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Parte II. Aspectos legislativos y reglamentarios

H. BRIAN DICKENS

H. BRIAN DICKENS es Jefe del Cuerpo de Codificación y Normas, Dirección de Investigación sobre la Construcción, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas de Canadá, Ottawa, 7, Ontario (Canadá). Este documento está basado en los documentos de referencia que figuran al final, agradeciendo la colaboración a sus autores.

LA REGULACIÓN PÚBLICA de diseño y construcción de edificios es generalmente aceptada en la actualidad como parte de todo el proceso de edificación. Las primeras leyes de construcción se preocupaban de prevenir las fallas o derrumbamiento de las estructuras. Se dice que el Código de Hammurabi, escrito hace aproximadamente 4000 años, estipulaba que: «Si un constructor edifica una casa para otro hombre y no la construye con solidez, y la casa que ha construido se derrumba causando la muerte de su propietario, tal constructor será condenado a muerte.» Más tarde, según crecían las comunidades, se establecieron también leyes para proteger los edificios contra incendios. Después del gran incendio de 1666, la London Building Act (Ley sobre la Construcción de Londres) autorizaba a inspeccionar la construcción, dentro de su límite territorial, a las autoridades de la ciudad. Recientemente, las prescripciones sobre salubridad, luz y ventilación han sido objeto de las inspecciones de los edificios. Estos tres requisitos - suficiencia estructural, seguridad contra incendios y protección contra las amenazas a la salud - constituyen actualmente la base de casi todas las leyes que tratan de la construcción y uso de los edificios.

La legislación de la construcción fue concebida desde un principio para proteger a la sociedad. Tradicionalmente, ha sido ordenada por las autoridades locales y en gran parte sobre la base de una larga experiencia en el seno de la comunidad. En general, esta práctica dio por resultado una variedad de ordenanzas locales que no seguían un orden coherente, divergentes en muchos puntos de detalle y frecuentemente tan específicas en sus restricciones que hacían casi imposible la introducción de nuevos materiales o métodos de construcción. Bajo semejante legislación, sería difícil, por no decir imposible, utilizar en toda su capacidad la madera y sus derivados. Es necesario, por tanto, considerar en este examen global del uso de la madera en la construcción de casas dichos aspectos legislativos y reglamentarios.

Este documento estudia esos aspectos a la luz de los datos proporcionados por cinco documentos fundamentales, preparados especialmente para esta sección de la Consulta. Estos apuntes presentan un análisis general de las especificaciones de la legislación y códigos básicos vigentes, considerándolas en relación con su influjo en el empleo de la madera en la construcción de viviendas.

Alcance de la legislación de la construcción

Se puede argüir idealmente que cada cual ha de gozar de libertad para construir como y donde le plazca. Sin embargo, la absoluta libertad en la edificación puede conducir a situaciones caóticas y, en la actualidad, se acepta generalmente que el Estado debe limitar esa libertad por el bien de la comunidad. Esto se logra por medio de la legislación relativa a la planificación (o urbanización) y a la construcción.

La legislación sobre la planificación regula el uso de la tierra y ha sido concebida para evitar que una persona afecte desfavorablemente la conveniencia de los demás o la belleza de los alrededores. La legislación de la construcción se preocupa de los edificios y de la protección de la salud y seguridad de sus habitantes; tales aspectos y su influjo en el uso de la madera en la construcción son el interés principal de este trabajo.

Conviene distinguir claramente, desde el principio, los diferentes asuntos que deberían estar comprendidos en estos dos géneros de legislación - planificación y construcción. Se pueden evitar muchas dificultades si los aspectos de la planificación, como la división en zonas, la densidad y altura de los edificios, se separan de los códigos de construcción, que deberían restringirse a los aspectos técnicos relacionados con la seguridad de las estructuras, la protección contra el fuego y la salubridad de los edificios.

Se debería tener en cuenta también que la expresión «legislación de la construcción» se refiere a la promulgación de una ley que forme la base de la legislación y determine las áreas en que ésta ha de aplicarse. Esto puede también implicar el nombramiento de un cuerpo encargado de preparar y renovar los reglamentos detallados que han de ser promulgados por la ley, la creación un organismo que aplique dichos reglamentos y el nombramiento de un cuerpo que actúe como árbitro o junta de apelación. Puede haber también una legislación a fin de que abarque la inspección y la autorización de la industria de la construcción.

Se sugiere que la regulación de la construcción de edificios tiene tres facetas: tradición, legislación y ciencia. Tanto la tradición como la ciencia deben reconocerse como métodos de regulación de la edificación, además de la legislación escrita.

Los códigos o reglamentos de construcción, como se les llama algunas veces, son los instrumentos técnicos para hacer efectiva la ley de la construcción. Constituyen un documento puramente técnico, que comprende asuntos como patrones de diseño, materiales y sus aplicaciones. Cuando estos aspectos no se encuentran incorporados directamente en la legislación de la construcción, pueden ser modificados con mayor facilidad y son susceptibles de interpretación por parte de las autoridades constituidas, que pueden dejar todas las cuestiones legales completamente confinadas en el ámbito mismo de la ley de la construcción.

La nueva Scottish Building Act (Ley de la Construcción de Escocia) (1), promulgada en 1959, se basa en este principio de separar aquellos requisitos que representan la ley, y que permanecen invariables por largo tiempo, de los que son normas o requisitos técnicos, que tienen que ajustarse al paso marcado por la industria y deben conservar su capacidad de cambiar rápidamente. Esta ley escocesa se ocupa solamente de los principios legislativos y de la creación y aplicación de reglamentos que han de ser introducidos separadamente. Establece organismos para la ejecución, preparación y renovación de los reglamentos, y da normas para las apelaciones y cambios. Los Scottish Building Regulations (Reglamentos de la Construcción de Escocia) (2), que han de ser aplicados juntamente con la Scottish Building Act, fueron promulgados en 1963. Sin embargo, concierne a las autoridades locales exigir su cumplimiento.

Uniformidad de los reglamentos de la construcción

El tema de la uniformidad de los reglamentos de la construcción plantea inevitablemente la cuestión de si el control de la construcción será local o nacional.

Quienes favorecen la adopción de reglamentos uniformes de construcción a escala nacional sostienen que esa medida facilitará el trabajo de los constructores y diseñadores que operan simultáneamente en regiones de diferente jurisdicción, fomentará el mercadeo de productos manufacturados a escala nacional y favorecerá el desarrollo de cursos de formación para hacer frente a las necesidades de la industria de la construcción. Se alega también que los reglamentos uniformes de construcción para toda la nación alentarán el desarrollo de procedimientos uniformes de ensayo, verificación y evaluación, que deberían contribuir a una producción competitiva y a una baja general de los costos. Una administración nacional, o al menos regional, que abarca reglamentariamente un distrito geográfico relativamente amplio, llevaría asimismo al mejoramiento de la organización y de la calidad general de los servicios de inspección y administración. Contra esto deben ponderarse los costos adicionales que surgen de la centralización de estas funciones y la pérdida de flexibilidad inherente al sistema tradicional de operación.

Un método que se ha empleado para promover la uniformidad de los reglamentos de construcción ha sido el desarrollo de los así llamados códigos «modelo». Estos existen en los Estados Unidos y son también la base para preparar el Código nacional de la construcción en Canadá (3). Tales códigos son únicamente consultivos, mientras una legislación adecuada no los adopte legalmente para su ejecución. Aquí se compendiará la experiencia de Canadá, no como representativa de una solución ideal, sino como ejemplo del modo como se puede emplear el enfoque de código modelo para promover la uniformidad de los reglamentos de construcción dentro de un país.

CÓDIGO NACIONAL DE EA CONSTRUCCIÓN DE CANADÁ

El Código nacional de la construcción de Canadá fue publicado por primera vez en 1941 con el apoyo conjunto del Consejo Nacional de Investigaciones y del Ministerio de Hacienda. Aunque era solamente consultivo, se redactó de forma que pudiera ser adoptado y promulgado por cualquier municipalidad de Canadá como su propio estatuto de construcción, a través de la necesaria legislación. En 1948 el Consejo Nacional de Investigaciones asumió plenamente el patrocinio del código y estableció, en ese mismo año, un Comité Auxiliar especial encargado de mantener al día el Código nacional de la construcción. Se han publicado otras ediciones subsiguientes en 1953, 1960, 1965 y 1970 y, en adelante, se editarán otras, cada cinco años y se introducirán las revisiones anuales al inicio de cada año civil. De una forma o de otra, este conjunto de reglamentos nacionales para la construcción está vigente hoy en día mediante su adopción voluntaria por más del 70 por ciento de la población de Canadá. Además, varios gobiernos provinciales consideran actualmente la posibilidad de adoptar el Código nacional como norma obligatoria para toda construcción dentro de sus límites provinciales. No pasará, pues, mucho tiempo antes que las reglamentaciones de casi todas las construcciones de Canadá estén basadas en este mismo documento fundamental.

Una de las causas de la fuerza del código modelo ha sido la exigencia de que en su preparación y renovación se apliquen los conocimientos técnicos necesarios. En el caso del Código de Canadá, el Comité Auxiliar encargado de su preparación y revisión periódica se compone de miembros dirigentes de la industria de la construcción en todas sus etapas, procedentes de todas las regiones de Canadá. Los miembros, cada uno de los cuales ha sido nombrado a título personal y no como representante de un grupo determinado, prestan un servicio voluntario por espacio de tres años. El Comité Auxiliar determina todos los planes de acción del Código y tiene la responsabilidad directa de sus múltiples servicios con la ayuda del cuerpo del Consejo Nacional de Investigaciones. El Comité Auxiliar nombra comités técnicos especializados que tienen a su cargo la tarea específica de preparar el contenido técnico del Código, el cual ha de ser presentado al Comité Auxiliar para su final aprobación y puesta en vigor. Periódicamente se piden sugerencias de mejora o cambio a todos aquellos que tengan el suficiente interés de presentarlas. Todas ellas se examinan cuidadosamente y el proyecto de los documentos nuevos o revisados se expone siempre a la opinión pública antes de su publicación. De ésta o semejante manera, el Código nacional de la construcción de Canadá ha alcanzado, con seguridad, la categoría de verdadero documento nacional, tributo permanente a los esfuerzos voluntarios de arquitectos, ingenieros, contratistas, constructores de viviendas, funcionarios públicos, sindicatos obreros, fabricantes, etc., que forman el grupo de 250 individuos que se ocupa de la labor conducente a la preparación de cada edición.

