Página precedente Indice Página siguiente


2.  BREVE EXAMEN DE LOS CONCEPTOS BASICOS DE LA ORDENACION PESQUERA

La ordenación pesquera es la prosecución de ciertos objetivos mediante el contro directo o indirecto del esfuerzo pesquero efectivo o algunos de sus componentes2. Por ejemplo, un tamaño de malla mínimo puede ser instituido y aplicado coercitivamente para reglamentar el tamaño de captura de los peces e incrementar la productividad del recurso; un sistema de licencias puede ser introducido a fin de controlar el acceso a la pesca con objeto de potenciar al máximo los ingresos económicos derivados de la misma. Por otra parte, el desarrollo pesquero es la expansión del esfuerzo efectivo a través de un conjunto de programas de ayuda con la finalidad de lograr ciertos objetivos. Por ejemplo, el radio de acción de las canoas de pesca puede incrementarse mediante la motorización subvencionada con objeto de explotar recursos subutilizados y aumentar el suministro de pescado y los ingresos de los pescadores. El desarrollo pesquero puede ser definido de manera más amplia para que incluya, además del incremento del esfuerzo de pesca, mejoramiento de la tecnología que se aplica después de la cosecha, la comercialización y transporte de productos pesqueros así como la facilitación de infraestructura y otras instalaciones afines1.

2  El control indirecto del esfuerzo incluye el caso en que la autoridad que realiza la ordenación no participa en el control del esfuerzo sino que crea simplemente el medio ambiente apropiado para su control por parte de los propios pescadores (por ejemplo, derechos de propiedad comunitaria)

Debido a su característica “controladora”, se piensa que la ordenación de la pesca se hace necesaria cuando las pesquerías llegan a ser “explotadas excesivamente”, mientras que el desarrollo pesquero se realiza cuando la pesca está todavía “subexplotada”2. Esto no tiene que ser necesariamente así. No hay que esperar a que se realice una pesca excesiva antes de que se tomen medidas de ordenación. La pesca excesiva se evita mejor con medidas de ordenación juiciosas tomadas a medida que se produce el desarrollo. Igualmente, la necesidad de desarrollo no se confina a la pesca subexplotada. Como la ordenación de las pesquerías explotadas excesivamente, más pronto o más tarde, requiere la regulación del esfuerzo de pesca, es necesario el desarrollo pesquero o de otro tipo para absorber la mano de obra y el capital excedentes. En muchos países en desarrollo, es virtualmente imposible poner en ejecución las normas de ordenación sin contar con suficientes alternativas en otros lugares. Además, el ulterior “desarrollo” de una pesca ya “explotada excesivamente”3 puede no ser tan injustificable como parece, cuando se tiene por objetivo una solución temporal de los problems sociales insolubles por otra parte.

A pesar de estas interrelaciones, en las pesquerías explotadas excesivamente es prioritaria la ordenación y en las pesquerías subexplotadas el desarrollo. Así, el objetivo general de la ordenación y el desarrollo es lograr el índice “óptimo” de explotación de la pesca. Hasta qué punto sea óptimo depende, indudablemente, de los objetivos específicos de los dirigentes. Si el objetivo normativo es la producción máxima de pescado, el índice óptimo de explotación se define por el rendimiento máximo sostenido (MSY), es decir, las capturas máximas que pueden obtenerse de manera continuada. Si las capturas reales son inferiores al MSY a causa de un esfuerzo de pesca insuficiente, se dice que la pesca está “biológicamente subexplotada” y es posible un ulterior desarrollo, mientras que si las capturas son inferiores al MSY, como consecuencia de un esfuerzo excesivo, la pesca está “biológicamente superexplotada” siendo necesaria la ordenación4. Por lo tanto, no es suficiente conocer el RMS y compararlo con las capturas reales; también necesitamos averiguar el esfuerzo de pesca necesario para obtener el RMS y compararlo con el esfuerzo real.

Por otra parte, si el objetivo normativo es potenciar al máximo el beneficio económico para la economía nacional derivada de la pesca, el índice óptimo de explotación se define por el rendimiento máximo económico (MEY), es decir, el excedente máximo sostenido de los ingresos con respecto a los costos de pesca. Alternativamente, el MEY puede suponerse como una modificación del MSY para que tenga en cuenta el valor del pescado capturado y el costo de su captura. Se dice que una pesquería está subexplotada en sentido económico y que requiere un ulterior desarrollo, cuando las capturas reales son inferiores al MEY debido a un esfuerzo insuficiente. Igualmente, se dice que una pesca está explotada excesivamente en sentido económico y que necesita ordenarse, cuando las capturas reales son inferiores al MEY debido a un esfuerzo de pesca excesivo.

1  Evidentemente, como veremos en la sección 4.3, toda forma de desarrollo pesquero que permite una pesca más rentable provocará (indirectamente) un incremento del esfuerzo a menos que se combine con la ordenación de la pesca. En consecuencia, nos concentramos en la ordenación y desarrollo de la pesca definidos de manera estricta, ampliando nuestra atención a medida que se incluyen otros aspectos del desarrollo pesquero. Por último, en la sección 4.3 nos dedicamos a los programas de asistencia para el desarrollo pesquero definido de manera amplia

2  Las definiciones de los términos “explotación excesiva” y “subexplotación” dependen esencialmente del objetivo que se persiga con la pesca; en este documento se emplean en un sentido vago pero su significado aparece claro teniendo en cuenta el contexto

3  “Explotado excesivamente” en el sentido estricto de que la captura (o beneficio) es inferior al máximo posible debido a un esfuerzo de pesca excesivo

4  No se trata de afirmar que el MSY sea un concepto biológico. No hay nada de “biológico” al respecto, excepto que corresponde al crecimiento natural máximo de la población y, según los primeros biólogos de pesca, se ha indicado como un posible objetivo de la ordenación pesquera. El MSY es, en cierto modo, un concepto económico que no tiene en cuenta plenamente todos los factores económicos, ya que ignora el costo de la pesca y el valor de las capturas

Cuando se tienen en cuenta determinadas consideraciones sociales, tales como el mejoramiento socioeconómico de los pescadores en pequeña escala, generación de oportunidades de empleo y una mejor distribución de los ingresos, se define el índice óptimo de explotación con un tercer concepto, el rendimiento máximo social (MScY)1. Se trata del nivel de captura y esfuerzo correspondiente que permite la mejor solución posible a los problemas sociales dado unos objetivos normativos y todas las posibles alternativas. Se puede considerar al MScY como una modificación del MEY que tenga en cuenta aspectos que no son plenamente relativos a la eficiencia, como es el caso de la pobreza y distribución. La introducción de consideraciones de carácter social puede limitar el ritmo con el que se introducen las medidas de ordenación o puede justificar un índice más intensivo de pesca del justificado basando en aspectos puramente económicos. Así, pués, los niveles de esfuerzo inferiores al que corresponde al MScY pueden ser calificados de subexplotación socioeconómica, mientras que los niveles de esfuerzo superiores, los denominamos explotación excesiva socioeconómica. Evidentemente, este último concepto, el MScY, es el que más se aplica a las pesquerías en pequeña escala, en las cuales, el aspecto socioeconómico frecuentemente domina en las cuestiones de carácter biológico y estrictamente económicas.

No obstante, la estimación del MScY no puede hacerse independientemente del MSY y MEY. A medida que en el modelo económico se introducen aspectos biológicos, que podrían denominarse de manera más apropiada “bioeconómicos”, los parámetros biológicos y económicos se incorporan también en la determinación del MScY, que puede ser definido más apropiadamente modelo biosocioeconómico. Así, antes de intentar la elaboración de dicho modelo para determinar el MScY, es necesario examinar los aspectos básicos biológicos y económicos de la ordenación de la pesca y modelos correspondientes.

2.1  Aspectos biológicos

2.1.1  El modelo de especie única, equipo único y comunidad única

Aunque la biología pesquera es una ciencia en sí misma, el administrador de pesca sólo necesita estar familiarizado con algunos conceptos biológicos básicos y otros de importancia directa para el desarrollo y ordenación de la pesca. En el caso más simple de una pesquería de una sola especie, con un solo equipo, la relación pertinente se establece entre “la captura sostenida” y “el esfuerzo de pesca”. La captura sostenida es la cantidad de pescado expresada en peso de biomasa que, teóricamente, puede ser capturado un año tras otro sin que se produzca ninguna variación en la intensidad de pesca. Los directores pesqueros están interesados en la captura sostenida más bien que en otros cambios temporales de la misma, porque los peces, al ser un recurso renovable, pueden ser cosechados sobre la base de un rendimiento sostenido. Por otra parte, el esfuerzo de pesca es un índice compuesto de todos los insumos empleados con objeto de llevar a cabo esta captura. El esfuerzo de pesca se entiende en términos efectivos más bien que en términos nominales, es decir, en función de sus repercusiones en la población íctica (con frecuencia los biólogos de pesca utilizan el término mortalidad íctica para indicar el esfuerzo de pesca efectivo). Nos interesa el esfuerzo porque es el principal parámetro bajo dominio del hombre.

