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CAPITULO V: CONCLUSIONES GENERALES, PERSPECTIVAS Y RECOMENDACIONES

Es indudable que los subproductos del olivar representan para la cuenca del Mediterráneo un potencial de recursos forrajeros considerable, aunque insuficientemente explotado.

Cada uno de estos subproductos, sean los orujos en sus distintas formas, las hojas y el ramón de olivo o los alpechines, tiene un valor nutritivo limitado pero nada despreciable.

Se han realizado o se están realizando trabajos de investigación interesantes con miras a optimizar su utilización en la alimentación animal. En el presente estudio se han reseñado resultados muy importantes, que permiten contemplar el futuro con cierto optimismo. Estos subproductos pueden y deben utilizarse más y mejor en la alimentación animal.

Para lograr este objetivo, es preciso realizar todavía un trabajo considerable de investigación y divulgación. Con este fin, se formulan las recomendaciones siguientes:

A. Recomendaciones prácticas

1. Se recomienda que se definan con precisión los residuos de la recogida y los subproductos del olivar utilizados en la alimentación animal a fin de evitar confusiones y una mala interpretación de los resultados.

Este problema de terminología frecuentemente da lugar a una mala interpretación de las publicaciones. Las definiciones que se ofrecen en el párrafo 1.3.1 deberían facilitar un mejor conocimiento de estos alimentos, y si fuera necesario deberían armonizarse con las utilizadas en diversos organismos internacionales. A esas definiciones habría que añadir informaciones como el porcentaje de residuos de aceite o de sustancias grasas y de celulosa bruta de los orujos, y el porcentaje de astillas en el caso del ramón de olivo, que permitieran una mejor caracterización de dichos materiales.

2. Con respecto a su utilización en la alimentación animal, es imposible formular recomendaciones detalladas aplicables a todos los países, pero se puede recomendar la utilización general de los subproductos del olivar (hojas y todo tipo de orujos) teniendo bien presente que deben considerarse como alimentos lignocelulósicos bastos comparables a la paja de cereal o al heno de calidad mediocre.

3. En situaciones de penuria, pueden recomendarse todos los tipos de orujo en las raciones de salvaguardia, pero ninguno de ellos puede permitir un producción intensiva. Con arreglo al tipo de orujo, es posible garantizar la manutención de los animales o un nivel de producción moderado. Siempre es preferible aportar del 8 al 10 por ciento de melaza de remolacha para facilitar el consumo de los orujos (véase el Cuadro 17).

4. Es importante conservar los orujos en condiciones que impidan su degradación, y que se utilicen frescos o ensilados (ensilado por amontonamiento), cuando no se han deshidratado durante el proceso de extracción del aceite, en los tres o cuatro días posteriores a su salida de la almazara.

5. En la actualidad, es difícil recomendar tratamientos químicos para aumentar el valor nutritivo de los orujos o de las hojas y el ramón de olivo, aunque el tratamiento con amoníaco anhidro parece ofrecer posibilidades interesantes.

6. En cambio se recomienda realizar un deshuesado parcial de los orujos por tamizado o por corriente de aire. Es el medio más práctico, sencillo y económico y uno de los más eficaces para mejorar el valor nutritivo de los orujos. El contenido de celulosa bruta no debería, en tal caso, superar el 15 por ciento de la materia seca.

En las regiones en las que se prevé producir furfurol, se recomienda separar la cáscara en la refinería y no en la fábrica de furfurol. Además de reducir los costos del transporte, ello permitirá mejorar la calidad de los orujos y facilitará su disponibilidad al mantenerlos más cerca de los centros de cría.

7. Las hojas y el ramón de olivo son un forraje de calidad aceptable (tanto más cuanto menor es la proporción de madera). Se recomienda utilizar sobre todo las hojas frescas ya que su valor nutritivo es superior al de las hojas secas o ensiladas.

