FAO Departamento de Pesca

Resultados de la Conferencia de Kyoto y documentos presentados

PESCA CONTINENTAL Y SU POTENCIACION MEDIANTE ACUICULTURA EXTENSIVA: SITUACION ACTUAL DIFICULTADES, Y PERSPECTIVAS PARA LA SEGURIDAD ALIMENTARIA

por
David Coates

La producción notificada de la pesca continental registró un aumento continuo a partir de 1984, alcanzando un volumen máximo en 1990 para luego estabilizarse aproximadamente en 6,5 millones de toneladas. Sin embargo, dado que la notificación de las actividades informales, especialmente la pesca de subsistencia, es sumamente incompleta, las capturas reales podrían elevarse por lo menos al doble de la cifra mencionada, por lo que es peligroso efectuar evaluaciones basadas exclusivamente en las capturas comunicadas. Salvo en zonas muy localizadas, casi toda la producción corresponde a peces propiamente dichos, a los que se suman cantidades insignificantes de crustáceos o moluscos.

Los peces de agua dulce se consumen generalmente en su totalidad, prácticamente sin descartes y con una producción mínima de desperdicios. El producto rara vez se exporta; se destina al consumo interno, generalmente de las comunidades locales, aunque también puede ser transportado a través de grandes distancias. Si bien las capturas notificadas de la pesca continental representan un modesto siete por ciento de la producción pesquera total, en un número considerable de países no existe actividad pesquera marina, por lo que toda la producción actual y potencial procede de los cuerpos de agua dulce.

La naturaleza de las pesquerías continentales es compleja; en efecto, éstas comprenden una gran diversidad de actividades, realizadas por personas pertenecientes a sectores socioeconómicos sumamente variados.

Las principales zonas donde se llevan a cabo son los ríos de las mayores cuencas hidrográficas, que en las zonas tropicales se asocian con frecuencia a amplias superficies de llanuras inundables, así como en los lagos, los embalses, una serie de ríos más pequeños y canales de riego y drenaje, y toda una gama de pequeños cuerpos de agua estacionales o permanentes. En términos generales, entre los recursos de aguas dulces de Africa predominan los principales ríos y llanuras inundables, así como los grandes lagos. En América del Sur los lagos tienen menos importancia, pero la región cuenta con la más grande de las cuencas hidrográficas del mundo. En Asia existen numerosos sistemas fluviales de magnitud imponente, pero los reservorios artificiales, y en particular los grandes embalses, son más importantes que en Africa o en América del Sur. En Europa, América del Norte y otras regiones desarrolladas, los recursos de agua dulce son variados, pero la corriente de muchos ríos se halla regulada y los sistemas de ordenación pesquera responden, cada vez más, a consideraciones de índole recreativa.

Entre los métodos de captura predominan, en el conjunto, los artes de pesca que requieren mucha mano de obra, que son utilizados por pescadores individuales o pequeños grupos de pescadores; son raros los equipos comerciales de alta eficiencia.

Esta característica, sumada a la gran proporción de actividad artesanal e informal, se traduce en un alto grado de participación, que en algunas regiones incluye un número significativo de mujeres y niños. Y es justamente este nivel de participación, especialmente entre los grupos de bajos ingresos y/o pobres en recursos, el aspecto más importante de la pesca continental por lo que atañe a la seguridad alimentaria.

La importancia de las capturas de agua dulce para la seguridad alimentaria va mucho más allá de lo que parecen indicar las meras cifras de producción. La tendencia predominante al consumo local del pescado, con descartes insignificantes y poco desperdicio, atestigua el valor de este producto para las comunidades locales. En algunas regiones la pesca continental brinda un producto de valor relativamente alto, de modo que la importancia de sus capturas para la seguridad alimentaria deriva del valor comercial de las mismas. Pero en muchas otras zonas el pescado de agua dulce representa una fuente esencial, y a menudo insustituible, de proteínas animales de alta calidad y bajo costo, vitales para el equilibrio de la dieta de comunidades que alcanzan apenas el nivel de seguridad alimentaria.

