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PRIORIDADES PARA LA ACCIÓN EN EL SECTOR DE LA ALIMENTACIÓN, LA AGRICULTURA Y EL DESARROLLO RURAL


32. En el Cuadro 1 se indica el gasto público anual medio incremental necesario para un programa con varios componentes que deberá llevar al logro de la meta de la CMA para el año 2015. Nótese que esta estimación de costos está lejos de ser una lista exhaustiva de todos los gastos necesarios. Debe considerarse, más bien, como una lista de prioridades. Si bien se necesita mucho más, es imprescindible movilizar al menos las cantidades mencionadas a continuación.

33. Las propuestas de gastos contenidas en este estudio no excluyen la posibilidad de que los países de las diferentes regiones diseñen programas de desarrollo rural más ambiciosos. Un ejemplo es el Programa general para el desarrollo de la agricultura en África, descrito en el Recuadro 1, cuyo objetivo es revitalizar la lucha contra la pobreza y el hambre en el continente africano mediante un rápido desarrollo económico de tipo agrícola.

34. Sería engañoso concluir del Cuadro 1 que un gasto público incremental de aproximadamente 24 000 millones de dólares EE.UU. al año producirá un «rendimiento» anual de 120 000 millones de dólares EE.UU. Las intervenciones antes descritas se orientan a reducir a la mitad el número de personas desnutridas entre 1990-92 y 2015. La cifra sobre los beneficios indica qué ocurriría si el número de personas desnutridas se redujera a la mitad por cualquier procedimiento, es decir, no necesariamente gracias a esas intervenciones concretas. En particular, los costos de inversión se basan en el supuesto fundamental de que existe un entorno político, social y económico propicio y que el gasto público de inversión irá acompañado de una inversión privada suficiente. Debe señalarse también que, además de los beneficios derivados de la reducción del número de personas desnutridas, pueden obtenerse otros beneficios del desarrollo rural, como la reducción de la pobreza en general. No obstante, sería razonable concluir, a partir del Cuadro 1, que el gasto en reducción de la pobreza, esta más que justificado.

Cuadro 1
Inversiones incrementales anuales necesarias para alcanzar el objetivo de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación

Esfera prioritaria de inversión

Costo anual estimado
(miles de millones de $EE.UU.)*

1. Mejorar la productividad agrícola en las comunidades rurales pobres

  2,3

2. Desarrollar y conservar los recursos naturales

  7,4

3. Ampliar la infraestructura rural y el acceso a los mercados

  7,8

4. Reforzar la capacidad de generación y diseminación de conocimientos

  1,1

5. Asegurar el acceso a los alimentos para los más necesitados

  5,2

Costo total de inversión

 23,8

Beneficios anuales estimados del logro del objetivo de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación

120,0

* Todos los costos son en precios de 2002.
Fuente: Cálculos de la FAO.

Recuadro 1
Mayor atención a las necesidades especiales de África

El continente africano debe hacer frente a desafíos especiales. Las cifras más recientes (para 1999-2001) revelan que unos 205 millones de personas - el 27 por ciento de la población africana - están crónicamente hambrientas, frente a los 171 millones de 1990-92. Si bien la proporción de la población que padece hambre está disminuyendo ligeramente, las cifras absolutas van en aumento.

La parte de las oportunidades económicas accesibles con el limitado capital financiero y humano de África, tanto en los hogares como en los países, deberán proceder de la agricultura, ya que ésta influye directamente en la vida del 70-80 por ciento de la población africana. El desarrollo de la agricultura debe situarse en el centro mismo del desarrollo sostenible en África, para reducir la incidencia del hambre y la pobreza en forma considerable. Por desgracia, la agricultura se está viendo devastada por la propagación de la epidemia de VIH/SIDA. En el África subsahariana el SIDA ha provocado la muerte de unos siete millones de trabajadores agrícolas desde 1985, y antes del año 2020 pueden morir otros 16 millones. En la Namibia, Botswana, Zimbabwe, Mozambique y Sudáfrica se ha perdido más del 20 por ciento de la mano de obra agrícola. Las pérdidas de esta magnitud pueden provocar el derrumbamiento de toda la estructura social de las comunidades rurales.

