La información aquí examinada indica una amplia interacción mundial entre los mamíferos marinos y la pesca. Lo que más conviene destacar es que, en casi todas las áreas estadisticas donde se han realizado estudios, gran número de especies de pequeños cetáceos o pinnípedos, especialmente las distribuidas junto a la costa, sufren los efectos de las pesquerías costeras con redes de enmalle. En el caso de varias especies de mamíferos marinos, en particular el delfín chino, el cochito, la foca monje del Mediterráneo y el delfín de Hector, las interacciones operacionales con la pesca parecen representar una amenaza para la supervivencia de la especie. Las poblaciones de algunas especies fundamentalmente costeras, como la marsopa común, la marsopa sin aleta, el delfín de joroba y el tursón, pueden estar también amenazadas localmente.
De hecho, la mayor parte de las especies de mamíferos marinos, con excepción de algunas de las ballenas picudas más raras, por ejemplo, han sido capturadas alguna vez en algún tipo de arte de pesca. Conviene recordar en estos casos que sólo llega a registrarse una proporción mínima de las capturas, por lo que la constatación de unas pocas capturas en una determinada pesquería puede ser indicio de una interacción más importante. Esta sólo se puede evaluar cuando se emprende un estudio detallado de una pesquería. Además, hay grandes zonas del mundo donde parece probable que haya interacciones entre los mamíferos marinos y la pesca pero sobre las que no hay todavía información y por lo tanto no se tiene una idea, ni siquiera aproximada, del impacto que esas pesquerías puedan tener.
La evaluación del impacto efectivo de una pesquería sobre las poblaciones de mamíferos marinos sólo se ha podido efectuar en casos muy contados. El problema general es que, al menos en lo que respecta a la mayor parte de las especies de cetáceos, es muy difícil evaluar el volumen de la población o las consecuencias de un volumen de capturas incierto e imprevisible. Ello no quiere decir, sin embargo, que cuando no se pueda evaluar el impacto de una pesquería no haya problemas. Por el contrario, cuando se observan numerosas capturas, parece razonable adoptar un planteamiento preventivo en vez de esperar a una evaluación detallada del descenso de la población, ya que se ha comprobado numerosas veces que las poblaciones de mamíferos marinos son muy vulnerables cuando se produce una mortalidad adicional incontrolada. Este planteamiento es el adoptado por las Naciones Unidas en su resolución 44/225 sobre las pesca pelágica con redes de enmalle y deriva en gran escala y sobre su impacto sobre los recursos marinos vivos de los océanos y mares del mundo.
Soluciones al problema de los mamíferos marinos que quedan atrapados en artes de pesca se han buscado en varias partes del mundo y con diversas técnicas. De ello se ocupó el Seminario de la CBI sobre las muertes de cetáceos en trampas y redes de pesca pasivas, celebrado en La Jolla en octubre de 1990. No se ha encontrado ninguna solución general al problema, pero en uno o dos casos se ha observado, por ejemplo, que, colocando las redes de deriva unos metros por debajo de la superficie, disminuía algo el número de mamíferos marinos capturados en las redes. En otras zonas, sin embargo, estas redes subsuperficiales no han dado resultados positivos. Parece que, si no se prohíbe por completo el uso de las redes de enmalle, las soluciones al problema deberán buscarse pesquería por pesquería.
Muchos de los estudios examinados sobre el enredamiento de mamíferos marinos en artes de pesca han sido fruto de la preocupación suscitada por determinadas poblaciones de mamíferos marinos. Por el contrario, en los últimos años se ha estudiado relativamente poco la competencia entre los mamíferos marinos y la pesca. La preocupación creciente por las posibles consecuencias de la competencia entre mamíferos marinos y pesca permite suponer que este tema adquirirá cada vez mayor importancia en las futuras actividades de ordenación y conservación de la pesca.
