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PRIMERA PARTE
PLANTEAMIENTO METODOLOGICO

1. MARCO CONCEPTUAL

En forma muy esquemática la acuicultura puede clasificarse en rural e industrial.

La acuicultura que tradicionalmente se ha llamado rural, puede dividirse a su vez en dos tipos bastante diferenciados:

  1. La acuicultura de los “más pobres”: constituye en gran parte lo que se ha llamado acuicultura de subsistencia pero comprende también a los productores que no llegan a consumir todo lo que producen y por lo tanto comercializan una pequeña parte en forma bastante simple (vecinos, pequeños mercados cercanos a la granja, pequeños caveros).

  2. La acuicultura de los “menos pobres”: sus usuarios tienen cierto grado de solvencia económica y capacidad empresarial. Son campesinos medios o hacendados que anexan la acuicultura al complejo de actividades agropecuarias que normalmente practican en su explotación. Aún cuando es posible que no llegue a comercializarse la totalidad del producto, se supone que la actividad tiene que ser rentable de acuerdo con un análisis de costo/beneficio, para que pueda ser incluida en esta categoría.

Las implicaciones de esta división de la acuicultura rural entre tipo I y II son evidentes, sobre todo desde el punto de vista de la planificación y de la formulación de proyectos de desarrollo.

Los proyectos de tipo I son de clara orientación social en los cuales el Estado juega un papel preponderante. Con poquísimas excepciones estas actividades dejan de realizarse cuando cesa la subvención que las hace posible. Esto plantea dudas sobre la idoneidad de la acuicultura como instrumento de ayuda para los grupos-objeto más pobres o menos desarrollados (i.e.: ¿Sirve la acuicultura para ayudar a los más pobres?). Haciendo abstracción de los casos particulares, existen indicios, no sólo en América Latina sino también en otras partes y en especial en África, de que la acuicultura no siempre es la mejor opción para ayudar a “los más necesitados”. La aceptación de esta posibilidad por parte de los apasionados entusiastas de la “acuicultura social”, cuando existan elementos que así lo justifiquen, constituiría un logro verdaderamente positivo y evitaría que se siguiera gastando tiempo y dinero en proyectos destinados al fracaso.

En los últimos tiempos se le ha prestado bastante atención al tema éxito/fracaso de los proyectos de acuicultura rural (sobre todo del tipo I). Todavía no se tiene sin embargo una comprensión cabal del problema, lo cual no es de extrañar porque este se enraíza con el tema nada fácil del desarrollo rural o con el tema todavía más difícil del desarrollo en general. De ahí que sea tan importante darle continuidad a lo que, bajo este nuevo enfoque, se está haciendo (Alcom, Iclarm, GTZ) y se ha hecho (Proyectos FAO en Zimbabwe, Madagascar, etc…).

Las dudas sobre la idoneidad de la acuicultura rural tipo I para ayudar a resolver los problemas de los más necesitados, se acrecientan al tomar en consideración el nuevo escenario político-económico en América Latina, con un modelo de desarrollo que implica un Estado menos interventor, una mayor privatización y la profundización del proceso de descentralización, todo ello en el marco de una política económica de corte neo-liberal.

Definir el papel del Estado ante las nuevas reglas de juego, es prematuro ya que este es un proceso que todavía está en plena evolución. Si los resultados no fueron los esperados cuando existía un apoyo definido de los Gobiernos, es difícil que ahora las cosas salgan mejor en el nuevo escenario antes descrito. Existe la posibilidad, sin embargo, de que en determinados casos una gestión descentralizada pueda aportar un tipo de apoyo más efectivo para el desarrollo del sector que el que hasta ahora se ha dado.

Es indudable que en estas nuevas condiciones puede llegar a ser más factible para el Estado-gestor la promoción de la Acuicultura Rural de tipo II en donde se da una activa participación de grupos sociales con suficiente poder de gestión.

En cualquier caso, el grado de prioridad que los Gobiernos otorguen al desarrollo de la acuicultura rural de los tipos I y II, y la selección de los grupos-objeto en cada caso, son el resultado de decisiones políticas que atañen exclusivamente a estos Gobiernos. No parece probable (ni deseable), sin embargo, que la fórmula neoliberalista de desarrollo que hoy en día predomina implique el abandono por parte del Estado, de sectores de alto interés social como la salud, el ambiente o la seguridad alimentaria.

2. ANTECEDENTES EN AMERICA LATINA

Se sabe de lugares y comunidades en la Región en los que ha comenzado el desarrollo de este tipo II de acuicultura rural, por lo general como resultado de algún proyecto o iniciativa llevado a cabo por los mismos Gobiernos, entidades regionales, ONGs.

Curiosamente, esta modalidad de acuicultura, que aparentemente tiene un buen potencial, casi no ha sido tocada por los Gobiernos y las Agencias de desarrollo. La acuicultura “industrial” ha contado con los medios para desarrollarse casi al margen de la intervención estatal y, en el extremo opuesto, la acuicultura rural de tipo I ha recibido durante bastante tiempo la atención de los Gobiernos aunque los resultados hayan estado muy por debajo de las expectativas. Los problemas que enfrenta la acuicultura industrial son principalmente de tipo empresarial y tienen, como es natural, componentes técnicos, económicos y sociales. En cualquier caso, los factores limitantes son de naturaleza bastante distinta a los que encontramos al analizar la acuicultura rural de tipo I. El tema motivación/adopción/ deserción, por ejemplo, en el caso de la acuicultura rural tipo I es esencial. La experiencia indica que en el caso de la Acuicultura Rural tipo II no es tan difícil la adopción de la actividad pero si lo es la superación de un cierto nivel de intensidad (i.e.: el campesino/hacendado medio obtiene producciones muy bajas y no pasa del nivel de “hobby”). Solamente la aplicación de técnicas y métodos empresariales (semejantes a los empleados en las otras actividades de la granja) puede lograr la superación de este nivel y el paso a niveles de producción y rentabilidad que garanticen la sostenibilidad y el crecimiento de la actividad.

