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D. PONENCIAS

I

DESARROLLO DEL GANADO CRIOLLO EN AMERICA LATINA:
RESUMEN HISTORICO Y DISTRIBUCION ACTUAL

J.J. Salazar
A. Cardozo

En el conjunto regional de la economía latinoamericana, la ganadería bovina constituye una de las fuentes mas importantes de producción de proteínas, genera una gran utilización de mano de obra y ocupa una extensa área de nuestro territorio. A pesar de esta incidencia socio-económica en las estructuras latinoamericanas, la producción y productividad bovinas son inferiores a las de otra clase de industrias que, en la mayoría de los casos, no ofrecen las características de imprescindibilidad e importancia que representa el producto de la industria ganadera ni su naturaleza de renovación. La tarea del futuro en una zona que, en general, se distingue por el bajo nivel nutricional de sus habitantes, es estimular la producción proteínica y desarrollar prioritariamente una industria que permita cubrir al menos los mínimos requerimientos nutricionales de la problación, generando al mismo tiempo productos de exportación a fin de incrementar las divisas necesarias para el desarrollo integral de nuestros países.

La problemática del ganado bovino es compleja. Se trata de un sistema de factores cuya resultante emerge de la suma e interacción de cada uno de ellos entre sí. En general, se ha señalado que la alimentación es uno de los aspectos más críticos del problema. Sin embargo, no podrían dejar de mencionarse otros factores tales como la sanidad, por las cuantiosas pérdidas que representa en materia de mortalidad y principalmente de morbilidad. Igualmente, el factor manejo - en el sistema y en el hato - es considerado de primordial importancia en cuanto al control de los desequilibrios del esquema. También la capacidad de producción que deriva de la naturaleza genética es motivo de grave preocupación, porque afecta directamente a la economía y repercute en la producción y productividad de la empresa pecuaria. La producción bruta medida en kilos de canal o litros de leche en el hato podría ser considerada como un resultado absoluto. Sin embargo, el rigor económico requiere un análisis integral a fin de conocer el quantum de la inversión y la producción neta para determinar el concepto de productividad. Esta tampoco puede ser medida rígidamente, sino según el ecosistema y de acuerdo a cada sistema de producción.

La experiencia indica que, en diferentes sistemas de producción, el componente bovino Criollo muestra, aparentemente, un grado importante de eficiencia. Sin embargo, como el bovino Criollo no ha sido seleccionado para la producción sino para la adaptación a los distintos sistemas, no puede pensarse que constituya la única alternativa para el componente genético. Lo que se trata de expresar es que el bovino Criollo es una base importante, tal vez insustituible en ciertas condiciones latinoamericanas, para la consideración del componente genético. Afirmar lo contrario sería pensar que pasaron en vano casi 500 años de selección natural por adaptación al medio latinoamericano.

El ganado de España

La ganadería de la Península Ibérica, particularmente de España, era a fines del siglo XV una ganadería parcialmente importada. Había recibido masivas migraciones de Africa y del Cercano Oriente y estaba in proceso de aclimatación. Este período de aclimatación fue menor que la etapa a lo largo de la cual continuarían aclimatandose los bovinos en America. Por lo tanto, cuando se señala el origen ibérico de la ganadería latinoamericana, es necesario asumir que la Península, en realidad, fue el puente en la dispersión de ganado a partir de otro origen primario hasta un habitat que hoy es más nativo que el español.

En todo caso, cuando Cristóbal Colon llegó por segunda vez a América en 1493, trajo consigo los primeros bovinos. Provenían de esa ganadería en formación que se estaba desarrollando en las tres principales regiones de España. En efecto: al norte y al sur de España se adaptaron ganados que fueron mostrando diferencias de fenotipo y producción. Pero, tal vez, los reproductores fundadores de la ganadería latinoamericana provienen principalmente del centro de España. Aparentemente, el mayor recurso genético bovino se recibió de Andalucía. Tres arquetipos generales han originado la ganadería latinoamericana: los bovinos de cara cóncava morena, de cara convexa roja y de cara convexa rubia. Desde el punto de vista cuantitativo, los últimos son los más importantes.