La aplicación de un solo código en todo un país de las dimensiones de Canadá ha sido posible gracias a su redacción, en modo tal que están relacionadas las especificaciones dependientes del clima con los datos climatológicos fundamentales de cada una de las localidades en cuestión. Estos datos climatológicos están contenidos en un Suplemento especial del Código y constituyen uno de los muchos servicios proporcionados con el fin de apoyarlo. El Código se edita también en una forma abreviada, que regula las edificaciones de hasta tres pisos de altura y 6000 pies2 en cualquiera de ellos. Este documento compendiado recibió el aplauso de los municipios más pequeños, por abarcar la mayor parte de las construcciones que están bajo su jurisdicción. Una experiencia semejante ha sido aplicada por la Building Research Station (Estación de Investigación sobre la Construcción) en el Reino Unido, para crear un conjunto de reglamentos-modelo para edificios pequeños (4). Estos reglamentos se proponen como guía de legislación para los países en desarrollo.

Reglamentos sobre la construcción - Normas o tipo de aplicación

El problema del método que se ha de emplear en la preparación de los reglamentos se une a la importante cuestión de la forma que éstos deben adoptar.

Anteriormente, casi todos los reglamentos se redactaban en forma de especificaciones breves, que señalaban los materiales utilizables y el modo de emplearlos. Por ejemplo: los estatutos elaborados conforme a la London Building Act de 1668, establecían que las paredes medianeras debían ser de ladrillo cocido colocado sobre argamasa, y especificaban el espesor de los muros según su altura. Estas reglas se proponían garantizar que las paredes fueran estructuralmente seguras para evitar la propagación del fuego de un edificio a otro y cumplieron su cometido sin mayores dificultades durante 200 años, ya que el ladrillo era el único material disponible. Sin embargo, esta forma de legislación no dicta disposición alguna para la aceptación de nuevos materiales y, cuando se introdujo el hormigón como sustitutivo del ladrillo, la reglamentación no estaba preparada para admitirlo.

La teoría moderna es que los reglamentos deben estar redactados de tal forma que dejen al arquitecto y al constructor la libertad de usar cualquier material o diseño técnico que quieran, con tal que todo el edificio ofrezca la necesaria protección a los habitantes, por lo que toca a la suficiencia estructural, seguridad contra incendios y salubridad. Estos tres principios constituyen la base sobre la que deben descansar los reglamentos de la construcción. Lo difícil es idear sistemas normativos idóneos para alcanzar esta meta.

La mayor parte de los códigos vigentes pretenden resolver este problema añadiendo cláusulas de escape, como se llaman vulgarmente. En el Código de Canadá, por ejemplo, existe una cláusula que explícitamente faculta a las autoridades competentes a que acepten métodos y materiales nuevos, siempre y cuando su adecuación haya sido demostrada por medio de pruebas, experiencia o análisis de ingeniería. Acepta, como principio fundamental, que ningún género de construcción debe ser excluido mientras satisfaga su espíritu. Es más difícil, por supuesto, poner en práctica este principio que formularlo, ya que su aplicación depende generalmente de la posibilidad de disponer de criterios válidos en la práctica con los que se pueda valorar la construcción propuesta. Dichos criterios son objeto de un estudio intensivo que, actualmente, ha emprendido el Departamento Nacional de Unificación de Normas en los Estados Unidos, como parte del programa a Operación Abrid Camino El patrocinado por el Ministerio de la Vivienda y del Desarrollo Urbano.

CRITERIOS DE FUNCIONALIDAD

Las dificultades prácticas se presentan precisamente en la formulación de tales criterios. El nudo del problema se encuentra en las técnicas de evaluación o en los métodos para juzgar dichos criterios. Para que un tipo de reglamentación pueda ser utilizado, debe establecer en términos precisos y mensurables los resultados que se han de obtener. Esto exigirá que la reglamentación vaya acompañada de un método adecuado de ensayo. No tiene sentido establecer condiciones técnicas cuando no se puede determinar si el material o el método de construcción para un edificio llenan esas exigencias.

Conviene establecer una distinción clara entre los dos elementos esenciales del sistema indicado. El primero es la necesidad de determinar condiciones uniformes de ensayo y un método de medición en que se basen las predicciones de los resultados prácticos. Este elemento recibe, en la actualidad, una atención creciente por las organizaciones nacionales encargadas de redactar normas uniformes en varios países, como la Sociedad Americana para el Ensayo de Materiales, en los Estados Unidos, la British Standards Institution (Institución Británica de Normalización), en el Reino Unido, la Canadian Standards Association (Asociación Canadiense de Normalización), en Canadá, y también la Organización Internacional de Unificación de Normas. El otro elemento es la predicción de los resultados en términos de la información obtenido por medio de las pruebas susodichas y, en definitiva, como en el caso de los códigos, el establecimiento de criterios mínimos aplicables a cada uso final especificado. La validez del enfoque de la prueba de los resultados está limitada por su capacidad de adelantarse a las situaciones que se presentarán en la práctica real y de simular, en el ensayo, aquellas que representen una condición limitada o de diseño idónea para fines de evaluación.

A pesar de estas dificultades, existe en los reglamentos modernos una marcada tendencia hacia el uso de normas uniformes de funcionalidad, consideradas como uno de los mejores medios de permitir el empleo de un material o sistema hasta el limite de su capacidad. La confrontación con estos modelos uniformes tiene una importancia particular en el caso de un material nuevo o nunca experimentado, o en el de métodos de construcción que, de otra manera, encontrarían graves dificultades en obtener aprobación. Se han tomado medidas injustamente discriminatorias contra muchos materiales, por ignorar los resultados verdaderos de su uso. La madera es ciertamente uno de esos materiales que pueden sacar utilidad de las normas que atienden a los resultados ya que, en muchos casos, la preocupación por el hecho de su combustibilidad ha ocasionado restricciones arbitrarias que se oponen al uso de la misma en los edificios. Aunque la madera tiene limitaciones, una de las cuales se refiere a su respuesta ante el fuego, los descubrimientos recientes indican que los reglamentos de construcción pueden evitar algunas de estas restricciones detalladas y facilitar el uso de la madera en la construcción sin reducir el nivel necesario de seguridad, si se apoyan más en el punto de vista de los resultados y utilizan la información técnica de última hora.

La creación de cláusulas de satisfacción potencial constituye la técnica utilizada para facilitar la creación de los reglamentos en forma efectiva o funcional y proporcionar al mismo tiempo una orientación práctica al diseñador, al constructor o a la autoridad que los ejecuta. Los requisitos obligatorios que el propietario ha de observar se expresan en términos funcionales o de resultados. Las cláusulas citadas proporcionan una descripción detallada de la construcción que puede utilizarse para llenar los requisitos. Pueden tener la forma de una breve especificación, o referirse a otro documento - tal como un código de prácticas - que se publique separadamente. De esta manera, los métodos y materiales tradicionales dejan de ser obligatorios, pero, al ser propuestos como ejemplo de conformidad con los requisitos uniformes de funcionalidad, resultan aceptados. Esto tiene ventajas obvias para los países en vías de desarrollo, puesto que las cláusulas de satisfacción potencial pueden ser llevadas a efecto por inspectores de la construcción que posean solamente una formación de artesanos, mientras que la valoración de una construcción según los criterios que atienden a los resultados prácticos requiere, con frecuencia, personal profesional capacitado.

EVALUACIÓN E INTERPRETACIÓN UNIFORMES

La creación de un modelo de requisitos de funcionalidad y de un cierto programa centralizado o nacional de evaluación puede ayudar grandemente a la aplicación uniforme de los reglamentos de construcción, mediante interpretaciones también uniformes y evaluación de nuevas formas de construcción por parte de las autoridades locales competentes. Sirve de ejemplo el sistema conocido como Agrément, desarrollado originalmente en Francia y extendido más tarde a otros países europeos, incluyendo el Reino Unido. Sudáfrica está desarrollando un programa semejante.

Esto permite al que propone un nuevo material o método de construcción pedir a la Junta de Agrément una evaluación conducente a la emisión de un certificado Agrément que declara, efectivamente, que el nuevo material o método de construcción puede usarse satisfactoriamente en un determinado sentido y para ciertos propósitos. Ordinariamente se expide un certificado válido sólo para un periodo de tiempo limitado, hasta que el articulo en cuestión pueda ser incluido en una norma uniforme reconocida. Las autoridades locales aceptan, generalmente, el certificado como una constancia de que el nuevo material o método, si se usa conforme a las especificaciones, puede satisfacer las condiciones de los reglamentos.

Como una alternativa del enfoque más comprensivo del Agrément, dos grupos de código modelo en los Estados Unidos, la Building Officials Conference of America (Conferencia de Funcionarios de Construcción de América) y la International Conference of Building Officials (Conferencia Internacional de Funcionarios de Construcción), han creado cada uno un programa central de evaluación como parte de los servicios de su código para ayudar a las autoridades que exigen su cumplimiento a determinar si un material, sistema o componente dados, no comprendidos específicamente en los requisitos detallados del código, puede juzgarse que respeta el espiritu del mismo. Cada grupo publica sus hallazgos bajo la forma de un informe editado, en el que se describe con detalle el producto y se determinan con claridad los usos específicos para los que el código lo ha autorizado. Estos informes reciben el nombre de recomendaciones, ya que su aprobación final debe quedar siempre bajo la jurisdicción competente.

Estos tipos de evaluación central, basada en la mejor información disponible, pueden contribuir grandemente a llevar hasta el máximo el uso de la madera y, por supuesto, también el de otros materiales en la construcción de viviendas.

Efecto de la legislación de la construcción sobre el empleo de la madera

La legislación sobre la construcción y los reglamentos o códigos de construcción pueden afectar notablemente a las aplicaciones de la madera en la edificación. embargo, el tema es muy complejo para permitir algo más que una revisión sumaria de todo el problema, por más que se le reduzca al campo más limitado de la vivienda. El Comité de la Madera de la Comisión Económica para Europa ha realizado recientemente algunos estudios comparativos sobre el tema; sin embargo, no fue posible disponer de ellos oportunamente para citarlos en este documento. Careciendo de tales informes, se intentará establecer aquí algunos datos generales en torno al influjo de las reglamentaciones obligatorias sobre el uso de la madera en la construcción, haciendo alusión a las prácticas específicas de algunos países, según se desprende de los documentos informativos que han sido proporcionados a esta asamblea.

