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Plantación industrial de árboles en Marruecos

PAUL GOUJON

El Sr. PAUL GOUJON es Ingeniero Jefe del Departamento Forestal de Rabat, Marruecos.

Un proyecto para facilitar sumistros adecuados de madera rolliza para una fábrica de pasta

LA CAMPAÑA de plantación de 1960-61 puso fin a la operación de producción de pasta de madera («Opération-cellulose»), vasta empresa emprendida en Marruecos para plantar 60.000 hectáreas con Eucalyptus camaldulensis con vistas a suministrar regularmente madera en rollo a una fábrica de pasta de madera construida recientemente en Sidi-Yahia-du-Rharb. La campaña exigió una preparación meticulosa, una mecanización considerable, y la organización de métodos de trabajo, lo que convirtió la labor de repoblación casi en una operación industrial.

La construcción de la fábrica de pasta comenzó en mayo de 1955, y desde que esta fábrica empezó a funcionar en 1957, las nuevas plantaciones le han suministrado hasta ahora madera regularmente sin dificultad, lo que prueba que es posible crear en unos cuantos años todos los suministros madereros que una industria específica exige.

Estudios preliminares

Los estudios preliminares para la instalación de una fábrica de pasta de madera en Marruecos datan de 1949. Fueron realizados conjuntamente por la «Administration des eaux et forêts», Administración de montes, la Asociación forestal del Rharb (sociedad formada por los principales plantadores de eucaliptos), y el Sindicato de estudios encargado de estudiar la construcción de una fábrica de pasta de madera en Marruecos, constituido antes de la sociedad «Cellulose du Maroc».

Estos estudios comprendían la investigación de los rendimientos de pasta de las maderas del eucalipto, acacia y cedro y la investigación de las fuentes de suministro de materias primas para la fábrica, teniendo en cuenta su situación geográfica y su cadencia de consumo.

Los estudios preliminares sobre las fibras celulósicas se efectuaron en el «Centre technique du bois» de París en muestras de Eucalyptus camaldulensis de rollizos de 10 años tomados a alturas de 1, 4 y 8 metros de dos troncos de unos 15 metros de alto y 70 centímetros de perímetro a la altura de 1,30 metros. En cada uno de los rollizos, las fibras estudiadas en los extremos y en el centro de un diámetro orientado en el sentido del viento se presentan con una longitud cercana a 1 milímetro en la periferia y a 0,7 de milímetro en el centro, para el primer tronco, y a 0,9 de milímetro y 0,65 de milímetro, respectivamente, para el segundo.

Naturalmente, éstas son fibras cortas que, a causa de su finura (diámetro medio, 13 a 14 m), tienen un índice de afieltrado comprendido entre 52 y 59 en el primer caso, y entre 57 y 72 en el segundo, es decir, mejor que la mayoría de las especies tropófitas (castaño, tilo, tiemblo o abedul) para las cuales la cifra es de 46 más o menos. Por otra parte, su índice de flexibilidad es muy bajo. En conjunto, los resultados indicaban que la madera de eucalipto era adecuada para la obtención de pulpa.

Por otra parte se estimó necesario, para garantizar el suministro adecuado de madera a la fábrica de pasta, contar por lo menos con 60.000 hectáreas de plantaciones en un radio no mayor de 90 ó 100 kilómetros en torno a la fábrica. Sin embargo, la experiencia de los años últimos demostró que este cálculo era algo optimista y que sería necesario plantar mucho más de 60.000 hectáreas de eucaliptos para que la fábrica alcanzara su capacidad máxima de producción de 60.000 toneladas de pasta al año. La cifra estimada es, en efecto, 75.000 hectáreas.

La madera de Eucalyptus camaldulensis produce aproximadamente 22 por ciento de pasta, es decir, que se necesitan unos 4 kilogramos y medio de materia prima para obtener un kilo de pasta. Además, los rendimientos de madera varían grandemente con la naturaleza del suelo; en la región de que se trata, tales rendimientos oscilaban entre 4 y 10 metros cúbicos por hectárea y año.1

1 En la llanura del Tadla, en Marruecos central, plantaciones de Eucalyptus gomphocephala, establecidas en un suelo profundo calcáreo-arcilloso, que se riega durante el verano (suministrándosele de 200 a 300 milímetros de agua) mostraron un índice de incremento de 34 metros cúbicos por hectárea y año entre su quinto y sexto año.

El rendimiento medio no es mayor, sin embargo, de 6 metros cúbicos y como la fábrica sólo emplea los rollizos de diámetro comprendido entre 7 y 35 centímetros, es decir, 60 por ciento aproximadamente de la corta total, empleándose el resto para madera de construcción, puntales para minas o carbón vegetal, el rendimiento, en definitiva, es de 3,6 metros cúbicos de madera para pasta por hectárea.

No obstante, se proyecta continuar el trabajo de repoblación, por lo menos durante 12 años más, en el bosque de la Mamora en el cual hay que replantar todavía 23.000 hectáreas de calveros, de modo que no será difícil encontrar las 15.000 hectáreas adicionales de las cuales se puedan extraer las 270.000 toneladas de madera para pasta que se necesitan en la fábrica de pasta de madera. El máximo de 60.000 toneladas sólo se obtendrá, no obstante, en varias etapas sucesivas. La capacidad de la fábrica, que era de 15.000 toneladas por año en 1957, llegará a 30.000 toneladas en 1963, a 45.000 toneladas en 1970 y pasará de 60.000 toneladas hacia 1975, en cuya época las plantaciones habrán llegado a alcanzar su productividad máxima.