8. Se recomienda asimismo separar las hojas de las astillas cuando es posible.

B. Recomendaciones en materia de investigación

9. Habida cuenta de la imprecisión reinante en cuanto a las condiciones de obtención de numerosos resultados de estudios o ensayos que frecuentemente hacen su interpretación difícil y a veces imposible, se recomienda realizar a partir de un mismo lote inicial de aceitunas un estudio a fondo basado en un protocolo experimental detallado que incluya diferentes tratamientos del proceso industrial que se describirán previamente en sus distintas fases.

En cada fase se harán análisis y ensayos para caracterizar y estudiar cada subproducto correspondiente (orujo bruto o graso, orujo graso parcialmente desuesado, orujo agotado, orujo agotado parcialmente deshuesado, pulpa pura, alpechines).

Este tipo de estudio requiere esfuerzos comunes de los institutos de investigación, las universidades, los responsables de la industria oleícola y los propios oleicultores, lo cual debería ser posible en determinados países o regiones en los que la producción oleícola es particularmente importante.

10. Habida cuenta de la complejidad de la naturaleza de estos subproductos, es preciso realizar estudios de laboratorio o sobre el terreno relativos a:

11. En la actualidad se reconoce, en particular para este tipo de subproductos (como también para la paja o el bagazo de caña de azúcar), que el valor nutritivo es poco importante en términos de energía metabolizable o de unidades forrajeras clásicas, cualquiera que éstas sean. En consecuencia, se recomienda expresar el valor nutritivo como resultados de producción (aumento de peso por día, producción lechera, etc.).

12. Por consiguiente, es urgente multiplicar los estudios sobre animales. Para ello debe:

13. Para que cada experimento tenga un valor científico deberá en particular:

14. Se recomienda asimismo multiplicar el número de ensayos complementarios, especialmente en lo que respecta a la aportación de sustancias nitrogenadas, energéticas y minerales y la aportación limitada de forrajes de buena calidad (bersín, alfalfa, etc.)

15. Habida cuenta del carácter satisfactorio de los resultados preliminares, se recomienda proseguir los ensayos sobre la utilización del orujo parcialmente deshuesado, por tamizado o por corriente de aire.

16. En cambio, los ensayos relativos a los tratamientos químicos no parecen prioritarios habida cuenta de las inversiones que se requieren, los gastos de explotación y los resultados no siempre convincentes en cuanto al mejoramiento de la producción ganadera.

17. Habida cuenta del número sumamente reducido de referencias sobre la utilización de los alpechines en la alimentación animal, se recomienda proseguir los ensayos iniciados en particular en Italia con los alpechines bien sea solos o mezclados con los orujos para formar la pasta de la alpechín.

18. Con respecto a las hojas y ramón de olivo, es necesario proseguir las observaciones a fin de precisar las características y la cantidad de los residuos de la poda según los tipos de olivar, la época y el modo de la poda, las variedades de olivos, etc.

19. Se recomienda asimismo proseguir los trabajos inciados principalmente en España en relación con los métodos de recogida, de acondicionamiento y de separación del ramón y las hojas de olivo con miras a reducir el costo del proceso completo de transporte de estos subproductos desde el campo hasta el lugar en el que se encuentran los animales, principalmente cuando éstos no pueden consumir los subproductos sobre el terreno.

20. Deberán emprenderse trabajos análogos a los recomendados para el estudio del valor nutritivo de los orujos con miras a determinar el valor nutritivo de las hojas y el ramón de olivo.

21. En particular, una vez establecida la influencia del modo de conservación en el valor nutritivo, se recomienda proseguir los trabajos sobre los distintos modos de conservación (secado de las ramas al sol, separación y secado de las hojas, ensilado, etc.).

22. Parece indudable que existe cierta complementaridad entre la producción oleícola y la producción ganadera. Al no haberse aprovechado plenamente este carácter complementario, se recomienda realizar un estudio completo sobre el ecosistema del olivar asociando estrechamente la producción ganadera y la producción oleícola en beneficio mutuo. Su objetivo no será necesariamente obtener una producción ganadera máxima, sino valorizar lo más posible los recursos disponibles.


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