Los españoles desembarcaron en el Caribe con estos bovinos importados y desde allí se inició su dispersión, con tal éxito que antes de 40 años, en 1524, ya se informa sobre la existencia de bovinos en todos los países de América del Sur. Ingresaron por Santa Marta, Colombia, en primer término. Una sub-corriente entró a Venezuela. Hacia el sur, Lima constituyó el foco principal de dispersión. Desde allí atravesaron Bolivia, Paraguay y Chile hasta alcanzar la República Argentina y Uruguay. Otra corriente llego desde el Brasil y el propio Río de la Plata se convirtió en un foco importante de dispersión. Desde 1524, America comenzó a poblar su territorio de bovinos y a introducirlos en sus sistemas ecológicos, generando el equilibrio del momento actual.

Esos bovinos tenían sutiles diferencias fenotípicas y originaron tipos parcialmente incubados en España, pero que se desarrollaron ampliamente en América. Hoy, es corriente observar esa gran diferenciación en los diversos ecosistemas de América. Sin embargo, podrían determinarse al menos tres arquetipos de bovinos Criollos:

  1. los elipométricos, que es posible asociar al ecosistema de climas templados y no estrictamente calientes. En Colombia, el Costeño con Cuernos o el Sanmartinero pueden ser señalados como representativos.

  2. los eumétricos se habrían desarrollado más en los Andes, incluyendo las altas montañas de Bolivia y el Perú. Estos bovinos, a pesar de su heterogeneidad exterior, presentan rasgos comunes en el bovino Criollo de Salta y Jujuy, en Argentina, o del norte de Chile, de los altiplanos de Bolivia y Perú, de la Sierra ecuatoriana o de las praderas casi verticales de Antioquia, Colombia (el Blanco Orejinegro).

  3. los hipermétricos son bovinos adaptados al trópico clásico. Se encuentran en los chacos argentino, boliviano y paraguayo, en la selva peruana y en la Amazonia.

Estos arquetipos evolucionan y lo harían mas dinámicamente si su evolución no se viera obstaculizada por la inclusión de otras razas y la dirección preconcebida en materia de nuevos patrones de selección. Permanecen, no obstante, como el substratum de la mayoría de las ganaderías latinoamericanas asentadas en los diferentes países.

Desarrollo

El ganado bovino fue absorbido en América con suma facilidad y eso explica su rápida difusión. Sólo los pueblos primitivos de los Altos Andes tenían a su disposición animales domésticos de cierta talla, como los camélidos. Las demás especies eran menores. El bovino se integró con facilidad al nuevo medio que, ecológicamente, enmarco su desarrollo.

El nomadismo de las primeras poblaciones americanas, aparecidas a comienzos del neolítico, dio gradualmente paso a los primeros asentamientos. La domesticación del ganado consolidó la necesidad de fijarse en sitios determinados. El cultivo de cucurbitáceas y algodón de los pueblos mas primitivos de Perú y Ecuador, hasta entonces rudimentario y realizado a mano, encontró en el buey un instrumento que hizo menos fatigosa la tarea. Así, el bovino se convirtió en una herramienta indispensable.

La transferencia de tecnología de los españoles permitió utilizar a los bovinos en la producción de leche y carne. Lamentablemente, por circunstancias derivadas de la transculturización, de la desarticulación colonial de la organización social pre-existente, de las nuevas pautas socioeconómicas introducidas, la tecnología no aceptó la hibridación. Ni se absorbió plenamente la mediana tecnología española ni hubo aportes significativos al mejoramiento zootécnico por parte de un pueblo que aprendía a criar bovinos. Así, el desarrollo zootécnico se redujo al uso de una tecnología mínima y, sobre todo, a la rutina de la crianza.