A pesar de la importancia de los aspectos informales de la pesca continental, también existe en muchas regiones un número significativo de pesquerías artesanales/comerciales importantes. Por ejemplo, las pesquerías de algunas de las mayores regiones de aguas continentales abiertas se asemejan a las pesquerías marinas industriales en cuanto a los problemas que plantean y a sus necesidades de ordenación. En otras zonas existe un número considerable de pesquerías no menos importantes en cuanto a los ingresos y el empleo que generan.

Los efectos ambientales de actividades de otros sectores constituyen el mayor obstáculo para el mantenimiento o el aumento de la producción. Dichos efectos podrían reducirse mediante una ordenación mejor integrada de los recursos, en la que consideraran los múltiples usos de los recursos de agua dulce dentro de un enfoque global para toda la cuenca hidrográfica.

Las comunidades más expuestas a riesgo a causa de este tipo de impacto ambiental son las de las zonas de alta densidad demográfica que viven actualmente en llanuras inundables relativamente poco reguladas, o en proximidad de grandes lagos cuyas cuencas sufren una degradación cada vez más intensa. Si las oportunidades de participación en las actividades de desarrollo que alimentan estos cambios ambientales son escasas se producirán, de hecho, situaciones localizadas de inseguridad alimentaria.

Existen diferencias entre las regiones en cuanto a la forma que probablemente asumirán los cambios ambientales. En el mundo desarrollado, así como en las economías cada vez más prósperas de los países en vías de industrialización, la rehabilitación de las aguas continentales está dirigida sobre todo a satisfacer necesidades recreativas.

En Europa oriental (incluidos los estados de la ex Unión Soviética) y gran parte de Asia, si no se toman medidas compensatorias para atenuar los efectos del rápido desarrollo económico previsto, es probable que éste tenga graves repercusiones en las masas de agua dulce, especialmente por la descarga de aguas residuales de la industria en los ríos.

En Africa el mayor impacto será consecuencia, seguramente, de la presion demográfica, que traduciéndose en una intensificación de la agricultura llevará a una mayor degradación de las tierras especialmente en las inmediaciones de los grandes lagos.

En comparación con Asia, es posible que los cambios ambientales en los ríos de América del Sur, donde los lagos tienen menos importancia, sean menos espectaculares. Se pueden prever efectos locales como consecuencia de la rápida industrialización, y en particular de la actividad minera. Además, la intensificación de la agricultura está produciendo modificaciones de la cubierta vegetal que inevitablemente conllevarán cambios ecológicos en la mayor parte de las aguas que fluyen en América del Sur.

En las decisiones relacionadas con la asignación de los recursos hídricos deben tomarse en cuenta las consideraciones relativas al uso múltiple de dichos recursos. Para que esto se haga con imparcialidad y equidad y con un sólido fundamento económico, es necesario que los gobiernos reunan más información acerca del valor y de la utilización efectiva de los hábitat de agua dulce. En términos generales, los pescadores deberían contar con mayores derechos de acceso legal a los recursos. Cuando los proyectos vayan a tener un impacto importante sobre los recursos de agua dulce, los gobiernos deberán decidir, en forma clara y sin ambigüedades, si desean o no conservar el recurso en cuestión; estos problemas deben abordarse a menudo con criterios pragmáticos. En muchos casos los procesos políticos de adopción de decisiones requieren una infraestructura nacional que, sin favorecer los intereses específicos de uno u otro sector, pueda brindar orientación técnica sobre las distintas opciones de desarrollo disponibles.

La mayor parte de las pesquerías más importantes ha alcanzado o superado su rendimiento máximo sostenible, si no se han efectuado intervenciones de potenciación pesquera mediante acuicultura extensiva. Si bien existen posibilidades de que mejores equipos y una ordenación adecuada permitan un aumento de la producción en algunas zonas, éste podría ser en parte anulado por la reducción que ocasionarán en otras zonas la explotación excesiva, la destrucción del hábitat y/o la contaminación del agua. Por consiguiente, por más que en cifras absolutas la producción mundial pueda mantenerse hasta el año 2010, esta hipótesis encubre las importantes anomalías que probablemente han de producirse a nivel local.