La relación existente entre la captura y el esfuerzo sostenidos es una relación de producción básica relativa al rendimiento (captura) e insumos (esfuerzo), pero, al contrario de otras relaciones de producción no está en conexión directa entre la producción y el esfuerzo de pesca. Ello se debe a que el esfuerzo de pesca, si bien es el único insumo proporcionado por el hombre, está en realidad combinado con un recurso natural, la población íctica, para “producir” la captura. En el supuesto de que la población íctica fuera un factor fijo, como la tierra, esperaríamos que la producción continuara aumentando (aunque a ritmo decreciente) en respuesta al incremento del esfuerzo, excepto en el punto extremo de superpoblación cuando la producción podría realmente disminuir. Sin embargo, la población íctica, como es más un recurso vivo que un factor fijo, reacciona a las variaciones del esfuerzo de pesca de una manera que complica la relación captura-esfuerzo. Por ello, para comprender esta relación, hay que examinar algunos aspectos biológicos básicos del recurso.

1  El MScY como objetivo de la ordenación pesquera tiene plenamente en cuenta la posible controversia entre los objetivos de ingresos y empleo (más empleo puede provocar una pesca excesiva y una reducción de los ingresos globales de pesca). Los objetivos de empleo se ponderanmás intensamente que los objetivos de ingreso sólo cuando no hay otros medios efectivos para redistribuir los beneficios entre los grupos con más bajos ingresos

Un concepto biológico básico es el “crecimiento natural neto” de la población de peces, que es el incremento neto en la biomasa de la población íctica entre dos momentos. El crecimiento natural neto (que para mayor brevedad de ahora en adelante denominaremos “crecimiento”) es igual al reclutamiento (nuevos juveniles que se incorporan en la población) más el crecimiento individual de los peces que ya están en la población, menos la mortalidad natural. El crecimiento de la población es un concepto importante porque representa la cantidad de pescado que puede obtenerse sobre una base sostenida sin que se vea afectado el tamaño de la población. En consecuencia, es importante conocer lo que determina el índice de crecimiento de una población íctica dada.

Una teoría, conocida como el Modelo de Crecimiento Schaefer, postula que el crecimiento de una población íctica depende del tamaño de la misma1. Cuando la población es pequeña, el crecimiento también lo es, aumentando a medida que la población es mayor hasta alcanzar un punto de crecimiento máximo más allá del cual disminuya el crecimiento con ulteriores aumentos de la población, como consecuencia de límites impuestos por factores ambientales (alimento, espacio, etc.). Esto significa una curva en forma de U invertida como se indica en la Figura 1, con el mismo crecimiento en dos tamaños de población distintos: una población pequeña que crece con relativa rapidez y una población grande que crece con bastante lentitud.

El esfuerzo de pesca se introduce en el modelo como una forma de mortalidad íctica, además de la mortalidad natural. Cuanto mayor es el esfuerzo de pesca, más grande es la mortalidad íctica y menor (equilibrio) el tamaño de la población. Es decir, se trata de una releción negativa inversa entre el esfuerzo de pesca y el tamaño de las poblaciones permanentes: a mayor esfuerzo, menos población, como se indica en la Figura 2.

Combinando esta relación negativa entre población en equilibrio y esfuerzo de pesca (Figura 2), por una parte, y la relación en forma de U invertida entre el crecimiento natural neto y la población (Figura 1), por otra, obtenemos una relación en forma de U entre el crecimiento y el esfuerzo de pesca (Figura 3). Un esfuerzo demasiado pequeño significa una población demasiado grande y, en consecuencia, un escaso crecimiento (debido a la superpoblación); un mayor esfuerzo significa una población más pequeña (menos poblada) y, por consiguiente, un mayor crecimiento; sin embargo, un esfuerzo excesivo da por resultado una población demasiado pequeña y, por lo tanto, un escaso crecimiento. Como la captura sostenida es igual exactmente al crecimiento en el correspondiente nivel de esfuerzo, la relación captura sostendida-esfuerzo es idéntica a la relación crecimiento-esfuerzo. Así, pues, la misma captura sostenida puede obtenerse con poco esfuerzo actuando sobre una gran población o con mucho esfuerzo si se hace en una más pequeña.

El administrador de pesca necesita tener en cuenta la U invertida de esta curva porque describe la respuesta a largo plazo de la captura para cambiar el esfuerzo de pesca, que es la principal variable bajo su control; en las primeras fases de exploitación de una pesquería, el incremento del esfuerzo provoca más o menos aumentos proporcionales de la captura, pero, cuando el esfuerzo es mayor, el crecimiento de las capturas es más pequeño hasta que se alcanza un punto, conocido como rendimiento máximo sostenido (MSY), más allá del cual un esfuerzo adicional puede reducir, más que aumentar, la captura sostenida. Esto no significa que no sea posible capturar temporalmente más pescado incrementando el esfuerzo más allá del nivel correspondiente al RMS; sin embargo, estos aumentos de las capturas no pueden sostenerse a large plazo, al menos por la pesca considerada en conjunto.

1  Los modelos más complicados, como los de Beverton y Holt (1957) y Ricker (1958), tienen en cuenta la estructura de edad de la población y las repercusiones de la pesca en el reclutamiento. Estos modelos necesitan contar con datos biológicos detallados sobre determinados índices de crecimiento, reclutamiento, mortalildad natural, tamaño de la primera captura, etc., que en muchos casos son fáciles de tener. Estos modelos han sido examinados detalladamente en otros lugares (Gulland, 1971; FAO, 1978; Pauly, 1979 y 1980). En este documento examinamos el modelo Schaefer simple (1954) con ampliaciones, cuando es posible, para tener en cuenta factores tales como las repercusiones de la pesca en el reclutamiento, la estructura de edad y la composición por especies de las poblaciones

Figura 1

Figura 1  Relación crecimiento-población

Figura 2

Figura 2  Relación población-esfuerzo

Figura 3

Figura 3  Relación captura/crecimiento-esfuerzo

Los incrementos temporales de las capturas, como consecuencia del aumento del esfuerzo de pesca, no deben llevar a conclusiones erróneas a los administradores pesqueros en el sentido de creer que hay todavía potencial para una ulterior intensificación de la pesca. Sólo cuando el incremento de la pesca es sostenido durante cierto tiempo es cuando hay posibilidades de expansión y, sin embargo, hay que tener en cuenta que incluso en una pesca subexplotada, cuando se intensifica ésta, el esfuerzo adicional da lugar a capturas cada vez más pequeñas a medida que se acerca al MSY.

La menor eficacia del esfuerzo cuando aumenta la explotación, puede ser observada con más claridad expresando la captura por unidad de esfuerzo (cpue) como función del esfuerzo, lo cual se hace dividiendo la coordinada vertical (captura) de la curva de rendimiento sostenido por su coordinada horizontal (esfuerzo) para obtener el que luego se representa en función del esfuerzo, como se indica en la Figura 4. La curva resultante, conocida como curva del índice de captura, disminuye progresivamente a medida que aumenta el esfuerzo de pesca, poniendo de manifiesto la reducción de la biomasa de la población cuando se intensifica la pesca. Como ya hemos indicado, a niveles moderados de esfuerzo, esta reducción de la biomasa puede reforzar en vez de debilitar la capacidad reproductiva de la población debido a los mecanismos compensatorios intrínsecos del recurso. No obstante, cuando se intensifica la pesca por encima del MSY, el mecanismo compensador no puede mantener la productividad del recurso. La disminución progresiva del rendimiento sostenido por encima del MSY tiene dos causas: en primer lugar, si el tamaño de la primera captura y, más generalmente, la estructura de edad de las capturas no se modifica, el rendimiento por recluta disminuye por encima de cierto nivel de esfuerzo de pesca; además, el reclutamiento medio de la población y el rendimiento sostenido producido por dicho reclutamiento, también tiene tendencia a disminuir cuando la población reproductora, a causa de una pesca excesiva, se reduce a niveles muy bajos.