Los recursos necesarios para el Programa de Lucha contra el Hambre que se indican a continuación representan las cifras mínimas para promover la reducción del hambre mediante el desarrollo agrícola en África. Por ello, no se incluye el costo de los programas orientados a promover el acceso directo a los alimentos. Dadas las necesidades especiales de África, sobre todo del África subsahariana, se necesitará un mínimo de 4 600 millones de dólares EE.UU. al año. Se propone que estos recursos adicionales se asignen al África subsahariana como sigue: 2 400 millones de dólares EE.UU. de asistencia en condiciones favorables para el desarrollo agrícola rural, y otros 1 600 millones de dólares EE.UU. procedentes de instituciones públicas nacionales. Se prevé que podrá conseguirse una aportación adicional de 600 millones de dólares EE.UU. al año en forma de préstamos en condiciones normales.

Los líderes africanos han puesto en marcha un programa más ambicioso, la Nueva Asociación para el Desarrollo de África (NEPAD). Las prioridades intersectoriales de la Nueva Asociación son las siguientes: paz, seguridad, democracia y buen gobierno político, económico y empresarial. Se complementan con las siguientes prioridades sectoriales: infraestructura (energía, transporte, agua y saneamiento, tecnologías de información), desarrollo de los recursos humanos (reducción de la pobreza, educación, inversión de la fuga de cerebros, salud), agricultura, medio ambiente y cultura. El marco de la Nueva Asociación, que se aplica a todos los países de África, representa un medio potencialmente importante de alcanzar e incluso superar los objetivos de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación en toda la región.

En junio de 2002 se puso en marcha el Programa amplio de desarrollo de la agricultura africana (CAADP) bajo los auspicios de la NEPAD. En la Declaración sobre la Agricultura y la Seguridad Alimentaria en África, promulgada por la Cumbre de la Unión Africana celebrada en Maputo en julio de 2003, se resolvió aplicar en serio el CAADP y adoptar políticas justas para el desarrollo agrícola y se adquirió el compromiso de aumentar los recursos presupuestarios para su aplicación. Los gobiernos se han comprometido a destinar como mínimo el 10 por ciento de su presupuesto al desarrollo agrícola y rural y la seguridad alimentaria en un plazo de cinco años.

A medio plazo, las medidas para promover un desarrollo agrícola integrado y equilibrado se centrarán en tres aspectos prioritarios: aumentar el suministro de alimentos y reducir el hambre; ampliar la superficie con sistemas sostenibles de ordenación de las tierras y control fiable de los recursos hídricos, y mejorar la infraestructura rural y el acceso a los mercados. Los recursos necesarios para estas tres esferas prioritarias se estiman en, aproximadamente, 13 000 millones de dólares EE.UU. al año entre 2003 y 2015.

35. En cuanto al marco cronológico de estas inversiones, hay razones de peso para dar prioridad a los programas de ayuda alimentaria directa, en particular si tratan de obtener alimentos de procedencia local, en la mayor medida de lo posible. Ello aportaría ingresos a los productores locales y, al alimentar a los hambrientos cuando todavía no se han hecho realidad los beneficios de la inversión agrícola, mejoraría su productividad y sus oportunidades de conseguir ingresos. Naturalmente, la adquisición local no siempre es posible en situaciones de emergencia, en cuyo caso resulta imprescindible la ayuda alimentaria.

Mejorar la productividad agrícola y aumentar los medios de vida y la seguridad alimentaria de las comunidades rurales pobres

Costo estimado: 2 300 millones de dólares EE.UU. al año

36. La mejora de los rendimientos de las pequeñas explotaciones en las comunidades pobres rurales y periurbanas es uno de los medios más indicados y sostenibles de reducir el hambre aumentando la cantidad de alimentos disponibles localmente y mejorando su calidad. Representa también una base sólida para un crecimiento económico equitativo. Como mínimo, mejora la disponibilidad de los alimentos y la nutrición de las familias agrícolas directamente vinculadas, lo que incrementaría su capacidad de disfrutar la vida, aprender y trabajar con eficacia y contribuir al bien general de la sociedad. Pero al mismo tiempo aumenta y diversifica el suministro de alimentos en los mercados locales, crea una base para ampliar y diversificar la producción agrícola mediante la elaboración de productos comerciales, abre oportunidades de empleo y frena la migración del campo a la ciudad.