La mayor parte de las restricciones legislativas sobre el uso de la madera procede de reglamentos concebidos para proporcionar estabilidad estructural, durabilidad y protección contra incendios. Oportunamente se examinarán detalladamente estos aspectos, ilustrándolos con ejemplos tomados de los requisitos legales típicos.

ESTABILIDAD ESTRUCTURAL

Se presentan pocos problemas relacionados con la capacidad de la madera por lo que toca a la estabilidad estructural de los edificios. La mayor parte de los reglamentos cita las normas uniformes o los códigos prácticos reconocidos, como el Código de prácticas recomendadas para el diseño de ingeniería con madera, establecido por la Canadian Research Association (Asociación Canadiense de Normalización) (5), o el Código práctico de la British Standards Institution para el uso estructural de la madera (6), ambos considerados aptos para satisfacer las condiciones funcionales de seguridad de materiales y métodos de diseño. Como explica Dobson (7) refiriéndose a la experiencia de Sudáfrica, para que estos documentos constituyan una base adecuada para los reglamentos de construcción. han de ser interpretados en relación con el tipo de madera para la construcción. que esté a disposición inmediata del constructor.

ENFOQUE CANADIENSE SOBRE ESTABILIDAD ESTRUCTURAL

El Código nacional de la construcción. de Canadá ofrece dos enfoques relacionados con los requisitos estructurales. Las piezas de la estructura pueden ser diseñadas de acuerdo con la práctica uniforme de ingeniería para soportar las cargas especificadas en el proyecto, o pueden ser construidas según los requisitos que establecen detalles tales como las medidas permisibles de las piezas, espaciamiento, luz y abrazaderas. Los requisitos para una construcción. convencional de estructura de madera se aplican a estructuras en que las piezas de madera consisten habitualmente en tablones de un espesor nominal de 2 pulgadas, separados hasta 24 pulgadas. El código abarca también otros sistemas de construcción. en madera, incluyendo paredes de entramado de tablones y edificaciones sobre puntales y vigas. Las primeras se construyen con tablones verticales que soportan la carga y tablas horizontales que cubren el espacio intermedio. El otro sistema difiere de la construcción de entramado convencional en que los miembros principales de soporte de carga están separados más de 24 pulgadas entre sí y son mayores. Los requisitos detallados de la construcción son, efectivamente, las cláusulas de satisfacción potencial, ya que contienen suficiente información para permitir el diseño detallado de estructuras de pequeños edificios residenciales, sin necesidad de servicios de ingenieros o arquitectos.

Un detalle importante que facilita este enfoque ha sido la creación de tablas de distancias para las piezas de entramado de pisos, techos y vigas. Estas tablas están calculadas para diferentes condiciones de carga y para una amplia variedad de especies de madera, utilizando para ello el sistema de marcas de calidad que, actualmente, se halla bien arraigada en todo Canadá. El sistema funciona bajo la vigilancia de una junta no gubernamental, pero organizada nacionalmente, que regula y autoriza a los organismos encargados de clasificar la calidad. Antes de que la junta otorgue tal autorización, hace una investigación cuidadosa para garantizar que los clasificadores están capacitados para ese trabajo y que cada uno de los organismos indicados puede mantener la supervisión de sus oficiales. Se ha establecido, como garantía adicional, un servicio de inspección de calidad que verifique periódicamente el trabajo de los clasificadores y certifique que los organismos están manteniendo niveles satisfactorios. La marca de calidad permite reconocer cada pieza en lo que toca a la especie, la calidad, las reglas conforme a las cuales ha sido clasificada y el aserradero o clasificador identificado por medio de un número. Estas marcas de calidad se colocan sobre la madera estable, las tablas de revestimiento, las cubiertas inferiores del piso y los forros exteriores de tejados, lo mismo que sobre los pisos acabados, en una posición tal que puedan ser visibles después de terminado el entramado, pero antes de aplicar los revestimientos exteriores.

Con funciones semejantes a las de la junta de marcas de calidad de la madera, se ha creado otra junta nacional encargada de vigilar la calidad de la fabricación de madera de construcción laminada y encolada. Para recibir la autorización de la junta, cada fábrica debe emplear un determinado equipo y personal, y pasar inspecciones periódicas que aseguren que la fabricación y los métodos de vigilancia de la calidad cumplen con las normas uniformes. Cada fabricante de madera laminada autorizado debe colocar sobre el producto una etiqueta adecuada y puede también proporcionar un certificado que atestigüe que la manufactura está de acuerdo con las normas nacionales uniformes.

La inspección de la calidad de la madera de construcción laminada y encolada y el sistema de marcas de calidad de la madera aserrada, así como también el conocimiento creciente de los avances logrados en la tecnología de la madera y su aceptación en los códigos y normas nacionales uniformes, pueden tener una gran influencia en la propagación y eficacia del uso de la madera en la construcción. La importancia del apoyo a la investigación a nivel nacional se refleja en el hecho de que los datos utilizados para preparar los criterios que inspiran el código canadiense sobre el uso de la madera se basan, casi por completo, en la información proporcionada por los laboratorios del gobierno y puesta a disposición del público. Debido a la coordinación intima con organismos similares de investigación encargados de redactar los códigos en los Estados Unidos, las normas aplicables al diseño de la madera de construcción son casi uniformes, en la actualidad, en toda América del Norte. Esto aparece aún más conveniente a la luz de la alta movilidad de la población en la actualidad y de la frecuente necesidad de consultar a empresas asesoras que toman a su cargo los proyectos de construcción en localidades distantes.

Paralelamente a esta situación, se han hecho en el reglamento canadiense algunos retoques adicionales que influyen en el uso de la madera en la construcción de viviendas. Uno de éstos es la introducción del requisito de la prueba de resistencia de madera en las armaduras para tejados. Anteriormente, cuando se usaban armaduras para las cubiertas de viviendas, tenían que estar diseñadas de acuerdo con los métodos de ingeniería reconocidos para el uso de la madera, razón por la cual dichas estructuras eran mucho más fuertes que las exigidas por los géneros más tradicionales de entramado de techos. Puesto que este último modo de construir había dado resultados satisfactorios por muchos años, parecía razonable utilizarlo al establecer un nivel de aceptabilidad para las armaduras. Sin embargo, la resistencia de los tejados tradicionales de las casas no era conocida y, por tanto, hubo que emprender un extenso programa de investigación. A causa de esto, se ha establecido un conjunto de criterios de diseño y un método de prueba correspondiente que, en la actualidad, constituye la base de la aceptación de prácticamente todos los sistemas de armaduras de madera utilizados en Canadá en la construcción de viviendas. Esto ofrece varias ventajas: permite una valoración basada en ensayos simples; garantiza que los techos sean, por lo menos, tan resistentes como los tejados convencionales, y alienta el uso más eficiente, tanto de la madera como de las abrazaderas. Se ha llevado a cabo otro estudio importante en relación con el peso de la nieve sobre los tejados. Las observaciones sobre la carga de la nieve, obtenidas del examen de un gran número de techos en todo el territorio canadiense por un periodo de varios años, han llevado a reducir en un 25 por ciento el cálculo de cargas sobre el tejado de las casas, con el correspondiente ahorro del costo de la construcción.

Lo referente al arriostramiento y recubrimiento de las paredes es otra de las áreas en que los estudios de investigación han permitido a los reglamentos ser más tolerantes. Tradicionalmente se requería que la construcción de los muros de entramado de madera estuviera arriostrada o recubierta en las esquinas para resistir la fuerza de deformación transversal debida al viento. Ahora se han eliminado estos requisitos y sólo se exige el revestimiento cuando sea necesario como punto de apoyo o adherencia de las costaneras. Esta, en parte, ha sido la conclusión a que se ha llegado en los experimentos sobre deformación transversal en los paneles murales que han indicado que, en la mayor parte de los casos, el acabado de interiores proporciona, por si sólo, una resistencia mayor a la deformación transversal que los tradicionales arriostramientos y revestimientos. Se ha demostrado que los listones y el yeso contribuyen a la rigidez casi cuatro veces más que los arriostramientos y revestimientos horizontales. Otros ejemplos de los cambios en los requisitos legales que disminuyen el costo de la construcción incluyen la eliminación del arriostramiento transversal en la estructura de madera de los pisos y una separación más amplia de los pies derechos para tabiques de madera.

Todos estos cambios se han realizado a través de una revisión critica de los requisitos, basados en nueva información. La continua interacción entre los comités reguladores de la construcción y los estudios nacionales de investigación sobre ésta ha constituido un estímulo valioso para la mejora de la legislación y ha contribuido a impulsar nuevas investigaciones, señalando con precisión las áreas en las que se necesita información adicional. Estos perfeccionamientos de los requisitos legales, basados en la mejor información técnica disponible, apoyados por la investigación y estimulados, frecuentemente, por el comentario del público conocedor, son esenciales para que las leyes no impidan el uso eficiente de los materiales y la aplicación de la tecnología moderna.

DURABILIDAD - PROTECCIÓN CONTRA LA HUMEDAD

La durabilidad de la madera y la protección contra la humedad están estrechamente relacionadas. El crecimiento de los hongos ocasiona la putrefacción de la madera y está, generalmente, ligada a la humedad y a la falta de ventilación. El ataque de los insectos presenta un problema adicional, relacionado con las condiciones climatológicas, el género de insectos y la especie de madera.

La mayoría de las leyes ordenan tomar precauciones para proteger la madera contra la humedad, mediante tapajuntas, calafateo, ventilación o separación de la madera del suelo u otras fuentes de humedad. Generalmente se requiere alguna forma de tratamiento preservativo para proteger la madera contra el ataque de los insectos y, en el caso de los termitas, muchas veces se requieren pantallas diseñadas especialmente para evitar su acceso a la estructura desde el suelo a través de los cimientos y las cañerías, lo que implica impregnar con materias químicas venenosas toda el área circundante al edificio.