Las curvas del rendimiento sostenido y del índice de captura (Figura 4) fueron trazadas en el supuesto de una edad determinada en la primera captura o una estructura de edad dada de la captura. Pueden variar en más o menos manipulando la edad promedio de la primera captura, mediante una variedad de medios tales como cambios en el tamaño de malla o en el tipo de equipo y distribución espacial y estacional del esfuerzo (véase Figura 5). Por ejemplo, las reducciones de la malla de la red de arrastre hasta un punto pueden provocar el aumento de las capturas por encima de ciertos niveles de esfuerzo y aumentar la curva de rendimiento sostenido, aunque con unas redes demasiado finas se obtienen resultados opuestos. En las pesquerías de acceso libre, en donde la competencia por un recurso limitado frecuentemente da lugar a que se faene con tamaños de malla muy finos y que se pesque en épocas y zonas de desove y de cría, hay bastantes posibilidades de aumentar las curvas de rendimiento incrementando el tamaño de la primera captura. Observando la Figura 5 puede observarse que cuanto mayor es el esfuerzo de pesca se obtiene más beneficio en el rendimiento sostenido que se logra incrementando el tamaño de malla; en otras palabras, la justificación de la regulación del tamaño de malla aumenta a medida que lo hace el esfuerzo de pesca. Así, pues, un segundo parámetro que el administrador pesquero puede controlar y utilizar para incrementar el rendimiento de una pesquería, es la edad media del pescado en la primera captura (como veremos más adelante con ello se hace una contribución dual al mejoramiento del valor total de las capturas: mayor volumen de capturas y mayor valor unitario por pescado de mayor tamaño).

Resumiendo, un administrador pesquero puede lograr la máxima captura posible en una pesca sobre base sostenida, ajustando simultáneamente el nivel de esfuerzo de pesca que corresponde al punto más alto de la curva de rendimiento sostenido elegida y la edad de la primera captura que sitúa a la pesca en la mayor curva de rendimiento sostenido posible (Figura 5). No hay que olvidar también que después de un cambio en el nivel de esfuerzo de pesca o en la edad de la primera captura, hay que dejar suficiente tiempo (según la vida de las especies en cuestión) para que se estabilice la estructura de edad de la población con las nuevas condiciones de explotación.

Figura 4

Figura 4  Relación entre captura por unidad de esfuerzo y esfuerzo

Figura 5

Figura 5   Curvas de rendimiento sostenido (SYC) según años alternativos en la primera captura (tc).y el reajuste del esfuerzo de pesca y edad en la primera captura (tc) para potenciar al maximo el rendimiento sostenido de la población

Las curvas relativas al rendimiento sostenido y al índice de capturas pueden ser operacionales, es decir, ser utilizadas en una pesquería, representando gráficamente las cifras de captura y de la pesca, en función de las correspondientes cifras del esfuerzo. Con frecuencia es más preciso hacerlo así, especificando en forma matemática estas curvas y estimando sus parámetros mediante técnicas estadísticas, como es el caso de la regresión lineal. A título de ejemplo, hemos representado los datos de captura y esfuerzo de las pesquerías demersales del Golfo de Tailandia. Hemos observado que el rendimiento máximo sostenido de las especies demersales del Golfo de Tailandia es 550 000 t y que el esfuerzo correspondiente es aproximadamente 6 millones de horas de pesca normal 1. Más importante aún, hemos obtenido la parte de curva interceptada y la pendiente de la curva de rendimiento que dan, respectivamente, un índice de la biomasa virgen y el ritmo en que este índice de biomasa y el correspondiente índice de captura han disminuido con la intensificación del esfuerzo hasta el presente nivel. El administrador pesquero puede utilizar estos valores para estimar el nivel de la explotación de la pesca (esté sub o superexplotada) y predecir la variación del rendimiento sostenido en respuesta a un cambio en el esfuerzo, sin olvidar que estas extrapolaciones cesarán de ser evaluadas, tan pronto como se modifiquen considerablemente las características de la explotación, como se refleja en la estructura de edad de las capturas.

La precisión de las previsiones a largo plazo dependerá también de la estabilidad del medio ambiente y de la longitud y precisión de las series cronológicas sobre capturas y esfuerzos utilizadas para estimar la relación captura-esfuerzo. En el modelo teórico examinado anteriormente, hemos supuesto implícitamente que las condiciones ambientales permanecen sin variar o, en el mejor de los casos, que están supeditadas a las fluctuaciones aleatorias promedias de las curvas de rendimiento en cuestión. Sin embargo, cuando tienen lugar cambios evolucionistas o no aleatorios en las condiciones ambientales, sean o no favorables para las poblaciones en estudio, es importante que las predicciones tengan en cuenta también el actual estado del medio ambiente, sus posibles efectos sobre la fortaleza de la clase anual que compone la población que ha de explotarse en los próximos años y, en la medida de lo posible, sus posibles evoluciones. Además, parte de la variabilidad del tamaño de las poblaciones de un año a otro y los correspondientes rendimientos sostenidos puede que no sean ni evolucionistas ni aleatories sino que se deben a la intensificación de la pesca y la consiguiente reducción del número de clases de edad de la población que, a su vez, reduce la estabilidad integral de la población (Troadec, 1982). Por último, la variabilidad natural de las poblaciones depende de su naturaleza y situación así como de su interacción con el medio ambiente biótico. Las poblaciones pelágicas costeras tienen, por regla general, una variabilidad más interanual que las poblaciones demersales. Las poblaciones tropicales se componen de especies que generalmente tienen poca vida pero sus temporadas de desove se extienden durante largos períodos equilibrando así la variabilidad de la población resultante del menor número de crías de las cuales están compuestas; pueden interactuar más en su medio ambiente biótico (otras poblaciones) que en su medio ambiente abiótico (temperatura, etc.) que normalmente es menos variable que en las aguas templadas (Pauly, 1979). Esto significa que una población o una especie puede tener una gran variabilidad anual debido (cambios) a la intensidad de pesca en otras poblaciones o especies, así como en su propio índice de pesca, más bien que a cambios en su ambiente (abiótico).

La variabilidad natural de las poblaciones, así como la posible disminución del reclutamiento y el incremento de la variabilidad afín con la pesca intensiva, sugiere que, basándose en consideraciones puramente biológicas, incluso el MSY puede ser un objetivo “demasiado peligroso” para el desarrollo u ordenación.

Por motivos de claridad en la exposición hemos estado suponiendo, hasta ahora, una pesca homogénea en el sentido de una población de especie única, capturada por un único grupo de pescadores que utiliza un sólo tipo de equipo. Sin embargo, las pesquerías tropicales, que representan la mayor parte de las pesquerías en pequeñas escala en el mundo, se caracterizan por poblaciones de múltiples especies, explotadas por distintos grupos de pescadores que utilizan una diversidad de equipo de pesca. Ciertamente estos factores complican la cuestión y hacen más difícil el control del esfuerzo de pesca y la selección de la edad “optima” de la primera captura aunque la curva de rendimiento sostenido invertidaen forma de U1 todavía da una respuesta aproximada del recurso múltiple accesible a una comunidad de pescadores artesanales con respecto a la expansión del esfuerzo que puede desplegar.

1  Hemos normalizado el esfuerzo utilizando la embarcación de investigaciones del Departamento Tailandés de Pesca como equipo base

2.1.2  Explotación secuencial y las controversias entre grupos de pescadores

En primer lugar, examinemos el caso de una pesca de especie única explotada por dos grupos distintos de pescadores: (a) un grupo de pescadores en pequeña escala que faenan en aguas de bajura (con inclusión de lagos y estuarios) con un equipo bastante primitivo como es el caso de las trampas fijas y (b) un grupo de arrastreros que pescan en aguas de media altura la misma especie perteneciente a la misma población. Esto significa que los dos grupos de pescadores se concentran en la captura de peces de distinta edad, ya que las zonas de desove y/o cría están frecuentemente situadas en lagunas y estuarios desde donde emigran los peces “que maduran” a la zona de media altura. En estas circunstancias podría ser posible incrementar la captura total (y su valor unitario) aumentando la edad de la primera captura mediante una redistribución del esfuerzo a favor de la pesca de media altura. Podría incluso suceder que la potenciación al máximo de las capturas sostenidas de la población, consideradas en conjunto, exijan la completa eliminación de las pesquerías costeras en pequeña escala. Sin embargo, antes de que el administrador pesquero decida el futuro de la pesquería costera, necesita examinar otros factores, tales como el mayor costo de captura de la misma especie cuando se dispersa en aguas de media altura, los costos sociales relativos de los insumos (capital, mano de obra, combustible, etc.) utilizados por las dos pesquerías y las oportunidades alternativas de empleo de cualquier pescador costero desplazado. (Estas consideraciones indican la importancia de los aspectos económicos y sociales de la ordenación de la pesca que se tratarán en las secciones 2.2 y 2.3.) La situación es parecida cuando se trata de dos grupos de pescadores que explotan la misma población en distintas épocas del año, o con tecnologías pesqueras distintas: el administrador pesquero puede siempre manipular la tecnología o la distribución espacial y estacional del esfuerzo, así como su cantidad total, con objeto de potenciar al máximo las capturas aunque ciertas consideraciones socioeconómicas puedan moderar su deseo de hacerlo.