CUADRO 1. - SUPERFICIES PLANTADAS DE EUCALIPTOS EN LA ZONA SUMINISTRADORA DE LA FÁBRICA DE PASTA DE MADERA DE SIDI-YAHIA-DU-RHARB

Modalidad de ejecución de las plantaciones

Superficies plantadas

Cifras absolutas en hectáreas

Porcentaje del total

Por el Estado en tierras de dominio público

25 000

44

Por el Estado en tierras comunales

17 000

29

Por el Estado en propiedades privadas

3 700

6,5

Por particulares con ayuda estatal

3 100

5,5

Por particulares sin ayuda estatal

8 700

15

Totales

58 000

100

Condiciones naturales

Las regiones del Rharb y de la Mamora, donde están situadas las plantaciones de eucaliptos para esta campaña, se hallan en la parte noroccidental de Marruecos, cerca de la costa atlántica. Abarcan una superficie de 830.000 hectáreas, de las cuales unas 130.000 corresponden a la Mamora. El Rharb es una llanura aluvial, pantanosa, limitada al oeste por dunas costeras, al norte por las estribaciones del Rif, al este por una cadena de colinas rocosas de 700 a 800 metros de altura y al sur por una vasta planicie que desciende ligeramente hacia el norte. En esta planicie, cortada por estrechos valles orientados en general de sudoeste a nordeste, es donde está situado el bosque de la Mamora. La altitud media varía entre 5 y 25 metros y la mayoría del Rharb es absolutamente llana, lo que facilita grandemente las labores forestales mecanizadas y el transporte de los productos agrícolas y forestales.

El clima de estas regiones, aunque suavizado por la proximidad del océano, en general es muy cálido y seco en el verano. La influencia del mar no se siente ya en el interior a 30 kilómetros de la costa. Las temperaturas medias mensuales oscilan entre 3° C. en enero (el mes más frío) y 34° C. en agosto (el mes más cálido), aunque en ciertos días de verano el termómetro puede llegar hasta 50° C. Las heladas son muy raras, pues, por término medio hiela 13 días al año en Kenitra. Las precipitaciones oscilan de 600 milímetros en la costa a 380 milímetros en el interior. Como en el resto de Marruecos la lluvia se distribuye muy desigualmente; y prácticamente no llueve desde mayo hasta octubre. En general, los vientos son de fuerza media.

La llanura del Rharb consiste en depósitos aluviales del río Sebu y de sus principales afluentes, Uerrha y Beth. El suelo está formado por capas arenosas de variado espesor que descansan sobre un estrato impermeable de arcilla roja. Al norte existen capas superficiales de grava en las que crece bien el eucalipto. La capa freática está mucho más cerca de la superficie del suelo en el Rharb que en el bosque de la Mamora. El eucalipto es, desde luego, muy sensible a la presencia o falta de agua y como consecuencia de ello en el Rharb es posible un ciclo de turno del cultivo de 8 a 10 años, que, sin embargo, se extiende hasta 14 e incluso 16 años en las plantaciones de la Mamora.

El río Sebu y sus afluentes riegan la cóncava región del Rharb y ocasionan graves inundaciones todos los inviernos, lo que ha hecho necesario emprender trabajos de avenamiento, que ahora se acaban de terminar. Un embalse sito en El-Kansera, en el río Beth, permite la irrigación de unas 40.000 hectáreas en la parte sudeste del Rharb (región de Sidi-Slimane), cuyas plantaciones de agrios se cuentan ahora entre las mayores y mejores de Marruecos. El Rharb occidental produce cereales, especialmente arroz, que se introdujo hace unos pocos años tan sólo y que crece muy bien en este clima. En las demás partes, es decir, en las zonas que no se riegan, los suelos silíceos o silíceo arcillosos, son demasiado malos para el cultivo y la tierra se dedica a la cría de ganado vacuno y ovino.

El bosque de la Mamora, con sus 130.000 hectáreas formando una sola masa, es el alcornocal más grande del mundo. En otro tiempo era mucho más extenso que ahora, pero las muchas talas que el hombre ha hecho en su interior han disminuido su superficie. Este bosque se halla en el límite meridional del área de cultivo del alcornoque, de modo que la regeneración es difícil, especialmente en la parte oriental del bosque donde las precipitaciones son inferiores a 400 milímetros. El alcornoque, de hecho, se halla en decadencia y está cediendo terreno ante la invasión de un maquí secundario, formado de lentisco (Pistacia lentiscus), Phillyrea angustifolia, Rhus pentaphylla y algunas matas de Callitris quadrivalvis en el valle del Beth.

Hace algunos años los forestales pensaron que era necesaria la reproducción artificial e incluso que el alcornoque debería sustituirse con especies de crecimiento rápido y resistentes a la sequía. La mejor sería el eucalipto, especialmente Eucalyptus camaldulensis, que crece bien en los suelos no calcáreos, arenosos. En el Rharb, los planes iniciales de repoblación emprendidos por propietarios privados se remontan a 1921, mientras que en la Mamora tales trabajos aunque se empezaron en 1922, sólo se llevaron a cabo realmente durante la segunda guerra mundial.

Por lo tanto, en 1949, puesto que ya existía en esta zona un núcleo de plantaciones de unas 10.000 hectáreas de superficie, parecía justificada la instalación de una fábrica de pasta de madera. Eran también factores favorables el que el Rharb es fácilmente accesible; que es absolutamente llano; que le cruzan dos líneas de ferrocarril y excelentes carreteras; que el puerto de Kenitra está muy cerca; y que sus ríos y abundantes fuentes naturales proporcionan un buen suministro de agua. Las perspectivas de expansión de las plantaciones de eucaliptos se consideraron excelentes tanto en los suelos pobres y arenosos del Rharb como en los calveros del bosque de la Mamora. El lugar elegido para la fábrica está exactamente en el centro de la zona de la plantación cerca de Sidi-Yahia del Rharb.

Las plantaciones de eucaliptos

Elección de las especies

Tanto los propietarios privados como el Servicio Forestal del Estado, hicieron plantaciones experimentales de Grevillea, Casuarina y pinos (pino canario y pino marítimo) con diversa fortuna, pero finalmente se limitaron al eucalipto y a la acacia (Acacia mollissima), esta última para obtener tanino para la industria local del cuero. Por desgracia, las bajas precipitaciones y la pobreza del suelo exigieron la elección de un eucalipto de madera coloreada (E. camaldulensis y E. gomphocephala), lo que hizo necesario un costoso tratamiento químico de decoloración (véase más adelante). A pesar de esto, las ventajas de E. camaldulensis (de crecimiento rápido y buen porte) son tales que éste constituye aún la principal fuente de madera.2

2 Hay también unos cuantos millares de hectáreas plantadas de E. gomphocephala.

Además de la búsqueda de la especie más adecuada, se hicieron también experimentos con objeto de hallar las técnicas de plantación que produzcan madera rápidamente y al mínimo costo. Estas técnicas se describen a continuación.

