas que cumplan ciertas exigencias técnicas; los sistemas y juntas estructurales deben resistir con seguridad las cargas diseñadas, y el aspecto de las partes visibles debe ser aceptable y de fácil mantenimiento. Para mueblistería y ebanistería, las piezas han de estar elaboradas esmeradamente, las armaduras deben estar diseñadas y fabricadas convenientemente y el acabado tendrá que ser atractivo y duradero. Los tecnólogos de la madera pueden contribuir decisivamente a alcanzar todos esos objetivos.

Salvo contadísimas excepciones, la industria usuaria de la madera de Africa occidental no está sacando actualmente partido de la tecnología moderna. En Liberia, por ejemplo, sólo existe un horno de secado y una fábrica de sustancias de conservación que atienden únicamente a un mercado para consumo propio. Para la fabricación de muebles se utiliza madera verde que está deficientemente labrada y ensamblada. No existe clasificación de maderas aserradas y sólo se comercializan tableros grandes y sin defectos, con bastante frecuencia mal aserrados.

La cantidad de desperdicios, tanto en los montes como en la elaboración, es excesiva y sólo las especies con valor para la exportación suelen encontrar aplicación local. De un muestreo de tres grandes fábricas en Ghana resulta que sólo una tiene instalaciones para desecación de madera y sistema de control de la calidad. En una fábrica de tableros contrachapados existe un sistema de inspección que marca los tableros buenos para la exportación y destina al mercado local, menos exigente, los otros tableros que serían inaceptables para los países importadores. En otra instalación se seca al aire la madera para la fabricación de muebles, pero no se aplican normas sobre el grado de desecación ni se mide el contenido de humedad. Por lo general, falta la base tecnológica para el desarrollo de mercados locales o la fabricación de productos secundarios para la exportación. Para que madure la industria de productos madereros en Africa occidental es esencial contar con personal de formación profesional.

Si se admite que una transición gradual hacia la exportación de más productos manufacturados en lugar de trozas constituya un objetivo deseable y que un aumento de la utilización local de productos madereros más refinados ha de acompañar a esa modificación en las prácticas de exportación, entonces habrá que sacar la conclusión de que hay que habilitar medios de atender a la formación en tecnología de la madera. Aunque indudablemente ya existe en Africa occidental necesidad de personal con ese tipo de preparación, sería muy sorprendente que hubiera en estos momentos una demanda muy considerable de tal personal por parte de patronos potenciales. Al que ha ocurrido en los países desarrollados, la demanda evolucionará simultáneamente con la mayor complejidad de la industria local y el establecimiento de modernas instalaciones de fabricación de productos con destino a la exportación y al uso local.

En los países desarrollados, la demanda de tecnólogos de la madera sólo se remonta a la segunda guerra mundial, cuando se introdujo en medida notable la tecnología moderna de la fabricación en la industria usuaria de la madera. La indispensabilidad del tecnólogo de la madera se ha debido a la combinación de varios elementos, como las exigencias rigurosas de carácter técnico en la fabricación de contrachapados, tableros de partículas, tableros de fibras y paneles compuestos, la necesidad de un alto grado de control de la fabricación y la calidad en la elaboración de muebles fabricados en serie, de casas prefabricadas y de elementos de construcción, así como la fuerte competencia comercial impuesta por otros sectores de la industria maderera y por la industria de los plásticos y demás materiales. Pero también el tecnólogo de la madera ha contribuido a conseguir ese estadio de desarrollo y crear así la demanda de sus propios servicios.

¿Cómo debe desarrollarse la formación en tecnología de la madera?

Como se sobrentiende en la sección anterior, sería poco realista producir en un próximo futuro un gran número de tecnólogos de la madera profesionalmente formados y esperar que inmediatamente empleen su formación en Africa occidental. Con todo, es igualmente ilusorio esperar que la industria de la madera se desarrolle sin la asistencia de expertos técnicos. Además, un plan de estudios sobre tecnología de la madera es académicamente riguroso, por lo que en general exige el tipo de mentalidad que tiene éxito en ingeniería. Es improbable que puedan reclutarse grandes grupos de jóvenes capaces para una carrera dura que conduce a una profesión que no existe. En tales circunstancias ¿cómo podrá desarrollarse alguna vez un programa bien orientado? Posiblemente la respuesta está en la evolución de la tecnología de la madera en los países desarrollados.

