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Resumen ejecutivo

La Argentina tiene variadas vías de desarrollo del sector forestal que apenas están exploradas en comparación con su potencial, basadas tanto en los bosques nativos como en los implantados.

Además, tiene un desarrollo forestal y de infraestructura que le permite seguir creciendo.

El gran desafío por delante es atraer las inversiones, sean de capital nacional o extranjero, que sean capaces de procesar la materia prima que se puede generar en el territorio nacional con ventajas competitivas. En el caso del bosque nativo, esta acción está relacionada con el ordenamiento.

Este marco de desarrollo potencial cuenta con el apoyo del Gobierno de la Nación que, por medio de distintos programas y leyes de incentivo, intenta dar un impulso institucional a este crecimiento. El elemento faltante en la política forestal nacional es un plan estratégico. Este concepto se traduce en la principal conclusión alcanzada en este trabajo.

Este plan estratégico debiera tener en cuenta las particularidades regionales, a la vez que amalgamar las posibilidades que dan cada una de ellas, buscando efectos sinérgicos que destaquen la competitividad y capacidad de la Argentina tanto en el crecimiento de bosques implantados, como en el manejo de los bosques nativos. Luego, debiera encararse el desarrollo de sistemas y productos que tomen ventaja de la relativa cercanía existente entre las principales masas forestales argentinas del bosque nativo y del implantado.

A continuación, se destacan los puntos más importantes de cada capítulo.

Bosque implantado

De acuerdo con datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos, la superficie forestada de la Argentina al año 2002 es de 1,15 millones de hectáreas. El ritmo de plantación no fue uniforme y desde el año 1997 el mismo ha crecido sostenidamente respaldado por la llegada de nuevos inversores en el sector, fundamentalmente desde Chile, y por el impulso que ha dado la Ley 25.080 que da un marco de promoción para el sector por un lapso de 10 años. A partir de la dura crisis que ha vivido la Argentina, los ritmos de plantación han bajado y es difícil hacer un pronóstico sobre el futuro ritmo de plantaciones.

Se han analizado con mayor profundidad dos escenarios del país: las coníferas en Misiones y las salicáceas en el Delta del Paraná. Se ha incorporado una proyección para la cuenca del eucalipto en la costa del río Uruguay de las provincias de Corrientes y Entre Ríos. En estos escenarios se comprende la realidad que puede vivir el país hasta el año 2020.

Se ha avanzado en la dirección correcta, pero no se advierte que los objetivos hayan sido clara y explícitamente establecidos en el total de la cadena comercial-productiva, que involucra tanto la formación de la cuenca forestal, como su estrategia de industrialización y posterior comercialización internacional. Hay sí muchos programas e iniciativas individuales que posibilitaron que se avanzara en, como se señaló, la dirección correcta. Se está generando una oferta de madera que va a poner una gran presión en la obtención de una demanda para la misma que termine de cerrar el ciclo de riqueza que se impulsó desde los incentivos a la forestación.

Se ha relevado la existencia de algunos proyectos industriales significativos que se concretarían durante el principio de este período, más allá de que la oferta de madera a generarse indica la necesidad de dichos proyectos. De concretarse los mismos, que se resumirían en dos grandes proyectos de pulpa de fibra larga y un proyecto de ampliación de una planta de papeles marrones, la facturación del sector se incrementaría en más de 500 millones de dólares y una gran parte de ellos con destino al mercado externo.

Como es claro y necesario, estas grandes fábricas van a ir acompañadas del cluster productivo forestal que termina por justificar la rentabilidad de las cuencas.

Bosque nativo

Existen hoy en la Argentina aproximadamente 34 millones de hectáreas de bosques nativos, los que hoy generan una producción aproximada de 175 millones de pesos. En esa actividad se da trabajo y arraigo a una determinada cantidad de personas. El potencial por aprovechar es muy superior; en especial, en la cuenca del Parque Chaqueño. Existe aquí un desafío por resolver que, en el pasado, se encaraba en forma diferente. Hoy existe una conciencia mayor acerca de la importancia y la potencialidad económica de los recursos naturales que no se limita a los recursos madereros, sino que abarca también a los no madereros, puestos al servicio de dar un marco de producción sustentable para la población local.

El ordenamiento del bosque nativo y su uso sustentable, asociado a las características propias de cada región, pueden acercar importantes beneficios. Por ejemplo, en el caso del Parque Chaqueño, el ordenamiento del bosque ofrece leña como material combustible para la población regional, habilita áreas para el pastoreo y aumenta la oferta de madera sustentable a futuro, generando una suma de beneficios que se complementa con la actividad desarrollada para algunos bienes no madereros, como el loro hablador o la iguana.

También ofrecen un gran potencial el bosque Andino Patagónico y la Selva Tucumano Boliviana. El desarrollo actual en estas dos áreas es aún inferior a la del Parque Chaqueño, pero su desarrollo muestra oportunidades adicionales en otras regiones que no deben ser desaprovechadas.

