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CUARTA PARTE
Características físicas de la Pampa del Tamarugal

CAPITULO I
Clima

El clima que caracteriza la Pampa del Tamarugal corresponde a un desértico normal (B.W.) (Almeyda, 1950), destacándose por sus caracteres climáticos muy netos y severos. Esta área climática no corresponde a un desierto cálido; en efecto, las pampas interiores se encuentran sobre los 1.000 m.s.n.m., interviniendo la altitud como un factor regulador. De esta manera, la mayoría de las temperaturas medias mensuales son inferiores a 18°C y, en consecuencia, no es lícito hablar de un desierto cálido (CORFO, 1965).

En la zona no existen observaciones suficientes para hacer una descripción adecuada. Uno de los rasgos más sobresalientes es la baja humedad relativa y alta luminosidad debido a la limpidez de la atmósfera. La humedad relativa es baja durante el día y relativamente alta en la noche; fuerte oscilación térmica y carencia de precipitaciones, las que raramente se presentan en la Pampa. En resumen, las temperaturas nocturnas son bajas y las heladas pueden ocurrir en cualquier época del año, siendo la oscilación térmica, en ausencia de viento, sorprendentemente alta. La humedad relativa media es muy baja de modo que la sequedad impera con todo el rigor (51%); la nubosidad es casi nula o inexistente (1.5), (CORFO, 1965). (Ver Anexo I con los resúmenes climáticos para Canchones y Pintados).

Aunque la humedad relativa del aire durante el día fluctúa entre 10% y 30%, se presentan varios días al mes con 80% y 100% de humedad, sin precipitar, durante la noche. Normalmente, no se presentan grandes neblinas. Sólo se registran unas seis o diez durante los meses de diciembre a febrero que coinciden con la temporada de precipitaciones en la cordillera y altiplano, fenónemo que se conoce como “invierno boliviano”.

Las temperaturas fluctúan entre mínimas absolutas de -5°C a -12°C y máximas absolutas de 35°C y 36°C con un promedio de 250 días al año despejados y 550 cal/cm2 al día. El promedio mensual de evaporación del suelo es de 260 m3/ha en sitios con vegetación arbórea y de 50 m3/ha dentro del bosque. (Sudzuki, 1975).

En el Anexo I se presenta la temperatura promedio mensual de la Estación Agrícola Canchones (20° 25' L.S. y 69° 35' W) observada en los años 1965, 1970, 1971, para las variables temperatura mínima, máxima, mínima absoluta, máxima absoluta y oscilación diaria, observándose una regularidad muy especial. El promedio de la temperatura mínima de los tres años es 4.78°C, 5.0°C y 3.8°C respectivamente; lo mismo sucede con la máxima que observa muy poca variación con 28.92°C; 31°C para los años estudiados. Así, esta Estación, situada a más o menos 1.300 m.s.n.m. registra un promedio térmico anual de 16.7° C. El mes más cálido es febrero con 21.2°C y el más frío es junio con 12.9°C. Como puede observarse, la amplitud térmica anual es de 8.3° C lo que marca una diferencia con el clima de la costa. Las temperaturas mensuales son más bien elevadas pues la máxima corresponde a la posición cenital del sol en el momento del retorno de las latitudes tropicales, o sea, en los meses de diciembre, enero y febrero. Sin embargo, se observan en este sector oscilaciones muy bruscas como puede verse en el Anexo I.

Las observaciones de los vientos para Canchones ponen en evidencia el dominio del W, pero debe existir una alternancia diaria de brisas como se ha descrito para la localidad de Pica, ocasionada por el fuerte recalentamiento diario del suelo (Bruggen, 1929). La fuerte oscilación, no está determinada tanto por el recalentamiento diurno como por el fuerte enfriamiento nocturno. Se observa que en los meses invernales la máxima alcanza en agosto a los 30°C; en efecto, los fríos nocturnos siempre registran temperaturas cercanas a cero grado y bajo cero grado en los meses de mayo, junio, julio, agosto y septiembre; en estos meses la máxima media es de 31°C; 27°C; 33°C; 29°C y 30°C, respectivamente.

