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CAPÍTULO 4. LOS DIFERENTES ESCENARIOS DE LA CAPTURA DE CARBONO


Este capítulo hace énfasis en las tierras áridas y en las zonas tropicales de interés para los países en desarrollo. Como se mencionó anteriormente, las estimaciones deben tomar en consideración el tipo de suelo y la región agroecológica, pero los principales factores son el tipo de uso de la tierra y el manejo específico del suelo y del cultivo. También es importante tomar en consideración los criterios de tierras degradadas según Oldeman et al., (1991) si bien no pueden ser relacionados a contenidos específicos de materia orgánica del suelo.

Opciones de manejo de la tierra para la captura de carbono

Se presenta una comparación entre la última evaluación de Lal (1999) para el proyecto FAO-FIDA (Cuadro 7) y los últimos datos de IPCC (2000), haciendo énfasis en las prácticas más provechosas para establecer prioridades. Todas las estimaciones se hacen en t/ha/año. Para este propósito, se asume que las actividades o las prácticas de manejo tienen una duración finita de 20 a 50 años, correspondientes a la capacidad limitada de los suelos de almacenar carbono (según el tipo de suelo). Este es un rango importante y será fundamental utilizarlo debidamente si es que se desea tener sistemas de intercambio de carbono eficientes.

CUADRO 7. Principales efectos de las prácticas de manejo o de uso de suelos sobre la captura de carbono t C/ha/año). Zonas áridas y tropicales (de Lal, 1999)


ZONAS ÁRIDAS (3 000 millones ha)

ZONAS TROPICALES (húmedas y subhúmedas) (2 000 millones ha)


TIERRAS DE CULTIVO



700 milliones ha

Labranza de conservación

0,1-0,2

0,2-0,5


Cultivos con cobertura viva o muerta

0,05-0,1

0,1-0,3


Agricultura de conservación

0,15-0,3

0,3-0,8


Con composte

0,1-0,3

0,2-0,5


Manejo de nutrientes

0,1-0,3

0,2-0,5


Manejo del agua

0,05-0,1



TIERRAS DE PASTOREO

0,05-0,10

0,1-0,2

3 000 millones ha

REFORESTACIÓN


4-8


AGROSILVICULTURA


0,2-3,1

1 000 millones ha

Tierras cultivadas

En las tierras cultivadas, la labranza es la práctica más importante que puede tener un efecto considerable sobre las existencias de carbono, ya sea negativo cuando se usan los métodos convencionales o positivo cuando se aplica la labranza de conservación. En el caso de la labranza de conservación, el Cuadro 7 muestra un rango de variación de la captura de carbono de 0,1-0,2 t/ha en las regiones semiáridas a 0,2-0,5 t/ha en las regiones tropicales húmedas. Los efectos favorables de la labranza de conservación son muy altos durante los primeros años, hasta que alcanzan un cierto plafón; esta tendencia puede ser rápidamente revertida si se reintroduce la labranza convencional. Muy a menudo, en los Estados Unidos de América, la labranza de conservación no es una verdadera práctica de no labranza como ocurre generalmente en Brasil y Argentina. La no labranza o labranza de conservación incluye el manejo de los residuos de los cultivos en el lugar lo cual asegura el ingreso de materia orgánica y la siembra directa a través de la cobertura de residuos. La labranza de conservación requiere un mínimo de 30 por ciento de residuos de cultivos, que a menudo no son suficientes para cubrir totalmente el suelo y prevenir la erosión. En las pendientes podría ser necesaria una cobertura de 70 por ciento (Benites, com. pers.). La competencia por los residuos es provocada por la necesidad de alimentar animales, por lo que es necesario encontrar un punto de equilibrio.

La segunda práctica importante -que debe ser combinada con la no labranza para ser efectiva- es el cultivo con cobertura viva o muerta. Lal presenta valores de 0,1-0,3 t C/ha/año. El valor depende de la cantidad de cobertura (1 a 6 t/ha) y del tipo de la misma. Los cultivos de cobertura tienen un efecto similar o son aún mas efectivos que la cobertura muerta que ofrecen los residuos sobre el suelo. En este caso, hay materia orgánica tanto por encima como por debajo del suelo, ya que además se agrega la proporcionada por las raíces. La producción de biomasa para cobertura requiere agua, por lo que esta práctica depende de la lluvia. Si la biomasa es producida en la rotación después de la cosecha, puede ser agregada al total de la captura de carbono que puede alcanzar a 1 t C/ha/año. Utilizando ciertas especies es posible influir en la distribución del carbono en el suelo o encima del mismo y en la profundidad de incorporación del carbono (profundidad de enraizamiento). Una lista de las especies utilizadas como cultivos de cobertura en diferentes condiciones climáticas presentada por CIRAD se encuentra en el Cuadro 6, si bien no hay datos sobre su efecto específico sobre la captura de carbono. Los residuos orgánicos tales como los barros cloacales tienen un bajo rendimiento de carbono estable en el suelo y además pueden contener cantidades importantes de contaminantes. Siempre que sea posible, ese tipo de materia orgánica debería ser madurado haciendo composte. Este es un enfoque valioso y la captura de carbono puede ser relativamente alta (0,2-0,5 t C cada 20 t/composte/ha). Sin embargo, es difícil encontrar buenas fuentes de composte.

