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Propósitos para el mañana

La FAO fue creada oficialmente en Quebec, en octubre de 1945. En octubre de 1970 se conmemoró este acontecimiento en Canadá con una breve ceremonia.

Quienes han estado en contacto con la FAO durante esos años han podido observar numerosos cambios en los programas y la estructura de la organización, y cambios no menores, y a menudo inquietantes, en el panorama mundial.

Uno de estos cambios, el empeoramiento progresivo del medio ambiente humano, fue puesto de relieve poco antes, en ese mismo mes de octubre de 1970, en la Cámara Canadiense de los Comunes, cuando el Primer Ministro Trudeau anunció que su gobierno estaba tomando medidas para crear un nuevo departamento para el medio ambiente. En el desempeño de sus funciones, el Ministro encargado de este departamento tendría que partir de una amplia perspectiva ecológica y su misión consistiría en concreto, en dar directrices para mejorar la calidad del medio ambiente. Esta nueva dependencia, cuyo núcleo estaría constituido por el actual Departamento de Pesca y Montes, absorbería algunas secciones de diversos ministerios actuales, entre ellos el Servicio Canadiense de la Fauna y Flora Silvestres, para agrupar en un solo departamento todas las principales actividades del gobierno relativas al fomento de los recursos hídricos, la protección del habitat acuático marino y la lucha contra la contaminación.

«Pero la lucha contra la contaminación de nuestro medio ambiente supera con mucho la capacidad de un ministro y de su departamento», añadió el Sr. Trudeau. «Es una lucha que no puede ser combatida eficazmente sólo por el Gobierno Federal o por las provincias individualmente, ni siquiera por todo el Canadá. Es una lucha en la que deben colaborar todos los ministerios, todos los gobiernos y todos los pueblos.»

También en el Reino Unido el Gobierno ha creado un departamento para el medio ambiente, aunque de estructura diversa. El nuevo Ministro británico del Medio Ambiente fue uno de los oradores que se dirigieron al Segundo Congreso Internacional del Fondo Mundial de la Naturaleza, celebrado en Londres en noviembre.

Una de las características más interesantes de este Congreso fue su tema mismo: «toda la vida de la tierra». El Presidente del Congreso, el Príncipe Bernhard de los Países Bajos, sostuvo que las medidas encaminadas a la conservación de la fauna y flora silvestres deben incluir, en el futuro, disposiciones más amplias tendentes a la conservación del medio ambiente globalmente considerado. Un hecho grave, innegable, insoslayable, es que estamos destruyendo «las circunstancias que nos rodean» y nos son necesarias para sobrevivir, a un ritmo que, a pesar de cuanto se ha escrito y dicho, pocos aún han empezado a apreciar.

El Presidente del Congreso, Peter Scott, observó: «Las grandes potencias deben reconocer que la guerra atómica no es la única amenaza ni la más inminente a nuestra supervivencia. La verdadera amenaza es la rápida consunción de nuestro medio ambiente natural. En 1972 se celebrará una Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Hombre y su Medio, pero no podemos permitirnos perder dos años. Es necesario iniciar las conversaciones inmediatamente, en la cumbre o muy cerca de ella».

Es evidente que la FAO no puede esperar combatir con éxito el hambre, la pobreza y la miseria mientras en todas partes prosigue la destrucción de la biosfera por el hombre. En esto insistió el Director General, Addeke H. Boerma, en la conferencia general conmemorativa celebrada en Roma, con asistencia de los 121 Estados Miembros, para recordar el 25 aniversario de la fundación de la FAO. Hizo notar, además, que, en su opinión, había un cierto malestar en torno a las organizaciones internacionales, un oscurecimiento de la visión, una falta de capacidad para inspirar la acción. «Hay la sensación» dijo «de que las cosas se están saliendo de cauce, como lo demuestra la contaminación del medio ambiente.»

El invitado de honor de la Conferencia, el Papa Pablo VI, fue aún más lejos. «El deterioro progresivo de lo que se ha convenido en llamar ambiente natural» dijo «amenaza conducir una verdadera catástrofe ecológica. Estamos viendo ya viciarse el aire que respiramos, degradarse el agua que bebemos, contaminarse los ríos, los legos, y también los océanos, hasta hacer temer una verdadera muerte biológica», si no se toman medidas en un próximo futuro para impedir que eso suceda.

Si toda esta alarma está al menos parcialmente justificada, no puede haber duda de cuál ha de ser una de las principales preocupaciones de la FAO en los años venideros. Como tampoco hay duda de que el Departamento de Montes de la FAO, por su mandato mismo, debe encontrarse en la vanguardia de la lucha. Que recibirá para ello el apoyo necesario lo testimonia el telegrama recibido del Servicio Forestal de los Estados Unidos: «Garantizamos apoyo continuo a la promoción del sector forestal llevada a cabo por la FAO como instrumento de desarrollo social y económico stop Esperamos que las iniciativas forestales fomentadas en todo el mundo por la FAO en los últimos 25 años sobrevivan y se desarrollen y contribuyan a la mejora de la humanidad en los próximos 25 años».

En la conferencia general conmemorativa, celebrada en Roma, para recordar el 25 aniversario de la fundación de la FAO el Director General Addeke H. Boerma y el Primer Ministro de Italia, Emilio Colombo y, a su lado, el Papa Pablo VI. Dirigiéndose a los delegados y al personal, el Papa dijo: «Es pues necesario osar con audacia y perseverancia, coraje e intrepidez. Existen todavía tantas tierras baldías, tantas posibilidades inexploradas, tantos brazos desocupados, tantos jóvenes sin trabajo, tantas energías gastadas inútilmente. Vuestra tarea, vuestra responsabilidad, vuestro honor, será fecundar estas fuerzas latentes, despertar su dinamismo y orientarlo al servicio del bien común».


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