Página precedente Indice Página siguiente


2. LIMITACIONES DE LOS METODOS DE CULTIVO EN JAULAS Y CORRALES

2.1 Clasificación

El cultivo en jaulas y corrales, al igual que otros métodos de cría de peces, puede dividirse convenientemente en extensivo, semi-intensivo o intensivo, según el régimen de alimentación. El cultivo intensivo depende exclusivamente de los alimentos naturalmente disponibles, como plancton, detritos, organismos bentónicos y organismos en suspensión, sin aportación de ningún pienso suplementario. El cultivo semi-intensivo entraña la adición de piensos de bajo contenido protéico (< 10 %), preparados de ordinario con plantas locales o subproductos agrícolas, para suplementar la ingesta de alimentos naturales, mientras en las operaciones de cultivo intensivo los peces se alimentan casi exclusivamente con piensos ricos en proteínas (< 20 %), de ordinario a base de harina de pescado.

2.2 Limitaciones y Problemas

Son varios los factores que, desde el punto de vista demográfico, limitan la variedad de especies que pueden cultivarse y los métodos utilizables. El primer obstáculo es de carácter geográfico. Se ha demostrado que la producción primaria, de la que dependen todas las transacciones sucesivas de energía en la red alimentaria acuática (Barnes, 1980), está en relación con la latitud (Brylinsky, 1980). Algunos datos recabados del informe resumido del Programa Biológico Internacional (PIB) de 13 años permiten ilustrar este punto (Le Cren y Lowe-McConnell, 1980). Comparando las zonas templadas (23°–67°) con las tropicales (23°N–23°S) se observa un considerable aumento en el rango de los valores de producción (Figura 3), lo que quiere decir que las masas de agua tropicales ofrecen mejores oportunidades para el cultivo extensivo y semi-intensivo en jaulas y corrales.

En Europa y América del Norte, los casos de cultivo extensivo son pocos. En República Federal de Alemania existe cierta producción extensiva de carpas en estanques de tierra (Bohl, 1982). Sin embargo, el cultivo extensivo en jaulas en Europa se limita en buena parte a la cría de fases planctívoras juveniles, utilizando fuentes de luz para atraer zooplancton (Bronisz, 1979; Uryn, 1979; Jäger y Kiwus, 1980). Experimentos de cultivo intensivo de carpa de cabeza grande en jaulas hechos recientemente en los Estados Unidos han dado resultados desalentadores, con bajas tasas de crecimiento y supervivencia y, por tanto, malas perspectivas económicas (Engle, 1982).

Los métodos extensivos y semi-intensivos sólo resultan adecuados para peces planctívoros, o que se alimenten de organismos bentónicos o flotantes o de detritos, y no son aptos para peces con grandes exigencias de proteínas o que no estén adaptados, desde el punto de vista anatómico, fisiológico o de comportamiento, para consumir esos tipos de alimentos. Las especies carnívoras, como los salmónidos y muchos bagres (por ejemplo, Ictalurus punctatus, Pangasius sutchi), no pueden cultivarse con éxito sin recurrira métodos intensivos, utilizando dietas basadas sobre todo en proteínas de pescado (véase una relación de la situación en Cowey, 1979). Aunque todas las especies de tilapia requieren cantidades relativamente pequeñas de proteínas y, por tanto, muchas de ellas parecen adecuadas para el cultivo extensivo en jaulas, en realidad no es así. Todas las tilapias tienen dientes faríngeos además de los de la mandíbula, con diferencias en el tamaño, la estructura y la movilidad (Trewavas, 1982), y ello influye en el tipo de dieta y en el tamaño de las partículas que pueden comer. Las especies microfagas, como O. niloticus, O. mossambicus y O. aureus crecen mejor con un sistema extensivo de cultivo que las especies macrofagas, como T. zillii y T. rendalli (Coche, 1982; Pullin, en prensa).

