Al eclosionar las crías, y después de lavarlas con agua salada para quitarles la arena, se colocaron en el tanque de concreto conteniendo aguasalada.
El alimento proporcionado consistió en pescado fresco, eviscerado, crudo, suministrado a saturación, diariamente, por la mañana
Antes de alimentar a las tortugas, se vació, limpió y volvió a llenar el tanque.
La misma operación se repitió tres o cuatro horas después del suministro alimentario, teniendo cuidado de no dejar ningún desecho en el fondo.
El tanque se limpió a fondo cada 15–20 días aproximadamente, por medio de cepillos de alambic, sin usar desinfectante.
Una balanza colgante de reloj, de una capacidad de 20 libras × 1 onza, equipada con una bandeja de aluminio, fue utilizada para pesar las tortugas. Cuando se trataba de crías pequeñas, se pesaron juntas por lotes de 10. Las crías de peso sensiblemente mayor fueron pesadas individualmente, sacando al azar 10 individuos de cada categoría de tamaño (grande, mediano, pequeño).
Para medir el carapacho, se usó una regla. Después del 15 de junio de 1982, las crías de un largo de carapacho inferior a 15 cm fueron medidas por un calibrador Vernier. Se siguió usando una regla para las demás. Se midió el largo y ancho máximo del carapacho en línea recta.
Los muestreos se efectuaron regularmente a intervalos variables según la edad de las crías.
Las últimas crías de la temporada de anidación del año 1980 fueron retenidas e introducidas en el tanque en varias etapas, desde aproximadamente el 15 de noviembre hasta el 15 de febrero de 1981, pero no hay registros de - las fechas ni del número de crías.
Tampoco existen datos acerca de la mortalidad o del número de tortugas liberadas hasta el día 5 de agosto de 1981, fecha en la cual, al iniciarse las actividades del proyecto en su componente tortugas marinas, se - adiestró al personal de los tortugarios para la temporada de anidación de - 1981, aprovechando la oportunidad para hacer la primera evaluación del experimento “head-starting” en curso (Ramboux, 1981).
Todas las tortugas pertenecían a la especie Lepidochelys olivacea y muchas estaban heridas. En consecuencia, a partir del 7 de septiembre de 1981, fecha correspondiente a la segunda visita de la experta asociada, se - administró regularmente violeta genciana sobre las heridas.
Por otra parte, se dejaron instrucciones para liberar paulatinamente a las tortugas, empezando por las más heridas, después de tratarlas, para evitar que dichas crías sean atacadas por las demás y que las lesiones vuelvan a infectarse.
La liberación total de las últimas tortugas se había programado para mediados del mes de noviembre de 1981, para poder iniciar, de acuerdo al plan de trabajo establecido, un cultivo “head-starting” controlado, con nuevas crías. Sin embargo, por decisiones superiores, no se pudo liberar el último lote sino hasta el 18 de mayo de 1982.
Cuando finalmente se liberaron las tortugas, se mantuvieron tres - en cautiverio, morfológicamente distintas, con el fin de seguir su crecimiento individual. Se añadió una tortuga carey subadulta (Eretmochelys imbricata) capturada poco antes en una de las boca-barras.
Esas cuatro tortugas fueron alimentadas diariamente con pescado - crudo, entero, con escamas, y mediadas y pesadas regularmente.
Debido a las razones expuestas en el punto anterior, las 850 crías de la especie Lepidochelys olivacea (eclosionadas entre el 15 de diciembre de 1981 y el 9 de enero de 1982, en los ranchos de El Jiote y Las Lisas) tuvieron que ser mantenidas en el mismo tanque que las grandes de la temporada anterior, separadas de ellas por una línea movible de bloques de concreto.
En consecuencia, fueron cancelados los experimentos previstos en cuanto a densidades óptimas se refiere, por falta de espacio en el tanque.
El alimento proporcionado a las recién nacidas consistió en pescado crudo molido; conforme crecían, se les alimentó con pescado crudo descamado y picado, sin quitar los huesos.
Las crías fueron tratadas con una solución de permanganato de potasio (10 ppm) en un baño quincenal de 5–10 minutos, hasta finales del mes de julio. Además, las heridas serias fueron tratadas regular e individualmente con violeta genciana hasta el día 5 de junio de 1982, fecha en la cual se - sustituyó por una solución comercial “PODAL”, a base de formalina, usada por los veterinarios.
Por otra parte, 17 tortugas laúd (Dermochelys coriacea), eclosionadas en El Jiote el 29 de diciembre de 1981, fueron mantenidas dentro del tanque, en un tinaco de duralita (de 250 litros de capacidad), y alimentadas - con pescado crudo molido.
Las recién nacidas fueron mantenidas en la parte menos honda del - tanque con 10 centímetros de agua aproximadamente, para permitirles alcanzar el fondo del tanque en búsqueda del alimento. Cuando la mayoría de las crías lograron zambullirse, se aumentó el nivel del agua hasta 20–25 cm (25–30 cm - en la parte más honda del tanque).
Se pesaron y midieron las crías por primera vez el 15 de enero de - 1982. Los muestreos siguientes se efectuaron cada 10 días. A partir del 15 de mayo, los muestreos fueron quincenales hasta el 16 de agosto. El último muestreo se realizó el 17 de septiembre. El día del huracán, el personal a cargo logró liberar a todas las tortugas cautivas antes de que se quebrara - el tanque por el impacto de las olas.
El recorrido a las playas empezó el 26 de julio de 1982 en El Jiote, el 28 de julio en Las Lisas y el 2 de agosto en El Ahumado.
El personal trabajó de las 19:00 a las 05:00 horas, cada noche excluyendo los domingos.
Al igual que en la temporada anterior, las actividades consistieron en:
Los mismos métodos y ténicas que las del año anterior (Ramboux, - 1982) fueron utilizados (con la única diferencia que se marcaron a las hembras en la temporada de 1982).
Debido a los problemas encontrados en aquel entonces, se puso énfasis en una buena capacitación inicial del personal, especialmente en cuanto a la identificación de las especies de tortugas marinas se refiere, y se experimentó el nuevo sistema de registro de los datos (fig. 1 a 5), propuesto en las recomendaciones del Documento de Campo # 1 (Ramboux, 1982).
De acuerdo a las recomendaciones hechas por Bacon (1982), se liberaron las recién nacidas el mismo día de su emergencia, al atardecer o durante la noche, dejándolas caminar sobre la playa hacia el mar. Cuando emergieron por la mañana, se las mantuvieron en baños con agua de mar, en la sombra, hasta el atardecer.