Por estos factores, someramente indicados, la selección de los bovinos en América consistió preponderantemente en su adaptación al nuevo ecosistema. El hombre fue, posiblemente, el que mayor influencia debió ejercer sobre el ecosistema. Una ganadería sin mejores pasturas, hasta hoy, evolucionó adaptándose a pasturas pobres y en ese ejercicio demostró una rusticidad que trajo potencialmente de España. Pero continuó ejerciendo su presión de selección y conservó a los animales más parcos en comer, más resistentes a los embates de las enfermedades y los parásitos, a las condiciones climáticas y al trabajo duro. En muchas regiones de América, los bovinos disponen de niveles nutricionales equilibrados sólo durante cinco meses del año. Es normal que los terneros padezcan una dieta restringida, por ejemplo períodos de apenas 120 días de lactancia. El trabajo agrícola arduo, la mala alimentación, la reproducción sostenida, han formado una raza adaptada a esas condiciones que prueba su fortaleza. Como elemento irrebatible de su adaptación, muestran una fertilidad tanto o más alta que cualquier otra raza moderna.

La selección en tándem ha producido una serie de caracteres estables de permanencia y solidez garantizadas, particularidad considerada como la mejor de las razas primitivas y que ha llevado a la creación de lo que se denominan “poblaciones sanas”. Por el contrario, la selección de caracteres individualizados específicamente puede crear desequilibrios orgánicos en la población cuyas consecuencias suelen manifestarse en deficiencia productiva, inestabilidad en el aspecto sanitario, incremento de requerimientos, etc. Estas particularidades son perceptibles en las razas altamente especializadas. Este hecho podría compararse, en el plano intelectual, con el ejemplo de un científico altamente especializado pero incapaz de cumplir tareas sencillas al margen de su especialidad. Inversamente, en la lucha por la vida, un hombre sencillo podría desenvolverse mejor en condiciones críticas.

El desarrollo de los bovinos Criollos fue admitido por el hombre americano debido a una coyuntura económica. El bovino llego oportunamente para ampliar una agricultura renovada por la introducción de nuevos cultivos. Como instrumento, fue eficiente.

Esta herramienta fue considerada por el hombre como estable y permanente, pero debido a su inexperiencia en el manejo ganadero, no supo conservarla. Sin praderas, la ganadería quedó librada a su suerte. Desarrolló su enorme potencialidad ajustándose al nuevo ambiente, sin otro requisito que el de no extinguirse, servir para el trabajo y comer poco. El bovino Criollo respondió a las condiciones adversas con alta reproducción, fecunda longevidad y una estabilidad genética de “población sana”.

Proyección del bovino Criollo

Las consideraciones precedentes justifican el interés de los autores en señalar que los bovinos Criollos constituyen un recurso genético gestado en el ecosistema americano. Su valor más alto reside en la capacidad de acomodación al ambiente. Para alentar su preservación y promover su evolución, se debe tener en cuenta, de una vez por todas, que no se trata de una “preservación por la mera preservación”. Lo que se busca es utilizar su capacidad de resistencia al medio (ecológico, económico y social).Tampoco se trata de establecer un zoológico de especies Criollas ni de crear un dominio absorbente del bovino Criollo. El objetivo, en síntesis, es combinar la capacidad adaptativa con los requerimientos de producción y productividad del mercado moderno.

En el último siglo, la introducción de razas especializadas en la ganadería americana ha merecido gran atención y el empleo de enormes recursos financieros. Al margen de la crítica técnica - las importaciones se han considerado el único vehículo para mejorar la ganadería - se ha subestimado el valor de los bovinos Criollos. Es posible admitir el aspecto comercial de la introducción de razas. Pero, en muchos casos, la sobrevalorización de las razas introducidas se ha basado en comparaciones defectuosas. El bovino Criollo, en términos generales de latitud y altitud, no puede competir en producción con razas especializadas. El bovino Criollo, su diferenciación racial y etnológica, no han tenido una evolución especializada y en conjunto, deben considerarse como razas primitivas. Esto establece una clara diferenciación con las razas especializadas, es decir, las razas introducidas. Pero el bovino Criollo ofrece la posibilidad de sumar la rusticidad, la resistencia al medio y sus consecuencias, la fertilidad y la longevidad, a la capacidad productiva de las razas especializadas.

