Previous Page Table of Contents Next Page

Cuento 
CARPISHO, EL CONSTRUCTOR DEL BOSQUE

En cuanto el sol asoma entre la copa de los gigantes árboles del bosque, el señor Carpisho sale a trabajar. Ha tomado su desayuno muy temprano, con una ración de apetitosos y frescos gusanillos que ha guardado en la alacena desde el día anterior. Se ha duchado con el rocío y se ha acicalado bien la ropa. Pero no ha olvidado afilar su pico, que es su principal y mejor herramienta.

El señor Carpisho vive en una lupuna seca que un rayo mató hace muchos años. Es uno de los árboles más corpulentos del bosque. Desde la ventana más alta de su casa, el señor Carpintero, o mejor, Carpisho para sus amigos, puede mirar el confín del bosque y con su ojo de lince distinguir, en kilómetros a la redonda, los árboles secos que ha de seleccionar y elegir para trabajar.

Este ser� un buen d�a -dice el se�or Carpisho antes de partir, mirando el espl�ndido sol que est� suspendido como una naranja roja entre las nubes de un cielo azul.

Su zigzagueante y rápido vuelo, va esquivando las ramas y los árboles. Después de álgunos minutos de explorar el bosque, se detiene. Ha visto una quinilla seca. Él sabe que es un árbol de madera dura. Pero no le arredra esta dificultad. Más bien, antes de empezar a taladrar el árbol, se pone a pensar en cómo había sido este árbol de quinilla cuando todavía estaba vivo. Sonríe mientras imagina el árbol cargado de frutos en la estación del invierno y los monos llegando en tropel a comer los ricos frutos, amarillos, dulces y jugosos.

-

   Este árbol está muy lejos de la orilla del río. Por eso no fue descubierto por el hombre que lo hubiera cortado para cosechar los frutos -piensa.

-

   A trabajar se ha dicho! -musita y empieza a picotear el árbol mientras se imagina que su jornada será fuerte. Ha calculado que hoy debe construir por lo menos cincos casas- No tengo necesidad de hacer más casas -piensa- porque el pago que recibo por ellas es suficiente para vivir solo. Cuando me case y tenga hijos la cosa será diferente.

Los martillazos que propina al árbol se escucha a la distancia. A muchos kilómetros a la redonda. Es un sonido conocido.

Educación Ambiental para el Trópico de Cochabamba

A kilómetros de distancia del árbol donde el señor Carpisho está trabajando, Tucán escucha el ruido de los picotazos y comenta a su esposa:

-  

 Qu� bien, el se�or Carpisho est� construyendo. Tenemos necesidad de una vivienda bonita. Muy pronto tendremos hijos y no podemos quedarnos donde estamos.

Otros habitantes del bosque que alquilan las casas que construye el señor Carpisho se alegran al escuchar los ruidos que hace el constructor. Algunos de ellos son clientes muy exigentes. La Paraba, que se peina el hermoso plumaje en un gigantesco charichuelo, le dice a su compañera que está ocupada en sorber la pulpa agridulce de los frutos del charichuelo:

-   

 Me gustar�a que el se�or Carpisho construya nuestra casa en un �rbol de palorrosa. Asi tendr�amos perfumada la casa todo el tiempo.

El se�or Búho, que se ha despertado con los martillazos, comenta malhumorado:

-   

Deberían poner algunas reglas en este bosque para que esos obreros que trabajan de día no perturben el descanso de los que trabajamos de noche, escribiendo y pensando.

A mediodía, el señor Carpisho se da un respiro, un breve descanso para comer algo. Retorna rápidamente a su casa, come los gusanillos que todavía tenía en reserva y hace una siesta.

-   

  Dormir siquiera unos minutos a mediodía en el trópico es una forma de mantener en buen estado el reloj biológico -dice y dormita casi inmediatamente, pero se despierta en pocos minutos y se pone a pensar- Han llegado noticias muy preocupantes de otros lugares del bosque que hablan de grandes incendios ocasionados por los hombres que talan los bosques y luego los queman.

-   

  Los hombres no saben pensar y parece que son incapaces de prever el futuro. Si siguen quemando el bosque se acabará la madera para todos -piensa en voz alta. Luego, agrega para sí mismo- Yo no sería capaz de matar un árbol. Me es imposible imaginarme picoteando primero la piel y luego el corazón de un árbol vivo. Yo sólo puedo construir casas en los árboles secos, muertos por la vejez, por alguna enfermedad incurable, por el ataque de alguna plaga o árboles que los rayos han quemado. Sólo la idea de matar un árbol me asusta.

Así, reflexionando, vuelve otra vez a sus faenas. Ha seleccionado para el trabajo de la tarde, una capirona, una palmera de aguaje y un cedro. El cedro es una de las maderas más finas del bosque y es un lujo tener una casa de esta especie; además, tiene la ventaja de que jamás es atacada por las termitas.

-   

  Muchos querrán la casa de cedro porque dura muchos años. Si tuviera familia esa sería mi casa -dice, y suspira sintiendo en el pecho un leve dolor que no sabe por qué.

-   

  Creo que me estoy poniendo sentimental -dice, con una voz que no se reconoce por su tono nostálgico- Mejor es trabajar para no ponerse triste. La ociosidad no sólo es madre de todos los vicios, sino también de todas las tristezas.

Al caer la tarde, antes de que se ponga el sol, el señor Carpisho ha terminado su faena del día.

-   

 Ni un minuto m�s ni un minuto menos -dice cuando escucha el canto de la perdiz, a las cinco en punto de la tarde. Pero, antes de retornar, observa y revisa su trabajo del d�a, las cinco casas construidas- Una es de la dura madera de quinilla. Esta casa est� a muchos kil�metros del r�o y tendr� que ser ocupada por alg�n habitante que no tiene necesidad de vivir cerca al r�o porque no pesca ni toma agua del r�o. El se�or Tuc�n y el se�or Búho son los candidatos a alquilar esta casa. Est� tambi�n la bonita casa en un �rbol de remo caspi. Tiene dos ventanas bacia un lago que est� a tiro de semilla de aguaje. Algunas garzas y halcones podr�an ser los inquilinos. La garza pescadora sobre todo necesita vivir muy cerca de un lago. La casa de capirona es peque�a y ha sido construida pensando en una familia de reci�n casados. Puede ser alquilada por una pareja de crirricleses, loritos de cobres y muy ruidosos cuando se ponen a hablar. La casa de la palmera de aguaje es muy grande. Es una residencia ideal para el se�or Paraba y familia. Esta casa tiene adem�s otra ventaja: puede producir alimentos, unos gusanillos sabrosos y muy nutritivos que en el bosque se conocen como suris. La casa de cedro es muy especial, no s�lo por el material de que est� construida, sino tambi�n por su ubicaci�n. Est� en el centro del bosque virgen y en su vecindad est�n los �rboles m�s viejos y m�s altos.

Cuando la señora Perdiz canta nuevamente a las seis de la tarde, Carpisho está ya en casa. Toma sus alimentos y se dispone a dormir muy temprano, casi a la hora en que el señor Búho sale a trabajar y las señoras ranas y sapos abandonan sus casas para buscar sus alimentos. Muchos, muchísimos habitantes del bosque trabajan, pasean y comen en la noche.

Antes de dormirse, con la maravillosa sinfonía del mundo nocturno del bosque, Carpisho traza un rápido plan de trabajo para el día siguiente. Mañana no construirá casas, sino que se dedicará a cobrar el alquiler a sus inquilinos. Todos ellos le pagan con la más valiosa de las monedas del bosque: la comida. Todos ellos producen, después que sus hijos nacen, apetitosos bocaditos y gusanillos que se forman de la cáscara de los huevos y de las plumitas y los restos de frutas y semillas que durante meses se ha ido acumulando en el almacén de la casa. Nadie se muda sin pagarle el alquiler.

Cuando Carpisho llega a cobrar el producto de su trabajo, generalmente los inquilinos ya han partido, porque los hijos han echado alas y han iniciado su propia vida. Pero el pago está ahí y él lo recoge y lo lleva a su casa donde lo guarda en su alacena o en su almacén.

-   

 Ma�ana ser� un d�a de mantel largo -dice, mientras se va quedando dormido y la boca se le hace agua imaginando los sabrosos gusanillos del d�a siguiente.

Se terminó de imprimir en Noviembre de 1999, en 
IMPRESIONES POLIGRAF calle Sucre E-0843
Telf.: 251468 - 259906 - Fax: 251468 - Casilla: 3881
Cochabamba - Bolivia

Educación Ambiental para el Trópico de Cochabamba

Previous Page Top of Page Next Page