Tomando los Estados Unidos como ejemplo, la tecnología de la madera era algo de lo que esencialmente no se había oído hablar hasta poco antes de la segunda guerra mundial. Con anterioridad a dicha fecha, sólo dos universidades disponían de programas aparte concebidos para formar a tecnólogos de la madera en una forma que se aproximaba a la actual. Sin embargo, antes de la segunda guerra mundial, las industrias de la madera necesitaban personal dotado de conocimientos de la madera como material y que pudiera trabajar eficazmente en los aspectos de la elaboración de productos. En los programas forestales, si bien estaban basados en la ordenación forestal, se reservaba una gran parte al aprovechamiento, y muchos técnicos dotados de formación forestal cobraban interés por la madera y su transformación y por una orientación profesional en ese sentido, con lo cual la industria acudió naturalmente a las escuelas de montes en busca de conocimientos sobre la materia y de personal. En las universidades se crearon laboratorios para ensayes de la madera y se organizaron programas orientados a la extracción de trozas y la elaboración primaria.

Durante la guerra, la madera fue objeto de fuerte demanda como material bélico y todas las fábricas imaginables dedicadas a productos madereros fabricaban aviones, barcos y otros productos con fines bélicos. En la industria se introdujeron resinas sintéticas con sus tecnologías de empleo altamente exigentes. Se hizo esencial la madera aserrada bien seca. Se registró gran demanda de productos madereros con un diseño estructural para los que se necesitaba madera clasificada con arreglo al esfuerzo y una buena ensambladura. Además habían de aplicarse métodos de elaboración en serie y asegurar la calidad. Para satisfacer esos requisitos, la industria necesitó por primera vez un alto grado de asistencia técnica y en su busca acudió a los técnicos forestales con orientación industrial. Habida cuenta de su insuficiente preparación para esas funciones, las desempeñaron admirablemente. Programas docentes de choque ayudaron a transformar a los forestales en tecnólogos de la madera para atender a esa situación de urgencia. Así pues, la moderna tecnología de la madera nació en las escuelas de montes.

La industria de los productos madereros se percató durante el esfuerzo bélico de lo que la asistencia técnica podía hacer y se lanzó a la demanda de tecnólogos madereros al volver a la fabricación de los productos de tiempo de paz. Los técnicos forestales, que se habían convertido en tecnólogos de la madera, volvieron a las universidades para emprender planes especiales de estudio que satisficieran esa demanda. Gran parte de esos planes se iniciaron como materias facultativas en los programas de ordenación forestal, pero permitían elegir mayor cúmulo de matemáticas y ciencias físicas, así como cursos especiales sobre la madera y su elaboración. Los graduados seguían siendo forestales, pero con un acervo de conocimientos sobre la madera más copioso de lo normal. Algunos fueron empleados en funciones de ordenación de tierras, pero la mayoría ingresaron en industrias de transformación primaria y secundaria. Sólo en los últimos diez años ha terminado por lo general el proceso de evolución hacia planes de estudio diferentes para silvicultura y tecnología de la madera. Incluso hoy día un alto porcentaje de los tecnólogos de la madera han ingresado inicialmente en una universidad para estudiar silvicultura y, luego de comenzar su plan de estudios, pasaron a tecnología de la madera. Muchos obtuvieron primero la licenciatura en ingeniería forestal y siguieron cursos superiores de tecnología de la madera.

Para desarrollar la tecnología de la madera en Africa occidental parecería factible proyectar la evolución de los programas docentes según ha ocurrido en los países desarrollados, aunque aprovechando las lecciones aprendidas de la evolución natural para lograr progresos ordenados y eficaces hacia unos planes completos en esta rama. Semejante enfoque facilitaría el reclutamiento de personal para los programas de aprovechamiento y permitiría la entrada de la tecnología en la industria con la máxima rapidez admisible. Además, suministraría un cuadro de personal técnico que será esencial para los inversionistas extranjeros que piensen en el establecimiento de fábricas de transformación en Africa occidental. Otro beneficio importante consistirá en la introducción de las investigaciones sobre la madera en las universidades y en la creación de centros especializados en materias relacionadas con la madera. Al que se oriente hacia una labor superior y tenga capacidad para ella puede formársele como preparación para estudios especializados en los actuales programas de tecnología de la madera, pudiendo así crearse una base para pasar a planes completos de estudio sobre tecnología de la madera cuando se concrete esa necesidad.

