ARC/04/4.4


23ª CONFERENCIA REGIONAL PARA ÁFRICA

Johannesburgo, Sudáfrica, 1-5 de marzo de 2004

EJECUCIÓN DEL PROGRAMA GENERAL PARA EL DESARROLLO DE LA AGRICULTURA EN ÁFRICA DE LA NEPAD – ESTABLECIMIENTO DE SISTEMAS REGIONALES DE RESERVAS DE SEGURIDAD ALIMENTARIA EN ÁFRICA

Índice



INTRODUCCIÓN

1. En su Declaración sobre la Agricultura y la Seguridad Alimentaria en África, los Jefes de Estado y de Gobierno africanos que asistieron a la Cumbre de la Unión Africana (UA) celebrada en Maputo en julio de 2003 decidieron asegurar el establecimiento de sistemas regionales de reservas alimentarias, incluidas existencias de alimentos, vinculados a la propia producción de África, y la elaboración de políticas y estrategias en el marco de la Unión Africana y de las Comunidades Económicas Regionales, para luchar contra el hambre y la pobreza en África”. En esa misma declaración, los dirigentes africanos se comprometieron también a reactivar el sector agrícola mediante la formulación de políticas y estrategias especiales y la creación de unas condiciones propicias para la participación del sector privado, prestando especial atención a la eliminación de los factores que limitan la producción y comercialización agrícolas, y a entablar consultas con diferentes partes interesadas, encaminadas a promover su participación activa en todos los aspectos de la agricultura y la producción de alimentos.

2. El Programa Mundial de Alimentos (PMA), en colaboración con la Nueva Alianza para el Desarrollo de África (NEPAD), había elaborado un proyecto sobre “Prevención de catástrofes y respuesta urgente a las crisis alimentarias”, como parte de los instrumentos necesarios para aplicar la resolución de la UA. El proyecto fue presentado en el marco de los proyectos estrella del Programa General para el Desarrollo de la Agricultura en África de la NEPAD y ratificado por la Cumbre de la UA en julio de 2003.

3. Sin embargo, al tiempo que ratificaron ese proyecto, los dirigentes africanos reconocieron la necesidad de un examen detallado de las experiencias presentes y pasadas y recomendaron que se iniciara un proceso de preparación conjuntamente con las diversas partes interesadas. Como primera medida para poner en marcha este proceso, la FAO ha preparado el presente documento, con aportaciones del PMA, para someterlo a la consideración de la 23ª Conferencia Regional de la FAO para África que tendrá lugar en marzo de 2004, y remitirlo posteriormente a la siguiente Reunión Ministerial sobre la agricultura de la NEPAD.

I. JUSTIFICACIÓN DE LOS SISTEMAS DE RESERVAS DE SEGURIDAD ALIMENTARIA EN ÁFRICA Y RAZONES DEL RENOVADO INTERÉS QUE SUSCITAN

4. Los mercados de alimentos no funcionan eficazmente en gran parte de África como puntos de venta de la producción excedentaria de los pequeños agricultores o como fuentes seguras de suministro en situaciones de urgencia porque hay muchos lugares donde las redes comerciales no están suficientemente desarrolladas. De ahí que muchos mercados locales tiendan a ser poco sólidos y a funcionar independientemente de los mercados nacionales y regionales más amplios y centralizados. Debido a esta falta de integración de los mercados, no es posible subsanar fácilmente los déficit de producción mediante el comercio intrarregional, interregional o internacional, por lo que la incidencia de las emergencias alimentarias es alta, se observan acusadas variaciones de los precios de consumo de una estación a otra o de un lugar a otro y en períodos de precios altos algunos mercados quedan totalmente desabastecidos. Además, cuando se registran déficit de producción, un gran número de personas que normalmente dependen de los alimentos que producen, se incorporan al mercado como consumidores, creando una demanda adicional en un momento en que los suministros locales suelen ser relativamente escasos. Si esas personas se ven obligadas a vender sus activos o a endeudarse fuertemente para cubrir sus necesidades alimentarias básicas, quedan abocadas a la inseguridad alimentaria temporal, y en ocasiones a la pobreza crónica.

A. Escasa integración de los mercados en países con alta prevalencia de la subnutrición

5. En un mercado bien integrado, las variaciones de los precios en el espacio y el tiempo no son mayores que las del costo del almacenamiento, la manipulación y el transporte. Además, en los mercados donde se fijan los precios de base, los cambios en éstos se trasladan rápidamente a los mercados locales más lejanos. La unficación del proceso de fijación de precios en un mercado bien integrado se efectúa a través de un sistema denominado arbitraje por el que los comerciantes privados se comportan de manera que los ingresos que esperan obtener de la venta futura de los productos almacenados son iguales a los que podrían obtener si vendieron éstos inmediatamente, y los ingresos que esperan obtener de su venta en un mercado lejano son iguales a los que podrían obtener de su venta en el mercado local. Si el proceso funciona como es debido, los consumidores se encontrarán con unos precios razonablemente uniformes y estables a lo largo del año en todos los puntos de venta de ese mercado.

6. En los países en desarrollo donde los ingresos per cápita son bajos y la inseguridad alimentaria es un fenómeno generalizado, es frecuente comprobar que los mercados nacionales no están bien integrados. Esto obedece a varias razones. En primer lugar, la infraestructura de carreteras y ferrocarriles está poco desarrollada, la infraestructura física y los medios de transporte se encuentran a menudo en mal estado y la disponibilidad de instalaciones para almacenar alimentos es con frecuencia limitada. En segundo lugar, las comunicaciones entre regiones son a menudo precarias y la falta de información sobre el mercado limita la transparencia de los precios necesaria para que pueda producirse un arbitraje. En tercer lugar, el grado de control burocrático y reglamentario dentro de los países es a menudo excesivo y su aplicación no siempre es transparente o previsible, lo que impone un costo suplementario a los comerciantes privados. Al estar insuficientemente desarrollada la infraestructura de transporte y comercialización, los alimentos no circulan rápidamente y sin trabas por todo el territorio nacional. A menudo los precios varían considerablemente entre lugares y estaciones. Cuando prevalecen estas condiciones, es evidente que el subdesarrollo del sistema de comercialización constituye una fuente de inseguridad alimentaria.

7. Aun en el caso de que haya una buena integración entre mercados primarios y secundarios relativamente amplios (como sucede cada vez más en los países africanos, donde, según varios estudios recientes1, la liberalización de los mercados ha empezado a afianzarse), gran parte de la población rural vive en zonas relativamente aisladas, con un acceso precario a los mercados, como se muestra en el Cuadro 1. Por otra parte, como se observa en el Cuadro 2, la disponibilidad per cápita de alimentos en los países con una alta prevalencia de subnutrición suele situarse apenas por encima del promedio mínimo necesario para la población en su conjunto y los déficit de alimentos de las personas que padecen subnutrición crónica son relativamente grandes. Esto significa que, para amplios sectores de la población de esos países, la situación de la seguridad alimentaria es constantemente precaria y constituye por lo tanto una cuestión de gran importancia política para sus dirigentes electos.

B. Evolución desigual de la disponibilidad de cereales en África desde 1990

8. Prácticamente toda la producción agrícola en el continente africano es de secano: sólo el 7 por ciento de las tierras de cultivo son de regadío. Como consecuencia de esto, las fluctuaciones interestacionales e interanuales de las precipitaciones pueden causar importantes variaciones en la producción de alimentos. En algunas partes de África, parecen estar aumentando las sequías generalizadas y repetidas. Las inundaciones destruyen también con frecuencia los cultivos y los cereales almacenados, aunque sus efectos tienden a ser más locales.