Industria

La Argentina cuenta con un importante desarrollo industrial en lo sectorial que ha mejorado su productividad en forma sostenida durante los últimos años, lo que le dio competitividad internacional. Sin embargo, el desarrollo logrado está muy lejos del potencial real obtenible.

Este hecho se marcará, en el bosque implantado, con una sobreoferta previsible de madera si no se logra concretar el potencial transformador que se precisa. En el bosque nativo, se manifiesta en oportunidades perdidas. Estas oportunidades, siempre, son posibles de ser recuperadas en el tiempo.

Documentos sectoriales concluyeron que el potencial de generación de empleo para los próximos diez años puede alcanzar a los 500 mil puestos de trabajo. De acuerdo con datos oficiales basados en la matriz de insumo producto, el nivel de empleo del sector en 1997 era de 235 mil trabajadores.

Asimismo, la demanda del sector se concentra fuertemente en la madera, pero la importancia del transporte es crucial. De acuerdo con la estructura de la matriz de insumo producto, realizada en 1997, el gasto en transporte para el sector forestoindustrial es equivalente al gasto en madera. Este hecho tiene que ser tomado en cuenta debidamente a los fines de realizar la planificación de los sectores vinculados, si el crecimiento del sector forestoindustrial va a superar su tendencia histórica.

Comercio Exterior

A pesar de sus ventajas competitivas, la Argentina, aún hoy, es un importador neto de productos forestoindustriales. Durante la década de 1990 el crecimiento explosivo del consumo interno hizo que este hecho se profundizara. En la década por venir, sobre la base de posibles importantes desarrollos industriales, fundamentalmente de capitales chilenos y el cluster que necesariamente los acompañará, esta situación puede revertirse dramáticamente.

Sin embargo, deben instrumentarse los medios necesarios como para lograr este objetivo. El sector público y el privado, en conjunto están tendiendo a promover adecuadamente las maderas argentinas en el exterior. Se considera que es posible, sobre la base de un Plan Forestal Nacional, establecer objetivos más claros y orientar en mejor medida un objetivo de exportación sectorial alcanzable y que aportaría divisas al país.

MDL y desarrollo sustentable

La Argentina tiene condiciones claras para manejar sus recursos forestales, nativos e implantados, en forma sustentable. Además, tiene grandes posibilidades de, una vez aprobado el Protocolo de Kyoto, llevar adelante una cantidad significativa de proyectos englobados en el mecanismo de desarrollo limpio.

No es tarea sencilla proyectar este potencial, pero sumado a lo ya descripto, marca capacidades adicionales significativas. En este sentido, profundizar la certificación de los bosques argentinos, públicos y privados; nativos e implantados, puede facilitar la comercialización internacional de sus productos.

Conclusiones

Se han detectado una gran cantidad de iniciativas que se están llevando adelante en la Argentina, casi todas ellas con beneficio y en una dirección positiva. Sin embargo, no se advierte un Plan que las contenga, oriente y promueva.

También se ha detectado una importante dosis de incomunicación y de falta de difusión de las actividades que se están llevando adelante que podrían ser de beneficio para otros actores y sectores.

Se destaca, como conclusión principal del estudio, entonces, la necesidad de tener un Plan Forestal Nacional, basado en una jerarquización de las autoridades sectoriales en el nivel nacional y de las instituciones privadas. Se entiende que este plan debiera ser una tarea permanente que se base en la formación de una comisión que lleve adelante proyectos técnicos que sean impulsados, en los aspectos que correspondan, hacia las autoridades políticas.

En este sentido sería importante la participación mayoritaria de técnicos nacionales y de las principales organizaciones intermedias que agrupan a los integrantes del sector. Los técnicos, probablemente, podrían ser seleccionados entre el actual personal de la administración pública nacional y provincial y los profesionales del sector, en un proceso de selección por concurso de oposición y antecedentes. Conjuntamente con ello, debieran existir planes de formación que permitan tomar provecho de las importantes experiencias realizadas en otros países.

El Plan debiera ser abarcativo y sin exclusiones; esto es, que, por ejemplo, incluya tanto al bosque nativo como al implantado y analice las interrelaciones positivas que puedan producirse entre uno y otro. El contar con importantes cuencas forestales nativas e implantadas en un radio de distancia relativamente bajo, es una ventaja competitiva de la Argentina respecto de otros países (incluso Brasil) que debiera ser aprovechada.

Existen muchas iniciativas que ya se están llevando adelante y que podrían incluirse en un largo listado dentro de las conclusiones, pero se considera más positivo destacar lo fundamental en pocas palabras: debe realizarse un Plan Forestal Nacional que guíe el accionar del sector mediante la fijación de objetivos consensuados claros entre los actores que actúan en su desarrollo.

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