PARTICIPATING COUNTRIES AND ORGANIZATIONS IN ALPHABETICAL ORDER

PANAMA - PANAMÁ

Excmo. Sr. Don Dominador Kaiser Bazán, Vicepresidente de la República de Panamá


En nombre de la Excelentísima Señora Presidenta Mireya Moscoso, tengo el agrado de acudir a la convocatoria de la FAO, que nos ofrece la oportunidad de analizar la realidad global alimentaria, enfrentándola con los compromisos adquiridos en la Cumbre de 1996.

Debo señalar, como prefacio a esta breve intervención, que durante los dos años y medio de gestión de la Presidenta Moscoso, Panamá ha tenido importantes avances en el control de la desnutrición y en el diseño e implementación de innovadores y efectivos programas de mejoramiento en la calidad de vida de los sectores vulnerables de nuestra sociedad.

Estos logros han sido reconocidos ampliamente por importantes organismos supranacionales, siendo uno de los más apreciados, la adjudicación a nuestra Señora Presidenta de la Medalla CERES de la FAO, honor que en nombre del pueblo panameño queremos nuevamente agradecer.

Tenía preparadas unas palabras, que les serán oportunamente repartidas, sin embargo, el día de ayer tuve la oportunidad de leer en medios de difusión, dos noticias que me impactaron profundamente, no sólo por su profundidad, sino porque pueden servir para cambiar algunas actitudes frente a los temas que venimos a discutir en esta Cumbre y creo apropiado referirme a ellas.

La primera fue referente a la reciente visita que realizó el Secretario del Tesoro de los Estados Unidos a varias naciones de África. Decía el señor O'Neil a los medios de comunicación, que al término de este viaje, se sentía un hombre nuevo, que luego de ver y sentir lo que sucede en estas naciones con respecto al hambre, la desnutrición y la pobreza, quién no aprende de ello una lección, ha de ser de madera o algo distinto, pero no un ser humano.

La segunda es producto de una entrevista del Director General Jacques Diouf, en donde atinadamente sostenía la incongruencia que significa a pocos días de celebrarse la reunión extraordinaria de los países del G-8 y habiéndose dado esta cita mundial que hoy nos convoca en Roma, el tema fundamental de aquella sea otro y no las apremiantes necesidades de la vida misma, como son el poder respirar aire puro, tener acceso a agua pura y contar con suficiente alimento para subsistir.

Efectivamente, quienes vivimos diariamente estas escenas, sabemos lo impactante y crueles que son, comprendemos como inciden en nuestras posibilidades de desarrollo y como afectan la propia actitud de tantos hombres y mujeres que no tienen siquiera la esperanza de tener una vida con la dignidad que la propia condición humana exige.

Esa lectura me trajo a la memoria otra experiencia reveladora que tuve hace unas semanas, fue la reunión de conmemoración de los 200 años de fundación de la Academia Militar de West Point, en aquella ocasión el Ex-presidente de Filipinas, Fidel Ramos, decía que parecía que las naciones del G-8 viven en una especie de oasis, alejados de la triste realidad de docenas de naciones de América, de Europa oriental, de Asia, África y el Oriente.

Sostenía tajantemente que estas naciones no han comprendido que esta realidad tarde o temprano, tal y como sucedió en épocas anteriores de la historia, terminará generando una explosión social de consecuencias impredecibles, que no sólo afectará nuestra seguridad y estabilidad, sino la del mundo en general.

Por esto hemos sostenido, a contrario senso de quienes no ven vinculación entre pobreza y terrorismo, que condiciones como el hambre, el desempleo, la enfermedad, la desnutrición, la guerra y la pobreza han dejado de ser problemas internos de los países, para convertirse en situaciones de orden global, que tienen su efecto directo en otros problemas sociales tan patéticos como las migraciones, la violencia, la drogadicción y el crecimiento de epidemias como el SIDA y tan graves como fueron los trágicos y censurables actos acaecidos del 11 de septiembre.

Ojalá la experiencia del Secretario O'Neil, se repita entre otros gobernantes y ejecutivos de entidades de financiamiento y cooperación, para que dejen de confiar en tantas cifras y estadísticas y visiten nuestros campos y ciudades; sin duda entenderán el mensaje que por décadas hemos tratado de hacerles ver.

Deseo aprovechar la ocasión para respaldar las palabras oportunas del Director General, Jacques Diouf, para que concurra a la próxima reunión de los países del G-8 y presente los resultados de esta Cumbre, que procure la toma de decisiones que resuelvan la problemática del hambre y la pobreza.

Por último, deseo agradecer a las autoridades italianas por su hospitalidad y, asimismo, felicitar a los miembros de la Mesa por su justa elección.

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