El primer efecto de esta combinación de caracteres es sobradamente conocido: se trata del vigor híbrido obtenido sin excepción a partir de todas las razas con las que se ha experimentado. Este vigor híbrido ha estimulado la mayor producción de las razas a las que ha sido asociado y se verifica claramente en el aumento de la fertilidad y la longevidad de los productos obtenidos. Naturalmente, esto ha inducido a interpretaciones erróneas que sostienen que la raza “mejorante” ha sido el bovino introducido. En justicia, ambas lo son, pero la calidad de raza mejorante depende de los caracteres a los que está referida la mejora. Sin embargo, por conceptos de transculturización, normalmente siempre se ha considerado mejorante al bovino introducido.

La abundante literatura sobre el tema prueba que esa opinión constituye una regla, que invita a minimizar, casi sin excepciones, la contribución del bovino Criollo en los cruzamientos. Frente a la realidad experimental en el campo productivo, las alternativas del futuro para garantizar el mejoramiento de la producción ganadera están dadas por las pautas que dicta la práctica. Es decir, si se utiliza al bovino Criollo como base, todas Tas mejoras son posibles y económicas.

Esta conclusión indica que, para el mejoramiento bovino en determinadas áreas latinoamericanas, habrá que recurrir permanentemente a los ejemplares Criollos. Lamentablemente, el menosprecio hacia ellos ha reducido enormemente las poblaciones puras. La detección de bovinos Criollos puros es muy dificultosa en muchos países y su aumento poblacional apenas puede esperarse a muy largo plazo. Para dar un ejemplo: sólo hacia los primeros años del próximo siglo, y siempre que haya una política efectiva y sostenida, se podría alcanzar la población mínima de la raza Romosinuano - estimada en unas 20 000 cabezas - necesaria para promover su dispersión. Y la situación del Romosinuano no es la peor de los bovinos Criollos en América Latina. Por lo tanto, hoy constituye una preocupación obtener la cantidad de ejemplares que representen una significativa población bovina Criolla pura.

Posiblemente, la acción de los países en esta área sea insuficiente, lenta en la recuperación de los bovinos Criollos. En cambio, la cooperación internacional es una de las pocas estrategias que permitiría alcanzar el objetivo de lograr aumentos poblacionales significativos. Por la variabilidad genética, por la dimensión de los rebaños identificados, por las posibilidades espaciales de expansión, la formación de hatos internacionales con intercambio de material de reproducción puede ser la única vía de conservación, mejoramiento y estabilización de la genética de los bovinos Criollos.

En consonancia con las metas que se persigan, las normas que se impongan, los métodos que se adopten, podrían formularse con carácter preliminar, incluso en esta reunión, las bases para establecer una acción institucional, de personal y de políticas a nivel continental. De otro modo, sería difícil visualizar el éxito de cualquier proyecto.

En esta materia, la FAO a nivel mundial y el IICA a nivel continental han realizado gestiones para lograr una concientización sobre el problema y una acción de búsqueda de soluciones. Los países también lo han intentado en su ámbito, algunos con perspectivas de enorme esperanza. Sin embargo, y es penoso decirlo, los proyectos nacionales están regidos por criterios de aislamiento y nunca se consideraron posibilidades de cooperación, y menos de integración, ni aún entre países que participan de los mismos ecosistemas: Colombia, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Perú, Paraguay, Argentina y Brasil.

II

RESISTENCIA A ENFERMEDADES Y ADAPTACION DE GANADOS CRIOLLOS DE AMERICA AL AMBIENTE TROPICAL

J. de Alba

No es posible sustanciar completamente, con citas bibliográficas, el tema asignado. Prácticamente no hay investigaciones relativas a las enfermedades del ganado Criollo, excepto las que se refieren a la resistencia a los parásitos externos. Las características de la adaptación al clima tropical son, por su parte, parcialmente detectables, por ser los elementos del clima muy difícilmente aislables del ambiente total, que incluye la alimentación, la capacidad de pastoreo, la resistencia a la insolación. Las pocas pruebas existentes son, en realidad, menores o constituyen medidas imprecisas de la adaptación total al medio. Esta adaptación total se expresa en las tasas de sobrevivencia, fertilidad, longevidad, algunas de las cuales serán examinadas por otros ponentes.

