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Conclusiones


Foto 46. Los árboles fuera del bosque, aquí Faidherbia albida, a veces espontáneos, generalmente cultivados y conservados son con frecuencia un recurso domesticado, ignorado y subestimado. (© Depommier/Cirad)

Recurso ignorado

Desde hace mucho tiempo, tanto en la política como en la documentación relativa a los bienes y servicios que proporcionan el árbol y el bosque, los responsables y los financieros se han interesado sobre todo en los bosques y la producción de madera. Recientemente se han tenido más en cuenta los productos forestales no leñosos y los servicios sociales y ambientales. Hoy día se trata, especialmente, como consecuencia de esta evolución, de ser conscientes de la necesidad de dar mayor importancia a los árboles fuera del bosque. Se reconoce que son fundamentales sus funciones culturales, ambientales y productivas, tanto en los países industrializados como en los países en desarrollo. Los árboles fuera del bosque abarcan una gran variedad de sistemas arbóreos que suministran numerosos productos y servicios múltiples y variados. Por ejemplo, en las zonas rurales aportan madera, leña y frutos y mantienen la fertilidad de los suelos, mientras que en la ciudad adornan el paisaje y suavizan y protegen el microclima urbano.

Las superficies ocupadas por los árboles fuera del bosque, sus producciones, los circuitos de comercialización informales, el autoconsumo de los productos, los volúmenes de los productos o los flujos financieros resultantes de los intercambios que les afectan, siguen siendo ignorados en las estadísticas forestales y agrícolas.

Reflexión y definición

Este recurso se sitúa en el ámbito intermedio de diferentes sectores, campos y disciplinas. Las denominaciones de "árboles fuera del bosque" y de "leñosas fuera del bosque" no son totalmente satisfactorias, pero constituyen aproximaciones suficientemente aceptadas para poder avanzar en el conocimiento, caracterización, gestión, conservación y desarrollo del recurso. Por supuesto que la definición adoptada presenta todavía ciertas ambigüedades, pero poco a poco será ampliada y afinada. El concepto de árboles fuera del bosque irá evolucionando a medida que se tome en consideración este recurso en el marco de una ordenación integrada del territorio.

Es necesario proseguir e intensificar la reflexión pluridisciplinar sobre la definición, a escala mundial y nacional, con el fin de que todos los agentes hablen el mismo lenguaje y para que se construyan puentes de unión entre campos de competencia muy diversos. Se consideran igualmente los esfuerzos de definición y clarificación, que son necesarios, en lo que concierne al concepto de bosque (especialmente las actividades, avances y cambios que le afectan, así como a su expansión y reconstitución).

Sensibilización

En los Convenios internacionales, no se hace mención de los árboles fuera del bosque. Sin embargo, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CNUMAD, 1992) reconoció el papel de las poblaciones en la gestión de los recursos naturales, e implícitamente la gestión campesina del árbol. Para ciertos sistemas de árboles fuera del bosque, se dispone ya de informaciones dispersas y obtenidas por protocolos de dimensión muy diversa. No obstante, la heterogeneidad de las informaciones no permite un diagnóstico global.

Esta publicación, primer trabajo de síntesis de los conocimientos existentes, tiene por objetivo informar a las estructuras decisorias y financieras de la importancia de los árboles fuera del bosque, e iniciar unas políticas en su favor. Las actividades para la aplicación de los convenios ya existentes relativos al medio ambiente se realizarán prestando más atención a los árboles fuera del bosque.

Seguridad alimentaria

Los productos y servicios debidos a los árboles fuera del bosque son múltiples. Los productos forestales leñosos y no leñosos aseguran unos ingresos a las poblaciones rurales. Los frutos de los árboles fuera del bosque y sus maderas entran en el autoconsumo de las familias y son también objeto de un comercio a escala local e internacional, como la goma arábiga.

En el marco de los programas que tienen como objetivo la seguridad alimentaria y el bienestar de las poblaciones, las medidas propuestas no pueden ignorar ya este recurso.

Recurso clave del medio ambiente y la planificación

Los árboles, dentro o fuera del bosque, influyen en la fertilidad del suelo y en el clima; los árboles fuera del bosque representan una biodiversidad especial, por sí mismos y por los ecosistemas a que dan lugar. Además, la dinámica de los árboles fuera del bosque y la de los bosques están estrechamente relacionadas.