Plantas destinadas a la plantación

Las plantas jóvenes de eucaliptos se crían en viveros y se plantan de asiento al principiar las lluvias de otoño. En mayo o junio se puede sembrar directamente en macetas. Una vez que las semillas han germinado, se ejecuta una entresaca con objeto de dejar sólo una planta por maceta. Otro método consiste en sembrar en semilleros y trasplantar luego las plantitas a macetas. Estas contienen una mezcla fértil de arena y mantillo, lo más suelta posible y no demasiado rica para evitar que las plantitas crezcan excesivamente. Las plantas jóvenes hay que regarlas regularmente, sus raíces se deben cercenar varias veces para que no arraiguen demasiado firmemente en su asiento provisional, y los brotes se cortan unos 15 días antes de efectuar la plantación de asiento. Aparte de las macetas corrientes de barro cocido, se usan también bloques exagonales de tierra de 9 centímetros de diámetro, con una cavidad central donde se pone la mezcla fértil. Estos bloques de tierra se pueden hacer en el vivero mismo con una máquina muy sencilla de fabricación local. La ventaja que tienen es que son menos incómodos y pesados, y menos frágiles, que las macetas corrientes, y que las raíces de las plantas jóvenes crecen mejor en ellos. En los años últimos las macetas de barro cocido y los bloques de tierra han sido sustituidos en mayor o menor grado por sacos de polietileno de 30 a 40 centímetros de longitud, en los cuales las raíces pueden crecer en profundidad fácilmente. Estos sacos son mucho más baratos que las macetas pero no son tan fáciles de usar.

Cuando empieza la estación lluviosa, las plantitas jóvenes, que miden generalmente de 30 a 40 centímetros de alto y cuyas raíces forman un apretado haz de finas fibras, se plantan de asiento. Por lo general, prenden con rapidez y normalmente arraigan bien antes de la estación seca que, en esta parte de Marruecos, no empieza hasta mayo.

El costo de tales plantas jóvenes de vivero es de 9 a 10 francos marroquíes, y se considera que son necesarios 100 días de trabajo para producir 10.000 de estas plantas, o sea 10 días de trabajo por hectárea.

Preparación del suelo

En las primeras plantaciones, el eucalipto se plantaba en hoyos pero arraigaba mal y los árboles vegetaban durante varios años. Se descubrió que los árboles plantados en suelos arados crecían mucho mejor y sobrepasaban rápidamente a los otros, lo que indicaba la necesidad de efectuar una buena preparación del suelo en toda la plantación. Las partes del Rharb donde se iban a plantar de asiento las plantas jóvenes son prácticamente llanas, de modo que la labranza con máquinas y la preparación del suelo son muy fáciles. Por esto las labores pudieron mecanizarse mucho, lo que aceleró el trabajo y disminuyó los costes. Se puede afirmar, probablemente, que nunca se habrían logrado los objetivos del proyecto si el trabajo no se hubiera mecanizado completamente.

En efecto, para que la fábrica alcanzase rápidamente la fase de producción que puede considerarse inicio del logro de beneficios, es decir, una producción anual de 30.000 toneladas, era necesario proyectar un programa de plantación acelerada de 5.500 hectáreas por año comenzando en 1954. Este ritmo se mantuvo durante siete años mediante métodos de trabajo muy bien organizados.

El primer paso consistía en eliminar la cubierta vegetal que pudiera competir con los árboles futuros. Cuando sólo se trataba de vegetación herbácea, como sucedía en el Rharb, bastaba con arar profundamente para hacerla desaparecer, pero en la parte oriental de la Mamora el suelo se hallaba cubierto de matas de Lentiscus y Phillyrea, y era necesario efectuar verdaderas labores de desbroce. La venta del carbón obtenido de las matas de Lentiscus cubrió los gastos.

Otros lugares estaban cubiertos de palmitos (Chamaerops humilis) y «ormenis»,3 difíciles de arrancar, por lo que se hizo necesario emplear máquinas desraizadoras. En el primer caso las matas se dividieron mediante una arada profunda, lo que permitió arrancarlas con la mano, después de lo cual se amontonaban para quemarlas. Este trabajo era muy caro, ascendiendo a 4.000 ó 5.000 francos por hectárea. Donde había trozos enteros de terreno cubierto de «ormenis», cuyos tallos muy duros obstruían o impedían la marcha del arado, se hizo necesario cortar o quemar los tallos antes de arar.

3 Ormensis mixta multicaulis, formada de tallos verticales que a voces cubre grandes extensiones en Mamora.

La maquinaria empleada estaba formada por tractores pesados de 80 CV y arados de 5 discos, de 2,5 toneladas de peso. En los suelos compactos se necesitaba generalmente profundizar la arada hasta 30 ó 35 centímetros, y en los menos sólidos hasta 40 ó 50 centímetros. En el Rharb, donde el suelo es mejor, generalmente bastaba arar hasta 25 centímetros de profundidad con un tractor medio (30 a 35 CV).

Para llevar a cabo este trabajo, el Servicio Forestal tuvo que comprar bastante maquinaria agrícola. A últimos de 1960 su parque se componía de: 32 tractores pesados, 69 tractores ligeros, 25 arados, 85 pulverizadores, cultivadores o apisonadores de coberteras, 1 alomadora, 1 arrancadora, 2 segadoras, 1 rastrillo mecánico, 45 remolques.

Labor de plantación propiamente dicha

Para organizar el trabajo con el gasto mínimo de tiempo y de dinero se estudió la labor ejecutada en función del tiempo en todas las operaciones que se describen a continuación.