2.1.3  Las pesquerías de varias especies

Otra complicación que plantea la pesca tropical es la composición múltiple de las poblaciones y las consiguientes interacciones técnicas y biológicas de la pesca. Se dice que existe una interacción tecnológica cuando se aplica un equipo no discriminatorio a una población compuesta por varias especies, en cuyo caso es imposible asignar el esfuerzo pesquero global entre las especies que constituyen la población. Por otra parte, una interacción biológica significa la competencia entre dos o más especies por la misma alimentación o una relación de predador/presa. En algunas pesquerías, tales como la del atún, el número de especies puede ser pequeño y tener características similares de productividad, valor comercial y posibilidades de captura. Sin embargo, esto sucede pocas veces en las pesquerías demersales en donde no es infrecuente encontrar más de 100 ó 200 especies en la misma redada, compuestas de morralla casi sin ningún valor a crustáceos de mucho precio. Hay algo quizás más importante, es decir, hay una red compleja de relaciones de competencia y depredación y la posibilidad diferencial de captura y riesgo de extinción entre las especies constituyentes, expuestas al mismo esfuerzo pesquero global. Cuando se mantiene un nivel global dado y la distribución del esfuerzo con respecto a las especies constituyentes durante bastante tiempo, en las capturas se pone de manifiesto y se refleja una cierta composición de las especies, estructura de edad y biomasa global. Las variaciones de la intensidad de pesca alteran esta configuración ecológica de edades, especies y biomasa global. Es muy posible que la relativa abundancia de algunas especies aumente, mientras que otras disminuyen a niveles bajos de captura. No obstante, es muy improbable la extinción total biológica de la mayoría de las especies, sobre todo como consecuencia de la existencia de reservas naturales (por ejemplo, caladeros en los que no se pesca al arrastre).

1  Quizás, con su parte superior plana alargada antes de que descienda. En algunos casos la curva puede ser asimptótica en la mayor parte del intervalo en cuestión, lo que supone poco o ningún incremento (o disminución) de las capturas con una expansión del esfuerzo más por encima de ciertos límites

En estas circunstancias, intentar potenciar al máximo las capturas sostenidas se convierte en una tarea complicada, por no decir totalmente imposible. En realidad, es muy posible que a medida que se incrementa la pesca se produzca el agotamiento secuencial de algunas especies y la “aparición” de otras nuevas, por ejemplo, cefalópodos, que no habían podido tener una presencia dominante a causa de otras especies más eficientes y mejor adaptadas. Un ejemplo al respecto, lo tenemos en Pauly (1979), cuando informa que los peces planos (Heterosomata) del Golfo de Tailandia se han visto contenidos en su expansión por los pequeños peces depredadores (Leoignathidea), a pesar de la superior capacidad reproductiva de los primeros. Sólo cuando los pequeños peces presa fueron reducidos por la pesca intensiva y por sus depredadores los peces planos tuvieron oportunidad de proliferar. Esta hipótesis, si fuera correcta, podría contribuir a explicar por qué las capturas en el Golfo de Tailandia continúan en aumento, a pesar del incremento del esfuerzo hasta niveles que podrían significar una pesca excesiva, teniendo en cuenta las anteriores estimaciones del MSY.

La selección de un tamaño óptimo en la primera captura es operacionalmente difícil, ya que el tamaño óptimo para una especie probablemente sea demasiado pequeño o demasiado grande para otras. En la pesca de especies múltiples, será necesario llegar a un compromiso en cuanto al tamaño de malla; ciertas especies se explotarán excesivamente y otras quedarán subexplotadas según sea la tecnología pesquera y las relaciones biológicas entre las especies. Estas últimas podrían ser especialmente complejas como consecuencia de la competencia y distinto efecto predatorio de los distintos grupos de edad de diversas especies (por ejemplo, los grandes depredadores podrían eliminar las pequeñas especies pelágicas que, a su vez, se alimentan con las huevas de los primeros). Estas complejidades oscurecen las repercusiones de la pesca intensiva de una especie en la abundancia de otras.

La tarea de un administrador en una pesca de varias especies se vé complicada aún más por el hecho de que la composición de las especies, la estructura de edad y la biomasa total de la población no varía sólo en respuesta a las tensiones artificiales (cambios en la intensidad de pesca) sino también como consecuencia de las naturales. Los ecosistemas están supeditados a las fluctuaciones a corto plazo y a los cambios evolutivos en su composición y distribución geográfica, como ha demostrado la experiencia de varias pesquerías pelágicas costeras (Troadec, 1982). Dada nuestra limitada experiencia sobre la estructura y comportamiento de los ecosistemas y de sus reacciones a las tensiones artificiales y naturales, así como la necesidad de unos planes de ordenación simples, fácilmente comprensibles y posibles de ejecutar, los administradores de pesca deberían iniciar un sistema pragmático y práctico con respecto a la ordenación:

(a)   Observar la composición media de las capturas por especies y edades y vigilar su respuesta a los cambios en la intensidad y características de la pesca (incremento global del esfuerzo de pesca, modificación del tamaño de malla, introducción de nuevos tipos de equipo, cambios en la distribución estacional y espacial del esfuerzo, etc.).

(b)   Elaborar un modelo de producción para diversas especies y transformarlo en términos socioeconómicos de manera análoga a la pesca de una sola especie, es decir, utilizar los precios de cada especie como ponderación para totalizar las capturas de especies múltiples obtenidas con distintos niveles de esfuerzo; luego, expresar este valor global de captura como función de la totalidad del esfuerzo de pesca para obtener lo que podríamos denominar un ingreso total o curva de rendimiento económico bruto (véase la sección 2.2).

(c)   Examinar si esta curva de rendimiento económico bruto podría ser aumentada mediante la manipulación de factores controlables, es decir, cambiando el nivel total de esfuerzo de pesca y la distribución de la capacidad de pesca disponible en las especies componentes efectuando cambios en el tamaño de malla, tipo de equipo y la distribución de operaciones de pesca en determinados momentos.

(d)   No olvidar que la variabilidad natural de la base del recurso es una característica inherente a las pesquerías dificilmente previsible y que es extremadamente difícil ajustar el volumen de pesca y la capacidad de elaboración así como el tamaño de las comunidades de pescadores a sus fluctuaciones de un año a otro.

Se puede elaborar un modelo de producción para varias especies sumando las curvas de producción de las especies componentes, como se indica en la Figura 6. La curva resultante de rendimiento sostenido global tiene más o menos la misma configuración global que la curva de rendimiento de la pesca de una sola especie; básicamente, las capturas aumentan con el esfuerzo hasta un cierto máximo y luego disminuyen. Sin embargo, es de crucial importancia no olvidar la naturaleza global de la curva; los movimientos a lo largo de la curva al incrementar el esfuerzo total no sólo cambian las capturas globales y la estructura de edad sino también la composición de las especies. Las características de la curva global de rendimiento sostenido de la Figura 6 pueden suponer la desaparición práctica de algunas especies, como consecuencia de las capturas a determinados niveles de esfuerzo. Como la variabilidad de la composición de las especies y el tamaño de la población, así como el riesgo de que se produzcan variaciones irreversibles, tienen tendencia a aumentar con la intensidad de la pesca, el administrador de pesca necesita tener cautela para elegir los índices de pesca y los niveles de captura por debajo del MSY global. Como veremos más adelante, esto es también económicamente aconsejable, ya que la curva de rendimiento económico en una pesca de varias especies logra un máximo a niveles considerablemente más bajos de esfuerzo que los necesarios para llevar a cabo el MSY. Igualmente, cuando las características de la pesca (tamaño de malla, distribución espacial y estacional) han sido manipuladas para incrementar la curva de rendimiento sostenido mediante cambios en la estructura de la edad y composición de especies de la captura (de manera análoga a la Figura 5) también hay que tener en cuenta posibles irrevocabilidades así como el valor económico de la captura así modificada.

Este enfoque esencialmente experimental (o ensayo y error) de la ordenación de las pesquerías de varias especies es probablemente la única opción posible dado el actual estado de conocimientos y posibilidades de ordenación. Tiene la ventaja de que supone considerables conocimientos y está sujeto a modificaciones a medida que se acumulen nuevos conocimientos y se mejoran las posibilidades de ordenación.

2.2  Aspectos económicos1

2.2.1  El modelo estático de precios constantes

Si bien es posible obtener una curva global de rendimiento sostenido para las pesquerías de diversas especies (véase la Figura 6), ello no nos proporciona un instrumento de ordenación significativo. Un dispositivo más apropiado, como hemos sugerido anteriormente, sería el rendimiento económico bruto o curva de ingreso total (TR) obtenida multiplicando la captura de cada especie (a distintos niveles de esfuerzo total de pesca) por su precio unitario, sumando todas las especies y expresando el valor global resultante o ingreso total como función del esfuerzo total de pesca (véase la Figura 7).

de donde, Yi (E) es la captura de especies i expresada como función de la totalidad del esfuerzo de pesca, Pi es el precio unitario de las especies i y n es el número de especies comercializables de la captura.