En el período de observaciones pluviométricas estudiado por Almeyda (1946, 1950), las precipitaciones no han prácticamente existido en Canchones o en Pintados (Anexo I); sin embargo, a mayor altitud las precipitaciones juegan un importante rol ecológico de significación muy especial para el ciclo hidrológico del lugar. Así, en la zona altiplánica se producen las precipitaciones en los meses de febrero, marzo y abril principalmente, alcanzando un promedio mensual de 130 mm. Este fenómeno se conoce con el nombre de “invierno boliviano”, el que no se produce todos los años con igual intensidad, variando el inicio y término; así, puede empezar el período lluvioso en noviembre o en enero o febrero. En casos poco frecuentes se observan precipitaciones durante los meses de invierno, permitiendo registrar montos que pueden alcanzar 300 mm de precipitación en el extremo norte del Altiplano chileno-boliviano (El Tarapacá, 1952; CORFO, 1965).

CAPITULO II
Geormorfología

Aspectos generales

La primera región de Chile está configurada macroestructuralmente por tres grandes unidades geográfico-físicas que son: (1) Cordillera de la Costa; (2) Depresión Central; (3) Cordillera de los Andes. La Pampa del Tamarugal se encuentra enclavada en la Depresión Central y se extiende desde las latitudes 17° 45' S y 21° 20'.

Es interesante destacar los cambios metamórficos ocurridos desde comienzos del cuaternario, cuando se inician los grandes períodos pluviales, origen de la erosión, transporte y sedimentación de grandes masas de detritos desde tierras altas orientales a la Depresión Central.

El drenaje de la Pampa del Tamarugal es en su totalidad subterráneo, con la sola excepción de las grandes avenidas que en algunos veranos se generan en la zona cordillerana, producto del desplazamiento e intensificación estival del centro de bajas presiones continentales, fenómeno que constituye uno de los principales procesos morfodinámicos actuales de trascendencia (Iren, 1976). Esta circulación subterránea está interrumpida por la presencia de la Cordillera de la Costa que actúa como un muro subterráneo, obligando al ascenso de la napa freática. Se suma a este fenómeno, los efectos de la capilaridad de la alta evaporación superficial.

La circulación subsuperficial a través de estratos ricos en sales, así como la elevada evaporación, explican la presencia de salares en estado activo o parcialmente activos, en la margen occidental de la Depresión Central (Iren, 1976).

Por último, se debe señalar que los aluviones o avenidas que se presentan algunos años en la Depresión Central conforman amplios y suaves conos de depósito por sobre el glacis de sedimentación de la Pampa del Tamarugal. Su granulometría varía entre arenas finas y limos, diferenciándose de los sedimentos del glacis mismo los cuales comprenden arenas finas y gruesas, guijarros y clastos, todos ellos alternados en bancos, o estratos que oscilan entre 20 y 30 cm de espesor como promedio. En su superficie es común la presencia de grava gruesa como pavimento de grandes extensiones, debido a la acción eólica que ha limpiado las fracciones finas generando, en cambio, algunos escasos sectores de dunas al interior de Huara y en la Pampa de Camarones.

En resumen, Iren (1976) ofrece las siguientes con conclusiones geomorfológicas:

  1. El modelado de la región es el resultado de procesos acaecidos en el terciario y cuaternario, los que en parte afectaron las rocas y formaciones preexistentes.

  2. Los principales fenómenos o procesos que afectaron morfodinámicamente a la región son el volcanismo, el o los rellenos de la Cordillera de los Andes y los períodos pluvioglaciales.

  3. La dinámica morfológica actual está restringida a dos procesos principales: a. Las grandes avenidas estivales, producto de dinámica de las presiones atmosféricas continentales, fenómeno que genera grandes lluvias en el marco andino y b) la deflación y corrosión ejercida por flujos eólicos.

  4. La presencia de salares activos en la Pampa del Tamarugal es signo evidente del potencial hidrogeológico de los sectores ubicados aguas arriba de ellos.

  5. Las evidencias morfológicas permiten establecer, a priori, una relación entre las áreas de escurrimiento superficial de los aluviones y la presencia, en el subsuelo, de napas freáticas, ya que los principales salares activos de la Pampa del Tamarugal se encuentran al pie de los grandes conos aluvionales cuyas aguas se infiltran durante su trayecto.

