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El corcho y los alcornocales

M.C. Varela

Maria Carolina Varela trabaja en la Estación Nacional de Investigación Forestal, Oeiras, Portugal.

Consideración del papel y el potencial del alcornoque (Quercus suber) y de sus productos en la región mediterránea, con una propuesta especial de adoptar un sello comercial de identificación para los productos hechos de corcho.

El corcho es un producto natural obtenido de más de 2 millones de ha de bosques y del que viven muchos miles de personas en Europa. Se produce siguiendo un sistema integrado sostenible. Sin embargo, el corcho y su sistema de producción están en peligro. Nuevos sustitutivos artificiales y con unas estrategias de comercialización agresivas amenazan con desplazar el corcho del mercado, y con él su equilibrado sistema de producción. Probables consecuencias directas de ello son dificultades para los productores y cambios hacia un uso menos ecológico de la tierra. Una solución posible para esta situación podría ser una estrategia basada en la adopción de un sello de identificación comercial (una marca del corcho) para los productos hechos de este material.

Un rodal bien ordenado de Quercus suber en Portugal. Obsérvese en primer plano el cercado temporal utilizado para impedir que los animales puedan pastar mientras se recoge el corcho

El corcho obtenido de la corteza de una variedad mediterránea del roble, además de su uso conocido para tapones de botellas, tiene otras diversas aplicaciones: como aislante acústico y térmico, para boquillas de cigarrillos, juntas de motores, revestimiento de pisos, plantillas, etc. (Fuller, 1961).

En los últimos tiempos la palabra «corcho» se ha utilizado incorrectamente con demasiada frecuencia como sinónimo de «tapón», lo que no carece de implicaciones, ya que revela inmediatamente el complejo vínculo entre el recurso forestal y un único producto. El corcho o súber es un producto vegetal originado por el tejido felógeno o protector (Robbins, Weir y Stocking, 1958). Aunque existe en cantidades limitadas en muchas especies, sólo hay una en que la cantidad es tal que su propio nombre la denota: Quercus suber, el alcornoque (Font Quer, 1977). El Quercus suber, cuyo habitat natural se limita a la parte occidental de la cuenca del Mediterráneo, es la única especie capaz de una producción sostenida y económica de corcho. A menudo se dice que ocupa una extensión de 2 millones de ha (Natividade, 1950; Seigue, 1985), pero la situación real no se conoce pues no se dispone de inventarios actualizados, en particular respecto a la distribución por edades y a la densidad de los alcornocales.

No puede dudarse, sin embargo, del papel crucial que la especie desempeña en la economía de la cuenca del Mediterráneo. Los beneficios económicos directos de la explotación del corcho, combinados con actividades bajo el ramaje de los alcornoques (agricultura, pastoreo, caza), así como con las funciones ecológicas y sociales de la especie, ponen al árbol productor de corcho en una posición única, tanto más cuanto que la extensión de la especie coincide a menudo con regiones en las que escasean otras fuentes de ingresos y empleo, tanto en la ribera norte como en la sur de la cuenca del Mediterráneo.

EL ALCORNOQUE ANTES DE LA INDUSTRIA DEL CORCHO

En su estado silvestre, el alcornoque no es sino uno de los elementos del bosque mediterráneo, que convive con otras especies arbóreas como Quercus ilex, Q. faginea, Q. pyrenaica, Castanea sativa, etc., más un sinnúmero de arbustos como Arbutus unedo, Junierus sp., Ulex sp., Cistus sp., especies aromáticas, etc.

Durante muchos siglos, las poblaciones rurales utilizaron el bosque mediterráneo básicamente para extraer leña, madera para los aperos agrícolas y taninos. Se arrasaban muchos bosques en beneficio de la agricultura y el pastoreo, y para poner distancia entre la fauna silvestre y los asentamientos humanos. El fuego era el medio principal para ello (Silbert, 1978).

Pero en la segunda mitad del siglo XVII un monje francés llamado Perignon descubrió las cualidades especiales del corcho para cerrar botellas de vino, y una nueva era empezó para el Quercus suber. Los tapones de corcho permitieron almacenar los vinos con seguridad durante períodos prolongados y transportarlos a largas distancias. Se desarrolló así la industria vinícola de una manera que de otro modo probablemente nunca habría sido posible. El uso sistemático del corcho para tapones de botellas hizo que al administrar los bosques se favoreciese el Quercus suber sobre otras especies, y que finalmente grandes extensiones de bosques se transformasen en rodales de una sola especie.

Recolección de corcho de Quercus suber en Portugal

Esto no quiere decir, sin embargo, que tales rodales se explotaran para extraer un solo producto. La explotación de los alcornocales para obtener el corcho (descortezarlos) hace necesario el aclareo, la poda y la limpieza del monte bajo. De todas estas operaciones se puede derivar un rendimiento financiero. Por ejemplo, el aclareo y la poda proporcionan una leña muy valiosa. Dejar que crezca forraje y otros productos bajo los árboles y llevar después allí rebaños a pastar es una manera muy práctica de mantener limpio el bosque. Así, con el tiempo, se formó un sistema agrícola-pastoral-forestal del alcornocal.