Los factores climáticos y la termoneutralidad

En América, es mayor la preocupación por la ganadería de clima tropical. El énfasis menor puesto en la de climas templados se debe a que los tipos de ganado y de forrajes, y las técnicas de su explotación, provienen de Europa o de otras regiones templadas y por eso se implantan con relativa facilidad en las áreas de clima templado de América Latina. Estas áreas se extienden al norte y al sur de los paralelos 23°27', es decir, el trópico de Cáncer en el norte y el trópico de Capricornio en el sur. A nivel del mar, toda la franja acotada por ambos paralelos es tropical, con ausencia total de heladas pero con humedad muy variable. En montañas y valles sobre el nivel del mar, la masa terrestre se modifica y adquiere características templadas, cuya variación estacional es menor a medida que la zona se aproxima al Ecuador.

Lo dicho, que es obvio para cualquier habitante de los países comprendidos en la faja tropical, suele ser olvidado por algunos investigadores de clima frío que consideran como adaptación tropical la de ganados europeos instalados en México a 1 500 m snm. Desde luego: una mayor proximidad al Ecuador requeriría alturas mayores para obtener la misma semejanza con los climas templados. Además de la altura, los vientos y las lluvias pueden introducir modificaciones particulares. Por tal motivo, es conveniente describir el clima al menos a través de dos de sus principales elementos, es decir, la temperatura y la humedad relativa. En ausencia de datos sobre la última, se pueden utilizar las cifras que registran la precipitación pluvial. Ambos elementos, medidos cada mes, proporcionan 12 puntos que, desarrollados en ordenadas y coordenadas, describen gráficamente el clima de un lugar determinado.

Es corriente dividir este desarrollo gráfico en cuatro porciones, mediante una línea horizontal a los 21°C y una línea vertical a la altura del 55% de humedad. Las curvas formadas por la unión de las 12 mediciones mensuales determinan, si se hallan por encima de los 21°C, lo que convencionalmente se designan como climas tropicales; si, además, se encuentran a la derecha del 55% de humedad, se los considera tropicales húmedos.

Un estudio de esta naturaleza fue realizado por French (1958) para analizar la ganadería de Venezuela. No hemos localizado estudios similares de la ganadería de otros países involucrados en esta reunión.

La división de climogramas según se hallen por encima o por debajo de los 21°C se traduce en bases fisiológicas relacionadas con la ganadería. Mediante una serie de investigaciones efectuadas en cámara climática, Johnson (1965) descubrió que las razas lecheras menos adaptadas a los ambientes cálidos empezaban a realizar gastos energéticos extraordinarios - es decir, salían de la zona de termoneutralidad - precisamente por encima de los 21°C.

Porque, justamente, la respiración es, en ambientes cálidos, lo primero que reacciona en el bovino como mecanismo adicional de ventilación pulmonar y evaporación para mantener la hemotermia. Si este gasto fisiológico adicional fracasa, se eleva la temperatura rectal. Basándose en estas observaciones, se desarrollaron en América Latina ideas relativas al índice de tolerancia al calor. En Brasil, Rhoad (1944) elaboró lo que se ha conocido luego como la Prueba de Iberia de tolerancia al calor y Benezra (1952) en Venezuela trató de mejorarla incluyendo la consideración del ritmo respiratorio. Ambas pruebas cayeron en desuso ante la evidencia acumulada de que la verdadera adaptabilidad al clima tropical incluía muchos otros factores, no tomados en cuenta por esos índices simplistas. La vida total del animal, en relación con el medio que lo rodea, incluye la fortaleza neonatal, la sobrevivencia, el rápido desarrollo de la inmunidad a las enfermedades y a la parasitosis endémica, la capacidad de pastoreo, la resistencia prolongada a la insolación, además de la resistencia al calor y a la humedad. Parecía lógico medir la productividad del ganado y tomarla como índice de adaptabilidad. Sin embargo, se hicieron algunas observaciones en Costa Rica y Venezuela que incluían las reacciones directas al clima de los ganados Criollos. Esas investigaciones se resumen a continuación.

