SIDS 99: Inf.5 - Sum.




Conferencia Ministerial Especial sobre la Agricultura en los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo

Roma, 12 de marzo de 1999

MEDIO AMBIENTE Y RECURSOS NATURALES EN LOS PEQUEÑOS ESTADOS INSULARES EN DESARROLLO

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1. Este documento abarca los 30 pequeños estados insulares en desarrollo y estados costeros de tierras bajas independientes que son miembros de la Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS) y miembros de la FAO1, así como tres estados insulares no pertenecientes a la AOSIS que son miembros de la FAO2.

2. Los pequeños estados insulares en desarrollo (PEID) varían enormemente según sus distintas características biofísicas, socioculturales y económicas. Sin embargo, sus esfuerzos hacia el desarrollo sostenible están limitados por desventajas comunes, tales como la limitación de los recursos naturales, la fragilidad de los ecosistemas, la vulnerabilidad a los peligros naturales y dinámicas de población peculiares.

3. Los problemas de población en los PEID son, entre otros, el tamaño pequeño de su población, la bajísima proporción de la población activa y el desarrollo desigual. La distribución, estructura y movilidad de la población están vinculadas directamente con el medio ambiente y el desarrollo. Es preciso incorporar escenarios de población en los planes relacionados con el medio ambiente y el desarrollo a fin de indicar las necesidades y proyectar la demanda. Se podrían fortalecer las instituciones nacionales, siempre que sea posible, mediante esfuerzos regionales, siguiendo prioridades comunes, para utilizar eficazmente los recursos y la información, incluidos los conocimientos tradicionales y el personal científicamente cualificado.

4. La tierra, el agua, los bosques y los recursos marinos sufren la presión de la intensa competencia entre los usos agrícolas y de otro tipo, de la alta densidad de población, de las catástrofes naturales, de las prácticas inapropiadas de extracción y de la contaminación. Se puede lograr un enfoque integrado de la planificación y ordenación de los recursos naturales mediante planes de ordenación integrada de las tierras y el agua que aprovechen los conocimientos de las culturas locales. Las medidas para investigar las pérdidas de diversidad biológica exigen un esfuerzo más general para combatir la degradación ambiental y la contaminación. Deberá evitarse la degradación ulterior de hábitat y recursos marinos que son decisivos, mediante el establecimiento de reservas marinas y una prudente ordenación de los recursos, posiblemente utilizando enfoques basados en las comunidades y orientados al ecosistema. Podría promulgarse una legislación nacional para proteger la pesca costera de la sobreexplotación. Para satisfacer la demanda creciente de energía, se puede explotar el potencial de energía renovable existente en los PEID mediante el desarrollo de tecnologías económicamente viables y también invirtiendo en conservación de la energía convencional.

5. Los bienes y servicios ambientales de los manglares, bosques de marismas, sistemas de algas, arrecifes coralinos y lagunas son importantes para todo el ecosistema insular. Un mayor reconocimiento de su valor para los sectores económicos y el bienestar social facilitarían la inclusión de medidas ambientales en la planificación sectorial, la asignación de los recursos necesarios para la conservación de los recursos naturales y la mejora del proceso de adopción de decisiones encaminadas al desarrollo sostenible.

6. El tamaño y la situación geográfica de los PEID son las causas de su fragilidad ecológica, especialmente a las inclemencias meteorológicas (por ejemplo, las tormentas tropicales) y las fuerzas geológicas (por ejemplo, erupciones vulcánicas) debido a que cuando se producen daños, son a escala nacional. La pequeñez y lejanía de los PEID son las causas en general de su vulnerabilidad económica.

7. Las amenazas relacionadas con el clima y los consiguientes cambios ecológicos, así como la influencia determinante de las fluctuaciones climáticas en el suministro alimentario, son los principales factores que limitan el potencial agroclimático de los PEID y la exactitud de los enfoques estadísticos de los pronósticos meteorológicos. Es necesario mejorar la capacidad de los agricultores para reducir los riesgos y utilizar de la mejor manera posible los recursos climáticos. La ordenación forestal, la plantación de bosques y la repoblación forestal constituyen un importante mecanismo para la sustitución y el secuestro/reducción del carbono. Para la planificación y su seguimiento, se necesitan bases de datos y métodos climáticos que permitan evaluar el impacto del clima en la agricultura y también vigilar los efectos anuales y potenciales de factores extremos, como los provocados por el fenómeno El Niño.

