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Introducción

Uno de los retos más importantes con los que se enfrentan los dirigentes de todo el mundo cuando está a punto de iniciarse un nuevo milenio es la lucha contra el hambre, la malnutrición y la falta de seguridad alimentaria en muchos países. En la Cumbre Mundial sobre la Alimentación que se celebró en Roma en 1996, dirigentes de 186 países se comprometieron a reducir como mínimo a la mitad el número de personas desnutridas en el mundo -actualmente más de 800 millones- para el año 2015. Con el fin de conseguir este objetivo y asegurar también el crecimiento de la producción necesario para alimentar a una población mundial que aumentará probablemente en 3 000 millones de personas en los tres próximos decenios, la elaboración de nuevos modelos agrícolas debe ser una tarea prioritaria. Durante más de medio siglo, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha estado prestando a sus Estados Miembros los servicios normativos y operacionales que necesitan para llevar a cabo la lucha crucial contra el hambre y la inseguridad alimentaria.

La labor que realiza la FAO de conformidad con su mandato se divide en seis categorías generales, cinco de las cuales, que podrían describirse como normativas, se examinan en el presente documento, mientras que la otra, a saber la prestación de asistencia técnica, es de carácter operacional. Las actividades normativas consisten en crear, mantener y actualizar constantemente bases de datos de información estadística; proporcionar un centro mundial de conocimientos, información y competencia técnica; proporcionar un foro neutral para el diálogo sobre políticas entre países y para la preparación de acuerdos internacionales; elaborar códigos, normas y convenios internacionales; y difundir información en apoyo de los Estados Miembros.

Recopilación de estadísticas

Sería difícil imaginar un mundo sin las estadísticas de la FAO sobre todo tipo de temas. En un solo mes (noviembre de 1997) la base de datos estadística de la FAO en Internet fue consultada más de 2,1 millones de veces y se transfirieron más de 9 millones de registros. La necesidad de una fuente fiable de estadísticas relacionadas con la agricultura se había reconocido ya a principios de este siglo. Factores como el creciente comercio intercontinental de alimentos, la necesidad de combatir enfermedades transmitidas por plantas y animales, la prevención del hambre y de las calamidades sociopolíticas resultantes, exigían todos ellos un organismo neutral que se encargara de recopilar estadísticas de todos los países.

La labor innovadora de David Lubin culminó en la fundación en 1905 del Instituto Internacional de Agricultura, precursor de la FAO, con 40 Estados Miembros. El Instituto llevó a cabo el primer Censo Agropecuario Mundial en 1930, repitiendo la operación diez años más tarde. La FAO tomó el relevo en 1950. En la actualidad, la ingente cantidad de datos estadísticos de la FAO sobre agricultura, pesca, silvicultura y desarrollo rural constituye un recurso fundamental para los 175 Estados Miembros de la Organización.

Conocimientos y competencia técnica

El personal de la FAO está integrado por expertos técnicos y científicos seleccionados internacionalmente cuyas aptitudes, conocimientos y experiencia están a disposición de los Estados Miembros para que puedan beneficiarse de las enseñanzas adquiridas y los conceptos derivados de más de 50 años de esfuerzos acumulativos. Es la calidad de estos recursos humanos la que permite a la FAO elaborar y divulgar nuevos conceptos, metodologías y modelos para el desarrollo agrícola. La amplitud y profundidad de esta base técnica hacen que la Organización esté en condiciones excepcionales para proponer soluciones multidisciplinarias y globales. La FAO trabaja también para mejorar la coordinación regional, especialmente en lo que respecta a la ordenación de recursos compartidos. Por ejemplo, a través de su Programa de cooperación técnica entre países en desarrollo, la FAO determina las oportunidades para que los países intercambien conocimientos especializados y recursos técnicos.

Un foro neutral

El factor que más contribuye a que todas las actividades normativas de la FAO sean universalmente aceptables es la capacidad de la Organización para constituir un foro neutral en el que examinar políticas y preparar, negociar y concluir acuerdos internacionales. Esta neutralidad confiere también un valor excepcional a las numerosas consultas de expertos, conferencias, seminarios, reuniones de capacitación y actividades similares de la FAO; la FAO no tiene productos nacionales que vender, ni políticas nacionales o regionales que defender, ni posiciones ideológicas que promover.

Sólo en este entorno neutral habrían podido o concertarse tantos convenios y normas relativos a la alimentación y la agricultura. La Cumbre Mundial sobre la Alimentación, celebrada en noviembre de 1996, fue tan importante porque tantos Jefes de Estado y de Gobierno y dirigentes de alto nivel pudieron reunirse en un lugar neutral, evaluar datos de carácter global y aprobar un plan de acción que fuera un fiel reflejo del consenso mundial. Un foro neutral es la condición sine qua non para que haya acuerdos internacionales y cooperación concertada si no existiera la FAO, sería necesario inventar algo muy parecido para asegurar los centenares de acuerdos internacionales que regulan actualmente cuestiones relacionadas con la agricultura y la alimentación.

Códigos, normas y convenios

De hecho, una parte considerable de las actividades de la FAO consiste en la elaboración de códigos, normas y convenios. La posición reconocida de la FAO como centro de excelencia en una amplia variedad de cuestiones relacionadas con la agricultura y la alimentación, unida a su capacidad para reunir información y conocimientos a escala mundial, le da una ventaja sin igual en este ámbito. Por ejemplo, la elaboración de alimentos en todo el mundo se ajusta a normas establecidas de conformidad con el Codex Alimentarius y con numerosos convenios importantes negociados por la Comisión FAO/Organización Mundial de la Salud (OMS) del Codex Alimentarius y el Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA).

Es difícil imaginar que los encargados de formular políticas pudieran llegar a acuerdos sobre los límites de la pesca o de la explotación forestal que son necesarios para conservar los recursos y asegurar la sostenibilidad sin unos medios establecidos internacionalmente como los que puede proporcionar la FAO para medir las capturas o el volumen de extracción. Asimismo, habría sido prácticamente imposible coordinar de manera satisfactoria las políticas nacionales para luchar contra la langosta del desierto, que es una de las plagas agrícolas más antiguas del mundo. El programa de la FAO sobre el Sistema de prevención de emergencia de plagas y enfermedades transfronterizas de los animales y las plantas (EMPRES) ha proporcionado el marco normativo y el fundamento científico necesarios para que los encargados de formular políticas alcancen el grado de cooperación internacional que es preciso para afrontar con éxito las plagas.

Difusión de información

Todos estos conocimientos e informaciones tendrían un valor limitado si no estuvieran a disposición de quienes los necesitan para adoptar políticas y decisiones. Por consiguiente, la difusión de información constituye un elemento fundamental de la labor normativa de la FAO. La Organización está unificando actualmente más de 40 bases de datos independientes bajo los auspicios del Centro de información agraria mundial (WAICENT). El Centro está proporcionando ya a los usuarios, entre los que se incluyen gobiernos, institutos de investigación, universidades y particulares, acceso rápido y económico a la información que necesitan, utilizando una variedad de medios, como disquetes, CD-ROM y cintas para unidad central, así como acceso en línea a través de Internet, redes de computadoras y líneas telefónicas.


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