9. Se pueden registrar variaciones en la producción si los agricultores responden a incentivos económicos, produciendo más cuando los precios de los insumos están bajos y los de las cosechas altos, y menos cuando los precios no son tan favorables. Por último, otros factores, como enfermedades epidémicas entre adultos aptos para el trabajo o la existencia de un conflicto civil, que tienen profundos efectos en algunas partes del continente, pueden influir también en el volumen de producción. En el Cuadro 3 se muestra la gran variabilidad de la producción de cereales del continente en su conjunto.

10. Aunque ha habido una tendencia al aumento de la producción agrícola en el curso del decenio, la cantidad de alimentos producidos por habitante apenas ha crecido. Sin embargo, a pesar de ello, en el conjunto de África el suministro de energía alimentaria (SEA) ha aumentado casi un 10 por ciento. La razón de ello es el crecimiento de las importaciones.

11. Los gráficos 1 a 4 muestran las contribuciones de la producción, las existencias y las importaciones comerciales a la disponibilidad de alimentos en el curso del decenio, en comparación con la contribución de la ayuda alimentaria, en cada una de las subregiones del África subshariana. Los datos en que se basan estos gráficos confirman la creciente importancia del comercio para proteger la seguridad alimentaria de la población africana y justifican la adopción de una política de reservas de alimentos que permite limitar en gran medida el mantenimiento de existencias físicas al volumen necesario para asegurar las corrientes de suministro mientras se espera la llegada de importaciones o se movilizan suministros internos.

12. Los gráficos revelan diferencias significativas entre las subregiones, observándose notables fluctuaciones del suministro en el África oriental y austral, y un crecimiento global importante únicamente en el África occidental. Los efectos de esas diferencias en la utilización de alimentos pueden apreciarse en el Cuadro 4, que muestra que en el decenio de 1990 el consumo per cápita de cereales se mantuvo relativamente bajo en todas las subregiones, a excepción del África occidental. El volumen global más alto de cereales disponibles y el firme crecimiento registrado en el África occidental, como se muestra en el Cuadro 4, unido al grado más alto de integración del mercado en esa subregión, como se muestra en el Cuadro 1, y a la incidencia relativamente baja de emergencias alimentarias, como se muestra en el Cuadro 5, son factores que contribuyen a explicar por qué la prevalencia de la subnutrición es mucho menor en esta subregión que en otras partes del continente.

13. Durante el decenio de 1990, la ayuda alimentaria sólo representó una pequeña proporción del total de los cereales utilizados en todas las subregiones; tuvo mayor importancia en el África oriental y austral, donde las cantidades entregadas representaron cerca del 5 por ciento de la utilización total y el 7 por ciento de la utilización con fines alimentarios, y en el África austral, donde representaron el 6 por ciento de la utilización total y el 9 por ciento de la utilización con fines alimentarios. En ambas subregiones, las entregas de ayuda alimentaria tendieron a variar en función de las fluctuaciones de la producción que se observan en los gráficos.

C. Creciente incidencia de las emergencias y función de las redes de seguridad

14. Como consecuencia de una combinación de condiciones meteorológicas desfavorables, sequía y descenso de la productividad en algunas partes, continuación de los disturbios civiles en varios países y efectos del VIH/SIDA y problemas económicos en el África austral, el número estimado de personas afectadas por una escasez grave de alimentos en África aumentó a unos 40 millones en 2002 y 2003 (cerca del 6,5 por ciento de la población total de la región), frente a un promedio de unos 23 millones en los tres años anteriores (véase el Cuadro 5). La frecuencia y gravedad crecientes de las emergencias alimentarias es una de las razones por las que los gobiernos africanos desean reconsiderar la cuestión de las reservas alimentarias de emergencia.

15. La FAO estima que, en el conjunto de África, unos 200 millones de personas (el 33 por ciento de la población) sufren subnutrición crónica, aunque la proporción varía considerablemente de una subregión a otra. Es probable que el deficit alimentario de muchas personas que sufren subnutrición crónica, de 100, 200 o 300 kilocalorías al día, se deba más a la falta de diversidad de su alimentación que a una escasez de féculas. Los programas de reducción de la pobreza, incluida la ayuda alimentaria para el desarrollo, representan la respuesta más adecuada para ellos.

16. Las emergencias alimentarias graves, por el contrario, suelen entrañar un déficit del SEA superior a 400 kilocalorías al día, y es probable que en la alimentación de las personas afectadas escaseen tanto los cereales y otras féculas como otros alimentos esenciales. A los efectos de la selección de beneficiarios, todas las personas con un déficit del SEA superior a 400 kilocalorías diarias deberían recibir ayuda alimentaria de emergencia, debido a la gravedad de la escasez de alimentos con que se enfrentan, independientemente de los factores que la hayan provocado.

17. Actualmente en África, muchas de las redes de seguridad que entran en funcionamiento cuando una catástrofe natural o un conflicto civil obligan a declarar una emergencia alimentaria son financiadas por programas de ayuda alimentaria de donantes. Quienes administran la ayuda alimentaria de emergencia y otros programas nacionales de redes de seguridad actúan como agentes comerciales en los mercados nacionales de cereales. En esa condición, recurren a las existencias de reserva para cubrir los posibles déficit de suministro causados por el retraso en la llegada de las importaciones comerciales o de los envíos de ayuda alimentaria, lo que sigue constituyendo un riesgo en la etapa actual de desarrollo de los mercados en gran parte de África. Este hecho constituye la principal justificación para continuar manteniendo unas existencias físicas limitadas dentro de un marco normativo global que alienta el desarrollo de los mercados privados como instrumento para promover el crecimiento económico, reducir la pobreza y garantizar la seguridad alimentaria para todos.

D. Necesidad de evitar la dependencia respecto de la ayuda alimentaria y estimular la producción local

18. Aunque la proporción de la ayuda alimentaria en el suministro total es insignificante en la mayoría de los países africanos y en la mayoría de los años, la gran variabilidad de la producción local en el África oriental y austral y las constantes necesidades de las personas desplazadas y los refugiados en las zonas de conflicto hacen que la ayuda alimentaria siga siendo importante para algunos países. La asistencia proporcionada suele comprender tanto el suministro de productos alimenticios como ayuda financiera para la distribución de las raciones de alimentos a los beneficiarios.

19. Algunos donantes de ayuda alimentaria tienen la posibilidad de elegir entre facilitar la asistencia alimentaria en efectivo o en especie. Estos donantes pueden destinar sus recursos a la compra local de alimentos que luego se distribuyen directamente. También pueden financiar programas de transferencia de ingresos, como por ejemplo dinero por trabajo o cupones para alimentos, y utilizar los mecanismos del mercado con el fin de suministrar los alimentos necesarios para cubrir la demanda suplementaria generada por las transferencias. En cualquiera de estos casos, los programas pueden ser administrados de manera que constituyan un incentivo para la producción local.

20. Las experiencias positivas en materia de reservas físicas de alimentos que se describen en la Sección III indican que los programas de redes de seguridad basados en la ayuda alimentaria con un margen de flexibilidad para realizar compras locales pueden actuar más eficazmente si se mantienen pequeñas reservas para respaldarlos. Esas reservas pueden constituirse por medio de operaciones comerciales normales en el mercado normal, siempre que los costos sean razonables y los procedimientos aplicables a los fondos de los donantes lo permitan.

21. Otros donantes se ven obligados, por diversos motivos, a recurrir a las importaciones como fuente de la ayuda alimentaria que suministran, y esto puede crear desincentivos para la producción local si hay suministros locales disponibles y la asistencia sólo es necesaria porque la población carece de poder adquisitivo para acceder a ellos. No cabe duda de que a los productores africanos les interesaría que se encontraran alternativas que permitieran a quienes administran los programas de redes de seguridad valerse en la mayor medida posible de la producción local antes de recurrir a las importaciones.