En las zonas áridas o semiáridas, el uso de plantas de cobertura o de residuos es importante para suprimir el barbecho desnudo o para mejorar el barbecho. En estas áreas el uso de estiércol o composte también puede ser de importancia fundamental para iniciar la retención del agua y la producción de cultivos en zonas desertificadas. Uno de los mejores ejemplos para iniciar el desarrollo de la vegetación es el desarrollo de tassa -pequeños pozos para la siembra- usados en Níger para iniciar el desarrollo de la población vegetal.

La fertilización, al incrementar la biomasa obtenida, aumentará el carbono disponible para ser capturado en el suelo. Pero, para ser efectivo, esta captura implica el uso de las prácticas descritas anteriormente, incluyendo la no labranza. La llamada intensificación agrícola o el uso del riego -combinado con un buen drenaje- permiten un incremento de la producción de biomasa, pero las condiciones no son necesariamente compatibles con las requeridas para el almacenamiento de carbono.

Todas las prácticas dirigidas a la acumulación de carbono en las tierras cultivadas también restauran los suelos degradados o previenen la erosión: cualquier opción es igualmente favorable.

La pérdida de materia orgánica por erosión es así eliminada y la acumulación de materia orgánica aumentará.

Bosques

Además de la reforestación -la cual depende en buena parte de decisiones políticas- la agrosilvicultura representa una buena técnica y una buena opción ecológica de manejo de la tierra. Sin embargo, se debe tener presente que la agrosilvicultura es un sistema complejo que comprende al menos 18 prácticas distintas y un número virtualmente infinito de variaciones (Cairns y Meganck, 1994). Los árboles están asociados con los cultivos, con el ganado o con ambos. Todas las prácticas involucran la captura de carbono por lo que los cultivos deben ser plantados según las prácticas mencionadas anteriormente -labranza cero, cobertura con residuos, cobertura con cultivos. La tasa de absorción de carbono puede ser muy alta ya que la captura de carbono se efectúa tanto por los árboles como por los cultivos: de 2 a 9 t C/año, dependiendo de la duración (15 a 40 años). La agrosilvicultura puede ofrecer muchas ventajas, especialmente para los pequeños agricultores tanto en África como en América del Sur (Sánchez et al., 1999). Sin embargo, necesita un manejo colectivo del espacio, por ejemplo de una cuenca. Las estadísticas disponibles indican que cerca de 185 millones de agricultores usan productos de la agrosilvicultura, con potencial para un mayor desarrollo. La aplicación del protocolo de Kyoto o de un acuerdo post-Kyoto podría ser una buena oportunidad para promover ese tipo de iniciativas, incluyendo la plantación de árboles y asumiendo que se puedan proporcionar incentivos socio-económicos adecuados bajo el CDM.

Pasturas y tierras de pastoreo

En todas las zonas agroecológicas, el sobrepastoreo es la principal causa de degradación pero los mecanismos que la causan son muy variables. En las áreas tropicales el sobrepastoreo favorece la compactación del suelo y las inundaciones; en las zonas áridas provoca principalmente una disminución en la cobertura del suelo y la consecuente erosión -hídrica o eólica- y desertificación. Si fuera necesario establecer una práctica prioritaria, esta sería el establecimiento de la pasturas en zonas áridas ya que constituyen barreras contra la desertificación y la erosión.

La forma técnica de llegar a ello es por un incremento de la cobertura y la protección del suelo por medio de la biomasa en la superficie y el anclaje de esta biomasa por medio de un sistema radical bien desarrollado. Otros factores del manejo incluyen el pastoreo y el control del fuego los cuales son más difíciles de aplicar en razón de sus aspectos sociales. Los ingresos económicos y las políticas de mejoramiento pueden ser factores determinantes.