Trazado de la plantación y señalamiento

Las plantas jóvenes plantadas de asiento en invierno deben protegerse en la primavera contra la competencia que les hacen las plantas anuales. Debido también a que los cuidados culturales (cava y escarda) se deben realizar rápida y oportunamente, es absolutamente indispensable que estas operaciones se ejecuten con máquinas. Para que éstas surtan el efecto apropiado se necesita que las cabeceras sean amplias y que la longitud del terreno sea considerable, y la posibilidad de trabajar en dos direcciones perpendiculares; el trazado de la plantación debe, por tanto, responder a estas necesidades.

Esta operación se hace en dos etapas: durante la primera la superficie se divide en cuadrados de 300 × 300 metros que a su vez se subdividen en parcelas de 75 ó 100 metros de lado, marcándose luego los puntos en que se ha de plantar mediante la colocación de piquetes de caña o abriendo hoyos con la azada.

Naturalmente, se debe dejar espacio para los caminos de extracción de la madera que sirven también de cortafuegos, para lo cual se dejarán entre los cuadrados calles de 10 a 12 metros de anchura. La división en parcelas permite limitar los cuidados culturales a las partes más gravemente infestadas de malas hierbas, evitándose así la necesidad de tener que pasar por toda la plantación.

El espaciamiento de las plantas depende de varios factores; en las plantaciones privadas generalmente se adopta un espaciamiento de 2 × 4 metros. En las plantaciones del Estado el espaciamiento era en un principio de 3 × 3 metros, equivalente a 1.100 plantas por hectárea, pero ahora se prefiere un espaciamiento de 3,5 × 3,5 metros, de modo que la densidad es únicamente de 830 árboles por hectárea. Esto significa un ahorro considerable en la plantación, en tanto que la producción de madera no se ve afectada en modo alguno.

El trabajo se puede realizar en tres etapas diferentes, de acuerdo con el material y la mano de obra de que se disponga. En la primera etapa, se fijan los vértices de los cuadrados, trabajo topográfico que, especialmente en los terrenos ondulados, requiere personal experto e instrumentos ópticos precisos y potentes. La segunda etapa, es decir, el trazado de las líneas paralelas, sólo exige una escuadra de reflexión (sencillo instrumento que puede ser manejado incluso por un ayudante) y un cable de acero. Para la tercera etapa, o sea, el señalamiento detallado, se necesitan pequeños instrumentos agrícolas. Así, pues, las tareas pertinentes se pueden distribuir de acuerdo con la preparación de cada trabajador.

Fijación de los vértices de cada cuadrado (Figura 4). Los equipos deben consistir en un forestal, un porteador de los aparatos topográficos y cuatro obreros. El material necesario está compuesto de una brújula o taquímetro de forestal, escuadra y nivel de agrimensor y piquetes. El método empleado permite abarcar diariamente unas 40 hectáreas, esto es, cuatro cuadrados de 9 hectáreas y sus perímetros.

FIGURA 4. - Fijación de los vértices de una parcela cuadrada.

Trazado de las líneas paralelas (Figura 5). Los equipos deben consistir en un operario experimentado, que debe saber utilizar la escuadra de reflexión, y en cinco obreros. Dos de éstos llevan el cable de acero de 100 metros de longitud, dividido en secciones de 3 metros4 mediante anillos de alambre de cobre entrelazados con los hilos del cable; los otros tres obreros que llevan las cestas, fijan los piquetes de caña.

4 En el ejemplo aquí descrito se supone que las plantas están establecidas con un espaciamiento de 3 × 3 metros.

FIGURA 5. - Trazado de las líneas paralelas y fijación de los piquetes.

La operación consiste en dividir los cuadrados en tres partes iguales mediante dos líneas paralelas (base A1-B1) y en marcar con piquetes estas líneas y sus bases cada 3 metros.

Tan pronto como los dos extremos del cable están en el punto preciso, los tres obreros cavan un hoyo en el suelo, en el lugar señalado por un anillo de cobre, y clavan un piquete (cada trabajador pone de 8 a 10 piquetes); a medida que los obreros avanzan a lo largo del cable, llenan sus cestas con piquetes tomados del remolque que se halla estacionado junto a un lado del cuadrado.

Este trabajo, al final del cual se han señalado en la parcela cuadrada de 9 hectáreas cuatro líneas de 300 metros de largo, con un piquete cada tres metros, requiere un día de labor.

Estas dos tareas iniciales preceden a la plantación. La tercera etapa se combina con las operaciones siguientes (transporte, distribución, plantación y recogida de las macetas).

Señalamiento detallado. Esta tarea la realizan equipos de dos obreros, empleando un cable del tipo que se ha descrito anteriormente, y cuatro obreros provistos cada uno de ellos de una azada.

Los extremos del cable se colocan uno junto al primer piquete del lado A1-B1 (véase la Figura 4) y el segundo junto al primer piquete de la línea paralela «mn» (Figura 5); en los puntos indicados por las anillas que hay en el cable, los obreros excavan pequeños hoyos. Esto se repite con todos los piquetes correspondientes de cada dos líneas paralelas. Es un trabajo muy sencillo pero requiere una cuidadosa inspección.

Transporte y descarga de las plantas

Las macetas, con sus plantas, que hay en los viveros dispuestas en líneas, se escogen, se riegan y se cuentan antes de cargarlas. Sin necesidad de ninguna instalación especial cada camión lleva de 5.000 a 6.000 macetas. Veinte obreros tardan dos horas en cargar un camión, a razón de 125 a 150 macetas por hora y hombre.

Como la arada ablanda la tierra, los camiones no pueden penetrar dentro de los cuadros ni las plantas se pueden descargar en ellos, y por consiguiente la descarga hay que hacerla a lo largo de la carretera externa o, si las condiciones lo permiten, en los caminos de servicio que rodean a los cuadros.

En el primer caso, mediante un tractor provisto de un remolque agrícola con los neumáticos a baja presión, se distribuyen las plantas desde este punto central a puntos secundarios de descarga en lotes de 1.800 a 2.000 plantas, colocando tres lotes en un lado del cuadro y otros tres en el lado opuesto; esto hace un total de por lo menos 10.200 plantas. Sería más eficaz distribuir las plantas directamente desde el punto central de suministro con objeto de evitar la carga y descarga. Ahora bien, para hacerlo así se necesitarían muchos tractores y remolques, pero como su número depende de la distancia que haya entre la parcela que hay que plantar y el punto central de suministro, en la práctica esto no es factible.