Corcho apilado después de haber sido recolectado

A pesar de todo, el corcho y más en concreto los tapones de corcho siguen siendo la fuerza motriz del sistema. Los tapones ocupan por sí solos más del 60 por ciento del mercado del corcho. Así pues, si la demanda de este producto disminuyera de modo notable, todo el sistema podría derrumbarse. Ciertamente, si esto ocurriera sería difícil que el ecosistema regresara al antiguo tipo de bosque. Es mucho más probable que especies de plantación, tales como Pinus spp. y eucaliptos, sustituyeran al actual sistema.

¿Es real este riesgo? Lamentablemente, sí. Durante decenas de años el sector del corcho ha vivido con un falso sentido de seguridad, con la impresión de constituir un reducto del mercado sin posibles rivales, lo que ha llevado a una casi total ausencia de actividades de promoción del corcho. Al mismo tiempo, las industrias del plástico han desarrollado rápidamente sustitutivos competitivos, que se han comercializado con energía.

Los sustitutivos se han introducido en el mercado del corcho mediante dos estrategias aparentemente contradictorias. Una es producir una materia tan parecida visualmente al corcho como sea posible e incluso utilizar impropiamente la palabra «corcho» de manera deliberada en la promoción del producto. La segunda es negar abierta y provocadoramente cualquier relación con el corcho natural, suponiendo que éste es un producto inestable, no limpio y difícil de manejar.

IMPORTANCIA DE LA PROMOCIÓN DEL CORCHO

Las especies pueden declinar cuando está amenazada su producción económica. Una de las maneras más eficaces de salvar una especie amenazada es, en consecuencia, reavivar el interés económico por ella (Turok, Varela y Hansen, 1996). La explotación económica del corcho es vital para el mantenimiento de los alcornocales. La clave de la salvación de la especie es pues una buena promoción.

Una masa natural de Quercus suber en Portugal

Ante este panorama, en 1997 la red del alcornoque FAO/Silva Mediterranea lanzó la idea de un sello comercial (una marca del corcho) destinado a promover los productos hechos de corcho. A corto plazo, los objetivos de este sello serían llevar a los consumidores a preferir tapones y otros productos de corcho mejor que productos similares hechos con materiales de sustitución, y desarrollar una estrategia común para los países con bosques de alcornoques y dentro del sector comercial del corcho. A más largo plazo, se espera establecer una certificación de todos los productos de corcho y unas normas de calidad rigurosas para los diversos productos del corcho, y en particular para los tapones de botellas de vino.

El corcho tiene una serie de cualidades intrínsecas que le dan ventajas potenciales en una campaña de promoción de esta naturaleza. La primera y principal es que se trata de un producto natural obtenido de recursos renovables mediante un proceso respetuoso del medio ambiente que ni siquiera requiere la tala de árboles. Un segundo aspecto es la importancia clara y comprobada de la industria del corcho para mantener la estabilidad ecológica del frágil y amenazado ecosistema mediterráneo. En tercer lugar viene la importancia de la industria del corcho como generadora de empleo e ingresos: en Portugal, por ejemplo, el corcho es el primer producto de exportación del país, y probablemente la principal fuente de empleo.

La decisión sobre el diseño efectivo de la marca del corcho está ahora en manos de un comité internacional.

CONCLUSIÓN

El corcho y el alcornoque han ocupado un lugar clave en la evolución del bosque mediterráneo. Pueden y deben seguir desempeñando un papel en el futuro. La promoción adecuada del corcho mediante la adopción de una marca del corcho podría ser un elemento importante para asegurar el futuro del producto.

Bibliografía

Font Quer, P. 1997. Diccionario de Botánica, 6a ed. Barcelona, España, Ed. Labor.

Fuller, H.J. 1961. The plant world, 3a ed. Nueva York, Holt, Rinehart & Winston.

Nativadade, J. 1950. Subericultura. Lisboa, DGSF.

Robbins, W., Weier, T. y Stocking, C. 1958. Botany, an introduction to plant science. Nueva York, John Wiley.

Seigue, A. 1985. La forêt circumméditerranéenne et ses problèmes. París, GP Maisonneuve & Larose.

Silbert, A. 1978. Le Portugal méditerranéen à la fin de l'ancien régime. Lisboa, Inst. Nacional de Investigação Cientifica.

Turok, J, Varela, M.C. y Hansen, C. 1997. Quercus suber Network. Report of the third and fourth meetings, 9-12 de junio de 1996. Sassari, Cerdeña, Italia, y 20-22 de febrero de 1997, Almoraima, España. Roma, IPGRI.

Turok, J., Erikson, G., Kleinschmit, J. y Canger, S. 1996. Noble Hardwoods Network. Report of the first meeting, 24-27 de marzo de 1996. Escherode, Alemania y Roma, IPGRI.


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