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Editorial

Actividades forestales en pequeña escala

Las actividades forestales en pequeña escala –entendidas aquí como el conjunto de actividades relacionadas con la propiedad forestal, la ordenación de los bosques y las empresas forestales– pueden contribuir considerablemente al desarrollo social y económico cuando las circunstancias son propicias. En este número de Unasylva se examinan las condiciones y acciones de apoyo gracias a las cuales las actividades forestales en pequeña escala han conseguido resultados positivos. No definimos el término de «pequeño» con arreglo a una cantidad, sino que lo usamos sin excesivo rigor. Las empresas pequeñas son, por ejemplo, las que tienen menor poder, las que son propiedad de individuos o comunidades cercanos a la base de recursos, y las que están dotadas de un potencial real de contribuir a la sostenibilidad de los medios de vida y al desarrollo rural.

El primer artículo describe las lecciones sacadas más allá del sector forestal: C.T.S. Nair examina algunos de los problemas económicos que deben afrontar las empresas pequeñas en general, y las empresas forestales pequeñas en particular, en un mundo en vías de rápida globalización. El artículo estudia las vinculaciones entre escala, mercados y rendimiento económico, prestando especial atención a las dificultades en que se ven las empresas pequeñas para participar en las cadenas de valor mundiales.

Una tenencia forestal explícita y segura es fundamental para la ordenación forestal sostenible por los pequeños agricultores, y para el éxito de las empresas forestales pequeñas. En África, la mayor parte de los bosques son de propiedad pública y su ordenación corre a cargo de entidades públicas, pero diversos países han reformado sus regímenes de tenencia para dar paso a una ordenación de base local. F. Romano proporciona varios ejemplos, apuntando los factores que han conducido al éxito de esos regímenes.

En las zonas rurales de China, donde la tierra es poseída por el Estado o por colectivos, el sistema de responsabilidad de los hogares ha hecho que la mayor parte de los bosques colectivos haya pasado a ser gestionado por hogares individuales. J. Liu y J. Yuan bosquejan algunos de los aspectos de la reciente reforma del régimen de tenencia de las tierras forestales que han ejercido una influencia en la silvicultura familiar, subrayando los efectos de las dificultades institucionales (de orden político, legislativo o administrativo).

Alrededor de la mitad de la superficie forestal de Europa es de propiedad privada. F. Hirsch y colaboradores resumen los resultados de una encuesta sobre la propiedad privada de los bosques realizada en 2006/2007, indicando las tendencias que es preciso tomar en consideración al diseñar las políticas, por ejemplo la urbanización y el envejecimiento de los propietarios, el creciente número de explotaciones pequeñas y la fragmentación de la propiedad.

Las empresas pequeñas son a menudo indispensables para asegurar la calidad de la vida de las personas que dependen de los bosques. Sin embargo, dichas empresas se encuentran con frecuencia en una situación de desventaja debido a su aislamiento respecto a la información sobre los mercados y los servicios financieros y de desarrollo empresarial, y a las políticas que favorecen a las empresas más grandes. D.J. Macqueen estudia cómo conectar mejor las empresas pequeñas, tanto con otras empresas mediante las asociaciones, como con los encargados de la toma de decisiones, los proveedores de servicios y los mercados.

A continuación, T. Hill y colaboradores analizan los progresos de la Empresa del árbol de aldea en Burkina Faso, una iniciativa destinada a crear capacidad en los hogares pobres para generar ingresos provenientes de los productos forestales no madereros. La iniciativa se concentra en desvelar oportunidades comerciales y en cómo superar el aislamiento respecto a los mercados.

La disponibilidad de los servicios de microfinanciamiento para las empresas pequeñas ha aumentado cada vez más en los últimos decenios. En Petén (Guatemala), los bancos comerciales han proporcionado servicios financieros a las concesiones forestales comunitarias. R. Junkin evalúa las condiciones que han motivado a los bancos a comprometerse, así como los beneficios que han obtenido las empresas.

Las cooperativas y asociaciones ayudan a reducir el aislamiento en que se encuentra el sector forestal en pequeña escala, proporcionándole información, asesoramiento y respaldo administrativo, así como oportunidades para la creación de redes de contacto y para el intercambio de comunicaciones. L. Jylhä describe las Asociaciones de Ordenación Forestal, una red finlandesa muy bien implantada que vincula a los propietarios privados de bosques a nivel local y a otros niveles.

En Lituania, las cooperativas de propietarios de bosques son un fenómeno relativamente reciente. El proceso de restitución de tierras en curso ha creado muchas explotaciones forestales pequeñas y fragmentadas que han planteado dificultades al suministro sostenible de madera en rollo. A. Gaižutis describe las formas en que, mediante las redes de contacto, la Asociación de Propietarios de Bosques de Lituania ha contribuido a crear un sistema de servicios y comercialización para la madera proveniente de los bosques familiares privados.

Los pequeños productores y los hogares pobres en los países en desarrollo obtienen tan sólo una porción exigua de los beneficios comerciales producidos por las plantaciones forestales. A.A. Nawir et al. examinan los incentivos con los que es posible estimular a los pequeños agricultores a plantar árboles con arreglo a diferentes planes: explotaciones silvoagrícolas, ordenación en colaboración iniciada por el gobierno o iniciativas empresariales privadas (sistemas de subcontratación). Basándose en ejemplos sacados de Asia y África, el artículo describe las condiciones que favorecen el cultivo sostenible de árboles por los pequeños agricultores.

En las regiones donde las comunidades no precisan grandes cantidades de madera aserrada, la explotación en pequeña escala –con empleo de animales, herramientas sencillas y trabajos de troceo de los rollos realizados en el bosque mismo– puede generar oportunidades de empleo e ingreso y evitar al mismo tiempo los daños al medio ambiente. P. Dugan examina los beneficios producidos por las operaciones forestales en pequeña escala en diferentes lugares de Asia y el Pacífico.

La obtención de la certificación –que tiene el aliciente de inducir a los propietarios de bosques a practicar una ordenación forestal sostenible– representa un desafío para los pequeños productores. En Japón, país en el que la mayor parte de los bosques son propiedad de pequeños productores, los propietarios tratan de conseguir la certificación por conducto de las cooperativas. I. Ota pone de relieve los óptimos resultados logrados por la Cooperativa de propietarios de bosques de Yusuhara.

El mensaje primordial de cada uno de los artículos de este número es que unas políticas y una reglamentación propicias, una tenencia forestal explícita y segura y los derechos de ordenación forestal son los elementos fundamentales que crean un contexto favorable para la actividades forestales en pequeña escala. Otro mensaje no menos importante es que pequeños productores y pequeños empresarios no pueden prescindir unos de otros. Las cooperativas y asociaciones brindan a productores y empresarios las condiciones que les permiten beneficiarse de las economías de escala y sacar provecho de las explotaciones y empresas más grandes con el objeto de gestionar sus bosques, comercializar sus productos, conseguir financiamiento, obtener la certificación o compartir conocimientos y pericias.

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