En general, los requisitos legales de durabilidad no imponen restricciones gravosas al uso de la madera en la construcción, particularmente cuando ya se han establecido las características de funcionalidad y la durabilidad relativa de las especies de madera de la región. La importancia de tales estudios fundamentales se refleja en el articulo de Dobson (7) en que comenta las propiedades de algunas maderas de Sudáfrica y la necesidad de mejorar el conocimiento acerca de su resultado antes de que su uso pueda ser convenientemente fomentado. Es natural la oposición del consumidor a un método de construcción innovador, y esta oposición, tanto del público como de las autoridades de la construcción, puede ser reforzada por la publicidad que se da a un fracaso, si bien sea aislado. El perfeccionamiento de las normas uniformes sobre la madera o de los códigos de prácticas, basadas en una información bien documentada acerca de las propiedades de las especies de madera en la localidad, es, por consiguiente, importante.

PROTECCIÓN CONTRA INCENDIOS

Uno de los mayores incentivos para la promulgación de las leyes de la construcción ha sido el peligro de incendio. Esto ha llevado a muchas autoridades encargadas de redactar las leyes a incorporar en sus reglamentos de construcción determinaciones específicas que pueden ser completamente restrictivas en lo que se refiere al uso de la madera.

Durante la última década, la investigación sobre incendios ha aumentado considerablemente en todo el mundo, en un esfuerzo para establecer el cálculo de la seguridad contra incendios sobre una base que se aproxima más a la del cálculo estructural, para la cual existe un extenso historial de investigación, un vasto cuerpo de conocimientos codificados y un grupo activo y competente de consultores especialistas. Los resultados exigidos pueden determinarse por leyes obligatorias, dejando el cálculo propiamente dicho al especialista que ejerce su profesión. De hecho, es posible conceder una máxima libertad en el proyecto sólo cuando la seguridad pueda estar comprendida y tratada adecuadamente como elemento del mismo.

Los cálculos de seguridad contra incendios están todavía en un período elemental de desarrollo en relación al cálculo de seguridad de estructura, aunque la situación va mejorando. En la actualidad, no existe otra alternativa real que aceptar la minuciosa regulación de las leyes de la construcción, donde existe un peligro potencial de incendio. Tiene particular importancia el que los reglamentos de la construcción estén basados en la información relativa a los estudios de investigación sobre el fuego. Estos estudios han conducido ya a la inclusión de los requisitos de funcionalidad en los reglamentos nacionales de construcción de algunos países, como Suecia, Canadá y el Reino Unido, y permiten, a su vez, el uso de productos de madera con una libertad mucho mayor que la que era posible bajo los reglamentos anteriores.

Se pueden entender mejor estas mejoras de la legislación vigente con respecto a la seguridad contra incendios si se consideran antes los principios fundamentales de la tecnología moderna relativos a la protección contra el fuego. En el siguiente estudio de estos resultados, se acentúa el enfoque canadiense y, en cierta medida, el de Suecia, basado en la información que proporcionan los trabajos de referencia de Hansen (21) y Odeen (23). Ambos países disponen de amplios recursos forestales y de una vieja tradición de construcción en madera. Cuando se hace mención de las pruebas uniformes del fuego, éstas se aplican, en su mayor parte, a las pruebas señaladas por Código nacional de la construcción de Canadá.

COMBUSTIBILIDAD DE LAS CONSTRUCCIONES

Como una contribución a la seguridad contra incendios, varios códigos de la construcción han impuesto, por muchos años, una reglamentación en el uso de materiales combustibles en la construcción (8, 9). Estos requisitos pueden ser específicos y limitar el uso de materiales combustibles a determinados lugares dentro del edificio, o pueden ser más generales y aplicarse a la construcción en conjunto. La mayoría de los códigos reconocen dos tipos básicos de construcción - combustible e incombustible - y exigen, generalmente, que se use la última en edificios que excedan ciertos límites de tamaño.

El Código nacional de Canadá denomina incombustible a una construcción que esté fabricada con materiales incombustibles, como acero, hormigón, o mampostería, aunque permita en ella algunos elementos combustibles. Estos últimos incluyen: listones para colocar clavos o revestimientos para tabiques interiores; acabados de cielo raso y piso; manufacturas tales como adornos interiores, puertas, marcos de puerta y algunos elementos de bastidores y marcos para ventanas de madera. Dicha construcción puede tener también acabados de pared, cielo raso y piso combustibles, tomándose precauciones para que los acabados de pared y cielo raso no tengan más de 1 pulgada de espesor y cumplan con los requisitos determinados en cuanto al índice de propagación del fuego. En edificios de construcción incombustible, se permite el uso de tabiques con marcos de madera que no soporten peso, con tal que esos tabiques estén colocados dentro de las unidades de habitación y estén cubiertos, por ambos lados, con materiales incombustibles.

La construcción combustible, según el Código de Canadá comprende una construcción de entramado ligero convencional, madera gruesa, edificación de entramado de tablones, puntal y viga, así como compuesta, que incorpore materiales combustibles en mayor cantidad que la permitida para una edificación incombustible.

El Código exige que una construcción sea incombustible cuando los edificios sobrepasan cierto tamaño. Esto restringe el empleo de la construcción combustible a casas de hasta tres pisos de altura y establece limitaciones adicionales en cuanto al área máxima por piso, en relación con el número de calles a las que mira la edificación, y al hecho de que esté o no dotada de aspersores de agua, como se indica en el Cuadro 1.

Estos límites de tamaño tienen la finalidad de ayudar a combatir el fuego y a salvar a los ocupantes, dando por supuesto que el mayor número de calles de acceso o el menor número de pisos permitirán áreas de mayor extensión por piso para un determinado tipo de construcción. El Código de Canadá determina que las armaduras del suelo de los edificios autorizados de construcción combustible, salvo los pisos de unidades de vivienda y de casas de cuatro fachadas, construcciones de dos casas con paredes medianeras y casas en hilera, deben tener 45 minutos de resistencia mínima contra incendios. Se requiere que los edificios residenciales que exceden e tamaño límite de construcción combustible se fabriquen como edificios incombustibles y que, además, proporcionen un mínimo de 1 a 2 horas de resistencia contra el fuego en sus partes estructurales, según la altura y e área del edificio.

CUADRO 1. - MEDIDA MÁXIMA DE EDIFICIOS COMBUSTIBLES

Altura máxima, pisos

Area máxima del piso1

Dando a 1 calle

Dando a 2 calles

Dando a 3 calles


Pies cuadrados

1

12000

15000

18000

2

9000

11200

13500

3

6000

7500

9000

FUENTE: Código nacional de la construcción de Canadá, 1970
1 Se pueden duplicar las áreas cuando el edificio se encuentra dotado de aspersores de agua.

COMPARTIMIENTOS

Un factor que contribuirá en gran medida a la reducción del peligro de incendio en un edificio es el uso de una construcción resistente al mismo que separe o divida el edificio en compartimientos capaces de resistir el fuego Se determina la resistencia al fuego de los elementos comprendidos en un compartimiento exponiendo la armadura a condiciones normales de incendio en un horno de prueba (10).

La resistencia al fuego se define, generalmente, como el tiempo (en horas) durante el cual la armadura continúa satisfaciendo los criterios de la prueba en cuanto a estabilidad, integridad y aislamiento térmico. Estos se reflejan en tres tipos básicos de fallos encontrados en e experimento: derrumbamiento; formación de hendiduras que dejan pasar las llamas o los gases calientes; elevación de la temperatura de la cara no expuesta al fuego.

No todos los criterios necesitan ser satisfechos en cada situación - los criterios necesarios dependen de la naturaleza de los elementos estructurales y de la función para la que se han proyectado. Las partes que soportan el peso, tales como vigas y columnas, han de satisfacer solamente la norma de estabilidad. Sin embargo, puede requerirse que las paredes y los pisos satisfagan los tres criterios. Al aplicar la prueba de resistencia contra incendios a las puertas u otros medios de cierre se pasa por alto la norma de la elevación de temperatura, pero la puerta, o cualquier otro elemento semejante, debe permanecer en su lugar durante el experimento. La omisión del requisito relativo al alza de temperatura se basa en el hecho de que normalmente ningún material estaría colocado junto a la puerta de escape, a través de la cual han de pasar personas y mercancías. Se considera suficiente que este elemento de construcción resista el paso de las llamas durante un período determinado de tiempo. En la actualidad, muchos países tienen sus propias pruebas normalizadas de resistencia contra incendios y, aunque éstas pueden diferir un poco en los detalles, tienen considerable importancia en el establecimiento de normas más racionales en la legislación de la construcción.

Los códigos modernos determinan que la construcción de edificios debe tener diversos grados de resistencia al fuego, dependiendo de la cantidad de material combustible que se encuentra normalmente en el tipo de uso para el que el edificio ha sido proyectado. La cantidad de material combustible por pie cuadrado en el área del piso se denomina, comúnmente, carga de fuego. Los estudios llevados a cabo para establecer la relación entre la resistencia al fuego y la carga de fuego indicaron que una construcción que tenga la capacidad de soportar el fuego durante 1 hora (conforme a la prueba ordinaria) resistirá un incendio, siempre y cuando la carga de fuego del interior sea equivalente a 10 libras de madera por pie cuadrado de la superficie del piso; de manera correspondiente, una construcción que tenga 2 horas de resistencia al fuego resistirá un incendio cuando la carga de fuego contenida en su interior sea de 20 libras de madera por pie cuadrado.

Así pues, un edificio de una alta carga de fuego requerirá una construcción que tenga una capacidad mayor de resistencia al fuego que un edificio de baja carga de fuego.

En el caso de edificios altos, aunque el principio aceptado es el mismo, se introduce un factor adicional de seguridad contra el derrumbamiento catastrófico, exigiendo índices más altos de resistencia al fuego en sus elementos estructurales que los que se requieren para edificios bajos, aun cuando la carga de fuego pueda ser la misma.

No se debe confundir una construcción calculada con respecto al fuego con una edificación incombustible, que puede tener o no el grado de resistencia al fuego ordenado para una situación particular. También es importante distinguir entre resistencia al fuego y separación del fuego. La resistencia se refiere a la calidad de la construcción de un elemento del edificio y está caracterizada por su capacidad de satisfacer los requisitos relativos a la elevación de temperatura, penetración de la llama y estabilidad estructural, según un ensayo normalizado de incendio. El término separación del fuego indica solamente que la construcción debe servir como una barrera física a la propagación del incendio de un compartimiento a otro. Puede ser necesario o no que tenga una determinada capacidad de resistencia al fuego.