Las condiciones del transporte varían de uno a otro lugar. Por consiguiente, el trabajo se organiza adaptándose a las circunstancias de cada plantación. La experiencia ha demostrado que es siempre mejor contar con equipos de transporte independientes para cada parcela o cuadro.

Distribución de las plantas

Las plantas se distribuyen momentos antes de que los plantadores tengan que plantarlas (para evitar que se marchiten, lo que puede suceder frecuentemente en Marruecos incluso durante el invierno).

Debido a las condiciones del suelo, se emplean tractores de 30 a 35 CV con ruedas para los terrenos llanos y preferiblemente tractores orugas para los terrenos en declive. Los remolques llevan de 800 a 1.000 plantas sobre una plataforma de 2,5 × 4 metros. Para cargar un remolque se necesitan diez obreros, que emplean 20 minutos, al ritmo medio de cinco macetas por minuto y hombre.

Cada parcela consiste en 101 hileras de 101 plantas cada una, con espaciamientos de 3 × 3 metros. Se distribuyen de una vez plantas suficientes para ocho hileras. El remolque pasa entre las hileras cuarta y quinta, y dos hombres, que están de pie sobre la plataforma del remolque, entregan las plantas a ocho obreros, cuatro en cada lado, que las ponen en los lugares marcados (véase la Figura 6).

FIGURA 6. - Circuito de distribución de las plantas.

Los equipos de distribución (los tractores con sus conductores, los remolques con dos obreros y ocho distribuidores cada uno) se desplazan hacia arriba y hacia abajo a lo largo de las hileras cruzando el cuadro tres veces y recogiendo las cargas en cada extremo (véase la Figura 7).

FIGURA 7. - Esquema de la distribución.

Para realizar bien el trabajo, los puntos de suministro deben estar situados como sigue: tres lotes conteniendo de 1.600 a 1.800 plantas en el lado A1-B1, el primero A a 25 metros del vértice A1, los otros dos (C y E) a 100 metros del primero; y tres lotes en el lado C1-D1, el primero B a 50 metros del vértice C1, y los otros dos (D y F) separados entre sí por 100 metros de distancia.

De este modo, el equipo, después de haber cargado en el punto A de 800 a 1.000 plantas jóvenes de eucalipto, las distribuye en ocho hileras; vuelve a cargar en el punto B y distribuye las plantas a lo largo de la segunda faja de ocho hileras; se acerca al punto de carga A donde recoge las 800 ó 1.000 plantas restantes y las distribuye a lo largo de la tercera faja, al final de la cual se halla de nuevo en el punto de carga B donde recoge las últimas 800 ó 1.000 macetas que distribuye a lo largo de la cuarta faja, y así sucesivamente.

No es necesario contar exactamente el número de macetas que hay en cada pila. Con algo de práctica, los obreros apilan el número adecuado. Las plantas que han sufrido daños durante el transporte se sustituyen con otras adicionales. Las plantas que sobran se dejan en su sitio hasta que las recoja después el equipo de distribución. Cada hora se distribuye la carga de plantas de cinco remolques y aproximadamente 11.000 plantas por jornada.

Plantación

Una vez llevadas las plantas a la parcela donde se van a plantar y distribuidas en los emplazamientos marcados, la tarea del plantador propiamente dicho es muy sencilla. Un obrero medianamente hábil puede plantar de 40 a 45 árboles por hora. El rendimiento o ritmo de plantación se podría mejorar considerablemente si los obreros trabajasen a destajo. Sin embargo, este método tiene la desventaja de fomentar el trabajo mal hecho y con poco cuidado; las plantas se pueden arrancar del cepellón, pueden no plantarse a bastante profundidad e incluso se pueden plantar junto con las macetas, etc. Por estas razones, a pesar de las desventajas que tiene el pagar un salario regular (los obreros más rápidos tendrán que amoldar su ritmo de trabajo al de los más lentos), los plantadores, en número de 30 a 35 por grupo, trabajan a lo largo de las hileras bajo la vigilante mirada de un capataz.

En casos excepcionales, cuando se ha contado con una mano de obra estable, lo que es raro, ha sido posible formar equipos homogéneos que han trabajado en grupos a destajo.

Recogida de las macetas

La recogida de las macetas hay que hacerla en dos etapas. Por la mañana el equipo de plantación de 30 ó 35 hombres amontona las macetas vacías que han quedado sobre el terreno el día antes. Los hombres recorren hacia arriba y hacia abajo las hileras tres veces y reúnen las macetas en pilas de siete u ocho en cuatro o cinco hileras. Al acabar la tarde, el equipo de distribución las carga en el remolque y se las lleva. Los circuitos de apilado y recogida se representan en la Figura 8.

FIGURA 8. - Circuito de recogida de las macetas.

Coordinación de todas las operaciones

Una vez que se han analizado cada una de las operaciones (señalamiento, transporte y distribución de las plantas, plantación y recogida de las macetas vacías), es conveniente ver cómo se coordinan entre sí (Figuras 9 y 10).

FIGURA 9. - Distribución de la jornada en una plantación.

FIGURA 10. - Tiempo (en minutos) por hectárea y por obrero que es preciso para realizar las distintas operaciones.

Sólo experimentalmente fue posible decidir la composición de cada uno de los equipos que se han descrito antes detalladamente, basándose en el tiempo que se necesitaba para realizar cada una de las distintas tareas básicas que requiere la plantación de una parcela de 9 hectáreas por día.

La Figura 9 muestra la distribución de la jornada (desde las 7 de la mañana hasta las 5 de la tarde con descanso de una hora para comer). Esta distribución se adoptó teniendo en cuenta las horas con luz del día en el invierno y la urgencia del trabajo.

El equipo de siete obreros que realiza la señalación hace 9 hectáreas por día. Para no detener el trabajo de los otros grupos todas las mañanas, dicho equipo trabaja siempre con un día o con una parcela de adelanto.

