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MARCO INSTITUCIONAL, FINANCIAMIENTO EXTERNO Y COSTOS

Durante años el proyecto ha tenido un variado marco institucional como ya ha sido mencionado. Se inició como una parte de un amplio proyecto de asistencia PNUD/FAO para CENCIRA, el Centro de Capacitación e Investigación para la Reforma Agraria. Ese proyecto, PER/71/544, concluyó en 1975, y el Director internacional del proyecto formuló una segunda etapa que básicamente seguía las mismas líneas que las de la primera etapa. Sin embargo, un nuevo Director de CENCIRA, el Coronel Max Velarde, decidió que sólo quería asistencia en el área de la comunicación, ya que según decía "el Péru tiene muchos conocimientos técnicos; sólo tenemos que transferirlos a los campesinos".

El gobierno entonces pidió la asistencia de un proyecto que ayudara al desarrollo de un sistema de capacitación campesina a nivel masivo. Su título fue Capacitación Masiva para el Desarrollo Rural". CENCIRA permaneció como la agencia de contraparte pero el Departamento de Comunicación de CENCIRA fue renominado: Centro de Producción Audiovisual para la Capacitación o CEPAC.

El PNUD aprobó el proyecto como PER/76/003; y su contribución debía ser de $900 000 por cuatro años para cubrir los gastos de tres asesores internacionales por varios períodos de tiempo, cursos de capacitación, equipos, etc. La contribución del gobierno debía ser el equivalente de $2 000 000. Sin embargo, el proyecto fue aprobado durante una de las crisis financieras del PNUD, y hubo un retardo de varios meses en el suministro de fondos. Las cosas no se veían bien, pero después de algunos esfuerzos frenéticos, el gobierno holandés aceptó ayudar con una asignación de $94 000.

Luego, Holanda ayudó nuevamente, mediante un proyecto con CENCIRA, a crear una Unidad de Producción en el Cuzco. También la Fundación Fredrich Ebert se comprometió a apoyar y financió y manejó una Unidad de Producción en Piura, en la parte norte de la Costa, desde 1978 hasta 1983. Esta última y la Unidad financiada por Holanda dependían del CEPAC en Lima, en cuanto a la capacitación del personal y para su apoyo en general.

Durante todos esos años hubo un grave problema. El deterioro de la situación económica en el Perú, su efecto sobre la capacidad del gobierno para aportar su parte de los costos del proyecto. Al comienzo del proyecto PER/76/003, el personal de CENCIRA trabajando en 61 era de 30 personas y, además de cubrir sus sueldos, CENCIRA también pudo cubrir casi todos los costos de funcionamiento. Para 1979, CENCIRA tenía un personal de sólo 15 personas, y todos los costos de operación eran cubiertos por el componente internacional o por el ingreso generado por algunas actividades del capacitación En total, es probable que el gobierno sólo haya contribuido con aproximadamente un 10 por ciento de los $2 millones a los cuales se había comprometido para cubrir los sueldos y los servicios. Como se esperaba, esto frenó seriamente las operaciones y se hizo difícil para el proyecto alcanzar todos sus objetivos.

Ante esta seria situación, en 1978 el Programa de Cooperación Técnica de la FAO también ayudó con la suma de $150 000 para financiar las operaciones de CEPAC, y para comprar algún equipo. Al cabo de algunas discusiones, fue con estos fondos que se compró el primer equipo de vídeo a color, pero el personal del proyecto razonó que el equipo de color muy pronto sería tan barato como el equipo de blanco/negro (en lo que tuvieron razón) y que debería ser usado en forma experimental.

Durante la Revisión de mediados de semestre del proyecto en 1979, el problema del financiamiento del gobierno recibió mucha atención, ya que era obvio que el proyecto no podría seguir adelante a menos que se produjeran grandes cambios y, sobre todo, a menos que hubiera un verdadero apoyo nacional para ello. Otro factor era que CENCIRA como institución perdía importancia y efectivamente fue eliminada en 1980.

Por estas razones tenía que encontrarse un nuevo ámbito institucional para el proyecto, y parecía posible asegurar un firme apoyo financiero si el proyecto llegaba a ser un proyecto de inversión especial en el sector agrario.