El Código de Canadá exige que las unidades de vivienda de un edificio residencial estén separadas entre sí, y de los pasillos u otras áreas públicas en el edificio, por barreras contra el fuego. En los edificios de construcción combustible, dicha separación debe tener, por lo menos, una capacidad de 45 minutos de resistencia al fuego, si la unidad consta de un solo piso y 1 hora de capacidad de resistencia si consta de más de un piso. Debe haber también separaciones contra incendios alrededor de las escaleras de incendio (45 minutos en una construcción combustible), cuartos de almacenamiento, cuartos de máquinas y de calderas (1 hora), y en torno a los cuartos de incineración (2 horas), si éstas prestan servicio a más de una vivienda. Cuando exista una puerta de entrada en una construcción combustible, autorizada con capacidad de 45 minutos de separación, se puede aprobar como cierre una puerta de madera sólida de 13/4 de pulgada de espesor; pero, cuando se requiere una separación de 1 hora en otros lugares, se exige una puerta calculada para 45 minutos (11). Cuando se exige una separación de 2 horas, la puerta debe tener una capacidad de 1 hora y media.

RESISTENCIA AL FUEGO DE LA CONSTRUCCIÓN DE MADERA

La madera expuesta a la acción del fuego se destruye gradualmente por carbonización, a una velocidad de cerca de 1/40 de pulgada por minuto. Hay dos medios para proporcionar a las armaduras de madera un cierto grado de resistencia contra el fuego. El primero consiste en construirlas con piezas de considerables proporciones. Bajo este aspecto, el punto de vista económico constituye una consideración importante, ya que ciertos defectos, tales como nudos y discontinuidades causadas por ensambladores mecánicos en las piezas compuestas de la construcción, pueden reducir de manera notable su evaluación con respecto al fuego, y las piezas de madera sólida y de alta calidad son costosas. Esto ha conducido a tomar un interés creciente por las piezas de madera laminada y encolada que, como ha sido demostrado experimentalmente, ofrecen una resistencia contra el fuego equivalente a la que se calcula para las porciones sólidas.

El otro método consiste en añadir una cubierta o capa protectora a las estructuras de madera. Por ejemplo. puede obtenerse un aumento de cerca de 15 minutos, sobre el cálculo establecido para la madera sólida de paredes o pisos, aplicando una placa de yeso de ½ pulgada a la norte expuesta al fuego. Se obtiene un aumento adicional si se usa un cartón de yeso especialmente calculado para resistir al fuego. En las construcciones de entramado ligero, es todavía más importante añadir una capa protectora, puesto que las pruebas han demostrado que el entramado de madera sin proteger presentará fallas estructurales dentro de unos 10 minutos por lo que toca a los techos, y de 20 minutos por lo que se refiere a las paredes no aisladas, cuando se exponen a una prueba regular de fuego. El tiempo durante el cual la capa protectora permanece en su lugar es, por tanto, de gran importancia para la resistencia de la armadura contra el incendio. Esto se aplica tanto a las armaduras de piso y techos como a las paredes. La falta acaece más comúnmente por derrumbamiento que por elevación de temperatura de la cara no expuesta a las llamas y puede ocurrir con relativa rapidez, una vez que se haya perdido la capa protectora. Consiguientemente, son muy importantes la naturaleza del recubrimiento y el método de ensambladura.

Se ha ideado un procedimiento para permitir el cálculo de resistencia contra el fuego en las construcciones de entramado ligero, consistente en asignar determinados valores al servicio prestado por la capa expuesta al fuego, a la contribución del entramado y a la acción del refuerzo o aislamiento adicional. Estos valores asignados, que se basan en los datos y las conclusiones de la prueba, permiten evaluar la resistencia de varios tipos de entramado, sin necesidad de experimentos individuales. Tanto el procedimiento de cálculo como la evaluación de los ensayos para construcciones típicas de paredes y pisos, se encuentran en un Suplemento al Código nacional de la construcción de Canadá, intitulado: Fire resistance ratings (Evaluaciones de resistencia) (12). Estas señalan una variedad de construcciones de tabiques y paredes exteriores, así como de entramados de madera de piso y techos que pueden suministrar 45 minutos y 1 hora de capacidad de resistencia al fuego.

El cálculo de resistencia al fuego en paredes interiores o tabiques presupone que el incendio puede producirse en cualquiera de los lados de la pared. La evaluación para paredes exteriores da por sentado que el incendio tiene lugar dentro del edificio. En el caso de las combinaciones piso-techo, se considera que el incendio se ha producido en la parte inferior de la armadura.

Una importante disposición del Código de Canadá para la protección contra incendios, en lo que se refiere a construcciones de entramado de madera, exige la instalación de cortafuegos al nivel del piso, del techo y del tejado, a fin de aislar los espacios ocultos entre los pisos y entre el piso superior y el espacio del tejado, para impedir la propagación del incendio y gases calientes a otras partes del edificio. Tales cortafuegos se componen, habitualmente, de tablones de un espesor nominal de 1 pulgada. En el caso de una construcción de entramado de plataforma, las soleras superior e inferior cumplen esta función.

CARACTERÍSTICAS DE COMBUSTIBILIDAD DE UNA SUPERFICIE

Las características de combustibilidad de la superficie del material usado para revestimientos interiores pueden tener un influjo sobre el tiempo disponible para la evacuación y sobre la rapidez de la propagación del fuego en un compartimiento. Las características de mayor significación son la propagación de las llamas y la producción de humo y gases. Aunque el concepto de propagación de un incendio es muy simple, no lo es, en cambio, la situación real, ni tampoco es fácil establecer una prueba uniforme para evaluar el papel de los recubrimientos interiores en situaciones reales. En el continente norteamericano se han llevado a efecto tres ensayos sobre la propagación de incendios. Estos ensayos se conocen vulgarmente como ensayo de túnel grande, de panel radiante y de pequeño túnel.

El experimento de túnel grande es el único reconocido actualmente por el Código de Canadá. La evaluación de la velocidad de propagación del fuego utiliza una escala de 100, para el roble rojo, y 0, para el asbesto (13).

El Código de Canadá exige que la velocidad de propagación de un incendio en paredes y techos de todos los edificios residenciales, incluyendo casas unifamiliares, no sea mayor de 150 en esta escala. Existen restricciones adicionales en el caso de salidas y pasillos públicos; por ejemplo, las escaleras de salida y otras salidas semejantes, que sirven a más de una vivienda, deben tener una velocidad de propagación del fuego no mayor de 25, por lo menos en el 90 por ciento de las superficies de paredes y techos. Cuando se exige una construcción incombustible, se pueden utilizar acabados combustibles en techo y paredes, con tal que la velocidad de propagación del fuego no exceda de 25 para el primero y de 150 para el último. Esta escala se debe aplicar a todos los materiales, y no solamente a la superficie. Se imponen medidas más restrictivas para las salidas y pasillos públicos de construcciones incombustibles.

La madera no sometida a tratamiento varía de 60 a 215 en la prueba de túnel largo, y tiene una variación de 10 a 25 cuando ha sido tratada con revestimientos que retardan la acción del fuego. El tablero contrachapado sin tratamiento varía de 100 en el abeto de Douglas a 250 en el preacabado delgado que se utiliza para fines decorativos. El tablero contrachapado de abeto de Douglas sometido a tratamiento varía de 10 a 25. Los recubrimientos ignífugos aplicados al abeto de Douglas pueden reducir su capacidad de propagación del fuego de 100 a una cifra entre 10 y 35. El cartón de yeso para tabiques tiene un índice de propagación del fuego de 25 o menos.

En el Reino Unido, se determinan las características de combustibilidad de la superficie de un material por medio del ensayo de la propagación del fuego en la superficie. La British Standards Institution (14) clasifica a los materiales en cuatro grados, correspondiendo la clase 1 a la combustión más lenta y la 4 a la más rápida. La madera no sometida a tratamiento, en su estado natural, y los productos derivados de ella, tales como el tablero contrachapado, el de partículas y el aislante de fibras, alcanzan una graduación de la clase 3 ó 4, lo que hace que su empleo sea inconveniente en muchas situaciones previstas en los reglamentos británicos de construcción. Sin embargo, puede mejorarse el comportamiento de la madera hasta alcanzar la clase 1, aplicando un tratamiento ignífugo, ya sea por revestimientos superficiales, o por impregnación. Con todo, la protección ofrecida por ambos métodos es a menudo de dudosa duración.

Suecia emplea otra prueba, el ensayo sueco de la caja, según la cual se clasifican los acabados superficiales de paredes y techos en combustibles (clase 1) y retardadores del fuego (clase 2). Se piensa que este ensayo de la caja ofrece mayores ventajas que los de tipo abierto, estableciendo condiciones más reales para propósitos de evaluación.

Esta variedad de métodos de ensayo refleja las dificultades que se encuentran al formular las situaciones de la prueba para simular las condiciones limitantes o de cálculo. Los ensayos se Irán perfeccionando y se espera que serán aceptados internacionalmente, a medida que aumenten los conocimientos y se definan con más precisión las condiciones existentes durante un incendio real.

RADIACIÓN Y SEPARACIÓN ENTRE EDIFICIOS

Como se ha señalado, el Código de Canadá exige cierto grado de resistencia contra incendios, para proporcionar los medios de integridad estructural, en caso que éstos se produzcan, y autoriza la construcción combustible de edificios de una cierta dimensión. Existen también estipulaciones relacionadas con la proximidad del edificio a la línea divisoria del solar, que imponen restricciones adicionales en lo que respecta a las paredes exteriores. Estas restricciones afectan únicamente a las paredes exteriores, y no a todo el edificio.

Debe haber una distancia entre edificios capaz de garantizar que no haya probabilidades de que el incendio de un edificio se propague al adyacente. Como la radiación es la causa principal de dicha propagación, hoy en día se acepta generalmente que, si se quiere controlar la radiación, se la debe reducir a un nivel que evite que el fuego haga presa en el revestimiento de un edificio cercano hecho de materiales combustibles. El peligro de la radiación depende de la temperatura del fuego, de la medida y forma de la superficie que la emite y de la distancia entre el edificio en llamas y el que se encuentra amenazado. Hay un conflicto entre la necesidad o el deseo de abrir ventanas y el hecho de que la parte vulnerable de un edificio expuesto a la radiación es precisamente la ventana.