El área estimada y los balances de captura de carbono

En IPCC (2000) se presentan muchas estimaciones y cálculos; Lal, (2000, 1997) y Batjes (1999) presentan información de la cual se han extraido algunos datos (Cuadro 8). Es necesario hacer la distinción entre cambios en el manejo de la tierra y cambios en el uso de la tierra.

CUADRO 8. Potencial de almacenamiento neto de carbono de actividades adicionales bajo el artículo 3.4 del protocolo de Kyoto (de IPCC, 2000)

Actividad (prácticas)

Grupo*

Área (106 ha)

Adopción/conversión (% de área)

Tasa de ganancia de carbono (t C/ha/año)

Potencial (millones t C/año)

2010

2040

2010

2040

a) Manejo mejorado dentro del uso de la tierra

Tierras cultivadas (menos labranza, rotaciones y cultivos de cobertura, manejo de la fertilidad, control de erosión, manejo del riego)

Al

589

40

70

0,32

75

132

NAI

700

20

50

0,36

50

126

Arrozales (riego, fertilización química y orgánica, manejo de los residuos de las plantas)

Al

4

80

100

0,10

>1

>1

NAI

149

50

80

0,10

7

12

Agrosilvicultura (mejor manejo de árboles en tierras cultivadas)

Al

83

30

40

0,50

12

17

NAI

317

20

40

0,22

14

28

Tierras de pastoreo (ganado, plantas leñosas, manejo del fuego)

Al

1297

10

20

0,53

69

137

NAI

2104

10

20

0,80

168

337

Bosques (regeneración del bosque, fertilización, elección de especies, menor degradación del bosque)

Al

1898

10

50

0,53

101

503

NAI

2153

10

30

0,31

69

200

Tierras urbanas (plantación de árboles, manejo de residuos, manejo productos forestales)

Al

50

5

15

0,30

1

2

NAI

50

5

15

0,30

1

2

b) Cambio de uso de la tierra

Agrosilvicultura (conversión de tierra cultivada improductiva y tierras de pastoreo)

Al

~0

~0

~0

~0

0

0

NAI

630

20

30

3,10

391

586

Restauración de tierras severamente degradadas (a cultivos, pasturas o bosques)

Al

12

5

15

0,25

>1

1

NAI

265

5

10

0,25

3

7

Tierras de pastoreo (conversión de tierras cultivadas a pasturas)

Al

602

5

10

0,80

24

48

NAI

855

2

5

0,80

14

34

Restauración de humedales (conversión de tierras drenadas a humedales)

Al

210

5

15

0,40

4

13

NAI

20

1

10

0,40

0

1

c) Almacenamiento de carbono fuera del lugar

Productos forestales

Al

n/d

n/d

n/d

n/d

210

210

NAI

n/d

n/d

n/d

n/d

90

90

Totales

Al




497

1063

NAI




805

1422

Global




1302

2485

* Al: Países Protocolo de Kyoto, Anexo I (aprox. países industrializados). NAI: países no incluidos en Anexo I (aprox. países en desarrollo)

En las tierras de cultivos, la evaluación de IPCC (2000) para los países en desarrollo -que corresponde, en general, a los países no incluidos aún en el Anexo 1 del Protocolo de Kyoto- es que las prácticas mejoradas de manejo podrían cubrir el 20 por ciento de la tierra (el 50 por ciento en el año 2040), con referencia a un área de 700 millones de hectáreas y una ganancia media de carbono de 0,32 t/ha/año.

En el caso de las tierras de pastoreo las cifras indican que un 10 por ciento (20 por ciento en 2040) de los 2 104 millones de hectáreas deberían estar involucradas en el mejoramiento de su manejo a una tasa de 0,80 t C/ha/año.

En el caso de la agrosilvicultura, 30 por ciento (40 por ciento en 2040) de los 317 millones de hectáreas podrían ser mejor manejadas a una tasa de 0,22 t C/ha/año [que es relativamente baja comparada con las estimaciones de Post y Kwon (2000)].

No parece ser realista la esperanza de mejorar los arrozales (tierras regadas/humedales) para la captura de carbono; la prioridad se debe dar a la reducción de las emisiones de metano. Las principales propuestas para el cambio de uso de la tierra conciernen la conversión de tierras cultivadas a agrosilvicultura o tierras de pastoreo, lo cual involucra grandes áreas. En el caso de los campos de arroz, regados o humedales, la captura de carbono no puede ser la justificación más importante para la restauración de los humedales. La restauración o la prevención de la degradación del suelo debe ser la principal prioridad tanto para las prácticas de manejo como para los cambios en el uso de la tierra.


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