3. CRITERIOS DE SELECCION DELAS ÁREAS PILOTO

El presente ejercicio se ha dirigido a la formulación de un Plan de Desarrollo para la Acuicultura Rural tipo II en dos áreas piloto en América Latina con una estrategia integral que incluya los componentes institucionales, técnicos, socioeconómicos y de comercialización.

La selección de estas áreas se basó en los siguientes criterios:

4. OBJETIVOS DEL PLAN

Objetivo general

Contribuir a desarrollar la Acuicultura Rural tipo II con el fin de diversificar la producción agropecuaria, adicionar una fuente de ingresos no tradicionales y aumentar la oferta de pescado a precios competitivos en los mercados locales, nacionales e internacionales y, a la vez, más asequibles para las clases menos favorecidas.

Objetivos específicos

5. ESTRATEGIA GENERAL DEL PLAN

Existe un potencial hasta ahora muy poco explotado en América Latina de un tipo de acuicultura que no es ni la industrial (la de las grandes inversiones) ni la de subsistencia (la de los “más pobres”). Se ha denominado Acuicultura Rural tipo II tan solo para fines prácticos de comprensión y sin pretender llegar a una definición estricta.

Por otra parte, y como resultado del nuevo escenario político-económico en la Región, existen una serie de instituciones (descentralizadas o en proceso de descentralización) con recursos y capacidades que pudieran servir para un proceso de desarrollo. Existen además empresas privadas activas en el sector que también pudieran servir a este propósito.

La FAO ha iniciado la asistencia para la formulación de un Plan dirigido a la promoción de este tipo de acuicultura. Está claro que este no es más que el comienzo de un proceso que habrá de madurar a partir de muchos cambios de estrategia, replanteos, etc… En realidad el objetivo principal del ejercicio es comenzar a construir una metodología para el desarrollo de este tipo de acuicultura.

El programa completo hasta la puesta en marcha del Plan General de Desarrollo se compone de las siguientes fases:

  1. Planificación

  2. Piloto

  3. Evaluación y ajuste del Plan

  4. Implementación

La asistencia de la FAO cubre solo la fase 1., incluyendo la preparación de un Perfil de Proyecto Piloto.

Desde las primeras fases del ejercicio se hizo evidente la falta de suficiente información para la completa formulación de un plan a nivel de las áreas seleccionadas (Municipio de Barrancabermeja en Colombia y Estado Táchira en Venezuela). De ahí que el ejercicio se haya centrado en dar un Perfil lo más completo posible para la formulación de un Proyecto Piloto que pueda dar las respuestas necesarias para formular el plan completo de desarrollo. Se habla de un Perfil de Proyecto Piloto y no del Proyecto Piloto en si, dadas las características del mismo. El hecho de que su ejecución dependa en gran parte de los acuerdos finales con las instituciones participantes, hacen imposible en este momento hablar de un Proyecto Piloto completamente elaborado. El Perfil que se da contiene por lo tanto la mayor parte de los elementos para la formulación del Proyecto pero no llega a ser un Proyecto, no tiene actividades programadas ni un presupuesto definitivo.

Los estudios de base (casos de estudio) que se han realizado para la eventual formulación del Proyecto Piloto son: (i) un diagnóstico del área en función del posible desarrollo de la Acuicultura Rural tipo II, y (ii) un estudio de rentabilidad de diferentes “modelos de explotación” que se diferencian en la especie, el área dedicada al cultivo, y la intensidad del mismo. La selección de estas variables no es arbitraria sino que se basa en los casos de explotación que han sido censados en la zona (promedios aproximados).

En base a lo anterior, el Perfil de Proyecto Piloto propone una estrategia a tomar en cuenta para la formulación del Proyecto Piloto cuyos principales componentes son:

Se propone así mismo la siguiente metodología:

La Institución seleccionada como Dirección Ejecutiva para la implementación del Proyecto deberá actualizar el presente documento y formular la versión final del Proyecto Piloto. Los resultados de la ejecución de este último servirán para preparar un Plan General de Desarrollo de la Acuicultura Rural tipo II en toda el área seleccionada.

La intervención de la FAO finaliza, por lo menos en esta etapa, con la publicación de este informe. Se espera que como seguimiento del ejercicio, los Entes Coordinadores de cada uno de los países procedan a mejorar el diagnóstico y a iniciar las negociaciones con las Instituciones del lugar a fin de conseguir el financiamiento y los servicios necesarios.

De acuerdo con todo lo anterior, este documento se compone de cuatro partes:

  1. Planteamiento metodológico.

  2. Estudio de caso en el Estado Táchira (Venezuela).

  3. Estudio de caso del Municipio de Barrancabermeja (Colombia).

  4. Discusión y conclusiones.


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