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RESUMEN EJECUTIVO

Las restricciones comerciales tienen un importante impacto sobre los exportadores. Plantean dificultades que afectan tanto a los exportadores de los países desarrollados como a los de los países en desarrollo. También a quienes tratan de exportar hacia los países desarrollados o en desarrollo. Los tipos y efectos de las diferentes restricciones varían mucho, y son muy específicos para cada producto y país.

Aranceles: Si bien es difícil generalizar, resulta evidente que en los países desarrollados la mayor parte de los aranceles sobre productos forestales son actualmente bastante bajos (menos del 5 por ciento para la mayoría de los productos) y sólo tienen un efecto relativamente limitado sobre las exportaciones. Hay, sin embargo, algunas excepciones significativas, en ciertos países y productos. En varios países, a los tableros de madera (especialmente los contrachapados), algunos productos de valor agregado, y varios tipos de productos papeleros, se les aplican tasas de entre el 10 y el 15 por ciento.

Los aranceles son distintos para cada país y producto, y los problemas que pueden crear dependen mucho de quién es el exportador y quién el importador. Es difícil afirmar que un país en particular está mejor o peor situado al respecto. La mayoría de los países se encuentran en una situación mixta, con aranceles bajos sobre algunos productos y altos sobre otros. Sólo un número reducido de países, tanto desarrollados como en desarrollo, aplican bajos aranceles sobre casi todos sus productos - ej.: Singapur, Hong Kong/China y en menor medida la provincia china de Taiwan y la República de Corea. Los aranceles son actualmente bastante más altos en la mayoría de los países en desarrollo respecto a los de los países desarrollados.

Sin embargo, muchos países exportadores consiguen eludir la plena aplicación de las tasas, gracias a la aplicación de preferencias especiales a favor de determinados países. Los miembros de grupos regionales, por ejemplo, se benefician de excepciones dentro del mismo grupo, y algunos países conceden trato preferente a otros con los que mantienen estrechos vínculos comerciales o políticos - ej: TLC (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático), Unión Europea-ACP (grupo de países de Africa, el Caribe y el Pacífico), Nueva Zelanda-Australia, los países del Commonwealth, etc. - mientras que otros (no todos) países en desarrollo se benefician del Sistema Generalizado de Preferencias (SGP).

Cuando las decisiones de la Ronda Uruguay se pongan en práctica por completo, los aranceles de los países desarrollados sobre muchos productos se reducirán a niveles muy bajos o se eliminarán completamente. Incluso antes de ese momento, puede que se hayan iniciado negociaciones sobre reducciones adicionales, si la llamada "Ronda del Milenio" de la OMC lleva adelante las previstas negociaciones multilaterales. Por otra parte, es probable que los acuerdos regionales ejerzan presión a la disminución de los aranceles. En los países en desarrollo, se aplicarán algunas reducciones, pero no del mismo grado. En casi todos los países, los aranceles seguirán una tendencia descendente hasta llegar a ser poco significativos. Las ventajas así obtenidas serán específicas a algunos países, limitadas a ciertos productos en determinados mercados, mientras que otros países seguirán manteniendo aranceles elevados sobre algunos, pero no todos, los productos. Los tableros de madera (especialmente los contrachapados) y algunos productos de valor agregado seguirán afectados por aranceles más altos que otros productos, lo que significa que las ventajas que se apliquen en el futuro serán probablemente mayores que en los demás productos.

Las medidas no arancelarias son mucho más difíciles de evaluar, pero en los últimos años parecen ser más importantes que los aranceles. La principal razón que hace problemática su evaluación reside en la extrema dificultad de determinar si las medidas vigentes son usadas para restringir el comercio o por otros motivos legítimos. El efecto neto que tendrán en el futuro las medidas no arancelarias sobre determinados países será variable, dependiendo de los productos, de los socios comerciales implicados y de los compromisos adoptados por esos socios así como de los que adopten en futuras negociaciones. Si se consideran individualmente, las medidas no arancelarias no parecen tener mayor significación, pero suponen dificultades crecientes cuando forman parte de un grupo de medidas, y cuando se añaden a la aplicación de aranceles. Los obstáculos no arancelarios (OTC) están en retroceso en ciertos casos, pero aumentan en otros. Sin embargo, incluso en las situaciones más liberales, la incertidumbre creada puede inhibir a los exportadores.

Lo más probable es que sigan creando dificultades y por consiguiente es necesario prestar una atención continua y asegurarse de que no sean usadas como barreras encubiertas. En particular, medidas tales como las normas sanitarias y técnicas son y serán fuentes de problemas en situaciones específicas. El nivel al que se fijan esas normas, y el modo en que se aplican, seguirán requiriendo atención. Es este un aspecto que podría incluirse en la próxima ronda de negociaciones multilaterales sobre comercio. El sector forestal se beneficiaría de cualquier progreso que refuerce las reglas de los acuerdos sobre la aplicación de medidas sanitarias y fitosanitarias y sobre obstáculos técnicos sobre el comercio (OTC) en el sentido de limitar o eliminar la posibilidad de usar medidas no arancelarias como obstáculos al comercio.