37. Para conseguir este progreso se requiere una inyección inicial de capital, sea mediante préstamos o mediante donaciones de contrapartida, para que los pequeños agricultores puedan acumular activos productivos en sus explotaciones. El costo medio de las inversiones necesarias para poner en marcha un proceso sostenible de innovación en las explotaciones se puede estimar en unos de 500 dólares EE.UU. por familia. Normalmente, este capital inicial financiaría la incorporación de nuevas tecnologías, como semillas de variedades mejoradas, plantas, abono o fertilizantes; equipo y obras en pequeña escala (por ejemplo, nivelación del terreno, bombas accionadas por pedal); animales reproductores (aves de corral o cabras) o contribuciones para medidas comunitarias destinadas a mejorar la seguridad alimentaria (por ejemplo, huertos escolares, servicios paralegales para el acceso a la tierra). Con el fin de asegurar la sostenibilidad, los agricultores que participan en estos programas reembolsarían el capital inicial a asociaciones de ahorro y préstamo o a fondos rotatorios administrados por la comunidad, con lo que se haría posible la inversión de los beneficios acumulados gracias al aumento de la producción.

38. El éxito del desarrollo de las explotaciones depende de la creación de un entorno normativo propicio al crecimiento agrícola, respaldado por instituciones de investigación y extensión atentas a las necesidades locales. En muchos casos, depende también del desarrollo conseguido fuera de las explotaciones, como las mejoras del sistema de caminos y carreteras o del suministro de agua de riego, cuyas necesidades de inversión se consideran en el marco de otros componentes del programa.

39. Para mantener y ampliar el proceso se requiere la aparición de instituciones comunitarias autosuficientes que puedan tomar la iniciativa y asegurar la seguridad alimentaria de todos sus miembros, reinvertir los beneficios y establecer vínculos con otras comunidades mediante el intercambio de conocimientos y experiencias. Ello permitirá a grupos de comunidades, unidas por un fin común, reclamar con eficacia creciente una serie de servicios y tipos de infraestructura necesarios para responder mejor a las crisis, obtener mayores ingresos y liberarse del hambre y de la extrema pobreza.

40. Para que este programa tenga efecto significativo en la lucha contra el hambre y la pobreza, debe ser de enorme magnitud. Un objetivo plausible sería ayudar a 60 millones de hogares en los países en desarrollo desde ahora hasta 2015, lo que equivaldría aproximadamente a la mitad del número de personas que ahora sufren hambre. El costo total sería de 2 300 millones de dólares durante un período de 13 años.

Desarrollar y conservar los recursos naturales

Costo: 7 400 millones de dólares EE.UU. al año

41. La tierra, el agua y los recursos genéticos vegetales y animales hacen posible que la agricultura, la pesca y la silvicultura contribuyan a la producción de alimentos y al desarrollo rural. Si se combinan con tecnologías adecuadas, capital financiero, mano de obra, infraestructura e instituciones, su productividad aumenta. Esta combinación de recursos y de ingenio humano ha hecho posible que la producción alimentaria mundial crezca más rápidamente que la demanda a pesar de la menor disponibilidad de tierra per cápita y de recursos hídricos y la tendencia a la reducción de los recursos genéticos. Para que las necesidades alimentarias puedan atenderse en el futuro, el aumento de la producción deberá proceder sobre todo de una utilización más intensa y eficiente de estos medios limitados de producción. Al mismo tiempo, habrá que adoptar medidas adecuadas para detener la destrucción y degradación de la base de recursos naturales. El logro de estas metas aparentemente contradictorias requiere inversiones para ordenar la base de recursos, mejorar la eficiencia de la producción técnica (rendimientos) y establecer prácticas que fomenten una producción sostenible e intensificada de alimentos. Los acuerdos internacionales, como el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura adoptado en la Conferencia de la FAO de 2001, pueden ofrecer los marcos convenidos para la conservación y aprovechamiento sostenible de los recursos agrícolas clave, para una distribución justa y equitativa de los beneficios. Se requiere una inversión pública incremental anual de 7 400 millones de dólares EE.UU. en recursos naturales, es decir, tierras y aguas, recursos genéticos vegetales y animales, pesca y silvicultura, para alcanzar el objetivo de la CMA en 2015. Esta cantidad se descompone de la siguiente forma:

Ampliar la infraestructura rural (incluida la capacidad para la seguridad alimentaria y la sanidad vegetal y animal) y ampliar el acceso a los mercados