Reconociendo esto, el Código de Canadá ha incluido cuadros que regulan detalladamente el porcentaje de aberturas permitidas en las paredes, en relación con la distancia de la línea divisoria de la propiedad. Para edificios de hasta 3 pisos de altura y de no más de 6000 pies2 por piso, puede usarse el porcentaje de aberturas señalado en el Cuadro 2.

CUADRO 2. - PORCENTAJE MÁXIMO DE ABERTURAS NO PROTEGIDAS EN PAREDES EXTERIORES1

Area máxima de la fachada del edificio3

Límites de distancia2

Hasta 4 pies

4 pies

6 pies

8 pies

10 pies

15 pies

20 pies

30 pies

50 pies


Porcentaje

Hasta 300 pies2

0

12

17

25

35

68

100

-

-

De 300 a 399 pies2

0

11

15

21

29

54

89

100

-

De 400 a 499 pies2

0

11

14

19

25

45

73

100

-

De 500 a 999 pies2

0

9

10

14

17

28

43

88

100

Más de 999 pies2

0

6

7

10

12

17

23

41

100

FUENTE: Código nacional de la construcción de Canadá, 1970.

1 Puede aumentarse el número de las aberturas señaladas en el cuadro si el limite de distancia no excede de la raíz cuadrada del total del área de ventanas en la fachada del edificio.

2 El límite de distancia se mide en ángulo recto desde cada una de las fachadas del edificio hasta la línea divisoria de la propiedad, hasta una línea supuesta entre dos edificios en la misma propiedad o hasta la línea media de una calle o camino.

3 Se considera área de la fachada de un edificio la superficie total de la pared exterior que mira en una dirección, a cualquier lado del edificio, midiéndola desde el nivel terminado del suelo hasta la parte más elevada del techo, excepto en el caso siguiente: cuando el edificio se halla dividido en compartimientos contra incendios mediante separaciones contra incendio, el área de la fachada visible del edificio puede calcularse por compartimientos, siempre que tales separaciones tengan una evaluación mínima de 45 minutos de capacidad de resistencia contra el fuego.

Se notará que no están permitidas las aberturas no protegidas in paredes que disten menos de 4 pies de la línea divisoria de propiedad. El Código de Canadá contiene varios requisitos adicionales que pueden afectar a la aceptabilidad de la construcción de madera según se indica a continuación:

1. Si una casa de cuatro fachadas, doble con pared medianera o construida en hilera está colocada a menos de 4 pies de la línea divisoria de la propiedad, la pared debe tener una capacidad mínima de 45 minutos de resistencia al fuego. Si la pared está a menos de 2 pies de la línea de propiedad, debe tener, además, un revestimiento incombustible.

2. Para edificios residenciales distintos de los indicados en el párrafo anterior, los requisitos son algo más restrictivos, estando relacionados con el porcentaje de abertura permitida, según las diferentes distancias del límite estipulado, como se expone a continuación:

Para aberturas autorizadas del 10 por ciento o menos, la pared debe ser de construcción incombustible, teniendo, por lo menos, 1 hora de capacidad de resistencia al fuego.

Para aberturas del 11 al 25 por ciento, la pared puede ser de construcción combustible, mientras tenga 1 hora de capacidad de resistencia al fuego, aunque se exige un revestimiento incombustible.

Para aberturas del 26 al 100 por ciento, la única restricción es que la pared ha de tener una capacidad de 45 minutos de resistencia al fuego.

Para límites de distancias mayores que los señalados en el Cuadro 2, no existen condiciones de resistencia al fuego o incombustibilidad.

ENFOQUE SUECO

Suecia ha utilizado también teorías básicas de radiación para establecer separaciones espaciales de seguridad, que han de ser aplicadas en la construcción de nuevas colonias de casas de entramado de madera, que se están edificando en número creciente y con una densidad más alta que en el pasado. Los nuevos reglamentos suecos han sido concebidos para proporcionar los medios de protección contra incendios dividiendo la colonia en grupos de edificios y grupos de edificios principales, separados respectivamente por senderos y cinturones protectores. Unos y otros tienen que ser suficientemente anchos para evitar que el foco de ignición se propague de un lado del sendero o cinturón al otro. La anchura de estos senderos y cinturones es el espacio de separación. Los reglamentos establecen la medida máxima del grupo de edificios y del grupo de edificios principales, basándose en la consideración de factores como tiempo de respuesta a la alarma inicial, capacidad de la brigada de bomberos, características de combustibilidad de los revestimientos interiores y el grado de pendiente de la colonia. Los reglamentos contienen también diagramas que han sido calculados para dar los espacios de separación requeridos a varios tipos de condiciones de construcción, teniendo en cuenta la geometría de la fachada del edificio, el porcentaje de aberturas de ventanas, el tipo de paredes exteriores y el revestimiento interior.

Tanto el enfoque canadiense como el sueco agregan estipulaciones que permitirán el uso de construcción combustible y de revestimiento combustible, siempre y cuando se mantenga el adecuado espacio de separación entre los edificios, de acuerdo con la consideración del peligro de radiación. La finalidad en ambos casos es proporcionar medios de protección a los edificios adyacentes, mientras llega el cuerpo de bomberos, razón por la cual los cálculos deben suponer un tiempo de respuesta a la alarma inicial.

Seguros contra incendios

En la última sección de este documento se analizará la evolución de los seguros contra incendios y se examinará brevemente su influjo en el uso de la madera en la construcción.

HISTORIA

Purcell y Thomson (24) señalan que el gran incendio de Londres, que en 1666 destruyó alrededor de 13000 edificios en un área de 430 acres, hizo resaltar la necesidad de un sistema de seguros contra incendios y condujo directamente al establecimiento de la primera oficina de este tipo de seguros en Londres en 1680. Posteriormente en 1735, las primeras compañías británicas extendieron el campo de sus operaciones a los Estados Unidos, y más tarde a Canadá; en 1890 se organizó la primera compañía propiamente canadiense.

Inicialmente, estas compañías no apreciaron plenamente el principio de «distribución del riesgo» y se inclinaron a limitar sus carteras de seguros a una sola área. Esto ocasionó varias quiebras al producirse graves pérdidas de propiedades, tales como en el gran incendio de la ciudad de Nueva York en 1835, y en el gran incendio de Boston en 1872. La ley obliga actualmente a las compañías de seguros contra incendios de los Estados Unidos y Canadá a que mantengan una cantidad determinada de capital de reserva, relacionada con el volumen de seguros suscritos por la compañía.

Históricamente, las compañías de seguros contra incendios tendían a evitar el asegurar casas de armadura de madera y las tarifas aplicadas a estas construcciones eran tradicionalmente, más altas que las aplicadas a la construcción de mampostería. Esta actitud está cambiando en la actualidad, y, en muchas regiones de los Estados Unidos y Canadá, hay muy poca o ninguna diferencia entre las tarifas de seguro para casas de mampostería y casas de entramado de madera. Esto ha acaecido, en primer lugar, gracias al mejoramiento de las estadísticas sobre las pérdidas por incendio. Conforme aumenta la oferta de viviendas construidas en madera en una región y se entienden mejor los factores que influyen en una pérdida potencial, las compañías de seguros descubren que la proporción de pérdidas ocasionadas por las diferencias entre una construcción de mampostería y una casa de entramado de madera es mucho menos significativa de lo que anteriormente se pensaba.

TARIFAS COMPARATIVAS

La diferencia media de las primas anuales de una vivienda de mampostería y una de madera, en una póliza de seguro de 20000 dólares, varía en los Estados Unidos de 7 a 30 dólares, según el tipo de protección contra incendio disponible. Las tarifas específicas muestran una variación más amplia que va desde cero, en algunas áreas, hasta algo más de 50 dólares por año en los llamados territorios sin protección, que son descritos como un área que carece de medios de protección contra incendios. En Canadá, tales diferencias fluctúan entre cero y cerca de 33 dólares por año en los territorios sin protección. En el oeste de Canadá, donde los edificios de mampostería son relativamente poco comunes, no existe habitualmente ninguna diferencia entre la tarifa de la prima aplicada a las construcciones de mampostería y la de las construcciones de madera o, al máximo, la diferencia es solamente de 3 dólares por año. En el este de Canadá, donde la edificación de mampostería y revestimiento de ladrillo son lo más común, la diferencia de tarifa es más manifiesta, sin ser, aún realmente significativa. En Montreal, por ejemplo, la diferencia de prima es solamente de unos 5 dólares por año.

Las tarifas de seguros varían también regionalmente para cada tipo de construcción, basándose en estadísticas de pérdidas en esa región, Esto puede dar como resultado que las diferencias de tarifas para la edificación de mampostería sean más elevadas de un área a otra que la diferencia de tarifa para construcciones de mampostería y de madera en una sola área.

El uso de tejados de tejamaniles influye también en la fluctuación de las tarifas entre diferentes localidades y compañías. Esta diferencia puede variar desde una prima sin aumento, cuando el techo está bien conservado, hasta una diferencia entre 2 y 5 dólares por año en algunas áreas de los Estados Unidos, sin tener en cuenta la suma total de la póliza.

Parece evidente que las diferencias de tarifas, muy gravosas en otro tiempo, para la construcción de madera, están disminuyendo conforme se obtienen mejores datos actuariales sobre las pérdidas por incendios. Principalmente en América del Norte, las diferencias de tarifas no son suficientemente grandes como para constituir un factor competitivo importante en la elección entre la construcción de viviendas de entramado de madera o mampostería, aunque existen todavía algunas áreas donde se necesita una mejor información estadística para garantizar una base más uniforme y equitativa en la determinación de las primas.

