El presente documento examina el papel que el sector agrícola desempeña en la mitigación de la pobreza y el crecimiento y desarrollo económicos sostenibles de los países menos adelantados (países MA). Se propone facilitar información actualizada y promover un debate que contribuya a forjar un consenso más sólido sobre las medidas necesarias que han de adoptarse para asignar a la agricultura el lugar que le corresponde en los países MA.
La agricultura, al consolidar la seguridad alimentaria, los ingresos de exportación y el desarrollo rural, es el fundamento de las economías de los países MA. Sin embargo, la producción agrícola para el mercado interno y de exportación de estos países ha quedado rezagada, pues el crecimiento de su producción per cápita disminuyó en el decenio de 1990. El lento crecimiento y las bruscas fluctuaciones anuales de la producción siguieron planteando problemas crónicos a tales países, y constituyeron las causas principales del aumento de la pobreza y la inseguridad alimentaria. Entre 1969-71 y 1996-98, la proporción de desnutridos con respecto al total de la población de los países MA aumentó, pasando de 38 por ciento a 40 por ciento, mientras que el número total de personas desnutridas aumentó de 116 millones a 235 millones. En cuanto al comercio, los países MA siguieron ocupando un lugar marginal en los mercados agrícolas mundiales, y su contribución a las exportaciones agrícolas mundiales no fue sino del 5 por ciento a comienzos del decenio de 1970, y de apenas el 1 por ciento a finales de los años noventa.
El escaso rendimiento de la agricultura de los países MA guarda relación con las innumerables dificultades internas y externas con que tropiezan sus intentos por promover la agricultura y lograr los objetivos de mejorar la seguridad alimentaria y los ingresos de exportación. Las dificultades internas se relacionan con la baja productividad, la falta de flexibilidad de las estructuras de producción y comercio, la escasez de conocimientos especializados, los bajos niveles de esperanza de vida e instrucción, el carácter rudimentario de la infraestructura y la deficiencia de los marcos institucional y normativo.
Al mismo tiempo, con la creciente integración de los mercados determinada por la globalización y liberalización, las economías de estos países tienen que funcionar en un contexto comercial cada vez más competitivo. Siguen exportando una variedad limitada de productos primarios sumamente vulnerables a la inestabilidad de la demanda y el deterioro de las relaciones de intercambio. Además, la ayuda exterior a la agricultura de los países MA disminuyó, pues la asistencia oficial para el desarrollo (AOD) media anual se redujo del 20 por ciento entre 1981-1990 y 1991-98. La incapacidad de estos países para competir no sólo en los mercados mundiales, sino también en sus mercados internos, se manifiesta en el aumento del costo total de sus importaciones de alimentos.
Invertir esta tendencia descendente e integrar a los países MA en la economía mundial conlleva enormes dificultades, principalmente vencer la marginación en los mercados mundiales, adaptarse al progreso tecnológico y ajustarse al nuevo entorno institucional. Pero la mayoría de los países MA dispone de enormes potencialidades no explotadas para hacer frente a estas dificultades, además de muchas posibilidades de utilizar de manera más eficaz los recursos y aumentar la productividad. Por consiguiente, lo que hace falta es un renovado enfoque sobre la agricultura y el desarrollo rural. Estos países no podrán lograr adelantos importantes en la promoción del crecimiento económico, la reducción de la pobreza y el aumento de la seguridad alimentaria, si no aprovechan de manera más plena las potencialidades productivas del sector agrícola y su contribución al desarrollo económico general. Con el apoyo de sus asociados en el desarrollo, los gobiernos de los países MA tal vez necesiten formular o revisar sus estrategias de desarrollo agrícola y rural, y aplicarlas eficazmente, con objeto de lograr sus objetivos sociales y económicos, entre ellos el de reducir el número de personas desnutridas antes de finales de 2015.
El documento destaca algunos elementos de una estrategia de acción que contribuirá a que los países MA - con el apoyo de la comunidad internacional - exploten sus potencialidades agrícolas mediante el fortalecimiento de su capacidad de oferta y sus posibilidades de competir, y de este modo puedan aprovechar plenamente las oportunidades comerciales propias del sistema comercial multilateral. A este respecto, es imprescindible realizar progresos en tres frentes, a saber: mejorar y sostener la productividad y competitividad, diversificar la producción y el comercio, y mejorar el acceso a los mercados externos.
Propone algunas recomendaciones para que los gobiernos de los países MA y sus asociados en el desarrollo, basándose en la experiencia y los logros ejemplares, y teniendo en cuenta los nuevos desafíos nacionales y mundiales, adopten medidas imprescindibles para estimular el crecimiento agrícola en el próximo decenio. La estrategia fundamental ha de ser la recapitalización de la agricultura, mediante el aumento de las inversiones en este sector y en programas que mejoren la infraestructura económica y social de las zonas rurales. En particular, las inversiones públicas necesarias han de destinarse a promover la investigación y extensión agrícolas, mejorar el acceso a los servicios financieros, ofrecer incentivos a las inversiones, y aumentar el acceso de los pobres a los servicios de apoyo y los recursos productivos.
El documento propone las siguientes medidas:
