Actualmente existen seis trutifactorías estatales en la región de la Sierra, situadas en las provincias de Cajamarca, Santa Eulalia, Junín, Puno, Huanaco y Ancash, que sueltan anualmente en ríos y lagos unos cinco millones de jaramugos y venden pececillos a estaciones piscícolas privadas, que los crían hasta obtener truchas de mesa. En los últimos años también las piscifactorías estatales han seguido criando las truchas hasta alcanzar esa talla, para venderlas a los restaurantes locales y de Lima.
En general, las técnicas y las instalaciones de cría son modernas. Los canales son de hormigón y tanto en las incubadoras como en los estanques destinados a la incubación se utilizan bastidores superpuestos.
Como alimento se usa una combinación de hígado, sangre, harina o piensos comerciales, variando la proporción y el tipo de los diversos productos según la disponibilidad de los mismos en la zona. El índice de conversión de alimento en carne de pescado varía de 3,3:1 a 3,6:1.
Dadas las temperaturas medias del agua, el incremento mensual de talla de las truchas es generalmente algo inferior al que sería de esperar.
Las trutifactorías no estatales están en fase de creación: en la provincia de Junín funcionan 12 piscifactorías pequeñas, mientras que en la provincia de Ancash ninguna ha iniciado aún sus actividades. Las dimensiones y tipo de las piscifactorías varían mucho, desde una serie muy complicada de canales de cemento hasta una sencilla presa de tierra. La mayoría de ellas son de construcción reciente y muy sencillas. La producción anual de truchas de mesa va de 1 000 a 12 000.
Como ya se ha mencionado, las piscifactorías estatales venden jaramugos a los criaderos comerciales, de manera que éstos no necesitan equipo de incubación y cría de alevines. Funcionarios estatales orientan a los propietarios de las piscifactorías en lo relativo a construcción y funcionamiento de las mismas.
La trutifactoría de Ancash, situada en Huaraz, cuenta con instalaciones de producción limitadas: 16 canales pequeños, 8 estanques de cría o incubación, 2 estanques circulares y un estanque de forma irregular. El agua se obtiene mediante una desviación del Río Quillcay. Procediendo de glaciares a una altura de 3 287 m, el agua del río no se ha caldeado lo suficiente cuando llega a la piscifactoría para ofrecer una gama de temperaturas conveniente para el crecimiento de las truchas (por ejemplo, en julio de 1971 la temperatura media del agua fue: 5,2°C a las 07.00; 9,7°C a las 12.30 y 10,2°C a las 17.30). Sin embargo, estas temperaturas relativamente bajas no se consideran perjudiciales para la producción e incubación de huevos de trucha y, de hecho, la piscifactoría se dedica principalmente a ese fin. Está en curso un programa de selección de reproductores, con vista a reunir determinadas características deseables, como índice rápido de crecimiento, gran producción de huevos, etc.
Anualmente se incuban unos dos millones de huevos de trucha, se suministran pececillos y huevos fecundados a otras piscifactorías estatales, y se siembran unos 100 000 jaramugos de trucha en aguas del Callejón de Huaylas. Se propone que en esta piscifactoría se siga insistiendo en la producción de huevos.
Las propuestas del Gobierno peruano para ampliar y mejorar las instalaciones trutícolas incluyen: (1) un programa para la mejora de los canales en la estación pesquera de Junín; (2) una nueva estación trutícola que dependa de la estación de Junín, con una producción anual de 150 000 kg y (3) una nueva estación trutícola en el Callejón de Huaylas, con una producción anual de 200 000 kg. Ninguna de estas factorías alcanzará la producción prevista antes de cinco o más años.
Además, la Corporación Agrícola “Tupac Amaru” de Pachacayo se propone construir una estación de producción de 125 000 kg.
Probablemente las facilidades que se ofrecen a las comunidades instruyéndolas en materia de piscicultura, organizando demostraciones y distribuyendo jaramugos de trucha procedentes de piscifactorías estatales dará lugar a un aumento gradual del número de truchas de tamaño comercial procedentes de piscifactorías privadas.
Como resultado de los estudios realizados en el Callejón de Huaylas por el Ing. Ernesto Herrera Melgar y el Dr. E. Wayne Shell, de la Universidad de Auburn (bajo el patrocinio del Organismo de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID) se ha elegido un emplazamiento provisional para la estación propuesta en esta región. La estación en cuestión formaría parte del plan general del Gobierno peruano de rehabilitar la zona ofreciendo mayores posibilidades de empleo.
Las propuestas de expansión mencionadas contribuirían notablemente a incrementar el número de truchas de tamaño comercial en el Perú. Dado que la población rural es casi autosuficiente y muy pobre, es dudoso que los habitantes de los valles de los Andes compren mucho pescado. Por tanto, es preciso buscar mercados potenciales y examinar la economía de las estaciones existentes, para disponer así de datos fidedignos para el programa de expansión. Dada la lejanía de las piscifactorías, el estudio de los mercados debe tener en cuenta los gastos de transporte. Sólo cuando se disponga de dichos datos será posible evaluar realmente el programa propuesto; de todas formas, la planificación de la construcción de instalaciones estatales avanza con resultados excelentes.