22. Esta posibilidad tropieza con dos obstáculos. El primero es que los gobiernos interesados carecen con frecuencia de recursos financieros para sustituir a los donantes de ayuda alimentaria en el pago de los gastos de los programas de redes de seguridad no relacionados con productos, y no tienen por lo tanto más remedio que depender de la ayuda externa para la transferencia de servicios de bienestar social. El segundo es que, si los suministros locales se encuentran lejos del lugar donde se necesitan, el costo de su adquisición y transporte hasta los puntos de distribución puede ser muy superior al de la adquisición y transporte de alimentos importados, debido al insuficiente desarrollo de los mercados internos en la zona productora, en la zona afectada, o en ambas zonas.

23. A pesar de esos impedimentos, es poco probable que, en las circunstancias actuales, unas reservas alimentarias públicas en gran escala y subvencionadas sean una alternativa atractiva a la ayuda alimentaria. Ahora bien, el mantenimiento de unas pequeñas reservas físicas en el marco de unos programas más amplios de incentivos normativos, inversión y creación de capacidad para promover el desarrollo de la producción y los mercados de alimentos africanos podría representar una nueva vía para seguir avanzando.

II. EXPERIENCIAS EN MATERIA DE RESERVAS FÍSICAS DE SEGURIDAD ALIMENTARIA

24. Hasta ahora, los gobiernos africanos han mantenido reservas alimentarias con dos fines principales: i) proteger a los productores y consumidores de alimentos básicos manteniendo unos suministros y precios estables en los mercados de cereales, y ii) hacer frente a las emergencias alimentarias. Desde la aplicación de los programas de ajuste estructural patrocinados por el FMI y el Banco Mundial, el entorno macroeconómico ha evolucionado considerablemente, y con él la función de las reservas alimentarias. En la actualidad, aunque los principales objetivos de casi todos los gobiernos africanos en materia de seguridad alimentaria siguen siendo mantener la estabilidad de los mercados y proporcionar redes de seguridad a las personas afectadas por emergencias alimentarias, los instrumentos utilizados para alcanzar esos objetivos están sufriendo un importante cambio.

25. Durante el decenio de 1970 y a comienzos del de 1980, la mayoría de los mercados de alimentos del África subsahariana estaban muy controlados. Las juntas de comercialización tenían el monopolio de la compra y venta internas de determinados cereales y controlaban las corrientes comerciales a través de contingentes de importación y exportación y de prohibiciones. Los cereales se compraban y vendían a los precios establecidos oficialmente. En la mayoría de los casos, esos precios eran uniformes en todo el país y a lo largo del año, independientemente de la cuantía de los costos del transporte y de las fluctuaciones estacionales de los precios de los productos básicos.

26. Este modo de proceder protegía los precios tanto para los productores como para los consumidores y contribuía a atenuar las oscilaciones interestacionales e interanuales del suministro. Sin embargo, los costos presupuestarios eran altos y la intensa participación de las juntas de comercialización y las empresas paraestatales en los mercados de cereales obstaculizaba el desarrollo de un sector comercial privado competitivo y pujante.

27. En el decenio de 1980, casi todos los gobiernos africanos empezaron a aplicar programas de ajuste estructural y reformas de los mercados. A pesar de estar de acuerdo en principio con la liberalización de los mercados de cereales como parte de ese proceso, muchos países africanos han sido reacios a renunciar por completo a los objetivos de estabilización de precios de sus anteriores políticas de reservas alimentarias. Algunos, sin embargo, han logrado reestructurar sus sistemas de reservas con el fin de alcanzar sus objetivos en materia de seguridad alimentaria de una forma compatible con el desarrollo sostenible de los mercados.

28. Recientemente se han introducido también varias innovaciones alentadoras para promover el crecimiento de los mercados financieros regionales y subregionales y mejorar la calidad de los servicios y la infraestructura de comercialización. Los progresos logrados en estos ámbitos mejorarán las perspectivas para aumentar el volumen del comercio interregional realizado tanto por comerciantes privados como por organismos de ayuda alimentaria, contribuir a la integración de los mercados nacionales y regionales y facilitar el mantenimiento de los precios de los alimentos en niveles asequibles incluso en períodos de déficit de la producción local.

A. Experiencias en materia de reservas físicas en el Sahel, el Cuerno de África y el África austral en los decenios de 1980 y 1990

29. A comienzos del decenio de 1970, una prolongada sequía, agravada por una escasez simultánea de cereales a nivel mundial, provocó una situación de hambre para amplios sectores de la población del Sahel. Para responder a este problema, los gobiernos de los países propensos a la sequía intentaron inicialmente constituir reservas de seguridad alimentaria, con ayuda de donantes, en el marco de las operaciones de comercialización de las juntas nacionales de cereales ya existentes.

30. A raíz de la introducción de programas de reforma estructural a comienzos del decenio de 1980, se ha observado una reorientación gradual de la distribución generalizada de alimentos por las juntas nacionales de cereales a la creación de sistemas integrados de reservas de seguridad alimentaria con tres componentes principales: información y alerta sobre alimentos, consulta y coordinación con los donantes e intervenciones de las redes de seguridad. En 1990, el Comité Interestatal Permanente de Lucha contra la Sequía en el Sahel (CILSS), integrado por Burkina Faso, Cabo Verde, Chad, Gambia, Guinea-Bissau, Malí, Mauritania, Níger y el Senegal, y los donantes asociados con ellos (Club del Sahel), adoptaron una Carta sobre la ayuda alimentaria en la que se reconocía la necesidad de integrar ésta en las políticas de desarrollo agrícola y rural y en los planes de desarrollo a largo plazo y de coordinarla con otras políticas comerciales y macroeconómicas.

31. Las reservas alimentarias físicas, donde todavía se mantienen (como en Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania y Níger), son actualmente mucho más reducidas y se destinan al socorro en situaciones de urgencia. El volumen de las existencias físicas se ha fijado por lo general, en un nivel equivalente como máximo a tres es de las necesidades de importación previstas en un año de condiciones adversas. La mayoría de las reservas alimentarias nacionales incluyen también un componente financiero que, al no haberse registrado crisis alimentarias graves en el Sahel en los últimos años, se ha utilizado para actividades de desarrollo rural.

32. Los países del África oriental y el Cuerno de África han tenido experiencias bastante distintas. Por un lado, Kenya y el Sudán han intentado seguir manteniendo amplias existencias reguladoras para estabilizar los precios, a pesar de los inconvenientes que entraña este método, según se explicó anteriormente. Uganda, por el contrario, no ha mantenido tradicionalmente existencias y ha procedido con mayor rapidez a adoptar y aplicar medidas para fomentar y alentar el comercio privado en los mercados de cereales.

33. En Etiopía, Eritrea y Somalia, las repetidas sequías, los conflictos y la guerra, así como el descenso de la productividad agrícola, han provocado una situación creciente de hambre crónica y un aumento de la frecuencia y la gravedad de las emergencias alimentarias. Los tres países dependen en gran medida de la ayuda alimentaria; en Etiopía se ha creado un modelo de reserva de seguridad alimentaria de emergencia destinado a facilitar la entrega oportuna de los alimentos que han de distribuirse con fines de socorro. La Reserva de Seguridad Alimentaria de Etiopía ha demostrado su utilidad en varias ocasiones durante el decenio de 1990.