Para examinar esta posibilidad fue preparado el detallado Estudio de Factibilídad de 1980, el resultado fue que CEPAC se convirtió en CESPAC: Centro de Servicios de Pedagogía Audiovisual para la Capacitación y con la desaparición de CENCIRA, CESPAC fue colocado directamente bajo la oficina del Ministro de Agricultura como un Proyecto Especial.

Cuando la primera fase de PER/76/003 terminó en 1980, el gobierno solicitó otro proyecto que era básicamente para consolidar, afinar y mejorar la metodología ya desarrollada y para ayudar a aplicarla en una escala masiva. PNUD aceptó financiarla con $496 000 distribuidos durante un período de cinco años más. La contribución de parte del gobierno sería el equivalente a 1.7 millones de dólares.

En ese momento el PNUD no pudo hacer ningún aporte financiero hasta 1982, y el Programa de Cooperación Técnica de la FAO nuevamente dio su apoyo. Parecía que la metodología del CESPAC estaba desarrollando vínculos internacionales. Un número de personas de otros países habían sido entrenados en los cursos del CESPAC y, además, el personal del CESPAC había proporcionado servicios de asesoramiento fuera del Perú. El proyecto PCT ayudó a financiar el período hasta que el PNUD pudo retomar la financiación.

Así, a comienzos de 1982, la actual fase del PER/76/003 comenzó con una fecha de finalización programada para 1986. En 1984, el programa suizo de ayuda bilateral en el perú se comprometió e hizo contribuciones al proyecto pon un valor de 485 000 dólares para trabajar en las áreas de Cuzco y Puno.

Muchas veces durante los años ya mencionados, parecía que la ayuda internacional para el proyecto no podría ser continuada, y que el asesor que realmente habla sido la fuerza generadora para iniciar el proyecto - y que ganó el Premio Sen de la FAO, como el mejor experto de campo en 1983 y tendría que irse. Nunca tuvo el proyecto los recursos que realmente necesitaba para poder funcionar bien en el campo. Siempre ha vivido al día, y su mera supervivencia muchas veces era lo prioritario: en varias oportunidades solamente los esfuerzos desesperados en el Perú y en las oficinas principales de la FAO, hicieron posible su continuación al ultimo minuto.

En realidad, esa supervivencia no podría haber sido posible si no fuera por un mero factor, un factor que también sirve como una ilustración del valor atribuido a los servicios proporcionados por el proyecto: el proyecto comenzó a generar un ingreso considerable. El primer paso en esta dirección fue cuando voluntariamente las cooperativas comenzaron a pagar algo de los costos de los cursos que recibían. Luego, poco a poco, organizaciones nacionales e internacionales comenzaron a buscar los servicios del CESPAC. Por ejemplo, la organización del Pacto Andino comisionó un curso sobre la roya del café. Y gradualmente, instituciones de desarrollo y proyectos en el Pera firmaron contratos por los servicios del CESPAC.

Con el tiempo las sumas generadas por el proyecto han llegado al extraordinario total de 1.13 millones de dólares. Y el proyecto, aparte del trabajo que ha hecho en el Perú, ha proporcionado servicios de asesoría y capacitación a los siguientes países: Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Ecuador, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Colombia, El Salvador, Paraguay, Uruguay, India, China, Corea del Sur, Cabo Verde y Malí.

Inicialmente, cuando CENCIRA era todavía la base institucional del proyecto, el ingreso generado generalmente era asignado para otras actividades de CENCIRA, pero desde que el proyecto se convirtió en CESPAC, tal ingreso ha sido reinvertido y es usado para satisfacer los costos de operación, los sueldos del personal que no está en la planilla regular del Ministerio, etc.