Costo estimado: 7 800 millones de dólares EE.UU. al año

42. A mediados del decenio de 1990, muchos países en desarrollo efectuaron cuantiosas inversiones en infraestructura. Si bien estas inversiones han contribuido en gran manera a mejorar los niveles de vida y aumentar la productividad, las áreas rurales de la mayor parte de los países en desarrollo tienen todavía servicios insuficientes y, en muchos casos, una infraestructura rural en deterioro. Este problema infraestructural ha provocado, entre otras cosas, una merma de la competitividad de la agricultura de los países en desarrollo en los mercados nacionales e internacionales y un aumento de los costos de abastecimiento de los crecientes mercados urbanos con los productos agrícolas nacionales. Para invertir este declive de la cuota de los países en desarrollo en las explotaciones agrícolas mundiales, que es un ingrediente esencial para aumentar los ingresos rurales, habrá que intensificar los esfuerzos de muchos de esos países para aminorar las restricciones relativas a la oferta. Existe el peligro de que, si no se resuelven los problemas relacionados con la infraestructura, los países en desarrollo no puedan aprovechar las oportunidades creadas por las negociaciones multilaterales sobre la agricultura, cuyo objetivo es lograr considerables mejoras en el acceso a los mercados mediante la reducción de las subvenciones a la exportación y de las medidas de ayuda interna que distorsionan el comercio. Debería concederse máxima prioridad a la mejora y desarrollo de los caminos rurales y al mantenimiento de éstos y de la infraestructura básica con el fin estimular la inversión privada en comercialización, almacenamiento y elaboración de los alimentos.

43. La garantía de la inocuidad y la calidad de los alimentos es un aspecto esencial de la seguridad alimentaria, ya que los alimentos contaminados son una causa importante de enfermedad y mortalidad. Es también importante para ampliar el acceso a los mercados de exportación. Todos los países en desarrollo deben invertir urgentemente en crear una mayor capacidad institucional para asegurar niveles superiores de inocuidad y calidad de los alimentos y de cumplimiento de las normas internacionales a lo largo de la cadena de la alimentación.

En un mercado cada vez más globalizado, es también fundamental adoptar medidas para impedir la difusión de plagas y enfermedades de animales y plantas fuera de las fronteras nacionales, ya que ello puede tener efectos devastadores en la higiene y la seguridad alimentaria de los países tanto en desarrollo como desarrollados. Ello requiere considerables inversiones en sistemas de seguimiento y vigilancia y en fortalecimiento de la capacidad de las instituciones encargadas de la sanidad de plantas y animales.

44. Las operaciones posteriores a la producción representan más del 55 por ciento del valor económico del sector agrícola en los países en desarrollo, y hasta el 80 por ciento en los países desarrollados. No obstante, en los países en desarrollo es relativamente pequeña la ayuda pública para sectores específicos de actividades de desarrollo que se orienta expresamente a este sector. Se necesitan medidas urgentes para establecer empresas de manipulación, elaboración, distribución y comercialización de los alimentos, alentando la creación de cooperativas y asociaciones de suministro, elaboración y comercialización de insumos para pequeños agricultores. Es también importante alentar el espíritu de empresa y establecer la infraestructura y las normas necesarias.

45. Las inversiones en infraestructura rural para mejorar el acceso a los mercados no sólo complementarán y reforzarán el aumento previsto de la producción agrícola, sino que aportarán también beneficios socioeconómicos más amplios y más generales.

46. Las inversiones públicas adicionales necesarias para alcanzar el objetivo de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación ascienden a 7 800 millones de dólares EE.UU., a precios de 2002. En esa cifra se incluyen la construcción de nuevos caminos rurales (5 200 millones de dólares EE.UU.) y de infraestructura de mercado (850 millones de dólares EE.UU.) así como el mantenimiento y rehabilitación de ambos (1 300 millones y 31 millones de dólares EE.UU., respectivamente). Otros 200 millones de dólares EE.UU. cubrirían el costo del desarrollo de la capacidad, el apoyo para la formulación de políticas y el fortalecimiento institucional y de las medidas de sanidad vegetal y animal. Se necesitan otros 150 millones de dólares EE.UU. para medidas destinadas a mejorar la inocuidad de los alimentos. Se supone que el grueso del gasto en caminos rurales será financiado por el sector público, pero sólo una mínima parte de las necesidades de infraestructura de mercado se financiará con esos recursos.