34. En 1994, respondió de manera oportuna al hambre inminente entregando unas 94 000 toneladas en préstamo a ONG y 52 000 toneladas a título gratuito al organismo publico de socorro. Esto contribuyó a mitigar la grave escasez de alimentos en zonas del norte y el sur del país, disuadió a la población de emigrar en busca de alimentos e impidió la desintegración de los medios de subsistencia. En 1997, las únicas existencias a las que el Gobierno, el PMA y muchas ONG pudieron recurrir para la distribución urgente de alimentos, cuando se malogró la cosecha “belg” como consecuencia de las lluvias insuficientes, fueron de nuevo las de la Reserva de Seguridad Alimentaria de Etiopía. Ésta fue también la única fuente de socorro inmediato durante la sequía de 2000, experiencia que se repitió en 2003.

35. Las existencias reguladoras nacionales habían proporcionado suficiente seguridad alimentaria en el África austral hasta que la prolongada sequía de 1982-84 originó una crisis alimentaria a la que no pudieron hacer frente. A partir de entonces, como había ocurrido en el África occidental en el decenio de 1970, las juntas de comercialización se encargaron de mantener reservas de seguridad alimentaria y de administrar la distribución del socorro y la ayuda alimentarios en caso de emergencia. Pero la participación de los donantes disminuyó y el cambio de política se produjo en una época en que las condiciones económicas generales estaban presionando también en favor de una reforma más radical.

36. Algunos gobiernos optaron por dejar que las juntas estatales o los organismos paraestatales de comercialización siguieran manteniendo reservas en su nombre y compitiendo al mismo tiempo con las empresas en los mercados abiertos (por ejemplo, Malawi), mientras que otros crearon dependencias especializadas para administrar las reservas (por ejemplo, Tanzania y Zambia). Unos pocos intentaron mantener una combinación de existencias físicas y efectivo (por ejemplo, Zimbabwe). Sin embargo, los gobiernos siguieron interviniendo, en diverso grado, en los mercados de cereales, lo que en la mayoría de los países desalentó la plena participación del sector privado en el comercio cerealero. Al mismo tiempo, debido a los altos costos de la compra, el trasporte, el mantenimiento y la administración de reservas de cereales, los gobiernos no pudieron alcanzar los objetivos que habían establecido con respecto a las reservas. Las reservas que existían no estaban vinculadas a programas de redes de seguridad y las entregas se efectuaban a menudo para conseguir objetivos políticos a largo plazo, sin tener en cuenta sus consecuencias para la seguridad alimentaria a más largo plazo.

37. Con el fin de hacer frente a las repetidas emergencias alimentarias, el PMA ha realizado en los últimos años depósitos preventivos de ayuda alimentaria en Mozambique. Esta medida ha resultado eficaz, y Mozambique no mantiene actualmente ninguna otra forma de reserva alimentaria de emergencia. Sin embargo, una consideración importante para el futuro será la repercusión en los mercados locales de los alimentos depositados preventivamente. Si la producción local empezara a cobrar impulso, las reservas de ayuda alimentaria podrían hacer bajar los precios del productor, a no ser que se introdujeran deliberadamente medidas para dar prioridad a las compras locales en años de buenas cosechas.

B. Modelos positivos de reservas nacionales de seguridad alimentaria

38. A continuación se describen brevemente tres modelos nacionales que han funcionado de manera satisfactoria, como ejemplo de posibles vías para otros países africanos.

39. En 1981, se estableció en Malí, como parte del proceso de reforma estructural, un mecanismo singular, integrado por las diversas partes interesadas, para administrar un fondo de contraparte que se había creado gracias a la monetización de la ayuda alimentaria con el objetivo de financiar un amplio programa de reestructuración del mercado de cereales. Este mecanismo, que se encuentra actualmente en su sexta fase, representa un sistema integrado de seguridadad alimentaria plenamente desarrollado, que actúa en un entorno de comercialización liberalizada. Consta de los siguientes elementos:

40. Este sistema ha funcionado satisfactoriamente en el curso de los años y representa un modelo que podría ser adaptado y repetido en otros lugares del continente. Tanto en Malí como en la subregión, se considera que este modelo es especialmente eficaz para asegurar la coordinación entre el gobierno y los asociados en el desarrollo. Su eficacia se debe a la flexibilidad y falta de formulismo con que se desarrollan las actividades de coordinación dentro de la Administración de Malí, entre ésta y los donantes y entre éstos.

41. Etiopía estableció su Reserva de Seguridad Alimentaria de Emergencia en 1982; desde entonces, ha desarrollado un sistema con arreglo al cual las autoridades nacionales mantienen unas existencias situadas en lugares estratégicos, cuyo volumen máximo asciende actualmente a 407 000 toneladas. Desde 1991, la gestión de la reserva está a cargo de la Administración de la Reserva de Seguridad Alimentaria de Emergencia, que es un organismo autónomo. El Administrador de la Reserva entrega las existencias a los agentes encargados de distribuirlas para que puedan ejecutarse los programas de redes de seguridad nacionales y financiados por donantes, y quienes las reciben en préstamo las reponen cuando llegan sus propios suministros.

42. La constitución de la reserva se ha financiado sobre todo con contribuciones de donantes, que han costeado también la construcción de almacenes, la capacitación en la gestión de las existencias de reserva y la elaboración de un sistema de información y alerta sobre seguridad alimentaria con mecanismos locales de vigilancia. Sin embargo, los gastos de gestión y mantenimiento se sufragan con cargo al presupuesto del Gobierno. Representantes de los donantes participan en las deliberaciones técnicas, pero las decisiones finales con respecto a la administración de la reserva se toman a nivel ministerial.

43. El funcionamiento de la Reserva de Seguridad Alimentaria de Emergencia de Etiopía ha despertado un considerable interés en otras partes del continente. Además de Etiopía, los países que han adoptado hasta ahora este modelo son Níger, Malawi y Mauritania.

44. Como parte del proceso nacional de planificación para imprevistos de Mozambique, el PMA ha depositado preventivamente existencias alimentarias en lugares estratégicos desde donde se pueden distribuir a lugares remotos a los que tal vez no sea posible tener acceso en caso de fuertes lluvias o inundaciones. Normalmente se depositan raciones para dos meses en noviembre, antes de que comience la estación de las lluvias. En 2003 el PMA aumentó la capacidad de almacenamiento colocando en puntos estratégicos diez tiendas destinadas a almacenar temporalmente alimentos en el sur y el centro del país. También adquirió una flota de camiones 6x6 para facilitar el transporte de la ayuda alimentaria en zonas remotas.

45. El depósito preventivo de ayuda alimentaria es otro instrumento que podría utilizarse en ciertos casos para contribuir a la creación de un sistema regional de reservas de seguridad alimentaria en África, siempre que se definan cuidadosamente las normas y procedimientos para la constitución y entrega de esas existencias y que las reservas de ayuda alimentaria sirvan para alentar, y no para desalentar, el desarrollo de los mercados privados de cereales.

C. Consideraciones prácticas sobre la administración de existencias físicas

46. La experiencia adquirida hasta la fecha indica que, para administrar con eficacia reservas alimentarias de emergencia, es necesario examinar cuidadosamente las siguientes cuestiones.

47. El volumen de la reserva debe mantenerse en un nivel relativamente fijo, que sea suficiente para cubrir las necesidades de socorro alimentario después de una mala cosecha, hasta el momento en que puedan movilizarse y entregarse alimentos importados u otros suministros internos. Normalmente ese volumen de existencias equivale al requerido para cubrir de uno a tres meses las necesidades anuales estimadas de importación de los principales cereales que se consumen en el país.