Obsérvese que la curva TR en la Figura 8 obtiene un máximo al más bajo nivel de esfuerzo que la curva de rendimiento sostenido, poniendo de manifiesto la posibilidad de aumentar el volumen de captura a expensas de su valor mediante la intensificación de la pesca. Ello resulta de la reducción del precio unitario de las especies ícticas cuando disminuye el tamaño medio a medida que se incrementa la intensidad de pesca así como, en algunas pesquerías, por lo menos, mediante la sustitución de especies valiosas por otras de menos valor1.

1  En toda esta sección hemos supuesto una economía idónea y con abundantes oportunidades de empleo no-pesquero sin graves problemas sociales. Atenuaremos estos supuestos en la siguiente sección en donde se introducen consideraciones de carácter social

Figura 6

Figura 6  Derivación de la curva de rendimiento sostenido global para la pesca de varias especies mediante suma vertical de las curvas de rendimiento sostenido de las especies componentes. Los enlaces en las SYC totales indican la merma de la proporción de las especies indicadas en la captura a determinados niveles de esfuerzo de pesca

Figura 7

Figura 7  El rendimiento bruto económico o curva de esfuerzo total (TR) de una pesca con múltiples especies elaborada mediante la multiplicación de las capturas de cada especie por su precio y sumando todas las especies, o multiplicando la curva de rendimiento sostenido global por el precio medio de captura. Obséerves que el valor máximo puede alcanzarse a un nivel de esfuerzo inferior al necesario para el rendimiento máximo. En el rendimiento máximo, el valor de la captura es menor que el máximo

Figura 8

Figura 8  Línea de costo total (TC) - relación propocional entre costo y esfuerzo

A continuación necesitamos presentar los costos de pesca. El esfuerzo de pesca es un índice de insumos tales como la embarcación, motor, tripulación, combustible y otros costos de explotación así como el tiempo de pesca. Como algunos de estos insumos tienen correlación, sólo necesitamos utilizar aquellos que representan mejor la potencia de captura y su utilización. Se utiliza frecuentemente el producto del tonelaje o potencia en caballos de vapor con el tiempo de pesca. Además, como se utilizan diversos tipos de equipo pesquero, es necesario normalizar el esfuerzo expresándolo según los distintos tipos de equipo en términos de esfuerzo de un equipo base que preferentemente es aquel cuya potencia de captura y características de pesca ha permanecido sin variar durante un largo período de tiempo (para más detalles y un ejemplo véase Panayotou y Jetanavich, 1982). Suponiendo que se ha elaborado una unidad normalizada de esfuerzo, por ejemplo, horas de la embarcación de investigaciones, procedemos a especificar la siguiente ecuación sobre el costo de la pesca:

TC = c.E(2)

de donde c es el costo medio por unidad de esfuerzo que, por razones de simplicidad, suponemos constante. Podemos trazar la ecuación como la línea recta (2) de la Figura 82.

Reuniendo los ingresos y costos, obtenemos un modelo bioecnómico completo en el cual el rendimiento económico neto o renta del recurso (II) se obtiene como diferencia entre los ingresos y los costos:

Como se indica en la Figura 9, el rendimiento económico neto se potencia al máximo en el nivel de esfuerzo E1 paral el cual la pendiente de la curva de ingresos totales es igual a la pendiente de la curva de costo total. En este nivel de esfuerzo, la última hora de pesca logra una captura cuyo valor (MR en la Figura 9) es exactamente igual al costo de obtenerla (CMa en la Figura 9). Cada una de las anteriores unidades de esfuerzo logra una captura cuyo valor es superior a su costo, mientras que toda unidad por encima de E1 logra una captura cuyo valor es inferior a su costo. Un propietario o director de pesquería competente incrementará el esfuerzo hasta alcanzar E1 ya que, hasta dicho punto, cada unidad adicional de esfuerzo incrementa los beneficios, pero no permitirá que el esfuerzo se sitúe por encima de E1, ya que cada unidad de esfuerzo por encima de E1 aumenta los costos en relación a los ingresos y, en consecuencia, disminuyen los beneficios (véase la Figura 9)3.

1  No podemos excluir a priori la posibilidad de una fuerte presión pesquera resultante de la sustitución de depredadores de escaso valor por presas de gran valor como sucede con los peces planos del Golfo de Tailandia a que nos hemos referido anteriormente. En dicho caso, la curva TR puede continuar aumentando por encima del nivel de esfuerzo del MSY pero no ad infinitum. Más pronto o más tarde, se alcanza un punto por encima del cual el esfuerzo adicional de pesca provoca una reducción en el volumen de la captura o su valor unitario o ambos

2  Sin embargo, hay que observar que la relación proporcional directa entre el costo y el esfuerzo de la ecuación 2 y Figura 8, empleado en lo sucesivo, es una simplificación a fines de exposición. En la mayoría de los casos, la línea verdadera del costo sería curva o sigmoidea, ya que la composición del esfuerzo sería distinta a diversos niveles de esfuerzo; a medida que se incrementa el esfuerzo hay economías de escala hasta un punto y deseconomías de escala por encima de él. La introducción de estas complicaciones no altera nuestros resultados cualitativos aunque importa desde un punto de vista cuantitativo y, además, tiene implicaciones distributivas

3  Sin embargo, esto sólo es cierto en condiciones estáticas, es decir, suponiendo reajustes instantáneos del esfuerzo de pesca y de las poblacíones ícticas. Como veremos más adelante, al tratar del modelo dinámico, la consideración del tiempo invertido en estos reajustes justifica el incremento del esfuerzo por encima de E1 pero raras veces por encima de E2

Figura 9

Figura 9  Modelo bioeconómico para la ordenación pesquera. El rendimiento máximo sostenido (MSY) y el valor bruto máximo de las capturas (ingresos totales máximos) no son los objetivos más apropiados de la ordenación pesquera, ya que no hacen el mejor uso posible del recurso pesquero, incluso cuando el objetivo es lograr el máximo de proteínas (de todas las fuentes). La renta máxima del recurso o rendimiento máximo (neto) económico (MEY), se obtiene en el nivel E1 de esfuerzo, en donde el ingreso marginal de esfuerzo iguala a los costos marginales de esfuerzo. Este nivel de esfuerzo, sin embargo, no es defendible en una pesca de acceso libre sin reglamentar que gravita hacia un más alto nivel de esfuerzo (E3), en donde se disipan todas las rentas del recurso. (Obsérvese que el costo medio y las curvas de ingresos medios indican, respectivamente, el costo e ingreso por unidad de esfuerzo en cada nivel de esfuerzo, mientras que las curvas de costos marginales e ingresos marginales indican, respectivamente, las variaciones del costo total y de los ingresos totales, resultantes de un cambio en el nivel de esfuerzo. Para más detalles sobre esta elaboración, véase Anderson, 1977)

No habiendo consideraciones de carácter social (véase la sección 2.3), el beneficio máximo obtenible en el nivel de esfuerzo E1 y conocido como rendimiento máximo económico (MEY) es el objetivo pertinente de la ordenación pesquera, ya que garantiza la potenciación máxima del beneficio neto para la sociedad obtenido con la pesca. En una pesca de varias especies, el MEY reduce ulteriormente el riesgo de que desaparezcan especies valiosas de las capturas (excepto en aquellos casos en que su desaparición dé lugar a otras de valor neto superior). Así, es preferible el MEY al MSY como objetivo de la ordenación pesquera, no sólo desde el punto de vista económico 1, sino también desde el punto de vista ecológico ya que, desde este aspecto, hay más posibilidades de obtener un mayor número de especies distintas con menor intensidad de pesca. Además este último tiene la ventaja de mantener la flexibilidad (más opciones) teniendo en cuenta la posible irreversibilidad de “extinción” de algunas especies con respecto a las cuales sabemos muy poco.

Como veremos con más detalle en el próximo capítulo (sección 3.3) el MEY no es dependible en una pesca de acceso libre no reglamentada. La ausencia de derechos de propiedad con respecto al recurso y la presencia de beneficios excedentarios (rentas del recurso) en el MEY, estimularía a los actuales pescadores a incrementar su esfuerzo y a otros a continuar la pesca hasta que se disipen completemente todos los beneficios excedentarios en un esfuerzo excesivo. El incremento del esfuerzo sólo cesaría cuando los ingresos totales igualaran los costos totales y, en consecuencia, no haya beneficios excedentarios (rentas de recurso) que atraigan a nuevos pescadores. El nivel de esfuerzo (E3 en la Figura 9) que genera rentas de recurso iguales a cero (rendimiento no económico cero) es conocido como “equilibrio bioquímico” porque en este punto se estabilizan las poblaciones (bio) y la industria (economía). Desde el punto de vista biológico, en E3 hay una superexplotación de juveniles conocida como “sobrepesca de juveniles” y un riesgo de superexplotación de genitores y crónico descenso del reclutamiento conocido como “sobrepesca del reclutamiento”2.

