CFS:2003/INF/12


COMITÉ DE SEGURIDAD ALIMENTARIA MUNDIAL

29º período de sesiones

Roma, 12-16 de mayo de 2003

EFECTOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y REPERCUSIONES SOBRE LA PRODUCCIÓN SOSTENIBLE DE ALIMENTOS

Índice



A. CAMBIO CLIMÁTICO Y SEGURIDAD ALIMENTARIA1

1. Es un hecho generalmente aceptado que el cambio climático es resultado de la actividad humana, en particular de la producción industrial, los gases de escape de los automóviles y la deforestación. Estos tipos de actividad aumentan las concentraciones en la atmósfera de dióxido de carbono, metano, óxido nitroso y otros gases de efecto invernadero (CIPF, 2001)2. Si continúa la actual tendencia de las emisiones de carbono, las temperaturas aumentarán aproximadamente 1oC para el año 2003 y 2oC para el siglo siguiente. No obstante, este aumento tendrá, probablemente, repercusiones diferentes en las distintas regiones. Por ejemplo, las consecuencias agrícolas serán más negativas en las zonas tropicales que en las de clima templado. Los países desarrollados se verán más beneficiados: según las previsiones, la productividad de los cereales aumentará en el Canadá, Europa septentrional y partes de Rusia. Por el contrario, muchos de los países en desarrollo más pobres de nuestros días sufrirán probablemente repercusiones negativas en los próximos 50–100 años, en particular, una reducción de la superficie y productividad potencial de la tierra de cultivo. Las consecuencias serán especialmente graves en el África subsahariana, debido a su incapacidad de adaptarse empleando los recursos necesarios o aumentando las importaciones de alimentos.

2. Una forma de entender mejor los problemas que se presentan a los agricultores es considerar que los efectos del cambio climático en el tiempo o en las precipitaciones de agua, la temperatura y la luz solar son los principales factores determinantes de la producción agrícola. El cambio climático puede modificar estos factores y provocar graves amenazas a la disponibilidad de agua, reducir la productividad agrícola, contribuir a la difusión de las enfermedades transmitidas por vectores y aumentar las inundaciones debidas a la subida del nivel del mar y a precipitaciones todavía más abundantes. La variabilidad climática es ya la principal causa de las fluctuaciones anuales de la producción tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados. La mayor reducción de la producción de cereales tendrá lugar en los países en desarrollo, donde alcanzará un promedio aproximado del 10 por ciento, según un estudio de la FAO (1996)3. La reducción prevista del 2 al 3 por ciento de la producción de cereales en África en el año 2020 podría situar a 10 millones de personas en situación de riesgo. Estas repercusiones requerirían esfuerzos de adaptación que, en muchos casos, no podrán permitirse las personas que no disponen de recursos suficientes ni de ahorro. De hecho, las repercusiones reales tendrán lugar en las zonas donde la producción de alimentos es ya marginal en muchas ocasiones.

3. Algunas de las repercusiones del cambio climático en la producción de alimentos, que son ya visibles y parecen avanzar a un ritmo más rápido del previsto, son las siguientes:

4. Como la inseguridad alimentaria depende más de la situación socioeconómica que de las condiciones agroclimáticas, las formas en que el cambio climático puede repercutir en el acceso de las personas a una alimentación suficiente son más bien complejas. La seguridad alimentaria futura dependerá en buena parte de las interrelaciones entre la estabilidad política y socioeconómica, el progreso tecnológico, las políticas y precios agrícolas, el crecimiento de los ingresos per cápita y nacionales, la reducción de la pobreza, la educación de la mujer, el comercio y la variabilidad climática4. No obstante, el cambio climático puede influir en la disponibilidad física y la producción de alimentos, debido a los cambios en las temperaturas y precipitaciones; en el acceso de las personas a los alimentos, por la reducción de los ingresos derivados de la pesca costera como consecuencia de la elevación del nivel del mar, o en los ingresos de divisas de un país, mediante la destrucción de sus cultivos de exportación como consecuencia de la mayor frecuencia e intensidad de los ciclones tropicales.

5. Algunos grupos son especialmente vulnerables al cambio climático: los grupos de ingreso bajo en las zonas expuestas a la sequía y con deficiencias en la infraestructura y los sistemas de distribución comercial; los grupos de ingreso bajo y medio en las zonas expuestas a las inundaciones, que pueden perder los activos o alimentos almacenados; los agricultores cuyas tierras pueden resultar dañadas o quedar sumergidas como consecuencia de la elevación del nivel del mar, y los pescadores que pueden perder sus capturas como consecuencia del cambio de las corrientes de agua o de la inundación de las áreas de desove. No obstante, se considera que para el año 2030 habrá aumentado el número de países que conseguirán mejorar su economía, infraestructura e instituciones, y serán capaces de compensar los efectos del cambio climático en la producción interna con importaciones de alimentos de otros lugares.