Un equipo de distribución emplea 20 minutos en cargar 1.000 plantas en un remolque, y 30 minutos en distribuirlas, de modo que se pueden distribuir 10.200 plantas en unas ocho horas y 20 minutos. Por lo tanto, empezando a las 7 de la mañana, el equipo puede cargar y distribuir alternativamente hasta las 4 y 20 de la tarde. Después puede retirar las macetas vacías que los 35 plantadores han reunido por la mañana en la parcela plantada el día anterior durante la distribución de la primera carga de plantas (50 minutos) en la parcela en que el equipo está trabajando. El resto de la jornada, esto es, ocho horas y 10 minutos, es suficiente para que los plantadores planten 10.200 eucaliptos jóvenes.

Cuidado de la plantación

Las plantaciones deben cuidarse para que el eucalipto pueda luchar contra la maleza y crecer, a fin de que sus raíces alcancen pronto las capas de aguas subterráneas. La vegetación herbácea, que crece con rapidez tanto mayor cuanto mejor ha sido preparado el terreno, se debe eliminar.

Los cuidados culturales comprenden una pasada sola o dos perpendiculares entre las hileras con una grada de discos y una bina con azada alrededor de cada planta.

La maquinaria usualmente empleada consiste en: un tractor oruga de 40 CV del tipo TD6 International y una grada, de 16 discos, de dos metros de ancho. Se prefieren las gradas de discos movidas con tractor de 400 ó 500 kilogramos de peso a un solo juego de discos.

Estas operaciones son caras porque con frecuencia los tractoristas carecen de experiencia, las condiciones de trabajo son malas y las cadenas de los tractores se deterioran rápidamente. El primer año se hicieron dos binas y se dieron tres pasadas con la grada movida con tractor. El segundo año esta grada se usó sólo una o dos veces.

A partir del tercer año, los eucaliptos han crecido lo bastante para eliminar por sí solos toda la maleza.

Coste

El coste de las plantaciones depende de si éstas se hacen con maquinaria en un terreno llano, como en este caso, o de si se ejecutan para repoblar terrenos montañosos donde generalmente la mayor parte del trabajo se tiene que hacer a mano. En Marruecos los costes han aumentado grandemente durante los últimos años como consecuencia de la subida de los jornales y de las cargas, ascendiendo actualmente a unos 80.000 francos (160 dólares E.U.A.) por hectárea en los suelos pedregosos del bosque de la Mamora. Los costes por los distintos conceptos se presentan en el Cuadro 2.

En general, se considera que para plantar una hectárea de tierra y ejecutar los cuidados culturales necesarios en ella se requieren 70 días de trabajo.

Explotación

El eucalipto se apea en el invierno con hacha lo mismo que cualquier otra especie, sólo que hay que quitarle la corteza antes de llevar la madera a la fábrica de pasta.5 A continuación los troncos se cortan en secciones de uno o dos metros y se transportan por carretera o ferrocarril a Sidi-Yahia-du-Rharb.

5 El descortezamiento a mano eleva considerablemente el coste de la extracción.

Como ya se ha dicho sólo se emplea alrededor de un 60 por ciento de la madera cortada debido a que la fábrica exige rollizos que tengan entre 7 y 35 centímetros de diámetro. Hay por consiguiente un 40 por ciento de desperdicios que se utiliza para madera de construcción, puntales para minas, o que se convierte en carbón.

CUADRO 2. - COSTE DE MANTENIMIENTO DE UNA PLANTACIÓN INDUSTRIAL DE ÁRBOLES EN MARRUECOS1

Clase de trabajo (por hectárea)

Suelos arenosos con algunos palmitos (Mamora)

Suelos arenosos cubiertos de palmitos (Rharb)

Suelos pedregosos que requieren dos pasadas difíciles (Mamora)

Suelo pedregrosos que requieren dos pasadas muy difíciles (Rharb)

Suelos compactos muy duros que exigen dos pasadas muy difíciles (Sehoul)

1. Desmonte de los palmitos

35

45

35

45

-

2. Desfonde hasta 80 cm.

-

-

136

136

136

3. Arada

175

175

-

-

175

4. Cuidados culturales normales






Gradeo cruzado con discos ligeros

3 pasadas = 162,6

3 pasadas = 162,6

3 pasadas = 162,6

1 pasada = 54,2

-

Cuatro binas con azada

88

88

88

88

88

Cuidados culturales especiales






Laboreo con azadas de alas o arado rastrojero

-

-

100

100

-

Laboreo con azadas de alas seguido de gradeo con discos ligeros

-

-

-

127,1

127,1

Desfonde hasta 40 cm. y a continuación laboreo con azadas de alas o arado rastrojero

-

-

-

-

2 pasadas = 400

5. Transporte de las plantas

27

27

27

27

27

6. Labores de plantación y afines

92,8

92,8

92,8

92,8

92,8

7. Traslado de los obreros

5

5

5

5

5

8. Coste de las plantas

90

90

90

90

90

TOTAL GENERAL, con exclusión del coste de la vigilancia

675,4

685,4

736,4

765,1

1 140,9

Servicio de vigilancia durante tres años (aproximadamente)

25

25

25

25

25

TOTAL GENERAL con servicio de vigilancia durante tres años

700,4

710,4

761,4

790,1

1 165,9

Gastos generales fijos (de 5 a 10 por ciento)

39,6

39,6

48,6

49,9

64,1

COSTO NETO TOTAL con inclusión de todos los gastos

740

750

810

840

1 230

1 Los precios se dan en dirhams, moneda oficial de Marruecos. 1 dólar estadounidense equivale a 6,02 dirhams y 1 dirham es igual a 100 trancos marroquíes.

El «Bureau d'études et de participation industrielles»está estudiando ahora, junto con el Departamento Forestal, la posibilidad de crear, como anexo de la fábrica de pasta de madera del Rharb, una fábrica de tableros de fibra, que podría obtener el mayor partido posible de los materiales de desperdicio, especialmente de la corteza.

Las masas de eucaliptos se extraen a razón de 4.000 hectáreas por año, lo que exige 30 días de trabajo por hectárea. Generalmente el tratamiento que se impone es el de tallar con un turno medio de apeo de 10 años (entre 8 y 16). Para obtener madera de dimensiones lo bastante grandes con más rapidez, dos o tres años después del apeo las masas se aclaran con objeto de no dejar más de dos o tres retoños por tocón.