Evolución geomorfológica

Se trata de un territorio coherente e interrumpido en su desarrollo norte-sur aprisionado entre la Cordillera de la Costa por el oeste y la Precordillera Andina por el este. Las numerosas quebradas que drenan la vertiente precordillerana irrumpen dentro de la Pampa Central depositando sus detritos aluviales. La mayor parte de estos cursos temporales de aguas se pierden al entrar a la pampa, la cual actúa como una gigantesca trampa absorbiendo los productos de la intensa erosión que desmantela las capas del Jurásico, Cretásico y Cuaternario volcánico andino.

Los salares ocupan de preferencia la porción más meridional de esta pampa con una superficie total estimada en 3.750 km2.

La superficie de los principales salares actualmente identificables (unos 1.700 km2) está compuesta por sales de sulfato cálcico y cloruro sódico, producto de la evaporación del extenso lago que ocupó esta sección de la Pampa del Tamarugal.

La presencia de aguas dulces que han inundado las minas de Guantajaya, en la Cordillera de la Costa de Iquique, así como los afloramientos de dichas aguas que revientan sobre la línea del litoral, etc., son testimonio de que, en esa forma, se mantiene el escurrimiento de valles fósiles a expensas de las aguas altiplánicas.

De lo dicho se deduce que, mientras la Pampa del Tamarugal se sepulta a sí misma por sucesivas oleadas de aluvionamiento y marcha a una aridez cada vez más acentuada, crecen las posibilidades de establecer sobre el borde occidental de la Cordillera de la Costa, trampas que permitan capturar las aguas que circulan sobre antiguos lechos de escurrimientos, antes de su contaminación con el agua marina.

También se ha hecho notar un desecamiento progresivo del clima, hecho demostrado por el estudio de cortes profundos en el subsuelo; en efecto, los conos más antiguos son más extendidos y más pobres en sal porque el clima era más húmedo; los rellenos actuales y subactuales son de corto desarrollo, de mayor espesor, de material más fino porque hay un déficit de escurrimiento debido a la falta de precipitaciones abundantes.

En estrecha relación con estos hechos, se encuentra el origen de los salares y la formación de costras superficiales: las sales se han originado en la actividad volcánica del Cuaternario Antiguo; un clima más húmedo que el actual permitió una repartición de dichos sedimentos químicos en toda la extensión del territorio nortino, concentrando sus depósitos en las depresiones que se formaban como consecuencia de la actividad tectónica local. En la actualidad, la actividad freática que ha reemplazado al escurrimiento superficial antiguo permite, gracias a la notable sequedad atmosférica que actúa como un succionador de la humedad del sistema subterráneo, el ascenso de las sales aprisionadas en el subsuelo; este mecanismo de origen freático trastorna las partículas del suelo o cubierta detrítica superficial, provocando tipos variados de costras, entre las cuales mencionaremos, de acuerdo a los autores antes citados, campos “moteados”, costras poligonales y solevantamientos columnares.

Finalmente, el río Loa que constituye el límite sur de la Pampa del Tamarugal, representa el único sistema de avenamiento que mantiene a lo largo del año un escurrimiento permanente aunque espásmodico. Siendo el gasto de apenas 0.9 m3/seg., cantidad que corresponde a 0.03 litros por segundo para una superficie de 1 km2, es suficiente para que el río Loa alcance al mar aprovechando la comunicación natural que le proporciona la existencia de un valle epigenético, muy angosto y de más de 500 m de profundidad.

CAPITULO III
Suelos

El aprovechamiento silvoagropecuario de los suelos de la Primera Región se basa en superficies pequeñas y, generalmente, dispersas. La existencia de desiertos, grandes concentraciones salinas, eventuales y débiles cauces de agua y, en general, condiciones bioclimáticas muy especiales, enmarcan a estos territorios como uno de los más áridos del mundo.

La Pampa del Tamarugal presenta las siguientes sub-unidades fisiográficas: (1) Depresiones sedimentarias salinas de clima desértico; (2) Planicies sedimentarias aluvionales de clima desértico; (3) Planicies inclinadas, disectadas de clima desértico; (4) Planicies arenosas de origen eólico con clima desértico y (5) Areas agrícolas de quebradas, laderas y lomas desértico (Iren, 1976).

