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PALABRAS DE INAUGURACIÓN

Muy buenos, días a todos ustedes:

En primer término, justicia obliga. Permítanme agradecerle al Colegio de Postgraduados, a su Director, su anfitrionía, su participación y su promoción a este tipo de eventos de singular importancia para nosotros los mexicanos y en particular, para la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural.

De la misma forma, agradecerle a FAO, a su excelentísimo embajador en México, Augusto Simoes, el patrocinio para este taller de Las Organizaciones de Productores de Tercer Piso ante el Cambio, que sin duda responde a lo que a continuación quisiera enfatizar sobre el nuevo papel que la sociedad rural juega en el desarrollo rural de nuestro país.

En este propósito de revalorar el medio rural y el quehacer de los profesionales en el ámbito del espacio rural, sin duda, estos programas están teniendo un efecto que ya se nota. Y deseo enfatizar la trascendencia de este taller, porque en nuestro país, y lo digo ahora sí a sabiendas de que hay estudiantes extranjeros en este programa, a quienes damos una muy cordial bienvenida y que ojalá la pasen bien en México, estamos tratando de lo de que manera muy simple pudiéramos Ilamar “una nueva forma de hacer las cosas”.

Toda la política pública federal está experimentando un proceso fuerte de descentralización de transferencia de responsabilidades, atribuciones y recursos hacia los Estados, hacia los gobiernos locales, hacia las organizaciones. De un Estado y un gobierno interventor que por muchas décadas trató de hacer prácticamente todo, hemos pasado ahora, al menos lo intentamos, a un Estado que procura facilitar la participación de otros agentes de la sociedad y que además procura apoyar de manera directa este cambio, hacia los procesos de apertura, de globalización, hacia el retiro sistemático del Estado en la operación de muchas actividades que anteriormente fueron sustantivas. Se da hoy una nueva forma en donde otros agentes y elementos de la sociedad están tratando de hacer lo suyo. Naturalmente, lo preciso, lo reafirmo, con la participación decidida del Estado.

El gobierno mexicano no puede renunciar a la obligación constitucional que tiene de apoyar el espacio rural, sobre todo cuando en él se concentra la pobreza. Pero trata hoy de hacer las cosas de una manera diferente; no con la operación directa, única y exclusiva por parte de la burocracia, sino a través de una nueva participación de las organizaciones de los productores, de los gobiernos locales y de los tres poderes del gobierno.

En esta dirección, debo confesar con franqueza, que no resulta fácil el cambio. De hecho, tantos años de intervención directa llevaron a decir a las entidades federativas en provincia, que “hay vienen los federales a resolver los problemas”. No ha sido fácil cambiar y convencer de que hay una nueva generación en la cual todos tenemos un papel importante que jugar.

Hoy por hoy, uno de los programas más significativos de fomento agropecuario y desarrollo rural, al cual llamamos Alianza para el Campo, está caracterizado porque los recursos ya no están en oficinas centrales, sino están llevados a un fondo en los Estados en donde el gobierno del Estado y los productores determinan su uso y su destino. Ya no es el Secretario de Agricultura quien firma los cheques ante planteamientos válidos de organizaciones, sino que toda esta gestión se ha llevado hacia los Estados.

Actualmente, la política agropecuaria y de desarrollo rural, sin duda, debe darse en el ámbito federal, pero se procura que sea derivada de la concertación de una serie de factores importantes, como son las organizaciones y Estados, pero su implementación y definición última, está en los Consejos Estatales Agropecuarios que es en donde deberá ajustarse la norma y direccionalidad de los programas de fomento agropecuario y de desarrollo rural.

En este nuevo enfoque, con un gobierno federal reducido en su operativa y en su personal, se generan hoy nuevas acciones, pero ya no hechas por nosotros directamente. La sociedad empieza tomar un nuevo papel que tenemos que venderlo de mejor manera, convencer de que la orientación del medio rural hacia un mejor destino, obliga al gobierno a participar, pero sin duda también, tiene que darse en función de sus propios actores, y de sus propios protagonistas.

Y esto que a veces resulta romántico y otras veces puede parecer una idea de fácil venta, no resulta a veces fácil comprarla, sobre todo en lo que a la operación se refiere.

Yo he dicho con frecuencia, que como país, el nuestro no tiene mayor problema en la definición del qué hacer, que tenemos excelentes intelectuales, investigadores, profesionales, excelente población para decir hacia dónde, pero que a veces no somos tan eficaces en la instrumentación de los programas. El qué, está perfectamente bien definido, pero cuando instrumentamos, en lo que podríamos llamar bien, el cómo, es cuando sin duda hemos tenido tropiezos importantes.

Es por ello pues, que nos da mucho gusto que se mantengan estos seminarios, estos programas, en donde, lo digo sin rubores, pretendemos y proponemos la mayor participación de la sociedad rural, preferente y particularmente de sus organizaciones y de sus productores.

La organización de los productores en México por muchos años, fue una responsabilidad directa del Estado. Hoy por hoy, surgen de manera espontánea y legítima, organizaciones nuevas en el espacio rural, que con una visión mucho más participativa, con una mayor conciencia de sus derechos, hacen valer sus verdades y logran lo que por mucho tiempo han demandado.

En esta nueva relación, yo invitaría tanto a las organizaciones de tercer piso, a que juntos hagamos y nos propongamos hacer y cumplir una cruzada, que revalore no tan sólo al espacio rural, sino que revalore el papel nuevo que la sociedad rural debe jugar en este cambio.

El medio rural es complejo, no es tan simple como el simple fomento agronómico a través de prácticas tradicionales, no es tan simple como la simple asesoría técnica, sino que requiere una visión mucho más integral e interdisciplinaria aprender a trabajar en equipo y a ver de manera sistémica toda la complejidad del medio rural, de la unidad de producción, de lo que la familia campesina tiene que realizar para sobrevivir y entenderlo en su conjunto y plantearlo en su conjunto.

Por eso, a la par que es muy estimulante y gratificante tener estos programas, yo les reitero pues una invitación para que revaloremos el medio rural, que cada vez, así lo siento, va estar más enfrentado a una sociedad urbana que con todo derecho reclama alimentos de calidad, pero también baratos. Y mientras esta sociedad, toda, no revalore la importancia que el medio rural tiene para el país, en cuanto a crecimiento, en cuanto a estabilidad política, en cuanto a preservación y mejoramiento de nuestros recursos naturales, y porqué no decirlo, en cuanto a cohesión social, va a ser muy difícil que la simple voluntad y los apoyos gubernamentales permitan que el medio rural se desarrolle. Es una tarea tan compleja que no se la podemos dejar sola al gobierno.

Requiere, y este sería parte de la conclusión de mis palabras, no simplemente más recursos, como con toda seguridad hacen falta, requiere de todos y particularmente del gobierno, de eficacia, de eficiencia, de honestidad y de que quienes trabajamos con el gobierno, seamos competentes.

Muchas gracias.

Ing. José Antonio Mendoza Zazueta
Subsecretario de Desarrollo Rural de la SAGAR


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