Unas cuantas masas se tratan como monte medio e incluso como monte alto para la producción de madera aserrada. La más vieja de estas masas, que ahora tiene 30 años, da excelentes resultados, pero este método de tratamiento constituye todavía la excepción.

El bosque de eucaliptos de la Mamora se sometió a ordenación en 1954. Su ordenación está siendo ahora revisada a la luz de los rendimientos de los apeos hechos durante los últimos años.

Operaciones de financiación

La parte más delicada de la operación ha sido la financiación, habiéndose tenido que recurrir a diversos expedientes para conseguir fondos ya que el presupuesto general no facilitó todos los necesarios.

En efecto, los costes de la plantación subieron desde 45.000 francos (90 dólares E.U.A.) por hectárea en 1950 hasta 80.000 francos (160 dólares E.U.A.) en 1960, debido sobre todo al aumento de los jornales. Por consiguiente, en un período de 10 años el coste medio fue de 60.000 a 65.000 francos (120 a 130 dólares) por hectárea para un total de 60.000 hectáreas lo que eleva la suma a 400 millones de francos (800.000 dólares) por año.

El presupuesto general de infraestructura ha contribuído en la mayor parte a esta financiación, pero ha habido que acudir también a los recursos del «Fonds national forestier», y a diversos empréstitos, cuya importancia relativa se analiza a continuación.

El «Fonds national forestier» se creó en 1949 siguiendo el modelo del «Fonds forestier national» de Francia para financiar directamente los trabajos de investigación y repoblación forestal. Este «Fonds national forestier»obtiene sus recursos de un impuesto del 10 por ciento sobre la venta de todos los productos forestales (corcho, esparto, madera, etc.), que se reparte luego entre dos conceptos del presupuesto, de los cuales uno de ellos (2 por ciento) se reserva a la «Station de recherches forestières», y el otro (8 por ciento) se destina a financiar los trabajos de repoblación en las tierras de dominio público, comunales o privadas.

Con respecto a estas dos últimas categorías, especialmente a las tierras comunales, que comprenden grandes extensiones en el Rharb, el Estado ha establecido contratos con los terratenientes para colaborar con ellos en la ejecución de proyectos, reembolsándoles sus gastos. Según estos contratos, el gobierno se encarga de todos los trabajos: cultivo de las plantas jóvenes en los viveros, plantación y cuidados culturales. Las ventas de madera en pie se hacen mediante pública subasta, como en el caso de los montes del Estado. Este recupera el dinero desembolsado del producto de los apeos, recaudando una cantidad no superior a la mitad de las ventas de la madera en pie. Durante un período de 30 años, o por lo menos hasta que la deuda se cancele por completo, las masas nuevas quedan bajo la administración del Servicio Forestal. Las inversiones del «Fonds national forestier» en trabajos de repoblación ascienden anualmente por lo menos a 120 millones de francos, de cuya suma casi el 35 por ciento se destina a financiar la operación de producción de pasta de madera.

Sin embargo, en ciertos años ha sido necesario recurrir también a empréstitos para financiar el trabajo. Por ejemplo, en 1953, el gobierno tuvo que concertar con el Tesoro un anticipo de 40 millones de francos y ese mismo año la «Cellulose du Rharb» obtuvo un empréstito de 100 millones reembolsables en madera dentro de un período de 10 años.

Por último, los propietarios privados han plantado unas 12.000 hectáreas con eucaliptos en el Rharb sin ayuda del Estado. Por lo tanto, han contribuido con su dinero a más del 20 por ciento de la repoblación.

- He aquí un resumen de los distintos tipos de financiación:

Financiación del Estado

Porcentaje

en terrenos de dominio público

42

en terrenos comunales

23

en propiedades privadas

7

Financiación privada


con ayuda del Estado

6

sin ayuda del Estado

22


100

Surgió otra dificultad con motivo de que las comunidades pidieron anticipos inmediatos sobre las ventas futuras de la madera en pie que se cultivase en sus tierras. Estas comunidades empleaban anteriormente sus terrenos comunales para el pastoreo, y la plantación de eucaliptos por el gobierno restó a tal empleo tierras que se destinaron a reservas forestales, lo que causó un conflicto con los antiguos derechos de dichas comunidades. Después de largas discusiones, el Estado accedió a anticipar a estas comunidades 4.000 francos por hectárea y año6 de los fondos de la «Caisse centrale de crédit agricole».

6 La renta media de tales plantaciones se puede estimar en 8.000 francos por hectárea y año.

FIGURA 11. - Fábrica de pasta de madera de Sidi-Yahia-du-Rharb.

La fábrica de pasta de madera

Una vez que los árboles se han apeado, descortezado y cortado en rollizos se llevan a la fábrica de pasta de madera que se halla a 6 kilómetros de Sidi-Yahia-du-Rharb cerca de las principales áreas de repoblación forestal. Cuenta también esta fábrica con 2.800 hectáreas de plantaciones propias.

La fábrica se acabó en 1955 pero la producción de pasta no empezó sino en 1957, después de haberse realizado laboriosos estudios preliminares de investigación química.

La fábrica consume ahora de 75.000 a 80.000 toneladas de madera por año, que dan 16.000 toneladas de pasta o sea, 45 toneladas al día. El agua necesaria se extrae con bombas de una capa freática situada a unos 45 metros de profundidad. El consumo actual es de 600 metros cúbicos por hora.

Un ramal privado une la fábrica con la línea principal de ferrocarril a unos cuantos kilómetros de la estación de Sidi-Yahia.

Las trozas se descortezan en el bosque y se envían por ferrocarril o en camión a la fábrica donde se verifica el contenido de la partida; la madera se debe entregar semiseca, es decir, que su humedad no debe ser superior a 20 por ciento; en caso contrario se rebaja el precio que se paga por ella. Los rollizos deben tener de 7 a 35 centímetros de diámetro en el extremo más pequeño7 y de 1 a 2 metros de longitud, con una tolerancia de ± 10 por ciento. El precio actual de compra es 2.800 francos (5,6 dólares E.U.A.) la tonelada puesta en fábrica8, con una densidad de 1 (es decir, 1 metro cúbico de rollizos pesa una tonelada).