Existe un potencial considerable para aumentar las capturas a nivel local rehabilitando los hábitat de agua dulce y, por consiguiente, la actividad pesquera que éstos sostienen. Por este medio ya se han logrado mejoras en las pesquerías de muchos países, incluidas naciones en desarrollo o en vías de industrialización, mientras que muchos otros están examinando seriamente esta opción.

El mayor potencial de aumento de las capturas de aguas continentales se halla en la aplicación y/o perfeccionamiento de técnicas de potenciación pesquera mediante la acuicultura extensiva.

Estas actividades de repoblación resultan particularmente promisorias para los cuerpos de agua y embalses de pequeñas dimensiones, y ya contribuyen a una parte importante de la captura continental en muchas regiones, especialmente de Asia.

Las distinciones entre pesca y actividades de potenciación pesquera mediante la acuicultura extensiva están destinadas a desaparecer rápidamente, y en muchas regiones ya han dejado de existir.

Las estimaciones del potencial biológico para la siembra de peces llevan a pensar que en la mayor parte de las zonas no será ésta la dificultad principal, mientras que entre las distintas regiones existen variaciones considerables en cuanto al potencial y socio- económico y a otros impedimentos que sí pueden llegar a ser limitantes.

Cálculos realistas de los aumentos de producción que se pueden lograr intensificando las actividades de repoblación indican un exceso de 5 millones de toneladas anuales para las masas acuáticas existentes. Además, los nuevos embalses ofrecerán ulteriores oportunidades de aumento de la producción. En caso de que las actividades de repoblación de peces se intensifiquen y/o se combinen con intervanciones dirigidas a incrementar la producción primaria (por ejemplo, mediante el enriquecimiento en nutrientes del agua) el incremento productivo podría ser incluso mucho mayor.

La posibilidad de incrementar la producción potenciando las pesquerías mediante la acuicultura extensiva presenta además varios otros atractivos, a saber: se aprovechan los recursos hídricos existentes; los sistemas empleados requieren un insumo escaso de recursos; que se usan especies situadas en niveles bajos de la cadena trófica, lo que puede optimizar la eficiencia biológica de la producción; se logra una mayor participación; los beneficiarios son, en general, comunidades de bajos ingresos y pobres en recursos; no se produce contaminación; por último, el proceso de cría requiere limitados esfuerzos de gestión. No se precisan grandes cambios tecnológicos para hacer aumentar la producción; las necesidades de ordenación son claras, y sencillas desde el punto de vista técnico. Y, lo que es más importante, es improbable que las exigencias en materia de ordenación para el aumento de la producción se traduzcan en conflictos de intereses, ya que el proceso consiste en potenciar las actividades existentes. Por consiguiente, existen excelentes posibilidades de que se alcance el incremento productivo esperado.

Las cuestiones relacionadas con la propiedad de la población pesquera o los derechos de acceso a la misma limitarán la participación del sector privado en actividades destinadas a aumentar la producción mediante la siembra de peces. Muchas de las zonas con mayor potencial para la repoblación son zonas de acceso abierto (lo cual no es, en sí, indeseable). En muchos casos será el sector institucional o público el que deberá tomar la iniciativa principal. Esto marca una diferencia con las actividades de acuicultura más intensivas, en las que el sector privado puede jugar un papel más predominante. Así pues, la financiación institucional o pública debe dar la preferencia a las actividades de repoblación más que a las de acuicultura de tipo más intensivo. A más largo plazo cuando ello fuera necesario y apropiado habría que alentar la participación del sector privado, y en particular los enfoques de tipo comunitario, resolviendo con imparcialidad y equidad los problemas relacionados con los derechos de utilización y acceso a los recursos. Existen ya ejemplos concretos de formas en que esto puede lograrse.