48. En general, es más rentable depositar las existencias cerca de los lugares de origen y trasladarlas a los mercados y centros de distribución cuando se solicite. Sin embargo, si la infraestructura no está suficientemente desarrollada y no es posible asegurar una distribución oportuna desde el depósito central de las existencias, éstas deben ser descentralizadas en lugares estratégicos que permitan una entrega oportuna de los alimentos cuando sea necesario.

49. Diversas iniciativas han fracasado hasta ahora debido a la falta de una gestión adecuada de las reservas alimentarias. La gestión ha de ser transparente, estar libre de influencias políticas y responder a un mandato claro. Antes de que la reserva pueda ser considerada operativa, es necesario asegurarse de que existe capacidad técnica suficiente para gestionar las existencias, determinar con claridad los fondos para la administración de la reserva y establecer sistemas de rastreo para vigilar las adquisiciones y entregas de existencias y para supervisar los gastos, los ingresos, los préstamos y las devoluciones.

50. La reposición de las existencias y su rotación para garantizar que la reserva no pierda dinero hacen necesario efectuar las compras cuando los precios están bajos y las ventas cuando los precios están altos. Sin embargo, es posible que al actuar de ese modo se reduzcan las diferencias de precios entre estaciones y que la participación en la constitución de existencias resulte menos atractiva para el sector privado, especialmente si las existencias de la reserva son amplias.

51. La selección rigurosa de los grupos vulnerables a los que se destina el socorro alimentario, la convocación de concursos públicos para las entregas y las compras, el reciclaje de los cereales al final de la campaña de comercialización cuando los suministros del mercado escasean y las perspectivas de la siguiente campaña están más claras y una total transparencia en cuanto a los procedimientos de adquisición y entrega contribuirán a reducir al mínimo los efectos desfavorables en los mercados y facilitarán el funcionamiento eficaz de la reserva.

III. EXPERIENCIAS EN MATERIA DE MECANISMOS DE MERCADO PARA SATISFACER LAS NECESIDADES DE ALIMENTOS

52. Existen diversos instrumentos de gestión de riesgos y facilitación del comercio que podrían conferir un alto grado de estabilidad al suministro de alimentos en los mercados de la mayoría de los países africanos, si se aplicaran de manera correcta y sistemática. Recientemente se han introducido diversas innovaciones alentadoras que merecen ser examinadas más detenidamente como complemento de las reservas de seguridad alimentaria de emergencia en África. A continuación se resumen brevemente sus características principales.

53. Las limitaciones de crédito son un importante obstáculo para el comercio intrarregional e interregional de cereales. Los comerciantes africanos se enfrentan con altos tipos de interés y tienen dificultades para obtener cartas de crédito reconocidas por los proveedores extranjeros. Algunos logran obtener crédito gracias a sus relaciones personales con directores de entidades crediticias, pero eso depende mucho de las circunstancias de cada caso, y las experiencias con respecto a las ventas a crédito realizadas de esta forma no siempre han sido positivas. El nuevo Organismo de Seguro para el Comercio en África creado por el Banco Mundial contribuirá a superar esas limitaciones facilitando la concesión de seguros de crédito en los mercados financieros africanos.

54. Varios países del África subsahariana (por ejemplo, Côte d’Ivoire, Malí, Mauritania y Zambia) utilizan los ingresos de los almacenes para financiar importaciones de trigo, maíz, arroz y azúcar. Esta práctica financiera es utilizada generalmente por banqueros o comerciantes internacionales que tienen una oficina en el país importador. De ese modo atienden las necesidades de crédito de las empresas elaboradoras de alimentos para importar materias primas hasta la venta del producto final elaborado, manteniendo un control de las existencias físicas. Los principales estrangulamientos se deben a la infraestructura de los almacenes, el entorno jurídico y reglamentario, la disponibilidad de una cobertura de seguro apropiada y los conocimientos especializados en materia de gestión.

55. En algunos países se ha recurrido a la financiación islámica para importar alimentos. Con arreglo a la mudabaha, que es la práctica más común, el banco compra productos alimenticios a petición de un importador e inmediatamente se los vende a éste en condiciones de pago diferido. En 2002, el Banco Islámico de Desarrollo utilizó este método para financiar importaciones de trigo en Egipto y de diversos cereales en Túnez.

56. En ocasiones los países en desarrollo recurren a acuerdos de trueque que entrañan el intercambio directo de determinadas cantidades de productos básicos o bienes para importar alimentos. Ejemplo de ello es el acuerdo firmado en diciembre de 2002 entre la sociedad de cartera Industrias Alimentarias Egipcias y el Gobierno de Siria, por el que éste acordaba exportar a Egipto 100 000 toneladas de trigo duro a cambio de determinadas cantidades de arroz y papas de ese país.

57. Las bolsas de productos básicos revisten muchas formas: mercados al contado en los que se intercambian contratos al contado y a término, mercados de futuros en los que se intercambian contratos de futuros y opciones y ofertas directas de empresas comerciales de productos básicos e instituciones financieras. Muchos gobiernos africanos consideran que las bolsas de productos básicos son un buen sistema para hacer frente al riesgo de aumento de la inestabilidad de los precios que se deriva de la liberalización del mercado. Pero se trata de un mecanismo complejo que es necesario aplicar con mucho cuidado, ya que en caso contrario no habrá probablemente una nueva oportunidad para establecer una bolsa en muchos años. La Dirección de Productos Agrícolas de la Bolsa de Valores de Sudáfrica intercambia actualmente cada año cerca de un millón de contratos de futuros y opciones. Pero en otras partes de África los esfuerzos por establecer bolsas de productos básicos agrícolas se encuentran todavía en una fase poco avanzada.

58. La circulación rápida y transparente de información sobre los precios del mercado es una condición necesaria para el desarrollo de mercados bien integrados. La Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo (IGAD) tiene un sistema eficaz de información sobre el mercado de ámbito regional que presta asistencia a los sistemas nacionales de sus miembros. Debido a la falta de información actualizada de algunos países y las limitaciones de recursos de la secretaría de la IGAD, no se ha elaborado y distribuido un boletín regional como se había previsto. Sin embargo, se ha creado una estructura a tal efecto y dos de los siete sistemas nacionales de información sobre el mercado (los del Sudán y Uganda) funcionan normalmente.

59. Los donantes de ayuda alimentaria pueden utilizar las contribuciones en efectivo para comprar alimentos en el lugar o en los países vecinos, y de hecho lo hacen cuando es posible. Pero también deben utilizar eficazmente los recursos disponibles, lo que limita la compra de excedentes locales y regionales en los lugares donde éstos no pueden ser suministrados en condiciones competitivas. A menudo lo que resulta prohibitivo es el costo de administrar la compra local en regiones productoras de excedentes donde la infraestructura del mercado es escasa o inexistente, y no el costo de los alimentos en sí. Siempre que se pueda determinar una opción viable para superar las limitaciones de los costos, se deberá aplicar una política más firme de compras locales.

60. El crecimiento de las actividades privadas de elaboración y venta mayorista y minorista en pequeña escala en el sector de los alimentos básicos en África ha aumentado la capacidad de los mercados para mantener unos suministros estables entre estaciones. Desde que las empresas paraestatales se retiraron del comercio de cereales, agentes privados han empezado a ofrecer servicios locales de molienda. También compran y venden sus propios cereales y reenvasan la harina en pequeñas cantidades para atender la demanda de los consumidores al por menor.

61. Los agricultores pueden utilizar los ingresos de los almacenes para financiar el costo de almacenar cereales con el fin de venderlos en un período posterior de la campaña de comercialización. Los agricultores depositan los cereales en almacenes autorizados, y en función de los ingresos de éstos pueden obtener de los bancos una financiación del 60 por ciento del valor estimado de los cereales. En Etiopía y Zambia, este método ha tenido cierto éxito, aunque quedan por resolver problemas relacionados con el mecanismo de certificación de los almacenes.

