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TAILANDIA[98]


1 INTRODUCCIÓN

El sector agropecuario ha desempeñado siempre un papel importante en la economía tailandesa, gracias a la abundancia de tierras aptas para la agricultura y a su singular localización tropical, que lo mantiene relativamente al reparo de las grandes catástrofes naturales. La superficie total de tierras es de alrededor de 5 140 kilómetros cuadrados, de los cuales el 34 por ciento son cultivables y el 15 por ciento están cubiertos de bosques. Con una dimensión media de las explotaciones agropecuarias ligeramente inferior a una hectárea por trabajador, los agricultores tailandeses poseen las fincas más grandes de Asia. Pero las superficies de regadío representan menos del 24 por ciento del total de las tierras cultivadas, por lo que la mayor parte de la agricultura tailandesa es de secano.

Sin embargo, a partir de mediados del decenio de 1980, la agricultura tailandesa comenzó a perder su ventaja comparativa. Como consecuencia, la contribución de la agricultura al PIB disminuyó notablemente, pasando del 22 por ciento en 1980 al 11 por ciento en 1995. Sin embargo, el sector sigue siendo la principal fuente de empleo y una fuente importante de ingresos de exportación. Después de que la crisis financiera de 1997 afectara duramente al país, la agricultura se ha considerado la principal red de seguridad para los trabajadores urbanos desempleados. La agricultura sigue siendo la principal fuente de empleo, pues absorbe al 45 por ciento del total de la fuerza de trabajo. Además, la depreciación del baht ocasionada por la crisis financiera determinó un aumento importante de los ingresos de exportación de productos agropecuarios en moneda nacional.

El subsector de los cultivos ha dominado siempre la agricultura tailandesa, pero con el tiempo la composición de los cultivos y la importancia relativa de los demás subsectores han cambiado. El arroz ha sido siempre el principal cultivo en términos de valor añadido e ingresos de exportación. El arroz, el caucho, la yuca y, últimamente, el azúcar y las frutas son los principales cultivos de exportación. En los últimos cuatro decenios, la contribución de los cultivos al valor añadido agrícola pasó del 76 por ciento al 53 por ciento, con el consiguiente aumento de la importancia de los productos pesqueros. La contribución del subsector pecuario al PIB se ha mantenido más o menos constante.

Al igual que otros países en desarrollo, a la agricultura tailandesa se le ha gravado fuertemente desde finales de la segunda guerra mundial. Además de los impuestos sobre las exportaciones, algunos productos agropecuarios estaban sujetos a contingentes de exportación. Por otro lado, en el decenio de 1960, como parte de la política de protección de la industria, se registró un importante aumento de los aranceles aplicados a los productos industriales. Esta protección perjudicó al sector agropecuario. A pesar de ello, el sector creció gracias a la notable competitividad de la producción agropecuaria tailandesa.

Aunque el decaimiento a largo plazo de la agricultura tailandesa comenzó en el decenio de 1960, no suscitó ninguna preocupación política hasta comienzos del decenio de 1980, cuando el malestar de la agricultura se hizo evidente (Siamwalla, 1966). A partir de mediados del decenio de 1980, la agricultura tailandesa, siguiendo la dirección de los países desarrollados, experimentó un cambio casi total, pues pasó de gravar al sector agropecuario a subvencionar y proteger a los agricultores. La primera reacción al descenso de los precios mundiales ocurrido a comienzos del decenio de 1980 fue la adopción de una política de intervención en los precios, en virtud de la cual el estado compraba productos a precios superiores a los del mercado. A mediados de los años ochenta, en respuesta a un nuevo descenso de los precios mundiales, el Gobierno levantó las medidas impositivas sobre las exportaciones que habían perjudicado a los agricultores. En el marco del programa de rehabilitación de la agricultura de finales del decenio de 1980 y del programa de reestructuración de la producción de comienzos del decenio de 1990, se concedieron incentivos crediticios a los agricultores para que dejaran de producir cultivos cuya oferta se consideraba excedentaria y produjeran cultivos que el Gobierno calificaba de “productos prometedores”. A pesar de un presupuesto de varios millones de baht asignado a estos programas, los resultados no alcanzaron los objetivos fijados. La cuarta modificación importante de la política nacional fue la reforma arancelaria emprendida en 1991 y lanzada en 1994, año en que terminó la Ronda Uruguay. Las exportaciones manufactureras tailandesas resultaban perjudicadas por el elevado nivel de protección arancelaria. La reforma dio lugar a un grado mayor de reducciones arancelarias aplicadas a las NMF que el exigido en virtud del acuerdo de la Ronda Uruguay. Tras la crisis de 1997, los aranceles se redujeron nuevamente en 1999 y 2000. Otra de las consecuencias de la reforma arancelaria fue la reducción del sesgo en contra de las exportaciones agropecuarias determinado por la protección.

En el ámbito externo, el Gobierno participó activamente en las negociaciones comerciales de la Ronda Uruguay al unirse al Grupo Cairns. Esta decisión se tomó en respuesta al diagnóstico de que los mercados mundiales de la mayoría de los productos agropecuarios, en especial del arroz, se habían deprimido a causa de las subvenciones masivas y el proteccionismo, sobre todo de los países desarrollados. La decisión de participar en la Ronda Uruguay también obedeció al hecho de que el país se beneficiaría con el fortalecimiento de las normas del sistema de comercio mundial (Poapongsakorn y Ungphakorn, 1995). Además, a comienzos del decenio de 1990, el Gobierno decidió unirse a la Asociación de Libre Comercio de la ASEAN (AFTA) y al APEC, pues estimaba que la cooperación económica contribuiría a ampliar los mercados para los productos industriales y agropecuarios tailandeses y de los demás países miembros.


[98] Estudio preparado para la FAO por Nipon Poapongsakorn, con la asistencia de Tosmai Puenpatom y Paisit Goolchai, del Instituto Tailandés de Investigación sobre el Desarrollo. El estudio se basa en otro más amplio, titulado “Agriculture and Trade in Thailand: Experience under the Uruguay Round Agreement on Agriculture and ist Interests and Concerns in the Doha Round”, preparado para la FAO en 2002.

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