Como recurso clave del medio ambiente, los planificadores deberán considerar en adelante todos los recursos arbustivos y arbóreos en los planes directores de gestión concebidos en el marco de una ordenación integrada del territorio nacional.

Descentralización

Los árboles fuera del bosque se gestionan a nivel local, y los sistemas que los comprenden son esenciales en los sistemas de subsistencia y en el bienestar de las poblaciones.

Es importante que los esfuerzos de divulgación y sensibilización lleguen hasta las instituciones locales y los responsables al frente de las comunidades, para garantizar que se tenga en cuenta debidamente el recurso y se escuche la opinión de los interesados en la gestión del mismo.

Legislación

Los recursos arbóreos fuera del bosque dependen tanto de la legislación agrícola como de la legislación forestal, a veces de ambas o incluso de ninguna de las dos. Las instituciones forestales extienden generalmente sus responsabilidades, a veces sin tener los medios, a la gestión de todos los recursos forestales, incluidos los de las formaciones bajas y densas o los medios salpicados de árboles. Así, el estado jurídico y la cubierta forestal no siempre se corresponden. Existen numerosas incertidumbres sobre los derechos de que dependen los árboles fuera del bosque, lo que justifica el tener que realizar una reflexión especial. Al transferir los derechos a los usuarios, distinguiendo la propiedad de la tierra y el uso de los árboles, ciertas legislaciones promulgadas recientemente (por ejemplo, las nuevas leyes forestales de Gambia y Senegal) son innovadoras.

Sin embargo, hoy día son raros los países que favorecen formalmente al árbol fuera del bosque, su plantación y su gestión, en el marco de su legislación.

Marco institucional y reglamentario

Para hacer frente a la degradación de los ecosistemas y del nivel de vida de las poblaciones, se han formulado en este capítulo diversas propuestas, tales como una amplia concertación y el compromiso a largo plazo de todos los agentes económicos, por ejemplo mediante la contribución diferencial o la gestión local asegurada. Parece indispensable enumerar todas las experiencias locales recientes y libremente aceptadas por las poblaciones y dar carácter oficial a las soluciones más apropiadas.

Se trata de promover desde ahora una gestión de los recursos naturales en un marco institucional y reglamentario mejor definido, reformado pero sin pesadez, y mejor adaptado a las realidades locales. Las cuestiones institucionales son el centro del debate relativo al mantenimiento o al fomento de los árboles fuera del bosque. Es, pues, necesaria una resolución flexible de los problemas institucionales.

Seguridad del derecho de propiedad

La seguridad de la propiedad es una de las condiciones en la plantación de árboles sobre las tierras no forestales. Ahora bien, la superposición de diferentes tipos de derechos, derecho moderno y derecho consuetudinario, derecho sobre la tierra y derecho sobre los árboles, derecho privado y derecho público, hace incierto el acceso a los recursos. Para estimular a las poblaciones rurales a proteger, mantener y plantar árboles fuera del bosque en tierras agrícolas y pastorales, parece importante reconocer sus derechos de uso, dotándoles de un marco reglamentario que permita su ejercicio a largo plazo.

La resolución de los conflictos de apropiación de los recursos pasa por una negociación entre los usuarios y las autoridades administrativas y soluciones contractuales o legales a largo plazo.

Consideración de la representación de las poblaciones

Las mujeres tienen con mucha frecuencia responsabilidades y tareas múltiples. Parece conveniente permitirles un acceso más equitativo a los recursos. Esto pasa necesariamente por un proceso de concienciación y de cambios internos en la sociedad. El medio ambiente y las prácticas agrícolas que lo transforman son parte de los sistemas de representación cultural, que merecen ser mejor estudiados.

Conviene volver a colocar de nuevo al hombre en el centro de las cuestiones, para resolver los problemas relativos al fomento de los árboles fuera del bosque y garantizar la sostenibilidad de los ecosistemas que los contienen. Aunque debe contribuir toda la comunidad, es fundamental que los grupos de discusión, negociación y formación se aseguren de la participación de las mujeres.