62. Aunque las malas cosechas y las pérdidas de animales a causa de catástrofes naturales o de origen humano son posibilidades siempre presentes para los pequeños agricultores africanos, éstos no disponen por lo general de planes de seguros que los protejan de los daños provocados por tales catástrofes. Los donantes facilitan a los agricultores afectados los insumos que necesitan para la siguiente campaña agrícola, pero eso no les compensa por las pérdidas de ingresos, y muchos agricultores no se recuperan nunca totalmente de una catástrofe devastadora. En la actualidad habría que exigir unas primas muy altas para ofrecer seguros con una cobertura adecuada de los riesgos previsibles en la agricultura africana, y el número de gestores financieros con experiencia para aplicar esos planes de seguros es escaso. Ahora bien, como parte de la tendencia a crear mercados agrícolas desarrollados en África, será necesario formular en su momento unos planes fiables de seguro de cultivos y ganado.

IV. POLÍTICAS RECOMENDADAS PARA ESTABLECER SISTEMAS REGIONALES DE RESERVAS DE SEGURIDAD ALIMENTARIA EN ÁFRICA

63. Del examen anterior se desprenden los principios y directrices siguientes, que se recomiendan para establecer sistemas nacionales y regionales de reservas alimentarias en África.

A. Aplicación de un enfoque basado en sistemas integrados de reservas de seguridad alimentaria

64. Los sistemas integrados de reservas de seguridad alimentaria comprenden una combinación de reservas físicas y mecanismos de mercado que se refuerzan mutuamente y son el enfoque recomendado en el presente documento para las reservas alimentarias en África. Un sistema integrado de reservas de seguridad alimentaria permite mantener las reservas alimentarias físicas, si las hay, en un nivel mínimo, en función de la proximidad de la región o del país a mercados nacionales o internacionales amplios y desarrollados. Los sistemas de este tipo están explícitamente vinculados a programas de redes de seguridad de emergencia y entrañan normas y procedimientos de entrega y reposición claramente definidos. Además están integrados en el marco de un entorno normativo que alienta la participación de comerciantes privados en los mercados nacionales e internacionales de cereales.

65. Con anterioridad, la existencia misma de reservas físicas de seguridad alimentaria ha desalentado en algunos casos la participación del sector privado en el comercio de cereales, a menudo como resultado de un entorno normativo poco consecuente. Esto ha agravado a su vez las crisis alimentarias cuando se han producido. Una condición necesaria para que los sistemas de reservas de seguridad alimentaria funcionen en el futuro eficazmente en África es que se establezcan en el contexto de unas políticas públicas que sean consecuentes tanto en su concepción como en su aplicación. De ese modo se reducirán los riesgos y la incertidumbre en los mercados nacionales y regionales de cereales y se ofrecerán incentivos a los comerciantes privados para desempeñar un papel más importante en la consecución de los objetivos de la seguridad alimentaria a largo plazo mediante el desarrollo de las funciones normales de arbitraje del mercado.

B. Las reservas alimentarias nacionales como parte de las redes regionales de seguridad alimentaria dentro de las zonas comerciales naturales

66. Las reservas físicas de alimentos a nivel nacional podrían constituir los elementos fundamentales de un sistema reforzado de seguridad alimentario en el continente. Sin embargo, en el marco de los sistemas regionales de reservas alimentarias de África, no es recomendable establecer reservas físicas bajo gestión y control regional o subregional, debido a los altos costos de administración y transporte que ello entrañaría.

67. Aunque no se mantuvieran reservas regionales, podrían adoptarse varias medidas complementarias a nivel regional o subregional que serían eficaces para fomentar el crecimiento del comercio privado y aumentar la integración de los mercados regionales de alimentos. Las medidas adoptadas para elaborar sistemas regionales de información y mejorar el funcionamiento de los mercados financieros regionales permitirían a los sistemas nacionales de reservas recurrir unos a otros y apoyarse mutuamente en caso de necesidad. Las iniciativas para promover la capacidad privada o comunitaria de almacenamiento, elaboración y comercialización de cereales de producción local contribuirían también al buen funcionamiento de los sistemas nacionales de reservas alimentarias.

68. Existe en el continente cierto número de zonas comerciales o núcleos de mercado naturales que transcienden los confines políticos, dentro de los cuales es habitual un comercio transfronterizo no estructurado ni declarado. Los gobiernos africanos pueden crear incentivos que alienten a los comerciantes privados a operar con mayor libertad en esas zonas suprimiendo los controles existentes sobre el comercio transfronterizo y poniendo fin a la práctica actual de imponer restricciones cuantitativas y prohibiciones a la exportación para proteger la seguridad alimentaria nacional en años de producción insuficiente, con lo que se reducirían la necesidad de mantener unas reservas nacionales descentralizadas y los costos que ello acarrea.

69. Un elemento importante de cualquier programa futuro para poner en práctica el enfoque basado en sistemas integrados de reservas de seguridad alimentaria en África es el desarrollo de los mercados para que los países africanos puedan aprovechar en mayor medida las posibilidades que ofrece el comercio transfronterizo natural existente en muchas partes del continente. La FAO podría elaborar un mapa de esos núcleos de mercado que muestre, entre otras, su producción agrícola per cápita potencial y efectiva, su acceso a los mercados y su infraestructura de transporte, así como las características naturales complementarias de la oferta y la demanda que podrían explotarse para promover la producción y el comercio locales. Seguidamente se podrían formular programas subregionales de desarrollo de los mercados para cada uno de esos núcleos, basados en el firme compromiso de los gobiernos interesados de eliminar las restricciones impuestas al comercio transfronterizo y aplicar esta política de libre comercio de manera consecuente y sin interferencias en el curso del tiempo. Ese proyecto incluiría varias otras medidas para facilitar el desarrollo de la capacidad potencial de los mercados de la zona elegida como objetivo, con inclusión de un programa apropiado de inversiones en infraestructura, apoyo a planes de crédito para los almacenes de los agricultores, experimentación de planes de seguro de cultivos y ganado, la organización de ferias de insumos agrícolas, etc. En ese contexto, las subvenciones temporales para hacer frente a los costos de gestión de las compras locales destinadas a programas de redes de seguridad dirigidos por el gobierno o basados en la ayuda alimentaria durante cierto período podrían considerarse como una especie de subvención a una industria naciente.

C. Máximo recurso a la producción local para abastecer a los mercados locales y a los programas de redes de seguridad

70. La producción local puede y debe desempeñar una importante función en las estrategias de seguridad alimentaria de los países africanos, como fuente de ingresos rurales y de abastecimiento. La producción local representa ya la principal fuente de abastecimiento de la mayoría de los mercados africanos de alimentos, pero no todos los pequeños agricultores se benefician en la misma medida de las oportunidades que ofrecen los mercados locales.

71. Si se quiere que las economías africanas consigan las altas tasas de crecimiento que se necesitan para liberar a su población de la pobreza y la malnutrición, será fundamental sustituir la estrategia actual de subsistencia de numerosos pequeños agricultores pobres, consistente en producir alimentos básicos destinados a su propio consumo y trabajar como jornaleros mal pagados o vender pequeñas cantidades de cultivos comerciales con el fin de obtener el dinero que necesitan para pagar otros artículos de primera necesidad, por otras estrategias más lucrativas. Para algunos de ellos, esto puede significar la reorientación de la producción de cultivos alimentarios básicos hacia otros cultivos y productos pecuarios de gran valor, y para otros el abandono total de la agricultura, pero para muchos supondrá un desplazamiento desde una producción principalmente de subsistencia hacia una producción comercial viable de los principales productos exportados o consumidos en el país.