Siguiendo el tema de los sueldos del personal, es interesante notar cómo los del personal del proyecto se relacionan a los de otros sectores y cómo parece haber declinado durante los anos. Mientras el proyecto seguía con CENCIRA, el personal de CEPAC era pagado un 20-30 por ciento menos que el otro personal de CENCIRA y algunos un 30 por ciento menos de lo que hubieran esperado a un nivel de competencia equivalente en el sector del sistema de la televisión privada. En el equivalente de dólares EE. UU., un productor de vídeo ganaba $200 mensuales a fines de 1975, 550 en 1983, 300 en 1984, 220 en Enero de 1985, y sólo 80 en enero de 1986. En el mismo período, los sueldos mensuales de los directores de los departamentos en el proyecto han caído desde un máximo valor equivalente a 650 a 100 dólares en enero de 1986. Por supuesto, estas cifras reflejan el terrible estado de la economía y de la moneda peruana; pero también ha habido una pérdida real en el poder de compra local.

Los recursos totales del proyecto, por toda fuente desde 1975, han sumado el equivalente de más o menos 4.63 millones de dólares. De este total, unos 670 000 dólares han sido gastados en equipo audiovisual y más de la mitad de ese monto fue cubierto por el Perú. Alrededor de 290 000 dólares más han sido gastados en otros equipos como vehículos. Los restantes 3.67 millones de dólares han sido gastados en sueldos y costos de operación.

Así, el componente audiovisual representa un poco menos del 15 por ciento del costo total y esto refuta la idea de muchos de que la inversión de capital en equipo de vídeo supera todos los demás. Aún incluyendo los vehículos y demás artículos, los cuales de todas maneras son artículos normales en casi todos los proyectos de desarrollo, el componente de equipo solo llega al 20.7 por ciento.

Más bien, todos los demás proyectos que usan ahora la metodología están confirmando la experiencia del CESPAC. Los costos por equipo llega al 15-20 por ciento de los costos totales asumiendo que se usa equipo de vídeo de banda baja (subprofesional).

Se han hecho análisis detallados del costo de producir un curso y llevarlo a los campesinos. En 1984 el costo de producir un paquete de capacitación para el campesino sumó 1 502 dólares para los materiales impresos y 1 780 dólares para el programa de vídeo por cada lección. Y los costos directos en hacer y presentar todo un curso - se recordarà, el que, como s recordar' normalmente está compuesto por unas 10 lecciones - alcanzaban 13 dólares por persona por curso.

Aún tomando el total de los recursos usados por el proyecto y dividiéndolos por el número de campesinos que hayan recibido cursos, el costo sólo llega a 30 dólares por campesino/curso. Y esto no toma en consideración el valor del equipo que aún tiene el proyecto, ni del personal entrenado, ni el valor de los paquetes de capacitación, etc.

Es interesante notar los costos relativos de los materiales impresos y del vídeo: la llamada alta tecnología del vídeo cuesta un poco más que la tradicional. No se logra un mayor impacto con materiales impresos en gran parte de las áreas rurales del Tercer Mundo.

Es también interesante comparar el costo de presentación de un curso basado en vídeo con el costo de centros para la capacitación campesina. En 1980, un Centro de Capacitación Campesina en Honduras calculó que el costo por hospedaje y capacitación de un campesino en el Centro era de 6 dólares diarios. Esta suma no incluía ningún tipo de retribución por el tiempo de trabajo productivo perdido en su terreno.

En suma, se puede decir que los costos de la metodología del CESPAC distan mucho de ser disonantes con las necesidades de los países del Tercer Mundo.

Ultimo punto, pero muy importante, es lo que se necesita hacer en cuanto a la estructura institucional del proyecto dentro del Perú. Esto concierne a su relación con los servicios de extensión tradicional.

Cuando el proyecto se inició, la idea fue que la metodología sería usada por las Unidades de Capacitación Campesina del CENCIRA conocidas como los CENCICAPS (Centros para la Capacitación e Investigación Participatoria Campesina). Sin embargo, esto no funcionó muy bien, mayormente porque el personal de los CENCICAPS no estaba entusiasmado con la metodología prefiriendo en muchos casos el uso de la pizarra y la tiza.

Más tarde, cuando el CENCIRA se había eliminado, se planeó que la metodología sería usada por los servicios de extensión pertenecientes al INIPA, el Instituo Nacional para la Investigación y la Producción Agrícola y Ganadera. Cuando el gobierno compró casi 100 unidades de reproducción se planeó que éstas serían distribuidas para su uso a las oficinas de extensión esparcidas en todo el país y muchas unidades fueron distribuidas. Pero otra vez la cooperación no funcionó bien. El equipo no fue utilizado mucho, y se malograba mucho más a menudo que cuando estaba en manos del personal del CESPAC, probablemente por que había una falta general de entusiasmo por la metodología. Al final se devolvió el equipo al CESPAC.