Reforzar la capacidad de generación y difusión de conocimientos (investigación, extensión, educación y comunicación)

Costo estimado: 1 100 millones de dólares EE.UU. al año

47. El éxito en la promoción de rápidas mejoras de los medios de vida y la seguridad alimentaria mediante inversiones en las explotaciones agrícolas depende de que los pequeños agricultores tengan acceso adecuado a los conocimientos pertinentes. Ello requiere la existencia de sistemas eficaces de generación y difusión de conocimientos que permitan reforzar los vínculos entre agricultores, educadores agrícolas, investigadores, extensionistas y profesionales de la comunicación. La investigación agrícola y el desarrollo de la tecnología probablemente estarán dominados por el sector privado, sobre todo en lo que se refiere a los proveedores de insumos y compañías que adquieren productos agrícolas. Sin embargo, quedan muchos sectores de investigación básica, y especialmente de extensión, en los que no se puede impedir a quienes no han pagado la investigación disfrutar de sus beneficios. Las empresas privadas no estarían dispuestas a realizar investigaciones en estos sectores, los cuales pueden ser fundamentales para el desarrollo agrícola y la ordenación sostenible de los recursos naturales. Entre ellos se incluyen, en el caso de la investigación, la mayor parte de las formas de desarrollo de tecnologías favorables a los pobres y muchos de los planteamientos de desarrollo agrícola que no dependen de un mayor uso de insumos adquiridos, como el manejo integrado de plagas o las medidas para aumentar el contenido de materia orgánica de los suelos, mejorar la eficiencia del uso de fertilizantes (por ejemplo, mediante la fijación biológica del nitrógeno) o conservar los recursos genéticos. Debido a que los usuarios probables de estas investigaciones son pobres y están dispersos y a que son fáciles de copiar, su realización no resulta rentable para las empresas privadas. Por consiguiente, la responsabilidad de la realización de investigaciones en estos sectores debe seguir recayendo en el sector público.

48. La experiencia del Grupo Consultivo sobre Investigación Agrícola Internacional (GCIAI), que administra una red internacional de centros de investigación, ha sido muy positiva, por lo que convendría invertir la tendencia descendente de los recursos destinados al Grupo. Un financiamiento incremental de 350 millones de dólares EE.UU. al año fortalecería enormemente la eficacia del sistema del GCIAI, lo que le permitiría continuar desempeñando un papel fundamental en apoyo del progreso tecnológico en los países en desarrollo.

49. Los sistemas nacionales de investigación y extensión agrícola, la eficacia de muchos de los cuales se ha deteriorado, necesitan también aumentar su capacidad de responder mejor a las necesidades tecnológicas de los pequeños agricultores en particular teniendo en cuenta la grave escasez de mano de obra como consecuencia de la epidemia de VIH/SIDA en muchas comunidades rurales africanas. El perfeccionamiento de los sistemas nacionales de investigación requiere inversiones adicionales en fortalecimiento de las capacidades del personal y mejoras de las instalaciones y el equipo, cuyo costo se estima aproximadamente en 350 millones de dólares EE.UU. al año.

50. El aumento de la eficacia de la extensión agrícola supone normalmente el apoyo a unos servicios más descentralizados y atentos a las necesidades de los agricultores. Requiere la creación de condiciones que atraigan a proveedores de servicios múltiples, incluidos no sólo los servicios públicos sino también los ofrecidos por ONG y el sector privado. También se requiere la incorporación de aspectos de sostenibilidad, como el medio ambiente y la población, a los programas de extensión en curso, así como una función más amplia que no se limite a la transferencia pasiva de tecnología para abarcar sectores como el VIH/SIDA, la seguridad alimentaria y la pobreza rural. Las principales inversiones corresponderán a la introducción de reformas institucionales y actividades conexas, como la capacitación de extensionistas y, en particular, de agricultores que, a medio plazo, puedan asumir gran parte de la responsabilidad de facilitar los procesos de aprendizaje colectivo. Se necesitan también inversiones en la preparación de materiales de extensión y capacitación, y en relación con los medios de transporte. El total de las necesidades de financiamiento público incremental se estima en 290 millones de dólares EE.UU. al año.

51. La población rural se ve especialmente amenazada por la «brecha digital», debido a la falta de infraestructura de comunicaciones en las zonas rurales. Para evitar que se cree un abismo todavía mayor en el acceso a los conocimientos y la información entre las poblaciones urbanas y rurales, se necesitará financiamiento público como contrapartida de las inversiones privadas para las tecnologías de la información en las zonas rurales. Se necesitaría un total estimado de 100 millones de dólares EE.UU. anuales.

