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INTRODUCCION

Los biólogos marinos que se inician en el campo de la dinámica de poblaciones y en la evaluación de stocks de peces, carecen frecuentemente de los conocimientos habituales de biología marina que se vienen utilizando en la evaluación de stocks de peces. Existen razones históricas que lo justifican, a las que nos referiremos más adelante, pero lo que está claro es que la evaluación de stocks de peces es una disciplina práctica que se está basando en la posibilidad de dar valores cuantitativos del nivel y de la tasa de retirada de ejemplares (de peces) a que se ve sometido un sistema ecológico. Por ello, generalmente, se tiende a trabajar con datos de cantidad y con estructuras de talla y edad de los stocks de peces sometidos a explotación. Las limitaciones de este planteamiento saltan a la vista para un biólogo conocedor del sector pesquero, incluso en ecosistemas relativamente simples de las regiones templadas del norte donde se ha desarrollado, en gran parte, la teoría de la dinámica de poblaciones de peces y a los que se refieren algunos trabajos sobre las influencias medioambientales y a las relaciones interespecíficas. Estos aspectos vienen preocupando desde hace tiempo a los biólogos pero, a pesar de que se han desarrollado métodos cuantitativos para abordarlos desde la perspectiva de la alimentación (Bagenal, 1978), basados especialmente en la descripción y análisis de contenidos estomacales, el desarrollo ha sido lento.

La validez de los planteamientos clásicos siempre basados en variables fácilmente cuantificables no puede ser cuestionada y dado que los administradores pesqueros, que no son científicos, se inquietan ante recomendaciones de carácter cualitativo o probabilístico, se ha tendido a aplicar para la evaluación de pesquerías, aquellos métodos que proporcionan conclusiones cuantitativas (deterministas). No obstante, el conocimiento de los sistemas marinos muestra la importancia de las interrelaciones entre especies, e indica que por lo general el mejor planteamiento es el que procura un margen de probabilidades suficientemente amplio en torno a los valores cuantitativos. La evidencia de que la evaluación de especies independientemente no es factible a largo plazo, se está imponiendo, especialmente en los sistemas tropicales diversificados y complejos, tomándose conciencia, también, del carácter variable del medio ambiente físico en la mayoría de los ecosistemas. Por todo lo anterior se plantea la necesidad de utilizar análisis que contemplen el sistema en toda su amplitud, los cuales, pese a adolecer de un alto grado de incertidumbre, proporcionarán criterios cualitativos y semi-cuantitativos a los administradores pesqueros.

Por desgracia, como ya se indicaba en el preámbulo, no existen directrices y bases teóricas claras para la evaluación de pesquerías multiespecíficas (ver entre otros, Pauly y Murphy, 1982 y May, 1984 como muestra de opciones diversas), dándose en la práctica una decidida prioridad a planteamientos descriptivos de carácter empírico (por ejemplo, Rigler, 1982). Por otro lado el estado actual de desarrollo de la ecología marina teórica constituye un contratiempo, al no proporcionar descripciones simples, además de constituir en sí una disciplina compleja, de rápido desarrollo y con una considerable variedad de modelos en proceso de estudio (ver por ejemplo, Reports of Dahlem Conferenzen (Gulland y Garcia, 1984), el seminario del ICLARM/CSIRO (Jones, 1982; Platt, Mann y Ulanowicz, 1981)). Pero no obstante intentaremos tomar nota de los principales conceptos ecológicos desde una perspectiva amplia como se ha planteado en la PARTE II, basándonos en que el flujo de materia orgánica y de energía a través de la red alimentaria de los océanos se rige por los principios termodinámicos básicos. Estas materias orgánicas discurren por vías complejas (la red alimentaria), las cuales se ven inevitablemente afectadas favorable o desfavorablemente en mayor o menor medida, cuando el hombre actúa sobre uno o más componentes del sistema.

La predicción de la naturaleza, la amplitud y dirección de estos cambios, por el momento constituyen puras especulaciones, si bien están empezando a aparecer algunos indicios válidos. Pero de cualquier forma y a modo de planteamiento general se puede asegurar que ninguna mejora será posible en la ordenación de recursos marinos si no se incorporan más conceptos ecológicos, y anotemos además, que tales consideraciones deben ser tomadas especialmente en cuenta cuando se observan cambios significativos en una pesquería.

Pensamos que familiarizarse con algunos de los principales conceptos de la ecología marina es esencial en la ordenación de recursos marinos y más aún si cabe, en el ámbito de la evaluación de stocks en países en vías de desarrollo, donde la bibliografía referida a temas de ecología aplicada es escasa.

Por consiguiente la exposición razonada de este documento es triple:

1.   Introducir a la gente involucrada en evaluación de pesquerías y especialmente en los países en vías de desarrollo, en una serie de tendencias seguidas en ecología marina y en sus aplicaciones más recientes.

Nota del traductor: El concepto “carring capacity” que se interpreta como biomasa máxima sostenible por el sistema se ha traducido como capacidad de persistencia desechando la posibilidad de traducirlo también como biomasa máxima porqué se juzgó equivoco y además porqué en el texto inglés aparece también el concepto “maximum biomass”

2.   Señalar algunos posibles planteamientos alternativos que pueden ampliar la teoría ecológica actual utilizada en la evaluación de stocks de peces, especialmente en áreas tropicales y subtropicales donde es imprescindible un análisis multiespecífico. Cada vez se muestra más necesario un enfoque más “ecológico” o más globalizador en la toma de datos.

3.   Poner un énfasis particular en el concepto de red alimentaria como base para una ordenación científica: como establecer redes tróficas en base a ellas y qué conclusiones se pueden apuntar.

Gran énfasis se ha puesto en los esquemas gráficos en la convicción de que incluso interrelaciones complejas pueden ser entendidas con mayor facilidad de esta forma por el lector poco familiarizado con la notación matemática. El “diagrama de flujo”, en particular, en sus numerosas aplicaciones prácticas en pesquerías nos muestra una forma de integrar numerosos aspectos diferentes que no sería posible con una relación lineal.

El texto está dirigido tanto a cursos de evaluación de stocks, como a ilustrar y a facilitar la toma de decisiones y al establecimiento de prioridades en investigación pesquera y ordenación de pesquerías. Al mismo tiempo, se pone de relieve el carácter preliminar de muchas de las conclusiones propias de la ecología marina, al no existir todavía un marco de trabajo definitivo.

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