Para seguir esa línea de desarrollo en la enseñanza de la tecnología de la madera, un primer paso lógico consistiría en reforzar las oportunidades de estudio del aprovechamiento de la madera que se ofrecen en las dos escuelas de montes de las universidades de Liberia e Ibadán y ofrecer un programa facultativo en cada uno de los planes de estudios, de forma que los alumnos interesados puedan optar por seguir el curso que sobre aprovechamiento de la madera se ofrece. Por cuanto la Universidad de Liberia ya está siguiendo el sistema de cursos y la Universidad de Ibadán proyecta iniciarlo, podrían introducirse programas facultativos sobre una base real. El curso podría estructurarse de forma que el graduando tuviera una formación forestal básica, con lo que quedaría preparado para su empleo en la ordenación forestal y, además, tuviera conocimientos bastante profundos sobre la madera y su elaboración, cimentados en una sólida formación en matemáticas y ciencias físicas. Para conseguirlo sin aumentar al propio tiempo la duración del programa, será necesario evidentemente sustituir con cursos orientados hacia el aprovechamiento de la madera los cursos forestales que actualmente se exigen.

Los planes de estudios de las escuelas de montes dedican actualmente bastante tiempo a estudios de la madera como material y a su aprovechamiento. Sin embargo, exceptuados los estudios sobre estructura de la madera, esos cursos no están respaldados actualmente por prácticas de laboratorio y, por lo tanto, son mayormente de carácter descriptivo. El establecimiento de laboratorios de enseñanza relativamente poco costosos y la reestructuración de los cursos actuales de forma que incluyan una parte muy considerable de prácticas de laboratorio, podrían mejorar considerablemente su eficacia tanto para atender las necesidades de todos los técnicos forestales como, además, para formar un núcleo para la especialización facultativa sobre aprovechamiento de la madera. Sólo habrían de agregarse unos cuantos cursos nuevos.

La amplitud o contenido de la asignatura que sea objeto de opción es materia opinable sobre lo que cabe sustentar diferentes pareceres. La forma de organizar y presentar la asignatura puede variar ampliamente, alcanzando no obstante los mismos fines. Asimismo puede haber una amplia diversidad de opiniones, respaldadas todas ellas por argumentos válidos, sobre la cantidad y contenido de cursos profesionales necesarios para habilitar a una persona como técnico forestal. Por consiguiente, es improcedente en este trabajo tratar de especificar lo que constituiría exactamente la opción de aprovechamiento de la madera de que tratamos. No obstante, para los fines de este trabajo tal vez convenga sugerir el contenido de una opción que se acercaría a los objetivos examinados, con indicación de la parte aproximada que exigiría un plan de estudios.

Los planes de formación en ingeniería forestal se hacen por lo general cada vez más cuantitativos y, por consiguiente, es más avanzada la formación matemática que se exige a todos los forestales. Con todo, no es infrecuente que los graduados forestales necesiten más preparación matemática si quieren cursar luego estudios sobre tecnología de la madera. Además, el graduado en un plan de estudios forestales tal vez carezca de los conocimientos profundos de ciencias físicas que se necesitan como base para la tecnología de la madera a nivel avanzado. Por consiguiente, los graduados forestales que optan por cursar programas superiores de tecnología de la madera suelen perder uno o dos semestres consolidando su base en esas materias. Para atenuar al mínimo ese problema a los graduados que opten por estudiar el aprovechamiento de la madera y procurarles una comprensión profunda de las materias relacionadas con la madera en esta alternativa, parece indicado incluir con carácter obligatorio conocimientos de matemáticas, por lo menos hasta introducción al cálculo, inclusive física para ingenieros y química orgánica. Esas materias deben terminarse antes de elegirse los cursos altamente técnicos.

Se parte de que todos los alumnos forestales estarían obligados a elegir cursos de economía general, economía forestal y corta de madera.

Como se indicó anteriormente, a una gran porción de esa especialización facultativa podría atenderse mediante la reestructuración de los actuales cursos para darles mayor profundidad. Algunos de los nuevos cursos podrían ser obligatorios para todos los forestales y el resto podría exigirse sólo a los alumnos que sigan la especialización facultativa, aunque también pudieran ser accesibles a otros que quisieran seguirlos. Así pues, todos los alumnos se aprovecharían de la creación de esa especialización y habría que implantar relativamente pocos cursos nuevos.