Reconocimiento de la sabiduría y competencia local

El árbol fuera del bosque es con frecuencia un recurso domesticado y el hombre aparece aquí con el papel de guardián y gestor (como buen padre de familia) de los recursos leñosos. Hay que relativizar la imagen, transmitida con frecuencia, del agricultor destructor de los bosques, porque cuando la situación económica lo permite, él se preocupa ante todo de su medio ambiente. Los agro-pastores de diferentes regiones del mundo han demostrado que, más allá de un cierto umbral de deforestación, pueden reconstituir una cubierta arbórea. En los países industrializados, después de una desaparición unida a la intensificación de los cultivos, los setos, los huertos empradizados y las ripisilvas son objeto actualmente de programas de conservación y restauración. La permanencia de estos sistemas arbóreos proviene de un uso controlado de los recursos.

La ordenación integrada del territorio debe permitir conservar esta variedad de prácticas y la aplicación de la sabiduría local. Las técnicas integradas "árbol-agricultura" no están suficientemente divulgadas, y desgraciadamente la sabiduría local y tradicional sigue siendo todavía demasiado ignorada.

Programas de investigación, formación y divulgación

Sigue habiendo lagunas, en particular sobre el conocimiento de las relaciones entre los árboles fuera del bosque y la sociedad. Hay que promover, por ello, la investigación de acción, dirigida por equipos pluridisciplinarios.

Es necesario proporcionar un apoyo regular y a largo plazo para ayudar a la formulación de programas de investigación, en función de las necesidades nacionales, a la formación de agentes de desarrollo y a la elaboración de programas de divulgación. Se necesitan plataformas de concertación entre las instituciones y los agentes interesados en la materia.

¿Por qué y para quién evaluar los árboles fuera del bosque?

No existe ninguna evaluación global de los árboles fuera del bosque y sus productos. Las informaciones disponibles provienen de estudios sectoriales, con frecuencia limitados geográficamente, que utilizan métodos diferentes y muchas veces alejados de los practicados para la evaluación de los bosques. Es difícil apreciar la calidad de las cifras suministradas. ¿"Por qué inventariar los árboles fuera del bosque" a escala nacional?

Para su planificación, un país no puede contentarse con evaluar únicamente los árboles presentes en sus bosques, sino que debe conocer el estado y la dinámica de la totalidad de los recursos forestales, tanto en el interior como en el exterior de los bosques.

La pregunta "¿para quién evaluar los árboles fuera del bosque?" supone dos grandes grupos de agentes: los responsables de las decisiones y los gestores por un lado, y las poblaciones rurales y urbanas por otro.

La cuestión de la evaluación plantea de hecho la de la clasificación de los árboles fuera del bosque. A la escala de un país, la necesidad de una clasificación sin equívocos es un elemento principal para garantizar su legitimidad frente a todos los sectores implicados (agrícola, forestal, urbano). Si no se distinguen claramente, los aspectos "ocupación del suelo" y "utilización del suelo" se provocarán inevitablemente superposiciones u olvidos entre los diferentes tipos de árboles fuera del bosque.

¿Cómo evaluar los árboles fuera del bosque?

La revisión y la adaptación de los métodos y herramientas potenciales de evaluación de los árboles fuera del bosque deberían permitir conocer mejor el recurso y seguir su evolución y dinámica. Para caracterizar la distribución espacial de este recurso, son convenientes los datos obtenidos mediante fotografías aéreas, a condición de escoger la escala apropiada. Los datos vía satélite son los más difíciles de emplear para cartografiar este recurso frecuentemente difuso. En cambio, permiten estratificar fácilmente una región sobre la base de criterios ecológicos y de ocupación del suelo, y establecer un buen documento básico para trabajos posteriores más precisos. Es especialmente fundamental conocer bien los usos y prácticas de las poblaciones. La recogida de toda esta información requiere la puesta a punto de procedimientos adaptados.

Es difícil prever soluciones sencillas y uniformes, o incluso válidas, sobre grandes superficies. La composición, estructura y distribución de los árboles fuera del bosque son sui generis variables y diversas. Serán requisitos indispensables la adopción de un conjunto mínimo de criterios y factores a medir, unos muestreos originales adaptados a los tipos de paisaje y una gran prudencia en la generalización de los resultados obtenidos.

Conclusión general

Las evaluaciones mundiales o nacionales relativas a los recursos arbóreos son incompletas, pues la mayoría de las veces sólo afectan a las superficies calificadas como forestales. Conviene tomar en consideración los árboles fuera del bosque para una gestión sostenible de los recursos y una ordenación realmente integrada del territorio.

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