En términos puramente económicos y sólo con respecto al recurso natural, en E3 la pesca cesa de ser un “recurso”, ya que no genera rentas. Todas las rentas del recurso se desperdician en pagar a un número excesivo de pescadores y las inversiones que, sin estas rentas, habrían obtenido ingresos muy superiores a los conseguidos con otras ocupaciones similares. Que mucho esfuerzo (consistente en escasez de capital y mano de obra) se está desperdiciando en E3 queda probado no sólo por el hecho de que los ingresos medios procedentes de un recurso valioso apenas cubren los costos de su explotación, sino también (y más sorprendentemente) por el hecho de que los ingresos marginales en E3 son muy inferiores a los costos marginales y los ingresos medios. En realidad, en E3, los ingresos marginales son negativos, lo que significa que podemos incrementar los ingresos totales reduciendo simplemente el esfuerzo. Así, encaminando estos recursos excesivos (E1, F3) hacia otros sectores, se generaría no sólo un valor excedentario (renta de la pesca), sino también aumentaría la producción y los ingresos en otros sectores3, perspectiva que subraya la importancia y contribución potencial de la ordenación de la pesca a todo el bienestar y economía nacional. En realidad, en una economía real, los beneficios potenciales derivados de la ordenación pesquera pueden ser incluso mayores, ya que el proceso de incorporación en la pesca puede que no se detenga cuando desaparecen todas las rentas, sino que continúe en “rojo”, por encima de E3, en donde los costos de pesca son superiores al valor total de las capturas y, en consecuencia, los pescadores, por término medio, no obtienen ni tan siquiera lo que podrían lograr con otras ocupaciones.

1  El argumento frecuente de que la consecución del MSY es preferible al MEY cuando la gente tiene hambre porque proporciona más proteínas, no es válido evidentemente cuando con el dinero se pueden obtener proteínas. Es así porque el esfuerzo adicional (capital) y'mano de obra) necesario para capturar unas toneladas adicionales de pescado puede producir muchas más toneladas de proteínas que otras fuentes, como la acuicultura y la ganadería. Por ejemplo, un incremento del esfuerzo en la Figura 9 en una unidad, de E1 a E', supondrá un costo de aE' dólares de proteínas de otras fuentes (costo de oportunidad del esfuerzo) para producir más proteínas del mar que sólo valen bE' dólares. Por lo tanto, si con dinero se pueden comprar proteínas, el MEY proporciona la cantidad máxima de ellas. Desde luego, si hay problemas esenciales de distribución que las auto-ridades no pueden resolver de otra manera, pueden estar justificadas las desviaciones del MEY al MSY, como veremos en la próxima sección

2  Desde luego, la pesca excesiva biológica de cualquier clase no es consecuencia del equilibrio bioeconómico per se sino del punto de la curva de rendimiento en el cual se produce el equilibrio bioeconómico

3  Es una posibilidad teórica que depende del costo de oportunidad de la mano de obra, movilidad y fuentes alternativas de empleo, que deben ser investigados para cada pesca. Sin embargo, cuando están definidas apropiadamente, las curvas de la Figura 9 incorporan todos estos factores

¿Cómo puede suceder esto? Una razón es que las decisiones sobre inversión se hacen con previsiones demasiado optimistas del rendimiento, basadas o en una extrapolación proporcional de rendimientos pasados, o en unos años de pesca excepcionalmente buena. Como los pescadores toman sus decisiones de inversión con bastante independencia entre sí, y como la vida económica de una embarcación es bastante larga, es muy probable una inversión excesiva. Además, una vez construida, la embarcación pesquera es, en gran parte, un costo “hundido” que se mantendrá en operación abarque o no su costo fijo (depreciación e interés del capital), en tanto en cuanto incluya sus costos de operación. Otra razón de la expansión y sostenimiento del esfuerzo por encima del equilibrio bioeconómico, con las consiguientes rentas negativas del recurso, es la tendencia de los Gobiernos a subvencionar (directa o indirectamente) la industria, disminuyendo consecuentemente el costo privado de la pesca por debajo de su verdadero costo social. Por último, es probable que los pescadores obtengan ingresos inferiores a sus costos de oportunidad, como consecuencia de la inmovilidad geográfica y ocupacional, que es resultado, a su vez, de una serie de factores socioculturales acerca de los cuales nos dedicaremos en la siguiente sección.

2.2.2  El modelo estático de precios variables

El modelo de la Figura 9 es de precio fijo, en el sentido de que se supone que el precio de cada especie es independiente del volumen de la captura. No es un supuesto poco realista para las pesquerías en pequeña escala que, si bien emplean la mayor parte de los pescadores, sólo descargan una fracción de la captura total. Sin embargo, hay casos como Indonesia, en donde virtualmente los pescadores en pequeña escala descargan completamente las capturas. Podríamos todavía utilizar el modelo de precios fijos si tratáramos con una pequeña parte de las pesquerías indonesias. No obstante, a nivel nacional, necesitamos introducir el modelo de precios flexibles. Según sean las preferencias del consumidor y las posibilidades de importación y exportación, el precio medio de todas las especies combinadas será relativamente alto cuando escaseen las capturas, y relativamente bajo a niveles superiores. A medida que se incrementa el esfuerzo de pesca entran en función varias fuerzas cuyos efectos netos pueden aumentar o disminuir el precio unitario medio de la captura: a intensidades de pesca bajas, los incrementos de las capturas hacen que disminuya el precio medio y las economías de escala, con la expansión de las operaciones también tienden a reducirlo; a mayores intensidades de pesca, el descenso de las capturas tiende a aumentar el precio medio, mientras que la reducción del tamaño de los peces capturados tiende a disminuirlo.

A medida que las especies más valiosas comienzan a escasear relativamente o, en algunos casos, desaparecen de las capturas con la intensificación de la pesca, sus alzas de precio provocan la sustitución de las especies menos valiosas por las más valiosas y el grado de sustitución depende de los gustos e ingresos. Como corolario, el aumento de los precios de las especies convencionales estimula el desarrollo de métodos para mejorar la utilización de las especies no convencionales, estimuladas aún más por las economías de escala hechas posible por su aparición en cantidades. En realidad, la configuración y situación de la curva TR, puede cambiar muchísimo pero, a fines teóricos, se puede suponer que la configuración general sea similar a la de la Figura 91.

2.2.3  El modelo dinámico

Hasta ahora hemos supuesto implícitamente que las variaciones del esfuerzo y reajustes de las poblaciones se podían hacer instantáneamente. Los beneficios atraen a nuevos pescadores y las pérdidas provocan su salida. Asimismo, al haber más pescadores se reducen las poblaciones que a su vez aumentan con la salida de los mismos efectuándose los correspondientes cambios en el crecimiento natural neto. Hemos supuesto que todas estas variaciones tienen lugar en tiempo cero. En realidad, la salida, entrada, reajuste de poblaciones y crecimiento son operaciones que llevan su tiempo y como sabemos “el tiempo es oro”. En las pesquerías de varias especies, las variaciones en la composición de las poblaciones como consecuencia de la pesca también necesitan de cierto tiempo. La idea es que los beneficios que se materializan más tarde, en oposición al presente, deberán ser descontados convenientemente ya que siempre existe el costo de la espera. De manera análoga, los costos futuros no son tan gravosos como los costos actuales.

1  De manera más apropiada, la función de la demanda para cada especie podría ser estimada utilizando datos sobre cantidades pedidas a precios distintos (de las especies interesadas y de sus sustitutos más próximos), así como información sobre preferencias e ingresos del consumidor. (Para más detalles y un ejemplo de Tailandia, véase Panayotou y Jetanavich, 1982)

Si hay que tomar medidas, como permite que una población íctica se recupere de una pesca excesiva, dependerá de que los beneficios de la espera sean superiores al costo de esnerar. Los determinantes decisivos de estos beneficios y costos son el índice de crecimiento de la biomasa, el tipo de descuento y el índice de depreciación del capital pesquero. Cuando se trata de la pesca de varias especies, hay que considerar los índices de crecimiento de las determinadas especies y el índice según el cual se altera o reconstituye la composición de algunas. El objetivo idóneo de la ordenación es la potenciación al máximo del valor actual de los ingresos netos mientras dura la pesquería. Con ello se produce un rendimiento dinámico económico máximo(DMEY) que se obtiene aumentando (o reduciendo) el esfuerzo hasta el punto en que de la última unidad incrementa el valor presente de la corriente de futuros ingresos, tanto como el valor presente de la corriente de costos. El DMEY está situado entre el MEY (estático) y el equilibrio de acceso libre, según sea el tipo de descuento. Si el último es cero, entonces el DMEY es igual al MEY. Si en cambio, el tipo de descuento es indefinidamente alto, el DMEY es igual al equilibrio de acceso libre.