Como materia de discusión se sugieren los siguientes cursos, que van acompañados de un resumen de su contenido y de la indicación del tiempo mínimo aproximado, expresado en horas-semestre, necesario para desarrollarlos adecuadamente. ²

² A los fines do este trabajo, una hora-semestre se considera equivalente a 15 horas de clases teóricas o 45 horas de prácticas de laboratorio durante un semestre de 15 semanas. Así pues, un curso de 3 horas-semestre con prácticas de laboratorio como elemento regular, comprendería ordinariamente 30 horas de clases teóricas y 45 de prácticas de laboratorio durante el semestre. En general, por cada hora semestre habría que prever aproximadamente 2 horas de tareas asignadas, además del tiempo empleado en clases o en laboratorio.

1. Industrias primarias de la madera: 3 horas-semestre. En este curso entraría la organización, funcionamiento, necesidades de materias primas y cauces de comercialización de las industrias de aserrío, laminación, tableros contrachapados, tableros de partículas, tableros de fibra y pasta y papel. Se incluirían los productos fabricados para varios usos finales y los principios de clasificación de la madera aserrada y contrachapada. Las prácticas de laboratorio no constituirían un elemento regular, pero lo mismo durante el semestre que en los períodos de prácticas se efectuarían jiras de inspección.

2. Biología de la madera: 3 horas-semestre. En esta asignatura se estudiaría la estructura macroscópica, microscópica y submicroscópica de la madera, la identificación de la madera, su calidad en relación con el crecimiento de los árboles, y los organismos biológicos que determinan su deterioración. La presentación del curso puede distribuirse lógicamente en dos clases teóricas y un período de prácticas de laboratorio por semana. En el laboratorio, los alumnos aprenderían (a) los métodos de preparar muestras de madera para su examen microscópico, (b) a comprender la organización celular de la madera mediante su estudio normal y microscópico, y (c) mediante un enfoque sistemático, a identificar las maderas de las especies más comunes del país.

3. Comportamiento de la madera: 4 horas-semestre. Este curso se estructurará de forma que dé un conocimiento profundo del comportamiento físico y mecánico de la madera y de los factores que lo condicionan, las relaciones básicas entre madera y flúido, con hincapié en las relaciones entre madera y agua y permeabilidad, propiedades químicas y comportamiento. Una distribución lógica del tiempo consistiría en tres clases teóricas y una práctica de laboratorio por semana. En el laboratorio, los alumnos, por ejemplo, determinarían mediante ensayos las propiedades mecánicas normales de algunas especies, analizando sus resultados, y medirían y analizarían propiedades y características de comportamiento, como poso específico, contenido de humedad, permeabilidad y factores que influyen en ella, variación de dimensiones por efecto de las variaciones del contenido de humedad, higroscopicidad y humedad de equilibrio higroscópico, transmisión de calor y otros elementos. A base de ejercicios concebidos como experimentos sencillos, aprenderían también algunos métodos de investigación.

4. Elaboración básica de la madera: 6 horas-semestre. Esta importante materia pudiera darse perfectamente en dos cursos dedicando a ella en cada semestre dos clases teóricas y una de prácticas de laboratorio por semana. Los experimentos de laboratorio son especialmente importantes y esta distribución del tiempo permitiría un total de 90 horas de laboratorio destinadas a ese fin. Los otros tres cursos serían requisito indispensable para elegir éste.

En su presentación habrá de insistirse en los procesos básicos por que ha de pasar la madera para convertirse en productos útiles y no en productos per se. Por ejemplo, la labra mecánica, operación que se requiere en la fabricación de todos los productos, es cuestión de concentración de energía para producir una rotura controlada. Así pues, los principios de concentrar la energía en el diente de una sierra, en la cuchilla de una cepilladora o en la cuchilla para chapas son afines. Es importante que el alumno los capte y sepa cómo pueden aplicarse y controlarse en diversos tipos de maquinaria de labra de la madera. De modo análogo, los procesos de encolado de madera aserrada para laminados, de chapas para tableros contrachapados o de hojuelas para tableros de partículas son aplicaciones de los principios básicos y la eliminación de la humedad en la desecación de madera aserrada, chapas y de virutas se ajusta a las mismas leyes físicas.