52. El fortalecimiento de la capacidad de educación en relación con el Programa de Lucha contra el Hambre presupone una mayor atención a las necesidades educativas básicas de la población rural, en que se incluyan todas las disciplinas técnicas relacionadas con el desarrollo agrícola y rural. Por desgracia, actualmente no se dispone de estimaciones razonablemente fundadas sobre los costos. Se presentarán lo antes posible.

53. Debe prestarse especial atención a la educación en materia de alimentación y nutrición, ya que el logro de los objetivos de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación relativos a la seguridad alimentaria y la nutrición depende de la capacidad de las personas de tomar una serie de decisiones con conocimiento de causa acerca de los alimentos, en particular su producción, elaboración y almacenamiento, y sobre todo su adquisición, preparación y consumo. Mejorar la atención familiar y las prácticas de alimentación y establecer hábitos alimentarios adecuados para toda la vida es esencial para mejorar y mantener una salud y nutrición satisfactorias; estas intervenciones pueden resultar muy eficaces en función de los costos. Las campañas bien orientadas de comunicación y educación sobre la alimentación y nutrición pueden tener también profundos efectos en la opinión pública acerca de las cuestiones relativas a la pobreza, el hambre y la nutrición, y pueden ser instrumentos poderosos para generar la voluntad popular y política necesaria para mitigar el hambre. En dicha educación se debe insistir en la importancia de una alimentación equilibrada desde el punto de vista nutricional y diversificada, a fin de reducir la malnutrición de micronutrientes. Puesto que los productos alimenticios indígenas son a menudo los elementos básicos de dicha alimentación, también se debe subrayar la importancia de la conservación de estos alimentos. El costo del apoyo a la información, comunicación y educación sobre la alimentación y nutrición básicas, incluida la expansión de la iniciativa «Alimentar la mente para combatir el hambre» llevada a cabo por la FAO y el Comité de los Estados Unidos para el Día Mundial de la Alimentación, se estima en 15 millones de dólares EE.UU. al año.

54. Para mejorar las probabilidades de éxito, toda estrategia de desarrollo agrícola y rural debería adoptar un enfoque en que se integren los componentes de investigación, extensión, educación y comunicación. Es fundamental la coordinación entre las intervenciones en los ámbitos nacional y comunitario.

Asegurar el acceso a los alimentos para los más necesitados mediante sistemas de protección social y otras formas de asistencia directa

Costo estimado: 5 200 millones de dólares EE.UU. al año

55. La necesidad de asegurar el acceso directo de los pobres a los alimentos está basada no sólo en consideraciones humanitarias, y en el derecho a la alimentación, sino también en el hecho de que es una inversión productiva que puede contribuir enormemente a combatir la pobreza. Naturalmente, el desarrollo económico no significa que esta asistencia no sea ya necesaria, pero cambia su orientación hacia la asistencia temporal durante las crisis.

56. Todos los gobiernos empeñados en alcanzar el objetivo de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación deben poner en marcha programas que garanticen que sus ciudadanos tengan acceso a una alimentación suficiente en la medida en que este objetivo no se esté alcanzando con los mecanismos tradicionales de supervivencia de la familia extensa y la comunidad, los mecanismos de mercado y el proceso de crecimiento económico. Cabe señalar las siguientes opciones:

57. Los programas que tratan de asegurar el acceso suficiente a la alimentación por parte de 214 millones de personas de todo el mundo que se encuentran entre las más necesitados desde el punto de vista nutricional costarían un total anual de 5 200 millones de dólares EE.UU. De esa cifra, aproximadamente 1 200 millones de dólares EE.UU. deberían destinarse a un programa de alimentación escolar orientado a los alumnos más necesitados. En esa estimación se supone que se ofrece una cesta de alimentos nutricionalmente adecuada. Se prevé que, como consecuencia de la mejor alimentación, aumentará la asistencia escolar. No obstante, como la educación primaria universal se incluye ya entre los Objetivos de desarrollo del Milenio, no se tiene aquí en cuenta el costo adicional de educar a esos niños.