Si bien la idea del DMEY es bastante simple y atractiva, su aplicación es limitada por la complejidad de su formulación matemática y los muchos datos que relativamente necesita (en comparación con las estadísticas disponibles en los países en desarrollo). Por este motivo, no intentamos desarrollar o aplicar un modelo dinámico a las pesquerías en pequeña escala. No obstante, en algunas ocasiones, utilizaremos algunos conceptos e ideas de los modelos dinámicos.

2.3  Consideraciones sociales

Hasta ahora nos hemos ocupado de los modelos que intentan potenciar al máximo las capturas (MSY) y excedentes económicos globales (MEY). Hemos llegado a la conclusión de que en las pesquerías tropicales de varias especies el MSY no es un objetivo idóneo para la ordenación de la pesca. No sólo ignora los costos del esfuerzo de pesca sino que también puede dar por resultado una captura máxima consistente en su mayor parte de moralla a expensas de especies más valiosas, cuya abundancia relativa puede disminuir considerablemente en la captura en consonancia con la fuerte presión pesquera necesaria para el MSY. Así, hemos llegado a la conclusión de que el rendimiento máximo económico (MEY) es un objetivo más apropiado para la ordenación de la pesca, ya que da por resultado la potenciación máxima para una sociedad de los beneficios netos derivados de la pesca, permite más opciones teniendo en cuenta nuestros conocimientos limitados de las relaciones ecológicas y reduce el riesgo de que desaparezcan algunas especies.

El desarrollo pesquero tiene por finalidad incrementar la explotación de las poblaciones subutilizadas aumentando el esfuerzo efectivo mediante la asignación de más capital y mano de obra, mejoramiento tecnológico, capacitación, etc. Por otra parte, la ordenación de la pesca exige una reducción del esfuerzo pesquero que, antes o después, implica la retirada de los pescadores y del capital pesquero1. La ejecución de estas intervenciones, aunque justificada basándose en conceptos económicos globales, puede verse constreñida por una diversidad de consideraciones sociales. Como el desarrollo y ordenación de la pesca implica y afecta principalmente a los pescadores, es necesario: (i) examinar sus valores, motivaciones y actitudes con respecto a la intervención propuesta y (ii) examinar la distribución de beneficios procedentes de la intervención entre los pescadores y no pescadores y entre los propios pescadores (en pequeña escala contra gran escala, tripulaciones contra propietarios de embarcaciones, etc.), teniendo en cuenta sus relativas condiciones socioeconómicas. Por ejemplo, la introducción de tecnologías de pesca de gran riesgo pero de grandes beneficios puede fracasar, aun estando subvencionada, cuando los pescadores no estén dispuestos a afrontar riesgos bien por motivos culturales o por necesidad (a niveles de vida de subsistencia, la seguridad alimentaria es mucho más importante que unos ingresos altos pero inciertos). Igualmente, el desarrollo pesquero puede ser obstaculizado por el insignificante carácter social de la pesca frente a otras ocupaciones en ciertas sociedades, como también puede ser un obstáculo la falta de instrucción y pericia para dominar la necesaria tecnología que hay que adaptar al nuevo tipo de pesca. De manera análoga, la ordenación que requiere la retirada de un grupo de pescadores no está justificada y frecuentemente no puede ser puesta en ejecución al faltar oportunidades de empleo alternativas fuera de las pesquerías; caso de ejecutarse, tendría repercusiones contrarias a la equidad al imponer un costo sobre un grupo de escasos ingresos a fin de generar un excedente económico para la sociedad considerada en conjunto (el grupo de ingresos medio).

1  Hasta ahora, hemos supuesto una economía que funciona bien con muchas oportunidades de empleo no pesquero y sin problemas sociales graves, en cuyo caso el MEY es equivalente al beneficio o renta máximos. Desde este punto en adelante, introducimos gradualmente el desempleo y otros problemas sociales, modificando correspondientemente el MEY en un rendimiento máximo social (MScY) como objectivo de la ordenación

La introducción de consideraciones sociales en el modelo bioeconómico nos lleva a un nuevo concepto de la ordenación de la pesca: el rendimiento máximo social (MScY) que básicamente es un MEY modificado. La introducción de consideraciones sociales puede limitar la velocidad o el grado en que se introducen las medidas de ordenación o puede justificar un mayor desarrollo del que se debería realizar basándose en consideraciones puramente económicas. Todo ello puede ser mejor ilustrado en el caso de una pesca explotada excesivamente en una economía rural con grave escasez de oportunidades alternativas de empleo.

2.3.1  Falta de empleo alternativo

En nuestro modelo bioeconómico hemos supuesto implícitamente que los precios comerciales de los insumos pesqueros (salarios, precio del combustible, etc.) reflejan los verdaderos sacrificios en que incurre la sociedad al utilizar estos insumos (mano de obra, combustible, etc.) en la pesca en vez de dedicarlo a otras ocupaciones. Teniendo en cuenta estos supuestos, la consecución del MEY puede exigir la reducción del esfuerzo de pesca en la mitad, lo cual, en un país como Tailandia, puede significar la salida de unos 35 000 pescadores de sus ocupaciones (o más). ¿En qué grado es esto deseable cuando en el resto de la economía hay muchas personas subempleadas o permanentemente desempleadas?

Cuando el desempleo es considerable, los salarios pesqueros no reflejan el verdadero costo de oportunidad de la mano de obra. Si como consecuencia del desempleo generalizado los pescadores no tienen alternativas a la pesca, su costo de oportunidad está cercano a cero y, por lo tanto, la sociedad hace pocos o ningún sacrificio reteniéndolos en la pesca. Así, al calcular el costo por unidad de esfuerzo, c, y la curva TC, no deberemos incluir el costo de la mano de obra; los salarios pagados (u otros ingresos) no son un costo para sociedad, ya que representan la utilización de recursos humanos anteriormente utilizados. Como se indica en la Figura 10, los costos totales de pesca cuando hay un desempleo generalizado, TC', son inferiores a los costos totales con pleno empleo, TC, porque en el primer caso no se incluye el costo de la mano de obra mientras que en el segundo sí, El resultado es que el “nuevo MEY” o rendimiento máximo social (MScY) está en un nivel de esfuerzo EMScY considerablemente superior al EMEY (el nivel de esfuerzo con pleno empleo). Aunque los beneficios excedentarios en EMScY son inferiores al EMEY (es decir, dg ab), el rendimiento social siendo la suma de los beneficios excedentarios y salarios es mayor que en EMScY que en EMEY por la cantidad de df, es decir:

dg + gh ab + bc ó dg + gh - (ab + bc) = df

Así, df es el beneficio social neto cuando se permite el incremento del esfuerzo de EMEY a EMScY. Sin embargo, el incremento del esfuerzo por encima del EMScY no debería permitirse, ya que se reduce el excedente social (beneficios y salario). A un nivel de esfuerzo de equilibrio de acceso libre, EOAE, el excedente social RI compuesto enteramente por los salarios es mucho menor que el EMScY pero no necesariamente inferior al EMEY. En el punto M, en donde TC' es igual a TR, las pérdidas son tan considerables que todos los salarios quedan absorbidos y sólo el capital y los costos de explotación están cubiertos por los ingresos brutos y, en consecuencia, el excedente social es efectivamente cero. Así, el máximo excedente social (MScY) se obtiene en el nivel de esfuerzo EMScY; es igual a dh y consiste en la cantidad dg de beneficios excedentarios y la cantidad gh de salarios (Figura 10).

Si también tenemos en cuenta que el capital pesquero (embarcación y equipo) puede no tener usos alternativos, los cambios TC incluso por debajo del TC justifican un nivel incluso superior de esfuerzo de pesca pero todavía inferior al nivel de esfuerzo de equilibrio de acceso libre, EOAE. Sin embargo, a medida que nos alejamos del MEY y MSY para incrementar el empleo pesquero, el segundo empleo generado mediante el efecto multiplicador (elaboración y comercialización del pescado, inversiones no pesqueras de los beneficios de la pesca) se reduce1 y estas reducciones pueden contrarrestar las ganancias del empleo pesquero. Así, el rendimiento máximo social no puede estar a la derecha del MSY, incluso con alta prioridad en el objetivo de empleo2.

Sin intentar ser exhaustivos en todo lo relativo a las consideraciones sociales pertinentes, examinemos tres casos más: falta de movilidad, orientación de subsistencia de la producción y distribución de ingresos.

2.3.2  Falta de movilidad

De acuerdo con nuestro modelo bioeconómico, los pescadores permanecen en la pesca mientras pueden obtener unos ingresos por lo menos tan altos como el costo de oportunidad de su mano de obra y capital. A medida que la pesca comienza a estar demasiado poblada y desaparecen los beneficios para la mayoría de los pescadores, suponemos que los pescadores que ya no pueden obtener beneficios de ella y, sin embargo, pueden hacerlo en otras ocupaciones dejen su actividad cambiando, si fuera necesario, de ocupación y emplazamiento, es decir, suponemos una perfecta movilidad de la mano de obra y capital. Esto frecuentemente no sucede así.