Dentro del marco de esta materia entrarían los principios de maquinaria, desecación, encolado, preservación y acabado. En el laboratorio, los estudiantes habrían de realizar experimentos en que se subrayaran los principios tal como pueden aplicarse en la elaboración industrial. Por ejemplo, al estudiarse la desecación, podrían efectuarse experimentos para ilustrar el influjo de la temperatura, humedad y circulación del aire sobre la velocidad de eliminación de la humedad en la madera y los esfuerzos internos que se producen como resultado de esas variables. Esto puede también llevar a la fijación de calendarios de secado al horno, que también pueden ser ilustrados experimentalmente, realizando los estudiantes los experimentos y midiendo y analizando los resultados. De esa forma, la adquisición de conocimientos sobre mecánica y funcionamiento de hornos iría acompañada de una comprensión a fondo del proceso de desecación. Podrían tratarse de modo análogo otros procesos.

El contenido de la especialización arriba propuesta, con exclusión de la preparación básica, constituye en su equivalencia de tiempo un semestre de estudio aproximadamente y, en un plan de estudios cuadrienal, cerca de una octava parte de los requisitos para obtener el grado. Dotaría al que optara por cursarlo de los requisitos básicos para aportar una contribución técnica sustancial prácticamente a cualquier industria de elaboración mecánica de la madera.

La Universidad de Liberia exige actualmente de todos los alumnos de montes 12 horas-semestre en materias relacionadas con las sugeridas en esta especialización. La Universidad de Ibadán exige «Biología forestal», asignatura que comprende materias sugeridas en la biología de la madera, como una de las seis asignaturas del primer curso de un plan trienal, y aprovechamiento como una de las seis asignaturas del curso final. Habrán de aprobarse los exámenes de un total de 16 asignaturas. Así, pues, el aprovechamiento de la madera constituye entre el 8 y el 10 por ciento de los actuales planes de estudios de esas dos escuelas. La especialización facultativa propuesta representaría añadir sólo de un 2 a un 4 por ciento a lo que se viene exigiendo profesionalmente en aprovechamiento de la madera. La principal modificación sugerida en las oportunidades de estudio sobre el aprovechamiento de la madera consiste, por consiguiente, en organizar la materia y el método de su exposición. Como es lógico, a todos los alumnos forestales podría exigírseles que elijan entre industrias primarias de la madera, biología de la madera y comportamiento de la madera, lo cual significa 10 horas-semestre, y debe permitírseles elegir, uno o dos de los cursos sobre elaboración básica de la madera.

La enseñanza de la especialización propuesta podría correr a cargo de dos profesores del claustro, con dedicación plena. Como quiera que algunas materias de la misma podrían satisfacer los requisitos de los alumnos que optan por cursar ordenación forestal, materia que actualmente exige la dedicación de un profesor de la facultad, en principio sólo se necesitaría un profesor más.

Harían esencialmente falta instalaciones de laboratorio como apoyo de la opción que se sugiere. No tienen por qué ser costosas o complicadas, pero sí han de estar cuidadosamente proyectadas, en primer término para reforzar la función docente y, en segundo lugar, aunque en medida importante, para permitir que tanto los miembros de la facultad como los alumnos inicien investigaciones sobre la madera. El equipo de laboratorio puede alojarse en una superficie de unos 1 100 pies ² (1 pie ² = 0,09 m²) aproximadamente. Están a la venta en el comercio y son relativamente poco costosos el equipo y los instrumentos para ensayos de la madera y medición de sus propiedades físicas, así como hornos de tamaño de laboratorio, cilindros de preservación, prensas de contrachapados y de laminación y demás instrumentos apropiados. El diseño y la selección del instrumental podrían anticiparse a la elaboración a medida que se desarrolla el programa, creciendo así al compás de éste.

A raíz del establecimiento de programas facultativos en el plan de estudios, la siguiente medida lógica en una evolución regulada sería la creación de un plan aparte para tecnología de la madera, que podría desarrollarse a nivel universitario elemental o avanzado. En él podría caber la ampliación de las posibilidades técnicas de estudio ofrecidas para agregar cursos básicos separados sobre las relaciones entre madera y flúidos y química de la madera, y organizando cursos completos sobre cada una de las facetas de operaciones básicas de la madera, como labra mecánica y elaboración, desecación, encolado, preservación y acabado. Podría pensarse también en un curso aparte sobre la madera como material de construcción y el diseño de estructuras de madera. Tal ampliación requeriría contar por lo menos con tres catedráticos más y aumentar el instrumental y equipo de laboratorio. Podría planearse una ampliación gradual, organizando cursos separados en sectores de elaboración como primera prioridad. Es igualmente importante que los cursos sobre ordenación se sustituyan mayormente por trabajos relacionados con la tecnología de la madera en ciencias básicas, ingeniería mecánica e industrial, economía y comercialización, gestión y administración comerciales. Los cursos establecidos inicialmente, los sectores de especialización y las instalaciones auxiliares de laboratorio podrían llevar lógica y eficientemente a un programa ampliado.

