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HONDURAS

Excmo. Sr. Don Guillermo Pérez-Cadalso Arias, Ministro de Estado en el Despacho de Relaciones exteriores de la República de Honduras


Si en este instante puede hablarse de una necesidad globalizada, acuciante y de suma urgencia, tendríamos que referirnos forzosamente al problema alimentario que abate a 800 millones de seres humanos, que no están en capacidad de satisfacer sus necesidades elementales.

Estamos en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después, en Roma, ciudad que sabe como pocas en el mundo, lo que es la historia de la humanidad. Es la Sede de la FAO desde hace más de 50 años, Organismo de las Naciones Unidas que ha desempeñado un papel fundamental tratando de paliar el hambre que por desgracia abate a buena parte de la humanidad. Ello nos pone de manifiesto que el problema del hambre no es sólo una cuestión económica, social o política, sino que también es un asunto que tiene sus orígenes en la ética y en la moral.

Parece mentira que en siglo XXI, mientras las grandes potencias piensan en función de temas siderales, todavía el hambre es un tema cuya solución está lejos de encontrarse. Por eso, tenemos que buscar una salida a lo que con tanto acierto Su Santidad Juan Pablo II denomina "las estructuras del hambre".

Vengo de un país con el que la naturaleza se ha ensañado en dos oportunidades, en 1974 y en 1998, cuando fuimos víctimas de los huracanes Fifi y Mitch. Antes de esto, durante muchos años nos llegaron a considerar como el granero de Centroamérica y hoy, somos no solo deficitarios en la producción alimenticia, sino que también padecemos sus secuelas, con el agregado del fenómeno del "Niño", que, a su manera, también nos ha golpeado.

La FAO supo ser, en ambas oportunidades, junto con la comunidad internacional, nuestra tabla de salvación, algo que agradecemos desde lo más íntimo de nuestro corazón.

Si analizamos las frías estadísticas comprobaremos que una de cada cuatro personas padecen hambre, y de ellas 2 000 millones de niños, menores de cinco años, sufren por desnutrición y carencias alimentarias.

Llego a Roma con la confianza que de esta Cumbre Mundial saldrán avances positivos y rápidos porque el hambre mueve la desesperación, es fuente de inquietudes y no se calma con palabras. Por eso, desde ya afirmo que apoyaremos todas aquéllas acciones conducentes a establecer medidas que permitan alcanzar los objetivos que nos hemos trazado. Reiteramos además, la voluntad firme de nuestro Gobierno para actuar en el camino que nos lleve al final del túnel del que todos deseamos salir.

Somos solidarios con la iniciativa del Programa Especial de Seguridad Alimentaria (PESA), en un contexto en que debemos asegurarnos que las comunidades rurales, los agricultores y las familias asuman el liderazgo y las decisiones sobre su propio desarrollo, con apoyo técnico suficiente para que puedan manejar en forma sostenible sus recursos naturales, especialmente el agua, los suelos y los bosques; que intensifiquen y diversifiquen su producción, dándole mayor valor agregado y que sean protagonistas en el análisis de las dificultades que les impiden avanzar en su desarrollo y por ende, reducir su nivel de pobreza.

En lo que corresponde a mi país, deseo destacar el esfuerzo prioritario del Gobierno y de la sociedad civil, que hemos consensuado una estrategia para la reducción de la pobreza, con características relevantes para facilitar su sostenibilidad en el largo plazo. Se trata de un esfuerzo que busca un crecimiento económico acelerado y sostenido, que procura la equidad en la distribución de sus resultados, a través de un mayor acceso de los pobres a los factores de producción, incluyendo el desarrollo del capital humano y redes de seguridad social.

Nos anima pertenecer a un organismo como la FAO, que en forma constante ha sabido apoyarnos en nuestra lucha, promoviendo el desarrollo agrícola, la mejora de la nutrición y la búsqueda de la seguridad alimentaria. Reciba por ello nuestra congratulación y el reconocimiento permanente.

Deseo, para bien de la humanidad, que esta reunión logre el objetivo de combatir el hambre para bien de millones de seres humanos en el mundo.

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