8. Con pocas excepciones, los PEID están expuestos a catástrofes naturales que provocan daños gravísimos, como ciclones, tormentas, erupciones volcánicas, terremotos, incendios forestales, desprendimientos de tierras, prolongadas sequías y extensas inundaciones. Los principales obstáculos son la capacidad limitada para responder a las catástrofes y recuperarse de ellas, la falta o el costo elevado de una cobertura de seguros, las consecuencias adversas para la inversión, y los costos de la rehabilitación.

9. Las inclemencias meteorológicas y las catástrofes afectan inevitablemente a cualquier programa de agricultura y desarrollo rural sostenibles. Para defender el estado nutricional de la población y los medios de vida agrícolas, contra los efectos de las catástrofes, la acción de la FAO se estructura como una actividad continua desde los socorros hasta el desarrollo que se caracteriza por la prevención, el estado de preparación, la alerta, la evaluación de los efectos y las necesidades inmediatas, los socorros y la rehabilitación, la reconstrucción y la recuperación sostenible. Con todo ello, se trata no sólo de reducir al mínimo los graves sufrimientos causados por las emergencias, sino también sus costos y liberar recursos para el desarrollo.

10. La interdependencia entre las funciones económicas y ambientales de los recursos naturales de los PEID y el pequeño tamaño de éstos hace que cobren una importancia especial las interacciones entre la tierra y el mar y entre los ambientes naturales y humanos. El proceso mediante el cual se adoptan medidas para la utilización, desarrollo y protección de los recursos y hábitat costeros y para alcanzar los objetivos nacionales, se denomina Ordenación Integrada de Zonas Costeras (OIZC). La OIZC consiste en la vinculación entre las distintas actividades sectoriales para alcanzar objetivos más completos. La incorporación de la agricultura, la actividad forestal y la pesca en la OIZC permite aclarar y cuantificar los efectos intersectoriales y formular y coordinar intervenciones apropiadas de ordenación que permitan la interacción y eviten conflictos de intereses entre los distintos sectores y usuarios de los recursos naturales, especialmente entre los sectores primarios y la industria turística en rápido crecimiento.

11. En muchos PEID, la estabilidad del suministro alimentario ha resultado gravemente afectada en los últimos años por las catástrofes naturales, enfermedades, plagas, degradación ambiental y prácticas inapropiadas. Sistemas diversificados e integrados de producción de cultivos/árboles/ganado y prácticas de explotación agrícola ambientalmente sólidas pueden contribuir fundamentalmente a estabilizar la salud del ecosistema y la producción local de alimentos, así como a mejorar la viabilidad de las exportaciones en el contexto de la erosión de los acuerdos preferenciales para los productos de los PEID en el mercado mundial. Los sistemas de producción ecológicos incluyen, entre otras cosas, el manejo integrado de plagas, la producción integrada de cultivos, la agrosilvicultura y la agricultura orgánica.

12. En muchos PEID, el turismo representa una fuente importante de ingresos privados y públicos y es un sector en rápido crecimiento. La organización integrada del turismo en términos de tener en cuenta la capacidad de absorción de la isla, así como la OIZC y los planes de desarrollo, ha de permitir elevar al máximo el aprovechamiento de las tierras y aguas, desarrollar nuevas fuentes de ingresos y empleo y mejorar la conservación de medios públicos de esparcimiento (como parques y áreas protegidas), que son importantes para el mantenimiento del turismo y el desarrollo. Los PEID no obtienen todos los beneficios del sector, que en muchos casos van a otros países, para poder importar alimentos y bebidas que necesitan, mientras que la parte del suministro procedente de la agricultura nacional está disminuyendo. Siempre que los PEID puedan afrontar la competencia exterior, el turismo puede ofrecer un estímulo para la sustitución de las importaciones de una gama de productos como por ejemplo, pescado fresco, frutas y hortalizas. Las posibilidades de satisfacer la demanda del turismo son viables si se consideran desde una perspectiva regional, y no desde una mera perspectiva nacional.

13. Para afrontar los problemas relacionados con la escasez de tierras y agua dulce, así como las presiones sobre el medio ambiente y recursos costeros y marinos, se necesitan instrumentos jurídicos apropiados tanto nacionales como internacionales. Además de la legislación nacional sobre la ordenación de los recursos naturales y la protección del medio ambiente, es esencial disponer de instrumentos internacionales que regulen la cooperación y las asociaciones a fin de apoyar los esfuerzos de los PEID en pro de la ordenación sostenible de sus ecosistemas y la utilización prudente de sus recursos naturales.