Otra ventaja sumamente importante de la introducción de esta clase de programa consistiría en acelerar el establecimiento de escuelas de montes o centros especializados en la madera y su elaboración. Aunque los laboratorios estatales habían de asumir en último término esa función, por muchos años habrán de depender de las universidades en cuanto a gran parte de la investigación, del personal y frecuentemente de dirección.

Comentario del editor

El Comité Consultivo de la FAO sobre Enseñanza Forestal discutió el presente documento y otro titulado «Capacitación para las industrias forestales y mercadeo de la madera» por S.D. Richardson (véase Unasylva Volumen 23 (2) N° 93). Estos documentos se examinaron conjuntamente porque representaban dos soluciones diferentes al problema de la creación de medios de capacitación para las industrias forestales y el mercadeo, con referencia especial al Africa occidental. Aunque el alcance geográfico de los documentos era limitado y se había escogido Africa occidental debido a la abundante información fácilmente asequible, el comité consideró que su debate podía servir para proporcionar a la FAO una orientación preliminar sobre el tema de la enseñanza en el campo de las industrias forestales en general.

El comité llegó a la conclusión de que es preciso examinar más a fondo esta materia, pero, entre tanto, se puso ya de relieve en el debate que la enseñanza en materia de industrias forestales y del mercadeo de la madera merecía ser objeto de atención prioritaria, por parte de la FAO, en la misma medida que la enseñanza sobre la ordenación de los montes, y que no hay motivo alguno para que los medios y servicios de capacitación para las industrias forestales no se establezcan en las propias regiones en desarrollo, siempre que su demanda sea suficientemente urgente, tal vez por medio de proyectos que sirvan a la vez a varios países limítrofes, con objeto de justificar el considerable costo del equipo. En el debate salieron a la luz los importantes puntos siguientes:

1. La necesidad de distinguir entre las industrias de elaboración primarias (corta y aserrío) y las secundarias (fabricación de contrachapados, tableros y pasta y papel) y la correspondiente necesidad de diferentes tipos de formación.

2. El hecho de que la capacitación para las industrias forestales en el extranjero tiene menos importancia para los países en desarrollo en el plano técnico que en el plano profesional. Por consiguiente, los centros nacionales o regionales de capacitación en el plano técnico deberían establecerse en los países en desarrollo.

3. En el plano profesional, no hay ninguna regla infalible para la capacitación de los tecnólogos madereros. La formación a este nivel debería enfocarse dentro del contexto general del desarrollo económico y se deberían tomar en consideración las oportunidades de empleo.

El comité recomendó la introducción de un certificado en tecnología de productos forestales, reconocido internacionalmente, o de un título análogo, con lo cual se crearían normas mínimas de formación para todas las industrias forestales, independientemente de la especialización. La FAO, en unión con los otros organismos internacionales competentes, debería tratar con carácter experimental de preparar programas de estudio y normas de examen adecuados en el contexto de un país de habla inglesa y otro de habla francesa de Africa.

Se presentaron otras varias recomendaciones. Por ejemplo, reconociendo la importancia de la formación especial en el plano técnico para mejorar la eficacia de las industrias que utilizan la madera, el comité recomendó que se evalúe la disponibilidad de medios de capacitación en las escuelas técnicas de los diferentes países en desarrollo con miras a complementar esa enseñanza lo más pronto posible, en caso necesario.

Debería estudiarse la posibilidad de establecer un centro de tecnología de las industrias forestales en una universidad del Africa occidental para la capacitación en el plano regional de profesionales en tecnología maderera y mercadeo de los productos forestales. El comité recomendó que, mientras tanto, la formación de esos profesionales se lleve a cabo en universidades de los países industrializados y se preste una ayuda financiera para conceder becas con este objeto.

El comité recomendó también que la FAO realice una evaluación de los medios de formación profesional existentes en Africa, incluidos los planes de aprendizaje, con objeto de evaluar la importancia que puedan representar las industrias forestales.


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