LÍMITES DE INCENDIOS

Es oportuno considerar aquí brevemente el debatido concepto de «límites de incendios» como un medio de protección contra el mismo, ya que este concepto ha sido introducido, principalmente, por los intereses de las compañías de seguros. Los límites de incendios se aplican ampliamente en los Estados Unidos, pero no son utilizados en gran medida en Europa. Conceptualmente, consisten en una forma de división por zonas, ideada para impedir cierto tipo de construcción en áreas determinadas dentro de una ciudad. De hecho, su adopción ha llevado a una virtual prohibición de la edificación en madera en distritos comerciales o de elevado valor. Los que propugnan la fijación de límites de incendios alegan que esto permitirá la aplicación de requisitos de seguridad contra el fuego más estrictos en el área determinada dentro de la ciudad, sin necesidad de aplicar las mismas condiciones en otras partes. La finalidad de las zonas de fuego es impedir una conflagración que proceda de la rápida propagación del fuego entre los edificios.

El concepto de límite de incendios ha sido rechazado en ciertas legislaciones modernas de construcción, incluido el Código nacional de la construcción de Canadá, y el problema se trata de diferente manera, principalmente por medio de la incorporación de espacios de separación entre edificios, que están relacionados, a la vez, con el porcentaje de las aberturas no protegidas y con el tipo de construcción de las paredes exteriores. Se supone que, con tal que se lleven a efecto esos requisitos de separación del fuego, no existirá el peligro de conflagración ni la necesidad de medidas reguladoras adicionales por la creación de zonas de incendio.

Es, pues, evidente que este enfoque moderno de la legislación ha de ser fomentado, al paso que han de ser desaprobados los límites de incendios como medios de lucha contra la propagación del fuego, si no se quiere restringir indebidamente el empleo de la madera en la construcción.

Resumen

Es pues evidente que la promulgación de una legislación sobre la construcción puede conducir a la creación de reglamentos de la construcción capaces de influir marcadamente en el uso de la madera en la construcción. Bajo ciertos códigos de la construcción, puede ser difícil, y ano imposible, usar la madera y los productos a base de madera en su plena capacidad. Se pueden evitar o reducir muchas de estas dificultades si los reglamentos de construcción se basan en una consideración cabal de la tecnología actual, están preparados por quienes posean los necesarios conocimientos técnicos, e ideados para permitir flexibilidad en su aplicación.

Es importante distinguir con claridad entre la legislación sobre la construcción y la legislación sobre urbanización. La primera debe limitarse a la seguridad estructural, a la protección contra el fuego y a los aspectos sanitarios del edificio, y no incluir asuntos de urbanización tales como la división en zonas y limitaciones de densidad y altura, excepto cuando éstas se relacionen directamente con consideraciones de seguridad. Además, está muy justificada la separación de los reglamentos de construcción, que son los instrumentos técnicos para la ejecución de la ley de la construcción y que deben ser susceptibles de enmiendas periódicas, de aquellos requisitos contenidos en la ley que, se supone, permanecerán inmutables por períodos de tiempo relativamente más largos.

Se considera ventajoso el establecimiento de normas uniformes de construcción para ser aplicadas en una vasta área geográfica, porque facilita:

el trabajo de constructores y proyectistas que operan en más de una región;

el mercadeo de productos manufacturados a escala nacional;

el establecimiento de cursos de formación para satisfacer las necesidades de la industria de la construcción;

el desarrollo de procedimientos normalizados de prueba, evaluación y certificación sobre una base nacional.

La creación de códigos modelo ha sido un medio útil para la promoción de normas uniformes de construcción. Estos se preparan como documentos consultivos y se presentan a las autoridades competentes para su aprobación. Una vigorosa característica de este enfoque es la posibilidad que ofrece de utilizar una vasta extensión de conocimientos especializados para la preparación y renovación periódica de la legislación. La aplicación de normas uniformes a una amplia área geográfica se lleva a cabo redactando los reglamentos de manera que los requisitos específicos, que varían según el clima, estén relacionados con los datos climatológicos básicos de cada localidad. Las versiones compendiadas de estos códigos modelo pueden satisfacer las necesidades de la mayoría de las comunidades pequeñas y merecer el examen atento de los países en vías de desarrollo.

Los reglamentos escritos en forma de especificaciones que determinaban las clases de materiales y la manera en que podían ser empleados fueron la causa principal que restringió la introducción de materiales o métodos de construcción nuevos o no tradicionales. Según la mentalidad moderna, la reglamentación de la construcción debe estar redactada de tal manera que deje libertad al constructor y al proyectista para usar cualquier material o técnica de diseño que deseen, con tal que el conjunto proporcione la necesaria protección a los ocupantes con respecto a la suficiencia estructural, prevención de incendios y sanidad. Muchos de los códigos vigentes intentan alcanzar este fin incorporando una cláusula de escape, que faculta específicamente a la autoridad competente para aceptar métodos y materiales nuevos cuya idoneidad haya sido establecida por una prueba o experimento, o por medio de análisis aceptados en ingeniería. En la práctica, es difícil poner en ejecución esta cláusula, ya que su aplicación depende, generalmente, de la disponibilidad de criterios adecuados de funcionalidad con que evaluar la construcción intentada, y existen dificultades prácticas en el establecimiento de tales criterios. A pesar de esto, existe un marcado interés en este enfoque como uno de los medios más acertados de satisfacer el principio fundamental de que ninguna forma de construcción debe ser excluida, mientras se ajuste al espíritu de la ley.

Una técnica para aplicar el punto de vista de la funcionalidad, que ofrece una particular ventaja para los países en desarrollo, consiste en hacer los reglamentos en atención a la funcionalidad o el resultado y proporcionar una guía práctica sobre el modo en que puede obtenerse ese resultado por medio del establecimiento de cláusulas de «satisfacción potencial». Esto permite el uso no obligatorio de métodos y materiales tradicionales, así como también la evaluación de formas nuevas o no tradicionales de construcción, juzgadas según criterios de funcionalidad, como y donde proceda.

Algún tipo de plan de evaluación central o nacional puede facilitar la aceptación de formas nuevas de construcción y ayudar a garantizar la uniformidad y la aplicación de los reglamentos en distintas regiones. El sistema nacional conocido como Agrément y los servicios centrales de evaluación proporcionados por los grupos del código modelo en los Estados Unidos constituyen dos ejemplos. Tales sistemas adquieren la mayor importancia cuando se usan conjuntamente con los. reglamentas construcción y las normas uniformes de construcción aceptados nacionalmente. Sin embargo, tienen que ser valorados en términos del costo añadido y de la pérdida de flexibilidad inherente a un sistema tradicional de operación.

El examen de los requisitos específicos de la legislación sobre la construcción indica que las restricciones en el uso de la madera se han originado principalmente de cláusulas concebidas para regular la estabilidad estructural, la durabilidad y la seguridad contra incendios. Existen pocas restricciones innecesarias en el uso de estructuras de madera en las legislaciones nacionales de aquellos países que tienen una larga tradición de construcción en madera. Es significativo, sin embargo, que en tales países existe un extenso historial de investigaciones sobre la madera, un amplio cuerpo de conocimientos técnicos incorporado, en gran parte, en los códigos de prácticas y en las normas uniformes, y un sistema de inspección de los grados de calidad de la madera a través de un sistema nacional de clasificación de dichos grados, todo lo cual forma parte esencial de los aspectos reglamentarios.

Correspondientemente, los requisitos legales de durabilidad no necesitan imponer restricciones onerosas en el uso de la madera, con tal que estén comprobadas las características y relativa durabilidad de las especies locales.

El asunto de la seguridad contra incendios y la incertidumbre acerca del comportamiento de la madera en situaciones de conflagración son, con mucho, los factores más importantes que conducen a establecer reglamentos de construcción realmente desfavorables al uso de la madera. El problema se presenta, principalmente, por la preocupación acerca de la naturaleza combustible de la madera, combinada con un enfoque que acentúa grandemente la importancia de la combustibilidad como medida de los peligros implicados y tiende a ignorar los estudios más recientes sobre el resultado de los sistemas estructurales expuestos al fuego.

El cálculo acerca de la seguridad contra incendios está muy lejos de tener las mismas bases racionales que el diseño estructural; sin embargo, la investigación sobre incendios en la última década ha contribuido mucho a mejorar el conocimiento básico en este campo. Dichos estudios han favorecido un enfoque más racional en la legislación moderna, que, a su vez, permite una libertad mucho mayor en el uso de la madera y de los productos de madera que la que era posible bajo anteriores reglamentaciones. Aunque en este documento se han examinado estas cuestiones, principalmente en relación al Canadá, se encontrarán puntos de vista semejantes en la estructuración de los reglamentos contra incendios en los códigos nacionales de otros países, incluyendo Suecia y el Reino Unido.

Se necesitan reglamentos que, en la medida de lo posible, descansen en un punto de vista científico, basado en exigencias funcionales, si se quieren evitar las restricciones arbitrarias impuestas en el empleo de la madera por las antiguas formas de especificación legislativa. Un importante factor conexo es el desarrollo y la aceptación de métodos uniformes de ensayo como medio de evaluar los aspectos de protección contra incendios en la construcción. El consenso internacional sobre dichos ensayos va teniendo mayores proporciones, apoyado grandemente por el trabajo de la Organización Internacional de Unificación de Normas, pero aún se necesita hacer mucho en ciertas áreas; por ejemplo, los ensayos de propagación de incendios varían ampliamente de un país a otro y, por ello, no es posible aún establecer una comparación entre los requisitos legales de diferentes países.

La interacción entre los comités legislativos sobre la construcción y los estudios nacionales de investigación acerca de la construcción han demostrado ser un valioso estimulo para la mejora de la legislación. En general, los países que tienen industrias de madera más avanzadas, una tradición más prolongada en la construcción con madera y programas nacionales de construcción e investigación sobre la misma han tomado actitudes más tolerantes en la reglamentación de la edificación con madera que aquellos que poseen recursos o experiencias más limitados. La importancia de esta experiencia se refleja en las actitudes de las compañías de seguros contra incendios que, inicialmente, se inclinaban a no asegurar las casas construidas con madera, pero más recientemente, basándose en una mejor información estadística, han establecido primas anuales que hacen poca distinción entre las construcciones de mampostería y las de madera.

En el último párrafo de su ensayo, Bonaldi hace una afirmación que encaja bien como conclusión de este informe (20). «Los países en vías de desarrollo pueden sacar un gran provecho de los errores y experiencia de los otros. Deberían comenzar por establecer una buena legislación, seguida de códigos sensatos, basados ambos en una mentalidad moderna y preparados exclusivamente por expertos, en contacto diario con la construcción y planeación de edificios y con la ayuda de una investigación sólida.»