7 A partir de 1963 la fábrica contará con una nueva desmenuzadora que le permitirá aceptar madera en rollo de hasta sólo 4 centímetros en el extremo más pequeño.

8 El costo de la madera representa el 22 por ciento del precio de la pasta.

Esta madera se conserva durante seis meses en un patio de apilado, en pilas de 4 metros de anchura, separadas entre sí 4 metros. Desde aquí se llevan los rollizos a la desmenuzadora por un canal, donde se les quita con agua la arena y las piedras que llevan adheridas. A continuación la madera se desmenuza en astillas de las que se quita el polvo y los desperdicios en un «ciclón». Después de esta operación, las astillas son conducidas mediante correas de transmisión a tinas en las que se hidrolizan con anhídrido sulfuroso y después a calderas verticales donde sufren una digestión en lejía de sosa a 170° durante 6 a 8 horas. De este modo las fibras de celulosa se disuelven y se separan de la lignina. A esto siguen tratamientos de blanqueo con hipoclorito o con dióxido de cloro. La fibra blanqueada se suspende en agua y por último se la exprime y seca en una secadora de pasta de madera.

Las láminas de pasta de madera que salen de esta máquina con 5 por ciento de humedad se cortan, pesan y empaquetan para su envío, después de lo cual las lejías residuales se tratan con objeto de recobrar la cal.

Para la fabricación de la pasta de madera se necesitan grandes cantidades de sosa y de cloro, los cuales se producen por electrólisis del cloruro sódico extraído de las minas de sal de Taza en Marruecos. La fábrica de pasta de madera cuenta con un anexo donde se fabrican productos químicos con este objeto y que está convirtiéndose en la principal productora de cloro en Marruecos.

Después de filtradas, las aguas residuales pasan a los tanques de oxidación por una cañería de desagüe de varios kilómetros de longitud, vaciándose en el Sebu. Se proyecta hacer experimentos de irrigación en las masas de eucaliptos con estas aguas que actualmente no se utilizan para nada.

El procedimiento de fabricación de la pasta de madera en la factoría de Sidi-Yahia es bastante complejo y se necesitaron varios años para encontrar el método más eficaz y económico. Como el eucalipto empleado es de una madera coloreada que contiene compuestos tánicos y fenólicos, no basta el procedimiento del bisulfito y se hizo necesaria la cocción en una lejía alcalina.

El 88 por ciento de la pasta producida se exporta a los siguientes países:


Toneladas

Porcentaje

Reino Unido

6 000

44,5

Francia

2 600

19,4

Bélgica

2 200

16,8

Países Bajos

1 900

14,3

República Federal de Alemania

670

5

Estas exportaciones producen a Marruecos divisas (principalmente libras esterlinas) por valor de 1.000 millones de francos (2 millones de dólares E.U.A. ) anuales.

La fábrica tiene una nómina fija de 400 empleados y obreros, de los cuales 60 son técnicos franceses y el resto marroquíes contratados en la región y capacitados en la fábrica misma. La Compañía paga anualmente, en concepto de sueldos y salarios, 240 millones de francos, y proporciona empleo directamente a 400 familias, e indirectamente a más de 2.000, lo que hace un total de unas 12.000 personas que, en definitiva, viven de las plantaciones de eucaliptos de esta pobre zona agrícola que padece un paro obrero crónico. Además de la capacitación técnica que se da a los obreros en la fábrica, especialmente en el laboratorio químico, a partir del año pasado la Compañía ha organizado cursos contra el analfabetismo. Facilita también servicio médico gratuito a todos sus empleados y obreros.

La construcción de este centro industrial exigió un desembolso inicial de 4.000 millones de francos (8 millones de dólares E.U.A.) y el año próximo la Compañía espera realizar nuevas inversiones por valor de 1.500 millones de francos (3 millones de dólares E.U.A.) elevando su capacidad de producción a 30.000 toneladas de pasta por año.

Para ayudar a que se consolide esta empresa el Gobierno de Marruecos concede importantes rebajas anuales a la «Cellulose du Maroc» en el coste de la energía eléctrica y del combustible líquido, así como en los derechos aduaneros que normalmente gravan a los productos químicos importados.

La Convención de 1952

El 2 de julio de 1952, la «Administration des eaux et forêts» firmó un convenio con la «Cellulose du Maroc»según el cual el gobierno se comprometía a efectuar la repoblación forestal de una zona suficientemente grande para asegurar a la fábrica un suministro constante de madera, mientras que por su parte la Compañía se comprometía a absorber toda la producción de madera para pasta.

Hasta ahora ninguna de las dos partes ha tenido dificultad en cumplir sus compromisos y, en vista de los resultados logrados en los últimos años, el gobierno ha decidido continuar el programa de repoblación forestal en la zona Rharb-Mamora extendiendo las plantaciones de eucaliptos hasta 75.000 hectáreas por lo menos.

La «Station de recherches forestières» de Rabat comprueba rigurosamente las condiciones del suelo y las prácticas silvícolas en las masas de eucaliptos. Se ha visto ya que, por lo menos en los suelos pobres de la Mamora, los rendimientos de madera han disminuido después del primer apeo como consecuencia de haberse secado muchos tocones. Al parecer no es posible realizar más de tres apeos por árbol; esto significa - puesto que el nuevo ciclo de turno acaba de fijarse en 16 años - que la vida de los árboles no pasa de 50 años aproximadamente. Para cuando los árboles actuales mueran habrá que crear nuevas plantaciones. En los suelos más fértiles del Rharb el crecimiento es más rápido y el ciclo medio de turno es de 10 años, de modo que si 1a duración de la vida de los tocones es la misma, deberá ser posible hacer cinco apeos en lugar de tres. En cualquier caso, sin embargo, el problema de la replantación no surgirá durante los 30 años próximos ya que las plantaciones más viejas no tienen ahora más de 20 años.


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