No es fácil señalar las razones de esta imposibiliad de integrar el uso de la metodología en los servicios de extensión Y debe ser claramente constatado que el problema no radica solamente en el Perú.

Parece haber un rechazo por parte de muchos técnicos agrícolas en aceptar la comunicación para el desarrollo. Quizás, les parezca que es una amenaza más a los sistemas de extensión tradicionales; o quizás consideran que los científicos sociales o generalistas que normalmente están implicados en el desarrollo de la comunicación no tienen un rol substantivo en asuntos agrícolas; o quizás las noticias, el entretenimiento hogareño y las funciones publicitarias del medio han dificultado la capacitación de su potencial como instrumento serio para el desarrollo y probablemente el nuevo enfoque de la comunicación para el desarrollo ha sido percibido como una amenaza a los sistemas tradicionales de extensión. Probablemente en otros lugares, los comunicadores que promueven con entusiasmo el rol de su especialidad en el proceso de desarrollo - una iniciativa bastante reciente - suscitando rechazo en los organismos de desarrollo.

Cualquiera que fuera la causa, y podría ser una amalgama de las posibilidades anteriormente indicadas, más otras no mencionadas, hoy en día hay lazos débiles entre el personal de INIPA y el personal de las instituciones de desarrollo (y también el personal del CESPAC, quienes están usando en el campo el sistema de capacitación mediante el vídeo).

Peor aún, parece haber una cierta hostilidad actual. En 1.985, el autor estuvo presente durante un sesión de capacitación audiovisual cerca de Cuzco, efectuada por una agencia de desarrollo local, para entrenar a los campesinos en algunos aspectos de la producción de la papa. El vídeo del día había sido mostrado y los campesinos estaban sentados sobre el césped discutiendo sobre lo que habían visto con el técnico de la institución de desarrollo, cuando aparecieron dos extensionistas del INIPA. Fueron bastante hostiles expresando su punto de vista de que sólo ellos tenían derecho a hacer extensión y trabajo de capacitación porque sino habría una duplicación de esfuerzo. Sin embargo, una vez retirados, los campesinos dijeron que nunca antes habían sido visitados por estas personas, aunque sabían quienes era.

Claramente esta falta de cooperación entre extensionistas y comunicadores es un problema serio. Incidentalmente, este problema también necesita ser resuelto en otras organizaciones y países, además del Perú.


OBSERVACIONES Y CONCLUSIONES

El proyecto ha sido un pionero. Ha establecido una serie de parámetros y una metodología para capacitación en niveles rurales basada en vídeo resolviendo los problemas más álgidos y comunes que se han presentado en el uso de este medio. El trabajo del CESPAC ha servido de base para otros proyectos similares que han tenido éxito en otros lugares.

También ha establecido pautas de esfuerzo y dedicación a favor de la causa del desarrollo entre peruanos, sin duda un logro importante en cualquier administración. Recordaremos las declaraciones del Premio Nobel de la Paz, Norman Borlang, cuando le preguntaron cual creía que había sido su mayor contribución durante sus años de trabajo en el CIMMTT, el Centro de maíz y trigo de México. El respondió que eran la creación de un equipo de jóvenes científicos agrícolas mexicaños que trabajaban con placer en el campo, en ropa de labranzas y bajo el candente sol. El CESPAC tiene gente joven que está dispuesta a trabajar día y noche, en condiciones rurales primitivas, lejos de sus familas, y todo esto por un sueldo que es usualmente menor que el de niveles similares en otros sectores.

El CESPAC ha llegado a un gran número de pobladores rurales y gente de barrios marginales urbanos, otorgándoles información útil y capacitación. Este aspecto contrasta con casi todas las otras instituciones de desarrollo que son apoyadas por la comunidad internacional. Mientras éstas proporcionan entrenamiento y orientación a los altos niveles del personal del sector agrícola, el CESPAC con su propia metodología se ocupa de la base de dicho sector.