Referencias

(1) ESCOCIA. LAWS, STATUTES, ETC. 1959 Building (Scotland) Act 1959. London, HMSO.

(2) ESCOCIA. LAWS, STATUTES, ETC. 1963 Building standards (Scotland) regulations 1963. London, HMSO.

(3) NATIONAL RESEARCH COUNCIL, CANADÁ. ASSOCIATE COMMITTEE ON THE NATIONAL BUILDING CODE. 1970 National Building Code of Canada 1970. 5th ed. Ottawa. NRC I 1246.

(4) GARSTON, INGLATERRA. BUILDING RESEARCH STATION. 1963 Model regulations for small buildings: tropical Building legislation. London, HMSO.

(5) CANADIAN STANDARDS ASSOCIATION. Code of recommended practice for engineering design in timber. Ontario.

(6) BRITISH STANDARDS INSTITUTION. Code of practice for the structural use of timber. London.

(7) DOBSON, D.E. 1968 Building regulations: a review of the position in some western countries. Pretoria, National Building Research Institute. Research Report 269.

(8) CANADIAN STANDARDS ASSOCIATION. 1960 Determination of non-combustibility of Building materials. Ontario. B 54.1.

(9) AMERICAN SOCIETY FOR TESTING AND MATERIALS. Noncombustibility of elementary materials. Philadelphia Pennsylvania. E 136.

(10) CANADIAN STANDARDS ASSOCIATION. 1964 Methods of fire tests of walls, partitions, floors, roofs, ceilings, columns beams and girders. Ontario. B 54.3.

(11) CANADIAN STANDARDS ASSOCIATION. Standard methods of fire tests of door assemblies. Ontario. B 54.2.

(12) NATIONAL RESEARCH COUNCIL, CANADA. 1954 ASSOCIATE COMMITTEE ON THE NATIONAL BUILDING CODE. Fire resistance ratings. Appendix 4-1-B to the National Building Code. Ottawa.

(13) AMERICAN SOCIETY FOR TESTING AND MATERIALS. 1968 Test for surface burning characteristics of Building materials. Philadelphia, Pennsylvania. E 84.

(14) BRITISH STANDARDS INSTITUTION. 1953 Fire tests on building materials and structures. London. B.S. 476, Part L

(15) CIBULA, E. 1970 Systems of building control. London, HMSO. Building Research Station. Current Paper 31/70.

(16) DALDY, A.F. 1969 Scope of building legislation. London, HMSO. Building Research Station. Current Paper 20/69.

(17) HONEY, CR. 1970 International comparison of Building regulations: the content and arrangement of regulating documents. London, HMSO. Building Research Station. Current Paper 37/70.

(18) LEGGET, R.F. & HUTCHEON, N.B. 1967 Performance concept in buildings. St. Joseph, Michigan, American Society for Testing and Materials. Special Technical Publication N° 423. (NRC 9593)

(19) LEVIN, E. 1968 Statutory controls: effect on timber design in the U.K and abroad. Documento presentado a la Conference of Municipal Building Surveyors convocada por la Incorporated Association of Architects and Surveyors, Londres, 1968.

DOCUMENTOS DE REFERENCIA

(20) BONALDI, RJ. 1971 A study of basic legislation and code approaches to the use of wood in housing in developing countries. WCH/71/4b/5.

(21) HANSEN, A.T. 1971 The National Building Code of Canada and the use of wood in housing with special reference to fire safety. WCH/71/4b/3.

(22) DOBSON, D.E. 1971 Timber housing and building regulations: the approach in developing and developed countries. WCH/71 /4b/4.

(23) ODEEN, K. 1971 Combustibles in building and how they are regulated in Scandinavia (with special reference to wood and wood products). WCH/71/4b/2.

(24) PURCELL, F.X. & THOMSON, C.R. 1971 Fire insurance practices. WCH/71/4b/6.

Informe de la Consulta

1. La Consulta sugirió que la regulación de la construcción de edificios tiene tres aspectos: tradición, legislación y ciencia. La tradición y la ciencia, además de los reglamentos escritos, juegan un papel en el control de la construcción.

2. La Consulta reconoció que los códigos de la construcción pueden ser instrumentos importantes para el establecimiento de normas uniformes de seguridad con respecto a incendios, sanidad y estructuras; sin embargo, tales códigos deben prepararse teniendo en cuenta el estilo de vida, el nivel tecnológico y la situación económica de cada país, y deben basarse siempre en los resultados de las investigaciones sobre construcción en el sentido más amplio. Es esencial que los códigos sean suficientemente flexibles en su forma y aplicación para no obstaculizar la introducción de materiales y métodos de construcción que resulten satisfactorios.

3. La Consulta consideró que la solución final del problema de la flexibilidad tendría que verificarse elaborando códigos de construcción basados en el rendimiento y recomendó que se encarezca a los gobiernos y otros organismos encargados de la redacción de los códigos que se esfuercen por lograr este ideal. Señaló que la preparación de tales códigos podría facilitarse mucho por medio de un intercambio de conocimientos y de pericia técnica sobre el concepto de rendimiento. Sin embargo, la Consulta señaló también que las dificultades prácticas relacionadas con el desarrollo y aplicación de un código basado únicamente en el rendimiento obligaría a muchos países a recurrir en mayor medida a documentación sobre especificaciones, en espera que se desarrollen suficientemente los procedimientos de ensayo y la pericia técnica.

4. La Consulta recomendó, en vista de las dificultades relacionadas con la aplicación de los requisitos de rendimiento, que los gobiernos y otros organismos encargados de redactar los códigos propongan soluciones técnicas detalladas basándose en normas, especificaciones y prácticas que puedan servir de cláusulas que se juzguen satisfactorias para indicar los diversos métodos de cumplir con los requisitos de rendimiento.

5. La Consulta propuso que los organismos internacionales correspondientes patrocinen la preparación de códigos modelo para su aplicación en países en desarrollo de un nivel social y técnico similar. Tales códigos pueden tener en cuenta zonas de diferentes condiciones climáticas relacionando los requisitos pertinentes del código con los datos suplementarios sobre el clima de cada zona. La preparación de un código único para los países escandinavos, que ha de ser promulgado en 1975, y la labor de la Comisión Económica para Africa de las Naciones Unidas a fin de preparar un pequeño código para la construcción. de viviendas, se citaron como ejemplos de las medidas que hay que tomar.

6. La Consulta quedó enterada de que la Comisión Económica para Europa de las Naciones Unidas (CEPE) tenía en examen el problema de la armonización de los reglamentos de la construcción. y que el tema sería uno de los principales puntos del programa del próximo seminario del Comité de Vivienda, Construcción y planificación de la CEPE, que tendrá lugar en Londres en 1973. Se sugirió que este estudio de la CEPE podría servir de base sólida para armonizar los reglamentos de la construcción. en todo el mundo. La Consulta recomendó que su propio informe se dé a conocer al Comité de la CEPE.

7. Reconociendo la importancia de asegurar que un código de construcción refleje los últimos adelantos científicos y tecnológicos, la Consulta recomendó que todos los organismos cuya función sea la redacción de códigos atiendan a la revisión periódica de éstos. Las revisiones deben realizarse cada cinco años, por lo menos, o con mayor frecuencia en casos justificados por los avances tecnológicos. Se recalcó la importancia de anunciar previamente la revisión proyectada antes de su promulgación, para facilitar su adecuada aplicación. Con el fin de mantener cierta flexibilidad en la adopción de códigos modelo, cada país debe disponer de un mecanismo para la revisión de esos códigos. Siempre que sea posible, se deben coordinar estas revisiones entre los países interesados.

8. La Consulta reconoció la importancia de que todos los sectores de la industria de la construcción intervengan en la preparación y revisión de los códigos.

9. Se puso de relieve la necesidad de capacitar personal en todos los aspectos de la administración y aplicación de códigos, y la Consulta encareció a los organismos internacionales que cooperen con los gobiernos nacionales en el estudio de métodos para fomentar la capacitación de personal en estas materias.

10. Reconociendo que los códigos de la construcción se establecen tradicionalmente con el fin de proteger la seguridad del público respecto a las estructuras, los incendios y la salud, la Consulta acordó que dichos códigos deben estipular un mínimo de requisitos de construcción, en armonía con el propósito mencionado. La Consulta recalcó que el grado de rendimiento debe establecerse teniendo en cuenta las normas sociales, técnicas y económicas de cada país o región donde el código haya de aplicarse.

11. La Consulta recomendó vivamente que los organismos gubernamentales y las entidades privadas, como las compañías de seguros, a las que concierne la cuestión de incendios, atiendan a la compilación y divulgación de información estadística comparada sobre pérdidas de bienes y vidas por incendios de viviendas, así como las causas de éstos. Esas estadísticas deben informar sobre la causa y la frecuencia de los incendios en edificios de varios tipos de construcción y en diferentes regiones geográficas. La Consulta reconoció que esas estadísticas son necesarias para determinar los peligros relativos de diferentes tipos de construcción.

12. Observando que en los países de larga tradición en materia de construcciones de madera en los que se llevan registros detallados de pérdidas por incendios y se aplican métodos acertados de lucha contra éstos, las primas de seguros de edificios de madera sólo presentan diferencias de orden secundario con respecto a otros tipos de construcción, la Consulta recomendó que la información estadística sobre pérdidas de bienes acopiada en los países en desarrollo se aproveche para determinar las primas de seguros de construcciones de madera, sentando así la base para reducir grandes diferencias en tales primas.

13. La Consulta admitió las ventajas de un sistema uniforme en todos los países que usan un código modelo común para interpretar y evaluar los materiales de construcción y los métodos relacionados con su uso, ajustándose a lo dispuesto en un código de construcción. También anotó que el Consejo Internacional de Investigaciones, Estadísticas y Documentación sobre la Industria de la Construcción (CIB), la Sociedad Americana para el Ensayo de Materiales (ASTM) y la Réunion internationale des laboratoires d'essais et des recherches sur les matériaux et les constructions (RILEM) celebrarán una conferencia conjunta en los Estados Unidos en mayo de 1972, sobre técnicas de evaluación con respecto al concepto del rendimiento, y recomendó que las secciones pertinentes de este informe sean remitidas a los organizadores de dicha reunión.


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