Estudios de climatología del bovino Criollo

En Turrialba, Costa Rica (de Alba y Couto Sampaio, 1957), se efectuaron pruebas de seis horas, con ocho grupos raciales, en dos ambientes distintos: 25°C y 13 mm de presión de Hg, y 40.5°C y 25.5 mm de presión de Hg. En ambos casos las pruebas se realizaron tanto de día como de noche. La prueba adolecía de restricciones de muestreo, ya que solamente se podían emplear ocho animales en la cámara, de dos tipos diferentes, o sea, cuatro animales de cada raza. Algunos grupos (Jersey, Brahman) estaban constituidos por vaquillas producidas por el mismo toro. Esta restricción se originaba en que solo se quiso utilizar animales criados en la vecindad de Turrialba, para evitar la interacción con experiencias previas provenientes de otros climas. La prueba reveló algunos aspectos interesantes, que deben considerarse más como una orientación general sobre las diferencias que como el conocimiento exacto de las razas del muestreo.

Los resultados de las pruebas nocturnas en materia de temperatura rectal y número de respiraciones por minuto se resumen en el cuadro 1.

Cuadro 1. Promedios de temperatura rectal y respiraciones por minuto en cámara climática a 25°C y a 40.5°C para ocho grupos raciales

 Temperatura rectalRespiración por minuto
 25°C40.5°C25°C40.5°C
Grupo racial    
Brahman39.039.821103
St. Gertrudis38.940.034121
Criollo lechero centroamericano38.839.730145
F2 Pardo Suizo × Cebú39.039.727148
Holstein39.240.332144
Guernsey39.040.052148
Ayrshire39.740.960155
Jersey39.040.337154

Una de las observaciones más sobresalientes del estudio indica que el ganado Brahman reveló constantes de temperatura rectal estadísticamente diferentes según que la prueba fuera diurna o nocturna. Esto se refleja claramente en el número de respiraciones por minuto durante la prueba en cámara: a 40.5°C, promediaron 86 en las diurnas y 103 en las nocturnas. En la prueba nocturna los animales parecían mas nerviosos, lo cual permite suponer que logran una mayor capacidad de resistencia al calor durante el día reduciendo su metabolismo y su actividad muscular, pero a condición de recuperar su nivel metabólico por la noche. Las vaquillas de Criollo lechero centroamericano experimentaron las mismas reacciones, tanto de día como de noche. Esto indicaría que los mecanismos de resistencia tropical desarrollados por cada uno de esos dos tipos de ganado no son iguales. En materia de temperatura rectal, el comportamiento del Criollo centroamericano fue muy similar al del F2 Pardo Suizo × Cebú, y decididamente superior al de las razas europeas lecheras más especializadas.

En Venezuela se efectuaron pruebas de campo relacionando el clima con la producción y algunas constantes fisiológicas de ejemplares del Criollo lechero Limonero comparadas con las del Pardo Suizo. Estas experiencias se realizaron en Maracay (Bodisco y Castillo, 1962).A una temperatura de 24°C se detectó en ambas razas una producción de leche inferior al promedio individual; sólo a temperaturas superiores a los 25.9°C el descenso era más pronunciado en el Pardo Suizo que en el Criollo lechero Limonero. Sin embargo, en los meses de mayor precipitación pluvial, estos últimos producen mas leche que durante los meses secos (103.6%), mientras que el Pardo Suizo desciende al 98.7% y hasta al 96.4% en los meses más húmedos. Esto indica que la mayor disponibilidad de forrajes en pradera es mejor aprovechada por el Criollo lechero Limonero, mientras que el Pardo Suizo, con mayor humedad, encuentra más difícil pastorear y aprovechar ese forraje. Estas observaciones fueron sustanciadas por otro estudio (Castillo y Bodisco, 1964) que midió el comportamiento en pastoreo de ese ganado.

Para las pruebas se escogieron cinco vacas de cada raza; las observaciones, diurnas y nocturnas, se extendieron tres días en marzo (estación seca) y otros tantos en setiembre (estación lluviosa). Las variaciones individuales observadas no permitieron conclusiones muy claras. Sólo se pudo afirmar que la diferencia de tiempo dedicado al pastoreo - según se produjera en la estación seca o en la lluviosa - era mayor en el Criollo Limonero que en el Pardo Suizo; y que las variaciones, según el día de prueba, eran mayores en el último que en el primero. El número de respiraciones por minuto se reveló más uniforme en el Criollo Limonero con un promedio de 44.6 en marzo y de 43.1 en setiembre. En cambio, los promedios del Pardo Suizo fueron de 61.2 y 70.7, respectivamente. Al parecer, esta respiración acelerada interfiere el proceso de prehensión de pasto en la pradera: el Criollo Limonero promedió 29.6 prehensiones por minuto durante la actividad de pastoreo en marzo, contra 19.4 en setiembre. Por el contrario, el Pardo Suizo promedió 24.6 y apenas 16.6 prehensiones por minuto, respectivamente. Es lógico suponer que el consumo total de forraje se relaciona con esta diferente capacidad para morderlo.