72. Existen diversas políticas de producción, comerciales y conexas para promover un aumento de la comercialización de los pequeños agricultores africanos. Los sistemas de reservas de alimentos pueden facilitar ese proceso al no distorsionar los incentivos para que los agricultores produzcan y vendan en condiciones comerciales. Una integración mayor de los pequeños agricultores en los mercados de cereales nacionales y regionales mediante los diversos mecanismos antes indicados es la política más prometedora para que esos agricultores se conviertan en los principales abastecedores de los programas de redes de seguridad y las reservas alimentarias de emergencia nacionales.


CUADROS Y GRÁFICOS

Notas generales: Los países comprendidos en cada una de las subregiones son los que se indican en El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo, 2003, y no se corresponden necesariamente con los miembros de las comunidades económicas regionales relacionadas con dichas subregiones. No se incluyen los datos correspondientes a Sudáfrica.



Cuadro 1: INDICADORES DEL GRADO DE ACCESO A LOS
MERCADOS EN ÁFRICA, POR SUBREGIONES

 

Grado de pobreza y subnutrición

Grado de desarrollo de los mercados, basado en el acceso de la población rural a la infraestructura

Subregión

Porporción de personas que padecen inseguridad alimentaria, 2000

PNB per cápita, 2002

Proporción de población que vive en zonas rurales, 2002

Población rural con acceso deficiente a carreteras y mercados,2002

Número de líneas telefónicas principales por 1 000 personas, 2000

(porcentaje)

(miles de $ EE.UU.)

(porcentaje)

(porcentaje)

(miles de $ EE.UU.)

África central

58

257

63

43

2

África oriental

39

227

74

35

5

Norte de África

4

1501

47

7

74

África austral

41

402

67

35

13

África occidental

15

309

59

19

7

Notas: Por acceso deficiente a los mercados se entiende una distancia superior a 5 km desde una carretera primaria o secundaria, o una distancia superior a 40 km desde una zona urbanizada visible desde el aire, con una población estimada de al menos 2 000 personas. Los datos relativos a la población rural se han tomado de Landscan 2002, modificándolos para ajustarlos a los datos de las Naciones Unidas sobre la proporción de la población rural y urbana en 2002. Se consideran carreteras primarias y secundarias las que aparecen en la base de datos del Organismo Nacional de Fotogrametría y Cartografía de las Naciones Unidas. Se consideran zonas urbanizadas las que aparecen en Digital Chart of the World, 1993 del Instituto de Investigaciones sobre Sistemas Ambientales (ESRI). En los datos que figuran en la columna 2 no se incluye a Libia y en los que figuran en la columna 5 no se incluye a Sierra Leona ni al Sudán. Fuentes: Columna 1, El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo, 2003. Roma: FAO, 2003; columnas 3 y 4, Ataman, E., GIS-based analysis of population distribution and access to marketing infrastructure, by pixel. Roma: FAO, trabajo en curso; columnas 2 y 5, Banco Mundial World Development Indicators Online Database, 2002.


Cuadro 2: PREVALENCIA DE LA SUBNUTRICIÓN EN ÁFRICA,
PROMEDIO DE 1999-2001

Subregión

Población total

Número de personas subnutridas

Proporción de personas subnutridas

Suministro de energía alimentaria medio diario per cápita

Necesidades mínimas diarias de energía

Déficit de energía diario per cápita de las personas subnutridas

Alimentos básicos amiláceos como proporción del total

(millones)

(millones)

(porcentaje)

(kilocalorías)

(valor de la mediana, porcentaje)

África
central

81,7

47,6

58

1806

1800-1850

160-380

58

África oriental

209,5

81,3

39

2026

1750-1840

240-410

54

África
austral

89,2

36,8

41

2058

1730-1900

180-420

63

África
occidental

222,6

32,7

15

2594

1790-1850

210-390

66

ÁFRICA SUB-
SAHARIANA
TOTAL

603,0

198,4

33

2217

   

60

Norte
de África

142,8

6,1

4

3204

1830-1900

130-210

60

ÁFRICA,
TOTAL

745,8

204,5

27

2354

   

60

Notas y fuentes: Los datos relativos a las necesidades mínimas de energía y el déficit de energía diario per cápita corresponden al período 1996-98. Fuente: El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo, 2000. Roma: FAO, 2002. Todos los demás datos corresponden al período 1999-2001. El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo, 2003. Roma: FAO, 2003


Cuadro 3: TASAS DE CRECIMIENTO NETO DE LA PRODUCCIÓN
AGRÍCOLA EN EL ÁFRICA SUBSAHARIANA, 1992-2001

Año

Agricultura

Cultivos

Cereales

Raíces y tubérculos

Ganadería

Alimentos

 

(porcentaje)

1992-96

3,9

4,4

5,8

2,4

2,6

3,7

1997

0,5

0,2

-4,2

2,0

1,4

0,3

1998

3,7

4,1

4,1

5,5

2,6

3,9

1999

1,9

1,8

-0,6

4,2

2,5

2,5

2000

-0,3

-1,0

-3,2

0,5

1,4

-0,3

2001

0,8

0,9

2,4

0,7

0,5

0,6

Notas: Excluida Sudáfrica; los datos correspondientes a 2001 son preliminares.
Fuente: Datos de FAOSTAT citados en SOFA 2002. Roma: FAO, 2002.


Cuadro 4: UTILIZACIÓN DE CEREALES Y CONTRIBUCIÓN DE LA AYUDA ALIMENTARIA
EN EL ÁFRICA SUBSAHARIANA, POR SUBREGIONES, 1990/91-2002/03

 

1990/91-2001/02
(proporción de la utilización total)

1990/91-92/93
(promedio)

1993/94- 95/96
(promedio)

1996/97-98/99
(promedio)

2000/01-01/02
(promedio)

2002/03
(provisional)

África central

(porcentaje)

(miles de toneladas)

Utilización con fines no alimentarios

24

963

944

1001

1010

1007

Utilización con fines alimentarios (excluida la ayuda alimentaria)

74

2641

2703

3151

3366

3362

Ayuda alimentaria

2

84

80

27

77

113

UTILIZACIÓN TOTAL

 

3688

3727

4179

4453

4482

   

(kg por año)

Utilización per cápita con fines alimentarios

 

46

45

47

49

48

África oriental

(porcentaje)

(miles de toneladas)

Utilización con fines no alimentarios

27

6813

6965

9849

9390

7616

Utilización con fines alimentarios (excluida la ayuda alimentaria)

68

16563

17440

21311

22688

23048

Ayuda alimentaria

5

1490

1344

1050

1614

2400

UTILIZACIÓN TOTAL

 

24866

15749

32210

32691

33064

   

(kg por año)

Utilización per cápita con fines alimentarios

 

109

104

115

115

115

África austral

(porcentaje)

(miles de toneladas)

Utilización con fines no alimentarios

24

3973

3395

2792

2878

2620

Utilización con fines alimentarios (excluida la ayuda alimentaria)

70

7280

8593

10058

10721

10321

Ayuda alimentaria

6

1545

899

445

399

886

UTILIZACIÓN TOTAL

 

12799

12887

13295

13998

13827

   

(kg por año)

Utilización per cápita con fines alimentarios

 

125

123

122

125

124

África occidental

(porcentaje)

(miles de toneladas)

Utilización con fines no alimentarios

26

10026

10894

11389

13877

14870

Utilización con fines alimentarios (excluida la ayuda alimentaria)