14. Se necesitan conocimientos tanto de organización como técnicos para afrontar las características demográficas y las preocupaciones institucionales en los PEID. En particular, se necesita sensibilización, comunicación y capacitación en relación con la planificación y ordenación integradas, la ordenación y tecnologías ecológicas, la valoración de los bienes y servicios ambientales, la evaluación del impacto ambiental acumulativo, las técnicas de solución de controversias, la promoción y la coordinación tanto a nivel nacional como a través de órganos regionales.

15. Sería posible fortalecer las frágiles instituciones nacionales mediante la puesta en común de recursos regionales para la compilación y el análisis de la información en muchos frentes: centros coordinadores regionales para información sobre el medio ambiente costero y marítimo; inventarios de flora, fauna y ecosistemas existentes; indicadores de la sostenibilidad; mecanismos para compartir la información y tecnología entre las islas; cartografía de zonas vulnerables (por ejemplo, del impacto climático); comunicación para responder rápidamente a las emergencias; evaluaciones completas a nivel regional y subregional de los servicios meteorológicos e hidrológicos nacionales para determinar y especificar sus necesidades con vistas a mejorar su capacidad de prestar servicios, en sectores específicos de la prevención de catástrofes ambientales.

16. También es más eficaz compartir la investigación y la tecnología a nivel regional, por ejemplo para: fortalecer los centros regionales de investigaciones marinas; evaluar tecnologías de producción y elaboración agrícolas; establecer centros regionales de bancos de genes para la investigación; realizar investigaciones sobre la variabilidad climática; compilar series cronológicas de datos compatibles para el seguimiento del cambio ambiental; ensayar y demostrar la integración de los datos e integrar la información y los instrumentos analíticos en los sistemas de apoyo para la adopción de decisiones. A nivel nacional, es preciso prestar atención especial a tecnologías específicas de cada lugar, especialmente las consistentes en: promover prácticas agrícolas compatibles con el medio ambiente como la agricultura orgánica; adoptar fuentes de energía alternativa y técnicas de ahorro de energía; invertir en operaciones de reciclaje y recuperación de residuos que sean eficaces en función del costo.

17. Hace falta una coordinación institucional para integrar las consideraciones ambientales y demográficas en los planes económicos sectoriales y en las políticas de desarrollo nacional. En particular, los PEID deberían: elaborar planes de aprovechamiento de tierras y aguas basados en la negociación de compensaciones recíprocas entre los sectores y los usuarios; integrar las políticas forestales en las estrategias nacionales de ordenación de los recursos naturales; incorporar la preparación y respuesta a las catástrofes, así como la recuperación después de las mismas, en la planificación del desarrollo; evaluar las limitaciones y oportunidades de desarrollo económico en relación con el medio ambiente y la contribución de los bienes y servicios ambientales al desarrollo sostenible; explorar las formas de vincular con provecho el turismo y el desarrollo agrícola; afrontar las interacciones entre la tierra y el mar por medio de la ordenación integrada de zonas costeras.

18. En los PEID, se necesitan marcos jurídicos apropiados para la protección del medio ambiente, la conservación de la diversidad biológica y la ordenación de los recursos naturales. En particular, los PEID deberían: fortalecer, ratificar o concertar, según proceda, convenios internacionales pertinentes relacionados con los recursos naturales y el medio ambiente; de ser necesario, aprobar una legislación nacional para aplicar dichos convenios; adherirse, en particular, al Acuerdo de las Naciones Unidas y al Acuerdo de la FAO sobre el Cumplimiento, con el fin de facilitar la creación de dispositivos más eficaces de ordenación pesquera en sus regiones; promulgar nueva legislación o enmendar la existente, según proceda, a fin de garantizar el establecimiento de un marco jurídico completo, actualizado y coordinado para la ordenación de los recursos naturales y la protección del medio ambiente, incluyendo leyes y reglamentos específicos sobre las tierras, el agua y los recursos pesqueros; la biodiversidad y los recursos genéticos; la actividad forestal, la fauna y flora silvestres y las áreas protegidas; la conservación de los suelos y la ordenación de cuencas hidrográficas; la ordenación del uso de productos agroquímicos y la lucha contra la contaminación; la planificación del uso de la tierra y la ordenación integrada de zonas costeras.

1 Son: Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Cabo Verde, Comoras, Cuba, Chipre, Dominica, Fiji, Granada, Guinea Bissau, Guyana, Islas de Cook, Islas de Salomón, Jamaica, Maldivas, Malta, Mauricio, Papua Nueva Guinea, Samoa, Santo Tomé y Príncipe, Seychelles, Saint Kitts y Nevis, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Suriname, Tonga, Trinidad y Tabago, Vanuatu.


2 Son: Bahrein, Haití y la República Dominicana.