Existen grandes diferencias entre los corrales y las jaulas y entre las zonas lóticas y lénticas por lo que se refiere a la disponibilidad y tipos de alimentos naturales. Los peces criados en corrales tienen acceso a organismos bentónicos y hay algunos indicios de que ciertas especies crecen mejor en corrales que en jaulas. Probablemente por eso, aparte de por sus dimensiones, no se usan métodos de cultivo intensivo en corrales. Tanto en las aguas templadas como en las tropicales, la producción primaria es generalmente más baja en aguas lénticas que en aguas lóticas (Figura 3) y en la aportación de energía predominan los insumos alóctonos (externos) en vez de los autóctonos (internos) (Minshall, 1967; Knöppel, 1970; Fisher y Likens, 1973; Dudgeon, 1982). En las aguas en movimiento, la producción autóctona procede ante todo de plantas fijas - macrofitas, perifiton - con poca contribución de la comunidad planctónica menor, y quienes elaboran la materia orgánica son las comunidades microflorales, macroflorales y faunales; detríticas y bentónicas (Fahy, 1972; DeLa Cruz y Post, 1977; Blackburn y Petr, 1979; Dudgeon, 1982a). En la mayor parte de las aguas corrientes, por tanto, son pocos los peces que se alimentan de plancton y el cultivo en jaulas de esos peces sin alimentación suplementaria no resultará probablemente viable. Los experimentos de cultivo extensivo de carpa de cabeza grande hechos recientemente en el río Tengi, Malasia, han confirmado este punto (Othman et al, en prensa): se colocaron en las jaulas peces de 25,3 g, a razón de 15 peces m-3; durante los dos meses del ensayo, el 95 % de las carpas murieron y el peso medio de los supervivientes fue de 19,5 g.

En algunas circunstancias, sin embargo, es posible criar peces planctívoros en aguas corrientes. En la cuenca alta del río Bicol, en Filipinas, a su salida del lago Buhi, el plancton descargado por el lago es suficiente para permitir la cría de O. niloticus en jaulas sin alimentación suplementaria (Job Bisuña, com. pers.) (Figura 4).

En ríos pequeños enriquecidos con algunos materiales orgánicos, las poblaciones bentónicas y los detritos e insectos arrastrados por la corriente serán más abundantes que en cursos de aguas contaminadas, por lo que probablemente resultarán mejores para el cultivo extensivo/semi-intensivo de peces omnívoros (por ejemplo, carpas y bagres), como se hace en Indonesia y Tailandia (Vaas y Sachlan, 1957; Ling, 1977). Las zonas muy contaminadas, en cambio, no resultan adecuadas, debido al bajo nivel de O2, que puede retrasar el crecimiento y causar la muerte de los peces.

En los ríos de curso rápido, por otro lado, el cultivo intensivo o semi-intensivo de peces no es aconsejable, debido a las pérdidas excesivas de piensos. Aunque pueden reducirse las pérdidas utilizando un anillo para el suministro de piensos (Coche, 1979), es preferible utilizar zonas de tierras bajas, o deltas, donde la corriente es más lenta.

Hay además algunas consideraciones económicas y técnicas que influyen notablemente en la difusión del cultivo en jaulas y corrales y en los métodos practicados en aguas continentales en diferentes regiones del mundo. Las razones de la intensificación del sistema de cultivo son claras (mayor producción por unidad de agua, reducción de los costos de mano de obra, etc.), pero el uso del cultivo intensivo en recintos sólo es viable si por los peces que se cultivan se pagan precios suficientemente altos para que su producción dé beneficios. Según datos recientes publicados por el Programa de Desarrollo y Coordinación de la Acuicultura (ADCP, 1983), en la acuicultura intensiva los piensos representan el 40–60 % de los costos totales de explotación. Sin embargo, para que la piscicultura sea rentable, el ADCP recomienda que los costos de los piensos no superen el 20 % del valor del pescado en la puerta de la explotación. Así sucede en Europa occidental y América del Norte, donde el cultivo intensivo de salmónidos y bagres carnívoros es viable gracias a los altos precios de mercado de esos peces. No sucede así, en cambio, en los trópicos. Aunque se han preparado piensos para el cultivo intensivo de peces como la tilapia y las principales carpas indias (Jauncey y Ross, 1982; ADCP, 1983), el interés comercial por esas especies ha sido escaso hasta la fecha. En 1982, por ejemplo, el precio que los minoristas pagaban por la tilapia en la provincia de Laguna (Filipinas) era entre p 7,55 y 11,50/kg, según la talla de los peces y la temporada (Aragón et al, 1983), mientras en la región de Bicol el precio variaba entre 3,75 y 5,40 (Escover et al, 1983). Según las orientaciones del ADCP, por tanto, los precios de los piensos para el cultivo intensivo habrían de mantenerse entre 1 520 y 2 320 (US$ 100–150) por t en Laguna y entre 750 y 1 080 (US$ 50–72) por t en Bicol, cifra muy inferior al costo de producción de una dieta con un 27 % de proteínas, adecuada para el cultivo intensivo de tilapia, que el ADCP ha estimado en US$ 320/t (ADCP, 1983). En muchos otros países tropicales los precios de la tilapia y la carpa son semejantes y, por tanto, los piensos para cultivo intensivo no constituyen aún una opción generalmente posible. Como excepción pueden citarse algunos países del Sudeste de Asia. En Taiwán, por ejemplo, donde casi todo el cultivo de tilapia se hace en régimen intensivo, existe gran variedad de piensos para tilapia de calidad variable (R.S.V. Pullin, com. pers.).