Según Wright (1963) los suelos de la zona árida del Norte de Chile se pueden dividir en dos grandes grupos: (1) Suelos verdaderos de desierto y (2) suelos semi-desérticos.

La Depresión Central está cortada por algunas formaciones aluviales y coluviales generalmente salinas, con perfiles de suelos sin evolución definida, presentándose, en muchos casos, manchas extensas de Solonchack. Siguiendo una línea de norte a sur, en el lado poniente de la meseta, entre las latitudes 20° y 25°S. se encuentra el sector de suelos salitrosos o los suelos de nitrato. No se puede hablar de suelos sino de yacimientos cuya evolución y desarrollo obedece a enriquecimiento químico de sales de distinta naturaleza entre las que se destaca el nitrato de sodio. El nitrato de sodio, conocido como nitrato natural de Chile, además de nitrógeno, cuenta en su composición, con 30 elementos químicos que han recibido el nombre de impurezas vitales por su benéfica influencia en el rendimiento de los cultivos (Corporación de Ventas de Salitre y Yodo de Chile, 1956).

En la Pampa del Tamarugal se identifican dos sectores bien definidos y diferenciados. El primero corresponde a la parte oriental más alta con materiales más gruesos y permeables y una parte occidental más baja de materiales más finos y que ofrece depresiones que actualmente ocupan los salares.

La parte oriental de la Pampa del Tamarugal corresponde a un gran piedmont constituido por la unión de abanicos aluviales formados a la salida de las quebradas que abandonan la Cordillera de los Andes. Los sedimentos muestran una estratificación grosera, son generalmente arenas gruesas, medias y finas separadas por delgadas estratas salinas; ocasionalmente se encuentran algunas arenas con alto contenido de sales y que muestran una dureza extraordinaria. Los suelos son profundos, estratificados, arenosos, de colores grisáceos, no estructurados, de granos simples, sueltos, no plásticos y no adhesivos. Son suelos planos o ligeramente inclinados, de buen drenaje o excesivo; salinos alcalinos de fertilidad natural baja o muy baja; en capacidad de arraigamiento muy variable. En la parte occidental de la Pampa del Tamarugal termina el piedmont y los materiales de relleno son más finos aunque predominan en ellos las arenas y limos.

En el sector occidental existieron algunos lagos; posteriormente se transformaron en salares, predominando los materiales arcillosos y limosos, estratficados y con una cubierta de sales de espesor variable que va de unos pocos centímetros hasta un metro o más. Estas sales son, generalmente, de sodio, calcio, magnesio y potasio, delicuescentes, de modo que impresiona como si el suelo estuviera permantemente húmedo. En el centro de los salares existe un nivel freático variable que fluctúa entre 1.30 m y 1.40 m de profundidad; los materiales arcillosos y limosos de colores grisáceo o rojizo grisáceo están fuertemente moteados.

En la Pampa del Tamarugal, el panorama de los suelos muestra una graduación muy regular; las arenas y arenas con gravas se presentan en una franja cerca del pie de los Andes, variando gradualmente a través de la llanura a arenas finas, arenas limosas, franco-limosas, franco-arcillo-limosas, hasta llegar a suelos arcillo-limosos. Estos últimos se han depositado en “áreas lacustres” al pie de los flancos interiores de la Cordillera de la Costa.

El reconocimiento generalizado de suelos de la Primera Región ha sido realizado por Iren (1976) a una escala de 1:500.000, con detalle cartográfico obtenido de la información de terreno apoyado en la interpretación fotográfica de imágenes del Satélite ERTS ampliada a 1: 500.000 en bandas 5 y 7 (largos de onda visible e infrarrojo, respectivamente).


Salar activo de Pintados, fundo Refresco. (Foto superior). Costra salina que debe separarse para realizar las plantaciones (Foto inferior).

En cuanto a la descripción de los suelos relacionados con tamarugo, se resume aquella realizada por Wright (1963).

Serie: Tamarugo

Se trata de una franja alargada de suelo desarrollada en la Pampa del Tamarugal desde la Quebrada de Teliviche, y por el sur, cerca de Pintados. Los suelos están formados por sedimentos recientes alternados; primitivamente ocupado por los bosques abiertos de tamarugos. Altitud entre 1.100 – 1.200 m.s.n.m. Relieve: plano. Los perfiles del suelo marcadamente estratificados con horizontes alternados de limo y arena.

