MEXICO - MEXIQUE

Excmo. Sr. Francisco Labastida Ochoa, Secretario de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de los Estados Unidos Mexicanos


A nombre del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, doctor Ernesto Zedillo, expreso el agradecimiento del Gobierno de mi país al pueblo y al Gobierno de Italia por su hospitalidad. Manifiesto también a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación y a su Director General, Dr. Jacques Diouf, el reconocimiento de México por la convocatoria y la realización de esta trascendental Cumbre Mundial.

El Gobierno de México ha participado de manera activa y comprometida en los trabajos preparatorios de la Cumbre, porque está convencido de la necesidad de apoyar fírmemente las acciones y los propósitos de la FAO, organismo indispensable en el avance hacia el logro de la seguridad alimentaria en el mundo y en la cooperación internacional.

Esta es la posición irrenunciable del Gobierno de México. Por ello, mi país asume los compromisos establecidos en la Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial, y se compromete a aplicar las medidas recomendadas en el Plan de Acción.

Los objetivos planteados para la Cumbre han contribuido a un debate mundial fructífero para encontrar las soluciones a los graves problemas del hambre y de la inseguridad alimentaria internacionales. No debemos perder esta oportunidad, debemos tomar consciencia y difundirla en nuestros países de que los recursos naturales son finitos y un día, si no sabemos preservarlos se acabarán; de que la ciencia y la técnica deben servirle al hombre, y evitar que se conviertan en agentes de destrucción; de que las fuerzas del mercado son eficientes para la producción y la distribución, pero pueden ahondar las desigualdades sociales; los gobiernos en consecuencia, deben ser instrumentos de justicia y equidad.

Los desequilibrios en la distribución de la riqueza mundial y con ella la disponibilidad de alimentos y los grados de pobreza, se constituyen en elementos potenciales en contra de la paz y seguridad internacionales, por tanto, los problemas que aquí estamos analizando son problemas de todos, porque inciden tarde o temprano en la vida y en las relaciones de todos los pueblos del mundo. Se requiere, en consecuencia, el compromiso responsable y solidario de todos los gobiernos.

La situación mundial obliga a renovar los esfuerzos de cada uno de los países para elevar la productividad agropecuária y pesquera, sin afectar de manera irreversible el entorno ecológico. Obliga también a ampliar y fortalecer la cooperación internacional.

En este reto, los gobiernos no pueden estar ausentes, pero tampoco deben pretender sustituir a los productores. Es su responsabilidad apoyarlos e impulsarlos para hacer rentable la producción alimentaria, fomentar la producción suficiente de alimentos y procurar que la totalidad de la población tenga acceso garantizado al consumo de alimentos. Debe quedar claro, que la pobreza es la causa principal de que el hambre y la malnutrición se presenten de manera generalizada en los países en desarrollo. Las acciones que se emprendan deben ser, en consecuencia, integrales, con una mejor utilización de los recursos, con un impulso al desarrollo económico y con el mejoramiento del nivel de vida de la población.

En México estamos procurando elevar la producción y la productividad con un correcto aprovechamiento de los recursos naturales que favorezca un desarrollo sustentable. Estamos trabajando para disminuir los índices de marginalidad, de pobreza, de hambre y de malnutrición.

Los objetivos de la política alimentaria del Presidente Ernesto Zedillo coinciden plenamente con los propósitos de esta Cumbre, razón por la cual México manifiesta su voluntad de cumplir los propósitos de la Declaración. Por ello, en México estamos trabajando en tres caminos paralelos para lograr estos objetivos.

El primero consiste en atender de manera prioritaria las necesidades sociales de los grupos marginados, con más educación, mejor acceso a los servicios de salud y mayor dotación de servicios públicos. Esta estrategia se complementa con la generación de empleos en las zonas marginadas, en donde está concentrada la pobreza del país. El próximo año se generarán un millón de empleos temporales en dichas zonas.

La concepción del Gobierno de México es que no basta ser autosuficiente en la producción de alimentos para erradicar los problemas de malnutrición y pobreza, éstos sólo se combaten de manera efectiva, impulsando un desarrollo económico capaz de generar los empleos que la población demanda, y como estos empleos no llegan a las zonas marginadas automáticamente, estamos concentrando en ellas el esfuerzo para elevar el nivel de vida, y desde luego, una inversión en el ser humano, en educación, salud y capacitación.

El segundo, generando más empleos productivos, mejor remunerados. Para ello se ha iniciado un esfuerzo nacional, para generar un mayor ahorro interno, que sea una base firme de nuestro desarrollo que logre dar al país la solución de uno de los mayores lastres que hemos padecido históricamente: falta de ahorro interno suficiente y sus consecuencias, altos costos del dinero y plazos cortos para los créditos. Con el ahorro interno, tendremos mayores oportunidades de crear empleos, combatir la pobreza y en consecuencia garantizar a la población el acceso a los alimentos.

El tercero, impulsando la producción de alimentos para que su velocidad de crecimiento sea el doble que el crecimiento demográfico. El impulso a la producción de alimentos se realiza con el apoyo al crecimiento intensivo, la inversión productiva y la transferencia tecnológica. Hay programas específicos para impulsar la producción de granos básicos, de oleaginosas, de leche, de ganado y de café entre otros; asimismo se está fortaleciendo la producción pesquera y su consumo para mejorar la nutrición de la población y los niveles de ingresos de los pescadores.

En México sabemos que no basta la dotación de recursos naturales para garantizar la seguridad alimentaria, y para dar de comer de manera adecuada a la población. Se requiere de un esfuerzo intencional decidido para elevar la producción agropecuaria y pesquera, para que el país gane en seguridad alimentaria. Por ello, en materia agropecuaria, estamos empeñados en un esfuerzo perseverante y lo estamos haciendo con responsabilidad, a través de una alianza en la que juntos, gobierno federal, gobiernos estatales productores y organizaciones civiles, estamos trabajando para un incremento productivo y sustentable de los alimentos.

Muchos de los países en desarrollo obtienen gran parte de sus recursos de las actividades agropecuarias y pesqueras. Las preocupaciones ambientales de unos no deben ser causa para negar injustamente el acceso a los mercados internacionales, ya que esta posición inhibe los avances sectoriales, detiene los programas de mejoramiento en el nivel de vida de las poblaciones, y hace aún más difícil las tareas para garantizar la seguridad alimentaria.

En el centro de las preocupaciones de los aquí reunidos, está el ser humano, su situación actual y su futuro. Todos los países tienen una responsabilidad que cumplir. Mi país asume la suya con plenitud, comprometiéndose a elevar la producción nacional de alimentos, combatiendo la pobreza y sus graves consecuencias de malnutrición y marginación. En México estamos procurando que el desarrollo sirva al ser humano, que no pierda nunca sus objetivos superiores, los que le dan razón y sentido, la dignidad y bienestar del pueblo mexicano.


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