Problemas técnicos relacionados con la manufactura y el almacenamiento de piensos pueden obstaculizar el desarrollo del cultivo intensivo en jaulas y corrales aunque por otros conceptos haya resultado económicamente viable, y así sucede sobre todo en los trópicos. En Bolivia, la expansión del cultivo intensivo en jaulas de trucha arco iris encuentra problemas debido a la mala calidad de los piensos disponibles comercialmente (Beveridge, 1983). Hay también noticias de que la contaminación de los piensos con especies de Aspergillus productoras de aflatoxinas crea problemas en las explotaciones de tilapia de Africa y del Sudeste de Asia (Roberts, 1983; Olufemi et al, 1983).

En muchas partes del mundo, la producción de alevines y jaramugos constituye el principal problema técnico aún por resolver. El cultivo de muchas especies, como chanos (Chanos chanos), en Filipinas, Taiwán e Indonesia depende aún de la recolección estacional de alevines en aguas naturales, a pesar de haberse conseguido con éxito el desove en laboratorio (Liao y Chen, 1979; Lam, 1982; PCARRD, 1982). En algunas áreas, la explotación excesiva de alevines naturales ha determinado su escasez y ha causado un aumento de los precios, frenando así el desarrollo de la industria.

Para el desarrollo de la industria piscícola es indispensable que las piscifactorías puedan atender la demanda de los productores. En Filipinas, el enorme aumento de interés por el cultivo de tilapia en jaula durante los últimos cinco años ha determinado un notable crecimiento de la demanda de jaramugos (Guerrero, 1982). Aunque la producción de las piscifactorías ha conseguido mantenerse al paso con la demanda, hay cada vez mayor preocupación por la enorme cantidad de jaramugos que se producen en piscifactorías improvisadas (Pullin, en prensa). Los piscicultores que compran jaramugos de crecimiento lento ponen en peligro sus actividades y actualmente el DCARR está intentando reducir al mínimo el riesgo de que eso suceda abasteciendo a las piscifactorías comerciales con reproductores de buena calidad procedentes de su piscifactoría del CLSU, en Nueva Ecija (broussard et al, 1983).

La mayoría de estos problemas son comunes a todos los tipos de acuicultura, independientemente de que se practique en masas artificiales de agua (por ejemplo, estanques, tanques, canales) o en masas naturales. Hay, sin embargo, varios problemas que son peculiares del cultivo en jaulas y corrales y que han causado el colapso de esa industria o frenado su desarrollo. En Filipinas ha habido varios casos de construcción de jaulas y corrales en lagos muy eutróficos, donde los peces mueren regularmente a causa de la desoxigenación del agua debida al colapso de las floraciones de algas y a la consiguiente descomposición de éstas (Barica, 1976; PCARRD, 1981). En Laguna de Bay se han producido regularmente muertes de peces casi todos los años, desde principios de los setenta, con una situación especialmente grave en 1975, en que murieron 5 × 106 chanos. Para 1981, en el 73 % de los corrales colocados en el lago se habían producido muertes de peces (PCARRD, 1981).