B. CONTRIBUCIóN DE LA AGRICULTURA A MITIGAR EL CAMBIO CLIMáTICO

6. La agricultura es la causa de aproximadamente un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero. Actividades como la labranza de la tierra y el cultivo itinerante (“tala y quema”) para la expansión de la agricultura provocan emisiones de CO2 en el aire. Gran parte del 40 por ciento del metano de origen humano procede de la descomposición de la materia orgánica en los arrozales inundados. Aproximadamente el 25 por ciento de las emisiones mundiales de metano tiene su origen en la ganadería. Además, la agricultura produce el 80 por ciento de las emisiones de óxido nitroso de origen humano mediante la descomposición de los fertilizantes y la del abono y la orina del ganado. No obstante, las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la agricultura pueden reducirse en buena medida, y es mucho lo que se puede hacer para paliar sus efectos en la producción y en los medios de subsistencia de los agricultores, sobre todo en los países en desarrollo.

7. Los agricultores pueden adoptar mecanismos de respuesta frente a la variabilidad climática emprendiendo actividades como la utilización de variedades de cultivos resistentes a la sequía y a la sal, un aprovechamiento más eficiente de los recursos hídricos y un mejor manejo de las plagas. Los cambios en las pautas de cultivo pueden incluir la reducción de los fertilizantes, la mejor ordenación de la producción del arroz, una alimentación del ganado más acertada y un mejor manejo de su estiércol. Además, los gobiernos nacionales pueden contribuir notablemente a imponer el cumplimiento de políticas de explotación de la tierra que desalienten la expansión de las prácticas de tala y quema y la ganadería extensiva (en vez de la intensiva), así como el aumento de las oportunidades de empleo rural.

8. La retención del carbono es también un medio a través del cual la agricultura puede contribuir positivamente a la mitigación de las consecuencias negativas, y revestirá importancia económica y ambiental creciente en el contexto del Protocolo de Kyoto. Se estima que en los próximos 20 a 30 años, la contribución de la tierra de cultivo a la retención del carbono será del orden de 450 a 610 millones de toneladas de carbono. Aplicando prácticas mejoradas de ordenación de la tierra (mejor ordenación de los recursos hídricos y de la fertilidad del suelo, control de la erosión, reconversión de la tierra de cultivo de los países industriales a ecosistemas, pastos o bosques controlados permanentes, cultivo de la biomasa, labranza basada en prácticas de conservación, etc.), puede aumentar notablemente la importancia de la agricultura en cuanto importante depósito de carbono y mecanismo de compensación de sus emisiones de gases efecto invernadero.

9. La agricultura puede contribuir también a reducir el consumo de combustibles sólidos. Hasta el 20 por ciento del consumo de combustibles fósiles podría reducirse a corto plazo utilizando combustible procedente de la biomasa. En el Brasil, 6 millones de automóviles funcionan en parte con alcohol extraído de la caña de azúcar. China tiene tiene ya 10 millones de digestores de estiércol, que suministran combustible limpio para cocinar y fertilizantes orgánicos. Las hierbas de rápido crecimiento, las semillas oleaginosas y los residuos agrícolas ofrecen gran potencial como fuentes alternativas de energía. Es importante observar que estas iniciativas basadas en la bioenergía tienen también repercusiones positivas en el desarrollo socioeconómico rural.

10. Las políticas adoptadas en respuesta a esta situación no sólo pueden incrementar esta función mitigadora de la agricultura, sino que al mismo tiempo pueden reducir la vulnerabilidad de los pobres a la inseguridad alimentaria. Pueden generarse nuevas oportunidades de empleo rural con los esfuerzos desplegados para sustituir los combustibles fósiles por bioenergía. Por otro lado, los programas de retención del carbono pueden ayudar a impulsar la producción agrícola, además de mejorar su sostenibilidad general. Cualquiera que sea el planteamiento adoptado, deben conseguirse ahora cambios tecnológicos institucionales antes de que los efectos del cambio climático sean irreversibles. Pero, sobre todo, es preciso combatir y reducir la pobreza para conseguir realmente reducir los efectos del cambio climático para finales del siglo próximo.

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1 Esta sinopsis ha sido preparada por Anna Carla López, Servicio de Seguridad Alimentaria y Análisis de Proyectos Agrícolas de la FAO, Roma. Se agradecen las observaciones de Amde Gebre-Michael, ESAF, y Gustavo Best, SDRN, sobre el primer borrador.

2 Convención internacional de protección fitosanitaria (CIPF). Climate change 2000: synthesis report, R. Watson y Core Writing Team, comps. Cambridge, Reino Unido. Cambridge University Press.

3 FAO, Global climate change and agricultural production: direct and indirect effects of changing hydrological, pedological and plant physiolocial processes.1996

4 FAO, World Agriculture towards 2015/2030: An FAO perspective. Roma, 2003.