Esta clase de pruebas no se repitieron en ninguno de los estudios posteriores realizados por los países con interés en el ganado adaptado al trópico. Debe señalarse, no obstante, que en Brasil se efectuó un estudio que toma en cuenta algunas constantes fisiológicas como coadyuvantes a la selección del ganado de carne en ambientes tropicales (Gomes da Silva, 1973). Se detecto una correlación genética entre incremento diario de peso y temperatura rectal (r=0.90), y entre incremento de peso y ritmo respiratorio, en 192 animales de cruzamiento entre Cebú y Charolais.

Resistencia a parásitos y enfermedades

Este tipo de investigaciones no están contempladas en los programas de mejoramiento genético de ganados Criollos. El único trabajo conocido (Ulloa y de Alba, 1957) se refiere al conteo de garrapatas ( Boophilus microplus) y de nuche o tórsalo ( Dermatobia hominis) en diversas áreas del cuerpo del bovino durante 9 meses del año; se trataba de sendas superficies de 10 cm2 en el costillar, el escudo y la paleta. El estudio incluyó a Criollos lecheros centroamericanos de tres orígenes, San Rafael (Rivas) y Reyna, ambos de Nicaragua, y un tipo proveniente de Honduras, así como al Jersey y F1 Suizo × Cebú. Los promedios mensuales aparecen en el cuadro 2.

Cuadro 2. Promedios de conteo de garrapatas y tórsalos en cinco grupos raciales.

 Número de garrapatasNúmero de tórsalos
Grupo racial  
San Rafael11.15.0
Reyna10.92.3
Honduras4.21.5
Jersey21.810.0
F1 Suizo × Cebú10.26.7
Diferencia más significativa5.432.83

Sé calculo la correlación entre las infestaciones provocadas por los dos parásitos en conteos por vaca individual, lo que arrojó un índice no significativo. Esto se debe a que, aunque los grupos más resistentes al tórsalo (Honduras) también lo fueron a la garrapata, la variación individual no mostraba esa correlación. Precisamente en el grupo mas resistente el conteo detecto vacas con cero tórsalos y más de 100 garrapatas durante todo el período de observación. Las técnicas de detección del desarrollo de la inmunidad a las garrapatas que progresaron en Australia (Hewetson y Nolan, 1967) no han sido aplicadas al ganado Criollo americano; tampoco las relativas al desarrollo de la inmunidad a las enfermedades transmitidas por la garrapata. Hay que anotar que el Criollo Blanco Orejinegro de Colombia debe su existencia y prestigio a su demostrada resistencia al tórsalo. Se ha localizado un solo trabajo que cuantifica esa resistencia, estableciendo comparaciones entre el Blanco Orejinegro y el Costeño con Cuernos. La observación de 10 animales de menos de un año, a los 80 días de haber sido desparasitados, arrojó el siguiente resultado: 4 tórsalos por cada Blanco Orejinegro contra 284 por cada Costeño con Cuernos (Botero, 1976).

La carencia de datos experimentales sobre la resistencia a los parásitos internos y otras enfermedades obliga a recurrir a algunas observaciones empíricas. En Turrialba, Costa Rica, una región particularmente infestada por el gusano del pulmón ( Dictyocaulus viviparus), las estirpes que formaron el Criollo lechero - provenientes de un clima tropical mas seco que el de Turrialba, donde es escasa la presencia del Dictyocaulus- no han mostrado alguna resistencia palpable a ese parásito. En zonas con fiebre aftosa endémica tampoco se ha observado ninguna resistencia en las estirpes Criollas.


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