73

27472

31444

33680

37461

40339

Ayuda alimentaria

1

766

533

437

423

350

UTILIZACIÓN TOTAL

 

38264

42871

45505

51761

55559

   

(kg por año)

Utilización per cápita con fines alimentarios

 

152

160

158

164

168

Notas: En este cuadro, la subregión del África occidental comprende todos los países del Sahel, incluido Chad, que normalmente se agrupa con los países del África central. Aunque la utilización per cápita de cereales con fines alimentarios en el África central es considerablemente inferior a la de otras subregiones, la utilización per cápita de otros alimentos amiláceos, principalmente raíces y tubérculos (que no se muestran aquí), es mucho más alta.
Fuente: Sistema Mundial de Información y Alerta (SMIA) de la FAO


Cuadro: 5 PAÍSES AFRICANOS ENFRENTADOS CON UNA ESCASEZ GRAVE
DE ALIMENTOS Y NÚMERO APROXIMADO DE PERSONAS AFECTADAS, 1999-2003

África central

Causas, 1999

Causas, 2000

Causas, 2001

Causas, 2002

Causas, 2003

Camerún

Malas cosechas

   

Malas cosechas

 

República Centroafricana

     

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Chad

n.d.

n.d.

n.d.

   

Congo, Rep. Dem. del

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Congo, Rep. del

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Gabón

Refugiados

       
 

Número aproximado de personas afectadas
(miles)

 

2 075

2 300

2 450

2 750

2 850

África oriental

Causas, 1999

Causas, 2000

Causas, 2001

Causas, 2002

Causas, 2003

Burundi

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Djibouti

 

Sequía

Sequía

Sequía

Sequía

Eritrea

Guerra

Guerra, sequía

Guerra, sequía

Guerra, sequía

Guerra,
sequía

Etiopía

Sequía, guerra

Sequía, guerra

Sequía, guerra

Sequía, guerra

Sequía,
guerra

Kenya

Sequía, refugiados

Sequía, refugiados

Sequía, refugiados

Sequía, refugiados

Sequía, refugiados

Rwanda

Desplazados internos, repatriados

Desplazados internos, repatriados

 

Desplazados internos, refugiados

Desplazados internos, refugiados

Somalia

Sequía, disturbios civiles

Sequía, disturbios civiles

Sequía, disturbios civiles

Sequía, disturbios civiles

Sequía,
disturbios
civiles

Sudán

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Disturbios civiles; sequía

Disturbios
civiles,
sequía

Tanzanía

Sequía en partes del país

Sequía en partes del país

Sequía en partes del país, refugiados

Sequía en partes del país, refugiados

Sequía en partes del país, refugiados

Uganda

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Disturbios
civiles

 

Número aproximado de personas afectadas
(miles)

 

12 200

20 650

13 525

19 200

24 600

África austral

Angola

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Lesotho

     

Condiciones meteorológicas desfavorables

Sequía,
heladas

Madagascar

 

Inundaciones, ciclones

 

Sequía, problemas económicos

Sequía, problemas económicos

Malawi

     

Condiciones meteorológicas desfavorables

 

Mozambique

Sequía en partes del país

Inundaciones, ciclones

Sequía en partes del país

Sequía en partes del país

Condiciones meteorológicas desfavorables

Swazilandia

     

Sequía

Sequía

Zambia

   

Condiciones meteorológicas desfavorables

Condiciones meteorológicas desfavorables

 

Zimbabwe

     

Sequía, perturbaciones económicas

Sequía, perturbaciones económicas

 

Número aproximado de personas afectadas
(miles)

África austral

1 825

2 350

4 425

16 700

9 500

África occidental

Cabo Verde

     

Sequía

Sequía

Côte d’Ivoire

Refugiados

Refugiados

Refugiados

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Gambia

Sequía

   

Sequía

Sequía

Guinea

Refugiados

Refugiados

Refugiados

Refugiados

Refugiados

Guinea-Bissau

Disturbios civiles

       

Liberia

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Mauritania

Sequía

   

Sequía

Sequía

Sierra Leona

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Disturbios civiles

Disturbios civiles

 

Número aproximado de personas afectadas
(miles)

África occidental

2 600

2 500

2 600

2 150

1 950

África subsahariana, total

Número aproximado de personas afectadas
(miles)

18 700

27 800

23 000

40 800

38 900

Notas: Este cuadro muestra el número de personas que necesitan asistencia alimentaria externa en los países que se enfrentan con emergencias alimentarias y no tienen capacidad suficiente para abordarlas eficazmente por sí solos. Se pueden declarar emergencias alimentarias en caso de catástrofes naturales, conflictos o problemas económicos. Las catástrofes naturales causadas por calamidades como sequías, inundaciones, heladas, plagas y condiciones meteorológicas desfavorables debidas a lluvias escasas o excesivas pueden ocasionar descensos acusados de la productividad agrícola y pérdidas de las cosechas almacenadas, y dar lugar a una escasez temporal de alimentos tanto para los agricultores como para los consumidores urbanos. Las guerras y los disturbios civiles crean una situación temporal de inseguridad alimentaria para los desplazados internos y los refugiados mientras duran los conflictos; cuando éstos acaban, los desplazados internos y los repatriados necesitan asistencia temporal hasta que se restablecen sus sistemas de subsistencia. Las perturbaciones y problemas económicos ocasionan pérdidas de capacidad productiva con la consiguiente disminución del poder adquisitivo de las personas afectadas.

En muchos países de África propensos a emergencias, las catástrofes naturales o de origen humano se repiten en un contexto en que la situación de la seguridad alimentaria es ya precaria. Las emergencias anteriores, sumadas a la emergencia presente, pueden tener efectos acumulativos perjudiciales para una proporción importante de la población. A menudo es la interacción de diversos favores, y no sólo un hecho desastroso, lo que origina la emergencia. Por el mmento no hay criterios convenidos internacionalmente para definir las causas de las emergencias humanitarias declaradas, aparte de los antes mencionados, de carácter muy general. Debido a ello las causas atribuidas en este cuadro a las emergencias alimentarias deben considerarse meramente indicativas.

También deben utilizarse con precaución las cifras correspondientes a las personas afectadas por esas emergencias. Aunque es probable que indiquen bastante bien la proporción de la población afectada en un determinado momento, el período durante el cual una persona afectada necesita ayuda puede variar de unos pocos días o semanas a varios meses o a un año entero, según la naturaleza y la gravedad de la emergencia. Para estimar las necesidades de ayuda alimentaria en una situación de emergencia se tienen en cuenta el número de personas afectadas, la duración del período durante el cual se necesita asistencia y la magnitud y el tipo de déficit alimentario que ha de cubrirse.

Fuente: Sistema Mundial de Información y Alerta (SMIA) de la FAO, comunicación interna basada en información cualitativa obtenida mediante un análisis de datos del SMIA procedentes de fuentes gubernamentales, evaluaciones y planes para operaciones de emergencia del PMA, llamamientos de las Naciones Unidas, informes de las Naciones Unidas sobre la situación nutricional de refugiados y personas desplazadas, y otras fuentes.


Gráficos 1 a 4 COMPOSICIÓN DEL SUMINISTRO DE CEREALES EN EL ÁFRICA
SUBSAHARIANA, POR SUBREGIONES, 1990/91 – 2003/04 (PRONÓSTICO)


1 Citado en A. Abdulai, Spatial integration and price transmission in agricultural commodity markets in Africa. Documento preparado para el simposio de la FAO sobre el estado de la investigación y las direcciones futuras de los mercados y el comercio de productos básicos agrícolas. Roma: FAO, diciembre de 2003.