58. Las primeras víctimas de las emergencias en gran escala, sean naturales o de origen humano, son las personas pobres y crónicamente hambrientas, ya que en general carecen de ahorros y de existencias alimentarias. La intervención precoz, nada más producirse la emergencia, ayuda a evitar una mayor indigencia y sufrimientos en los hogares pobres. No obstante, los programas actuales no consiguen llegar a menudo a varios millones de personas que se encuentran en esa situación. Suelen sufrir también retrasos (y por lo tanto, son menos eficaces para reducir los sufrimientos y la mortalidad) debido al actual sistema de recaudación de fondos mediante llamamientos internacionales después de ocurridos los hechos (a pesar de que muchas veces es posible prever con cierto grado de certeza si se va a producir una emergencia, e incluso el momento preciso). Se necesitaría financiamiento (o suministro de alimentos) internacional adicional para ampliar el alcance de los programas de alimentación en casos de emergencia y acumular fondos de reserva (como la Cuenta de respuesta inmediata del Programa mundial de alimentos) con la finalidad de agilizar el tiempo de respuesta.

59. Parte esencial de estas intervenciones, además de atender las necesidades alimentarias inmediatas, es asegurar la disponibilidad oportuna de semillas, aperos y otros insumos para los agricultores en pequeña escala, a fin de que puedan reanudar rápidamente la producción de los alimentos que necesitan. Los costos, incluidos los costos administrativos, de los programas de insumos para restablecer la producción de subsistencia, se estiman en un promedio de 50 dólares EE.UU. por familia. Para atender las necesidades de aproximadamente 10 millones de familias rurales, que ahora no se benefician de la asistencia para casos de emergencia, se necesitarían 500 millones de dólares EE.UU. anuales. El costo de las intervenciones de asistencia de emergencia no se ha incluido en el costo total de los programas destinados a combatir el hambre crónica.

60. Nunca se puede insistir suficientemente en que las inversiones que se proponen en el marco del Programa de Lucha contra el Hambre sólo producirán los efectos deseados sobre el hambre y la pobreza si se establecen y aplican políticas apropiadas. Estas políticas garantizarán que la movilización de recursos públicos repercuta al máximo en la reducción del hambre y la pobreza, así como en lo concerniente a una utilización sostenible de la base de recursos. En particular, un entorno normativo favorable es un requisito previo para el éxito del Programa de Lucha contra el Hambre, puesto que se requiere para atraer corrientes de inversiones privadas para complementar el flujo de las inversiones públicas y permite a la población pobre y hambrienta realizar plenamente su potencial de desarrollo. En la siguiente sección se presenta el consenso que está surgiendo en la comunidad internacional sobre el desarrollo de las políticas fundamentales relacionadas con el planteamiento de doble componente. Cabe hacer hincapié en que la formulación a nivel nacional de planes y marcos de política constituye un elemento de propiedad política indispensable de los países y el fundamento de la prestación de ayuda por parte de los donantes.

61. Ese consenso respalda el recurso a los mercados y las señales que éstos dan, así como a la disciplina y la estabilidad macroeconómicas, como condiciones necesarias para lograr el crecimiento económico. También se acepta ampliamente a) que el recurso a los mercados y la estabilidad macroeconómica no es condición suficiente para el crecimiento económico, y b) que el crecimiento puede no dar lugar por sí mismo a una reducción rápida y sustancial de la pobreza y el hambre, aunque dicha reducción tampoco podrá llevarse a cabo en ausencia de un fuerte crecimiento económico. Para lograr un crecimiento sostenible que favorezca a los sectores pobres de la población se requieren políticas e instituciones adecuadas que permitan perfeccionar el capital humano e incrementar su potencial, aumentar el acceso a los recursos productivos, promover la generación de conocimientos y tecnología y su adaptación en beneficio de los pobres y aumentar el acceso de éstos a los mercados. La calidad y transparencia de la función de gobierno y de administración pública, la utilización de un enfoque participativo en la formulación y aplicación de políticas a todos los niveles, y un decidido compromiso a favor de la igualdad del hombre y la mujer son elementos indispensables de un marco normativo propicio para los sectores pobres de la población. Se deberán idear redes de seguridad social apropiadas para los sectores especialmente vulnerables de la población e integrarlas en el marco normativo.

62. La presente sección comienza con una descripción de los elementos de un entorno normativo apropiado a nivel internacional e interno y se centra después en los principios fundamentales que deben regir las medidas relacionadas con de las cinco esferas prioritarias de inversión en el marco del Programa de Lucha contra el Hambre.


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