Se requiere un programa internacional de educación para proporcionar información básica a partir de la cual se pueda evaluar la diversidad y la vulnerabilidad de los recursos genéticos ícticos. Antes de que se puedan iniciar tales evaluaciones o actividades para preservar los recursos genéticos en peligro, algunas interrogantes deben ser respondidas. Estas interrogantes varían según las especies, geografía y régimen medioambiental. Pocas regiones y hábitats han sido estudiados satisfactoriamente, y son particularmente los de las zonas templadas. Por ejemplo, en la corriente de California existe una larga historia de evaluaciones sistemáticas de la abundancia de especies a toda edad, y en muchos casos desde huevos hasta adultos. Tales antecedentes proporcionan una base para la identificación de pequeñas poblaciones de distribución limitada que podrían ser vulnerables a eventos que produjeran empobrecimiento genético. Varias poblaciones endémicas pequeñas se encuentran ya bajo protección en este sistema (por ejemplo Garibaldi), principalmente a través de la legislación y creación de reservas (por ejemplo la Reserva Marina de La Jolla).
Las funciones y objetivos de organismos de las Naciones Unidas tales como el PNUMA, la FAO, la UICN y la Unesco, parecen indicar que son los adecuados para el desarrollo de tal programa. La fundamentación del programa estaría en el establecimiento de cursos de capacitación, a niveles regional y nacional. El primer nivel, de acuerdo al proyecto, estaría constituido por empleados de las instituciones relacionadas con las pesquerías, de niveles técnicos básicos, de tal manera que pudieran permanecer en los sectores operacionales o activos de sus instituciones durante un tiempo suficiente para que se pueda promover la continuidad de cualquier programa de monitoreo e identificación.
Los cursos de entrenamiento deben tener contenidos de principios ecológicos y genéticos generales a nivel introductorio. Esto se podría lograr mediante series de conferencias y prácticas de campo, que constituirían el fundamento para la identificación de los recursos vulnerables y para la elaboración de los esquemas de monitoreo posterior. Las prácticas de campo no sólo servirían para enseñar las técninas de colecta y monitoreo, sino que podrían ser una fuente de información básica.
Un segundo nivel de talleres de capacitación, podría ser llevado a nivel regional. Aquí sería apropiado utilizar los rasgos biogeográficos naturales, tales como sistemas de drenaje y/o las características del sustrato del sistema marino para delimitar regiones (por ejemplo sistemas de manglar o de arrecife coralino). Los objetivos de estos talleres serían familiarizar a los expertos regionales en las técnicas de identificación y en la clasificación de peces, así como en la estimación de la vulnerabilidad genética y ecológica de los peces, a fin de iniciar la evaluación de los recursos regionales específicos que parezcan ser los más vulnerables. El nivel técnico de los asistentes a estos talleres no debe ser particularmente alto, pero se requeriría que tengan conocimientos generales básicos de matemáticas, biología y química.
Las ventajas del esquema de entrenamiento a dos niveles sería: (1) acumular información básica sobre los recursos ícticos regionales; (2) tener contacto directo con instituciones nacionales a fin de lograr que asimilen los objetivos y métodos del programa; (3) formar redes de comunicación que serían creadas en los niveles de mayor relevancia (niveles de trabajo de campo u operacional); (4) el programa puede ser promovido e implementado operacionalmente desde el principio, en lugar de que esto se realice en tiempos diferentes.
La repercusión podría ser orientada a dos niveles de programación y presupuesto, ya sean nacional o internacional. A nivel nacional deberían acentuarse todos los aspectos de la investigación pesquera, por ejemplo, en las áreas generales de taxonomía, toxicología, genética, ecología, fisiología, biología del comportamiento, bioquímica, estudios del desarrollo o de las etapas tempranas del ciclo de vida. Los programas anteriores podrían ser iniciados por el PNUMA, y otros organismos de las Naciones Unidas. Podrían proporcionar oportunidades de entrenamiento en talleres nacionales y regionales, a científicos jóvenes y estudiantes de naciones en vías de desarrollo del Tercer Mundo y, en los casos adecuados, tal vez a nivel de posgrado y doctorado, en los países industrializados.
Existen, ciertamente, objetivos a mediano plazo en los que la destreza y el conocimiento pueden ser transmitidos directamente. Esto podría lograrse mejor a través de la creación de programas de intercambio internacional de investigación y educación.