También es importante mencionar que, a pesar de todas las dificultades, el proyecto ha tenido éxito en conseguir la cantidad necesaria de equipo y personal capacitado, y alcanzar un nivel de producción suficiente para romper la inercia y resistencia que comunemente atentan contra toda iniciativa nueva. El CESPAC, como institución, ha sido creado y es muy probable que subsistirá salvo que reciba un total rechazo y no haya reemplazo alguno de equipo y personal.

El papel jugado por el gobierno ha sido de fundamental importancia aún cuando es cierto de que no ha sido capaz de financiar su parte conforme a lo planeado; pero esto fue principalmente consecuencia de la situación económica del Perú. Varios Ministros de Agricultura han apoyado el proyecto con el máximo de su capacidad y tuvieron la sabiduría de permitir que el Director Nacional del proyecto, que fuera originalmente el Director del Departamento de Comunicaciones del CENCIRA, permaneciera en el cargo durante 10 años. Este hombre excepcionalmente hábil fue vital en la construcción del CESPAC. Fue retirado del CESPAC después de las elecciones de 1985. Pero el hecho de que su talento estuvo a disposición del proyecto durante tantos años fue un factor vital. En muchos países en desarrollo, el personal más capacitado es movido como bombero de un lugar a otro en una búsqueda desesperada por resolver situaciones difíciles. Al momento de escribirse este informe, él había sido reemplazado por otro de los seis peruanos que estaban trabajando en el proyecto desde sus orígenes; también es altamente competente, de mucha experiencia y totalmente dedicado a la causa del campesino.

Si debemos ser críticos, debe concluirse que el CESPAC aún no ha llegado a un aprovechamiento total del vídeo como un catalizador del desarrollo rural. Se ha limitado al uso del medio para capacitación y transferencia tecnológica y no lo ha utilizado realmente en el planeamiento participatorio o en la movilización social. Por ejemplo, para transferir experiencias exitosas de desarrollo de una comunidad a otra con problemas similares.

Las explicaciones dadas por el personal del CESPAC a esta limitación tienen validez. Ellos argumentan que el primer paso para lograr mejores condiciones de vida en el campo es aumentar la producción y la productividad, que el ambiente político nunca ha sido favorable para otros usos del vídeo y que el proyecto se ha visto tan ocupado en la lucha por la supervivencia que no ha tenido tiempo para hacer otra cosa que producir y utilizar curso tras curso, siguiendo las normas y metodología desarrolladas en el transcurso de los años.

Estas mismas razones son dadas para explicar la falta de una investigación aplicada que resulta necesaria para maximizar la efectividad de los paquetes de capacitación. Sin embargo, esta investigación es de importancia crucial.

Por ejemplo, no se ha determinado si mostrar un buen campesino realizando una operación agrícola determinada es más o menos convincente para otros campesinos que un técnico especializado, con su autoridad de hombre externo, haciendo la misma labor.

No debería ser muy dificil experimentar maneras de presentar la misma información y probar los diversos enfoques con audiencias típicas. Podría ser que no haya una preferencia por un enfoque sobre otro, pero el CESPAC debería investigar más estos aspectos, sobre la percepción y preferencias del campesino con respecto a la manera en que la información es estructurada y presentada, y sobre el uso del lenguaje para asegurar una asimilación óptima de la comunidad rural. Tan solo de ésta manera la metodología del CESPAC podrá alcanzar su máximo nivel de desarrollo y efectividad.

A pesar de estas observaciones, los logros del CESPAC son notables. Ha abierto un nuevo campo de trabajo con vídeo en áreas rurales y también ha creado una metodología viable para la capacitación en niveles rurales.

Un grupo entusiasta y totalmente comprometido ha podido demostrar ampliamente que su programa es factible, a pesar de la frecuente y dura oposición de grupos conservadores, y siempre frente a las escasez material y la amenaza de extinción.

Los planificadores de desarrollo rural harían muy bien en considerar cuidadosamente las posibilidades de utilizar la dinámica tecnológica de comunicación, particularmente en el área del vídeo, en una forma muy amplia, tomando como punto de partida la experiencia del CESPAC.

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