0 – 20Gris arena (10 YR 5/1, húmedo) y gris claro (10 YR 7/2, seco) limo en láminas cerca de 1.0 cm a 2.5 cm de espesor; friable; los horizontes de limo muy débilmente cementados pero los horizontes de arena friables y sueltos; estructura granular simple; no plástico (los horizontes de limo muy ligeramente plásticos).
20 – 70 cmGris (10 YR 5/1 húmedo); láminas franco-arenoso grueso; friable; estructura laminar simple; no pegajoso y no plástico cuando húmedo; límite inferior no conocido (pH 8.0).
70 cm y más(100 cm +) gris claro (10 YR 7/2) a gris (10 YR 5/1) láminas franco arenoso grueso; friable, pero un ligero desarrollo de un pan frágil en láminas de arcilla; no pegajoso, no plástico en húmedo; límite inferior no conocido (pH 8.0).

Suelos de desierto con costras salinas

Estos son restos de salares que se encuentran a ambos lados de la carretera Panamericana entre Iquique y el Cruce de Pintados, y otros sectores de la Provincia de Tarapacá. La altitud varía entre 950 y 1.050 m.s.n.m. y generalmente planos con microrrelieve muy irregular, sin vegetación natural, pero algunos algarrobos han sido plantados en estos suelos.

0 – 2 cmCapa superficial de cristales blancos impregnados que dan una coloración pardo rojiza de arena y limo fino; color pardo rojizo (2.5 YR 3/2 en húmedo y rojizo débil, 2.5 YR 5/2 en seco) debidamente cementado en costras que se enrollan o encarrujan hacia arriba en formas poligonales; no calcárea (pH 8.4), límite abrupto.
2 – 35 cmColor pardo rojizo obscuro (2.5 YR 3/4 en húmedo) y pardo rojizo (2.5 YR 5/4 en seco), predominando la arena con capas muy finas de limo y arcilla; firme a friables, estructura laminar; partes arenosas sueltas y con una estructura de grano simple; capas muy finas de limo y arcilla ligeramente cementadas; nódulos blancos de Ca CO3 (efervescentes con H Cl) en la parte inferior del horizonte; no pegajoso y ligeramente plástico en húmedo; límite claro (pH 8.2).
35 – 56 cmPardo rojizo obscuro (2.5 YR 3/4 en húmedo) y pardo rojizo, (5 YR 5/3 en seco) franco limoso a franco arcilloso limoso; firme, friable; estructura laminar débilmente desarrollada, la cual se quiebra bajo presión; agranular y grano simple; débilmente pegajoso; moderadamente a fuertemente plástico en húmedo; calcáreo; límite difuso (pH 8.2).
56 – 106 cmPardo rojizo (5 YR 4/3 en húmedo); pardo rojizo claro (5 YR 6/3 en seco); arcillo limoso; muy firme; estructura maciza casi prismática que se quiebra con dificultad en bloques finos y granos gruesos; varias estratas sucesivas de agujas color débilmente amarillento como cristales en la parte inferior del horizonte (alrededor de siete capas o estratas de 2 – 5 cm); moderadamente pegajoso y fuertemente plástico en húmedo; horizonte no definido (pH 8.4) y el estrato de cristales (pH 7.8).
106 cm y másPardo rojizo (5 YR 4/3 en húmedo); rojizo claro (5 YR 6/3 en seco); arcillo-limoso; muy firme; estructura maciza que se quiebra con dificultad en bloques grandes y gránulos gruesos; ligeramente pegajoso y muy plástico; límite no visible (pH 8.4).

Estudio sobre análisis de suelos

Con el objeto de detectar las características químicas de los terrenos y suelos forestales en el Sur del Salar de Bellavista, sector Victoria, se realizaron muestreos representativos, lográndose obtener los resultados que pueden observarse en el Cuadro 28 (CORFO, 1971 a).