También la contaminación industrial puede causar problemas. En noviembre de 1983, en jaulas y corrales de peces situados en la parte occidental de Laguna de Bay murieron chanos y tilapias por valor de 150 millones, debido a la aparición de “masamang tubig”, es decir, aguas muy contaminadas (Fuente: Bulletin Today, 10 nov. 1983). El aspecto de las aguas contaminadas se describió como negro y oleoso y los pescadores locales atribuyeron la contaminación a la industria.

Otros problemas que se encuentran en el cultivo en jaulas y estanques se deben a daños causados por tormentas, etc., y a hurtos y vandalismo (Coche, 1979, 1982; PCARRD, 1981). En julio de 1983, el tifón Bebeng devastó en Filipinas gran número de empresas piscícolas lacustres en las provincias de Bicol, Laguna y Rizal (Luzón meridional y central) y muchos de los piscicultores no han podido desde entonces reconstruir sus explotaciones, debido a los costos prohibitivos que ello entraña.

Los productores de tilapia de las Filipinas mencionan los hurtos y el vandalismo como el principal problema que tienen planteado (Escover y Claveria, 1983). Aunque no es probable que esas razones basten para cerrar las explotaciones, su desarrollo puede verse restringido, ya que a menudo los piscicultores no están dispuestos a colocar sus recintos muy lejos de su hogar y los mayores gastos necesarios para impedir que se produzcan esos desmanes pueden influir también en la viabilidad de las explotaciones.

2.3 Discusión

El cultivo intensivo de peces en jaulas y corrales se limita en buena parte a las regiones desarrolladas templadas, donde se crían especies carnívoras de lujo alimentándolas con piensos caros, ricos en proteínas, a base de harina de pescado. Los piensos intensivos no son esenciales en la piscicultura tropical, ya que muchas de las especies de importancia comercial, como tilapia, carpa y chanos, pueden alimentarse con la producción natural de macrofitas, plancton y detritos. Está además muy difundido el uso de piensos suplementarios, obtenidos de subproductos o desechos agrícolas de bajo costo y pobres en proteínas, para mejorar la producción. Existen algunos problemas técnicos que retardan la introducción de piensos para cultivo intensivo. Pero aún en los países donde se han preparado dietas adecuadas para el cultivo intensivo, su uso no suele ser común, porque resultan demasiado costosas (Guerrero, 1982). Los precios al por menor de la mayoría de las especies cuyo cultivo es popular son bajos y el margen de beneficios de los productores, pequeño.

Una de las pocas excepciones parece ser Taiwán, donde existe gran número de marcas comerciales de piensos para tilapia y chanos (R.S.V. Pullin y J. Kuo, com. pers.). Sin embargo, Taiwán es un país subtropical en el que sólo pueden criarse especies tropicales durante un período limitado y donde los recursos de tierras y aguas para el desarrollo de la acuicultura son también limitados. Por esas razones, la cría intensiva de peces resulta interesante desde el punto de vista económico. Por otro lado, los consumidores de la clase media (que son muchos) están dispuestos a pagar más por pescado criado con métodos intensivos del cultivo, que no tenga el sabor cenagoso que a menudo presentan los peces criados en lagos y estanques de tierra con métodos de cultivo extensivos o semi-intensivos (J. Kuo, com. pers.). El cultivo intensivo en jaulas y corrales podría resultar también viable en los trópicos si se difundiera el cultivo de especies carnívoras de alto precio como el gobio (Oxyeolotris marmorata) o se practicara en un mismo lugar el cultivo intensivo y semi-intensivo/ extensivo (véase la sección 5 más adelante).

La dificultad de suministrar alevines de buena calidad a determinados sectores de la industria, junto con las malas condiciones atmosféricas, los hurtos, el vandalismo y la contaminación repercuten también negativamente y afectan al desarrollo y la viabilidad del cultivo en jaulas y corrales en diferentes partes del mundo. Los sistemas lénticos parecen ser los que mejores posibilidades ofrecen para el cultivo en recintos. Los cursos de agua ricos en materia orgánica y los tramos de los ríos de curso lento ofrecen posibilidades para el cultivo semi-intensivo, mientras la baja concentración de plancton impide la mayor parte de las formas de cultivo extensivo y la velocidad relativamente alta de la corriente, con las consiguientes pérdidas de alimentos, hace inviable el cultivo intensivo en jaulas o corrales.


Página precedente Inicěo de página Página siguiente