HONDURAS

Excmo. Sr. Ricardo Arias Brito, Secretario de Estado en los despachos de Recursos Naturales de la República de Honduras


A pesar de los grandes esfuerzos realizados durante los últimos años, Honduras sigue siendo unos de los países más pobres del continente americano, viviendo bajo la línea de pobreza una gran parte de su población, la que se ve bastante afectada por los altibajos que ha experimentado la economía y la producción agropecuaria como consecuencia de la implementación de los programas de estabilización y de ajuste estructural, y de factores climatológicos adversos.

Las mujeres, los niños y las comunidades de las zonas rurales y de las zonas marginales de las ciudades grandes son los grupos mayormente afectados por las condiciones de pobreza, observándose altos grados de desnutrición entre los niños menores de cinco años, condiciones de salud precarias para muchas mujeres embarazadas, y bajas condiciones higiénicas entre los hogares pobres, situaciones que a la vez, afectan la salud de los miembros y por ende su productividad.

Por otro lado, muchos de los hogares que viven bajo la línea de pobreza han tenido pocas alternativas para mejorar sus ingresos, de manera que se ven atrapados en un ciclo de pobreza muy difícil de romper sin la implementación de programas dirigidos a mejorar las condiciones y los niveles de vida de los mismos.

Ante esta situación, el Gobierno de Honduras ha expresado y ratificado el compromiso político de lucha contra la inseguridad alimentaria y la malnutrición, planteando, desde su inicio, el mejoramiento de la situación alimentaria y nutricional del pueblo que son factores indispensables para su salud, proponiendo el establecimiento de una estrategia global alimentaria a través de la operacionalización de un plan de acción alimentario nutricional, en congruencia con los compromisos que el Estado de Honduras ha contraído en diversos foros como el de esta Cumbre Mundial sobre la Alimentación.

El propósito fundamental del Plan es establecer las bases para la construcción de un proceso de seguridad alimentaria-nutricional, enfatizando los procesos de participación interinstitucional de la sociedad civil y de los gobiernos locales a fin de hacer realidad la seguridad alimentaria a nivel del hogar.

En el sector agrícola la estrategia fundamental planteada por el Gobierno de Honduras es el desarrollo agrícola y rural sostenible, en un contexto de economía de mercado y apertura comercial, concertando con los grupos de interés, procesos de fortalecimiento de la pequeña empresa y formas asociativas de producción.

El programa concibe la seguridad alimentaria en el marco del desarrollo sostenible como un estado ideal en el que todas las personas de un país tienen garantizado, en todo momento, el acceso material y económico a los alimentos indispensables para una vida activa y saludable. Obviamente esto no es responsabilidad solamente del sector agropecuario sino también de todos los otros sectores de la economía en su conjunto.

La nueva política tiene como objetivos: crear fuentes de empleo, elevar el poder adquisitivo de las familias más pobres y generar divisas mediante el aumento sostenido de la agroexportación, fundamentándose en el desarrollo tecnológico, la seguridad de la tenencia de la tierra, la capitalización y financiamiento rural, el comercio y la inversión, y el manejo y conservación de los recursos naturales.

La política comercial de Honduras está orientada a lograr una mayor inserción en el comercio internacional para volver más eficiente, diversificada y competitiva la producción nacional, aprovechando las ventajas comparativas y la apertura de nuevos mercados, eliminando distorsiones y obstáculos al flujo comercial, poniendo también en marcha un programa de ajuste estructural.

El programa de ajuste macroeconómico tuvo en sus inicios un efecto contraccionista en la economía, que redujo la capacidad de consumo de algunos alimentos entre los estratos más desfavorecidos de la población y, con el objeto de paliar esta situación, se establecieron programas de subsidios focalizados, como son los bonos maternos infantiles y los bonos a la "madre sola". Estas compensaciones monetarias han tenido un gran impacto nutricional y educativo en forma indirecta, ya que estimulan las visitas periódicas a los centros de salud y además coadyuvan a la permanencia de los niños en los centros escolares.

Además, se han reorientado los programas de asistencia alimentaria con el fin de distribuir alimentos a grupos socialmente excluidos, y se han monetizado los alimentos usando los fondos en proyectos productivos.

La capacidad de almacenamiento de granos básicos en poder del Estado, que por muchos años permaneció ociosa, se está transfiriendo gradualmente a los productores privados, reservándose el sector público una capacidad suficiente para mantener una reserva estratégica, que nos permita intervenir en casos de fuerza mayor.

En la política del sector salud, la seguridad alimentaria nutricional es fundamental y, a través de procesos participativos de mayor acceso, se labora con dos terceras partes de las municipalidades del país en el fortalecimiento de los "consejos de desarrollo municipal" y sus planes locales.

Comprendemos que la tarea de combatir el hambre y la desnutrición continuará siendo la principal labor de los gobiernos de los países menos desarrollados, tal como se expresó en la Conferencia Internacional sobre Nutrición. Por esta razón, en Honduras, los programas de salud y alimentarios han recibido un fuerte impulso en los últimos años y se ha hecho evidente en la práctica la necesidad de un adecuado sistema de vigilancia alimentario-nutricional, dado que la focalización de las ayudas ante la disminución progresiva de los recursos es cada día más apremiante. En este campo el Sistema Mundial de Información y Alerta que promueve la FAO puede brindar importantes contribuciones a los países en desarrollo.

El área en que mayor apoyo deseamos obtener es el relacionado con la mejoría en los términos de intercambio. Los enormes adelantos que en pocos años hemos logrado en productos no tradicionales se han visto opacados por la continua disminución de los precios de intercambio y en la demanda de los productos tradicionales. Esta tendencia no podra continuar si deseamos que los efectos del programa de modernización y desarrollo del sector agrícola hondureño se reviertan favorablemente en la generalidad de la población. El Gobierno continúa, con denuedo, impulsando este programa y como es comprensible en su aplicación se han presentado limitaciones que ha sido necesario afrontar, destacándose entre ellas los aspectos de comercialización externa de productos tradicionales, el limitado financiamiento y la lenta adaptabilidad del productor nacional a una economía de libre mercado carente del tradicional proteccionismo estatal.

Finalmente, deseamos expresar que este programa requiere aunar los esfuerzos internos para propiciar un empleo eficiente de los recursos disponibles con la asistencia técnica y financiera de la comunidad internacional, para que los cambios profundos realizados en las políticas y en las instituciones que han requerido aportes y sacrificios de gran magnitud, nos permitan alcanzar en el corto, mediano y largo plazo, un crecimiento sostenido de la actividad productiva nacional y, por ende, un mejoramiento del bienestar de la población hondureña, objetivos que todas las delegaciones aquí presentes compartimos y que además se ratifica en el Plan de Acción que aprobamos el día de ayer.

Aprovecho la ocasión para agradecer, a nombre del Gobierno de Honduras, la oportunidad histórica que nos ha brindado la FAO y el Gobierno de Italia para discutir este tema de gran actualidad, con el propósito de encontrar soluciones al problema de pobreza y de inseguridad alimentaria que afrontan actualmente más de 800 millones de habitantes.


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