CUADRO 27. Resultados de los análisis químicos de 4 muestras de suelo en el sector del Salar de Bellavista, Victoria (CORFO, 1971 a)

Número muestrapHK × 10- 3NaCaMgSO4ClB
16.761421.280325104362.060-  
37.341201.360107  82531.5706.4
57.98  17   140  1253656   1605.5
10  7.301161.070106228511.550-  

En ensayos orientados a introducir el tamarugo a sectores con suelos de aparentemente extrema salinidad, CORFO (1970) estudió el efecto del azufre como enmienda correctora del exceso de salinidad (Cuadro 28).

CUADRO 28. Porcentaje de pérdidas de plantas de tamarugo observadas en el Salar de Bellavista después de nueve meses en suelos con correctivos a base de azufre y materia orgánica (CORFO, 1970).

TratamientoPérdida de plantas
(%)
Testigo24
Enmienda orgánica (guano)10
Enmienda Azufre 10 gr  5
Enmienda Azufre 20 gr  8

CAPITULO IV
Hidrología

El estudio realizado por el Departamento de Recursos Hidráulicos de la Corporación de Fomento en el área de la Pampa del Tamarugal tuvo por orientación el efectuar un balance hidrológico del sistema a fin de avaluar cuantitativamente el escurrimiento subterráneo a través de las características hidrológicas. Los factores analizados fueron: profundidad, calidad química y desplazamiento del agua subterránea, es decir, sentido del escurrimiento, zonas de carga y de descarga tanto para el agua freática como para la confinada. También se estudió la acción de acuíferos que contiene el relleno aluvial de la Pampa y su capacidad de trasmitir y retener agua; esto se obtuvo a través del cálculo de los llamados coeficientes de transmisibilidad y almacenamiento de los acuíferos (CORFO 1971 a).

Hasta el año 1968 se perforaron pozos tanto de observación como de trabajo cuyos detalles se pueden observar en el Cuadro 29.

CUADRO 29. Pozos de observaciones y profundos realizados por CORFO para el estudio de la recarga de los acuíferos en la Pampa del Tamarugal.

LugarPozos profundos
No Pozos
Pozos observación
No Pozos
Salar de Zapiga y Obispo  520
Pintados18143  
Bellavista y Sur Viejo  530
Llamara  529
Total33222  

Los resultados indican que la recarga del agua subterránea de la Pampa del Tamarugal proviene de las diversas quebradas cordilleranas existentes en la zona de estudio, desde la de Estanilla por el Sur hasta Guatacondo por el Norte. Las quebradas comprendidas entre las de Retamilla y Aroma descargan parte de sus aguas hacia el Norte en la Quebrada de Jaspampa que la sacan del área en estudio de los salares de Zapiga y Obispo directamente al Oeste. Otra parte escurre hacia el Sur hacia el salar de Pintados.

La descarga del agua subterránea se produce por evaporación en los diversos salares, evapotranspiración de las plantas, bombeo de pozos y norias y por movimiento del agua hacia otros sectores no estudiados.

En cuanto a las características hidrológicas del agua freática de diversos sectores de la Pampa del Tamarugal observados en cinco salares y el sector de Huara se pueden ver en el Cuadro 31.

CUADRO 31. Profundidad del agua freática y calidad química en siete pozos en la Pampa del Tamarugal.

Salar o ZonaProfundidad del agua freática en metrosCalidad química del agua freática p.p.m.
Valores extremosValor mayor %Valores extremosValor mayor %
Zapiga4 – 206 – 16    700 – 2.50    800–2.500
Obispo8 – 208 – 16  2.000 – 20.000  2.000 – 10.000
Huara20 – 80  40 – 80    1.000 –  4.000  1.000 –   2.500
Pintado2 – 202 – 10    500 –   4.000     500 – 20.000
Sur Viejo12 – 25  12 – 20    1.000 – 10.000  4.000 –   8.000
Llamara0 – 250 – 15  3.000 – 16.000  3.000 –   9.000
Bellavista2 – 202 – 18    700 –  80.000      500 – 20.000

En la zona de llanuras se ubican los salares de Pintados y Bellavista, cuyo origen ha sido atribuido a un fenómeno de evaporación de agua proveniente del ascenso capilar de agua subterránea y de masas de agua dispuestas sobre la superficie. Tiene esta cuenca las siguientes características:

Area total:17.080 km2
Perímetro:     705 km
Altura:  2.300 m.s.n.m.
Indice de capacidad:  1.51
Indice de pendiente:  0.11
Densidad de drenaje:  0.30
Punto de altura máxima:  5.750 m.s.n.m. (Cerros de Quinsachata)
Punto de altura mínima:     950 m.s.n.m. (Cerro Gordo)

Para realizar el balance hídrico de la cuenca se contó con los siguientes antecedentes (Iren, 1976):

(a)Ingresos 
Volumen interceptado1.363,4 × 106 m3
Ingreso desde cuenca        24 × 106 m3
   
(b)Egresos 
Evaporación desde salares23.300 ha × 1.000 m3
 23.300.000 m3
  
Evaporación desde bofedales   740 ha × 2.500 m3
 1.850.000 m3
  
Evaporación y consumo61.782 ha × 89,95 m3
tamarugo y algarrobos89.950.000

Los egresos para tamarugos y algarrobos fueron determinados en base a las experiencias de evapotranspiración realizadas por el Departamento Agrícola de CORFO.

El balance de aguas de la cuenca hidrográfica toma en consideración las entradas y salidas del área identificada. En general, la entrada está constituida por el volumen interceptado por la cuenca, vale decir, la cantidad de agua proveniente de las precipitaciones que caen sobre ella. Este volumen, afectado por el coeficiente de escurrentía conforma el ingreso de agua al área de balance. En relación a las salidas, se producen fundamentalmente por evaporación desde superficies de agua (lagunas, vegas, bofedales) desde salares y por evapotranspiración de plantas freatófitas y cultivos (Iren, 1976).

Balance hidrológico de la cuenca

CORFO (1975) en un estudio realizado en la Pampa del Tamarugal por la División de Recursos Hidráulicos de dicho Instituto, indica que se trata de un sistema hidrológico en desequilibrio que puede aumentarse significativamente.

Iren (1976) también concuerda con que el sistema hidrogeológico presenta un desequilibrio entre la recarga y descarga del sistema. La descarga se evaluó en un equivalente a un caudal continuo de 1.343 lt/seg., estimándose la recarga efectiva en el equivalente a 257 lt/seg., lo que permite estimar la variación de almacenamiento en un caudal continuo equivalente a 1.091 lt/seg. El déficit del balance hídrico calculado para la cuenca del sistema tamarugal corresponde a un volumen de 27.3 × 106 m3 proveniente del almacenamiento equivalente a 865.6 lt/seg. como caudal equivalente, confirmando dicho desequilibrio.

Entre las prácticas destinadas a evitar, en parte, la evaporación, mediante la inducción de un descenso del nivel freático, está la reforestación con tamarugos y otros árboles. Las condiciones estructurales y el estudio de pozos indican que a partir de la latitud 19°50' S. aproximadamente, la circulación subterránea se dirige hacia el norte y el sur. La curva isofreática en dicha latitud tiene un valor de 1.130 m.s.n.m., altura que tiene una diferencia de 60 m si se compara con la altura a nivel del mar de la Pampa del Tamarugal (1.190 m.s.n.m); hacia el sector de la Quebrada de Tiliviche, 1.110 m.s.n.m. y hacia el sector del Salar de Bellavista, 950 m.s.n.m. (Iren, 1976).

Las profundidades del agua determinadas, indican que las superficies comprendidas dentro de las profundidades de 0 m – 6 m; 6 – 10 m y 10 m – 44 m son aproximadamente 270 km2, 366 km2 y 130 km2, respectivamente, por lo que se calcula una superficie aproximada de 63.000 ha con la napa freática a menos de 10 m de profundidad.

La calidad química de las aguas subterráneas de la Pampa del Tamarugal fluctúa entre muy salada (5.000 p.p.m.) y buena (500 – 1.200 p.p.m.). Las aguas con mayores concentraciones salinas se encuentran con niveles de agua freática cercana a la superficie.

Castillo (1966) estima que la extracción de agua por los bosques ha producido un mejoramiento de la calidad química del agua que se encuentra bajo dichas zonas. Esto se debería a que el descenso del nivel freático, provocado por la vegetación en general, evita la contaminación del agua por las capas salinas superiores del terreno y la evaporación desde la superficie edáfica.


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