Deberán hacerse tenaces esfuerzos para identificar dónde residen las dificultades y dónde pueden surgir en el futuro, analizar sus efectos y asegurar que no tienen carácter discriminatorio ni restringen el comercio. Es necesario esforzarse para combatir las prácticas excesivamente restrictivas, así como para desarrollar respuestas positivas adecuadas a los propósitos legítimos que animan algunas de tales medidas.

Actualmente, las trabas al comercio, como las relacionadas con las cuestiones del medio ambiente, tienen un efecto limitado, particularmente las que pretenden usar los controles comerciales para estimular la ordenación sostenible de los bosques (certificación, etiquetado ecológico, CITES [Convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres], etc.), pero parecen tener la capacidad potencial de causar crecientes dificultades en algunos mercados. Todas estas acciones giran alrededor de los temas medioambientales. Algunas de ellas están relacionadas con el transporte, procesamiento y consumo, otras con los métodos de ordenación de los bosques. Aunque técnicamente no son OTC, equivalen a ellas por sus efectos y propósitos. Actualmente, están influyendo sobre los niveles y los patrones del comercio en ciertas áreas.

El efecto exacto y la dirección que seguirán en el futuro este tipo de medidas es difícil de predecir con certitud. Dependerán mucho de los mercados que las establezcan, del grado de apoyo que reciban de los consumidores, legisladores y comerciantes, así como de la armonización, o al menos del mutuo reconocimiento, de tales prácticas. Aunque es cierto que muchas de ellas tienen objetivos valiosos, también pueden tener efectos indeseables. Es difícil para los exportadores reaccionar ante ellas, puesto que a menudo se basan en supuestos que no es sencillo aprobar o desaprobar. Otro factor que hace que estas prácticas sean especialmente dificultosas para los exportadores es que se aplican al margen de las reglas del comercio internacional. La inclusión de los temas relativos al medio ambiente en una nueva ronda de negociaciones multilaterales puede que clarifique aspectos que interesan y preocupan al sector forestal.

Si bien el efecto sobre el comercio de la mayor parte de estas trabas ha sido limitado hasta ahora, están originando un considerable grado de incertidumbre en muchos mercados. Como un paso importante para evitar los efectos nocivos de estas medidas, los países y las empresas deben asegurarse de que se aplican políticas forestales correctas, de modo que los compradores puedan confiar en que los productos con los que comercian proceden de recursos manejados de manera adecuada.

En una visión de conjunto, puede decirse que, en general, los aranceles no son un problema importante, pero para ciertos productos en algunos países pueden tener gran significación. Las medidas comerciales no arancelarias son más difíciles de evaluar, pero algunas de ellas parecen estar creando dificultades importantes. Las trabas al comercio son actualmente fuente de dificultades en ciertas situaciones, y parece probable que tales dificultades aumenten en el futuro. En general, se encuentran fuera del alcance de las normas y negociaciones internacionales, por lo tanto, requieren que se les dedique especial atención. Algunas de estas medidas pueden tener, potencialmente, una influencia positiva en muchos mercados, y si bien muchas empresas consideran que son un instrumento de marketing para incrementar su cuota de mercado, para otras pueden tener los efectos de los OTC. El desafío que se plantea consiste en desarrollar sistemas que preserven los elementos positivos, al mismo tiempo eviten los negativos.

Quizás el mayor de los problemas, y una permanente fuente de dificultades, procede del hecho de que diferentes restricciones comerciales se aplican simultáneamente - aranceles, medidas comerciales no arancelarias y trabas. Por consiguiente, incluso allí donde los obstáculos individuales podrían no tener consecuencias mayores, el efecto puede ser mucho más severo si se consideran colectivamente. El reconocimiento de este efecto acumulativo y una comprensión de los propósitos subyacentes de muchas medidas que tienen un impacto inmediato sobre el comercio, podrían ser incorporados a una nueva ronda de negociaciones multilaterales.

Hay, no obstante, áreas en las que es más difícil cumplir con los requisitos específicos: en algunas de ellas se aplican aranceles elevados o determinadas exigencias, y en otras adquieren una orientación específica. Esto último es particularmente cierto en el caso de ciertas medidas que entran en la categoría de trabas al comercio, como es el caso de las dictadas por los municipios. Esta es una cuestión en la que los países tropicales parecen tener más dificultades que los no tropicales. Todos los productores de maderas tropicales son países en desarrollo, lo que implica que afrontan dificultades adicionales - muchos tienen menos recursos humanos y financieros, pericia u oportunidades para seguir el ritmo de las cambiantes normas y regulaciones. Y con frecuencia cuentan con menos influencia en los procesos de negociación.

Aunque muchas restricciones están siendo reducidas, los obstáculos al comercio seguirán siendo uno de los muchos problemas que los exportadores de productos forestales deberán superar, o al menos adaptarse a ellos, durante los tiempos venideros. Los obstáculos al comercio existen por una variedad de razones, entre ellas la protección de la industria local, que no desaparecerán de la noche a la mañana. Esto se aplica igualmente a los países en desarrollo como a los desarrollados.

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