La falta de movilidad ocupacional y geográfica puede dar por resultado un largo aislamiento, escasa instrucción, edad avanzada, preferencias por un determinado modo de vida, tabúes culturales, restricciones de castas, imposibilidad para liquidar el propio capital, deudas o falta de conocimiento y exposición a las oportunidades. La consecuencia de la inmovilidad es que los pescadores pueden continuar su trabajo incluso cuando ganan bastante menos de sus costos de oportunidad.

En realidad, muchos de los problemas socioeconómicos de la pesca en pequeña escala surgen de la asimetría entre la entrada y la salida. Entrar en la pesca, especialmente en una buena temporada pesquera, es relativamente fácil3. Abandonarla, especialmente cuando hay un año malo, es bastante difícil; en un caso, el pescador puede no haber tenido tiempo para buscar un empleo o trasladarse cuando sus ingresos son inferiores a un nivel de subsistencia 1 y, en el otro, dificilmente podemos esperar que encuentra un comprador para su embarcación y equipo durante un año de pesca malo. Desde luego, durante un año de pesca bueno abandonar las pesquerías no tiene sentido. Es fácil ver cómo la entrada durante un buen año (o series de buenos años) y la no salida durante un mal año (o series de malos años) incrementaría las filas de los pescadores en pequeña escala reduciendo sus ingresos a niveles de subsistencia. Además existe el tiempo que transcurre entre la decisión de invertir en el equipo de pesca que generalmente se hace cuando ésta es bastante rentable y la entrada real que puede tener lugar cuando el rendimiento medio y la rentabilidad ya han disminuido (véase la Figura 11).

1  F.T. Christy, Jr. ha puesto en mi conocimiento el caso de las curvas poco pronunciadas que no indican agotamiento excepto en niveles muy altos de esfuerzo de pesca. Sucede así con algunas pescas de camarones y también podría ocurrir con algunas pesquerías de varias especies. Desde luego, en estos casos, el empleo secundario en elaboración y comercialización del pescado continúa firme, pudiendc aumentar con la expansión del empleo primario (esfuerzo de pesca) y secundario en la construcción de embarcaciones y equipo

2  En realidad, cuando los costos de pesca (social) son cero, el rendimiento máximo social se obtiene exactamente en el mismo nivel de esfuerzo que el MSY. Sólo si los costos de pesca son negativos desde un punto de vista social (por ejemplo, peligro de motines, delitos y desórdenes sociales si se reduce el esfuerzo) podría situarse el MScY al nivel de un esfuerzo superior al MSY

3  Las facilidades de entrada en la pesca difieren de un país a otro y de una pesquería a otra. En algunos países que tienen restricciones de castas, como es el caso de la India, o con comunidades cerradas, como es el de Sri Lanka, la entrada es más difícil que en otras sociedades más abiertas, como sucede en Tailandia o las Filipinas. La entrada en las pesquerías costeras puede ser más fácil que en las pesquerías de media altura ya que es necesario contar con menos capital. Por otra parte, la entrada en las pesquerías de media altura podría ser libre para cualquiera (siempre que tenga capital y conocimiento) mientras que la entrada en las pesquerías costeras en pequeña escala puede verse limitada por la costumbre o derechos territoriales. Sin embargo, la restricción de entrada desde el exterior de la comunidad no es siempre efectiva para limitar el esfuerzo debido al crecimiento de la población dentro de la comunidad. La facilidad de la entrada también es distinta de acuerdo con el tipo de pesca: las pesquerías pelágicas o con redes de cerco de jareta requieren usualmente más pericia que las demersales o al arrastre

2.3.3  Orientación de la producción hacia la subsistencia

Nuestro modelo bioeconómico supone que el objetivo de todo pescador es la potenciación máxima de los beneficios. Los resultados del modelo no experimentarían variaciones si sustituyeramos los beneficios por los ingresos. Sin embargo, se ha argumentado frecuentemente que los pescadores artesanales o tradicionales se dedican a la pesca no para obtener beneficios sino para subsistir. Sin embargo, incluso la subsistencia es posible consumiendo lo que uno produce o vendiéndolo para obtener ingresos en efectivo. No obstante, como el pescado no es un producto de subsistencia (es decir, no es un artículo básico), la subsistencia del pescador depende casi por completo de sus ingresos bien como propietario de una embarcación bien como trabajador. Así, pues, la obtención de ingresos es claramente el objetivo intermedio (si no final) de los que se dedican a la pesca.

Sin embargo, hay dos problemas conexos. El objetivo de algunos pescadores puede ser obtener un cierto nivel de ingresos más bien que potenciarlos al máximo. En estos casos, actúan de manera distinta de los pescadores de nuestro modelo bioeconómico que explotan todo pez que tiene un precio superior al costo de captura. Los pescadores que persiguen un nivel objetivo de ingresos reducen sus actividades cuando la pesca es muy provechosa (porque con pocos viajes tienen lo suficiente para cumplir con su objetivo) e incrementan su esfuerzo cuando la pesca es escasa, comportamiento que tiene graves repercusiones tanto para el desarrollo de las pesquerías como para su ordenación.

2.3.4  Distribución de los ingresos

En nuestro modelo bioeconómico hemos supuesto que la finalidad del ordenamiento pesquero, desde un punto de vista económico, consistía en potenciar al máximo el beneficio social global sin tener en cuenta lo que cada uno consigue. Sin embargo, dados los dualismos existentes en muchas pesquerías, tales como los pescadores en pequeña y gran escala y los propietarios de embarcaciones y trabajadores, por una parte, y los objetivos de muchos gobiernos de reducir las disparidades de ingresos, por otra, es conveniente conceder mayor importancia a los beneficios que redundan en beneficios de los pescadores en pequeña escala y los miembros de la tripulación que a los pescadores en gran escala y grandes propietarios de embarcaciones. Esto significaría que los beneficios sociales aumentarían como consecuencia de un cambio en el sistema de repartición que incrementa la proporción de la tripulación o como consecuencia de una regulación de la pesca que asigna más recursos costeros a los pescadores en pequeña escala mediante la prohibición a los arrastreros de acercarse a la costa aun cuando no se haya reducido el esfuerzo pesquero total y no se hayan incrementado los ingresos totales de pesca.

Otro ejemplo sería el caso de las pesquerías costeras en pequeña escala que se dedican a la captura de pescado muy joven antes de que se incorporen en la población explotada por una pesquería de media altura en gran escala. Se puede aumentar la captura sostenida y su valor incrementando la edad en la primera captura mediante la contracción de la pesca en pequeñ escala; esto es sin duda alguna deseable desde el punto de vista social caso de que no pudiera llevarse a cabo la redistribución de los ingresos ni la participación de los pescadores en pequeña escala en la pesca de media altura. La ineficacia y el despilfarro, especialmente de los recursos de acceso libre, podrían ser el precio que hay que pagar por una distribución tolerable de la riqueza que no pueda obtenerse por otros medios en ciertos ambientes sociopolíticos. Sin embargo, la ineficacia no debería ser un medio permanente de redistribución de los ingresos; las consideraciones de carácter distributivo pueden retardar la velocidad y modificar temporalmente los objetivos de la ordenación la pesquera pero no pueden variar su objetivo a plazo largo en cuanto a racionalizar la pesca para lograr el mayor beneficio posible para la sociedad considerada en conjunto.

1  Esta fue la razón aducida por muchos pescadores en pequeña escala en el sudeste de Asia entrevistados por el autor. Cuando se les preguntó “si la pesca es tan mala ¿por qué no busca otro trabajo?”, contestaron que actualmente trabajaban más horas para ganar su subsistencia y no tenían tiempo de hacer varios viajes a la capital de la provincia para ponerse en cola y buscar un empleo. Podría ser que esta actitud se deba más a la falta de conocimientos o exposición a las oportunidades fuera de la pesca, que a falta de tiempo. Sin embargo, poco conocemos con respecto a la movilidad de entrada y salida de la pesca y es necesario realizar ulteriores investigaciones

Figura 10

Figura 10  Rendimiento social máximo (MScY) cuando no hay oportunidades de empleo alternativo. (Nota: rendimiento social (ScY) = salario + beneficios)

Figura 11

Figura 11  Lapso entre la decisión de invertir en recursos pesqueros (basándose en un pronóstico optimista del rendimiento) e incorporación real en la pesca. El número de pescadores (o esfuerzo de pesca) aumenta aun cuando el rendimiento medio desciende y también lo hace la rentabilidad

Nuestra exposición sobre las consideraciones sociales subraya la necesidad de estudiar más a fondo las diversas dificultades bajo las cuales se lleva a cabo la pesca en pequeña escala (Sección 3) antes de que puedan ser examinados los programas de asistencia y regulación específica de la ordenación (Sección 4).


Página precedente Inicío de página Página siguiente